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A finales del siglo XVIII, Francisco Culebras, párroco de la localidad, escribía lo siguiente acerca de Tresjuncos (Cuenca):
…dice haberse llamado Tresjuncos de Arce, o la ciudad de Arce, como se lee en algunos libros de esta parroquia, bien que modernos.
Cuenta además que en la Historia del Conde de Mora se hace mención de este pueblo en los confines de la Carpetania, y que en tiempo de los romanos, por quienes había sido arruinado este pueblo, se erigió aquí estatua a Viriato.
En el siglo XIX Muñoz y Soliva nos relata, según la versión ofrecida por Rosendo Serrano, vecino de Tresjuncos, que este pueblo fue la antigua y opulenta ciudad de Arce, aunque no da excesiva credibilidad a tal suposición, siendo más partidario de la versión ofrecida por D. Diego Castejón y Fonseca, que asimilaba Tresjuncos con el Triunchenses romano. Concluye este autor en que Arce podría derivar de Arx o Arcis, que viene a significar El Castillo o Fortaleza, siendo éste el nombre de una parte de la población, concretamente la villa de San Benito, pero no de toda.
El presbítero Pedro de la Torre y del Pozo, en su Historia del Santísimo Rostro de Jesús, que data de 1874, indaga acerca de los orígenes de Osa de la Vega:
…tal vez fue en un principio quinta o granja de la antigua Belomontium, hoy Belmonte, o de Arce, ciudad romana que ya no existe, cuyas ruinas se encuentran a una milla de Tresjuncos.
Aunque algunas de las obras referidas son hoy consideradas “falsos cronicones”, lo cierto es que la aldea, villa o ciudad de Arce existió en la memoria colectiva de los tresjunqueños, y de ella se hicieron eco las crónicas más o menos ilustradas de la época. Pero… ¿realmente hubo un lugar, villa, o poblado con dicho nombre?
Resulta inquietante la similitud fonética de Arce y Alces, nombre este último dado por Livio a una ciudad celtíbera hacia la cual se dirigió el ejército romano en el año 179 a. C., tras haber tomado las ciudades de Munda y Certima: Inde iam duxit ad Alcen urbem, ubi castra Celtiberorum erant...
El pretor Graco se dirigió desde Certima a la ciudad de Alces, donde los celtíberos tenían muy fuertes posiciones. Tras un primer intento de asedio, los romanos tuvieron que retirarse, dirigiendo sus tropas al corazón de celtiberia, que fue devastada. Después de someter gran parte de celtiberia, Graco retrocedió y de nuevo se presentó en Alces, consiguiendo finalmente su rendición. Se obtuvo en la ciudad un gran botín y muchos prisioneros importantes, entre ellos los dos hijos de Thurro, jefe de aquellas gentes. A continuación se dirigió a Ercávica (Cañaveruelas, Cuenca), noble y poderosa ciudad que, aterrorizada por las desgracias de la vecina Alces, abrió enseguida sus puertas a los romanos .
La mayoría de los que han estudiado estos episodios, consideran que la ciudad de Alces estaba situaba en La Mancha . Quizás la ciudad que tanto costara someter al pretor romano se hallaba en Tresjuncos. La villa romana de Arce podría haber sido alzada sobre las ruinas de la ciudad celtíbera, de la cual tomaría el nombre.
La entidad geográfica de Alces, como denunció Polibio, fue magnificada por los cronistas oficiales para engrandecer la sombra de los generales romanos, que daban el nombre de ciudades a lo que en realidad eran simples poblados. Por tanto, la asimilación de Alces con la villa de Arce, no resulta descabellada, teniendo en cuenta que sus restos se esparcen por un terreno no superior a la hectárea.
