Autor: Cierzo
jueves, 29 de septiembre de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Cierzo


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La Guerra Civil y los historiadores.

Un poco de historiografía de la Guerra Civil

Mi decisión de colgar este artículo viene motivada porque es un tema que constantemente levanta ampollas en cualquier foro de Historia. Todo el mundo opina sobre ella pero con una evidente falta de conocimiento de la bibliografía y las fuentes. Así que me permito colgar lo que parte de uno de mis trabajos universitarios de D.E.A.

La Memoria de la Guerra Civil

Entre la memoria y la historia de la Guerra Civil en España existe una confusión permanente. Este hecho viene marcado por las complejas circunstancias en las que se desarrolló.
Se convirtió en un suceso de dimensiones universales, fue vista de inmediato como una guerra entre dos conceptos de la vida, de la sociedad y, tampoco hay que olvidarlo, una guerra de clases y de status.
La coalición cívico-militar que se alzó contra la Republica logró establecer un régimen que existió durante cuarenta años, con la base de la violencia y con una dureza que hoy comenzamos a conocer gracias a los numerosos trabajos realizados por historiadores jóvenes.
Todo esto desdibujó la realidad y la memoria se fue transformando. La Transición democrática no ayudó a solucionar este problema.

Entre los diferentes problemas que la transición española tuvo que afrontar estaba de manera destacada la pervivencia del recuerdo traumático de la Guerra Civil y la ausencia de reconciliación oficial entre los dos bandos contendientes. Este último factor de división era fundamental y fuertemente defendido por el régimen, consciente de que el inicio de la reconciliación suponía el inicio del proceso de democratización.
En España no hay prácticamente estudios sobre el papel fundamental que juega el olvido en la construcción de la memoria colectiva. En Francia, con una tradición historiográfica muy rica, prestigiosos historiadores han abordado este tema en profundidad , lo que ha permitido abrir un nuevo campo de estudios que ha generado una dinámica de estudio e investigación sobre esta cuestión de la memoria y sus efectos.
La memoria histórica de la Guerra Civil no ha tenido un especial interés para la mayoría de los investigadores. Es ahora cuando, por estar ya fijada la historia de la Guerra Civil, empieza a debatirse de una forma serena sobre este tema, ya que el peso de la memoria de la Guerra Civil se hizo especialmente palpable durante la transición a la democracia. En este periodo para mantener una estabilidad política se busca una memoria satisfactoria para todos.
Se presenta una imagen muy determinada con mensajes como: “todos tuvimos la culpa”. Se hace un silencio deliberado sobre los sucesos más dolorosos como la violencia o la imagen de cruzada. Podemos calificar como una amnesia histórica colectiva impuesta desde la transición a la democracia.
Con todo esto se pretende evitar una nueva guerra civil y se quiere lograr una buena convivencia entre los españoles, es decir, la reconciliación por medio del olvido. Este fenómeno lo refieren historiadores de la talla de Paul Preston .
La cultura política de la negociación, el acuerdo, el pacto, el consenso generados para y durante la transición, no se entienden sin el trauma de la guerra y sus consecuencias políticas. Algunos autores son de la opinión que una de las piezas claves de la transición fue “la modificación del discurso sobre la guerra civil que facilitó la superación de su recuerdo” . El miedo a la guerra que los vencedores alimentaron durante todo el franquismo presentándose como el único garante para la paz civil, era una herencia del régimen. Su propaganda difundió los mensajes del régimen sobre la conciencia de los españoles forzándolos a mantener siempre vivo dicho temor aunque las condiciones objetivas para una nueva guerra en 1976 eran prácticamente inexistentes. La guerra provocaba un rechazo a todos los estamentos de la sociedad.
Para la mayoría de los historiadores la distorsión de la memoria histórica y el recuerdo de la guerra civil que a lo largo de la dictadura fue nefasta, ayudaron y tuvieron un papel positivo durante la transición . Pero por otro lado, habría que recordarles a estos autores que la transición y la supuesta reconciliación se dio en un periodo donde no existía una igualdad de condiciones entre la izquierda y la derecha.

Los historiadores frente a la Guerra Civil española.

