Realizada por: Tartessio
Al Druida: A todos los Druidas
Formulada el lunes, 14 de febrero de 2005
Número de respuestas: 2
Categoría: Temas Históricos y Artísticos
Tartessos
No hace mucho una noticia que ha tenido amplio eco en la web y en periodicos y emisoras de radio de un tal cientifico Rainer Khunne, de la universidad de Whupertal en Alemania, que a raiz de unas fotos de Satélite, que el reconoce que le dió a conocer Georgeos. Pregona a los cuatro vientos que la ciudad de Atlantis se encuentra en la Marisma de Hinojos en pleno Parque Natural de Doñana. Yo he visto las fotos y he podido comprobar aunque no in situ, que esas estructuras rectangulares existen en la desembocadura del caño del Guadiamar, pero de ahi a ver los anillos concentricos a los que el atribuye las mismas medidas que Atlantis, pues la verdad es que en las fotos no se aprecia nada y hay que echarle mucha imaginación, o el maneja otros datos que no conocemos.Pero en mi opinión esas ruinas si pueden tener que ver con tartessos, de hecho el profesor Schulten estuvo excavando en esa zona. Pero me gustaria si alguien me pudiera informar de exactamente donde excavó Schulten y encontró una aldea romana, porque presumo que no fué muy lejos de esta zona.
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LA ATLÁNTIDA, ¿UN CONTINENTE PERDIDO?
Atlantes en Andalucía
Hundidos por la soberbia
Un imperio en el Egeo
EL PRIMER 'ATLANTÓLOGO'
Existió hace 11.000 años, al oeste del estrecho de Gibraltar, una isla más grande que África y Asia juntas. La Atlántida, como se llamaba, era la cuna de una civilización muy avanzada e inmensamente rica. Su flota navegaba por todos los mares a la busca de materias primas. El oro se empleaba en la isla para hacer estatuas y, con otros metales preciosos, cubría las fachadas de algunos edificios. Los reyes atlantes ya habían construido templos, palacios, puertos y astilleros, y esclavizado a algunos de sus vecinos, cuando se lanzaron a la conquista del Mediterráneo oriental. Fueron derrotados por Atenas, y un terremoto y un diluvio sumergieron la isla continente en el océano en un día y una noche.
Platón (429-347 antes de Cristo) contó esta historia en dos de sus diálogos, 'Timeo' y 'Critias'. No hay referencias a la Atlántida anteriores y todas las posteriores se basan en lo que escribió el filósofo griego, cuyo discípulo Aristóteles creía que se trataba de una ficción poética de su maestro. La narración ocupa menos de diez páginas, pero ha dado lugar a miles de libros en los cuales se ha situado el desaparecido imperio en mitad del Atlántico, en el Índico, en las Islas Británicas, en Francia, en Canarias, en Cuba, en Yucatán, en Los Andes, en Arabia, en Groenlandia y en la Antártida, entre otros lugares. Se ha poblado hasta de extraterrestres y se ha presentado como la tierra originaria de los egipcios, los mayas, los aztecas, los vascos, los indios norteamericanos...
"No creo que la Atlántida haya existido como una civilización avanzada en una isla en mitad del Atlántico", dice el historiador y novelista Juan Eslava Galán. "Las propuestas de posibles emplazamientos tienen su origen, en el mejor de los casos, en malinterpretaciones y, en el peor, en tergiversaciones con fines crematísticos", mantiene David García i Rubert, arqueólogo y profesor de la Universidad de Barcelona. La Atlántida 'salió del fondo del mar' a principios de junio cuando el físico alemán Rainer Kühne publicó, en la web de la prestigiosa revista 'Antiquity', una foto tomada por un satélite en la que identifica, en la Marisma de Hinojos, cerca de Cádiz, los restos de dos templos de los que habla Platón.
Ramón Corzo, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, tiene una dilatada experiencia en arqueología aérea y no ve en la imagen nada sorprendente. "Lo que hay son sombras en la arena fruto de la casualidad. Es un terreno que ha emergido recientemente, en el que no hay posibilidad de que exista ningún tipo de estructuras tan antiguas". El artículo de 'Antiquity' ha indignado a Georgeos Díaz-Montexano, un aficionado hispanocubano que acusa a Kühne de plagiarle al situar el continente perdido en Cádiz. La localización de la Atlántida en Andalucía occidental es, sin embargo, muy anterior al nacimiento de Díaz-Montexano, quien sostiene que "el acueducto de Segovia es un monumento atlante".
