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He leído el artículo, realmente muy interesante, y muy bien
documentado y vaya por delante, que muchas de las afirmaciones coinciden con
muchos de mis planteamientos. Entiendo, sin embargo, que el estudio se centra
básicamente en los teónimos existentes en el valle del Miño, y como ya dije, en
lo que a mi respecta, no tengo dudas de que una gran parte de la provincia de
Lugo (por lo que veo me he quedado corto en mi anterior comentario), estaba ocupado por núcleos astures, la explicación sin embargo como luego
indicaré es muy otra.
En la página a que Vd se refiere se indica
«En el conuentus Asturum residían los
susarri gigurri arronidaeci y los egivarri ,
mientras que, hacia el oeste, en las regiones central y septentrional de la
cuenca de Lugo y, por tanto, en el conuentus Lucensis , se ubicaban los arroni
, seurri e, incluso, los Arrotrebae , pueblo éste que se suele
relacionar ya con los del extremo noroeste, los ártabros. Alguno sautores
consideran que la existencia de este grupo de topónimos podría ser resultado de
un desplazamiento de pueblos ástures desarrollado a partir de las guerras de
época augustea . Para Prósper, los arrotrebae se habrían desplazado
hasta la regiónn de los árta-bros, generando las conocidas confusiones entre
los autores antiguos sobre ambos etnónimo»
La autora justifica en concreto la inclusión de los egobarros
por el cambio fonético ry > rr en
grupos astures. Sinceramente la terminación barr- es una de las más extendidas
de toda la península y no veo para nada las razones de ese cambio fonético. Podría
poner cientos de ejemplos existentes en la toponimia del territorio bracarense y
lusitana en los que se conserva la raíz barr-. En lo que se refiere a la
toponimia actual del territorio que deriva del termino, consta además de la
comarca de Barreiros el antiguo partido de Barres que se extendía desde
Figueras hasta el Valdepares en el concejo de El Franco, (Baldebarres según
resulta del cartulario de Oscos). No creo que sea un dato especialmente
relevante.
Quizás la afirmación más polémica sea “En cualquier
caso, ningún dato indica la existencia de callaeci al norte del Miño” es
más de lo que se dice parece deducirse que los Gallaeci no serían sino una
extensión marginal del territorio lusitano. Pero es más se dice a continuación: «Por tanto, denominar callaeci a los pueblos que
habitaban al norte de la desembocadura del Miño y al este de su curso alto
hasta el río Sil en los momentos previos a la conquista romana es, en buena
medida, conjetural si se quiere caracterizar culturalmente a
dichas comunidades. Otros datos procedentes de las fuentes literarias,
epigráficas y de la toponimia refuerzan esta tesis»
A juicio del autor no existen Gallaeci al Norte de la
desembocadura del Miño, el autor se fundamenta en una traslación errónea del
género a la especie de la tribu bracarense a todo pueblo no astur al Norte de
la Línea del nacimiento del Miño (adviértase que el argumento no es nuevo). Pero,
si esto es así, entonces me pregunto que estamos discutiendo.
Me cuesta pensar la falta de trascendencia de la raíz
gallaeci en el noroeste peninsular, con la arraigada serie: Karioca, Carioga,
Cairoga, Karioga, Quiroga, Queiroga, Queyroga, Queyruga y no olvidemos por supuesto al
cariaca Princeps Nicer Clutosi. El sólo hecho de que el principe de los Albiones, la tribu más importante del occidente asturiano, se encabece con dicha denominación entiendo que hace que huelgue cualquier comentario.
Pero es que además pretender limitar la extensión de estos pueblos a los callaeci
bracarense, es como pretender limitar el territorio astur al valle del Esla,
nos encontramos una extensión de la especie al género y no creo que sea tan
difícil encontrar ejemplos.
Con todo , comparto muchas de las afirmaciones contenidas en
el artículo como es la explicación sobre la falta de referencias a los pueblos
galaicos en la guerras cántabras, la existencia de comunidades astures desplazadas o las
valoraciones sobre la teonimía, (creo, no obstante, que hay sin embargo mapas
de teónimos más completos y que precisamente justificarían la exclusión del
continuum cultural del occidente asturiano del valle del Miño lamentablemente no he podido encontrarlos).
