Autor: gatopardo
martes, 01 de mayo de 2007
Sección: Opinión
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Jesús de Nazaret, ¿mito o historia?

La historicidad de Jesús de Nazaret, llamado el Cristo, no parece estar fuera de toda duda, toda vez que no hay fuentes independientes fiables que avalen su existencia, y siendo sospechosas de contaminación las pocas que existen y que se exhiben, sobre todo, por aquellos que tienen razones, a veces poderosas, para que el personaje siga siendo considerado histórico.

Razones para dudar de la existencia real de Jesús de azaret.

La historicidad de Jesús de Nazaret (JN), llamado el Cristo, ha suscitado dudas a los largo de los últimos tres siglos. En realidad, es posible que unos pocos estudiosos escépticos de tiempos antiguos, incluso de la edad media, dudaran de su existencia, pero, por lo que yo sé, si tales escépticos exitieron, no dejaron huella alguna. Sorprendentemente los judíos, una comunidad que debería estar interesada en negar la existencia de Jesús, parece que la aceptaron sin mayor problema y puede que hasta tengamos constancia fiable de ello, como se refleja en el Birkat-ha-minim recogido, si no recuerdo mal, en el Talmud. También hay referencias judías a Iesu-ha-notzri, Jesús el Nazareno, al que apodaban 'Balaam el Baldado': 'dicen que su madre descendía de príncipes, pero andaba con carpinteros'. Sobre este tema volveré más delante.



Las primeras dudas acerca de la realidad de JN como persona fueron puestas sobre el tapete por parte de los racionalistas del S.XVII, como Voltaire y los enciclopedistas, en los tiempos de la Revolución Francesa, pero fueron algunos eruditos del s. XIX los que más insistieron en la tesis de que JN sólo fue real como personaje y que, en realidad, fue construído con los mismos materiales con los que se construyen otros mitos, es decir, con retales de viejas leyendas paganas, de modo parecido a como los antiguos generales de estirpe poco prestigiosa se construían una gloriosa ascendencia divina que les permitiera usurpar legítimamente el trono del rey y fundar una nueva dinastía.



En el transcurso del siglo XX la corriente de opinión que negaba la historicidad de Jesús perdió simpatías. La verdad es que para la mayoría de las sociedades que culturalmente tenían una base cristiana (y en realidad para todas las monoteístas), Jesús nunca dejó de ser una figura real. Sólo en determinados círculos de personas con cierto nivel de cultura se siguó aceptando con naturalidad que la figura de Jesús debía de ser estudiada a la luz de la historia como otra persona más, sin aceptar la realidad de los hechos sobrenaturales que tachonaban su biografía. Sin embargo, aunque reducidos a una minoría, algunos estudiosos siguieron negando la historicidad del nazareno.



Llegados a este punto, cualquiera se platea sobre qué bases se afirma la realidad histórica de JN. Y la verdad es que algunos creemos que esas bases son muy poco sólidas. Llama la atención la escasez de referencias escritas a Jesús. Las que existen están tachonadas de fenómenos fantásticos (milagros) o hablan de hechos que no se logran correlacionar con circunstancias históricas comprobadas por fuentes independiente. Como ejemplos de estos hechos, en el Nuevo Testamento (NT) y prescindiendo de los milagros, tenemos el terremoto con eclipse en el momento en el que muere en la cruz, un cometa que anuncia su nacimiento, un absurdo censo ordenado por la autoridad romana, que obliga a buena parte de la población a acudir a su lugar de nacimiento para incribirse, etc. La misma existencia de Nazareth, en aquella época, se ha puesto en duda, ya que Flavio Josefo (FJ) menciona en sus obras cientos de localidades de Palestina y Nazareth no aparece por ningún lado.



Y hablando de FJ, es necesario recordar que es un ejemplo casi único de fuente independiente con la que contratastar los datos del NT, pero por desgracia hay un acuerdo prácticamente general que las menciones directas que hace de JN, elogiosas en grado extremo, son interpolaciones posteriores de lo más descarado, hecho que puede hablar mucho y bien de las motivaciones piadosas del copista cristiano, aunque por desgracia es muy malo para el crédito que merecería el bueno de FJ. Por lo demás, FJ es muy posterior al tiempo en que debió vivir Jesús y eso nos deja sin fuentes independientes. Y ante la ausencia de fuentes independientes, el Jesús real es una hipótesis sin confirmar.