La guerra civil no era inevitable ni vino dada por la degeneración de la II República. El régimen de Franco es el resultado de un golpe de estado que no triunfó y su degeneración es la guerra. Aquí es donde encontramos la naturaleza del régimen de Franco.
La Guerra Civil es el “fenómeno” del siglo XX español, principalmente por sus consecuencias políticas y sociales. Podemos calificarla de ruptura pero en ella observamos continuidades y recuperaciones.
Es un tema de investigación en alza debido a una recuperación de la memoria de este suceso, cosa que se evitó durante la transición como he explicado antes. Pero no es un tema que interese sólo en España, es quizá nuestro tema más internacional junto a la Inquisición y la presencia española en América.
Su significación tenemos que relacionarla con los orígenes del conflicto, específicos españoles, pero podemos englobarlo en el periodo de entreguerras.
El tratamiento de la Guerra Civil es muy variado desde su génesis.
El conflicto armado tuvo un impacto en la opinión pública europea en todos los niveles, desde la prensa a las clases populares pasando por la clase política. Las clases altas consideraban el suceso como un conflicto en un país pobre y atrasado pero no eran pocos los que se dieron cuenta que lo que sucedía en el suelo español era el reflejo de la Europa de los años 30. Es decir, una guerra europea en miniatura. La primera batalla entre la democracia y el fascismo o, desde otras perspectivas, el comunismo y el fascismo.
A lo largo del conflicto se forjaron estereotipos que se había formado desde hace siglos, como la “leyenda negra” o el mito romántico”.
Por encima de estos dos anteriores destacaba el estereotipo de la Inquisición. Esta idea se orientaba hacia la intolerancia por lo que los españoles eran considerados como brutos, intolerantes, etc.
El mito romántico, por otra parte, recogía la idea del español aguerrido, valiente, defensor de sus valores, etc. Inspirada esta imagen en la resistencia a las tropas napoleónicas.
Para la izquierda, la II República era el progreso, la tolerancia y la educación laica frente a la intolerancia y el oscurantismo del franquismo. A la revolución proletaria y sus actores, es decir, los milicianos se les identificaron con los guerrilleros antinapoleónicos.
Ambas visiones tenían un fondo común pues eran de carácter violento. Esto venía apoyado por otro estereotipo: los españoles arreglaban sus problemas con violencia. Esa violencia es muy llamativa por el número de muertos de ambos bandos .
A pesar de los estereotipos, la guerra quedaba integrada en la crisis de entreguerras ya que el conflicto se internacionalizó muy deprisa.
En 1943, Gerald Brenan, viajero inglés pero residente en Málaga durante la contienda, hizo un primer análisis del conflicto , donde reflejó claros problemas estructurales de fondo.
Resalta que una semana después de estallar el conflicto llegan a España aviones alemanes mientras que el debate sobre la intervención o no intervención en la guerra de España se desarrolla por toda Europa. Esta ayuda fue determinante para la suerte de la misma. La internacionalización de la guerra también se dejó ver en los miles de voluntarios procedentes de toda Europa, pertenecientes a organizaciones de izquierdas, que estaban convencidos que el futuro de Europa se debatía en España. Aquí hallamos el componente romántico.

Desde dentro, la Guerra Civil está marcada por la férrea dictadura impuesta por los vencedores con una fuerte censura. La producción historiográfica estuvo dictada por los principios del régimen. Contribuyó con mitos y valores para la ideologización que fue recibida por muchos sectores de la sociedad.
El franquismo convierte la Guerra Civil en el mito fundacional, y la alusión a la guerra estará presente de manera continuada durante todo el Régimen pero irá variando según la evolución. Se la describe como una “guerra de liberación” o una “cruzada”. Esta última denominación tiene su origen en el año 1936 cuando el primado de España bendijo la guerra . La España franquista era la defensora de los valores cristianos asociados a la esencia de españolidad frente a la democracia y al movimiento obrero .
La denominación de “cruzada” oculta los orígenes de clase del la guerra civil, lo hace mediante esta mistificación . Todo esto está encuadrado en un marco más general como es una división entre vencedores y vencidos. El Régimen nunca buscó la reconciliación ya que la Guerra le servía como legitimización.
El franquismo nos muestra el trágico suceso como algo “inevitable” y “necesario” ya que la República estaba bajo control soviético, lo que llevaba a España a la degeneración pues tampoco mantenía el orden público.
Este mensaje se mantuvo durante el primer periodo de la dictadura, la historiografía no podía debatirlo ya que principalmente centraba sus estudios en la Edad Medieval y Moderna sin contar la fuerte censura.