El hecho de ser Ercávica la ciudad más cercana y la siguiente en conquistar, podría avalar esta hipótesis. Desde nuestra comarca Graco seguiría en dirección sur-norte, las estribaciones meridionales de la Sierra de Altomira, para alcanzar las tierras alcarreñas. Puede llamar la atención que en dicho itinerario no sea mencionada la ciudad de Segóbriga, con la que toparía en un hipotético trayecto desde Tresjuncos a Cañaveruelas, pero conviene recordar que en el siglo II a.C. no existía en territorio conquense, ninguna ciudad con ese nombre. Sí que existía su antecesora, Contrebia Carbica, ubicada escasas leguas al noreste, en Villas Viejas, pero ya había sido conquistada por Fulvio Flaco dos años antes (181 a. C.).
Esperemos que algún día, una excavación arqueológica en toda regla, arroje luz sobre las etapas de poblamiento, dimensiones y tipo de economía de las gentes que poblaron la villa de Arce. En cualquier caso, parece suficientemente probado que tras las campañas del pretor Graco (179 a. C.) tuvo lugar la rendición definitiva de nuestra gente al imperio romano, incorporándose así de forma gradual pero inexorable al proceso de romanización, muy avanzado ya en la costa mediterránea y poblaciones del levante ibérico.
En cuanto a la Alces del Itinerario de Antonino, decir que si Laminium estuviese en Alhambra, la distancia hasta esta hipotética Alces sería de 120 Km, mientras que si correspondiese a La Fuenllana distaría de ella 127,5 km., justo el doble de lo que refiere A.M. Canto.
Como último argumento a favor de esta hipótesis quisiera transcribir un texto del Anticuario de la Real Academia de la Historia AURELIANO FERNÁNDEZ-GUERRA Y ORBE, fechado en Madrid el 27 de Mayo de 1868:
"Aún de vez en cuando vemos trozos de la antiquísima vía hacia el Puerto de Piqueras, Soria y Almazán, Barahona y Sigüenza, Villaviciosa y Brihuega, Romancos, Retuerta, y Romanones, Pastrana y Zurita de los Canes, Albalate, Huete y Cabeza del Griego, Tresjuncos, Ruidera, Fuenllana y Villanueva con la Vía de los Infantes. Por último, el sitio donde se incorporaba con la Via Heraclea ó Augusta, fué Aldea Hermosa, una de las de Montizón, en el paraje del Portichuelo, al pie del cerro de Cabeza-Chica. Existe aún la piedra miliaria erigida en el año 32 ó en el siguiente de la Era cristiana, que expresaba la distancia desde allí á Contrebia: hallazgo feliz de nuestro correspondiente el doctor Góngora"
Con todos mis respetos: los verdiales no representan un pasado común con la jota, ni son prerromanos.
Puede que fueran prerromanos en su lugar de origen: La Mancha de Montearagón.
Estos cánticos no representan un pasado común con el folklore castellano. Son la versión andaluza de un folk de raíz castellana, con todas las diversas variantes que hayan podido serles introducidas.
Como sabrás, la conquista del antiguo reino de Granada se efectuó con soldadesca procedente del antiguo Marquesado de Villena, especialmente del Sur de Cuenca. Diego López Pacheco, marqués de Villena, partidario de la Beltraneja, tras perder la guerra civil castellana que le enfrentó con Isabel la Católica, puso sus tropas al servicio de la corona, cuya principal empresa era ampliar la frontera del Sur.
Tras la conquista y como agradecimiento se repartieron cargos entre los personajes que habían participado en estos logros. Así, Diego Ramírez, natural de Villaescusa de Haro (Cuenca), fue nombrado Obispo de Málaga, Diego García de Hinestrosa (Tresjuncos- Cuenca) primer regidor de la ciudad, etc... Éste último fundaría en ella el Hospital de Santo Tomé (1508)
Los soldados peones y los caballeros hidalgos tomaron posesión de sus nuevas rentas y llevaron a sus gentes, con las cuales también marchó el folklore. Los verdiales suenan tan castellanos, sencillamente porque lo son.