El autor también pone de relieve en muchos pasajes esta
falta de un continuum cultural en el noroeste peninsular, la diversidad
cultural del convento lucense. Sin embargo, la razón de ello, en mi opinión
obedece, no una supuesta extensión de los pueblos lusitanos, como se afirma en
el artículo, sino a los diversos momentos de desplazamiento demográfico de la
cultura del hierro tardío. Los movimientos humanos que se producen entonces son
semejantes a los grupos bárbaros germánicos del final de imperio a través de
una estructura de capas o desplazamientos sucesivos. Estos, en mi opinión, dieron
lugar a una extensión inicial de la cultura astur para un posterior repliegue a
zonas del interior. Se entiende así que los grupos que llegan en un segundo
momento se instalen en la zona de la costa y que en consecuencia se encuentren
menos cohesionados y más expuestos al tiempo de la llegada de Roma al Noroeste peninsular. La
debilidad de esta cultura que propiamente podemos llamar galaica y la práctica
aniquilación como superestructura social por las tropas de Junio Bruto, explica la falta de noticias al
tiempo de las guerras cántabras.
En todo caso, me parece que es cuando menos un poco
aventurado llegar a conclusiones en este momento. En otro trabajo del propio
Juan Carlos Olivares, “La religión Celta en la península ibérica” publicado en
el 2004 se había indicado:
«No sabemos si existe una coherencia teonímica en el
conjunto de las áreas habitadas por otros pueblos como, por ejemplo, los
Astures, Cántabros o Vacceos. Ello es consecuencia, por una parte, de la
escasez de datos epigráficos procedentes de estas áreas y, sobre todo, de que
las divinidades que aparecen en ellas son de carácter local y no permiten, por
el momento, establecer relaciones entre estos pueblos y un esquema panteístico
determinado.»
En resumen lo que me parece claro de la lectura del
artículo es que de existir un continuum cultural no procede del Norte (pésicos
astures), sino más bien de los astures transmontanos Susarros, Gigurros, Zoelas,
Lougeos, Tiburos, etc..
Biblioteca: EO IMPERIO, SICENATA PACATA, PATRIA VALLATA
He leído el artículo, realmente muy interesante, y muy bien
documentado y vaya por delante, que muchas de las afirmaciones coinciden con
muchos de mis planteamientos. Entiendo, sin embargo, que el estudio se centra
básicamente en los teónimos existentes en el valle del Miño, y como ya dije, en
lo que a mi respecta, no tengo dudas de que una gran parte de la provincia de
Lugo (por lo que veo me he quedado corto en mi anterior comentario), estaba ocupado por núcleos astures, la explicación sin embargo como luego
indicaré es muy otra.
En la página a que Vd se refiere se indica
«En el conuentus Asturum residían los
susarri gigurri arronidaeci y los egivarri ,
mientras que, hacia el oeste, en las regiones central y septentrional de la
cuenca de Lugo y, por tanto, en el conuentus Lucensis , se ubicaban los arroni
, seurri e, incluso, los Arrotrebae , pueblo éste que se suele
relacionar ya con los del extremo noroeste, los ártabros. Alguno sautores
consideran que la existencia de este grupo de topónimos podría ser resultado de
un desplazamiento de pueblos ástures desarrollado a partir de las guerras de
época augustea . Para Prósper, los arrotrebae se habrían desplazado
hasta la regiónn de los árta-bros, generando las conocidas confusiones entre
los autores antiguos sobre ambos etnónimo»
La autora justifica en concreto la inclusión de los egobarros
por el cambio fonético ry > rr en
grupos astures. Sinceramente la terminación barr- es una de las más extendidas
de toda la península y no veo para nada las razones de ese cambio fonético. Podría
poner cientos de ejemplos existentes en la toponimia del territorio bracarense y
lusitana en los que se conserva la raíz barr-. En lo que se refiere a la
toponimia actual del territorio que deriva del termino, consta además de la
comarca de Barreiros el antiguo partido de Barres que se extendía desde
Figueras hasta el Valdepares en el concejo de El Franco, (Baldebarres según
resulta del cartulario de Oscos). No creo que sea un dato especialmente
relevante.
