Autor: Javier de Peque
jueves, 20 de septiembre de 2001
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Silberius
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La Cultura Castreña
Los celtas del noroeste
Para todos es un lugar común considerar a Galicia como el pueblo celta de orígenes más puros de la península. Sin embargo, la arqueología no ha podido aportar pruebas suficientes de la presencia de pueblos de orígen celta en el ángulo noroeste de la península con anterioridad a las primeras noticias dadas por los geógrafos e historiadores griegos y romanos.
Como ya hemos visto, es a partir del siglo VI a. de C. cuando podemos hablar en la península de una cultura propiamente celta que se manifiesta principalmente en la meseta y en la conocida como área celtibérica, donde alcanza su mayor esplendor con la llegada de la edad del hierro.
Este hito supone el hallazgo y explotación de la riqueza minera del área del Moncayo y zonas próximas, lo que origina una ruptura con las estructuras sociales típicas de la edad del bronce, provocando el desarraigo de numerosos grupos, que emigran hacia el oeste. Estas migraciones serán las que a la postre darán a todo el noroeste penínsular su carácter céltico.
La doctora G. López Monteagudo nos dice: "Diodoro designa como celtíberos a todos los habitantes de la meseta, lo que coincide con la afirmación de Plinio de que la Celtiberia llegaba hasta el Atlántico. Teniendo en cuenta que estas fuentes son tardías, puede suponerse que la situación que describen era debida a la expansión de los pueblos celtibéricos del extremo oriental de la Meseta sobre otros grupos indoeuropeos que habitaban el resto de esta amplia región.", y también: "Estrabón cita unos keltoí en las cercanías del cabo Nerión, llamado por Mela Promontorium Celticum, que habían llegado hasta alli en compañía de unos turduli y que eran parientes de otros keltikoí que vivían junto al Anas. Según Garcia y Bellido, estos celtici habían salido de la región oriental de la Meseta en dirección a Lusitania, en donde encontramos otros celtici en la desembocadura del Guadiana; desde aquí habían reemprendido el camino hacia Galicia, en donde parte de ellos se fundieron con otros celtici que vivían dispersos en la región galaica."(La región galaica abarcaba toda la zona comprendida al norte del Duero y al oeste de la linea que forman el Sella en Asturias y el Esla en León, no sólo la Galicia actual)
Estas migraciones producen en su contacto con los pueblos de origen indoeuropeo que predominan en la zona del noroeste peninsular, una nueva cultura mezcla de ambas. Se trata de la llamada Cultura Castreña, que se desarrolla durante la edad de hierro, pero que hunde sus orígenes en la del bronce, cuando todavía no se atestigua la presencia celta en la zona. Se trata de una cultura en la que los elementos célticos son incuestionables, pero que presenta rasgos y costumbres peculiares que no encajan con lo que sabemos de los celtas y que debemos atribuir a un primitivo aporte indoeuropeo, seguramente ligur o ilirio, o de ambos.
La cultura castreña
La presencia de castros es común a todo el área celta de la Península. Sin embargo, los castros del Noroeste presentan particularidades respecto a los de la Meseta. Mientras en Castilla la forma es cudrangular aqui es redonda u oval, tanto en el castro como en las casas. Mientras en la Meseta algunos alcanzan la categoría de oppida, en el noroeste su tamaño es siempre reducido y además son mucho más frecuentes y próximos entre sí. Así Manuel Bendala nos dice: "En las fases más antiguas los castros se organizan interiormente en casas redondeadas y aisladas, una vieja tradicón que nos remite a tiempos prehistóricos; constituyen un paradigma, no sólo de escaso aprovechamiento del espacio ocupado, sino de individualidad, ausencia de coordinación y de jerarquías sociales, quizá el mejor contrapunto a la idea del asentamiento planificado y sujeto a un plan que aplica una determinada autoridad comunitaria. Este tipo de casas se mantiene de forma muy conservadora en la que se considera cultura castreña por antonomasia, la «castrexa» del noroeste, propia de los galaicos y pueblos limítrofes, fundamentalmente los astures de las inmediaciones.".
