Este buscador realiza búsquedas sobre el texto íntegro de los Artículos, Poblamientos, Imágenes y Archivo de conocimientos, así como sobre los comentarios a los Artículos y Poblamientos.
Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés. Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.
Bueno, si os fijais en el Google existen zona especialmente cuadrangulares en diferentes lugares de esta superfcie que parecen foros o plazas, de evidente mayor profundidad, por el color del agua.
Si os acercais bien parece "algo serio".
Me pregunto cómo es posible que nunca se haya sospechado nada. Parece como si la Humanidad mirara siempre al cielo.
He leído que un profesional de la Marina opina que estos dibujos en el agua se pueden producir por el gragado de los fondos.
No me gusta aventurar nada, que en este país todavía seguimos buscando la Atlántida.
Según 20minutos, un joven lo señaló en el Google en 2005 y poco más se supo.
Hoy sin embargo una arquitecta lo "ve" y se arma la revolución.
La ministra de Cultura Carmen Calvo visita hoy el Museo de Arqueología marítima de Cartagena.
¿Tocarán el tema?
Si allí ha habido salinas Augusto, ¿no habrían aclarado todo y cortado el debate desde un principio?
No existe en aquella zona documentación de los poblados de la zona. Qué extraño que unas dimensiones tan evidentes no hayan llamado la atención de los profesionales ya desde hace años.
Sobre todo poque es una zona taaaannnn habitada, taaaaannn visitada, taaaaaannn vivida. Qué extraño.
Bueno no digo nada.
Yo soy de Oviedo, y aquí estamos descubriendo en los años 2000 de nuestra era, que no sabemos el origen cierto de esta población. Bueno ni de la capital ni de ninguna otra.
Otra evidencia a favor.
Es rara la familia que recuerda a sus bisabuelos. Que decir tiene.
Según 20minutos, un joven lo señaló en el Google en 2005 y poco más se supo.
Hoy sin embargo una arquitecta lo "ve" y se arma la revolución.
La ministra de Cultura Carmen Calvo visita hoy el Museo de Arqueología marítima de Cartagena.
¿Tocarán el tema?
Si allí ha habido salinas Augusto, ¿no habrían aclarado todo y cortado el debate desde un principio?
No existe en aquella zona documentación de los poblados de la zona. Qué extraño que unas dimensiones tan evidentes no hayan llamado la atención de los profesionales ya desde hace años.
Sobre todo poque es una zona taaaannnn habitada, taaaaannn visitada, taaaaaannn vivida. Qué extraño.
Bueno no digo nada.
Yo soy de Oviedo, y aquí estamos descubriendo en los años 2000 de nuestra era, que no sabemos el origen cierto de esta población. Bueno ni de la capital ni de ninguna otra.
Otra evidencia a favor.
Es rara la familia que recuerda a sus bisabuelos. Que decir tiene.
Chanca.- 2. Depósito a manera de troje destinado a curar boquerones, caballas y otros peces para ponerlos en conserva.
Pequeña industria de salazón de pescado.
Chanca.- 3. En Chile , Ecuador y Perú. Trituracion.
¿Conoceis de alguna novedad al respecto por parte de "las autoridades"? Creo que la ministra tenía que pasar por Cartagena esos días.
Qué patrimonio más extenso y que poco publicitado está todo.
No sabría, y pecaría de generalista enumerar siete maravillas de España,...pero ¿puedo enumerar siete maravillas de Asturias?
Parque Natural de los Picos de Europa
Monumentos del Prerrománico asturiano
Catedral de Oviedo
Yacimientos de la época romana en Gijón y Veranes, La Carisa, etc.
Cultura castreña en todo el territorio astur, y lo que está por descubrir.
Cuevas de Tito Bustillo y de Candamo, y...
Arquitectura palaciega de los S. XVII yXVIII
Arquitectura Indiana de los S. XIX y XX
Museo de Bellas Artes de Asturias...
Museo etnográfico de Asturias y todo aquello que tiene el placer de estudiar.
Bueno, como Golahm nos comentaba nunca es tarde si la dicha es buena...
por fin podemos ver y pasear el yacimineto de Veranes. Os dejo algunas imágenes en poblamientos por si os apetece daros una vuelta por allí.
Altamente recomendable. Sobre todo por ver cómo se pueden invertir los fondos de todos para crear riqueza como atracción cultural y como atracción turística. Ojalá se extendiera este comportamiento por todo el territorio.
Y por ahora es gratis visitarlo...
enlucir las zonas de mampostería no es una mala idea, pero por estas fotos, se ve claramente que hay trabajo de sillería, y qur el color no es muy afortunado. No he visto cosa igual. La iglesi ade San Julián de los Prados también ha estado enlucida durante siglos. antes todo se enlucía en cal, para sanearlo. Además esta iglesia tiene claramente zonas nobles que han sido escondidas por este color albero.
Con la tranquiliadad de una lectura pausada, mi opinión es que muchos de los profesionales del estudio de la historia de los pueblos del Norte deberían dejar a un lado sus prejuicios de origen y el orgullo de su casta para tomarse el tiempo de subir hasta el emplazamiento y meditar sobre lo que ven, aunque no lo hayan pensado ellos, aunque no lo hayan encontrado ellos, aunque ellos no hayan llegado primero a ninguna ni a la mejor conclusión, aunque ellos no hayan tenido ningun éxito destacado todavía en ninguna excavación...o aunque ellos lo sepan ya todo o ya lo hayan hecho todo y ahora dediquen su tiempo a remedar a los demás en un foro de internet, que dese luego es más calentito que una visita al campamento.
