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  1. #51 Beturio 10 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Miletomaro, una de las características del auténtico y genuino jamón ibérico criado en extensivo en la montanera de las dehesas de la cora de Fash al-Ballut y el iqlim cordobés de Wabo al-Xara (la actual Dehesa de la Jara) es que no se hartas ni te cansas de comerlo. Nuestras papilas gustativas (con las que ningún sensor electrónico se puede comparar) detectan los antioxidantes, el tocoferol que le da la alimentación con hierba. No sólo hacen que se conserve mejor, sino que le otorgan ese bouqué único, pues apenas si existe otro alimento tan exquisito, sólo el auténtico caviar.


    Eso sí, para que un jamón ibérico de bellota merezca tal nombre hay dos condiciones sine qua nom:


    1 Genética: sólo es posible con la raza de porcino ibérica, por su capacidad de asimilar sin metabolizar los ácidos grasos monoinsaturados de la bellota. 2 Alimentación: en extensivo en la dehesa, alimentándose durante la montanera, o sea, con las bellotas de las encinas y la hierba de la pradera.


    Volviendo a al-Andalus, hubo una secta musulmana en al-Andalus que consideró que el animal impuro era el verraco, el cerdo macho, que contra la hembra no se había escrito nada y que era perfectamente comestible. Peculiares fueron también los andalusíes con el bebercio, en la Málaga de siglo y medio anterior a su conquista cristiana, uno de sus mayores problemas sanitarios era el alcoholismo. Y para summum de sincretismo, el de aquellos mozárabes, cristianos, que instalaron un harén en su villae lo mismo que su vecino muladí,musulmán, en su alquería. Esto sí son alianzas de civilizaciones, lo demás son tonterías.


    Un saludo.

  2. #52 Beturio 10 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Miletomaro, compatrioto que diría Sancho, según Luis Astrana Martín (“Vida Ejemplar y Heroica de Cervantes”, Tomo IV, Madrid, 1949, pág. 116.), fue en la zona de Fuencaliente, Ciudad Real, más en concreto en Peña Escrita, el lugar escogido por el hidalgo para imitar a su modelo Amadís: "el sitio escogido por Cervantes para la penitencia de don Quijote, imitando la de Amadís cuando, llamándose Beltenebros, se alojó en Peña Pobre… Lógico surge que, en la imitación, a una Peña Pobre sucediera una Peña Escrita". Peña Escrita es un lugar famoso por sus pinturas esquemáticas. También por aquellos pagos, junto a la cueva de la Batanera y sus batanes, se produjo la deshonrosa aventura de los batanes.


    Respeto a Cervantes y los Pedroches, me comentaron que el nombre de uno de los personajes con quien se encuentra don Quijote, Cardenio, podría proceder de la venta de Cardeña, en donde después surgió la localidad del mismo nombre.


    Bueno, tras esta agradable disgresión a ver si concluyo un resumen sobre la conquista de Hispania, pero lo veo tan compleja que me está saliendo pelín prolija. Esperemos que sea para bien.

  3. #53 Beturio 10 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Pues Bergan, la magnitud de los encinares de Fash al-Ballut ya las contó el conocido como Moro Rasi. Pero sí, tienes razón, volvamos al tema.


    Se plantea Ramonmo, #27, qué es lo que pasó. Excelente pregunta, pues como dice Eduardo Manzano vocablos como “conquista” o “reconquista” son sólo fotos fijas que poco ofrecen, excepto servir de arsenal para quienes emplean la historia como justificación de distintas ideologías. Lo que creo que de verdad importa para el estudio de la historia es el análisis de los procesos que produjeron la mudanza del reino hispanovisigodo al califato de al-Andalus en apenas poco más de dos siglos en más de dos tercios peninsulares, y varios pequeños reinos en el tercio restante. Consultando y repasando, y siguiendo el libro de Eduardo Manzano comentado fundamentalmente, he aquí lo que entiendo que pasó. Me temo que debo hacerlo en dos partes, a continuación de este post:


    (¿Es necesario aclarar antes, como mi paisano que se perdió entre las columnas de la antigua mezquita cordobesa, la filiación o el origo para comprender alguna intención subliminal en el mensaje? No es mi caso, pienso que la historia es la misma, se viva en Cambados, Jerez o la Seo de Urgell. Particularmente, resido en el norte de Andalucía, pero mis antepasados son cántabros que llegaron a estas tierras hacia el siglo XIV [sí, hubo repoblación], y me es indiferente si ellos habían residido por Laredo desde que la Cueva del Castillo estaba habitada o eran descendientes de mozárabes que huyeron de los almohades, o emigrantes egipcios que se asentaron por Veleia -donde, por cierto, conocieron a un tal Parmenio-. Así que espero que no se busque en el texto ninguna oculta intención, sino mi particular afán de leer para desasnarme e intentar conocer y comprender el pasado.)

  4. #54 Beturio 10 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    La conquista de Hispania.


    1 Antecedentes: declive del reino hispanovisigodo. Leovigildo y Recaredo comprendieron la necesidad de unificar las dos etnias de hispanorromanos y godos. Tras el intento de hacerlo desde arriba del primero, el segundo lo hizo en el III Concilio de Toledo con la conversión de los godos arrianos al cristianismo. La aristocracia nativa, como ha sido frecuente desde siempre, también se unió a la élite del poder (la mujer hispana de Teudis fue la que le proporcionó los recursos necesarios para armar sus tropas). El poder, como dije antes, se basaba simple y llanamente en la posesión de la tierra, de los medios y modos de producción; el interés de los aristócratas se limitaba exclusivamente a sus propiedades. Esta feudalización galopante había minado la posibilidad de que el rey tuviese capacidad para imponer su autoridad. A esto se unía un gran problema estructural del reino, el método sucesorio. La tradición germana imponía el método electivo, aunque se intentó en distintos Concilios imponer el sucesorio.


    Con estas dos cuestiones de fondo se produce la muerte de Witiza en el 710. La legitimidad sucesoria correspondía a su hijo Agila, pero el sector “nacionalista godo” impuso por elección a Roderico, con la fuerte oposición de los “legitimistas” de Agila, viviendo desde entonces el reino en una situación de práctica guerra civil.


    2 La invasión de Tariq y Muza. Crónicas y leyendas hablan de una doncella (Florinda) mancillada por Roderico, hija del conde Julián, gobernador de Ceuta que, en venganza, se habría aliado con los opositores al rey encabezados por Agila y habría facilitado el paso de los musulmanes a la península (magistral aquel romance que narra la muerte de Roderido o Rodrigo y siente que va siendo pasto de los gusanos: “ya me comen, ya me comen, por do más pecado había…”). Desconocemos si alguna princesa bizantina o sasánida tuvo esa adversidad también, pero lo cierto es que el Islam tuvo una enorme expansión territorial a sus expensas en muy poco tiempo. Como escribía el gran maestro José Luis Martín (STTL), el Islam tenía una oferta “difícil de rechazar” para las masas populares: si durante las batallas para difundir la religión vencían, obtenían un quinto del botín; y si fallecían, les esperaba una eternidad repleta de huríes, prebendas y canonjías. En aquellos tiempos no hay que buscar cuestiones que no hubo hasta después, como cruzada; en aquellos tiempos de discusiones teológicas, dogmáticas y trinitarias, el lema No hay más Dios que Dios no tenía el sentido de conflicto que alcanzó después. El autor, cristiano, de la Crónica de 754, considera a Mohoma otro profeta o líder, un seguidor del mismo sendero que Abrahám o Jesús, no el fundador de una nueva religión que iba a ser su más seria competencia. De esto se dieron cuenta Álvaro y demás compañeros de Córdoba un siglo después.


    En el año 698, Cartago capitulaba, y el Islam proseguían su avance hacia el este, hasta ver la Península al otro lado del estrecho. Ni en Siria, Egipto, Persia o Hispania hubo necesidad de doncella desflorada que vengar, una de las características del comienzo del Islam fue eso comentado, su enorme fuerza de expansión. Los acontecimientos que rodearon la conquista musulmana del 711 han sido narrados en innumerables ocasiones. En resumen, en su lucha contra Rodrigo, los hijos del difunto Vitiza habrían recurrido al gobernador árabe del norte de África, Musa b. Nusayr. Éste ordenó a su lugarteniente, Tariq b. Ziyad, desembarcar en la península, derrotando a Rodrigo en la batalla de Guadalete. Poco después llegaba a la península Musa, convencido de que la conquista del territorio era fácil. En poco tiempo dominó gran parte del país, hasta que fue llamado a capítulo en el 713 por el califa al-Walid por su excesiva independencia.



     


    3. Conquistas o pactos. Las fuentes que narran la conquista son escasas o incluso alejadas en el tiempo y el espacio. Destacan la Crónica de 754 (cristiana); el Kitab utuh Misr, “Libro de las conquistas de Egipto”, del egipcio Ibn Abd al-Hakam; y el Kitab al-Tarij, “Libro de la Historia”, del andalusí Abd al-Malik b. Habib. Estos dos últimos no eran historiadores, sino ulemas, personas versadas en el derecho islámico y seguidores de la escuela malikí. Para ellos el determinar cómo se había producido la conquista era fundamental, si por derecho de conquista o mediante pactos con la población. La diferencia entre ambos era enorme, pues si los musulmanes habían encontrado una oposición armada que había habido que combatir por la fuerza (‘anwatan), la tierra era consideraba botín de la comunidad de creyentes (umma), que podían ser entregada en concesión (iqta’at) a particulares, aunque el dominio pertenecía a la umma, o sea, al califa o poder político de turno, que podía reclamar la quinta parte (jums) de las tierras conquistadas para administrarlas directamente. En cambio, donde había habido un tratado de capitulación (sulh) las cosas eran distintas, porque no había botín indivisible, ni quinta parte (jums), ni ningún derecho de la umma (o sea, administrado por la dinastía gobernante): en virtud del pacto, las poblaciones conquistadas seguían disponiendo de sus propiedades sin ninguna limitación, pudiendo venderlas o legarlas a sus descendientes.


    Los dos ulemas malikíes, del círculo palatino de los Omeyas, eran firmes partidarios de que al-Andalus había sido conquistada por la fuerza de las armas: era, evidentemente, la visión que más convenía a los gobernantes, que podían reclamar el quinto de las propiedades.


    Una opinión radicalmente distinta era defendida por Ibn al-Qutiya en Tarij ifti-tah al-Andalus, “Historia de la conquista de al-Andalus”. Era descendiente de Witiza a través de una nieta del rey visigodo, Sara, casada con un miembro del ejército conquistador, que dio lugar a la poderosa familia sevillana de los Banu Hayyay, clan que protagonizó a finales del IX y comienzos del X una seria revuelta contra los Omeyas cordobeses. En opinión de Ibn al-Qutiya, el hecho central que marcó los sucesos del año 711 fue el pacto que hicieron los hijos de Vitiza con los conquistadores, representados primero por Tariq, luego por Muza y después por el mismo califa. Este acuerdo les habría permitido disfrutar de unas posesiones muy numerosas, tres mil en total, tanto a ellos como a sus descendientes. Ibn al-Qutiya insiste en las relaciones entre indígenas y conquistadores, y niega rotundamente que en al-Andalus se reservara el quinto (jums) bajo administración directa de la comunidad, o sea, de la dinastía gobernante. Obviamente, los Omeyas no querían ni oír hablar de esos pactos que le negaban el dominio eminente en al-Andalus. La importancia de la conquista por la fuerza que argumentaban los dos ulemas malikíes era puesta en contradicho en otros documentos más, en un contexto en que los derechos sobre la tierra de los descendientes eran objeto de discusión, porque estaba de trasfondo la relación con el poder central de los Omeyas cordobeses.

  5. #55 Beturio 10 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    La consolidación de al-Andalus.


    4.- Alianzas con los indígenas. Tras la derrota de Rodrigo, la arqueología muestra continuidades y fuertes rupturas, del mismo modo que en las crónicas árabes y latinas se da una visión en la que se conjugan la idea de pactos con la de grandes enfrentamientos. El noble Teodomiro, con gobierno en un gran territorio con centro en Orihuela, estableció un tratado que han preservado las fuentes árabes: los conquistadores se comprometían a respetar la vida, condición, propiedades y religión de Teodomiro y su gente a cambio de sumisión, cese de cualquier actitud hostil y el pago de un tributo fijado de antemano. En las excavaciones de una ciudad incluida en el pacto, Madinat Iyyih (Minateda), no hay un corte brusco ni restos de destrucción, la presencia de la nueva cultura se aprecia gradualmente.


    El sevillano citado arriba, Ibn al-Qutiya, cuenta que a su muerte de Witiza dejó tres hijos, Alamund, Agila y Artobás. Al desembarcar Tariq, los tres accedieron a unir sus tropas con las de Rodrigo, pero antes del combate mandaron un mensaje a Tariq a quien le señalaba que Rodrigo era sólo un súbdito de su padre (“uno de los perros de su padre”, más concretamente), y que estaban dispuestos a alcanzar un acuerdo que les asegurara la posesión de las 3.000 aldeas que había dejado su padre. Tras la conquista, Alamund se estableció en Sevilla, dejando tres hijos a su muerte; pero la herencia les fue arrebatada por Artobás, que tenía posesiones en Córdoba. La hija de Alamund, Sara, viajó hasta Oriente con sus hermanos y habló con el califa Hisam, quien ordenó enmendar la usurpación haciendo cumplir las cláusulas del tratado original, y le dio un novio, Isa b. Musahim, el antepasado árabe del cronista Ibn al-Qutiya. Escribe Manzano Moreno (op.cit., págs. 46-47):”La misma aristocracia que había forzado a los últimos reyes visigodos a legislar infructuosamente intentando regular sus obligaciones militares, se mostraba dispuesta ahora a pactar con los jefes de un ejército cuyas tropas venían a solventar un problema que se había planteado con toda su crudeza en los últimos años del reino de Toledo. El entendimiento era posible porque los conquistadores poseían la fuerza militar, y la aristocracia indígena, los recursos necesarios materiales para mantenerla”. Los matrimonios mixtos tuvieron que ser muy frecuentes desde el 711, pues en una carta fechada entre el 785 y 791 el Papa Adriano se lamentaba que muchos que se llamaban católicos entregaban sus hijas al pueblo gentil. La iglesia se dio cuenta tarde (en el concilio de Córdoba de 836 se condenan esas uniones mixtas) de la pérdida de la identidad de la sociedad indígena y la asimilación de sus miembros por el Islam. Los matrimonios de mujeres indígenas con los conquistadores suponían que éstas y sus propiedades se integraban en la rígida estructura de parentesco patrilineal árabe. La iglesia perdía así sus dos elementos principales de control social: las personas y los bienes. Pero en el tiempo de la conquista, la fragmentación social y la crisis política hacía que los conquistadores se presentaran como una fuerza militar capaz de garantizar el orden establecido, y en un primer momento la iglesia también pactó con ellos. Esto se constata tanto en la persistencia de las sedes episcopales como en que la mayor parte de las ciudades donde se constata la presencia de gobernadores árabes fueran obispados. Hubo una connivencia entre quienes podían ejercer el poder de coerción y unos prelados que, ante la ausencia de otra autoridad, eran los depositarios de los censos fiscales. Pero la Iglesia no previó las consecuencias a largo plazo de la fuerza asimiladora que mostraron los recién llegados.