Podemos definir la cultura castreña como aquella que se desarrolla entre los siglos VI a. de C. y V de nuestra era, aunque unde sus raices en la Edad del Bronce, en tierras de la antigua Gallaecia romana, y cuyo elemento más característico es el castro.
Los castros
Los castros deben su orígen a las invasiones de los Sefes. Los nativos, pacíficos, que hasta el momento vivían en el llano y en las vegas de los ríos, trasladan sus viviendas a sitios más inexpugnables y de fácil defensa, amurallándose.
Generalmente los castros constan de un recinto amurallado en piedra, de forma oval o redonda, que cobija en su interior un conjunto de chozas dispuestas de forma desordenada, con paredes generalmente de tapial(tierra seca con maderas), ya que sólo en fases tardías se construyen paredes de piedra, y techumbre de paja. La fragilidad de la construcción explica el que sus restos no hayan llegado hasta nosotros. La puerta era de tablones de madera, y suele estar un poco elevada del suelo, seguramente para impedir el paso del agua al interior. El suelo se igualaba con piedra menuda sobre la que se colocaba arcilla apisonada, y con cantos se hacía el hueco para la lumbre.
Generalmente los castros son de muy pequeño tamaño. Muy pocos podrían albergar más de una docena de chozas en su interior.
Suelen situarse en lugares preeminentes, sobre colinas o montes de mediana altura, aprovechando las defensas naturales cuando es posible(por ejemplo, junto a terraplenes) y con buena visivilidad sobre el terreno circundante. Todo ello nos define un habitat en el que las necesidades defensivas son primordiales.
Son muy abundantes, sobretodo en Galicia y norte de Portugal, donde se cuentan por miles. También se prodigan en las montañas leonesas y la zona occidental de Asturias. En Sanabria y Carballeda podemos encontrar restos de ellos en gran parte de sus pueblos.
Está comúnmente aceptado el atribuir a los celtas la creación y habitación de los castros. Sin embargo, y a pesar de lo poco que sabemos, se tienen datos suficientes para afirmar que la cultura castreña era distinta de la del resto de la zona céltica. Seguramente debe más al aporte de ese sustrato indoeuropeo arcaizante del que hemos hablado anteriormente. Probablemente, el mismo motivo que hubo para la tardía celtización del noroeste peninsular, es el que ha permitido la mayor perduración en la zona de los rasgos célticos: su situación geográfica, alejada de las sucesivas corrientes de penetración cultural que tuvieron otras zonas de la Península.
En este sentido Bendala dice:"La primitiva estructura de los castros galaicos se mantuvo vigente hasta tiempos muy avanzados, y sólo en época romana se advierten procesos de incorporación a los sistemas de control territorial basados en asentamientos mayores, del tipo de los oppida,..."
La sociedad castreña
La gran abundancia de castros así como su diminuto tamaño, nos permiten hacernos a la idea de una sociedad muy poco vertebrada y con grandes dosis de inseguridad.
La población se repartiría de forma muy dispersa por el territorio, constituyendo nucleos de población muy pequeños, donde se asentarían las diferentes centurias o gentilitates, correspondiendose cada una con un castro. Esta sería la forma básica de organización social, intermedia entre la familia y la tribu. Dentro de cada castro convivirían distintas familias, tomadas en un sentido extenso, que supuestamente tendrían unos lazos de parentesco entre sí.
Abarcando diferentes castros estaría la tribu, pueblo o gens, sin que sepamos qué tipo de relaciones existían entre las diferentes gentilidades que la componían, aunque parece que gozaban de gran autonomía y en ellas residía la soberanía. Tenían sus propios dioses gentilicios y cultos familiares, así como un derecho particular, del que quedaba excluido el ajeno al grupo. De este modo el individuo queda desprotegido fuera de su propio castro o gentilidad, por lo que el nivel de cohesión política se ha de considerar muy débil o casi inexistente.