Existen otras fuentes, pero son aún menos sólidas. Una de ellas es una referencia de Tácito, quien se supone que habla del martirio de los cristianos a manos de Nerón, pero Tácito refiere hechos que no vivió personalmente y, en todo caso, es muy posterior a la época en la que debió de vivir Jesús. Por si fuera poco, se ha llegado a afirmar que todo el pasaje en el que se menciona a los cristianos es una interpolación, mientras que todavía hay quien dice que Tácito empleó en realidad el término "crestianos" y que hablaba del Chresto que mencionaba Suetonio como líder de una secta de judíos acusados de alterar el orden público en Roma. No está confirmado que ese Chrestos sea Jesús de Nazaret. Parece que las sectas dentro del judaísmo eran muy comunes antes de la destrucción definitiva del templo de Jerusalen y que el judaísmo, en Roma, era muy dado a la agitación social y practicaba el proselitismo muy activamente, lo que molestaba extraordinariamente a los emperadores. Alguna de esas sectas darían origen al cristianismo, pero no está tan claro que le cristianismo fuera una secta diferenciada ya en aquellos momentos. Y, en todo caso, el texto de Suetonio mismo también ha sido acusado, con bastante fundamento, a mi modo de ver, de haber sido interpolado.



Pablo habla largo y tendido de JN. Sin embargo, lo hace en unos términos y desde una posición un tanto extraña. Para empezar, no conoció al Salvador. Por lo que dice, tuvo lo que fue más bien una experiencia mística súbita (que se ha relacionado de manera bastante convincente con un episodio de epilepsía) y habla de Jesús de oídas. Parte de las cartas que anterior se le atribuyeron hoy se acepta que no son suyas.



En general los documentos reales que hoy existen y que hablan sobre Jesús son copias de copias. Jesús hablaba arameo, pero los evangelios canónicos, de algunos de los cuales se asegura que fueron escritos tan tempramente como en los años 50 del siglo I, se redactaron en griego. No tengo conocimientos de que haya escritos de los canónicos que hayan sido escritos en arameo.



No se conocen los verdaderos autores de los textos del nuevo testamento. O por lo menos, no con seguridad. Se acepta que quien o quienes escribieron los evangelios tomaron los nombres de personalidades o de personajes relevantes (apóstoles y discípulos) y muchos estudioso disculpan la falsedad de las diferentes autorías por medio de explicaciones más o menos rebuscadas. En general, se habla de interpolaciones piadosas y se considera obsceno hablar de 'mentira', 'falsificación' o de 'impostura', palabras muy duras, aunque sin duda muy claras.



Parece un hecho que las interpolaciones fueron sistemáticas y que formaron parte de un plan más amplio destinado a transmitir una visión de la historia adecuada a los intereses de los adeptos al cristianismo 'oficial'. Parte de ese plan incluía la eliminación de Libros, códices, etcétera, que no se adecuaban a la versión de la historia que convenía a los cristianos. Parte consistía en eliminar obras originales mientras se difundían copias 'corregidas', versiones favorables a la nueva ideología dominante. Finalmente, creo que limitar el acceso a los textos antiguos, estorbar la difunsión de los escritos del NT en su forma originaria y fomentar la ignorancia del vulgo, limitando las fuentes del saber y el acceso a las mismas, son métodos que, en el pasado, al final de la Edad Antigua y en la Edad Media, se llegaron a emplear de manera deliberada.



Sé que inclinarse por cualquier 'teoría de la conspiración' supone siempre arriesgarse a ser tachado de fantasioso, pero por más que la fantasía tenga su atractivo, no se me ocurre otra explicación para hechos que muestran que, en algunos textos clásicos, son abrumadora mayoría las copias interpoladas y sólo excepcionalmente aparece algún ejemplar suelto original, que no fue manipulado. ¿No demuestra lo anterior, no sólo la existencia de un plan digno del '1984' de G. Orwell, sino que ese plan se llevó a cabo a lo largo de muchos años y con una tremenda eficacia? ¿No es lógico pensar que en ese plan debieron de implicarse papas y emperadores, ya que sólo ellos tenían el poder necesario para llevarlo a cabo?



Por otro lado, existe una cuestión que siempre me ha desconcertado. Se trata del tema de 'segunda venida de Cristo', conocida como la 'parusía' o 'parousía'. La verdad es que no tengo claro cuándo se postuló 'oficialmente' la llegada del fin de los tiempos, el Juicio final, y la venida de Jesús. Se supone que la parusía coincidiría más o menos con el Juicio Final y se acepta que los seguidores de Jesús esperaba su llegada en unos pocos años (algunos de los que le conocieron aún estarían vivos cuando Jesús volviera en su segunda venida). Si Jesús nunca hubiera existido como persona real y fuera un mito elaborado por los fundadores de un nuevo culto, habría una cierta dificultad en explicar por qué los creadores del mito habrían de prometer algo que sabrían que no se habría de cumplir.