    5 Resistencia indígena. Si en algunos yacimientos se muestra una continuidad sin brusquedades tras el 711, en otros se observa una historia distinta. En El Bovalar, Serós, Lérida, el poblado junto a una basílica es destruido en algún momento del siglo VIII, tapado las cenizas aperos de labranza, semillas, objetos litúrgicos de una forma definitiva, quedando el lugar sin habitar después de su destrucción. En el NE peninsular crónicas y monedas hablan de dos reyes, Agila II (710-713) y Ardo, cuyo reinado llegó hasta el 720 aproximadamente. Un autor latino que escribió en Asturias hacia el 883 señalaba que entre godos y sarracenos hubo fuertes combates durante los siete años posteriores a la conquista. Así que se produjeron dos situaciones dispares, una la de la sumisión de quienes querían seguir con el poder pagando a los conquistadores a cambio de seguridad; y por otro, quienes se enfrentaron con las armas en la mano a los conquistadores. De un modo muy general, la ocupación de las ciudades se produjo de una forma bastante rápida, pero no así en toda la zona rural, resistiendo en territorios alejados del medio urbano. Paulatinamente, mientras la autoridad árabe se iba imponiendo, esos refugiados en el campo fueron firmando pactos con los musulmanes.


    Esta dicotomía entre ciudad y campo es consecuencia de la configuración territorial del reino visigodo en su última época. Cuando llegan los musulmanes a Hispania se encontraron con que las ciudades eran los centros donde descansaba la administración territorial del reino visigodo. Tras la crisis de las instituciones cívicas tardoantiguas, en las ciudades residían lo obispos, las únicas autoridades reconocibles en el medio urbano. Éstos eran los únicos interlocutores con los que entablaron negociaciones los conquistadores musulmanes. Pero la nobleza visigoda hacía tiempo que había desertado del medio urbano, pues el control del medio rural era la base de su verdadero poder económico y social. Algunos grupos de nobles visigodos pudieron hacerse fuertes en sus propiedades, protagonizando una resistencia dispersa, pero efectiva. La crónica astur del 883, con una visión asentada por el tiempo, comenta que la población rural también llegó con el tiempo a pactar, lo que les permitió conservar sus territorios a cambio de tributos. En la época en que se escribe la crónica, los descendientes muladíes (Banu Qasi, Banu Sabrit, Banu Umar b. Hafsun, etc.) de aquellos nobles visigodos insumisos protagonizaron un turbulento periodo de rebeliones en al-Andalus, hasta que Abderramán III impuso el poder central del califato Omeya.


    6 Las guerras internas de los conquistadores y la llegada del yund sirio. En el 740 los beréberes del norte de África comenzaban una gran revuelta. Los motivos eran diversos, como la presión fiscal creciente; la consideración de musulmanes de segunda que tenían los beréberes, a pesar de su conversión al Islam; y, lo que era más grave, el pago de un tributo es especie mediante la entrega de esclavas que debían remitirse a Oriente, donde eran apreciadas por su belleza. En al-Andalus antes, en el 732, un berebere llamado Munuza se había sublevado en la actual Cerdaña contra el gobernador al-Gafiqi. Munuza había establecido un pacto con el dux de la Aquitania, Eudes, casándose con su hija. Tras la derrota, la mujer del caudillo fallecido e hija del dux, fue enviada como regalo al califa de Oriente. Los beréberes se percataron de que a pesar de ser también musulmanes, tenían una posición subordinada con respecto a los conquistadores, sólo les interesaban sus hombres para los ejércitos del califa y las mujeres para los harenes. Esto, junto la rapacidad de los gobernadores, provocó un resentimiento entre ellos, que esgrimían su alianza con los árabes, certificada por su sincera conversión al Islám. Este resentimiento produjo la rebelión de 740; cuando la noticia llegó a la península, los beréberes allí asentados, y por los mismos motivos, iniciaron una sublevación, con un ataque coordinado de tres columnas contra Toledo, Córdoba y la tercera para dominar el estrecho.


    El califa Hisam envió lo mejor de sus tropas, el ejército (yund) acantonado en Siria, pero el resultado fue una catástrofe, los sirios fueron derrotados completamente por los beréberes. Una parte del ejército sirio al mando de Baly b. Bisr huyó hacia el oeste llegando a Ceuta. El gobernador de al-Andalus, Abd al-Malik b. Qatan, ante la amenaza de la rebelión berebere en la península accedió que el yund sirio llegase a al-Andalus en el 741. Estas tropas derrotaron a los beréberes de la península, pero después no mostraron interés ninguno en regresar a su país de origen ni volver a combatir en el norte de África, sino que decidieron quedarse, una decisión que afirma Manzano Moreno fue trascendental con el paso del tiempo.


    Las tropas estacionadas en los cuatro ejércitos (yund) sirios recibían estipendios procedentes del impuesto pagado por las poblaciones de las zonas sometidas, tanto en especie como en moneda. Realizaban la función de la fiscalidad, a la par que garantizaban la paz necesaria para que esas poblaciones fueran productivas y pagasen regularmente. Resulta extraño que una tropa expedicionaria acabase asentándose al otro lado del Mediterráneo, pero aquellos eran tiempos convulsos en Oriente, y quizá creyeron los sirios que poco podrían obtener si volvían sobre sus pasos, ya que ni tenían propiedades en Siria. Pero en al-Andalus comprendieron las enormes posibilidades que les confería convertirse en la principal fuerza militar del territorio, y mejorar su situación.


    Los árabes de la primera oleada de conquistadores, los baladíes, es opusieron fieramente a que los sirios se asentaran, dando lugar a violentas luchas que sólo terminaron con el envío por parte del califa Hisam del gobernador Abu l-Jattar al-Kalbi como gobernador, a quien se atribuye la solución de permitir asentarse a los sirios, acabando las disputas con los baladíes. Parece ser que fue idea de Artobás, el hijo de Witiza, el que aconsejó al gobernador Abu l-Jattar la dispersión de los sirios por el territorio de al-Andalus, medida que a la larga tuvo gran importancia. Los gobernadores de al-Andalus habían tenido dificultades en implantar una organización fiscal sólida. Como los impuestos eran la base del mantenimiento del yund sirio, al encargarse de los territorios asignados podían mejorar la fiscalidad al encargarse de la percepción de impuestos.


    En quince años que transcurren entre la llegada de los sirios y la del exiliado Omeya afianzaron su dominio en la península (fueron los clientes omeyas pertenecientes al yund sirio los que facilitaron la entrada de Abd al-Rhaman en al-Andalus), y también la situación política en Oriente favoreció a los sirios. El califato de Damasco entró en crisis, con el asesinato del califa al-Walid II en 744, y seis años después la caída del último omeya, Marwan II, comenzando la dinastía abbasí. En este tiempo los califas no volvieron a enviar nuevos gobernadores a al-Andalus; los árabes andalusíes eligieron a sus propios gobernadores, siendo nombrado por ellos para evitar el vacío de poder Yusuf al-Fihri en 747, depuesto nueve años después por la rebelión omeya de al-Andalus.


    Los sirios comprendieron desde temprano las ventajas que les traía aliarse con la aristocracia indígena que, para no perder la costumbre, sólo mostraba interés en mantener su poder y autoridad en sus posesiones; como habían hecho anteriormente los baladíes, los sirios entablaron fuertes alianzas matrimoniales con la nobleza nativa, casándose con sus hijas.


    [Pequeña digresión genética: El análisis de la genética de poblaciones


    http://www.upf.edu/cexs/recerca/bioevo/2003BioEvo/BE2003-Bosch-InvyCiencia.pdf#search=%22Gen%C3%A9tica%20e%20historia%20de%20las%20poblaciones%20del%20norte%20de%20%C3%81frica%20y%20la%20Pen%C3%ADnsula%20Ib%C3%A9rica%22


    viene a mostrar que entre la Península y el Magreb ha habido un gran intercambio cultural, sin que eso implicase grandes intercambios de poblaciones. Por ejemplo, el halotipo mitocondrial U6 o motivo berébere, genuino del norte de África, apenas si tiene un 1,5% en la población española. La explicación es lógica, dado que el ADN mitocondrial sólo se hereda por vía materna, quiere decirse que fueron pocas las mujeres beréberes que cruzaron el estrecho y dejaron sus genes. Los conquistadores, mayoritariamente hombres, se casaron con mujeres indígenas: lo mismo que los españoles en América siglos después. El gran cambio cultural que se produjo en el paso de Hispania a al-Andalus no fue consecuente de una afluencia masiva de nuevos pobladores; un pequeño número de conquistadores en relación con la población que han sojuzgado pueden introducir cambios radicales en la sociedad y la cultura, como demuestran las conquistas romanas o españolas en América. Los cambios que se introdujeron con la conquista fueron de tal magnitud que pocas generaciones después el recuerdo de los visigodos había quedado casi olvidado. En el siglo IX, no demasiado después de la llegada de Tariq, el 40% de los ulemas, de los sabios de la religión islámica, de al-Andalus eran descendientes de indígenas conversos, de muladíes.]


    Estas alianzas de sirios y nobles hoy en día, después de siglos de reconquistas, yihads y cruzadas, pueden parecer sorprendentes. Pero entonces no habían pasado ochenta años de la muerte del Profeta, en el Islam no habían surgido las escuelas de derecho, y la nueva fe, como se dijo, no se presentaba como una religión distinta a las ya conocidas. En esos tiempos de disputas teológicas, la sencillez de No hay más un solo Dios, y su mensaje de salvación eterna, debió calar profundamente en las clases populares, y sobre todo en los esclavos, que alcanzaban la liberación con su conversión. Debe entenderse este tiempo con esas circunstancias, y no trasponer a ese momento circunstancias, situaciones y conflictos que sólo se desarrollaron después, con el paso del tiempo. Nadie a comienzos del siglo VIII pudo imaginarse cómo iba a configurarse al-Andalus cien años después; y a eso contribuyeron de modo trascendental las tropas sirias llegadas en torno al 742, cuando el Imperio árabe entraba en una crisis irreversible en todo el occidente musulmán. De no haberse producido el establecimiento del yund sirio, es improbable que la dinastía Omeya se hubiese hecho con el poder de al-Andalus.


    En el establecimiento de los mismos tuvo una gran importancia la aristocracia nativa, que después de treinta años desde la conquista, no parecía descontenta con el nuevo orden, y además apostaba por su reforzamiento. En vez de permanecer tranquilos viendo como baladíes y sirios se despedazaban, gente como Artobás o Teodomiro intervino para que el ejército sirio se asentara en la península en las mejores condiciones posibles.


    Durante los quince años entre su llegada y la de Abd al-Rhaman, los yund sirios no emprendieron ninguna campaña contra los núcleos cristianos del norte. Recordemos que los musulmanes se aposentaron fácilmente en el mundo urbano, pero que tuvieron fuertes enfrentamientos en el rural. Parece lógico que en la zona de la península donde el fenómeno urbano estaba menos acentuado fuera donde encontraran los musulmanes más resistencia… y ellos menos interés. Además, baladíes y sirios prefirieron concentrar sus esfuerzos en consolidar su dominio en las zonas mediterránea y meridional, las más romanizadas y que tenían los mayores recursos de donde obtener los imprescindibles recursos fiscales para mantener el sistema.


  6. #56 Beturio 11 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Bergan, respecto a #114, #115:” -"se intentó en distintos Concilios imponer el sucesorio" entendiendo que te refieres a la sucesión hereditaria de la corona, me haces dudar. Creo que los concilios sólo intentan proteger a los sucesores de los monarcas fallecidos, pero hablo de memoria”



    Leovigildo recibió el poder de su hermano y se lo transmitió a su hijo Recaredo, pero éste no fracasó cuando intentó hacer lo mismo con Liuva II. Sisenando llegó al poder por las armas y no por elección, por lo que convocó el IV Concilio de Toledo con el fin de que el poder eclesiástico sancionase su legalidad de acceso al trono; una de las disposiciones fue que a la muerte del rey su sucesor sería elegido por todos los magnates del reino y los obispos reunidos en un concilio común (monarquía electiva). Los concilios comenzaron a ser convocados para ratificar y sancionar el acceso del nuevo rey al trono. En el V Concilio de Toledo respecto a la elección del rey se acordó sólo podía recaer sobre los miembros de la alta nobleza militar y palatina visigoda; a la vez que se apoya el acceso al trono de Chintila y se ordena una especial protección para él y su familia. Por el VIII Concilio de Toledo (653) el acceso al trono debía efectuarse en Toledo, o en su defecto en el lugar donde hubiera muerto el rey anterior y que la elección debería ser hecha por los Obispos y los maiores palatii. A la muerte de Rescenvinto, los miembros del séquito real, sobre la marcha, eligen a Wamba, sin la participación de la parte de obispos, duques provinciales y demás jefes militares.