"El primero que pone la Atlántida en Andalucía es Platón, que dice que está más allá de las Columnas de Hércules, como los griegos llamaban al estrecho de Gibraltar", indica Corzo. Parte de la descripción de la civilización desaparecida parece corresponder con lo que se conoce de Tartessos, la cultura que se desarrolló entre los siglos VIII y VI aC en el sur peninsular, donde en aquella época hubo núcleos urbanos ordenados en anillos -como la capital atlante- en una tierra muy fértil y rica en minerales. "Platón toma elementos del Tartessos histórico y los traslada a un pasado remoto que no tiene nada que ver con la realidad", explica el experto de la Universidad de Sevilla.
García i Rubert coincide en que el filósofo introduce elementos de su realidad histórica y de la tradición griega en la narración del auge y destrucción de "un estado ideal extraordinariamente rico y próspero que cae en la impiedad, lo que desemboca en su destrucción a manos de los dioses. Es un mito precioso, creado a partir de un montón de tradiciones e influencias". El arqueólogo catalán ve, en el enfrentamiento entre atlantes y atenienses, una reedición de las guerras médicas (498-479 aC), en las que los griegos frenaron el avance hacia Europa del imperio persa. El catastrófico final sería una nueva versión del episodio del Diluvio, documentado en la tradición mesopotámica desde 2500 aC y del que se apropiaron después los hebreos. "Es el tópico del pueblo que se hunde por su soberbia", señala Corzo.
Todos los elementos míticos e históricos se funden en un relato que engrandece a Atenas, la patria del filósofo. "Las ciudades, como las personas, necesitan un pasado ilustre y, si incluye la derrota de una civilización superior, mejor", apunta Eslava Galán. "Platón dijo que los hechos habían ocurrido 9.000 años antes como pudo decir 20.000", afirma el catedrático sevillano. Y es que, hace 11.000 años, los atenienses no pudieron vencer a nadie por una razón muy simple: Atenas no existía. No había en el mundo ninguna ciudad; sólo tribus de cazadores recolectores.
El escollo cronológico no es menor. Los 'atlántólogos' han intentado eludirlo argumentando que los hechos sucedieron 900 años antes de Platón, y no 9.000; pero el relato original se lo pone difícil. Fueron los sacerdotes egipcios de Sais los que, según el filósofo, contaron la historia de la derrota de la Atlántida a Solón (638-560 aC), el padre de la democracia ateniense, refiriéndose a ella como "la hazaña más heroica" de los hombres que habían vivido 9.000 años antes. El problema, indica García i Rubert, no es sólo que no haya ningún texto sobre la Atlántida en culturas como la egipcia y las mesopotámicas -"que acostumbraban a registrar casi todo"-, sino que además la precisión cronológica de que hacían gala los egipcios invalida la posibilidad de un error de esa magnitud.
Quitarle un cero a los 9.000 años de Platón situaría el hundimiento de la Atlántida alrededor de 1500 aC, cerca temporalmente del final de la cultura minoica, que se desarrolló en Creta y cuyo esplendor todavía es visible en las ruinas del palacio de Cnosos. La isla griega fue hogar de la primera civilización avanzada de Europa, que desapareció hacia 1450 aC por causas desconocidas. Algunos arqueólogos han identificado la Atlántida platónica con la Creta minoica desde que el estudioso K.T. Frost, de la Universidad de la Reina, en Belfast, lo hizo por primera vez en un artículo publicado en 'The Times' en 1909. Pero ¿cuál habría sido el agente destructor?
Un centenar de kilómetros al norte de Creta, asoman en el Egeo los restos de una isla, Tera -hoy conocida también como Santorini-, cuyo volcán entró en erupción entre 1600 y 1400 aC y, en un momento dado, explotó con una potencia varias veces mayor que la del Krakatoa, que en 1883 mató a más de 36.000 personas. Es posible que Platón recurriera al recuerdo de esa violenta erupción como un elemento más para su historia, pero no hay pruebas de que la catástrofe de Tera acabara con la civilización minoica, que tampoco fue derrotada por los atenienses ni tenía sus dominios más allá de las Columnas de Hércules.
"No puedes cambiar todos los detalles del relato de Platón y decir que sigue siendo el relato de Platón. Es como decir que el legendario rey Arturo es 'en realidad' la reina Cleopatra; lo único que tienes que hacer es cambiar el sexo, la nacionalidad, la época, el temperamento, el carácter moral y otros detalles de Cleopatra para que la semejanza sea obvia", dejó escrito el novelista y estudioso Lyon Sprague de Camp en su libro 'Lost continents' (1970). Kenneth Feder, experto en arqueología fantástica de la Universidad Central del Estado de Connecticut, compara el mito de la Atlántida con 'La guerra de las galaxias'. Ambas historias ocurrieron hace mucho, mucho tiempo; en un sitio muy, muy lejano; y están protagonizadas por un todopoderoso imperio que sucumbe ante un grupo de valientes hombres libres. ¿Hay alguien que busque los restos de Luke Skywalker?