Parece que con el resto de la humanidad hace tiempo que han perdido esa bella costumbre de saber relacionarse. Ya no te digo nada de situar al interlocutor enfrente y no debajo.
Desde luego la mayor falta de educación que he leido en este foro es la de corregir las expresiones coloquiales de los contertulios con expresiones pedantes copiadas y pegadas de un diccionario.
Bueno, y les aseguro que sin acritud, pienso que hacen de la lectura de una buena noticia la expresión continuada de sus inseguridades, y que a mas de una le hace falta respirar aire marino, que tranquiliza bastante y te lleva al nivel de mar sobre todo.
Los pocos pasos que en esta comunidad de Asturias se han dado por descubrir su vasta historia siempre se han visto salpicados por rencillas y envidias dignas de escolares.
Señores, hay campo para todo el mundo. Trabajen por el bien de las generaciones futuras enseñando con humildad y corrección sus conocimientos. Esto parece un corral de gallinas.
Me gustaría que leyerais la página personal de Porlan. Está traducida con el Google, así que no os pongais nerviosos.
Yo tuve la oportunidad y el tiempo necesarios para leer su teoría sobre la toponimia en el Imperio y me resultó cuanto menos sorprendente y excitante en su simplicidad.
Artículo sobre Porlan de Sigfrido Samet, de 2.005.
En Europa los topónimos no se distribuyen al azar. Forman parte de estructuras que se repiten en lugares distantes y no son, fundamentalmente, consecuencia de migraciones. Son arcaicos (¿neolíticos?) y parecen relacionarse con la demarcación de territorios. Esas sorprendentes repeticiones fueron descubiertas por Alberto Porlan. Quizá sea aún más sorprendente el que nadie las hubiera visto antes
«Los grandes europeos de la historia, Erasmo, Dante, Shakespeare, Montaigne, Cervantes, Goethe y tantos otros, han ido creando una realidad de ideas y ficciones gracias a las cuales Europa tiene un patrimonio cultural que es su mejor aglutinante.» Mario Vargas Llosa*
«Las cajas españolas»
En el cine «Verdi» (de Madrid) están dando esta película que relata la difícil, complicada y riesgosa tarea de salvar, en plena guerra civil, el tesoro artístico español, transportándolo hasta Ginebra. Se desconocían los detalles del hecho y las abnegadas personas que lograron –casi un milagro– que todas las obras fueran y volvieran en perfectas condiciones y sin faltar ninguna. Es la historia del traslado del tesoro más valioso que jamás se haya realizado.
El relato es un documental, y al principio me sorprendió que se hubiera filmado tan completa y secuencialmente. Por supuesto, se trata de una película filmada en la actualidad, imitando los documentales de 1939.
Recién al salir del cine cogí la hoja informativa y me enteré de muchas cosas, entre ellas que la película fue dirigida por Alberto Porlan. El 25 de Mayo de 1999 me encontré con Alberto Porlan, autor de un libro recién publicado: Los nombres de Europa. Ese mismo día (fecha patria argentina) relaté a un cibercafé que reunía a unos 500 argentinos en todo el mundo, el evangelio (la «buena nueva») que acababa de conocer. Copio a continuación el e-mail de entonces, adelantando que no suscitó ningún comentario ni pregunta, cosa que después se repitió en ámbitos aún más amplios:
Los nombres de Europa Acabo de pasar casi dos horas charlando, café de por medio, con Alberto Porlan. Es novelista, poeta y filólogo. A fines de 1998 publico (Alianza Editorial/Fundación Juanelo Turriano) Los nombres de Europa. Hasta ahora se creía que los toponímicos se distribuían al azar, que tienen contenido semántico y que las repeticiones se relacionan con migraciones. En 697 paginas, Porlan muestras que hay conjuntos de nombres –estructuras– que se repiten muchísimas veces en toda Europa, que no tienen significado (aunque con el uso hay un proceso de erosión fónica y de semantización). Desarrolló una metodología para identificar estructuras fonéticas y sus variaciones (que probablemente sea muy útil para estudios de genética lingüística). En el libro solo constan hechos (formales) y son analizados formalmente. Porlan tiene hipótesis históricas y causales, cuyo estudio deja para mas adelante. Un solo ejemplo (de los centenares que figuran en el libro). Elementos geográficos en la desembocadura del río:
Ebro
Tiber
Muntane
Mentana
Montredons
Monterotondo
Ermita del Angel
S. Angelo
San Onofre
Santo Onofrio
Guixo
Guido
Mas Rey
Maccarese
Mas Gorreta
Malagrotta
Colomers
Colonna
Bitem
Vitinia
Freginals
Fregene
Aldea
Ardea
Ermita del Carme
Campo di Carne
Lo sorprendente es que nadie lo haya observado antes. No todos los días aparece una obra de tanto valor (que probablemente tenga consecuencias importantes en lingüística, historia, geografía y psicología). Sigfrido Samet, 25-5-1999
Seis años después
Después de ver la película, llamé por teléfono a Alberto Porlan y, sí, el autor de Los nombres de Europa y el director de Las cajas españolas, son la misma persona. Nació en Madrid en 1947, está casado y tiene dos hijos, es filólogo (discípulo de Rafael Lapesa), escribió novelas y poesía, ensayos y guiones para radio y televisión. Dedicó veinte años a investigar la estructura y la filología de la toponimia española. Seis años después, era un lapso razonable para reunirnos otra vez en el mismo Café de la Glorieta de Bilbao, para evaluar lo sucedido con una obra tan sorprendente a la que dedicó tanto esfuerzo. Me dijo, en resumen, que su obra no tuvo hasta entonces ni la trascendencia ni las consecuencias que yo esperaba, aunque los especialistas que conocieron su contenido, quedaron «perplejos». El objeto de este artículo es intentar explicar por qué sucedió esto, y, más aún, pedir a los filólogos que lean Los Nombres de Europa, lo analicen y lo critiquen.