En los años 60, acudimos a una interpretación algo diferente pero que proviene desde fuera de España. Se comienza a publicar sobre la Guerra Civil en Estados Unidos y en el Reino Unido. Estos son los primeros acercamientos no ideologizados, con una base científica y con un buen trabajo de archivo.
En Francia, y más concretamente en París, un grupo de exiliados fundan Ruedo Ibérico. Este grupo con José Martínez al frente se encargó de la traducción de libros sobre la Historia de España y a publicar en la revista Estudios de Ruedo Ibérico. Estas obras comienzan a traspasar las fronteras y su lectura se extendió por determinados grupos.
El franquismo, en una coyuntura de cierta relajación, piensa en contrarrestar estos estudios sobre la Guerra Civil. Aquí comienza la “operación” Ricardo de la Cierva quien no era un historiador pero al que se le da un cargo de documentalista. Al mismo tiempo se crea una sección especial para el estudio de la Guerra. La nueva visión del conflicto no se aleja demasiado de la del primer franquismo. Ahora se le denomina “Guerra de España” y se muestra bajo el principio de “todos tuvimos la culpa” pero no se olvida que “los militares se vieron forzados a levantarse por la Revolución de 1934, la desmembración de España en autonomías, legislación anticlerical…”.
En realidad lo que pretende mostrar la historia de Ricardo de la Cierva es que el levantamiento era inevitable por culpa de la República aunque con una visión más racional y menos ideologizante. Junto a SALAs Larrazabal quien reconocía los fusilamientos del bando franquista pero contrarrestándolo con un mayor número por parte del bando republicano.
La Transición no vino a rescatar la memoria de la Guerra Civil. Esto se debe a que a diferencia de otras dictaduras europeas el final del régimen no vino de una manera brusca o violenta. Esto produce que la memoria de otras dictaduras sea distinta a la española. En estos países, el antifascismo triunfa y surgen numerosas publicaciones sobre ellas. En España los archivos estuvieron cerrados durante cuarenta años, la desmembración de la dictadura fue un proceso interno, de negociaciones, por lo que se ocultaron muchos aspectos que no convenía sacar a la luz por miedo a quebrar el ambiente negociador.

Del extranjero vinieron las principales aportaciones; no hay que olvidar que era considerada como la última guerra “romántica” por lo que era un tema atrayente. Además, percibían estos autores que en España había un fracaso porque no se había podido consolidar y mantener un régimen democrático. La base de su obra fue preguntarse a qué era debido este fracaso.
Gerald Brenan, publicó su obra El laberinto español en 1943. Autor comprometido con la causa republicana, observa que España, en el momento de desarrollarse el conflicto, tenía ciertas peculiaridades estructurales e históricas. Junto a la ausencia de un capitalismo avanzado se encuentran otras fracturas o “dificultades” como es el regionalismo o localismo. También da importancia a la lucha de clases por la mala distribución de la riqueza y de la propiedad, a lo que Brenan suma el papel “nefasto” de la religión que legitimaba esta situación con su mensaje. Para el análisis de la obra debemos tener en cuenta que el autor se encontraba en el sur de España por lo que algunos de los males estructurales como el reparto de la propiedad no tendría validez para todas las zonas, sobre todo las situadas en el norte. Brenan como idea principal destaca el atraso económico español como algo definitivo, pues impedía la existencia de una clase media sólida que constituyese el apoyo social para el régimen republicano .
En los años 60 aparece un grupo de historiadores encabezados por R. Carr , Hugh Thomas y Gabriel Jackson . Este grupo hace un enfoque estructural. Consideran que la crisis viene de antiguo, el origen lo remontan al siglo XIX y el problema se acentúa desde 1898 con la pérdida de las colonias . La eclosión se da en la II República y tiene un trasfondo de lucha de clases aunque el énfasis de sus análisis no lo ponen en el conflicto social.
Hacen hincapié en la política concibiéndola como un terreno donde partidos políticos y sindicatos luchan por el poder. Analizan los partidos, la intervención de los militares y los conflictos entre la CEDA y el PSOE. Podemos comprobar que lo que principalmente analizan son las élites políticas.
Estos autores que están políticamente situados en la democracia liberal, concluyen afirmando que la guerra civil es el fracaso del centro, es decir, un fracaso político.
R. Carr habla de fracaso de la revolución liberal. Opina que los cambios políticos eran insuficientes para desarrollar un cambio social y económico que permitiera desarrollar un sistema liberal verdadero; piensa pues que el que se consiguió era falseado y corrupto. Esto provocó el fracaso republicano. Para él, la culpable era la clase media española que no es que no existiera sino que era débil por la dispersión de intereses .
Por su parte, Gabriel Jackson dice que el fracaso era de la República en si misma. Según Jackson, los errores políticos de las élites republicanas fueron los causantes al no saber poner en marcha una serie de reformas. Señala como grandes errores realizar una legislación anticlerical en un país católico, los proceso nocivos de la reforma agraria que ahuyentó de las bases sociales de apoyo a la República, a los pequeños propietarios asustados pues la legislación recogía un punto por el cual el pequeño propietario podía ser expropiado . Otra reforma que según Jackson es un error es la reforma del ejército que afectó los intereses de una serie de militares. En conclusión dice que la República intentó hacer demasiado en poco tiempo por lo que también considera un fracaso político pues era incapaz, la República, de hacer frente a unos problemas que provienen del siglo XIX .