    Este artículo sobre la monarquía visigoda tiene mucha sustancia:


    dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_



    articulo?codigo=200983&orden=74292


    Respecto a los nobles que se alejaban de las ciudades, es consecuencia de la feudalización: para mantenerse en el trono los reyes han de conceder mercedes (tierras, medios de producción) a sus adictos, con la consiguiente disminución del poder de la realeza. Los nobles se van a administrar personalmente sus propiedades, donde son los únicos amos y señores. Al menos en el registro arqueológico se advierte una disminución en el hábitat de las ciudades respecto al periodo romano, pero tendría que consultar el tocho de Arqueología…


    Sobre la fiabilidad de las fuentes árabes, pues la verdad que hay que saber leer entre líneas. Los ulemas malikíes pro-omeyas defendían que al-Andalus había sido conquistada por las armas, porque eso beneficiaba al poder de la dinastía gobernante. Pero los descendientes de los pactos entre aristócratas nativos y la élite de los conquistadores, defendían que al-Andalus se había gestado sobre todo por los pactos, ya que a ellos los beneficiaba personalmente. Pero sí, Manzano Moreno advierte que hay un vacío de un siglo después del 711 sin apenas citas. La genealogía era la afición por excelencia de al-Andalus (será que no tenían Tomate Andalusí, con los últimos cotilleos del harén real), pues era una honra poder remontarse en los orígenes a un antepasado árabe legítimo. El aparezca en las genealogías alguna mujer goda, como Sara nieta de Witiza o la hija de Teodomiro, es anecdótico, lo que importaba era poder demostrar el parentesco con árabes de pura cepa. Sigo recomendando “Conquistadores, Emires y Califas” de Eduardo Manzano Moreno, Crítica 2006.


    De la conquista: Parece que fue por iniciativa de Musa, más que de Damasco. Al menos toma directamente el mando tras la primera incursión de Tariq, y comienza a acuñar moneda el primer año de estancia en Hispania; y eso, como se comentó, no lo hace quien va en plan rapiña y saqueo, sino el que tiene intención de quedarse y tiene que emitir moneda para pagar a las tropas.


    Un saludo.

  7. #57 Beturio 11 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Llug, no creo que haya contradicción, reflejan opiniones de momentos distintos. En las Crónica Bizantino-Arábiga (741) y la Crónica de 754, Mahoma recibe los epítetos de “profeta”,”apóstol” [uy, como se entere Ratzinger…], “princeps” o “ducatore” (caudillo). En ese tiempo el Islam se está formando,muchos de sus aspectos normativos están gestándose, no han aparecido las escuelas de derecho que explican de distinto modo la norma básica, el Corán; la nueva fe no se presenta como una religión distinta, sino como una de las numerosas variantes. Pero, por la ley islámica, con el matrimonio de un musulmán y una cristiana, ésta se convierte al Islám, y los hijos que nazcan igualmente.



    La carta de Adriano (785-791) y el Concilio de Córdoba (836) son posteriores, y entonces la jerarquía eclesiástica ya se ha dado cuenta del peligro que suponía para ellos el enorme proselitismo del Islam.


    Y bueno, arriba ya he expuesto mi visión sobre la conquista de al-Andalus (más que mía se la debo a Manzano Moreno, M. Acién, José Luis Martín... mío no hay ná), pero seguro que hay muchos aspectos más que tratar que ni he abordado, como el que habría este artículo sobre el número de efectivos musulmanes que llegó a la península, y si fueron pocos o muchos para derrotar a los godos. Parece que nos olvidamos que no sólo conquistaron Hispania, sino Egipto, el Magreb, Siria, Persia... Circunscribirlo todo a musulmanes vs. godos es una visión bastante paleta, en mi opinión. Y recuerdo, de memoria, a Bernal Díaz del Castillo, uno de los españoles que estuvo con Cortés desde primera hora en la conquista de México, cuando viene a decir algo así: "Alejandro tenía las falanges macedónicas, César las legiones romanas, pero nosotros éramos apenas cuatrocientos rodeados de millares de enemigos: ¿quién puede compararse en esa gesta?"

  8. #58 Beturio 11 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Llug, es que el artículo es sobre "La verdadera dimensión de la invasión musulmana [de Hispania, se supone]", y ahí es donde he intentado aportar algo (aprovechando el asueto dominical). Pelayo, Favila y su oso & Alfonsos varios me parecían como un tema paralelo, pero no el central de lo que se plantea en el artículo: si hubo conquista, cómo se hizo, participantes... Siguiendo en la cuestión central del artículo, este aserto: "7º Que la Invasión de Europa tuvo un éxito sin precedentes y solo la discordia originada en el sistema tribal de los musulmanes impidió la aniquilación de Europa; ni siquiera los hunos de Atila habían logrado llegar al Atlántico" merecería algún comentario:

    Europa fue el territorio menor que conquistaran los musulmanes; en la Narbonense, donde también habían establecidos pactos con los nobles (matrimonio del berebere Munuza con la hija del conde Eudes), fueron expulsados por Pipino el Breve en el 759, y, curiosamente, la población de Narbona apoyó a los musulmanes hasta que los francos (que no fueron recibidos como salvadores, precisamente), prometieron respetar su legislación visigoda. Y aunque la verdad revelada de que al-Andalus fue una sociedad tribal se deba a San Pierre Guichard, sociedades tribales dan lugar a estados tribales o relaciones sociales tribales, o culturas tribales. Pero para construir un imperio como el de los Omeyas, no puede partirse de una sociedad tribal, sino de una sociedad más compleja y desigual. Igual que el implerio romano fue una creación de su clase dirigente, al-Andalus fue el resultado de una clase rectora imbuida en una fuerte concienca de sus orígenes. Me parece ridículo considerar que unos ejércitos capaces de esas conquistas, bien organizados y con férreas jerarquías sociales sean calificados de tribales. El de los omeyas fue un imperio centralizado con todas las de la ley, y no unas bandas de tribus desarrapadas.

    Un saludo.

  9. #59 Beturio 11 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Ya te vale, Llug, ya te vale. Y antes de nada, Verracus, si me permites el apunte, un jamón ibérico de bellota de Los Pedroches no necesita aporte externo de ácido oleico. El mejor complemento, como dice mi compatriota Miletomaro, son unas copas de Montilla.



    Y al grano. Creía que la cosa iba de la conquista musulmana (que sí, que la hubo) y de cómo se produjo. Pero con Llug ejerciendo de Incitatus pues prosigamos con la segunda parte contratante de la segunda parte, o sea, la Reconquista, y, sobre todo, después de leer a Teshub #123 (eso de comparar la invasión musulmana con la ocupación nazi, tiene su arte): según mis cortas luces y como argumenté arriba, uno de las claves de la invasión musulmana fue la desintegración feudal en la que estaba inmerso el reino visigodo. No resistieron porque cada noble sólo miraba su propio interés, y lo único que deseaban era seguir ostentando el poder en sus propiedades, bien con alianzas matrimoniales bien previo pago de su importe. ¿Hubiera resistido el ejército de un reino godo con un poder central fuerte la embestida musulmana? Pues muy probablemente, pero su debilidad se demostró cuando apenas unos 15.000 soldados, como se dice en mi pueblo, les metieron las cabras en el corral. Y no hay más cera de la que arde.


    Pues vamos a la Reconquista: así como de resumen, Covadonga fue una escaramuza intrascendente que en su tiempo no tuvo el menor eco, obra de montañeses asilvestrados frente a los herederos de la organización visigoda: los musulmanes; Covadonga no tiene que ver nada ni con la unidad ni la defensa del cristianismo; ni Pelayo ni Favila (ni su oso) ni Mauregato tuvieron en mientes idea alguna de recuperar las tierras tomadas por los musulmanes. La idea de la Reconquista surge en el siglo IX, cuando al norte llegan mozárabes muy cabreados con los omeyas y comienzan a gestar una historia que justifique su interés de regresar al sur. Fueron mozárabes exiliados, y no los astures, los que inventaron el concepto de Reconquista. La idea acabó calando, y en la toma de Córdoba, las crónicas recogen el gran valor de “reconquista” que le otorgó Fernando III.


    Mejor que resumir o compendiar, copio directamente de un gran medievalista, José Luis Martín, en la colección de Historia de España de Austral (editada por El Mundo), Tomo 3, Alta Edad Media, págs. 513 ss. en el siguiente post:

  10. #60 Beturio 11 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    “El dominio musulmán sobre la Península no fue total. Protegidos por las montañas y por su escasa vinculación al reino visigodo, astures, cántabros y vascones occidentales mantuvieron o acrecentaron su independencia o, en el peor de los casos, se limitaron a pagar tributos como símbolo de dependencia respecto a Córdoba sin que los emires tuvieran el control del territorio ni pudieran impedir los avances de catalanes, aliados a los muladíes rebeldes a Córdoba o apoyados por los carolingios, crearon, hacia el año 800, reinos y condados en los que la autoridad cordobesa apenas fue efectiva según veremos en estas páginas, que iniciamos con un análisis de las leyendas que envuelven los orígenes de los reinos y condados cristianos.


    Hasta hace pocos años, la batalla de Covadonga (718 según unos autores, 722 según otros) indicaba el comienzo de la recuperación o si se prefiere de la “reconquista” de las tierras ocupadas por los musulmanes. A medida que se han ido conociendo y utilizando las fuentes islámicas, la tesis reconquistadora ha perdido fuerza y actualmente muy pocos creen que Covadonga tuviera la importancia que quisieron darle sus inventores, los mozárabes refugiados en Asturias, y cuantos han seguido al pie de la letra, sin discusión, las fuentes cristianas.


    Para los cronistas del Islam, Covadonga ue una de tantas escaramuzas entre una expedición de castigo y los montañeses asturianos residentes en zonas de difícil acceso cuyo control directo no interesaba a los emires, que se conformaron con evitar las campañas de saqueo de aquellos “asnos salvajes”, y con el envío ocasional de expediciones militares encargadas de recordar la autoridad cordobesa y cobrar los tributos correspondientes. La versión cristiana es totalmente distinta y ha llegado a nosotros escrita a fines del siglo IX por los mozárabes expulsados o huidos de al-Andalus en la segunda mitad del siglo.


    Cuando, en el año 754, se escribe la Crónica Mozárabe, para nada se habla de Pelayo, el héroe de Covadonga… A finales del siglo IX, agitado al-Andalus por las sublevaciones de muladíes y mozárabes, comienza a entreverse una posibilidad de expulsar a los musulmanes y justifican la posible operación las crónicas escritas por los mozárabes llegados a Asturias en los últimos años, que reflejan en los textos no los intereses de los astures, sino de los mozárabes-herederos culturales de los visigodos y obligados a abandonar sus ciudades después de la resulta de mediados de siglo, del martirio-ejecución de muchos de sus dirigentes y de la pérdida de la importancia de los cristianos al orientalizarse e islamizarse al-Andalus. Los astures se convertirán en los sucesores de los visigodos a través de Pelayo, al que presentan como espatario de los reyes Witiza y Rodrigo y cuya nobleza se realza al emparentar con el duque Pedro de Cantabria, ‘descendientedel linaje de los reyes Leovigildo y Recaredo’. Sólo ahora, establecido el lazo entre los reyes de Asturias y los visigodos, puede entrarse claramente en el proyecto reconquistador, expuesto en el diálogo entre el obispo witizano Oppas y su ‘primo’ Pelayo, y en la adaptación a los godos-astures de la profecía de Ezequiel sobre Gog y Magog: Gog es el pueblo de los godos sometido por decisión divina a Magog durante ciento setenta años, pasados los cuales se impondrá a su enemigo: ‘Cristo es nuestra esperanza de que cumplidos en tiempo próximo 170 años desde que entraron en España, los enemigos sean reducidos a la nada, y la paz de Cristo sea devuelta a la Santa Iglesia’. La profecía se ve reforzada con la petición de Pelayo en Covadonga: ‘Cristo es nuestra esperanza de que por este monte que tú ves se restaure la salvación de España y el ejército del pueblo godo’ y por las revelaciones y apariciones en las que se predice a Alfonso III que reinará en tiempo próximo en toda España. ‘Y así, bajo la protección de la divina clemencia, el territorio de los enemigos mengua cada día, y la Iglesia del Señor crece para más y mejor.’ A través de estos textos se afirma que Alfonso III y sus sucesores tienen el derecho y la obligación de expulsar a los musulmanes y de extender su autoridad sobre todos los territorios que antiguamente habían pertenecido a la monarquía visigoda. La idea de la unidad de España bajo la dirección de los reyes astures-leoneses-castellanos tiene en Covadonga su punto de arranque y en los cronistas mozárabes del siglo IX los primeros defensores, cuyos pasos seguirán casi todos los cronistas medievales y numerosos historiadores.


    La realidad, sin embargo, es distinta y los orígenes del reino astur hay que retrasarlos hasta mediados del siglo VIII coincidiendo con la gran sublevación de los beréberes y el abandono de éstos de las guarniciones situadas frente a las tribus montañesas, siempre insumisas, contenidas en sus territorios desde la época romana, poco o nada controladas por los visigodos y rebeldes igualmente a los musulmanes. Covadonga poco tiene que ver con las ideas de unidad y defensa del cristianismo; es obra de tribus poco romanizadas que defienden su modo de vida, su organización económico-social, frente a los musulmanes, herederos y respetuosos con la organización visigoda, que se basa en la gran propiedad y en la desigualdad social, en la existencia de señores y siervos mientras que en la montaña predomina la pequeña propiedad y la libertad individual.


    Sólo a mediados del siglo, cuando Alfonso I destruye las guarniciones abandonadas por los beréberes y lleva consigo al retirarse a los habitantes de las zonas devastadas, puede hablarse de los orígenes de un reino astur cristianizado y con un contingente importante de hispanogodos que acabarán controlando política e ideológicamente el nuevo reino, independiente mientras las guerras civiles impiden a los emires ocuparse de los rebeldes del norte; bastará que Abd al-Rahman se proclame emir (756) y pacifique al-Andalus para que el reino asturleonés vuelva a convertirse en vasallo de Córdoba durante los reinados de Aurelio, Silo, Mauregato y Vermudo (768-791) que siguieron una política de amistad y sumisión hacia los musulmanes, política que no impidió sino que quizá se halle en la base de la sublevación de los gallegos contra Silo y de los vascos durante todo el periodo.


