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La Península Ibérica fue conquistada entre el 710 y el 716 d.C. por tribus árabes que tenían su origen en el norte, centro y sur de Arabia. La conquista fue una yihad clásica, profusamente acompañada de actos de pillaje, esclavización, deportación y matanza. La mayoría de las iglesias quedaron convertidas en mezquitas. A continuación hubo un proceso de inmigración y colonización árabe y beréber. Toledo, que había empezado sometiéndose a los árabes en el 711 o el 712, se rebeló en el 713; la ciudad fue castigada con el saqueo, y degollados todos sus notables. En el 730 fue asolada la Cerdaña (parte de la Septimania cercana a Barcelona) y quemado vivo un obispo. En las regiones donde se estabilizó el control islámico, los judíos y cristianos no convertidos al islam, los llamados dhimmíes, quedaron sojuzgados como en el resto de los territorios islámicos: se les prohibió edificar nuevas iglesias o sinagogas y restaurar las antiguas. Segregados en barrios especiales, tenían que vestir ropa distintiva. El campesinado cristiano, sometido a fuertes impuestos, formó una clase servil explotada por las elites árabes dominantes; muchos abandonaron las tierras y escaparon a las ciudades. Las peticiones de auxilio de los mozárabes (los dhimmíes cristianos) a los monarcas cristianos desataron severísimas represalias, con mutilaciones y crucifixiones. Además, bastaba con que un solo dhimmí dañara a un musulmán para que la comunidad entera perdiera su estatuto de protegida y quedara expuesta al expolio, la esclavización y la matanza arbitraria.
Biblioteca: ¿La invasión que nunca existió?
La Península Ibérica fue conquistada entre el 710 y el 716 d.C. por tribus árabes que tenían su origen en el norte, centro y sur de Arabia. La conquista fue una yihad clásica, profusamente acompañada de actos de pillaje, esclavización, deportación y matanza. La mayoría de las iglesias quedaron convertidas en mezquitas. A continuación hubo un proceso de inmigración y colonización árabe y beréber. Toledo, que había empezado sometiéndose a los árabes en el 711 o el 712, se rebeló en el 713; la ciudad fue castigada con el saqueo, y degollados todos sus notables. En el 730 fue asolada la Cerdaña (parte de la Septimania cercana a Barcelona) y quemado vivo un obispo. En las regiones donde se estabilizó el control islámico, los judíos y cristianos no convertidos al islam, los llamados dhimmíes, quedaron sojuzgados como en el resto de los territorios islámicos: se les prohibió edificar nuevas iglesias o sinagogas y restaurar las antiguas. Segregados en barrios especiales, tenían que vestir ropa distintiva. El campesinado cristiano, sometido a fuertes impuestos, formó una clase servil explotada por las elites árabes dominantes; muchos abandonaron las tierras y escaparon a las ciudades. Las peticiones de auxilio de los mozárabes (los dhimmíes cristianos) a los monarcas cristianos desataron severísimas represalias, con mutilaciones y crucifixiones. Además, bastaba con que un solo dhimmí dañara a un musulmán para que la comunidad entera perdiera su estatuto de protegida y quedara expuesta al expolio, la esclavización y la matanza arbitraria.
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