En los años 70, surge un nuevo grupo de historiadores que se sitúan políticamente más a la derecha e intentan combatir el modelo liberal anteriormente presentado.
R. Carr experimenta un giro político hacia la derecha. En esta época, hace énfasis sobre los excesos de la izquierda durante la II República. Piensa que fue un grave error la coalición republicano-socialista de 1931, es decir, que los republicanos deberían haber pactado con la derecha .
Robinson analiza a los dos partidos de masas, como eran la CEDA y el PSOE. Piensa que este último fue el primero en abandonar la táctica parlamentaria, aludiendo a la revolución de 1934, y de esta manera se convertía en el responsable último del fracaso de la República. La visión de la CEDA que hace es el de un partido demócrata-cristiano, corporativista con un programa de reformas evolucionistas y pacifista. Concluye diciendo que si no fuera por los excesos y provocaciones de la izquierda la guerra nunca se habría producido .
Por último, Edward Malefakis hace un estudio de la reforma agraria. Dice que era necesaria esta reforma para la transformación de la propiedad desigual pero que fue un desastre la elaborada. No cumplía las expectativas ya que su aplicación fue prácticamente nula. Es decir, la izquierda no podía estar contenta pues no cambiaba la situación, pero, y este dato es muy importante, la derecha la instrumentalizó. La usó para conseguir el apoyo de masas del pequeño y mediano campesinado que se sentía amenazado por esta ley. Hubiera sido viable si hubiera existido una alianza entre los partidos republicanos y los conservadores al haber conseguido frenar el crecimiento del PSOE y la radicalización de sectores de izquierda. Al fracasar esta reforma se produjo un proceso de radicalización hasta Octubre de 1934, y según Malefakis, la Guerra Civil fue la reacción .
En esta misma década de los años 70, aparecen un grupo de historiadores anglo-americanos que combaten estas ideas. Podemos destacar a Martin Blinkhorn y Paul Preston .
Este ultimo autor en la obra de 1978, La destrucción de la democracia en España, demuestra que si el conflicto fundamental de la II República era la lucha por el poder entre el PSOE y la CEDA y fue el verdadero ataque vino por parte de la derecha. Dice que la CEDA era el “ropaje de modernidad” de los sectores oligarcas agrarios, tradicionales y monárquicos que estaban en contra de la República desde su nacimiento. Se organizaron para combatirla desde dentro pero al fracasar la vía parlamentaria, se deciden a derrocarla desde fuera en Julio de 1936.