El carácter cerrado de esta sociedad queda atenuado por la existencia de una institución que los romanos llamaron pacto de hospitalidad. El acuerdo podia pactarse entre individuos o entre las distintas gentilidades, considerandose mutuamente ambas partes, en pie de igualdad, como protectores y protegidos. El extraño, no enemigo del clan, podía acogerse a la hospitalidad del grupo, pero ésta sólo estaba garantizada mediante la existencia previa del pacto. De la institución se derivaba que los miembros de ambas gentilidades fuesen recíprocamente considerados como amigos y huéspedes, participando los de un grupo en los derechos del otro y transmitiendo esta consideración a sus herederos. Los pactos se hacían por escrito en las llamadas tesseras de hospitalidad, documentos epigráficos hechos en bronce o plata y de los que cada una de las partes guardaba una mitad. Suelen presentarse con formas diferentes, a veces como animales, otras representando manos entrelazadas. Su datación corresponde a los siglos que van desde el II a. de C. hasta el II de nuestra era.
La escasa diferenciación entre las cabañas de los castros, así como la pobreza de los ajuares encontrados, nos permiten pensar en una sociedad muy igualitaria, cuya principal preocupación sería atender de los rebaños que pastaban en los alrededores del castro. La agricultura tenía escaso desarrollo y era labor encomendada a las mujeres, costumbre que todavía podemos rastrear en las zonas de influencia castreña.
Los hombres dedicarían su tiempo principalmente al cuidado de los rebaños, la caza, la pesca y la guerra. El evidente carácter defensivo de los castros nos hace pensar en una sociedad muy inestable en la que la guerra sería un elemento cotidiano; no debido tanto a factores extraños como a su propia idiosincrasia, pues las defensas que proponen no serian un gran obstáculo para otros pueblos más desarrollados, como el romano.
La jerarquización de estas sociedades estaría en función de elementos como la edad y el sexo, tal y como nos dice Estrabón: "Comen sentados sobre bancos construidos alrededor de las paredes, alineándose en ellos según sus edades y dignidades...". Los ancianos estaban muy considerados dentro del grupo, eran los portadores de la sabiduría, pues en una sociedad de tradición oral son los más viejos los que han podido aprender los diferentes entresijos de la cultura que han heredado. Junto a ellos estarían los portadores de la timé, seguramente jóvenes guerreros protagonistas de correrías saqueadoras sobre los pueblos cerealistas más ricos del sur, y que tantos problemas ocasionaron a las legiones romanas.
Relacionado con: Sanabria y Carballeda
Más informacióen en: http://mipagina.euskaltel.es/javidp/
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El único castro del grupo que no es pequeño y es certeramente celta es el de Arrabalde, en el norte de Zamora pero no en Sanabria. Tiene más de trés kilómetros de longitud y fue el último refugio de muchas tribus ante el empuje romano. Desgraciadamente, gran parte del tesoro que allí se encontró desapareció "misteriosamente". Aunque gran parte del resto aún se puede contemplar gratuitamente en el Museo Provincial de Zamora. El único punto del que discrepo es sobre la raigambre autóctona de todos los castros de la zona. Diversas características de manufactura y emplazamiento me llevan a pensar que sí fueron autóctonos en un principio, al menos en alguna parte de su historia fueron habitados por un pueblo celta. Y como curiosidad coincidente - pero no pretendo aportarlo como argumento histórico - en regiones cercanas se celebran romerías en festividades célticas como el Beltane.
Corrección: "..me llevan a pensar que si fueron autóctonos en un principio..." Condicional, sin acento.