El abogado y congresista estadounidense Ignatius Donnelly (1831-1901) es el maestro al que siguen todos los 'atlantólogos'. "Es el gran héroe de lo paranormal con referencia a la Atlántida. Dice lo que luego repetirán Erich von Däniken, Charles Berlitz y otros", indica el arqueólogo David García i Rubert.
En 'Atlantida, el mundo antediluviano' (1892), sitúa en el continente perdido el origen de casi todo, empezando por el alfabeto. "La tesis de Donnelly explicaba las semejanzas entre la civilización precolombina y la egipcia, con frecuentes tergiversaciones de los hechos, hasta dejarlos irreconocibles", apunta Richard Ellis en 'En busca de la Atlántida' (1999), el mejor libro sobre el mito publicado en español.
"Los pseudoarqueólogos son muchas veces falsificadores", coincide Juan Eslava Galán, quien no se cree "casi nada" respecto a sorprendentes hallazgos submarinos. "Se ha hablado muchas veces de muros y construcciones subacuáticas que son sólo formaciones naturales con apariencia artificial".
Dos canales productores de documentales compiten ahora por sumergirse en aguas de Gibraltar en busca del continente perdido. "En ningún lado se ha encontrado ni se encontrará algo parecido a lo que dice Platón", sentencia García i Rubert. Pero sólo el nombre de la Atlántida ya vende.
Publicado originalmente en 'El Correo'.
Muchas gracias Hartza
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El misterio ocupa un lugar en la vida humana tan fundamental que a veces las explicaciones de la historia, una disciplina que en el mejor de los ...
Las expediciones
La de Collina-GirardIrá en otoño a Cabo Espartel (isla Majuán). Dispone de un submarino de visión de 270 grados y un sumergible manejado por ...
- POR JUAN FRANCISCO ALONSO
Tendrá el aire de un duelo, con dos barcos que costearán entre Gibraltar y Chipiona, dos investigadores con el ojo puesto en el fondo del mar, dos cadenas de televisión (National Geographic y Discovery Channel) a la espera de noticias. En los próximos meses, si ambos equipos encuentran financiación, Georgeos Díaz-Montexano, un aficionado a la arqueología, antropología, paleopatología, escriptología y otro tipo de «ías» propias de quienes prefieren saber a ganar, y Jacques Collina-Girard, arqueólogo y paleontólogo de la Universidad de Aix en Provence (Francia), intentarán demostrar que la Atlántida que citó Platón estaba en la costa andaluza, cerca de Gibraltar.
El mito se parece a la realidad lo que un grano de arena a una playa. Casi nada, pero algo. Durante siglos, decenas de locos, aventureros, timadores, esotéricos y científicos han buscado ese grano de arena que pudiera conducirles a las playas de una isla-mito, uno de los grandes misterios arqueológicos que quedan por descubrir. Todos iban con su alfiler y pinchaban en el globo, con la lejana esperanza de hallar un filón de oro. O de gloria. Díaz-Montexano, un autodidacta obsesionado con este asunto desde hace muchos años, dice que fue el primero en señalar la costa andaluza; el profesor Jacques Collina Girard proclamó esa teoría en 2001, y Rainer Kühne, físico alemán, apunta ahora a un lugar cercano a Cádiz, en las marismas del Guadalquivir.
La Atlántida emerge en Andalucía. Para algunos, como Ramón Corzo, profesor de Arte antiguo de la Universidad de Sevilla, un divertimento intrascendente. Para otros, una misión en una vida, la de Georgeos Díaz-Montexano.
En su caso, todo empezó en 1994. Recién llegado a España, estudiaba unos petroglifos en Galicia. En aquellos grabados sobre roca destacaba un símbolo que le resultaba familiar: anillos concéntricos cortados por un canal, la representación de la Atlántida desde los tiempos de Platón. En los años posteriores, Díaz-Montexano se preguntó si era una casualidad. Y descubrió que no lo era. «Ese tipo de estructura abunda en la Península Ibérica y el Mediterráneo, en la cerámica, en los petroglifos. Incluso bajo el centro histórico de Jaén se han sacado a la luz restos de una construcción igual a la descrita por Platón, lo que demuestra que no se inventó el esquema arquitectónico».
Platón es la contraseña clave en esta nueva era de buscadores del mito. Dice el profesor Collina-Girard que, hasta ahora, esos textos habían interesado a novelistas o a historiadores, pero no a los geólogos. Se buscaba en otros lugares, en Cuba o en el Índico. En opinión de Díaz-Montexano, experto en lenguas clásicas, hay otra explicación: se ha traducido mal a Platón. «Sus textos más antiguos conocidos son, en realidad, códices medievales de los siglos VI o VII. En el XV, Ficino tradujo las obras del filósofo al latín. Un siglo después, con los códices originales desaparecidos durante una época, se retradujo del latín al griego. Y es con esa versión, llena de errores, y no con los códices medievales, con la que han trabajado todos los expertos hasta hoy».