Pero demos primero un vistazo panorámico al libro. La obra se divide en tres partes (ver el índice completo como Apéndice). En la primera describe lo que observó, su descubrimiento empírico. Ya en el Prólogo nos dice:
«Sobre el mismo asunto, este libro plantea una tesis radical: los topónimos europeos son resultado, en su abrumadora mayoría, de un sistema único y extremadamente arcaico de ordenación territorial del que ya se habría perdido la memoria a comienzos de la historia escrita. Lejos de constituir unidades absolutas, justificadas en origen por razones semánticas vigentes o "descoloridas", los nombres son relativos: se encuentran ligados entre sí como elementos de un conjunto territorial unitario al que se yuxtaponen otros conjuntos organizados interiormente de manera semejante, al modo de las células de una piel.»
Nos dice en página 27:
«Es algo realmente extraordinario, algo para ponerse a meditar: los europeos, que hemos descifrado los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme, ignoramos lo que hay implícito en nuestros propios nombres. Y en esto hay pocas excepciones entre bárbaros y civilizados. No es que no podamos explicar qué significa Berlín, Londres, París o Madrid. Es que tampoco los viejos griegos sabían a ciencia cierta el motivo de que Atenas se llamara Atenas ni los romanos conocían el origen del nombre de Roma. Tuvieron que recurrir a mitos para explicarlo.»
Al Oeste de Bourges (Francia) hay una población llamada Saragosse, nombre muy similar a la Zaragoza española. Ahora bien, por Zaragoza pasa el río Ebro; por Saragosse el Yèvre (pág. 32). Se conocían dos naciones de íberos: los occidentales, que ocupaban Iberia, y los orientales, desde el Cáucaso. Lo más curioso es que ambos tenían como pueblos vecinos a los bybracos o berybracos (pág. 34).
«La toponimia europea –dice en pág. 38– ha sido demasiado estudiada desde perspectivas semantistas y migratoristas, pero demasiado poco desde el aspecto estrictamente formal.»
Otro ejemplo, similar al ya visto del Ebro y el Tíber, muestra la semejanza que hay entre los topónimos de los alrededores de Lausanne (cantón suizo de Vaud) y los de Lozana, en Asturias:
Asturias (España)
Vaud (Suiza)
Lozana
Lausanne
Libardón
Yverdon
Sevares
Siviriez
Arnicio
Arnés
Pendás
Penthaz
Zardón
Chardonne
Bobia
Vevey
Ercina
Orzens
Melendreras
Mollendruz
Bulnes
Baulmes
San Román
Romont
Cabranes
Chavornay
Porlan llama concordancia dual a la que tiene lugar entre dos topónimos fijos de múltiples territorios, y atingente a cada uno de los elementos. Cuanto mayor es el número de las atingencias, más desconcertante resulta el pensar que la toponimia es un conjunto por completo asistemático (pág. 48). Y en pág. 74 dice:
«Parece preferible, entonces, renunciar a toda idea de parentesco étnico por migración entre los antiguos pobladores de territorios en los que se reconozcan los mismos nombres, y aplicarse al análisis de las concordancias toponímicas en sí mismas. Enfocando así el asunto, alcanzamos a vislumbrar el hecho de que, más allá de identidades o diferencias culturales, se repiten los mismos nombres o muy semejantes a lo ancho de todo el continente europeo. Y, sobre todo, lo hacen en el seno de un conjunto de relaciones de proximidad que configuran determinadas concordancias estables»:
En el capítulo 4 estudia los límites de la variabilidad, a cuyo modelo dedica la parte II. Las pérdidas labiales las expresa mediante 16 «cuños» que a su vez pueden generar múltiples variantes por oscilación o erosión. Del étimo proceden los cuños, hasta el completamente deslabializado o paraétimo (pág. 226). Y dice que «Esta congruencia entre nombres antiguos y modernos, esta sorprendente continuidad de los topónimos a lo largo del tiempo que se aprecia al aplicar sobre los nombres el modelo de reintegración fonológica que desarrollamos, no puede ser ignorada» (pág. 239).
La parte III está dedicada al Sistema de Ordenación: «El modelo de variabilidad toponímica que se ha propuesto en la segunda parte de esa obra –dice en pág. 451- es la llave para acceder a la comprensión del arcaico sistema de organización territorial que continúa vigente en nuestros mapas actuales. Pero antes conviene proveerse de una nueva herramienta metódica que nos facilitará el reconocimiento de las piezas o elementos que integran el conjunto sistemático, es decir, de sus cuños y órdenes.» Y desarrolla un estilo de representación oral de las estructuras, al que llama demótico.
Muchos creen que en el pasado remoto, Europa estaba recorrida por hordas que la sembraban de fundaciones con sus nombres. «Si en lugar de presuponer que las naciones dan nombre a sus lugares de asentamiento se argumenta que son los lugares los que dan nombre a las naciones, parece como si una nueva y cegadora luz lo iluminase todo.» Acerca de esto dice en el Epílogo: «Es fácil entender que sería muy sencillo tratar de rebatir todo esto denunciando casos de concordancia semejantes a los europeos entre dos o más nombres de Massachusetts, Australia, Cuba o cualquier otra zona de la que nos conste su nombramiento reciente.» (Pido perdón por decir aquí, una vez más, que en Europa las personas reciben nombres de ciudades, mientras que en América, las ciudades reciben nombres de personas.)