    La sumisión asturleonesa a Córdoba se expresa mediante la entrega de tributos con los que no todos están de acuerdo, y los descontentos se agrupan en torno a Alonso II, proclamado rey a la muerte de silo y obligado a refugiarse en Álava durante los años de Mauregato y del diácono Vermudo, quien, tras ser derrotado, volvió al estado clerical. Si Alfonso I fue el creador el reino, a Alfonso II se debe el afianzamiento y la independencia, que tienen su relejo en el plano económico en la supresión del tributo de las cien doncellas, en el plano eclesiástico en la independencia de la iglesia astur respeto a la toledana y en el político en la creación de una extensa tierra de nadie a orillas del Duero que separará durante dos siglos a cristianos y musulmanes…


    Afianzado en el reino a pesar de los ataques musulmanes, Alonso inicia una política ofensiva: presta ayuda a los muladíes y mozárabes de Toledo y Mérida, ampara en sus tierras a los sublevados contra Córdoba, realiza ataques contra los dominios musulmanes llegando a ocupar, momentáneamente, Lisboa y apoderándose de abundante botín que quizá no sea ajeno a las obras realizadas en Oviedo, donde se construyen palacios, baños, iglesias y monasterios, de los que se conserva la Cámara Santa de la catedral ovetense y la iglesia de San Julián de los Prados o Santullano en las afueras de la ciudad”.

  11. #61 Beturio 12 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Bergan (129#), ayer no copié todo el texto de mi fuente en este caso, José Luis Martín op. cit., por no ser demasiado prolijo; mal hecho por mi parte, porque omití cosas en las que tú abundas, así que copio por completo la parte final del capítulo.

    Pero antes, en referencia al tributo de las cien (presuntas) doncellas, otra de mis fuentes favoritas, Manzano Moreno op. cit., trata de algo similar: tras la derrota del berébere Munuza por la actual Cerdaña, su mujer –hija del conde de Narbona, Eudes- fue enviada como regalo al califa; y una de las causas de la rebelión berébere del norte de África que propició la llegada del yund sirio a la Península fue precisamente que uno de los tributos que tenían que pagar los habitantes de allí era en forma de (presuntas) doncellas. Parece que los harenes orientales tenían una gran demanda: copio (sí, soy un copión, no puedo negarlo) de Manzano Moreno, op. cit., pág 92: “El principal atractivo del norte de África residía en su capacidad de proveer al Imperio árabe de hombres para los ejércitos del califa y de mujeres destinadas a los harenes”. Y al grano, copio de José Luis Martín, op. cit., págs. 518-ss, hay algo repetido con mi post de arriba, pero se comprende mejor:


    “La sumisión asturleonesa a Córdoba se expresa mediante la entrega de tributos con los que no todos están de acuerdo, y los descontentos se agrupan en torno a Alonso II, proclamado rey a la muerte de silo y obligado a refugiarse en Álava durante los años de Mauregato y del diácono Vermudo, quien, tras ser derrotado, volvió al estado clerical. Si Alfonso I fue el creador el reino, a Alfonso II se debe el afianzamiento y la independencia, que tienen su relejo en el plano económico en la supresión del tributo de las cien doncellas, en el plano eclesiástico en la independencia de la iglesia astur respeto a la toledana y en el político en la creación de una extensa tierra de nadie a orillas del Duero que separará durante dos siglos a cristianos y musulmanes.


    Según la tradición, entre los tributos debidos por los astures figuraba la entrega anual de cien doncellas, y si la leyenda no es cierta pudo al menos serlo, pues sabemos, por ejemplo, que el conde barcelonés Borrell II lleva a Córdoba como presente para el califa un numeroso grupo de esclavos; es recuente, incluso en épocas posteriores, la entrega de mujeres de la familia real como esposas o concubinas de los emires y califas, y los textos musulmanes hablan de un activo comercio de esclavos entre los reinos del norte y Córdoba, donde se habla de mercaderes de esclavos que disponen de mujeres que conocen bien la lengua romance, visten como cristianas y ‘cuando algún cliente… les pide una esclava recién importada del país cristiano’ le presentan y venden una de sus mujeres. Nada se opone, por tanto, a que el tributo de las cien doncellas refleje una realidad: el pago de tributos cuyo cese sólo es posible si el reino tiene fuerza militar suficiente para oponerse a los ejércitos que los emires envían de cuando en cuando para castigar a quienes se resisten.


    Alfonso II (791-842) estaba en condiciones de negar los tributos gracias a las continuas sublevaciones de los muladíes de Mérida y Toledo, apoyados por beréberes y mozárabes, que impidieron a los cordobeses lanzar sus habituales campañas de intimidación contra el reino astur, protegido indirectamente por la revuelta de los muladíes del Ebro y por la intervención de los carolingios en apoyo de los montañeses de Pamplona, Aragón y Cataluña. Esta realidad ha sido explicada de forma providencial: el fin de los tributos habría sido posible gracias a la intervención milagrosa del apóstol Santiago –cuyo sepulcro se cree descubierto estos años- que combatió al lado del Alfonso y obtuvo una resonante victoria en Clavijo, batalla legendaria sobre cuya fecha los historiadores que en ella creen no se ponen de acuerdo pero cuyas consecuencias perviven en la actualidad; los estudios actuales prueban que el apóstol Santiago difícilmente pudo venir a la Península en vida, y las posibilidades de que su cuerpo fuera enterrado en Compostela son escasas, pero esto no impidió que los hombres medievales lo creyeran y actuaran en consecuencia convirtiendo Compostela en lugar de peregrinación, haciendo combatir a Santiago a favor de los cristianos para liberarlos del tributo de las cien doncellas y pagando, desde el siglo XII, el tributo de Santiago que perdura hasta el siglo XIX. Si Asturias-León tiene un protector celestial, también lo tendrá Castilla cuando se independice haciendo combatir junto a Santiago a San Millán, a cuyo monasterio pagan tributo los castellanos hasta épocas modernas.


    Aunque mitificada, la independencia astur es una realidad que no se limita al campo político; se extiende al eclesiástico porque los hombres medievales son plenamente conscientes de que no hay independencia real mientras el clero esté sometido a otras fuerzas políticas, y ésta era la situación del reino astur cuyos clérigos siguen dependiendo del metropolitano de Toledo, en tierras musulmanas. La aceptación del adopcionismo por Elipando de Toledo ofrece a Alfonso la oportunidad de romper los lazos con la ‘iglesia musulmana’ y lo mismo hará Carlomagno en la diócesis de Urgell. La ruptura eclesiástica, propiciada por los escritos de Eterio, obispo de Osma, y de Beato de Liébana, fue acompaña de una fuerte visigotización del reino, a la que no sería ajeno un cronicón, hoy perdido, escrito hacia fines del siglo por algún monje mozárabe del séquito de Alfonso, en el que aparecería por primera vez la identificación de los reyes astures con los visigodos, cuya organización se copia y cuyo código, el Liber Iudiciorum, es adoptado como norma jurídica del reino. La organización político-jurídica refuerza la eclesiástica, que se manifiesta en el traslado de la metrópoli de Braga, abandonada, a Lugo, en la restauración de la sede de Iria-Compostela, en la creación de un obispado en la capital del reino, Oviedo, y en la erección de numerosas iglesias y monasterios.


    Afianzado en el reino a pesar de los ataques musulmanes, Alfonso inicia una política ofensiva: presta ayuda a los muladíes y mozárabes de Toledo y Mérida, ampara en sus tierras a los sublevados contra Córdoba, realiza ataques contra los dominios musulmanes llegando a ocupar, momentáneamente, Lisboa y apoderándose de abundante botín que quizá no sea ajeno a las obras realizadas en Oviedo, donde se construyen palacios, baños, iglesias y monasterios, de los que se conserva la Cámara Santa de la catedral ovetense y la iglesia de San Julián de los Prados o Santullano en las afueras de la ciudad.


    Durante los cien primeros años de su historia, el reino astur permanece a la defensiva, protegido de los ataques musulmanes por las montañas y por las revueltas de los muladíes fronterizos, e intenta unificar el conglomerado de pueblos que lo forman, gallegos, astures, cántabros y vascos, en numerosas ocasiones enfrentados entre sí o rebeldes al incipiente poder central, según recuerdan las crónicas de Alfonso III: ‘Fruela… a los vascones, que se habían rebelado los venció y sometió… Silo… a los pueblos de Galicia que se rebelaron contra él los venció en combate… Alfonso… expulsado del reino se quedó entre los parientes de su madre en Álava…” El carácter electivo de la monarquía, siempre dentro de una familia, favorece la aparición de bandos ‘nacionales’ en torno a los candidatos al trono y así, a la muerte de Alfonso (843), los gallegos apoyan a Ramiro I mientras astures y vascones están al lado del conde Nepociano o, posiblemente, junto a otros nobles sublevados que pagaron con la ceguera o con la vida su rebeldía. Pese a estas revueltas y a los ataques de los vikingos a las costas gallegas (844), Ramito pudo adelantar las fronteras y ocupar León aunque su conquista definitiva sea obra de Ordoño I (850-866).


    Este avance, esta nueva consolidación del reino, se relaciona una vez más con las sublevaciones muladíes, complicadas ahora por la oposición de los mozárabes al poder musulmán; los rebeldes contarán con el apoyo de tropas astures que serán derrotadas en las cercanías de Toledo, pero cuya presencia tan lejos de sus territorios es prueba de la importancia adquirida por el reino. Aunque derrotados, los toledanos mantienen la revuelta y obligan a las tropas cordobesas a concentrar sus mejores hombres en la zona, con lo que el reino astur sólo estará amenazado en su frontera oriental por los muladíes del Ebro, cuyo dirigente Musa ibn Musa ue derrotado por Ordoño en Albeada (859), no lejos de Clavijo. Los hijos de Musa mantendrán en adelante una política de amistad y colaboración con los astures y servirán de freno a los cordobeses, que sólo en el año 865 podrán derrotar a Ordoño”.


    Hasta aquí el texto de José Luis Martín. El muladí Musa ibn Musa era de la familia de los Banu Qasi, recordemos, descendientes del conde visigodo Casio que se convirtió al Islam y siguió gobernando tierras del Ebro tras pactar con los conquistadores.

  12. #62 Beturio 12 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Tras el texto de Martín, respondo al mismo mensaje en sí de Bergan (#129). Creo que la diacronía (la base de la historia) es fundamental aquí, y que no se pueden trasladar hechos o procesos posteriores al momento de la conquista musulmana. Ni en la Crónica de 754 ni en la casi contemporánea Crónica arábigo-bizantina se nombra a ningún rey Pelayo o de otro nombre que defienda la cristiandad en nombre de la legitimidad visigoda. Primero, la legitimidad goda la ostentaron, según crónicas y monedas, en el NE peninsular Agila II y Ardo, hasta el 720 aproximadamente. Segundo, no hubo conflicto religioso hasta un siglo después de la conquista: si los musulmanes se implantaron con rapidez especialmente en las ciudades con sede episcopal, es porque contaron con el apoyo de los obispos, única autoridad entonces; fue después, cuando los cristianos estaban de capa caída en al-Andalus, cuando Álvaro y sus compañeros de Córdoba reaccionan contra los musulmanes. Tercero: con las rebeliones de muladíes y de mozárabes, no sólo marchan al norte los clérigos, sino familias enteras; y es a partir de ahí, de la segunda mitad del siglo IX, cuando esos mozárabes exiliados identifican a los reyes astures con los visigodos y surge la idea de Reconquista. Idea que calará profundamente en el ideario de los cristianos del norte, que acabaron convencidos de la existencia de Pelayo como defensor de la cristiandad hispana frente al invasor musulmán.


    En cuanto a este texto que copio literal: “hay que considerar mozárabes a la familia de los Banu-Gómez? Qué es un mozárabe, un cristiano de lengua árabe o un cristiano que vive bajo dominio árabe? No veo por qué tenían que ser todos fugitivos. Es mozárabe la arquitectura de los reinos cristianos que se tiene como tal o una evolución de la tradición preexistente en esos territorios?” En el contexto que hablamos (siglos VIII-IX), mozárabe es un indígena peninsular que tiene como religión la cristiana. Muladí sería un primo de ese mismo indígena, pero que le reza a Alá. En este momento, tanto importa la religión como el origo. Por ejemplo, Ibn Hafsun, muladí protagonista de una prolongada rebelión contra los omeyas en Bobastro: de familia noble visigoda, por medio de pactos mantuvieron ostentando el poder sobre sus propiedades, aunque se hubiesen convertido a la fe islámica. En los últimos tiempos de su vida, se convirtió al cristianismo, y con ese rito fue enterrado.



    Los árabes de al-Andalus eran muy racistas, de ahí su afición a la genealogía para remontar sus raíces al Yemen. Aunque muladíes y mozárabes se diferenciasen por la religión, más que esa distinción se equiparaban por su condición de indígenas: Ibn Hafsun es un claro ejemplo. ¿Muladí o mozárabe? Indígena, sin duda. Su conversión demuestra que más que religioso, el conflicto de árabes de pura cepa, bereberes, muladíes y mozárabes es por el poder. La rebelión de los mozárabes-mártires cordobeses (muchos de ellos de familias aristocráticas) está en función de la pérdida de poder y de influencia que va teniendo el cristianismo dentro de al-Andalus. El cordobés Eulogio, narrando el martirio de sus compañeros, se lamentaba que entonces sólo uno de cada mil cristianos supiese entender la lengua latina. Son esos emigrantes mozárabes (o indígenas si se quiere mejor), laicos y religiosos, que han perdido el poder del que tradicionalmente disfrutaron en los primeros tiempos de al-Andalus, los que se inventan Covadonga como germen de la reconquista cristiana.


    Y sobre la cita siguiente, dos comentarios: “La escasa romanización de los pueblos del Norte es otra simplificación recurrente. Ya la defendía Sánchez Albornoz para luego concluir en que, por lo menos en el caso de Galicia, acabar señalando el continuismo de la estructura social. Ya hacia siglos que, fuera de los vascos , todos eran latinos y cristianos.”


    Uno, los sirios del yund, cuando se instalan definitivamente en la Península, tienen como función principal garantizar la fiscalidad, de cobrar los tributos y de imponer la paz (que permita producir para cobrar, por supuesto). En los quince años que transcurren desde que vienen hasta que el exiliado omeya Abd al-Rahmán llega a la Península, los sirios no hacen ni una sola incursión por tierras del norte. Con visión funcionalista, si lo que les movía era la rentabilidad, puede entenderse que en vez de mayor o menor romanización de esa zona, lo que tenían esas tierras era una menor productividad para un soldado sirio que, cíclicamente, iba a “ordeñar” a los paisanos; y que les interesaba más consolidarse en los ricos valles del Guadalquivir o del Ebro, por ejemplo, antes que en esas tierras de las que poco podrían esquilmar. Cuando toma el poder Abd al-Rhamán comienzan otra vez las incursiones al norte.