Pero la contestación a estos autores anglo-americanos, referencia esencial para la historiografía de este periodo en España, vino también desde dentro aunque unos años más tarde.
En 1981, Santos Julia hace una crítica brutal a R. Carr y a G. Jackson. Cuestiona aspectos fundamentales como el “reparto de culpas” entre políticos republicanos de la izquierda y de la derecha. Denuncia también a estos autores por ver la única salvación de la República en un centro político, que según los autores anglo-americanos no existe. Del mismo modo, Santos Julia echa de menos en sus estudios, una profundización en las clases sociales y en los movimientos populares.
Pero quizá, lo más grave, es ver la Guerra Civil como fracaso de la República; esta explicación teórica tiene la calificación de “reduccionista”. Primero porque se analiza la República a la luz de la Guerra: de esta manera carece de entidad propia como etapa de la Historia de España abocada a disolverse poco a poco. La visión de estos autores, Jackson y Carr, es de un periodo de enfrentamiento izquierda-derecha debido a la polarización social por el aumento de los extremismos y el hundimiento del centro. Todo esto lo reflejan así, según S. Julia, porque dan prioridad a los políticos, instituciones y líderes de los partidos. Él propone un análisis “desde abajo”, es decir desarrollando el estudio de la formación de conciencia de clase y de los movimientos sociales .
Algo más tarde será Julián Casanova el encargado de debatir a los historiadores anglo-americanos. Considera que la Guerra Civil no viene determinada por el fracaso de la República sino por un golpe militar fallido. A raíz de esto dice que hay que plantearse nuevas preguntas: ¿por qué un golpe militar? Y ¿por qué fracaso? Hay que indagar en la naturaleza del ejército español, investigar su tradición golpista y ver qué papel ocupa dentro del Estado. Considera que el ejército era una de las burocracias que vertebraban el estado español, el otro era la Iglesia, era el encargado de dar unidad al estado español. Tenía un espacio privilegiado dentro del Estado por las condiciones de la configuración de éste. Estaba hinchado, es decir, tenía una dimensión enorme más propia de un ejército de colonias y se encuentra en rebeldía constante. Su naturaleza venía marcada por la clara contradicción que había entre el poder que tenía, su tamaño y sus necesidades reales. El golpe fracasó en las principales ciudades debido a la gran resistencia popular, con la ayuda de policía y de la guardia civil. Fue una movilización amplia. Aquí es donde encontramos la responsabilidad de la República en la Guerra Civil. Es decir, la resistencia popular es fruto de la República puesto que había integrado sectores amplios de la sociedad en el seno del Estado. Estamos hablando de una democratización ligada a un proyecto reformador. Explica esto que el golpe de 1936 no fuera sólo un golpe militar sino además, una reacción .
Sobre el tema de la polarización, Santos Juliá dice que existe un proceso y que hay una fragmentación múltiple. Podemos encontrar varios ejemplos como la división del movimiento obrero en un sindicato socialista (U.G.T.) y un sindicato anarquista (C.N.T.). Pero hay más fragmentaciones por ejemplo la división en el mundo rural entre jornaleros y pequeños propietarios o la divisón entre centralistas y autonomistas. No existen las “dos españas” sino las “muchas españas”. Para crear un marco político que contuviera esta fragmentación hacía falta mucho tiempo pero no se le permitió por el golpe de estado. Las versiones históricas anteriores creían que España estaba abocada a la Guerra Civil. Podemos verlo desde otro prisma: observamos que 1936 es la ruptura de un proceso de modernización que estaba siendo llevado como en otros países de Europa .

Hoy día, hay consenso al afirmar que la Guerra Civil no es fruto del fracaso de la II República sino de un golpe de estado que no triunfó en el momento. La polarización existente no se ve como una especificación española pues se identifica con la que sufría Europa en general en el periodo de entreguerras. Es una desmitificación de la “diferencia española”. En un marco en el que el triunfo de la revolución bolchevique se ve como una amenaza para las élites tradicionales que vieron que el orden social podía ser desmontado. Sin embargo, esta referencia fue un mito para la izquierda que vieron lo que hasta entonces eran ideas, hechas realidad.
Luebbert sitúa la República española y la Guerra Civil en un contexto europeo. Observa que en la Europa de “entreguerras” hay una crisis de liberalismo y de la democracia, por lo que se dan tres salidas:

- Revolucionaria. Es el caso de Rusia y de España durante la Guerra Civil;
- Estabilización capitalista. Esta estabilización puede seguir dos caminos; El primero el liberal que fue el tomado por Francia y Gran Bretaña. El segundo puesto en marcha en la República de Weimar y durante la II República española sería la vía reformista.
- Por último estaría el fascismo que fue puesto en marcha en este periodo en Alemania, en Italia y en España por los franquistas.
Tras este periodo se elimina a las vías revolucionarias y el reformismo radical.

