Autor: Miguel A. Pérez
martes, 22 de abril de 2008
Sección: Tradiciones y Fiestas
Información publicada por: ainé
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A Rapa das Bestas

Ya en la Edad de Bronce los gallegos trataban de domesticar a las bestias. La existencia de manadas de caballos salvajes en las montañas da lugar a uno de los espectáculos más genuinos sobre un trabajo de campesinos y ganaderos que, cada primavera, se despliegan en los montes para, con gritos guerreros, obligar a los caballos a bajar a los valles.

http://www.terrademontes.com/picture_library/fotos/rapa-bestas/36-rapa.jpg


http://www.terrademontes.com/lugares/terras.htm


 


Ya en la Edad de Bronce los gallegos trataban de domesticar a las bestias. La existencia de manadas de caballos salvajes en las montañas da lugar a uno de los espectáculos más genuinos sobre un trabajo de campesinos y ganaderos que, cada primavera, se despliegan en los montes para, con gritos guerreros, obligar a los caballos a bajar a los valles. Es una ceremonia ancestral, descrita por el romano Estrabón hace dos mil años:


 “Con cuernos y con gritos acosan a las bestias por los montes hasta lograr acorralarlas. Unas, las sacrifican para comerlas. Otras las doman y les sirven de montura para sus luchas guerreras ...”


 


Esta liturgia, que es tan antigua como Galicia, se repite cada año, y es conocida como “A Rapa das Bestas”. El rito consiste en marcar y "rapar" las crines de los caballos. Los caballos son pequeños y robustos, adaptados durante siglos a la supervivencia en unas montañas en las que la crudeza del invierno es su única compañía. En verano, por el contrario, los visitantes presencian con frecuencia un espectáculo conmovedor cuando a lo lejos descubren la silueta de caballos buscando la brisa refrescante sobre la cima del monte.


 


La "rapa" tiene lugar en el "curro",  recinto donde se acorrala a las bestias. Los caballos salvajes se "esconden" en las montañas del centro y norte de Galicia, fundamentalmente. Allí, los más expertos ganaderos, los denominados “agarradores”, mantienen un forcejeo desmesurado con el caballo, al que acaban reduciendo, tras lo cual cortan sus crines y lo marcan. Los animales más jóvenes son puestos de nuevo en libertad, con los garañones y las potras.


 


De madrugada, los mozos suben al monte dirigidos por el bestilleiro y van acorralando a los caballos. El rito empieza con a baixa: la operación de acoso, acorralamiento y conducción de las yeguadas que, en espectacular galopada, van descendiendo hasta llegar al curro . En éste se realiza la rapa das bestas. La operación de separarlas es un hervidero de hombres y bestias que pelean entre sí. Aquéllos, tratando de montarlas e inmovilizarlas, mientras que éstas se defienden revolviéndose, alzándose, coceando y relinchando.


 


Es un espectáculo de extraordinaria fuerza y vistosidad que, como ya se ha dicho, tiene lugar en los “curros”. Estos, a veces, constan de únicamente unas empalizadas o un cierre de tela metálica. En otras ocasiones se aprovecha una cañada del terreno. Los más modernos son de mampostería. El de Sabucedo (A Estrada, Pontevedra) se construyó en el siglo XVIII, adosado a la iglesia, con buenos sillares de piedra que sirven de asiento para los visitantes. Se celebra el primer fin de semana de julio y está declarado de Interés Turístico, al igual que el de Candaoso, en San Andrés de Boimente (Viveiro, Lugo).


 Posiblemente el de Sabucedo, en el Ayuntamiento de La Estrada, sea el “curro” más famoso de Galicia. Cuentan que algunos años han sido 900 los caballos marcados. En 1997 se inauguró el nuevo "curro" y se marcaron por primera vez algunos ejemplares con el hierro "Cabalo galego de monte", a los que la Consellería de Agricultura de la Xunta de Galicia realiza un seguimiento. También destaca el curro que se halla en una de las laderas del monte Galiñeiro (750 metros), zona de esparcimiento desde la que se divisa todo el Val Miñor y en la que se conservan varios petroglifos. Precisamente las marcas de los hierros con que se identifica a los caballos guardan semejanza con aquellos dibujos hechos por los ancestros en las rocas. En este mismo ayuntamiento tienen lugar también los curros de Galiñeiro y San Cipriano. 