    Segundo: ¡¡¡Por los clavos de Cristo!!!!!!!!! ¿todos latinos y cristianos fuera de los vascos? ¿Y las cruces de Veleia con San Juan y la Virgen? ¿Y Parmenio, ein? ¡Era criatianíiisimo y políglota! Escribía en su lengua vernácula, latín (aunque casposo), en egipcio, y hasta es posible que tuviese conocimientos de sánscrito y arameo antiguo (perdona, Bergan, sabes que es broma y que en absoluto esta tontería de arriba tiene nada que ver contigo, no quiero molestarte y te pido disculpas si ha pasado, pero es que no he podido resistirme).

  13. #63 Beturio 13 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Amaco #155 escribe: "me parece claro que los primeros "reyes" ástures, así como los musulmanes, trataban de legitimarse buscando continuidad con la situación político-administrativa previa". Difícilmente podrían legitimarse como reyes si aceptaban pagar tributos y eran sumisos a los gobernadores de los omeyas, al menos los reyes anteriores y posteriores a Alfonso I. Vuelvo a copiar de José Luis Martín, op. cit.: "Sólo a mediados del siglo, cuando Alfonso I destruye las guarniciones abandonadas por los beréberes y lleva consigo al retirarse a los habitantes de las zonas devastadas, puede hablarse de los orígenes de un reino astur cristianizado y con un contingente importante de hispanogodos que acabarán controlando política e ideológicamente el nuevo reino, independiente mientras las guerras civiles impiden a los emires ocuparse de los rebeldes del norte; bastará que Abd al-Rahman se proclame emir (756) y pacifique al-Andalus para que el reino asturleonés vuelva a convertirse en vasallo de Córdoba durante los reinados de Aurelio, Silo, Mauregato y Vermudo (768-791) que siguieron una política de amistad y sumisión hacia los musulmanes". Alfonso II volvió a tomar la senda de su homónimo.

    También de Amaco #155: "Munuza, el gobernador musulmán asentado en Gijón-León (?) legitima su control pretendiendo a la hermana de Pelayo, que según las crónicas fue hijo de un duque, y muy probablemente el de Asturias (cuando digo Asturias, me refiero a la Asturias de la época, no sólo al territorio transmontano). Posteriormente Pelayo casa a su hija con el hijo del duque de Cantabria. Es uan hipótesis, claro, pero en mi opinión bastante probable". El único Munuza que conozco es el ya citado arriba en mis post: asentado en la zona de la actual Cerdaña, entabló fuertes vínculos con la aristocracia goda local, casándose con la hija del conde de Narbona, Eudes. Se rebeló contra el poder omeya, y fue derrotado antes de la fitna, de la sublevación de los beréberes y la llegada del yund sirio. Esto prueba que uno de los modos con los que los musulmanes consiguieron el control fue mediante una política de pactos: la oligarquía musulmana y los aristócratas nativos se unen para seguir mantiendo el poder y la autoridad en sus territorios.

    En cuanto al comentario de grupos fragmentados al comienzo en el norte peninsular, es muy probable. Este texto también es de Martín: "Durante los cien primeros años de su historia, el reino astur permanece a la defensiva, protegido de los ataques musulmanes por las montañas y por las revueltas de los muladíes fronterizos, e intenta unificar el conglomerado de pueblos que lo forman, gallegos, astures, cántabros y vascos, en numerosas ocasiones enfrentados entre sí o rebeldes al incipiente poder central, según recuerdan las crónicas de Alfonso III: ‘Fruela… a los vascones, que se habían rebelado los venció y sometió… Silo… a los pueblos de Galicia que se rebelaron contra él los venció en combate… Alfonso… expulsado del reino se quedó entre los parientes de su madre en Álava."

  14. #64 Beturio 14 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Amaco, pues viendo tu comentario de las comillas, aclarado está.


    ¿Lo del Munuza de la Rotense? Por favor, ¿te refieres al gobernador de Gijón (? creo recordar) que se ha citado arriba? El que yo comento, yerno del duque Eudes, se sublevó por la actual Cerdaña y fue derrotado poco antes del 732, por lo que podría tratarse de la misma persona en dos tiempos y lugares distintos, pero habría que confirmar las fechas. Munuza era berébere, pero parece que pertenecía a la alta oficialidad de la primera oleada de conquistadores (la segunda sería la del yund sirio hacia el 741-742). No tengo a mano la bibliografía, esta noche puedo consultar; y si pudieses confirmar lo que te comento de las fechas, pues te lo agradecería.


    Un saludo.

  15. #65 Beturio 14 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Teshub, me ha gustado la documentación que aportas (#161), pero lo siguiente me ha hecho reflexionar (por llamarlo de algún modo): "Evidentemente, Hispania, Spania, Yspania, Isbaniya...es el territorio de la Hispania romana, que coincide con Al-Andalus cuando los musulmanes controlan la península. Pero la moneda demuestra que para los hispanorromanos, esto es Hispania y ellos son hispanos, mientras que para los andalusíes, esto es Al-Andalus, y ellos no son hispanos, sino andalusíes...y eso en el s. VIII. Al-Andalus significa una nueva entidad socio-política, que se asienta sobre el territorio de una realidad política previa, la hispania romana, pero que la ignora completamente (entre otras razones, porque no le interesa conservar los derechos adquiridos previos)."

    ¿Querría decirse pues que sólo cabe entender que sólo los habitantes que residen en territorio no controlado por el Islam pueden ser calificados de "españoles"? (aplicando lo que parece un barbarismo provenzal de origen posterior, "español", a los primeros siglos de la conquista). Por ejemplo el rebelde por excelencia de los omeyas, Ibn Hafsun: su familia era de origen noble en el último tiempo de los visigodos; tras la conquista se convirtieron al Islam y continuaron ostentando el poder en sus tierras; Ibn Hafsun se mostró insumiso con los emires hasta su muerte, pero se convirtió al cristianismo antes de morir:¿puede ser llamado Ibn Hafsun "español"?

    O mi paisano Abu Hafs Umar al-Balluti, muladí, o sea, de religión musulmana pero de origen converso, de raíces indígenas como Ibn Hafsun (tras el motín de Saqunda, fue el líder de los exiliados cordobeses que conquistaron Creta): ¿puede ser llamado "español" al-Balluti? Creo que con los mismos motivos que Pelayo (si existió), Favila o su oso, todos nacen en la penìnsula y sus familias son indígenas, no emigrantes árabes o norteafricanos.

    Me parecería una terrible falacia considerar que Pelayo o el oso de Favila sí son españoles o parte de la historia de España, y que Ibn Hafsun o Abderramán III no lo fueron o se entendieran como una especie de "accidente histórico" pero en absoluto "españoles". Desde luego que al-Balluti indostaní no era, seguro. Y si no son españoles, tampoco lo es Fernando III, sería castellano-leonés, o Jaime I, catalano-aragonés; pero españoles, tampoco.

    Un saludo.

  16. #66 Beturio 14 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Pues sigo con las cabilaciones o barruntos, pues Bergan hablaba con propiedad del término "feudalización" que copié del texto de Martín respecto a la última época visigoda.


    Creo que en justicia sólo cabe entender ese proceso feudal de abajo hacia arriba: o sea, sievos o colonos agrícolas establecen un pacto personal con el señor que tiene el poder, entregan sus tierras a cambio de protección y poder trabajarlas, aunque a cambio deban cambiar cíclicamente el azadón por la lanza en función de los intereses de su señor. Y entre estos intereses no estaba el mandar a sus vasallos a guerrear en las campañas ordenadas por el rey.


    No creo que en la cúspide de la sociedad hispano-visigoda hubiese esa "feudalización", sino al contrario, lo que hubo fue una taifalización [sic, bonito palabro] galopante: todo aristócrata únicamente estaba interesado en mantener su cuota de poder y acrecentarla. Los intereses del estado, el buen común... eran cuestiones que se las traían al fresco. A esto contribuía grandemente el sistema electivo de la monarquía: para su elección, los candidatos han de repartir tierras, prebendas y mercedes entre sus partidarios; éstos no las toman en usufructo, sino que las consideran como de su pleno dominio: así se disminuye poco a poco el patrimonio y el poder de la realeza, a la par que se van engrandeciendo los (proto-taifas) nobles godos. Algunos reyes fuertes quizá se percataron del problema de fondo que suponía la sucesion, e intentaron cambiar el sistema por sucesiòn directa, como Leovigildo o Chindasvinto, pero al final el sector "nacionalista" visigodo, el principal interesado en mantener y ampliar sus privilegios, consiguió continuar con el sistema electivo.


    Esta desintegración del estado, esta taifaliazación galopante propició la rápida conquista, a la par que es la cuestiòn de fondo de sucesos muy posteriores, como las rebeliones muladíes al poder central omeya:


    Cuentan las crónicas árabes que al desembarcar Tariq en la Península, los tres hijos de Witiza, que se consideran tenían los derechos de sucesion -por lo que Pelayo sería un usurpador-, entablaron conversación con el comandante de las fuerzas musulmanas, y a cambio de abstenerse en el combate, siguieron teniendo el dominio sobre las tres mil aldeas de su padre. Aunque no fuesen demasiados soldados (unos siete mil se estima), lo musulmanes estaban aislados de sus bases, y sin una colaboración directa de los nativos para sumantenimiento, díficilmente hubiesen podido emprender campañas de conquista, habrían sido más de saqueo, de aprovisionamiento. Unos nobles indígenas hispano-visigodos entablaron alianzas matrimoniales con la aristocracia conquistadora (Teodomiro); otros se convirtieron al Islam (el conde Casio, de los Banu-Qasi posteriores), pero todos, en conjunto estaban contentos y felices de seguir siendo los dueños absolutos de sus posesiones, sólo a cambio del pago de un tributo prefijado a los gobernadores primero y a los emires después. Tan a gusgo estaban con esta situación, que cuando los árabes de la primera oleada (baladíes) estaban en guerra con los beréberes primero y los árabes de la segunda oledada después (el yund sirio), en vez de esperar a que se destrozaran o rebelarse y obtener el poder, un hijo de Witiza, Artobás, intercedió para que los sirios se asentaran en diversos lugares de la península, facilitando que realizasen el control y el orden social necesario para que los súbditos pudiesen ser esquilmados cíclicamente. Tiempo después los descendientes de aquellos nobles visigodos ahora convertidos al Islam pero que seguían manteniendo el poder en sus territorios, se rebelaron fieramente cuando los omeyas intentaron imponer su poder central y acabar con sus priviligios. La importancia de estos nobles indígenes musulmanizados hasta que el primer califa los domina no fue pequeña, la citada familia de los Banu-Qasi, por ejemplo, tuvo una especial importancia en la gestación del reino de navarra.


    Quizá, como dice Bergan, las gestas de Alfonso I se magnificaron en las crónicas propagandísticas, lo cierto es que tuvo una coyuntura favorable que supo aprovechar: las guarniciones beréberes de las poblaciones norteñas fueron abandonadas durante la fitna, y el yund sirio no emprendió ni una sola campaña contra ellos antes de la llegada del exiliado omeya Abd al-Rahmán. Cuando éste alcanza el emirato y se independiza de sus enemigos abbasíes, reempende las campañas de sumisión al norte, pagándole tributo Mauregato y otros reyes, hasta que Alfonso II le da un giro a la medrosa actuacion de sus predecesores.


    Por cierto, que consultando fechas en el Atlas de Kinder he visto la cita de Pelayo, copio literal:"Pelayo (718-37) no es el restaurador del Estado visigodo, sino 'un rey nuevo que reina sobre un pueblo nuevo' (sg. Ibn Jaldún)". Coincido plenamente con Ibn Jaldún, porque en gran medida los continuadores de la legitimidad visigoda (si legítima fue esa taifalización y aunque incorporada al imperio omeya), fueron los musulmanes. Que le preguntasen si no a Artobás, visigodo y cañí de pura raza.


    Un saludo.

  17. #67 Beturio 15 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Bergan, la inestabilidad de la época anterior a Constantino, o en la misma Hispania con unos reyes fuertes como Leovigildo no es en absoluto la que se encontró Tariq cuando llegó a la Península. Cabe entender que todavía Aecio o Estilicón luchaban por "Roma", pero los nobles hispanovisigodos se desentendieron de cualquier cosa que no fuese su dominio total y absoluto sobre sus tierras y siervos, que no estaban dispuestos a ceder para las campañas organizadas por la realeza. Sí, "taifalización" es un vocablo de cosecha propia que intenta reflejar una situación concreta, porque "inestabilidad" es demasiado ambigua y en realidad dice bien poco. Será más no menos apropiada, pero desde luego que no plantea dudas sobre lo que se quiso decir.


    El pacto de Teodomiro con los musulmanes es posterior al párrafo que citas, que trata del periodo anterior a la conquista. Nada tienen que ver una cosa y otra.


    De Mauregato, Silo y demás, como advertí al principio, me limitaba a copiar de José Luis Martín, no he leído con tanta profundidad como para pronunciarme. Pero mirando en la memoria digital de la red leo que Silo estuvo casado con Adonsina, hija de Alfonso I, y que su tumba y la de su esposa Adonsina están en la iglesia de San Juan, en Santianes de Pravia, Asturias. Y en estas cuestiones, Llug es la autoridad.  No sería extraño que hubiesen pactado con los musulmanes (o pagado el importe) para mantenerse en el poder. Íñigo Arista, primer rey de Pamplona: al morir su padre, su madre se casó en segundas nupcias con Musa ibn Fortun de Tudela, de la familia de los Banu Qasi, con cuyo apoyo llegó al poder. O los nobles hispanorromanos y luego muladíes, felices pactando con gobernadores y emires, hasta que los omeyas acabaron imponiendo su poder central.


    Un saludo.

  18. #68 Beturio 16 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.