Dice luego que «Desde luego, la comprensión completa del sistema está todavía muy lejos. Tan sólo se ha demostrado que ciertos elementos toponímicos se relacionan sistemáticamente de modo correlativo y conclusivo en ámbitos territoriales reducidos, y que tanto esos elementos como su relación existían ya en épocas arcaicas. Pero esto no apunta sino a la existencia de un sistema y quizá a la primera fase de su análisis».
El hito de la Constitución Europea
También dice en el Epílogo:
«En todo, caso con las páginas anteriores creo haber manifestado la evidencia de un patrón toponomástico arcaico asociado a la geografía europea, y, probablemente, a la indoeuropea. Es decir, que los europeos nos movemos sobre un espacio organizado y demarcado por nuestros antecesores hace milenios, y que los nombres que utilizamos para designar a nuestros territorios son, con las modificaciones que se han expuesto, aproximadamente los mismos que los ancestros utilizaron para llevar a cabo sus demarcaciones originales.»
«El mayor interés de este presunto sistema o patrón radica en tres condiciones específicas: su extrema antigüedad, su índole civilizadora y su unidad por lo que respecta al continente europeo. Juntas las tres, revelan la existencia de un sustrato civilizador común para los pobladores de estas tierras, que se alinea junto al ya reconocido sustrato lingüístico común indoeuropeo.»
Estas ideas, como dice Porlan, se oponen al mezquino y engañoso nacionalismo. Creo que esto es muy cierto; sin embargo hay que destacar que aunque después del feudalismo los estados-nación, que dieron lugar al nacionalismo y a las guerras, también fortalecieron a cada país y crearon las condiciones para su futura unificación (así como en su momento los Estados unificaron los señoríos feudales). Las tendencias unitarias subyacentes se reflejan en «La Unión Europea del Káiser», ensayo de Niall Ferguson en ref. 3 (pág. 162). Y la 5ª Conclusión de ref. 4 dice:
«Sin embargo al mismo tiempo, junto al carácter aleatorio del proceso histórico, hay tendencias profundas (¿tal vez los atractores extraños de su movimiento caótico?) que conducen a situaciones análogas, aunque sucedan en circunstancias diferentes (se habría llegado a la Unión Europea con guerra o sin ella España habría desarrollado una economía abierta y un sistema democrático, mucho antes y sin guerra civil, como lo hizo finalmente).»
Y para Stefan Zweig (ref. 5, pág. 106), la idea de la unidad europea, continuando sus cauces históricos, cristaliza completamente con Erasmo de Rotterdam:
«Cierto que ya anteriormente algunos individuos aislados habían intentado una unificación de Europa, los césares romanos, Carlomagno, y más tarde había de hacerlo Napoleón, pero estos autócratas habían procurado reunir a los pueblos y a los Estados con la maza de la violencia; el puño del conquistador había destrozado los imperios más débiles para encadenarlos a los más fuertes. Pero en Erasmo –¡decisiva diferencia!–, Europa aparece como una idea moral como una exigencia espiritual perfectamente limpia de egoísmo; comienza con él aquel postulado de los Estados Unidos de Europa, todavía hoy no realizado, bajo el signo de una cultura y civilización comunes.»
Sigo creyendo en mi pronóstico de 1999: estos seis años han sido un período de latencia, que probablemente termine por obra del impulso espiritual inherente a la Constitución Europea. Los descubrimientos de Porlan ayudarán a fortalecer nuestra identificación con el pasado y el futuro de Europa. Pero sospecho que cuando se intente responder a las preguntas que plantea, (pues todo descubrimiento responde a preguntas, y a su vez plantea nuevas preguntas) surjan novedades importantes en lingüística y en los campos vecinos (Historia, Psicología, Filosofía Política, &c.).
Nos falta decir algunas palabras acerca del por qué del período de latencia.
«La validación de la deriva continental»
A mis doce años, mi madre me contó que, según un sabio alemán llamado Richard Wegener, alguna vez los continentes estuvieron unidos, pero luego se separaron: tienen movimiento. Por eso hay coincidencias, por ejemplo, entre los perfiles occidental de África y oriental de Sudamérica. Después supe que había además muchas otras razones, como la distribución de especies animales y vegetales, y la concordancia de estratos geológicos, que apoyan la teoría de la deriva continental. Sin embargo, esta teoría fue rechazada durante décadas. Jay Gould (ref. 2) nos dice en pág. 182:
«En el transcurso del período de rechazo casi universal, la evidencia directa a favor de la deriva continental –esto es, los datos recogidos de rocas puestas al descubierto en nuestros continentes– era tan buena como la que existe hoy en día. Era rechazada porque nadie había conseguido imaginar un mecanismo físico que permitiera a los continentes desplazarse a través de lo que parecía ser el sólido suelo oceánico. En ausencia de un mecanismo plausible, la idea de la deriva continental fue rechazada como algo absurdo.»
Y en la página siguiente dice:
«En mi opinión esta historia es representativa del progreso científico. Los datos nuevos recolectados por medios antiguos bajo las directrices de teorías antiguas, rara vez llevan a una revisión sustancial del pensamiento. Los hechos no «hablan por sí mismos»; son leídos a la luz de la teoría.» [bastardillas de S.S.]