Hay varias posible explicaciones, que no sé si son convincentes. Quizá los fundadores del mito nunca pensaran que la secta creada iba a tener futuro y confiaran en poder mantener la ficción el tiempo que a ellos les quedara de vida. Otra posibilidad es que los fundadores llegaran a creer ellos mismos en el mito que habían creado. No es tan difícil si se tiene una cierta mentalidad 'mágico-supersticiosa'. Otra posibilidad, mantenida por autores de prestigio y que me sigue pareciendo desconcertante, es que la declaración de la segunda venida como una promesa real se produjo tardíamente y que la primera generación de cristianos no esperaba, en realidad, esa segunda venida.



En realidad yo creo que la clave para explicar la parosía es la inevitabilidad del fin de los tiempos. Los primeros cristianos, o sus predecesores, era milenaristas, una tradición muy popular en aquellos tiempos, común entre muchos esenios. El fin de mundo se acerca deprisa y es por eso por lo que ya 'viene el reino', 'el reino de Dios ha llegado y está en medio de nosotros, aunque sólo algunos lo ven', etc. En esas circunstancias, la parusía es casi obligada y más si se valora su potencial proselitista. Con todo, no es un argumento definitivo para afirmar la existencia de un Jesús real, histórico.



Con respecto al Birkar-ha-minim, se trata de una 'bendición' (eufemismo por maldición) que los judíos emitían ritualmente en las sinagogas y que hoy, creo, ya no se emplea, contra los herejes del judaísmo conocidos como los minim y los zaddukim. Los zaddukim hacen referencia a los saduceos, pero respecto a los 'minim', se ha asumido que se referían a los cristianos o a los precursores de éstos, pero hoy los rabinos niegan este punto. En todo caso, las tradiciones recogidas por los judíos, según se dice, no son en realidad tan antiguas, ya que aunque los judíos aceptan o reconocen la existencia de Jesús, carecen de una tradición ininterrumpida propia, sino que se limitan a aceptar que, puesto que los cristianos existen Jesús debió de existir, después de todo. Este mismo argumento es de aplicación para las referencias a 'Balaam el Baldado'.




No me parece convincente el argumento esgrimido por la Dra. Canto según el cual la masiva entrega de cristianos al martirio no hubiera podido tener lugar si Jesus no hubiera existido realmente. Y no me convence por dos razones: en primer lugar hay líderes de sectas perfectamente capaces de inducir a sus adeptos al asesinato, a la guerra santa, al martirio y al suicidio; en segundo lugar, cuanto más tiempo pasa, más voces se alzan poniendo en duda que los mártires fueron tantos como ha venido diciendo la Iglesia Católica.




En resumen, la historicidad de Jesús de Nazaret, llamado el Cristo, no me parece fuera de toda duda, toda vez que no hay fuentes independientes fiables que avalen su existencia, y siendo sospechosas de contaminación las pocas que existen y que se exhiben, sobre todo, por aquellos que tienen razones, a veces poderosas, para que el personaje siga siendo considerado histórico.


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Comentarios

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  1. #1 A.M.Canto 02 de mayo de 2007

    Más sobre la validez de Luciano de Samóstata y Trifón. Por ejemplo: si Ud. escribe en 2007 un libro sobre Napoléon Bonaparte, fundándose en los documentos históricos de época, en lo que escribieron sus coetáneos o él mismo, y en los historiadores anteriores a Ud., ¿el simple hecho de que sea Ud. dos siglos posterior bastaría para desechar todo lo que Ud. escriba o diga? Si todos los otros Libros se hubieran perdido, y sólo quedara el suyo, por ejemplo ¿alguien que quisiera demostrar que Bonaparte no existió podría decir que su libro de Ud. "no hace al caso", "porque lo escribió en 2007"? No es así como procedemos y pensamos habitualmente. Saludos.

  2. #2 candalin 03 de mayo de 2007

    Servam, en mi última intervención quise destacar el valor histórico de la tradición sinóptica. Ciertamente es difícil dar validez a la literalidad de los acontecimientos que en el mismo se señalan, y esto es así, por que no son Libros cuya finalidad sea histórica. Pese a ello, no podemos desconocer los avances obtenidos por la moderna historiografía bíblica por medio de la crítica interna, que han venido a fijar algunos detalles de la vida de Jesús.