 


En torno a la “Rapa das Bestas” se organiza una auténtica romería que lo convierte en una manifestación claramente festiva. Suele haber “rapa” en el mes de junio. Pero en julio y en agosto se reparten por diferentes aldeas y pueblos de Galicia. Todo un espectáculo para disfrutar de una de las tradiciones gallegas más ancestrales.


 

“A RAPA DAS BESTAS “ en detalle: lugares y fechas

JUNIO


* Curro de Torroña, en Oia (Pontevedra), el 1º domingo de junio.


* Curro de Mougás, en Oia (Pontevedra), el 2º domingo de junio.


* Curro de Morgadáns, en Gondomar (Pontevedra), el 3º domingo de junio.


* Curro de San Cibrán, en Donas-Gondomar (Pontevedra), el 4º domingo de junio.


* Curro de A Capelada, en Cedeira (A Coruña), el último domingo de junio.


* Curro Campo do Oso, en A Pastoriza-Mondoñedo (Lugo), el último domingo de junio.


JULIO


* Curro de Sabucedo, en San Lorenzo de Sabucedo-A Estrada (Pontevedra), el 1º sábado, domingo y lunes de julio, declarada FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL.


* Curro de Candaoso, en San Andrés de Boimente-Viveiro (Lugo), el 1º domingo de julio. Declarada FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL.


* Curro de Amil, en Amil-Moraña (Pontevedra), el 2º domingo de julio.


* Curro de Monte Castelo, en Cotobade (Pontevedra), el 2º domingo de julio.


AGOSTO


* Curro Recarei-San Tomé, en O Valadouro (Lugo), el 1º domingo de agosto.


* Curro da Paradanta, en Luneda-A Cañiza (Pontevedra), el 4º domingo de agosto.


 


 


Compilación:


Miguel A. Pérez


 


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OTROS DATOS DE INTERÉS


 


Calendario  dos Curros de mayo a septiembre en:


http://www.cabalogalego.com/Calendario%20de%20Curros%202006-2010.pdf


 


A Gañidoira


A Paradanta


A Valga


Amil


Campo do Oso


Candaoso


Cansadas


Capelada


Cuspedriños


Enxa


Forgosele


Monte Castrove


Morgadáns


Morgás


Pedroso


Prado da Canda


Sabucedo


San Cibrán


Santo Tomé


Serra do Galiñeiro


Torroña


 


 

Más informacióen en: http://www.sgci.mec.es/au/rapadasb.htm


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Comentarios

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  1. #1 Airdargh 14 de sep. 2005

    De acuerdo con Kapo. Las rapas ya no son lo que eran.
    Qué hacemos? Impedir, reivindicar por lo menos, que dejen de ser el evento multitudinario en el que se han convertido? No sería mala idea para ver así si el ritual vuelve a sus orígenes. Claro que esto mermaría los beneficios que el ganadero obtiene de explotar el evento y esto podría incluso repercutir en la preservación de esta raza.
    Los caballos requieren un seguimiento, aun siendo salvejes, no deben perder el contacto, aunque sea anual, con el hombre, lo ideal sería volverlo a hacer como cuando siendo niño tuve oportunidad de ver, la cosa ha cambiado pero que mucho en estos últimos años y ni que decir que no seré yo quien asista a una rapa de las de ahora.

    Celso, sin ánimo de ofender, ciertamente deberías informarte mejor:

    Caballo Gallego también denominado otrora Poni Galego, Faca Galizana, Burras, Faco o Cebro. Un importante legado histórico de origenes Celtas que se conservó a lo largo de cientos de años en libertad por nuestros montes y Sierras y que llega anuestros días en peligro de extinción. Ahora sensibilizados y mentalizados en la dura labor que supone "recuperar y conservar", queremos ser lo más selectivos posibles para salvaguardar la pureza al mayor de sus exponentes.
    El caballo gallego, pequeño pero alegre, salvaje pero manso a la mano del hombre, amigo en una palabra, está en uno de sus mejores momentos históricos. Acaba de ser reconocido oficialmente Pura Raza.