Biblioteca: ALCE> (CIVITAS)ALCANEA> OCAÑA
La Ciudad de Arce
A finales del siglo XVIII, Francisco Culebras, párroco de la localidad, escribía lo siguiente acerca de Tresjuncos (Cuenca):
…dice haberse llamado Tresjuncos de Arce, o la ciudad de Arce, como se lee en algunos libros de esta parroquia, bien que modernos.
Cuenta además que en la Historia del Conde de Mora se hace mención de este pueblo en los confines de la Carpetania, y que en tiempo de los romanos, por quienes había sido arruinado este pueblo, se erigió aquí estatua a Viriato.
En el siglo XIX Muñoz y Soliva nos relata, según la versión ofrecida por Rosendo Serrano, vecino de Tresjuncos, que este pueblo fue la antigua y opulenta ciudad de Arce, aunque no da excesiva credibilidad a tal suposición, siendo más partidario de la versión ofrecida por D. Diego Castejón y Fonseca, que asimilaba Tresjuncos con el Triunchenses romano. Concluye este autor en que Arce podría derivar de Arx o Arcis, que viene a significar El Castillo o Fortaleza, siendo éste el nombre de una parte de la población, concretamente la villa de San Benito, pero no de toda.
El presbítero Pedro de la Torre y del Pozo, en su Historia del Santísimo Rostro de Jesús, que data de 1874, indaga acerca de los orígenes de Osa de la Vega:
…tal vez fue en un principio quinta o granja de la antigua Belomontium, hoy Belmonte, o de Arce, ciudad romana que ya no existe, cuyas ruinas se encuentran a una milla de Tresjuncos.
Aunque algunas de las obras referidas son hoy consideradas “falsos cronicones”, lo cierto es que la aldea, villa o ciudad de Arce existió en la memoria colectiva de los tresjunqueños, y de ella se hicieron eco las crónicas más o menos ilustradas de la época. Pero… ¿realmente hubo un lugar, villa, o poblado con dicho nombre?
Resulta inquietante la similitud fonética de Arce y Alces, nombre este último dado por Livio a una ciudad celtíbera hacia la cual se dirigió el ejército romano en el año 179 a. C., tras haber tomado las ciudades de Munda y Certima: Inde iam duxit ad Alcen urbem, ubi castra Celtiberorum erant...
El pretor Graco se dirigió desde Certima a la ciudad de Alces, donde los celtíberos tenían muy fuertes posiciones. Tras un primer intento de asedio, los romanos tuvieron que retirarse, dirigiendo sus tropas al corazón de celtiberia, que fue devastada. Después de someter gran parte de celtiberia, Graco retrocedió y de nuevo se presentó en Alces, consiguiendo finalmente su rendición. Se obtuvo en la ciudad un gran botín y muchos prisioneros importantes, entre ellos los dos hijos de Thurro, jefe de aquellas gentes. A continuación se dirigió a Ercávica (Cañaveruelas, Cuenca), noble y poderosa ciudad que, aterrorizada por las desgracias de la vecina Alces, abrió enseguida sus puertas a los romanos .
La mayoría de los que han estudiado estos episodios, consideran que la ciudad de Alces estaba situaba en La Mancha . Quizás la ciudad que tanto costara someter al pretor romano se hallaba en Tresjuncos. La villa romana de Arce podría haber sido alzada sobre las ruinas de la ciudad celtíbera, de la cual tomaría el nombre.
La entidad geográfica de Alces, como denunció Polibio, fue magnificada por los cronistas oficiales para engrandecer la sombra de los generales romanos, que daban el nombre de ciudades a lo que en realidad eran simples poblados. Por tanto, la asimilación de Alces con la villa de Arce, no resulta descabellada, teniendo en cuenta que sus restos se esparcen por un terreno no superior a la hectárea.