    Las Laudes Hispaniae de Isidoro de Sevilla tienen un asombroso parecido con el Laus Serenae de Claudio Cladiano, dedicado a Flavia Serena, sobrina de Teodosio y esposa de Estilicón (una hispana olvidada por la historiografía tradicional que debe vindicarse): "Se dice que mientras nacías, el Tajo se desbordó y llenó de riquezas el fértil campo; Galicia se puso a reír, cubriéndose de flores y el Duero, hermoso por sus orillas ricas de rosas, pintó de color purpúreo el vello de las ovejas. El Océano dejó gemas en las playas de Cantabria y los asturianos, pálidos, ya no tienen que trabajar en las minas: la tierra ofrece oro por tu sagrado nacimiento, y las Ninfas de los ríos recogen piedras preciosas en las cuevas del Pirineo".



    Lars Porsena #167: "En las crónicas asturianas se relata la historia del reino de Asturias, se reclama  la herencia visigoda y se promueve la idea de la reconquista de la España perdida." ¿En qué crónicas? Porque en la Crónica de 754 o en la Crónica arábigo-bizantina contemporánea no hay ninguna idea de Reconquista por parte de unos que se denominen continuadores de la legitimidad hispanovisigoda. Cuando con los disturbios de la fitna muladíes y mozárabes migran al norte (al perder la cuota que poder que tenían ante el centralismo omeya), es cuando surgen las crónicas que hablan de "reconquista", y en las que considera a los reyes astures los continuadores de los hispanogodos.


     





    Ítem más, Lars Porsena #167: "Esos son los pilares de la historiografía tradicional y que algunas corrientes nuevas pretenden rebatir en un revisionismo tendencioso." Según esa historiografía tradicional, el muladí Ibn Hafsun, ¿podría considerarse "español"? ¿Es al-Andalus parte de la historia de España o un accidente de la misma?


    Más que revisionismo tendencioso ha primado en España una historiografía tendenciosa que sólo ofrece fotos fijas tipo "conquista" y "reconquista", pero lo que importan son los procesos, cómo se produjo el cambio. Y eso no lo vamos a encontrar nunca en las crónicas de unos mozárabes terriblemente enfadados por haber abandonado su tierra y su poder. Son ellos los que escriben esas crónicas que dices, y son sus intereses son los que reflejan en ellas, no un sentimiento generalizado en la población norteña, como nos inculcaron en las escuelas franquistas. Vuelvo a traer a José Luis Martín: "Hasta hace pocos años, la batalla de Covadonga (718 según unos autores, 722 según otros) indicaba el comienzo de la recuperación o si se prefiere de la “reconquista” de las tierras ocupadas por los musulmanes. A medida que se han ido conociendo y utilizando las fuentes islámicas, la tesis reconquistadora ha perdido fuerza y actualmente muy pocos creen que Covadonga tuviera la importancia que quisieron darle sus inventores, los mozárabes refugiados en Asturias, y cuantos han seguido al pie de la letra, sin discusión, las fuentes cristianas."


    Darse cuenta de que en la crónica de 754 no hay ninguna referencia a Pelayo ni a la Reconquista, y que ésta comienza a aparecer en las crónicas de los mozárabes asentados en Asturias un siglo después no es revisionismo: es sólo saber leer y entender. No me creo en absoluto que la verdad pura e impoluta esté sólo en las crónicas cristianas del IX en adelante: Pelayo aparece en la crónica Albendense de 883, pero el autor, cristiano, de la crónica de 754 lo ignora, y sería extraño que hubiese omitido un hecho tan señalado. Aquí el único interés es encontrar la verdad histórica todo lo que se pueda, es la única tendencia a la que me adhiero.

  19. #69 Beturio 16 de feb. 2008

    Biblioteca: Iruña-Veleia VII

    Occestvivere #328: "Los cristianos (incluso hoy) sí adoran cadáveres, los llaman reliquias de santos".

    No, eso es politeísmo, los cristianos no adoran a los santos, los veneran. Sólo Dios merece adoración.

    Y a ningún cristiano de la Antigüedad, que se supiera, se le ocurrió ponerle a la cruz una cartela con "RIP". Excepto aquí.

  20. #70 Beturio 23 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Paco2, suscribo lo que has escrito, comenzando por la recomendación de "Conquistadores, emires y califas" de Eduardo Manzano Moreno (Crítica 2006); es del CSIC y también ha trabajado en Medina Azahara. Arriba me enrollé, mucho más que tú, con el proceso de la conquista musulmana, y creo que venimos a confluir en lo mismo.


    Un saludo.

  21. #71 Beturio 24 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Komander, evidentemente Asturias no nació como marca carolingia como los condados pirenaicos. Pero tampoco el reino astur es el descendiente de la legitimidad visigoda, ni nació con esa pretensión, ni la Crónica de 754 cita a Covadonga o Pelayo. Eran montañeses que se mostraron insumisos a cambiar su modo de vida, lo que no les era nuevo, habían hecho lo mismo antes con romanos y germanos. Aprovechando los conflictos internos de al-Andalus los Alfonso I y II lograron afianzar su dominio. Es a partir de que mozárabes y muladíes pierden su parcela de poder que habían poseído hasta entonces ante el poder centralista omeya, a mediados del siglo IX, cuando los exiliados y refugiados llegan a los reinos del Norte, cuando aparece la Crónica Albeldense (c. 883) en la que su autor mozárabe compara a Alfonso III con los reyes godos y aparece, por fin, Pelayo y Covadonga como justificación histórica. La crónica Albendense no está escrita para avalar la "Reconquista cristiana", sino para justificar los intereses de aquellos mozárabes exiliados.


    En cuanto a lo que comentas de "nacionalistas", estoy convencido de que la historia es la misma, se estudie en Somiedo o Alcalá de los Gazules; si en cada sitio hay una visión distinta, lo que falla no es la historia, sino la visión partidista. Si sólo los asturleoneses eran "españoles", entonces mi paisano Umar ibn Hafsún, muladí (musulmán de origen indígena), constantemente sublevado ante los omeyas y que murió bautizado cristiano, si no era "español", ¿qué era, indostaní o bielobornio? Los nacionalistas navarros deben estar también sumamente contentos con saber que el fundador de la primera dinastía real de Pamplona, Íñigo Arista, debió su poder a que su madre, Oneca, se caso en segundas nupcias con Musa ibn Fortun, musulmán de los Banu Qasi (como es sabido, los Banu Qasi deben su nombre al fundador del linaje, el conde Casio, que con suma habilidad se convirtió al Islam para seguir conservando el poder en tierras del Ebro). La alianza de los Arista con los Banu Qasi les permitió enfrentarse a los carolingios. En fin, arriba se ha hablado de esto hasta la saciedad, y volver sobre lo mismo es pesado ya.


    Un saludo.

  22. #72 Beturio 24 de feb. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Komander, soy relativamentenuevo en esta plaza, y desconocía esto: "lo que se ha discutido hasta la saciedad en Celtiberia (este artículo es la punta del iceberg) es que la existencia de la escaramuza de Covadonga y sobretodo la existencia de Pelayo es real y no es un personaje mítico inventado".


    El autor, cristiano, de la Crónica Mozárabe de 754 en absoluto habla de Pelayo, creo que la primera mención es en el testamento de Alfonso II, a comienzos del siglo IX. Para los cronistas del Islam, Covadonga fue una escaramuza más entre otras muchas expediciones de castigo contra unos montañeses que vivían en zonas de difícil acceso cuyo control directo no interesaba a los emires, que se conformaron con evitar las campañas de saqueo de aquellos "asnos salvajes" enviando regularmente expediciones militares encargadas de recordar la autoridad cordobesa; y cobrar los tributos, por supuesto.


    Creo que es difícil demostrar, o no, la existencia de Pelayo y Covadonga. Es posible que un caudillo local, llamado Pelayo, se opusiera con las armas en la mano en un lugar llamado Covadonga a pagar, como debieron de hacer otros muchos en otros muchos lugares. Pero lo que no parece hoy por hoy acertado es considerar que Covadonga tuviese la importancia que quisieron darle sus inventores (dice José Luis Martín), los mozárabes refugiados en Asturias, y todos los que desde entonces han seguido al pie de la letra, sin discusión, las fuentes cristianas. Estas palabras de Ibn Jaldún me parecen de gran sentido común: "Estos reyes son de una famila de Gallaecia; Cierto es que Ibn Hayyan dice que que son descendientes de los moros, mas tal opinión es errónea a mi parecer, pues esta nación había perdido ya el poder y rara vez ocurre que una nación que lo ha perdido llegue a recobrarlo. Era una nueva dinastía que reinaba sobre un nuevo pueblo, pero sólo Dios conoce la verdad".


    Un saludo.

  23. #73 Beturio 18 de mar. 2008

    Biblioteca: Los PRIMEROS HABITANTES de la PENÍNSULA IBÉRICA

    Si nos referimos a los humanos anatómicamente modernos (modo políticamente correcto de referirnos a nosotros mismos), desde el análisis del ADN mitocondrial los más antiguos son los pertenecientes al grupo U5a, con una antigüedad superior a los 40.000 años. Correlacionándolos con fósiles o útiles, serían los primeros auriñacenses. Su densidad más alta (no existen "razas" puras compuestas por individuos del mismo halotipo) se da en las Vascongadas. Esta zona, escribe Sthephen Oppenheimer en "Los Senderos del Edén", Crítica, 2004, uno de los pocos refugios de Europa durante la última glaciación, ha conservado más muestrras de su diversidad genética original que otras zonas de la Europa occidental. Unos 15.000 años después de la llegada de la línea mitocondrial U5a llegó a Europa la segunda, con las líneas H y V y que quizá se puedan relacionar con el Gravetiense.


    En este enlace, que trata de un tema análogo, hay una introducción que aclara bastantes conceptos:


    http://www.upf.edu/cexs/recerca/bioevo/2003BioEvo/BE2003-Bosch-InvyCiencia.pdf#search=%22Gen%C3%A9tica%20e%20historia%20de%20las%20poblaciones%20del%20norte%20de%20%C3%81frica%20y%20la%20Pen%C3%ADnsula%20Ib%C3%A9rica%22


    Hay que incidir que el hecho de que en el País Vasco existen una mayor concentración de personas con su ADN mitocondrial tipo U5a, no quiere decir que los "vascos" sean los pobladores más antiguos de la península, porque en la población vasca actual hay una gran diversidad de halotipos, de líneas mitocondriales distintas; y porque hay muchas personas que nada tienen que ver con las provincias vascas y que tienen ese tipo U5a. Como cosa anecdótica, los "parientes" más cercanos de los U5a es la línea U6 o "motivo berebere": parece ser que los primeros humanos (u homínidos) anatómicamente modernos que llegaron desde Oriente Próximo a las puertas de Europa tomaron dos caminos: los primeros remontaron el Danubio para llegar en muy poco tiempo a las costas cantábricas, serían los del tipo U5a. Otros dejaron el Mediterráneo al norte unos 5.000 años después y llegaron hasta el Atlas, donde habitarían sus descendientes bereberes actuales, los U6.


    Un saludo.

  24. #74 Beturio 18 de mar. 2008

    Biblioteca: EL MITO DE LA RECONQUISTA Y LA REPOBLACION-III: Una crítica genetica.

    Cromlech-466, por lo que te preguntas: "¿esto quiere decir que la mayor parte de la población española tiene sus antepasados desde antes de la Edad Media en su tierra de origen?"


    Creo que la respuesta es que eso parece, en otro artículo he colgado este enlace que compara la genética de los actuales pobladores del norte de África y de la Península:


    http://www.upf.edu/cexs/recerca/bioevo/2003BioEvo/BE2003-Bosch-InvyCiencia.pdf#search=%22Gen%C3%A9tica%20e%20historia%20de%20las%20poblaciones%20del%20norte%20de%20%C3%81frica%20y%20la%20Pen%C3%ADnsula%20Ib%C3%A9rica%22


    que viene que perlas para éste. En resumen, "el análisis genético ha revelado que los amplios intercambios culturales producidos entre el Magreb y la Península ibérica no conllevaron grandes intercambios de poblaciones".


    Otros estudios también lo avalan: cien años después de la conquista musulmana, la mitad de los ulemas (de sabios en el derecho islámico) de la península tenían padres o abuelos hispanovisigodos: eran muladíes, hijos de conservos.


    Aunque esto no quiere decir que "toda" la población actual tenga sus orígenes en poblaciones anteriores, también hubo movimiento de poblaciones y de repoblación, como cuando Fernando III conquista Córdoba y Sevilla.


    Un saludo.

  25. #75 Beturio 19 de mar. 2008

    Biblioteca: Los PRIMEROS HABITANTES de la PENÍNSULA IBÉRICA

    No hay ninguna evidencia de que los humanos anatómicamente modernos alcanzaran la Península desde el Magreb, como ya indica el link que puse antes. El grupo mitocondrial más antiguo de Europa es el U5a, repito. Parece ser que el tipo U se generó en próximo oriente c. 50.000 años, en la zona del Kurdistán y el Cáucaso. Desde allí migro al oeste y llegando al Mediterráneo tomaron dos vías: al norte del mar, Danubio arriba, dando lugar a U5a; y por el sur del Mediterráneo, generando U6 o "motivo berebere".


    No hay ninguna población "pura", entendiendo como tal que todos sus componentes pertenecen a la misma línea mitocondrial, pero la mayor o menor proporción de cada cual es muy reveladora. Por ejemplo, U6 en la Península Ibérica apenas si tiene el 1,5%: dado que el ADN mitocondrial se hereda por vía materna, quiere decirse que en la invasión musulmana llegaron pocas mujeres que portaran ese tipo. Sin embargo, en las islas Canarias U6 es el 13% (creo recordar), lo que se explicaría considerando que la población indígena anterior a la conquista castellana, los guanches, era del tronco berebere, y que los genes de sus mujeres han pervivido hasta hoy de un modo bastante notable, al menos numéricamente.


    También es interesante el estudio que se ha hecho sobre la población gitana en distintos países, por su endogamia cultural no ha habido demasiadas mezclas con otros grupos de población, y viene a confirmarse que los gitanos de occidente están muy familiarizados entre sí y que proceden de un grupo que migró del norte de la India hace unos mil años. Éstos no son los más antiguos, al contrario, de los más recientes, que es de lo que trataba el artículo.


    Un saludo.