Quizás la afirmación más polémica sea “En cualquier
caso, ningún dato indica la existencia de callaeci al norte del Miño” es
más de lo que se dice parece deducirse que los Gallaeci no serían sino una
extensión marginal del territorio lusitano. Pero es más se dice a continuación: «Por tanto, denominar callaeci a los pueblos que
habitaban al norte de la desembocadura del Miño y al este de su curso alto
hasta el río Sil en los momentos previos a la conquista romana es, en buena
medida, conjetural si se quiere caracterizar culturalmente a
dichas comunidades. Otros datos procedentes de las fuentes literarias,
epigráficas y de la toponimia refuerzan esta tesis»
A juicio del autor no existen Gallaeci al Norte de la
desembocadura del Miño, el autor se fundamenta en una traslación errónea del
género a la especie de la tribu bracarense a todo pueblo no astur al Norte de
la Línea del nacimiento del Miño (adviértase que el argumento no es nuevo). Pero,
si esto es así, entonces me pregunto que estamos discutiendo.
Me cuesta pensar la falta de trascendencia de la raíz
gallaeci en el noroeste peninsular, con la arraigada serie: Karioca, Carioga,
Cairoga, Karioga, Quiroga, Queiroga, Queyroga, Queyruga y no olvidemos por supuesto al
cariaca Princeps Nicer Clutosi. El sólo hecho de que el principe de los Albiones, la tribu más importante del occidente asturiano, se encabece con dicha denominación entiendo que hace que huelgue cualquier comentario.
Pero es que además pretender limitar la extensión de estos pueblos a los callaeci
bracarense, es como pretender limitar el territorio astur al valle del Esla,
nos encontramos una extensión de la especie al género y no creo que sea tan
difícil encontrar ejemplos.
Con todo , comparto muchas de las afirmaciones contenidas en
el artículo como es la explicación sobre la falta de referencias a los pueblos
galaicos en la guerras cántabras, la existencia de comunidades astures desplazadas o las
valoraciones sobre la teonimía, (creo, no obstante, que hay sin embargo mapas
de teónimos más completos y que precisamente justificarían la exclusión del
continuum cultural del occidente asturiano del valle del Miño lamentablemente no he podido encontrarlos).
El autor también pone de relieve en muchos pasajes esta
falta de un continuum cultural en el noroeste peninsular, la diversidad
cultural del convento lucense. Sin embargo, la razón de ello, en mi opinión
obedece, no una supuesta extensión de los pueblos lusitanos, como se afirma en
el artículo, sino a los diversos momentos de desplazamiento demográfico de la
cultura del hierro tardío. Los movimientos humanos que se producen entonces son
semejantes a los grupos bárbaros germánicos del final de imperio a través de
una estructura de capas o desplazamientos sucesivos. Estos, en mi opinión, dieron
lugar a una extensión inicial de la cultura astur para un posterior repliegue a
zonas del interior. Se entiende así que los grupos que llegan en un segundo
momento se instalen en la zona de la costa y que en consecuencia se encuentren
menos cohesionados y más expuestos al tiempo de la llegada de Roma al Noroeste peninsular. La
debilidad de esta cultura que propiamente podemos llamar galaica y la práctica
aniquilación como superestructura social por las tropas de Junio Bruto, explica la falta de noticias al
tiempo de las guerras cántabras.
En todo caso, me parece que es cuando menos un poco
aventurado llegar a conclusiones en este momento. En otro trabajo del propio
Juan Carlos Olivares, “La religión Celta en la península ibérica” publicado en
el 2004 se había indicado:
«No sabemos si existe una coherencia teonímica en el
conjunto de las áreas habitadas por otros pueblos como, por ejemplo, los
Astures, Cántabros o Vacceos. Ello es consecuencia, por una parte, de la
escasez de datos epigráficos procedentes de estas áreas y, sobre todo, de que
las divinidades que aparecen en ellas son de carácter local y no permiten, por
el momento, establecer relaciones entre estos pueblos y un esquema panteístico
determinado.»
En resumen lo que me parece claro de la lectura del
artículo es que de existir un continuum cultural no procede del Norte (pésicos
astures), sino más bien de los astures transmontanos Susarros, Gigurros, Zoelas,
Lougeos, Tiburos, etc..
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