Y finalmente, en pág. 188:
«Disponemos ahora de una ortodoxia nueva y movilista, considerada tan definitiva e irrefutable como el estaticismo al que reeemplazó. A su luz, los datos clásicos a favor de la deriva han sido exhumados y proclamados prueba definitiva. No obstante, esos datos no representaron papel alguno [bastardillas de S.S.] en la validación de la idea del movimiento de los continentes; la deriva triunfó tan solo cuando se convirtió en la consecuencia necesaria de otra teoría.» [la tectónica de placas.]
Tal vez suceda algo parecido con Los nombres de Europa. Y no por falta de información; la prensa publicó buenos resúmenes de la presentación del libro (por ejemplo, ref. 5). Los especialistas quedan perplejos... y nada más. Porque los «hechos» sólo son importantes en el marco de una teoría que los integre y explique. Y, como dice Porlan, «la comprensión completa del sistema está muy lejos», como sucedía, a pesar de los «hechos», con la deriva continental, hasta que se descubrió la tectónica de placas. ¿Cuál será la tectónica de placas de Los nombres de Europa?
Dese luego, me gustaría conocer l opinión de los expertos de este foro acerca de este planteamiento "olvidado" en un rincón.
Biblioteca: Apellido FEIXOO (Feijoo)
Eso, donde, donde
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
Bueno, si os fijais en el Google existen zona especialmente cuadrangulares en diferentes lugares de esta superfcie que parecen foros o plazas, de evidente mayor profundidad, por el color del agua.
Si os acercais bien parece "algo serio".
Me pregunto cómo es posible que nunca se haya sospechado nada. Parece como si la Humanidad mirara siempre al cielo.
He leído que un profesional de la Marina opina que estos dibujos en el agua se pueden producir por el gragado de los fondos.
No me gusta aventurar nada, que en este país todavía seguimos buscando la Atlántida.
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
dragado
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
Según 20minutos, un joven lo señaló en el Google en 2005 y poco más se supo.
Hoy sin embargo una arquitecta lo "ve" y se arma la revolución.
La ministra de Cultura Carmen Calvo visita hoy el Museo de Arqueología marítima de Cartagena.
¿Tocarán el tema?
Si allí ha habido salinas Augusto, ¿no habrían aclarado todo y cortado el debate desde un principio?
No existe en aquella zona documentación de los poblados de la zona. Qué extraño que unas dimensiones tan evidentes no hayan llamado la atención de los profesionales ya desde hace años.
Sobre todo poque es una zona taaaannnn habitada, taaaaannn visitada, taaaaaannn vivida. Qué extraño.
Bueno no digo nada.
Yo soy de Oviedo, y aquí estamos descubriendo en los años 2000 de nuestra era, que no sabemos el origen cierto de esta población. Bueno ni de la capital ni de ninguna otra.
Otra evidencia a favor.
Es rara la familia que recuerda a sus bisabuelos. Que decir tiene.
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
Según 20minutos, un joven lo señaló en el Google en 2005 y poco más se supo.
Hoy sin embargo una arquitecta lo "ve" y se arma la revolución.
La ministra de Cultura Carmen Calvo visita hoy el Museo de Arqueología marítima de Cartagena.
¿Tocarán el tema?
Si allí ha habido salinas Augusto, ¿no habrían aclarado todo y cortado el debate desde un principio?
No existe en aquella zona documentación de los poblados de la zona. Qué extraño que unas dimensiones tan evidentes no hayan llamado la atención de los profesionales ya desde hace años.
Sobre todo poque es una zona taaaannnn habitada, taaaaannn visitada, taaaaaannn vivida. Qué extraño.
Bueno no digo nada.
Yo soy de Oviedo, y aquí estamos descubriendo en los años 2000 de nuestra era, que no sabemos el origen cierto de esta población. Bueno ni de la capital ni de ninguna otra.
Otra evidencia a favor.
Es rara la familia que recuerda a sus bisabuelos. Que decir tiene.
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
Chanca.- 2. Depósito a manera de troje destinado a curar boquerones, caballas y otros peces para ponerlos en conserva.
Pequeña industria de salazón de pescado.
Chanca.- 3. En Chile , Ecuador y Perú. Trituracion.
Exta.- Visceras,entrañas
Biblioteca: Encuentran posible poblado romano hundido en el Mar Menor
¿Conoceis de alguna novedad al respecto por parte de "las autoridades"? Creo que la ministra tenía que pasar por Cartagena esos días.
Qué patrimonio más extenso y que poco publicitado está todo.
Biblioteca: "Las siete maravillas de España"
No sabría, y pecaría de generalista enumerar siete maravillas de España,...pero ¿puedo enumerar siete maravillas de Asturias?
Parque Natural de los Picos de Europa
Monumentos del Prerrománico asturiano
Catedral de Oviedo
Yacimientos de la época romana en Gijón y Veranes, La Carisa, etc.
Cultura castreña en todo el territorio astur, y lo que está por descubrir.
Cuevas de Tito Bustillo y de Candamo, y...
Arquitectura palaciega de los S. XVII yXVIII
Arquitectura Indiana de los S. XIX y XX
Museo de Bellas Artes de Asturias...
Museo etnográfico de Asturias y todo aquello que tiene el placer de estudiar.
¿Cuantas olvido?
Poblamientos: Villa Romana de Veranes
Bueno, como Golahm nos comentaba nunca es tarde si la dicha es buena...
por fin podemos ver y pasear el yacimineto de Veranes. Os dejo algunas imágenes en poblamientos por si os apetece daros una vuelta por allí.
Altamente recomendable. Sobre todo por ver cómo se pueden invertir los fondos de todos para crear riqueza como atracción cultural y como atracción turística. Ojalá se extendiera este comportamiento por todo el territorio.
Y por ahora es gratis visitarlo...