La aportación celta en la cultura castrexa llega a esta a traves de la ruta del atlantico o a traves de la lusitania y el mediterraneo tambien, desde luego si hubiera llegado desde celtiberia tendríamos unos elementes de iberismo que lo castrexo desconoce. En su momento los pueblos iberos predominaban en la franja mediterranea con un aporte cultural indudablemente mediterraneo, por la contra los pueblos de la franja atlantica presentan un aporte cultural predominantemente celta, en medio, logicamente, estan los celtiberos que no son ni una cosa ni la otra o las dos a la vez sino una mezcla.
Airdargh, tienes abundante información al respecto en la web.
Saludos
Yo no me atrevería a delimitarlo tanto -porque carezco de las pruebas materiales - no por otra cosa, pero esa teoría a grandes rasgos coincide con lo que yo me he encontrado hasta ahora.
Un apunte:La cultura de los castros en Galicia se denomina Castrexa, en Portugal castreja. La cultura castreña podría englobar a esta con sus peculiaridades pero no confundsamos conceptos.
Ciertamente en Galicia no se dan muchos castros grandes, Sta. Tegra, Troña y alguno mas si lo son), esto se debe a la orgrafia que en Galicia presenta un terreno tan accidentado que seria imposible hacerlos mas grandes, de todas maneras estos pequeños castros eran agrupados varios de ellos bajo un mismo princeps ( los princeps fueron los antiguos reyes de los castros, reitero que cada "reino de estos" englobaria varios castros, Roma no les permitio seguir llamandose reyes, de ahi Princeps que viene siendo lo mismo). O sea que existián formulas institucionales que regían esta sociedad? por supuesto. La epigrafia romana registra asi mismo inscripciones que versan sobre sacrificios a divinidades autoctonas mencionando al dedicante y al encargado de hacerlas en lugares nominados con el sufijo brig u ocelo que le dan un significado de outeiros, altares de culto, tenemos asi otra casta aparte dela de los princeps: sacerdotes, druidas, tb había guerreros artesanos...
La orografia Gallega ciertamente invitaba a que los Castros no fueran de grandes dimensiones, pero decir que en galicia las fortificaciones Castreñas eran pequeñas no me parece lo mas correcto.
- Santa Tegra - La extension real esta aun sin delimitar por lo Arqueologos pero la parte ya constatada supera las 20 Hectareas, es decir en la prctica es del mismo tamaño que la ciudad romana de Lugo. (Otra cosa es la parte que el visitante puede ver en buen estado)
- San Cibran de Las - El segundo en tamaño de la Gallaecia Romana, y que se cree recibia el nombre de Lansbriga por sus primeros pobladores y lansbrica en epoca Galaico-Romana, poseia dos recintos concentricos. El interior amurallado y que estaba destinado a la elite politica y militar y exterior mucha mas extenso y defendido por una doble muralla. En total hablamos de unas 10 hectares en la zona amurallada, pero la poblacion real de lansbriga se calcula entre 15 o 20 hectareas.
- Castromao - Oficialmente ocupa tan solo 2 Hectareas pero claro hablamos de la oficialidad que se puede aportar sin meter la pata pues Castromao es otro de los claros ejemplos de lo poco que se cuida en galicia su extraordinario pasado ( Si esto fuera Irlanda todo Galicia seria un parque tematico sobre el Celtismo) se sabe pero sin poseer presupuesto para que una investigacion en condiciones asi lo corrobore que el castro se extiende ladera abajo.
Un apunte amigo Airdargh, Troña es un castro pequeño, solo posee unos 20.000 metros cuadrados unas dos Hectareas. Lo mas curioso de Troña podria ser el supuesto pozo para aguas publiales que posee aunque creo que aun no esta muy claro para que contruyeron esa especie de pozacho, desde luego no es de los castros mas interesesantes.
Una pregunta:
Vercingetorige , ¿de que fuente sacas que sea el unico celta, el castro de
Labradas en Arrabalde?.
Nunca he estado en ese castro por lo que no puedo hablar pero recuerdo haber leido que esos tres Km de longitud de los que hablas es la muralla, con lo cual seria un Castro de unas 20 Ha como el de Santa Tecla aprox.....
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