Según esta nueva relectura de «Timeo» y «Critias», Platón ponía una cruz en el mapa: «delante», «junto» o «cerca» del Estrecho de Gibraltar. Allí estaba la Atlántida, si hemos de creer aquel diálogo de Sócrates y Timeo en el que se describe una isla tal como, ciento cincuenta años atrás, le contaron los sacerdotes egipcios al historiador griego Solón. Para los científicos ortodoxos, pura literatura. «Era un modelo ideal de organización política, que Platón explicó remitiéndose a otra época. Pero es imposible tomar aquellos datos como una referencia exacta», matiza el profesor Ramón Corzo.
Para los «creyentes» en la «religión Atlántida» hay incontables motivos de debate. Uno más: ¿cuándo se destruyó? Collina-Girard y Kühne hablan de 9.000 años antes de Solón. Díaz-Montexano, en cambio, cree que ahí habría que fijar el origen de la civilización, pero que la sucesión de terremotos /tsunamis que propició el fin de la isla pudo ocurrir en el 1.500-1.300 a. C., 900 años antes de Solón. «En el "Critias" se cita el terremoto y las luchas contra los reyes atlantes en esa época», señala.
Hasta ahí, o un poco más allá, llega lo que nos dejaron los textos. Pero la resolución del enigma, si llega, necesitará de la ayuda de la arqueología. Ésa es la razón de las expediciones en marcha. Collina-Girard se dirigirá a Cabo Espartel o Isla Majuán, sumergida junto al Estrecho. Díaz-Montexano buscará una alineación de muros, descrita y fotografiada por buceadores aficionados, a dos kilómetros de Chipiona. «Es una superficie amplia -dice el arqueólogo Raúl Menasalvas-, que desciende desde los nueve a los dieciséis metros bajo el agua. Se ha visto el bulto, pero ahora hay que ver los detalles con una fotogrametría precisa, tomada con referencias».
Menasalvas da menos importancia a los sillares, ruedas de molino o adoquines fotografiados. «El material descontextualizado, fuera del lugar original, en un mundo tan cambiante como el del mar, tiene más función ilustrativa que científica», asegura.
La expedición anglo-francesa trabajará, según Jamie McCallum, director comercial, «con un submarino que ofrece un campo de visión de 270 grados y con otro pequeño sumergible manejable por control remoto (ROV). Pensamos que en la Atlántida vivían en cuevas en la época que describe Platón. Cuando el nivel del mar subió al final de la Edad de Hielo, la zona quedó sumergida. Los templos, palacios, oro y civilización sofisticada sólo es, para nosotros, ficción inventada por el escritor».
Nueva arqueología
Raúl Menasalvas está encantado con que «la investigación arqueológica, disciplina en el furgón de cola de la ciencia, agite sus estructuras con un debate tan vivo. Por un lado, hay un divorcio entre la arqueología clásica y las nuevas tecnologías; por otro, nadie invierte en las prospecciones que permite la técnica». El «pique» entre Kühne, Collina-Girard y Díaz-Montexano permitirá dar un paso adelante, buscar nuevos argumentos para viejas preguntas. Otra: ¿Y si la Atlántida era Tartesos, ciudad de la que aún no se sabe su localización exacta?
Muchas personas buscan luz en el misterio. Entre otros, Gema Tirado, Antonio Lucas del Moral, Francisco Javier Rico, Jesús Rodríguez y Juan Luis Naval (Cronista Oficial de la Villa de Chipiona, Cádiz), miembros de la Asociación Cultural Caepionis. Siguiendo la pista de una foto de satélite analizada por Díaz-Montexano, han hallado dos canales artificiales del tamaño de los citados por Platón
La carrera hacia la Atlántida, después de muchos años parada, se torna de nuevo interesante. O chirriante, en ambientes académicos. Cuando le preguntamos al profesor Collina-Girard por el escepticismo que provoca este asunto, contesta: «Claro que la Atlántida es un mito, estoy de acuerdo. Pero los mitos se construyen a menudo sobre un hecho real, y eso es lo que sugiero en este caso». ¿Por qué meterse en un fango de tan difícil salida?, le insistimos a Díaz-Montexano. «Quizá porque no tenía nada que perder. No era un arqueólogo en nómina, así que no podían quitármela».
Fuente: http://www.abc.es/Syd/sabados/noticia.asp?cid=5195&hid=5194
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