Biblioteca: ¿Merece realmente la Alhambra ser una de las 7 nuevas maravillas?
Información eliminada por el Administrador Silberius
Motivo: No hay mensaje
Biblioteca: Sangrantes restauraciones en Asturias
Biblioteca: 2007 Avance de los últimos descubrimientos en el frente bélico de la Carisa.
Biblioteca: El origen de Europa. La "symmetria" del imperio de Augusto
Estructuras en reticula.
www.telefonica.net/web2/aporlan/nomeuropae/
Biblioteca: El origen de Europa. La "symmetria" del imperio de Augusto
Artículo sobre Porlan de Sigfrido Samet, de 2.005.
En Europa los topónimos no se distribuyen al azar. Forman parte de estructuras que se repiten en lugares distantes y no son, fundamentalmente, consecuencia de migraciones. Son arcaicos (¿neolíticos?) y parecen relacionarse con la demarcación de territorios. Esas sorprendentes repeticiones fueron descubiertas por Alberto Porlan. Quizá sea aún más sorprendente el que nadie las hubiera visto antes
«Los grandes europeos de la historia, Erasmo, Dante, Shakespeare, Montaigne, Cervantes, Goethe y tantos otros, han ido creando una realidad de ideas y ficciones gracias a las cuales Europa tiene un patrimonio cultural que es su mejor aglutinante.» Mario Vargas Llosa*
«Las cajas españolas»
En el cine «Verdi» (de Madrid) están dando esta película que relata la difícil, complicada y riesgosa tarea de salvar, en plena guerra civil, el tesoro artístico español, transportándolo hasta Ginebra. Se desconocían los detalles del hecho y las abnegadas personas que lograron –casi un milagro– que todas las obras fueran y volvieran en perfectas condiciones y sin faltar ninguna. Es la historia del traslado del tesoro más valioso que jamás se haya realizado.
El relato es un documental, y al principio me sorprendió que se hubiera filmado tan completa y secuencialmente. Por supuesto, se trata de una película filmada en la actualidad, imitando los documentales de 1939.
Recién al salir del cine cogí la hoja informativa y me enteré de muchas cosas, entre ellas que la película fue dirigida por Alberto Porlan. El 25 de Mayo de 1999 me encontré con Alberto Porlan, autor de un libro recién publicado: Los nombres de Europa. Ese mismo día (fecha patria argentina) relaté a un cibercafé que reunía a unos 500 argentinos en todo el mundo, el evangelio (la «buena nueva») que acababa de conocer. Copio a continuación el e-mail de entonces, adelantando que no suscitó ningún comentario ni pregunta, cosa que después se repitió en ámbitos aún más amplios:
Los nombres de Europa
Acabo de pasar casi dos horas charlando, café de por medio, con Alberto Porlan. Es novelista, poeta y filólogo. A fines de 1998 publico (Alianza Editorial/Fundación Juanelo Turriano) Los nombres de Europa.
Hasta ahora se creía que los toponímicos se distribuían al azar, que tienen contenido semántico y que las repeticiones se relacionan con migraciones. En 697 paginas, Porlan muestras que hay conjuntos de nombres –estructuras– que se repiten muchísimas veces en toda Europa, que no tienen significado (aunque con el uso hay un proceso de erosión fónica y de semantización). Desarrolló una metodología para identificar estructuras fonéticas y sus variaciones (que probablemente sea muy útil para estudios de genética lingüística). En el libro solo constan hechos (formales) y son analizados formalmente. Porlan tiene hipótesis históricas y causales, cuyo estudio deja para mas adelante.
Un solo ejemplo (de los centenares que figuran en el libro). Elementos geográficos en la desembocadura del río:
Lo sorprendente es que nadie lo haya observado antes. No todos los días aparece una obra de tanto valor (que probablemente tenga consecuencias importantes en lingüística, historia, geografía y psicología).
Sigfrido Samet, 25-5-1999
Seis años después
Después de ver la película, llamé por teléfono a Alberto Porlan y, sí, el autor de Los nombres de Europa y el director de Las cajas españolas, son la misma persona. Nació en Madrid en 1947, está casado y tiene dos hijos, es filólogo (discípulo de Rafael Lapesa), escribió novelas y poesía, ensayos y guiones para radio y televisión. Dedicó veinte años a investigar la estructura y la filología de la toponimia española. Seis años después, era un lapso razonable para reunirnos otra vez en el mismo Café de la Glorieta de Bilbao, para evaluar lo sucedido con una obra tan sorprendente a la que dedicó tanto esfuerzo. Me dijo, en resumen, que su obra no tuvo hasta entonces ni la trascendencia ni las consecuencias que yo esperaba, aunque los especialistas que conocieron su contenido, quedaron «perplejos». El objeto de este artículo es intentar explicar por qué sucedió esto, y, más aún, pedir a los filólogos que lean Los Nombres de Europa, lo analicen y lo critiquen.
Pero demos primero un vistazo panorámico al libro. La obra se divide en tres partes (ver el índice completo como Apéndice). En la primera describe lo que observó, su descubrimiento empírico. Ya en el Prólogo nos dice:
«Sobre el mismo asunto, este libro plantea una tesis radical: los topónimos europeos son resultado, en su abrumadora mayoría, de un sistema único y extremadamente arcaico de ordenación territorial del que ya se habría perdido la memoria a comienzos de la historia escrita. Lejos de constituir unidades absolutas, justificadas en origen por razones semánticas vigentes o "descoloridas", los nombres son relativos: se encuentran ligados entre sí como elementos de un conjunto territorial unitario al que se yuxtaponen otros conjuntos organizados interiormente de manera semejante, al modo de las células de una piel.»