José Manuel Cuenca Toribio sin embargo opina que el estudio de la Guerra Civil no es muy satisfactorio , “salvo en la cruel faceta represiva” . Echa en falta una gran síntesis que recogiera el “status quaestionis y dibujara con precisión una sólida panorámica de todos los aspectos de la contienda”. Contrapone esto al “halagüeño panorama historiográfico del franquismo” . Como contradicción, podríamos decir que existe una gran cantidad de estudios históricos, si bien es verdad que sobre todo en los orígenes estaban muy ideologizados, de los que no se pueden discutir su calidad. Hoy en día es un tema que se trabaja en las universidades por jóvenes historiadores que tienen la suficiente perspectiva histórica para tratar el tema.

Bibliografía (en realidad son mis notas a pie de pagina...)

- Les Lieux de Mémoire, sous la direction de Pierre Nora (7 vol.) I. La République, II. La Nation (3 vol.) y III. Les France, (3 vol.), Ed. Gallimard, Paris, 1984-1992

- Paul PRESTON en Venganza y reconciliación: la Guerra Civil española y la memoria histórica. En este trabajo el autor ahonda en la tesis del “pacto de silencio” como factor clave para el proceso de consolidación democrática: “Al fín, después de la muerte de Franco, el deseo de contribuir en lo que fuera posible al restablecimiento y luego a la consolidación de la democracia tuvo su efecto tanto sobre los historiadores como sobre la población en general. La renuncia a la venganza vino como un acuerdo tácito a través del entero espectro político, con la excepción de algunos marginados lunáticos”. Veasé el artículo citado en, “La voluntad de humanismo. Homenaje a Juan Mariscal” (Ed. B. Ciplijuaskaté y Ch. Maurer). Antrophos. Barcelona, 1990.

- Victor PÉREZ-DÍAZ El retorno de la sociedad civil. Instituto de estudios Económicos. Madrid, 1987, La primacía dela sociedad civil. El proceso de formación de la España democrática. Alianza Ed., Madrid, 1993 y España puesta a prueba, 1976-1996. Alianza Ed., Madrid, 1996.

- Paloma AGUILAR FERNANDEZ, La memoria histórica de la Guerra Civil española (1936-1939): un proceso de aprendizaje político. Instituto Juan Harch de Estudios e Investigaciones. Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales, Madrid, 1995. En esta obra se refiere de la siguiente manera: “(…) la existencia de una memoria traumática de la Guerra Civil española jugó un papel crucial en el diseño institucional de la transición al favorecer la negociación e inspirar la actitud conciliadora y tolerante de los principales actores”. Obra también donde se puede leer la misma opinión Memoria y olvido de la Guerra Civil española, Alianza Ed., Madrid, 1996.

-Esta incidencia del estereotipo lo recoge Hugh THOMAS en Historia Social, nº3

- Gerald BRENAN, El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil, Ruedo Iberico, Barcelona, 1977. Su mujer también realiza una novela ambientada en la Guerra Civil y que refleja muy bien los trágicos momentos. G. Woosley en, Malaga en llamas, Ed. Temas de hoy, Madrid 1998.

-“Las dos ciudades”. Carta pastoral del Obispo de SALAmanca, Mons. Pla y Daniel (30-9-36), en GOMEZ URDAÑE, J.L.; TUÑON DE LARA, M.; MAINER, J-C., GARCÍA DELGADO, J.L., Textos y documentos de Historia Moderna y Contemporánea (Siglos XVIII-XX), Historia de España Labor, Tomo XII, Labor, Barcelona , 1988.

-CASANOVA, Julian, La Iglesia de Franco,Ed. Temas de hoy, Madrid, 2001, 323 pp.

-SALAS LARRAZABAL, R., Perdidas de la Guerra, Ed. Planeta, Barcelona, 1977.