    http://www.cabalogalego.com/fundador.html

    PROTOTIPO RACIAL DEL CABALLO GALLEGO DE MONTE
    1. CARACTERISTICAS GENERALES
    Se trata de animales de perfil recto o subcóncavo, elipométricos y de proporciones sublongilíneas (tipo meso-dolicomórfico). Con una alzada a la cruz de 1,20m. a 1,40m y un peso muy variable de 165kg. a 300kg., dependiendo del topotipo de animal, del sexo y de las condiciones del medio. Las hembras son de formas más ligeras, esbeltas y longilíneas que los machos. Presentan capa castaña (en sus diferentes gradaciones) o negra.
    Son animales excepcionalmente recios, vigorosos, resistentes a la fatiga y de gran fortaleza física, frugales en su alimentación, adaptados al monte bajo y al sotobosque de Galicia, particularmente a los tojos, dando lugar en consecuencia a que presenten abdómenes abultados. Cuando son criados en un medio con mejores condiciones, tanto sanitarias como de alimentación y cuidado, tienden a ser mas corpulentos y mejoran sus formas de manera espectacular.
    Como consecuencia de las condiciones en que viven, como son los montes y sierras que conforman un hábitat de grán dureza, han fortalecido de forma excepcional su psique, presentando en libertad un temperamento independiente, sobrio, valiente e inteligente, transformandose en dulce y tranquilo cuando son mantenidos junto al hombre, haciéndolos muy apropiados como animales de silla, para excursiones a caballo y escuelas de equitación infantil, así como para traccionar pequeñas calesas.
    http://www.cabalogalego.com/estandar.html

    José María Blázquez: La economía ganadera de la España antigua 171

    Todas las guerras que España sostiene contra Roma son
    campañas a base de caballería. Los caballos del Centro, como
    posteriormente en las guerras cantábricas los del Norte, jugaron
    un papel capitalísimo en la independencia hispana.