Nos dice en página 27:
«Es algo realmente extraordinario, algo para ponerse a meditar: los europeos, que hemos descifrado los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme, ignoramos lo que hay implícito en nuestros propios nombres. Y en esto hay pocas excepciones entre bárbaros y civilizados. No es que no podamos explicar qué significa Berlín, Londres, París o Madrid. Es que tampoco los viejos griegos sabían a ciencia cierta el motivo de que Atenas se llamara Atenas ni los romanos conocían el origen del nombre de Roma. Tuvieron que recurrir a mitos para explicarlo.»
Al Oeste de Bourges (Francia) hay una población llamada Saragosse, nombre muy similar a la Zaragoza española. Ahora bien, por Zaragoza pasa el río Ebro; por Saragosse el Yèvre (pág. 32). Se conocían dos naciones de íberos: los occidentales, que ocupaban Iberia, y los orientales, desde el Cáucaso. Lo más curioso es que ambos tenían como pueblos vecinos a los bybracos o berybracos (pág. 34).
«La toponimia europea –dice en pág. 38– ha sido demasiado estudiada desde perspectivas semantistas y migratoristas, pero demasiado poco desde el aspecto estrictamente formal.»
Otro ejemplo, similar al ya visto del Ebro y el Tíber, muestra la semejanza que hay entre los topónimos de los alrededores de Lausanne (cantón suizo de Vaud) y los de Lozana, en Asturias:
Porlan llama concordancia dual a la que tiene lugar entre dos topónimos fijos de múltiples territorios, y atingente a cada uno de los elementos. Cuanto mayor es el número de las atingencias, más desconcertante resulta el pensar que la toponimia es un conjunto por completo asistemático (pág. 48). Y en pág. 74 dice:
«Parece preferible, entonces, renunciar a toda idea de parentesco étnico por migración entre los antiguos pobladores de territorios en los que se reconozcan los mismos nombres, y aplicarse al análisis de las concordancias toponímicas en sí mismas. Enfocando así el asunto, alcanzamos a vislumbrar el hecho de que, más allá de identidades o diferencias culturales, se repiten los mismos nombres o muy semejantes a lo ancho de todo el continente europeo. Y, sobre todo, lo hacen en el seno de un conjunto de relaciones de proximidad que configuran determinadas concordancias estables»:
En el capítulo 4 estudia los límites de la variabilidad, a cuyo modelo dedica la parte II. Las pérdidas labiales las expresa mediante 16 «cuños» que a su vez pueden generar múltiples variantes por oscilación o erosión. Del étimo proceden los cuños, hasta el completamente deslabializado o paraétimo (pág. 226). Y dice que «Esta congruencia entre nombres antiguos y modernos, esta sorprendente continuidad de los topónimos a lo largo del tiempo que se aprecia al aplicar sobre los nombres el modelo de reintegración fonológica que desarrollamos, no puede ser ignorada» (pág. 239).
La parte III está dedicada al Sistema de Ordenación: «El modelo de variabilidad toponímica que se ha propuesto en la segunda parte de esa obra –dice en pág. 451- es la llave para acceder a la comprensión del arcaico sistema de organización territorial que continúa vigente en nuestros mapas actuales. Pero antes conviene proveerse de una nueva herramienta metódica que nos facilitará el reconocimiento de las piezas o elementos que integran el conjunto sistemático, es decir, de sus cuños y órdenes.» Y desarrolla un estilo de representación oral de las estructuras, al que llama demótico.
Muchos creen que en el pasado remoto, Europa estaba recorrida por hordas que la sembraban de fundaciones con sus nombres. «Si en lugar de presuponer que las naciones dan nombre a sus lugares de asentamiento se argumenta que son los lugares los que dan nombre a las naciones, parece como si una nueva y cegadora luz lo iluminase todo.» Acerca de esto dice en el Epílogo: «Es fácil entender que sería muy sencillo tratar de rebatir todo esto denunciando casos de concordancia semejantes a los europeos entre dos o más nombres de Massachusetts, Australia, Cuba o cualquier otra zona de la que nos conste su nombramiento reciente.» (Pido perdón por decir aquí, una vez más, que en Europa las personas reciben nombres de ciudades, mientras que en América, las ciudades reciben nombres de personas.)
Dice luego que «Desde luego, la comprensión completa del sistema está todavía muy lejos. Tan sólo se ha demostrado que ciertos elementos toponímicos se relacionan sistemáticamente de modo correlativo y conclusivo en ámbitos territoriales reducidos, y que tanto esos elementos como su relación existían ya en épocas arcaicas. Pero esto no apunta sino a la existencia de un sistema y quizá a la primera fase de su análisis».
El hito de la Constitución Europea
También dice en el Epílogo:
«En todo, caso con las páginas anteriores creo haber manifestado la evidencia de un patrón toponomástico arcaico asociado a la geografía europea, y, probablemente, a la indoeuropea. Es decir, que los europeos nos movemos sobre un espacio organizado y demarcado por nuestros antecesores hace milenios, y que los nombres que utilizamos para designar a nuestros territorios son, con las modificaciones que se han expuesto, aproximadamente los mismos que los ancestros utilizaron para llevar a cabo sus demarcaciones originales.»
«El mayor interés de este presunto sistema o patrón radica en tres condiciones específicas: su extrema antigüedad, su índole civilizadora y su unidad por lo que respecta al continente europeo. Juntas las tres, revelan la existencia de un sustrato civilizador común para los pobladores de estas tierras, que se alinea junto al ya reconocido sustrato lingüístico común indoeuropeo.»
