G.B. / BURGOS Y es que en la franja de terreno por donde discurrirán los más de 20 kilómetros de futuro trazado ferroviario están identificados al menos 10 yacimientos arqueológicos.

«En la evaluación de impacto ambiental se establecen medidas correctoras», explica la jefa del Servicio de Cultura de la Junta, Ana Carmen Pascual, que detalla los pasos que sigue la Administración para salvaguardar los hallazgos en obras públicas de este tipo.

Lo primero es un informe sobre elementos protegidos o catalogados desde el punto vista arqueológico. A la vista de esa información, el promotor debe plantear distintos trazados, y antes del movimiento de tierras, la Junta hace prospecciones arqueológicas en las opciones de trazado y evalúa la posible incidencia de la obra en los elementos catalogados.

«A partir de ahí, nos presentan medidas correctoras; normalmente se exige que no se afecte a los elementos del patrimonio y que se modifiquen las alternativas. Hay ocasiones en que es posible y otras en las que es muy difícil», apostilló la jefa del Servicio de Cultura.

En el caso del desvío del ferrocarril, cuyos trabajos preliminares han empezado ya, tras las prospecciones la Junta ha identificado una decena de yacimientos coincidentes con el trazado previsto.

En el municipio de San Mamés, se sabe de la existencia de restos prehistóricos en «Camino del Molino». Hacia Burgos, el siguiente punto de interés está en Villagonzalo-Arenas, con dos yacimientos del Paleolítico en los términos de «Fuentevidades» y «Herradura».

Villatoro también tiene restos que pueden aflorar con las máquinas: «La Laguna», de la era paleolítica, y «Viña Alta», medieval. En Villímar hay posibilidad de toparse con una importante calzada romana en la zona de «Cendrera» y con restos prehistóricos en el paraje «Iriones». La lista se completa con los yacimientos «Raposera», prehistórico, y «Tejar II», con restos modernos y contemporáneos, ambos en Villafría; y el prehistórico de «Crucero», en la capital.
Como explica la arqueóloga de la Junta, Cristina Echevarría, las intervenciones se centrarán ahora en una fase de sondeos «que permitan valorar y delimitar el alcance de las evidencias arqueológicas, para plantear posteriormente excavaciones en área». En la primera fase de la obra, las actuaciones se centrarán en «Tejar II», «Raposera», «Crucero», «Iriones» y la calzada romana en «Cendrera».
Echevarría cree que el desvío puede desentrañar cosas interesantes, como la calzada, pero también restos paleolíticos «que son rellenos de material y poco más».
El interés del investigador Miguel Moreno hizo que la declaración de impacto ambiental del desvío recogiese la importante calzada romana Tarragona-Astorga. Moreno presentó una alegación a título particular para salvaguardar esa antigua vía, sobre la que hay cuantiosa documentación.
El trazado del desvío -pronostica este investigador- podría cortarla en dos puntos: la zona de Villalonquéjar hacia Tardajos y en el entorno de Villímar en dirección a Hurones. El recorrido exacto que seguía entre esos dos lugares es una incógnita sobre la que hay distintas teorías. Moreno cree que la obra del ferrocarril es una buena oportunidad para sacar a la luz esta calzada romanas, una de las más importantes y todo «un lujo» para el patrimonio local.