  26. #76 Beturio 20 de mar. 2008

    Biblioteca: LA BATALLA DE COVADONGA PASO A PASO


    ¿De qué fuente se extrae aqueste profundo conocimiento? Porque de la Crónica Mozárabe de 754 no, por supuesto: ahí no se nombre ni Covadonga, ni Pelayo ni el oso (u osa) de Favila; es bastante significativo que en la primera narración cristiana tras la conquista musulmana no se nombre para nada ni a Pelayo ni a Covadonga.


    Sólo para suplir mi ignorancia, ¿no será ese gobernador musulmán de Gijón o Astorga Munnuz el mismo jefe berebere Munuza? El que se hizo un pacto con el Dux de la Aquitania, Eudes, casándose con su hija y que posteriormente se rebeló contra el gobernador al-Gafiqi. Oh. ¡Alá bendito, un berebere musulmán casándose con una noble visigoda!!!



    ítem más, este texto, ¿no habrá sido escrito, por casualidad, por algún mozárabe rebotado hacia el 883 o así? Porque mientras mantuvieron más o menos su cuota de poder, los mozárabes no estuvieron tan a las malas con los "moros", al contrario, las aristocracias (como en todo tiempo) se llevaban la mar de bien... hasta los obispos hicieron al comienzo pactos con los conquistadores. Pero cuando a mediados del siglo IX los mozárabes se sienten ninguneados, se rebotan, se van al norte y entonces, y sólo entonces, comienza la idea de "Reconquista". Reconquista de unos intereses que no eran la de los reyes asturleoneses, sino los de los propios mozárabes.


    En este artículo:


    http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=3167


    se decía que era un tema recurrente en esta ciudad neo-celtíbera, y parece ser que así es. A mismo artículo me remito para no tener que repetir.

  27. #77 Beturio 21 de mar. 2008

    Biblioteca: La invención de la simbología. Santiago Apóstol, Peregrino, Matamoros.

    Excelente trabajo de iconografía, Erix, y también destaco la aportación de Lacus: "Creo que explicar el Camino de Santiago desde la edad media es construir un libelo al servicio de una creencia religiosa.  Exégesis católica alejada del procedimiento científico básico. El camino hasta el convento lucense es muy anterior a la invención de Compostela, y Santiago nunca vino hasta este lugar tan importante. Santiago no fue enterrado en tierras lucenses, el carácter sagrado de este territorio no precisa de la invención del apostol para poder reunir pruebas científicas para mostrar su relevancia".

    Copio de Louis Réau, del tomo I 'Introducción General' de su "Iconografía del arte cristiano", Ediciones El Serbal, Barcelona 2000, pág. 65: "Para triunfar contra el paganismo, fuertemente arraigado en el mundo antiguo, la Iglesia de Cristo tenía que elegir entre dos métodos: abolirlo o reemplazarlo, aniquilarlo o suplantarlo. Con un inequívoco sentido político y psicológico opta por los segundo. Resulta muy peligroso, en efecto, y casi siempre ineficaz, enfrentarse a las creencias antiguas y extirparlas violentamente, en lugar de sustituirlas con prácticas nuevas, algo relativamente fácil porque se respetan las costumbres ancestrales que continúan con otro nombre. La consigna que el papa Gregorio Magno dio a los misioneros que enviaba a Inglaterra no era destruir los altares de los ídolos, sino 'rociarlos con agua bendita'. Es necesario, prescribía en sus instrucciones, que los santuarios dedicados al culto de los falsos dioses sean consagrados al verdadero Dios para que los paganos convertidos lo adoren en los mismos lugares donde acostumbraran a ir". Pues parece bastante posible que por aquello de que ya había una peregrinación pagana algún avispado obispo, quizá, la sustituyese por una motivación cristiana, pero manteniendo la esencia anterior, o sea, el lugar de culto y la pregrinación para llegar a él.

    En la obra "Edad Media" de M. A. Ladero Quesada, Vicens Vices, Barcelona 2004, pp. 147-148 están los consejos del papa Gregorio Magno a los misioneros de Inglaterra, que copio porque el pasaje me ha resultado muy interesante: "Es a saber, que los tempos de los ídolos de ese país no deben ser destruidos, sino solamente los ídolos que están en ellos; prepárese agua bendita y rocíense con ella esos templos, constrúyanse altares, colóquense reliquias: pues si esos templos están bien construidos, es de necesidad que se transformen del culto de los demonios al servicio del verdadero Dios... Pues es sin duda imposible arrancar de una vez todos los agusos de unas mentes endurecidas, así también el que ve tiene que subir a un sitio muy alto, o hace por grados o por pasos y no a saltos".

    Esto me recuerda que antes del pontificado de Gregorio Magno (590-604) por aquellos lares galaicos estuvo San Martín obispo de Dumio primero (556) y metropolitano de Braga después (569). En su De correctione rusticorum, 16 habla de la prohibición de encender velas junto a los peñascos, fuentes, árboles o encrucijadas de los caminos. Oh. ¡¿Paganos galaicos en el siglo VI!? Pues se escribe en el XII Concilio de Toledo (681), capítulo XI, De cultoribus idolorum: “Praecepta hace Domini non in vltione, sed in terrore delinquentium apponentes, non mortis per “hanc” sententiam promulgamus, sed cultores idolorum, veneratores lapidum, accensores facularum, & excolentes sacra fontium, vel arborum admonemus…”; y casi lo mismo en el XVI Concilio de Toledo (693), capítulo II, De idolorum cultoribus: “Dominum Deum tuum adorabis, & ipsi soli feruies; illi diversis suadelis decepti, cultores idolorum efficiuntur, veneratores lapidum, accensores facularum…”. Parece que algo es bastante seguro que se produce cuando se prohíbe, como adorar piedras o ídolos a finales del siglo VII. Ítem más, en la cueva cántabra de La Garma se han encontrado enterramientos del siglo IX (creo recordar, pero posteriores seguro a la invasion musulmana) que han sido interpretados pertenecientes a la tradición pagana, y en absoluto cristiana.


    En definitiva, que aunque en algunos lugares como Veleia el cristianismo estaba más que arraígado, hay pruebas sobradas del mantenimiento de tradiciones paganas en el norte peninsular, por lo que no sería extraño que el lugar de culto y la peregrinación a lo que fue posteriormente Santiago hubiesen perdurado hasta que aquel hábil obispo lo recicló. Como dice Réau, mejor que enfrentarse a ellas es sustituir las prácticas antiguas por otras nuevas, cambiándolas de nombre.


    Un saludo.

  28. #78 Beturio 23 de mar. 2008

    Biblioteca: Los PRIMEROS HABITANTES de la PENÍNSULA IBÉRICA

    Magicsalva, el artículo es interesante, y vuelve a incidir sobre el que ponía en #28, los intercambios culturales entre ambas orillas del Estrecho de Gibraltar no supusieron intercambios considerables de poblaciones.


    Y sobre el tema del artículo, los pobladores humanos anatómicamente modernos más antiguos de la Península, vuelvo a incidir en el grupo U5a. Sobre el origen de los primeros europeos me permito recomendar de Spephen Oppenheimer (2004) "Los senderos del Edén. Orígenes y evolución de la especie humana", Barcelona, Crítica.


    Un saludo.

  29. #79 Beturio 06 de abr. 2008

    Biblioteca: EL MITO DEL CELTISMO GALAICO.

    Confieso que al poco de llegar a esta ciudad neo-celtíbera también caí en la tentación de tratar de lo "celta" en Hispania; pero, parece más que comprobado -por desgracia-, que el asunto se debate más desde las vísceras que de la reflexión calmada. Intentaré comportarme como un marciano o un bantú, ajeno por completo a todo lo que sea celta, céltico, precéltico, indoeuropeo, ibero o lo que sea.


    Comparto esta hipótesis de la exposición del artículo:

    "Por tanto ¿¿es Galicia celta??


    En mi opinión no. La realidad nos remite a los galaicos como un pueblo indoeuropeo mayoritariamente ,pero diferente de los celtas propiamente dichos, que se vera celtizado culturalemente en especial a partir de fechas tardías, interrumpiéndose este proceso con la llegada de Roma ".


    "Celta" es el etnónimo con que los clásicos designaron a unas etnias muy determinadas y en lugares muy concretos. En Hispania, para mayor inri, fueron denominados célticos, pero mis vecinos de la Beturia en Sierra Morena (servidor es un neo-beturio, pero túrdulo).


    Al menos en un par de artículos se ha copiado el texto de sir Colin (con una "l") Renfrew de su libro "Arqueología y Lenguaje" sobre las distintas acepciones de "celta", así que está de sobra hacerlo otra vez; pero llamar "celta" a toda la cultura del final de la Edad de Hierro de casi todo el occidente europeo, me parece más que excesivo. Los celtas pertenecen al gran tronco lingüístico indoeuropeo, y me da la impresión que al llamarlos a todos los del grupo "celtas" es tomar la parte por el todo. Es como llamar a toda una especie, valga la metáfora, por una de sus razas más características: las vacas serían todas en general "retintas" y las ovejas, "merinas".


    Desde que leí a Martín Almagro-Gorbea, "El origen de los celtas en la Península Ibérica", Polis 4, 1992, págs. 5-31, la luz se me hizo:


    cabe entender por "celtas" hispanos a los residentes en la Meseta Oriental, emparentados con grupos del norte de los Pirineos, que tuvieron un proceso de expansión (como se demuestra su presencia en las provincias de Sevilla y Huelva) por toda la Península, proceso interrumpido por las conquista romana. Otras etnias del occidente hispano (lusitanos, vacceos, galaicos...) también pertencerían como los "célticos" hispanos al tronco indoeuropeo, pero no podrían llamarse en puridad "celtas"; al ser anteriores al surgimiento de éstos, Almagro los denomina "protoceltas", que mantienen con sus "primos célticos" relaciones de afinidad culturales y lingüísticas.


    Me parece una opinión muy acertada que llama a cada cual por su nombre, y evita generalizaciones que dan lugar a las confusiones que todos vemos. "Celtas" serían los celtíberos y los célticos beturios; y "protoceltas indoeuropeos hispanos" los galaicos, vettones y lusitanos, entre otros.


    Por cierto, que estoy recordando que Escacena Carrasco defendió la tesis de que turdetanos y túrdulos beturios pertenecían al tronco indoeuropeo, aunque por su proximidad a los colonizadores pronto se "iberizaron", y como decía Estrabón en su tiempo habían olvidado su lengua y costumbres ancestrales, hasta ambas etnias ya no podían distiguirse siquiera entre sí. Y recordando más aún, había unos turduli veteri por la desembocadura del Duero, que desde luego celtas no eran; pero "iberos celtizados", menos; más bien indoeuropeos "iberizados".


    Un saludo.


    (P.D.- Lamentaría que



    El origen de los celtas en la Península Ibérica: Protoceltas y Celtas



  30. #80 Beturio 06 de abr. 2008

    Biblioteca: EL MITO DEL CELTISMO GALAICO.

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    Motivo: Repetido

  31. #81 Beturio 06 de abr. 2008

    Biblioteca: EL MITO DEL CELTISMO GALAICO.

    Perdón, envié el mensaje antes de concluir con una broma para relajarse y volver a la senda de la cordura y los buenos modos. Ya conocéis el fin de la diatriba entre don Rodrigo y el narrador en la Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras de los geniales Luthiers: "Don Rodrigo, narrador, que la calma no se pierda; que si seguís discutiendo nos vamos a ir..." a la rima. Venga, por favor, volvamos a la tranquilidad, que porque mi tatarabuelito fuese celta, ibero, visigodo, fenicio, berebere o mandingo, no voy a ser peor ni mejor. Ni mi pasado más o menos digno.


    Un saludo.

  32. #82 Beturio 06 de abr. 2008

    Biblioteca: ¿Qué es la Gnosis?

    Como he estado esta tarde con los de la Escuela de los Anales parece que se me ha pegado una visión un poco "rogelia" sobre los gnósticos, y más con la cita de arriba al Profesor Tierno Galván:


    El gnosticismo se basa en unos conocimientos secretos que dejó Jesús a unos elegidos, a los que no pueden acceder el común del vulgo; se explica así que tuviese tanto predicamento entre las elites del poder, pues esa superioridad económica y social que detentaban se veía refrendada con una superioridad religiosa y de conocimientos. Con base en tradiciones anteriores, el gnosticismo viene como anillo al dedo de unos grupos que quieren sentirse diferentes y superiores. Como dicen en mi pueblo, de toda la vida de Dios ha habido clases...


    Y siguiendo con esta vena, ítem más digo sobre los seguidores "pijos" del priscilianismo gnóstico, que "jugaban" al cristianismo primitivo: lo mismo que cuando el glorioso hidalgo se encontraba con nobles perdidos en Sierra Morena que jugaban a pastorcillos silvestres; pero con cincuenta criados esperándolos después.


    Por cierto, que Antonio Piñero sostiene que el Evangelio de San Juan es el primer texto gnóstico. La pinta la tiene, desde luego.


    Un saludo.

  33. #83 Beturio 07 de abr. 2008

    Biblioteca: ¿Qué es la Gnosis?

    Servan, anonadado me he quedado con las tijeras, me ha recordado mi mocedad y cuánto se usaban en los cines de barrio con las películas de Susana Estrada, por ejemplo; creía que aquellas eran golondrinas que no volverían, pero...


    En cuanto a mi comentario anterior, mi interpretación es que una corriente doctrinal que se basa en el elitismo, en el conocimiento secreto, es muy apropiada para que la asuman las clases dirigentes que, ahora y siempre, han querido distinguirse e identificarse del populacho. Y por supuesto que el gnosticismo en absoluto es ajeno a la historia hispana, véase Prisciliano y el priscilianismo.