    CABALLOS DE ASTURIAS Y GALICIA
    Los caballos más justamente celebrados los criaban Asturias
    y Galicia—asturcones y tieldones—; los escritores hablan
    de ellos frecuentemente como de cosa conocidísima.
    Participaban de las mismas virtudes que sus hermanos del
    Centro: velocidad en la carrera y seguridad en la marcha;
    eran inferiores como bestias de guerra; el primer ímpetu debía
    de ser terrible, aunque no tenían una capacidad de resistencia
    grande, lo que les situaba en plano inferior en este aspecto
    a los de la Meseta; igualmente eran de aspecto pobre.
    En cambio Nemesiano (254) y Opiano (I 287) afirman que
    los caballos hispanos son de buena presencia. En el Imperio
    Romano se conocía una maniobra Cantabricus impetus (Adlocutio
    de Adriano y Arriano, Tactica, XL 1), que alude a la
    momentánea acometida de los caballos del Norte. El asturcón
    era inferior en alzada al tieldón; éste era un magnífico escalador
    de montañas.
    los textos abundan con todo lujo de pormenores, lo que
    permite hacerse una idea exacta de esta raza.
    Plinio (NH VIII, 166) describe a estos caballos en los siguientes
    términos: «En la misma Hispania hay un pueblo galaico
    y astur en el que se crían los caballos llamados tieldones
    y asturcones, cuando son de talla menor; no tienen una marcha
    como la normal; su paso es cómodo; se debe al movimiento simultáneo
    de los remos de un mismo lado. Los naturales enseñan
    a los caballos a andar en andadura». El naturalista otra vez
    habla también del asturcón (NH VIII 144). Marcial dedicó al
    asturcón un epigrama (XIV 199) en el que señala sus cualidades,
    pequeñez de estatura y rapidez en la carrera.
    Hic breuis ad numeros rapidum qui colligit unguem,
    uenit ab auriferis gentibus Astur equus.
    Silio Itálico está de acuerdo con los autores anteriores en la
    pequeñez del caballo asturcón (III 335). Él por su parte añade
    José María Blázquez: La economía ganadera de la España anti172 gua
    que llevan el cuello erguido (I 223) y que son aptos para tirar
    de la serreta, y no para la guerra (III 335-337). Magistral es la
    pintura que ha trazado en sus versos el poeta latino de un
    caballo asturcón, en la que indica sus virtudes.
    ... patrium frons alba nitebat
    insigne et patrio per omnis concolor albo;
    ingentes animi, memora haud procera decusque
    corporis exiguum, sed tum sibi fecerat alas
    concitus atque ibat campo indignatus habenas.
    Crescere sublimem atque augeri membra putares
    (XVI 348-353).
    Silio (XVI 583) insiste en la rapidez de estos caballos,
    como en virtud suya peculiar.
    El Corpus Glossarum Latinarum (V 169) llama al
    asturcón equus ambulator, coincidiendo con la afirmación de
    Plinio de su paso cómodo. Estos caballos tuvieron mucha
    fama en toda Europa por su paso portante, que según Plinio
    se llama tolutim ire (NH VIII 166); y según Vegecio (Mulom.
    I 56, 37) tolutim ambulare. Vegecio (Mulom I 56, 37) alaba
    la magnífica doma de los caballos párticos comparándolos
    con los asturcones; ya Estrabón comparó con ellos los
    caballos hispanos. Precisamente el geógrafo griego escribe de
    los pueblos del norte de la Península que «practican luchas
    hípicas» (III 155), del tipo probablemente de las que describe
    Vegecio (Mulom. I 56, 37) de los partos. En la diadema áurea
    de Ribadeo (1) hay una procesión de jinetes en una escena
    religiosa, del tipo de lo representado en el caldero de Gundestrup
    (2). Sin duda, por esta virtud de su andar comodísimo
    __________
    (1) A. García y Bellido, Ars Hispaniae, I, fig. 400; P. Bosch-
    Gimpera, Etnología de la Península Ibérica, Barcelona, 1932, fig. 438. L.
    Pericot, Historia de España, 257; M. 33. Gómez Moreno, Mil joyas del
    Arte Español, Barcelona, 1947, 40.
    (2) J. Gricourt, «Sur une plaque de Chaudron de Gundestrup», Latomus,
    XIII, 1954, 381; F. Drexel, «Über den Silberkessel von Gundestrup
    », JAI. XXX, 1915, i ss.; W. Jeuny, Keltische Metallarbeiten, Berlin,
    1935, lám. XXIII, 49.
    José María Blázquez: La economía ganadera de la España antigua 173
    estos caballos eran sumamente cotizados en todo el Mediterráneo,
    pues Eranio Liciniano (XXVIII) cuenta que el rey
    Antíoco IV Epífanes entró en las fiestas de Antioquía en 165
    a. de J. C. montado en un asturcón; el Satiricón (LXXXVI)
    habla del asturcón, al que califica de «macedónico», como de
    uno de los mejores regalos que se pueden dar. Probablemente
    el nombre de asturcón se convirtió en tópico para significar
    un caballo de raza, de cualquier procedencia, que reuniera
    buenas cualidades de marcha y velocidad. Virgilio (Aen. X
    180) da el nombre de asturcón a un etrusco, aliado de Eneas,
    con el que une sus tropas de a caballo. Por Suetonio (Nero
    XLVI) se sabe que en tiempo de Nerón el tener un asturcón
    era señal de distinción, incluso, para los emperadores.
    Palogonio (Art. Vet. XXVII) afirma que los itálicos eran
    unos finos cotizadores de esta raza, seguramente por su desbridada
