Autor: Jorge Casanova
miércoles, 28 de junio de 2006
Sección: Opinión
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La actitud de los gallegos (y resto de la península) frente al sexo, cuestión de historia
Extracto de un artículo publicado en La Voz de Galicia (25-07-05)
Autor: Jorge Casanova
LOS GALLEGOS, SOBRE TODO LAS MUJERES, MANTIENEN ANTE EL SEXO UNA ACTITUD MÁS DESINHIBIDA QUE EL RESTO DE LOS ESPAÑOLES
Todavía hoy se considera al pueblo gallego como uno de los que más ha desarrollado el “cromosoma de la desinhibición”.
¿Desinhibidos o desinhibidas? Y...¿desinhibi@s frente a qué? La segunda pregunta es más fácil de responder que la primera: desinhibidos frente al sexo. Los gallegos, en general, aún mantienen algún indicador estadístico que los distinguecomo un pueblo cercano a los placeres de alcoba, con algunas zarandajas menos que otras nacionalidades a la hora de afrontar la placentera tarea del amor.
“A las estadísticas sobre comportamientos sexuales no hay que hacerles mucho caso. O mejor, ninguno, porque todo el mundo miente”, dice la sexóloga Lucrecia Puparelli, salmantina de nacimiento, gallega de adopción. Pero esta profesional admite que, cuando llegó a Galicia, se quedó patidifusa ante las bromas sobre “el hijo del cura”, impensables en las rancias tierras de Castilla.
Tanto ella como otros expertos coinciden en que la impronta de la Iglesia en Galicia llegó como llegó y evolucionó como evolucionó. Tierra de muchos curas, este país se tomó el concepto de pecado de otra manera y los picores de sus habitantes sobrevivieron a las embestidas sexorrepresoras mejor que en otras partes de España: “Aquí no llegó la época victoriana”, sintetiza la sexóloga.
Y si la revolución industrial llegó hace hace quince días, como aquel que dice, la represión sexual própia de la época fue también de penetración más ligera.
A estos indicadores históricos hay que sumar otros que también juegan a favor de la mujer como quién ha desarrollado más este cromosoma de la desinhibición. Las gallegas han sido tradicionalmente mujeres acostumbradas a a añadir el rol de esposa y madre al de mujer trabajadora. Y han sido también mujeres solas, de emigrantes y marineros. He ahí, pues la capacidad de decisión más la oportunidad. ¿Resultado? Una alegría. Y a veces una consecuencia inesperada, con la que se vivía mal frente a los comentarios de los vecinos, pero con la que se podía vivir, que es más de lo que se podría decir de otros lugares de España.
¿Seguimos manteniendo aquella actitud desinhibida a la hora de decidir entre el si y el no cuando aparece la oportunidad? “Esas cosas permanecen dentro, forman parte del carácter y no es tan fácil que se diluyan por culpa de la televisión ni por cualquier otro factor””, concluye la doctora Puparelli. En cierto modo, resulta una constatación reconfortante.
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Más informacióen en: http://www.lavozdegalicia.es
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Qué cosa cosadiella ye una cosa,
(cosadiella non ye muy revesosa)
que los homes non tienen en´a vida
y pa ellos ye cosa perquerida
pos, a veces, furiosos y rabiáos,
si non puén a moquetes o bucáos,
facen usu del palu o la civiella
por mor de mió cosa cosadiella?
¿Que s´afaya? ¡Carape! El rinconcín
u tá ella tá siempre calentín.
Igual da que torcíu que derechu,
llueva, nieve, xarice, pos tá a techu.
Dirévos que non tién otros vecinos
que guedeyos, ya roxos, ya negrinos,
y non canta, nin tose, fala o mira,
pero dicen los sabios que sospira.
Cosa cierta, l´humanu tién empeñu
por palpala depués que sal de neñu,
y si vela o al cabu la tropieza,
si non la pilla, ¡ pues duélei la cabeza !
¿Tá non diésteis n´el quiz? ¡ Oh, porreteros !
Non la tienen los güés, nin los carneros,
nin la tienen los perros, nin los gatos,
nin los glayos, xilgueros, nin ñervatos.
El ricu y el probín, tou´l que espatuxa,
l´asesinu,´l lladrón, fasta la bruxa,
toos tuvieron, ¡ creéilo !, por portiella,
sin sabelo, mió cosa cosadiella,
menos Adán y Eva, per agora,
y tamién vos diré qu´en una hora
d´eses tontes de plasmu y de torpeza
en ella metió Adán la so cabeza.
Tamién vos diré que tá amurniada,
non se trata con nadie, ye callada,
y non siempre ye bona, qu´el comiciu
munches veces la fai perder el xuiciu.
Cuando mozu barrunta la cuitada,
ponse allegre, llistina y collorada,
y, a pesar de vivir ente la saya,
de gustín, ¡ porretera !, se´smocaya.
A veces, a pesar del crudu inviernu,
mió cosa cosadiella ye un infiernu,
el vapor condensáu ye un fumeru
que tá, a la sombra, a venti sobre ceru.
Unes veces tá´nsucha, otres, moyada,
y dicen que asemeya la cuayada
po lo llisa, lo nidia y lo blanduca,
y que ye viciosina la cosuca.
La color hay quién ye diz que ya le lila
y de rosa; el golor... ¡yo no n golila!,
pero dicen péritos muy formales
que güele asina como a quesu de cabrales.
La muyer nunca - ¡nunca! - tá sin ella.
¿Quién acierta la mió cosa cosadiella?
-Yo, ¡recontra!, yo mesmu - diz Pioyina.
Esa cosa, pos ye... ye... la ratina.
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