Ermitas rupestres en el Alfoz de Bricia

El Alfoz se muestra profuso en eremitorios rupestres. El más conocido y singular es de San Miguel, en Presillas de Bricia. El peñasco donde se enclava libera la imaginación, algo que debieron aprovechar los anacoretas altomedievales para modelar una elegante iglesia asilvestrada de dos alturas. En el primer piso dos grandes columnas dividen el espacio en tres naves con sus correspondientes cabeceras y altares. Al segundo se accede por una escalera de caracol excavada en la piedra, que termina en un balcón desde donde se puede admirar un verdoso paisaje y los pueblos Perdidos entre las montañas del dúo autonómico. En la parte lateral izquierda de la misma roca, existe otra cueva "Cueva de la Vieja", que la tradición se la dedica a una ermitaña. Por todo el entorno existe un conjunto de cuevas naturales y artificiales, " utilizadas posiblemente en la época visigoda y paleocristiana, en las que se han realizado hallazgos arqueológicos" (Ministerio de Educación y Cultura).

También son famosos los eremitorios de arenisca en Montejo de Bricia. En el de "La Tía Isidora" se observan tres espacios diferenciados por arcos, a modo de ordenado templo. "El Horno", de entrada más dificultosa, tiene forma redonda y sus paredes están decoradas con cruces y signos verticales. El enclave es muy hermoso, acariciado por abundantes manantiales que forman chispeantes cascadas entre roquedas y robles.