    pasión por las carreras de carros. El dedicarse a la
    venta de asturcones era un negocio lucrativo, pues el CIL (VI
    62,38) recoge una inscripción dedicada a un. vendedor de asturcones.
    Séneca, en sus cartas (LXXXVII 10), habla igualmente
    de íos asturcones como de un tema familiar a sus lectores.
    Otra cita se encuentra en Rhet. Herenn. (IV 50, 63).
    De los caballos tieldones, Gratiniano KCyn. 514) dice que
    son aptos para terrenos montañosos. A los caballos africanos
    también los escritores latinos los califican de buenos escaladores
    de montañas (Amiano XXIX 5, 41; Salus. BI, Iy 6). Para
    Justino que son de gran rapidez en la carrera (Hist. Phil. Epit.
    XLV 3, 1). Silio igualmente alude a la gran rapidez lograda
    por los caballos de Galicia en correr; en una competición de
    carros que describe, un caballo gallego alcanzó el primero la
    meta, siendo el segundo un asturcón (XVI 334-346). Gratio se
    refiere también a los caballos gallegos (514). Se puede asegurar
    que la velocidad en las carreras era la nota peculiar de
    todas las razas de caballos hispanas (además de las referencias
    citadas, véase Amiano, XX 8, 13; Opiano, Cyn I 278; Nemesiano,
    251). Vegecio, en este sentido, afirma rotundamente:
    curribus Cappadocum gloriosa nobilitas, Hispanorum par uel
    José María Blázquez: La economía ganadera de la España anti174 gua
    proxima in circo creditur palma (Mulom. III 6, 4). El CIL (VI
    10053, 6, 16 y 10056) recoge dos inscripciones en las que se
    citan caballos celtíberos y de la Bética que han triunfado.
    La Península no sólo producía caballos para el circo, sino
    excelentes aurigas. En el monumento erigido bajo Antonino
    Pío (después del año 146) al auriga español Cayo Apuleyo
    Diocles, del bando de los rojos, al retirarse después de cuarenta
    y dos años de servicios, se conmemoran 4.257 carreras,
    de las que 1.462 fueron victorias; en las carreras de un carro,
    1.064; en las de dos carros, 347 y 51 en las de tres; en 1.064
    corrió con tiros de seis y siete caballos. Diocles alcanzó una
    fortuna de 35.863,120 sestercios y era un verdadero artista de
    las bridas. Convirtió a dos caballos en «centenarios» (ganadores
    de cien o más carreras) y a uno en bicentenario. Los caballos
    con que competía serían españoles, sin duda, la mayoría
    de las veces. En un año entró el primero en la meta 134 veces,
    de las cuáles 118 en carreras de un solo carro, que eran las
    más apreciadas. Venció ocho veces con los mismos tres
    caballos. Un mismo día (las carreras duraban todo el día) corrió
    con el mismo tronco de seis caballos dos veces y venció
    en ambas carreras, hecho que hasta entonces nadie había realizado;
    con siete caballos, enganchados uno a continuación del
    otro, sin yugo, ganó otra vez, lo que hasta entonces nunca se
    había visto. Otra victoria la obtuvo conduciendo sin fusta (1).
    Otra tercera raza de equinos, el Disex, albergaba el norte
    de España. El autor del poema de la Legio VII (CIL II 2660)
    la presenta en oposición al caballo ibero progeniem ut cursu
    certare, / ut disice ferri / et pedes arma gerens et / equo
    iaculator Hibero (2).
    Al igual que los caballos andaluces y de la Meseta, Roma
    empleó para la guerra los del Norte; los escuadrones de jinetes
    asturianos figuran de guarnición en las plazas norteafri-
    __________
    (1) A. García y Bellido, «El español Diocles, as de los circos romanos
    », Arbor, XXXII, 1955, 252 ss.
    (2) Los caballos tieldones existían hasta este siglo en Asturias, A.
    Schulten, Los cántabros y asíures y su guerra con Roma, 86.
    José María Blázquez: La economía ganadera de la España antigua 175
    canas y en distintos sitios, en el primer tercio del siglo II (1). :
    Los primitivos españoles utilizaron el caballo para un fin totalmente
    desconocido hoy: el culto religioso. Es un rito típicamente
    celta. Estrabón (III 155), escribe que sacrificaban
    caballos a una divinidad guerrera, que los escritores grecorromanos
    identificaron con Ares, todos los pueblos del Norte,
    gallegos, asturianos, cántabros, vascos y los habitantes del pirineo.
    Estos caballos se criarían en estado salvaje y los cazarían
    para fines religiosos. Cada sacrificio requería un número
    elevado de bestias. El citado geógrafo habla de inmolaciones
    de cien cabezas de ganado caballar, hecho que por otra parte
    prueba la enorme abundancia de esta especie en la comarca.
    Horacio (III 4, 34) canta a los concanos, tribu cántabra, que
    sacrifica a los caballos y bebe su sangre.
    et laetum equino sanguine concanum
    de donde toma el dato Silio:
    cornipedis fusa satiaris, concane, uena
    (III 361)

    http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/80259842119027273022202/014801.pdf?incr=1

    Por ejemplo.
    Hay mucha más información en la red, incluidos ciertos comentarios críticos ecologistas que realmente lo que cuestionan es más la forma de celebrarse el evento hoy que no la tradición de "A rapa das bestas" de por sí.

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