Hace tiempo que acabó agosto, y con él los nombres romanos de los meses. Con septiembre, celebramos la llegada de la séptima luna (Bera=luna), y recordamos el porqué de estos nombres.

Para los antiguos, los años no se medían por medio de calendarios solares, sino a través de la luna, que con sus ciclos marcaba claramente el comienzo de un nuevo mes. Así pues, el año comenzaba con la Prima Bera, o primera luna (desde luego, en el mes de Marzo (o Barzo), y continuaba con los diferentes meses, hasta alcanzar el séptimo (septiemBRE=séptima luna), que sí ocupaba esta posición en el orden anual, y nó la novena como actualmente nos hacen creer, siguiendo con octuBRE, noviemBRE, diciemBRE, enero y feBREro, último mes del año.

El año, pues, comenzaba en Marzo porque era cuando la tierra renacía de su letargo invernal... y finalizaba en FeBREro... y de esta antiquísima tradición, aún conservamos costumbres que de otra forma serían dificilmente explicables... Es en Febrero cuando ajustamos nuestro calendario, añadiendo o no un día a la extensión del año... ¡pues no será porque es el última día del año???. Un último día, en el que además, desde la más remota antigüedad, en Celtiberia se han cantado las Marzas (unos versos que, alrededor de hogueras, se cantan a media noche), que no son, sino la celebración del año nuevo...

Por testimonio de Julio Aphricano sabemos que Heber, en la antiquísima lengua de España, significa la Luna. Heber=Febrero.

Por este mismo testimonio, podemos relacionar filológicamente las palabras Heber con Iber y con Ebro (de todos es sabida la importancia del río Ebro en la historia de la Península). No en vano, el río Ebro o Nela (Nela es el ramal más importante en su cuenca alta) nace en las montañas de Lunada (las montañas de la luna), rayando con Cantabria.

También de aquí, que los judios sefarditas o Hebreos, reivindicasen como suya esta tierra (Iberia o Sepharad)cuando fueron expulsados por los Reyes Católicos (Hebreos=Iberos=Ebro).