-BRENAN, Gerald El laberinto español,op. cit

-CARR, R. y FUSI, J.P., España, de la dictadura a la democracia, Planeta, Barcelona, 1979. y CARR, R. (coor. E intr..), La época de Franco (1939-1975). Vol. I. Política. Ejercito. Iglesia. Economía y administración, Espasa Calpe, Madrid, 1996. Historia de España Menendez Pidal, dirigida por José Mª Jover Zamora. Tomo XLI.

-THOMAS, H., La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona, 1980, 2 vols.

-JACKSON, G. Entre la reforma y la revolución: la República y la guerra civil, 1931-1939, Cr´tica, Barcelona, 1985.

-CARR, R., Estudios sobre la República y la Guerra Civil española, Ed. Ariel, Barcelona, 1974, 336 pp.

-ROBINSON, R. A. H., Los orígenes de la España de Franco : Derecha, República y Revolución, 1931-1936, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1974, 551 pp.

-Estas tesis pueden ser leidas en MALEFAKIS, E. (dir.), La guerra de España, (1936-1939), Taurus, Madrid, 1996 y en Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Ed. Ariel, Barcelona, 1982, 523 pp.

-De este autor podemos resaltar sus estudios sobre la derecha española en BLINKHORN, M. (ed) Fascist and conservatives. The radical fight and the establishment in twenty century Europe, Unwin Hyman, London, 1990. y BLINKHORN, M. Carlismo y contrarrevolución en España, 1931-1939, Crítica, Barcelona, 1979.

-El profesor Preston puede ser considerado como uno de los grandes de la historiografía de nuestro pais y sobre todo del periodo comprendido entre la II República y la Transición. Seguramente en esta memoria apareceran reflejadas bastantes de sus obras que han sido consultadas, pero me permito hacer una pequeña selección. PRESTON P., El triunfo de la democracia en España, 1969-1982, Plaza&Janes, Barcelona, 1986. PRESTON, P., Franco, Caudillo de España, Grijalbo, Barcelona, 1994. PRESTON, P., La política de la venganza. Fascismo y militarismo en la España del siglo XX, Península, Barcelona, 1997. (Ed. Or. Inglesa 1990). PRESTON, P., Revolución y guerra en España, 1931-1939, Alianza, Madrid, 1986. PRESTON, P. (ed.), La República asediada. Hostilidad internacional y conflictos internos durante la guerra civil, Peninsula, Barcelona, 1999. PRESTON, P., La guerra civil española, 1936-1939, Plaza&Janes, Barcelona, 1987. PRESTON, P., Las tres España del 36, Plaza&Janes, Barcelona, 1998. PRESTON, P. (ed.), España en crisis: la evolución y la decadencia del régimen de Franco, FCE, Mexico, 1978. PRESTON, P., Las derechas españolas en el siglo XX: Autoritarismo, fascismo y golpismo. Editorial Sistema, Madrid, 1986. PRESTON, P., “El ejercito”, en CARR, R. (coord.), La época de Franco (1939-1975) op. cit pag. 7. PRESTON, P. La política de la venganza. Fascismo y militarismo en la España del siglo XX, Península, Barcelona, 1997.

-JULIA, S. “El fracaso de la República” en Revista de Occidente, nº 7-8, 1981, pp. 196-211.

-CASANOVA, J. “Guerra Civil, ¿lucha de clases?. El difícil ejercicio de reconstruir el pasado” en Historia Social nº20, 1994, pp. 135-150.

-JULIA, S. “El fracaso de la República”, op. Cit.
LUEBBERT, G.M., Liberalismo, fascismo o socialdemocracia : Clases sociales y orígenes políticos de los regímenes de la Europa de entreguerras, Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 1997, 611 pp.

-CUENCA TORIBIO, J.M., “La historiografía sobre la Edad Contemporánea” en Andrés Gallego, J. (coord.) Historia de la historiografía española, Ed. Encuentro, Madrid, 1999.
Una breve referencia sobre la represión sera descrita más adelante en esta memoria.
El autor achaca esto a que los archivos no han sido todos abiertos y esta seguro que el tema será tratado con serenidad. CUENCA TORIBIO, J.M., “La historiografía sobre la Edad Contemporanea”, op. Cit.


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