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CáCERES Sierra de Fuentes
Clasificación: Castro
Información mantenida por: Alfonsohispania
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Poblado de el Risco

El poblado de el Risco se encuentra en la localidad cacereña de Sierra de Fuentes, en lo más alto de la cumbre rocosa conocida por Sierra de el Risco, a la sazón privilegiada atalaya natural desde la cual se divisan hasta 40 kilómetros de la llanura que se extiende a su alrededor: virtud ésta por si sola garante de una marcada bondad estratégica.
Parcialmente excavado hace pocos años, se han constatado en su recinto dos fases de habitación: una correspondiente al Bronce final y otra a la primera Edad del Hierro, concluida con el abandono definitivo del lugar no más allá de finales del siglo V a.C. Esta segunda fase, la más importante en cuanto a la entidad de los restos murarios localizados, ha proporcionado además una considerable variedad de materiales arqueológicos entre los que destacan una serie de cerámicas a torno de gran calidad, probablemente llegadas allí vía intercambio comercial, así como un conjunto de fíbulas y broches de cinturón de clara influencia orientalizante. Éste último detalle es de gran interés para el conocimiento de la protohistoria extremeña toda vez que nos pone tras la pista de la influencia tartésica en la comarca cacereña, posiblemente introducida a través del cercano centro orientalizante del Torrejón de Abajo y/o del gran santuario de Cancho Roano en tierras de Zalamea de la Serena, provincia de Badajoz.
Protegiendo un asentamiento caracterizado por el empleo de casas de planta circular, el Risco cuenta con una muralla de piedra cuarcítica, construida en seco con bloques de distintos tamaños si bien predominando una volumen mediano. Carente de talla alguna, el mampuesto de esta muralla se asienta directamente sobre la roca, limitándose en la práctica a cerrar los huecos existentes entre los distintos crestones rocosos a través de los cuales se llega a la meseta superior del cerro, por lo demás muy escarpado y de difícil acceso. Por este motivo, los restos existentes hoy en día se encuentran exclusivamente en el flanco occidental de la cumbre amesetada, a la postre el más vulnerable por ser el único accesible desde la llanura y por tanto más necesitado de defensas artificiales que los demás, de sobra guardados por una sucesión de cortados prácticamente infranqueables.
El espesor de la muralla del Risco resulta relativamente reducido en comparación con otros castros contemporáneos, lo que puede explicarse por la excelente capacidad defensiva del asentamiento: bastante sencillo de custodiar por su propia naturaleza enriscada aún sin la intervención de murallas de refuerzo. Así, en las zonas donde es posible observar el paramento de la muralla tanto al interior como al exterior del recinto fortificado es dable medir un delgado metro y veinte centímetros para los lienzos más endebles por metro setenta en los más potentes, como se ve en ambos casos medidas muy inferiores a los varios metros que se suelen documentar habitualmente en los poblados prerromanos españoles. En cuanto al alzado conservado, se limita a cuatro o cinco hiladas en el mejor de los casos, lo que se traduce en sesenta centímetros de altura aproximadamente, conservándose el resto del desarrollo de los muros en forma de derrumbes esparcidos por las laderas del Risco.
La cronología de la muralla es un asunto algo confuso en la actualidad al carecerse de datos que permitan datarla en una de las dos etapas de habitación del asentamiento. Así, si partimos de una sucesión en el poblamiento desde el siglo IX a.C. –Bronce final—en que se fundara hasta el siglo V a. C. –Hierro inicial—en que se abandonara, parece lógico suponer que las murallas correspondieran a la primera época, cuando decidieran establecerse allí sus primeros moradores. Sin embargo, en caso de demostrarse –lo que no se ha hecho, aunque tampoco lo contrario—la existencia de un hiatus entre ambos periodos de asentamiento, la cronología de la muralla podría atrasarse con mayor dosis de verosimilitud a la primera Edad del Hierro: como se sabe una época de gran prosperidad para la edilicia castral en toda la península ibérica.
Sea como sea, la opinión del autor, a la luz de los conocimientos actuales, es que la muralla del Risco tiene un origen en la fase postrera de la Edad del Bronce, siendo después reutilizada o incluso reedificada en mayor o menor grado por los habitantes de la segunda etapa, con mucha probabilidad descendientes directos de los primeros ya que aún en el caso de hiatus éste fue por fuerza corto; uno, todo lo más dos, siglos.

Cómo llegar y horarios

Acceso libre. Sobre la gran sierra que hay al lado del pueblo citado. Se puede subir en coche. Los restos de muralla no están muy claros


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Comentarios

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  1. #1 jugimo 27 de oct. 2004

    Amigo Alfonso, te felicito por tus conocimientos sobre los castros extremeños. A ver si cuando los visitas me avisas y aprendemos algo mutuamente:Te hubiera enseñado allí mismo unas bonitas pinturas rupestres del calcolítico descubiertas por mí hace algunos años.Un abrazo.

  2. Hay 1 comentarios.
    1

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