El hecho de ser Ercávica la ciudad más cercana y la siguiente en conquistar, podría avalar esta hipótesis. Desde nuestra comarca Graco seguiría en dirección sur-norte, las estribaciones meridionales de la Sierra de Altomira, para alcanzar las tierras alcarreñas. Puede llamar la atención que en dicho itinerario no sea mencionada la ciudad de Segóbriga, con la que toparía en un hipotético trayecto desde Tresjuncos a Cañaveruelas, pero conviene recordar que en el siglo II a.C. no existía en territorio conquense, ninguna ciudad con ese nombre. Sí que existía su antecesora, Contrebia Carbica, ubicada escasas leguas al noreste, en Villas Viejas, pero ya había sido conquistada por Fulvio Flaco dos años antes (181 a. C.).
Esperemos que algún día, una excavación arqueológica en toda regla, arroje luz sobre las etapas de poblamiento, dimensiones y tipo de economía de las gentes que poblaron la villa de Arce. En cualquier caso, parece suficientemente probado que tras las campañas del pretor Graco (179 a. C.) tuvo lugar la rendición definitiva de nuestra gente al imperio romano, incorporándose así de forma gradual pero inexorable al proceso de romanización, muy avanzado ya en la costa mediterránea y poblaciones del levante ibérico.
En cuanto a la Alces del Itinerario de Antonino, decir que si Laminium estuviese en Alhambra, la distancia hasta esta hipotética Alces sería de 120 Km, mientras que si correspondiese a La Fuenllana distaría de ella 127,5 km., justo el doble de lo que refiere A.M. Canto.
Como último argumento a favor de esta hipótesis quisiera transcribir un texto del Anticuario de la Real Academia de la Historia AURELIANO FERNÁNDEZ-GUERRA Y ORBE, fechado en Madrid el 27 de Mayo de 1868:
"Aún de vez en cuando vemos trozos de la antiquísima vía hacia el Puerto de Piqueras, Soria y Almazán, Barahona y Sigüenza, Villaviciosa y Brihuega, Romancos, Retuerta, y Romanones, Pastrana y Zurita de los Canes, Albalate, Huete y Cabeza del Griego, Tresjuncos, Ruidera, Fuenllana y Villanueva con la Vía de los Infantes. Por último, el sitio donde se incorporaba con la Via Heraclea ó Augusta, fué Aldea Hermosa, una de las de Montizón, en el paraje del Portichuelo, al pie del cerro de Cabeza-Chica. Existe aún la piedra miliaria erigida en el año 32 ó en el siguiente de la Era cristiana, que expresaba la distancia desde allí á Contrebia: hallazgo feliz de nuestro correspondiente el doctor Góngora"
Biblioteca: Los verdiales, tradición prerromana conservada a través del tiempo
Con todos mis respetos: los verdiales no representan un pasado común con la jota, ni son prerromanos.
Puede que fueran prerromanos en su lugar de origen: La Mancha de Montearagón.
Estos cánticos no representan un pasado común con el folklore castellano. Son la versión andaluza de un folk de raíz castellana, con todas las diversas variantes que hayan podido serles introducidas.
Como sabrás, la conquista del antiguo reino de Granada se efectuó con soldadesca procedente del antiguo Marquesado de Villena, especialmente del Sur de Cuenca. Diego López Pacheco, marqués de Villena, partidario de la Beltraneja, tras perder la guerra civil castellana que le enfrentó con Isabel la Católica, puso sus tropas al servicio de la corona, cuya principal empresa era ampliar la frontera del Sur.
Tras la conquista y como agradecimiento se repartieron cargos entre los personajes que habían participado en estos logros. Así, Diego Ramírez, natural de Villaescusa de Haro (Cuenca), fue nombrado Obispo de Málaga, Diego García de Hinestrosa (Tresjuncos- Cuenca) primer regidor de la ciudad, etc... Éste último fundaría en ella el Hospital de Santo Tomé (1508)
Los soldados peones y los caballeros hidalgos tomaron posesión de sus nuevas rentas y llevaron a sus gentes, con las cuales también marchó el folklore. Los verdiales suenan tan castellanos, sencillamente porque lo son.
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