    Así, te pondría por ejemplo el caso de las negaciones de Pedro. Encontramos cuatro textos sobre un mismo acontecimiento que literalmente no pueden ser más divergentes. En mateo se señalan tres negaciones y tres cantos del gallo, en marcos dos cantos de gallo y tres negaciones, en Juan y Lucas tres negaciones y una vez que canta el gallo. En este caso como en otros muchísimos, se demuestra la falta de dependencia de los relatos, y la coincidencia de fondo sobre un hecho histórico, en este caso la defección de quien se presenta como jefe de la comunidad en el momento crítico de la ejecución. De otra parte existe una referencia a la geografía y a la sociología del tiempo anterior a la destrucción del templo cuando hoy conocemos que los textos que nos han llegado son posteriores. También tenemos que esta tradición sinóptica se haya contenidas en fuentes de muy distinto ambiente y conformación, evangelios sinópticos canónicos, Nag Hamadi, Pablo, evangelio de predo, evangelio de los hebreos… que aún cuando se separan en lo fundamental coinciden en muchos detalles concretos.

    Todos estudios, obviamente no implican que se pueda desnaturalizar el carácter de las fuentes, pero que sí nos permite llegar algunos pocos datos aislados. La interpretación sistemática de estos datos es lo que se sale de lo puramente científico

  3. #3 Kaltrum 07 de mayo de 2007

    A los interesados honestamente en la figura del Jesús histórico les recomiendo los Libros de John D. Crossan (sobre todo El Jesús histórico, una muestra magistral de análisis de las fuentes, y El Nacimiento del Cristianismo) los cuales, realmente, me sorprende no se citen en esta discusión.

    Está fuera de duda que Jesús fue un personaje histórico, las referencias sobre él (que A. Canto sintetizó tan bien y con tanto conocimiento del tema) son indiscutibles como fuentes y más sólidas que las que poseemos sobre otros personajes de la Antigüedad. No hago esta afirmación desde lo religioso, soy ateo, sino desde un estudio sin prejuicios de la Historia.
    Es evidente, por los análisis de G. J. Goldberg, que el Testimonium Flavianum no es una interpolación (excepto en algunas palabras) sino un texto muy cercano a los que sirvieron de base al evangelio de Lucas (cfr. http://members.aol.com/fljosephus/testimonium.htm), del mismo modo las breves y circunstanciales referencias de Tácito y Suetonio nos sirven para comprobar, al menos, lo que se sabía en Roma acerca de Jesús... que era bastante poco; ningún historiador serio niega la autenticidad de estos textos.
    Lo de bar Serapión y Thalos (o Thallus) lo veo más dudoso, toda vez que no se conservan las obras sino como parte de citas posteriores.
    Tengamos en cuenta, además, que nadie hasta muchos siglos después estuvo interesado en fraguar textos que "demostrasen" la existencia de Jesús porque nadie hasta entonces la había negado. Del mismo modo la "complicada" idea de que un falsario "debería" hacer insultantes los textos para que pareciera hecho por un no cristiano, no resiste un análisis lógico; en ese caso ¿cualquier texto "anti" debería ser considerado "pro"?, ni histórico pues un falsario generalmente no pretendía engañar a generaciones futuras sobre un hecho que él no creía fuera a ponerse en duda, sino "suplir" una omisión en un texto... no estaba enmendando a Tácito o Josefo, sino agregándoles un dato que ellos no habían considerado escribir.

  4. #4 alfaiome 07 de mayo de 2007

    Quien haya leído veinte o treinta Libros antiguos, por ej. La Ilíada, Heródoto, La Germania o la Antígona, aunque sea en traducción y mal editados y con interpolaciones y errores y haya leído también algo de Biblia y nuestros cuatro Evangelios, como lector habrá notado (con imprecisiones, obscuridades, etc) un tono inconfundible de veracidad y testimonio personal "quien lo probó lo sabe".

  5. #5 Servan 08 de mayo de 2007

    alfaiome. me parece que estamos de acuerdo en que la verdad del Evangelio, la verdad de Cristo, no es para buscarla en Libros corroídos por el tiempo, sino en nuestros propios corazones, si ellos se compadecen del hambriento, del sediento, del que no tiene techo ni justicia, y aún diría yo de las inocentes plantas y animales que sufren, si despiertan nuestro amor, habrán despertado nuestro Cristo interior, vivo y eterno.

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