Estas ideas, como dice Porlan, se oponen al mezquino y engañoso nacionalismo. Creo que esto es muy cierto; sin embargo hay que destacar que aunque después del feudalismo los estados-nación, que dieron lugar al nacionalismo y a las guerras, también fortalecieron a cada país y crearon las condiciones para su futura unificación (así como en su momento los Estados unificaron los señoríos feudales). Las tendencias unitarias subyacentes se reflejan en «La Unión Europea del Káiser», ensayo de Niall Ferguson en ref. 3 (pág. 162). Y la 5ª Conclusión de ref. 4 dice:
«Sin embargo al mismo tiempo, junto al carácter aleatorio del proceso histórico, hay tendencias profundas (¿tal vez los atractores extraños de su movimiento caótico?) que conducen a situaciones análogas, aunque sucedan en circunstancias diferentes (se habría llegado a la Unión Europea con guerra o sin ella España habría desarrollado una economía abierta y un sistema democrático, mucho antes y sin guerra civil, como lo hizo finalmente).»
Y para Stefan Zweig (ref. 5, pág. 106), la idea de la unidad europea, continuando sus cauces históricos, cristaliza completamente con Erasmo de Rotterdam:
«Cierto que ya anteriormente algunos individuos aislados habían intentado una unificación de Europa, los césares romanos, Carlomagno, y más tarde había de hacerlo Napoleón, pero estos autócratas habían procurado reunir a los pueblos y a los Estados con la maza de la violencia; el puño del conquistador había destrozado los imperios más débiles para encadenarlos a los más fuertes. Pero en Erasmo –¡decisiva diferencia!–, Europa aparece como una idea moral como una exigencia espiritual perfectamente limpia de egoísmo; comienza con él aquel postulado de los Estados Unidos de Europa, todavía hoy no realizado, bajo el signo de una cultura y civilización comunes.»
Sigo creyendo en mi pronóstico de 1999: estos seis años han sido un período de latencia, que probablemente termine por obra del impulso espiritual inherente a la Constitución Europea. Los descubrimientos de Porlan ayudarán a fortalecer nuestra identificación con el pasado y el futuro de Europa. Pero sospecho que cuando se intente responder a las preguntas que plantea, (pues todo descubrimiento responde a preguntas, y a su vez plantea nuevas preguntas) surjan novedades importantes en lingüística y en los campos vecinos (Historia, Psicología, Filosofía Política, &c.).
Nos falta decir algunas palabras acerca del por qué del período de latencia.
«La validación de la deriva continental»
A mis doce años, mi madre me contó que, según un sabio alemán llamado Richard Wegener, alguna vez los continentes estuvieron unidos, pero luego se separaron: tienen movimiento. Por eso hay coincidencias, por ejemplo, entre los perfiles occidental de África y oriental de Sudamérica. Después supe que había además muchas otras razones, como la distribución de especies animales y vegetales, y la concordancia de estratos geológicos, que apoyan la teoría de la deriva continental. Sin embargo, esta teoría fue rechazada durante décadas. Jay Gould (ref. 2) nos dice en pág. 182:
«En el transcurso del período de rechazo casi universal, la evidencia directa a favor de la deriva continental –esto es, los datos recogidos de rocas puestas al descubierto en nuestros continentes– era tan buena como la que existe hoy en día. Era rechazada porque nadie había conseguido imaginar un mecanismo físico que permitiera a los continentes desplazarse a través de lo que parecía ser el sólido suelo oceánico. En ausencia de un mecanismo plausible, la idea de la deriva continental fue rechazada como algo absurdo.»
Y en la página siguiente dice:
«En mi opinión esta historia es representativa del progreso científico. Los datos nuevos recolectados por medios antiguos bajo las directrices de teorías antiguas, rara vez llevan a una revisión sustancial del pensamiento. Los hechos no «hablan por sí mismos»; son leídos a la luz de la teoría.» [bastardillas de S.S.]
Y finalmente, en pág. 188:
«Disponemos ahora de una ortodoxia nueva y movilista, considerada tan definitiva e irrefutable como el estaticismo al que reeemplazó. A su luz, los datos clásicos a favor de la deriva han sido exhumados y proclamados prueba definitiva. No obstante, esos datos no representaron papel alguno [bastardillas de S.S.] en la validación de la idea del movimiento de los continentes; la deriva triunfó tan solo cuando se convirtió en la consecuencia necesaria de otra teoría.» [la tectónica de placas.]
Tal vez suceda algo parecido con Los nombres de Europa. Y no por falta de información; la prensa publicó buenos resúmenes de la presentación del libro (por ejemplo, ref. 5). Los especialistas quedan perplejos... y nada más. Porque los «hechos» sólo son importantes en el marco de una teoría que los integre y explique. Y, como dice Porlan, «la comprensión completa del sistema está muy lejos», como sucedía, a pesar de los «hechos», con la deriva continental, hasta que se descubrió la tectónica de placas. ¿Cuál será la tectónica de placas de Los nombres de Europa?
Dese luego, me gustaría conocer l opinión de los expertos de este foro acerca de este planteamiento "olvidado" en un rincón.
Biblioteca: LA RESISTENCIA CANTABROASTUR CONTRA ROMA
Biblioteca: Opiniones expertas sobre Pelayo y los orígenes del reino de Asturias
Biblioteca: Sangrantes restauraciones en Asturias
Biblioteca: Palabras euskerikas del castellano Y MAS....
Biblioteca: El origen probable de "de"
De esto tampoco se dió cuenta la Academia de la Lengua.
Hay 19 comentarios.
1