    De las ideas de Prisciliano, únicamente se sabía lo que contaban sus enemigos; pero en 1885 el doctor Jorge Schepss encontró en la biblioteca de la Universidad de Wurzbourg un códice del siglo V con once opúsculos anónimos cuyo autor era muy probablemente Prisciliano y divulgó su descubrimiento. Apenas cristianizada la península ibérica, florecen las heterodoxias, aunque ninguna con carácter nacional. Una de ellas es la intrusión en el siglo IV del gnosticismo, debida a Marco, el egipcio, y sus discípulos el retórico Elpidio y la matrona Agape, de cuyo nombre se derivó el de agapetas, aplicado a la nueva comunión. En el agapetismo está la base doctrinal de Prisciliano. Parece que los priscilianistas daban enseñanza oral y reservaban ciertas doctrinas esotéricas para los perfectos. Prisciliano lo niega, mas hay indicios en el himno de Algirio que Jesús dijo secretamente a los apóstoles, en algunas abraxas y en las reuniones secretas de los afiliados. La exteriorización de su doctrina pudo causar una honda impresión entre las clases populares, pero el gnosticismo se basa en el conocimiento secreto y en el elitismo (los perfectos, al igual que siglos después los cátaros, que beben de la misma tradición). Lo que habría sido una disputa doctrinal se convirtió por la coyuntura política en una disputa de la iglesia hispana en un doble sentido: por un lado, el enfrentamiento entre diversas facciones por el control de algunas sedes episcopales; por otro, la rivalidad entre los obispos de los grupos medios urbanos y los nuevos doctores, provenientes de la clase culta y aristocrática promocionada por Teodosio, y entre los que floreció una forma de entender el cristianismo basado en prácticas ascéticas rigoristas, y el aumento de oratorios y capillas erigidas en sus propiedades: a este grupo pertenecían Prisciliano y sus seguidores. El enfrentamiento entre el Magno Máximo y Teodosio fue la causa principal de su muerte (más que la acusación de mago), pues los priscilianistas eran del bando teodosiano.


    Estos aristócratas teodosianos (¿les vendría bien "pijos"?) priscilianistas también pretendían el poder religioso, basándose en ese conocimiento secreto que sólo ellos poseían, a lo que, evidentemente, se opusieron los obispos urbanos; aunque la causa directa de la muerte de Prisciliano hay que atribuirla a la lucha entre Máximo y Teodosio.


    Por cierto, como algo nuevo que soy en esta ciudad neo-celtíbera, ¿se ha tratado ya de la presunta relación entre el sepulcro de Prisciliano y Santiago?


    Un saludo.

  34. #84 Beturio 07 de abr. 2008

    Biblioteca: ¿Qué es la Gnosis?

    Lacus, sobre el priscilianismo  me he basado en:


    Méndez Bejarano, M. (1927), “Historia de la Filosofía en España”, Madrid, 1927, p. 15-23



    García Moreno, L. A., 2000, “Contra Prisciliano”, ‘La Aventura de la Historia’ 24, p. 70-7



    No hay de qué, fallo mío no incluirlo antes.


    Arkaitz, me temo que el Profesor no tuvo ninguna revelación que el pueblo no supiere, se quedó como frase proverbial "más visto que ... de Susana Estrada". Más que con el gnosticismo, algunos la relacionarían con los súcubos.


    F., gracias por traer el artículo.


    Un saludo.


  35. #85 Beturio 07 de abr. 2008

    Biblioteca: ¿Qué es la Gnosis?

    Bien, se ha comido una cifra de la cita de García Moreno. La correcta es:


    García Moreno, L. A., (2000), “Contra Prisciliano”, ‘La Aventura de la Historia’ 24, p. 70-76.

  36. #86 Beturio 08 de abr. 2008

    Biblioteca: ¿Qué es la Gnosis?

    Lacus #25, coincido en que hay que leer la actitud del poder frente al priscilianismo desde la política. Tengo la impresión de que fue un pelele entre las grandes luchas por el poder.


    Arkaitz #26, fui yo el que trajo a colación Prisciliano, por ciertos comentarios a unas tijeras: entendí que quizá alguien considerase que el tema del gnosticismo no debía tener cabida en la comunidad neo-celtíbera (con algún beturio túrdulo agregado), y mi referencia al prisciliano va a favor de que puede ser un tema interesante de tratar para conocer mejor la implantación del cristianismo en la Península, sus relaciones con los distintos focos de actividad y dispersión, su relación con el poder y la política…


    Arkaitz#27, comparto plenamente: “la gnosis cristiana no busca la verdad ya que en todos los casos es una verdad revelada”; y una verdad revelada, añadiría yo, que es patrimonio de una selecta minoría de elegidos. De ahí mi interpretación que tuviese muchos adeptos entre las clases dirigentes hispanas; que, a la par, le disputarían el poder así, con la bandera priscilianista, a los obispos urbanos de la ortodoxia.


    Sí, sigo aún bajo los efectos de los analistas.


    Un saludo.

  37. #87 Beturio 08 de abr. 2008

    Biblioteca: La verdadera dimensión de la Invasión Musulmana.

    Ñervatu#187, si no he contestado antes a esto es porque no lo había leído: “Don Pelayo y sus sucesores los reyes asturianos salvaron el honor de España e impidieron que se convirtiera en la Turquía de Occidente. Don Pelayo es el mayor héroe español de todos los tiempos y Covadonga la batalla mas decisiva en toda la Historia de España”.



    En absoluto se puede estar de acuerdo, por varios motivos:


    a) Si Pelayo, Covadonga (y el oso u osa de Favila) fueron tan importantes, ¿por qué no los nombra ni por equivocación el cristiano facedor de la Crónica Mozárabe de 754? Se hace unos años después de la invasión musulmana, y el cronista la vivió. Es también extraño que no hable de “reconquista” cristiana ni por casualidad. Curiosamente, cuando los mozárabes que habían perdido el poder que mantenían frente a los omeyas llegan al norte en el IX, es cuando surge, por generación espontánea, la concepción de “Reconquista”. Pero no de unos reyes que en absoluto se consideraban descendientes de la legitimidad visigoda, sino reconquista de los intereses de los mozárabes que habían perdido a mediados del siglo IX en al-Andalus. La idea tomará cuerpo después entre los cristianos del norte, pero sólo después de ese momento.


    b) Pelayo tuvo menos que ver en la detención de la invasión islámica que el oso (u osa) de Favila. Los musulmanes se establecieron en gran medida a base de pactos, pero evidentemente con el escaso número de soldados no podían controlar la totalidad del territorio, y hubo bastantes insumisos a pagar el impuesto impuesto (valga la redundancia). Si los musulmanes no llegaron más al norte o afianzaron más su poder fue por la disolución del califato omeya; y por las luchas de poder entre ellos mismos. Desde que llega el yund sirio en 732 se dedica a controlar el territorio más productivo, pasan de hacer incursiones al norte, lo que aprovechan los montañeses para afianzar su poder; sólo cuando Abderramán I toma el poder absoluto de al-Andalus, emprende otra vez campañas al norte: y Sila, Mauregato & Cía, le pagan el impuesto reglamentario, tal y como hacían otros señores hispanos, muladíes o mozárabes.


    c) Los descendientes del conde godo Casio, los Banu Qasi, que señorearon la zona de Tudela, ¿no eran españoles?, ¿sólo lo eran los asturianos montañeses (y sus osos) irredentos? La mitad de los ulemas (sabios en derecho islámico) que había en al-Andalus después de la conquista tenían abuelos o padres hispanovisigodos: ¿qué eran si no españoles, o andalusíes, coptos?


    d) Iñigo Arista, fundador del reino de Pamplona, se apoyó contra sus competidores en el segundo marido de su madre, Musa, de los Banu Qasi: ¿debe ser considerado el tal Arista español, felón o indostaní?


    e) Ni al-Andalus fue parte de la “nación árabe”, a pesar de lo que digan Bin Laden o algunos españoles que comparten esa tesis con él; ni tampoco la contra-identidad islámica contra la que se forjó la “nación española”, en palabras de Eduardo Manzano Moreno y su obra "Conquistadores, emires y califas", Crítica, 2006. Obra que recomiendo para anular concepciones obsoletas que emborronan nuestra historiografía. Copio de págs. 46-ss (lo que ya hice en #97, pero todo sea por hacer una obra de caridad cristiana):


    En las últimas décadas se ha instalado una imagen bastante maniquea, que tiende a contraponer unos rasgos innecesariamente amables hacia todo lo que tiene que ver con al-Andalus, mientras que acentúa los caracteres sombríos del dominio cristiano identificado con los “feudales”. Esta visión tiene mucho que ver con la reivindicación que algunas corrientes de pensamiento han tratado de hacer de al-Andalus como ámbito hacia el que se canalizan las simpatías opuestas a sus enemigos cristianos, con los cuales tradicionalmente se ha identificado el pensamiento más conservador en nuestro país.


    Estas simpatías han creado un al-Andalus poco menos que paradisíaco y sobre el que se han proyectado tópicos tan en boga como “la convivencia de culturas”, “la tolerancia” o “el esplendor de sus creaciones culturales y artísticas”. Esta visión romántica se ha visto además alimentada por los nuevos retos que plantean las realidades multiculturales de nuestras sociedades contemporáneas. En la búsqueda de referentes históricos para estas situaciones, el periodo andalusí se ha presentado como un espejo en el que se reflejan un conjunto de aspiraciones sin duda bien intencionadas, pero en última instancia falaces, cuando no interesadas.


    No parece que sea el camino correcto. Espigar aquí y allá elementos diversos para crear visiones tópicas sólo sirve para alimentar retóricas fácilmente manipulables. Alguien tan poco sospechoso de albergar sentimientos de hermandad universal como el general Franco gustaba de definir su rebelión militar como una “cruzada”, pero no tenía empacho alguno en referirse a los tiempos en que en “el suelo patrio” habían coexistido mezquitas y sinagogas bajo la tutela tolerante del estado cristiano, si lo que intentaba era justificar la presencia de regulares marroquíes entre sus tropas.


    Como parte integrantes de un discurso político las identidades y afinidades especulares en historia pueden servir para justificar prácticamente cualquier cosa, dependiente de quién decida el prisma que emplea. Ésa es la razón por la que bajo su aparente bondad, tales visiones encierran más de una trampa en su interior, lo que las convierte no sólo en fácilmente rebatibles, sino también en formas de propaganda que sirven a intereses no siempre altruistas precisamente.


    Por desgracia, y frente a esta visión idealizada de al-Andalus, en los últimos tiempos está surgiendo una incalificable reacción conservadora que apunta contra este ámbito considerándolo como un mero accidente histórico, un capítulo marginal de la “historia de España”, felizmente acabado gracias a la labor de los “reconquistadores”. No se trata, desde luego, de una idea nueva. El pensamiento reaccionario lleva generaciones enteras insistiendo en que “el árabe”, “el moro”, o “el infiel” ha sido el enemigo de la “nación española” desde los tiempos de la reconquista, cuando su presencia extraña impuso la prueba suprema para su voluntad de resistencia frente a tan adverso avatar.


     



    Lo que sí son nuevas, en cambio, son las circunstancias. Los miedos que provoca el reciente multiculturalismo o los horrores causados por el terrorismo islamista han alimentado esa enardecida vuelta a la ideología de “reconquista” que parecía definitivamente arrinconada. Sus promotores son historiadores, publicistas y amargos políticos que retoman el viejo juego de los espejos históricos para tratar de convencer a quien se deje de que las realidades actuales son idénticas a las que tuvieron que enfrentarse “nuestros ancestros” en la Edad Media. Utilizando las mismas búsquedas de identidades que ellos emplean, estos ideólogos de la nueva barbarie saltan sobre los siglos con una ligereza pasmosa, que haría sonreír por lo que tienen de ignorancia si no fuera por el hecho de que el mensaje que transmite hiela la sangre.


    De esta forma, y si las visiones idealizadas de al-Andalus exasperan por lo que tienen de ingenuas y no tan ingenuas evocaciones de una realidad inexistente, los viejos fantasmas de la Reconquista insisten en la necesidad de un rearme ideológico, cuyas funestas consecuencias conocemos bien por experiencias pasadas y presentes. La vigencia de estos viejos fantasmas es sin duda sorprendente, pero es un hecho bien conocido que a sus promotores la historia sólo les sirve como arsenal de donde extraer argumentos para defender sus intereses y dinamitar todo cuanto pueda parecerles que los agrade. Posiblemente seguirán haciéndolo durante mucho tiempo, precisamente porque es en su reiteración donde estos ideólogos buscan encontrar la razón de la que sus argumentos carecen…


    Como ya ha quedado dicho, son mendaces los intentos de crear identidades y contra-identidades en ese pasado, y no me parece que las simpatías que no puede albergar hacia la suerte de pueblos tradicionalmente oprimidos deban expresarse mediante una visión amable de la historia andalusí.


    Frente a lo que sostienen los maestros del juego de los espejos históricos, no creo que describir el impulso que los Omeyas dieron a la literatura o la ciencia haga mejores a los musulmanes que viven en el siglo XXI, como también me parece absurdo pretender que sus episodios de violencia o barbarie hagan peores a unas poblaciones que, por fortuna para ellas, tienen que vivir en unos tiempos y circunstancias que nada tienen que ver con las de hace mil años.


    Desde este punto de vista, al-Andalus no pertenece a la “nación árabe”, como algunos teóricos de esta ideología vienen insistiendo machaconamente con el aplauso de quienes tal vez deberían saber mejor lo que se traen entre manos, ni es la contra-identidad islámica sobre la que se forjó la “nación española”, como los defensores de las esencias patrias intentan irresponsablemente hacernos creer en estos tiempos de mezcla de culturas. Simplemente se trata de un ámbito histórico a la espera de ser reclamado por todos aquellos que pretendan tener una conciencia crítica del pasado.


    Desde este punto de vista, sigo creyendo que el estudio de la historia, desprovisto de falsas atribuciones y de engañosas utilidades para el presente, es un conocimiento transformador. En él no hay espejos, ni identidades; simplemente hay mudanza. Conocer esta mudanza y ser conscientes de ella es lo que nos ha hecho lo que somos y lo que esperamos poder llegar a ser.

  38. #88 Beturio 12 de jul. 2008

    Biblioteca: Primeras representaciones cristianas

    Gracias, Servan.


    Uno de los símbolos más antiguos del cristianismo es el pez. Clemente de Alejandría en su Paedagogus, hacia mediados del siglo II, informa de la idoneidad de grabar los sellos con dicho signo, aunque no nos da información sobre su significado. En las catacumbas de San Calixto -120 d. C.- los peces parecen el primer balbuceo del simbolismo cristiano. La relación del pez con el cristianismo se debe a un acróstico de su nombre en griego, Ichthys: Iesous Christos Theou Yios Soter".


    Será a partir del siglo V, cuando la cruz se imponga como el principal icono cristiano, cuando deje de utilizarse el pez en la iconografía cristiana.

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