Autor: Jesús Rodríguez Ramos
viernes, 30 de septiembre de 2005
Sección: Lenguas
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El aquitano, el posible paradigma y la hipótesis vascoiberista (vascoiberismo moderado)

El vascoiberismo toma nueva fuerza esta vez con el llamado vascoiberismo moderado, basándose en el conocimiento actual que se tiene sobre la lengua ibérica. Aunque es poco lo que se conoce sobre esta lengua, se han constatado similitudes entre ambas que hacen pensar en una posible relación genética entre el vasco y el ibérico, que no es posible achacar a mera casualidad.

En realidad es una selección de sus escritos extraídos de su página web:
EPIGRAFÍA IBÉRICA:http://www.webpersonal.net/jrr/indice.htm



La lengua aquitana:

La lengua aquitana sólo se conoce por unos cuantos nombres propios documentados en textos griegos y latinos; es decir, no existen inscripciones aquitanas. Además de unos pocos topónimos y tribónimos transmitidos por escritores griegos y latinos, el grueso de los datos proviene de inscripciones romanas halladas en Aquitania (básicamente en el lado izquierdo de la cuenca alta del Garona), en las que se encuentran antropónimos y teónimos indígenas, pero existen también unas pocas breves inscripciones latinas sobre plomo que se han encontrado en el río Rhin (en Hagenbach) y que presentan antropónimos aquitanos; escritas probablemente por soldados aquitanos que servían en el ejército romano.

Los autores antiguos decían que el pueblo aquitano no hablaba galo. Estrabón (IV,1,1) afirmó que por su lengua y aspecto diferían de los galos pero se parecína a los "íberos". Hay que tener en cuenta que en Estrabón el término "íbero" es ambiguo, pues puede referir tanto a los íberos como a los habitantes de la Península Ibérica; pero es probable que sí se refiera a la etnia íbera, ya que las identificaciones alternativas resultan más problemáticas.

De hecho, se considera que la lengua aquitana es vasco antiguo. Ello se debe a la coincidencia entre elementos de los onomásticos aquitanos y el léxico vasco. De esta manera, entre los nombres aquitanos de hombre encontramos CISON, HANNA, SEMBE y SENIUS, que pueden compararse con el vasco 'gizon' "hombre", 'anai' "hermano", 'seme' "hijo" y 'sehi'/'sein' (*'seni') "niño"; mientras que entre los de mujer ANDERE y NESCATO con 'andre' "señora" y 'neska' "niña". Tenemos asimismo la ciudad de ELIMBERRIS y la tribu de los AUSCI, a comparar con 'iri-berri' "ciudad nueva" y 'euskal' "vasco". Además de esto, tal y como indica Gorrochategui, muchos de los otros nombres aquitanos presentan interpretaciones plausibles mediante el vocabulario vasco (sobre todo los teónimos), soliendo concordar con nombres de animales y de plantas vascos.

En lo que concierne a las relaciones entre el íbero y el vasco, la lengua aquitana es una especie de eslabón perdido, pero uno muy peculiar. Los nombres aquitanos se parecen a los antropónimos íberos. Al igual que los antropónimos íberos, muchos de los nombres aquitanos, especialmente los teónimos, son compuestos nominales. Vale la pena comparar algunos nombres aquitanos con elementos antroponímicos íberos conocidos:

AQUITANO-----------------ÍBERO



ILLURBERRIXO -------------iltur-ber'i
HARBELEX------------------ar's-beles'
BAESERTE-------------------baiser
BELEXCON-IS --------------beles'-kon
ENNEBOX -------------------en(a)-bos'
LAURCO --------------------laur'-kon
TARBELLI (tribe) ------------ tar'-beles'
TALSCON-) ------------------talsku
ERGE DEO------------------(-erker
DANN-ADINN-)-------------- tan?-atin

Pero el problema es éste: ¿qué sucede con aquellas palabras aquitanas que eran claramente interpretables por el vasco? No hay equivalente íbero para CISON, ANDERE o NESCA. Sólo el formante íbero s'an(i) podría relacionarse con SENI y SEMBE (éste probablemente de *'sen-be'). También es digna de atención la observación de Gorrochategui de que mientras las palabras aquitanas que recuerdan a adjetivos vascos (tales como ILLUN 'ilun' "obscuro" y BERRI 'berri' "nuevo") se documentan en posición de adjetivo (como segundo miembro de compuesto), sus presuntos equivalentes íberos iltun y ber'(i) no cumplen esta norma!!. Así que, aunque los datos de la lengua aquitana se parecen a los de la íbera, probablemente no son parientes próximos. El aquitano es vasco antiguo, pero no es ibero; son dos idiomas diferentes.



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Las relaciones entre el íbero y el vasco:

En favor de las relaciones entre el íbero y el vasco, entre otros aspectos, las más destacadas coincidencias léxicas son las siguientes: 1) vasco 'egin' "hacer", con el íbero ekiar / ekien; 2) 'ibeni' "erigir", con ebanen; 3) 'sari' "pago", "importe" con s'alir; 4) 'iri' "ciudad" con iltir' / ILER; y 5) el sufijo vasco de genitivo '-en' con el "genitivo" íbero -en.

Hay que destacar también el que las formas verbales de la tercera persona singular del pretérito para el protovasco *'egien' (documentadas están las variantes 'egian' y 'zegien') "él lo hizo"y *'ebenen' "él lo erigió" parecen coincidir por completo con sus equivalentes íberos. También merece atención el parecido entre el sufijo agente/ablativo íbero -te y el de ablativo reconstruido en vasco '-ti'; y entre el frecuente topónimo íbero ar's (tal vez "castillo", "fortaleza") y el vasco 'ertsi' "recito", "lugar cerrado".

Además de esto, hace muchos años que se han venido señalando las similitudes entre el sistema fonémico vasco y el íbero, así como la similar estructura de sus compuestos; el íbero suena como el vasco.

Adicionalmente tenemos la "evidencia" que proporcionan los pocos onomásticos y teónimos aquitanos conocidos; documentados en inscripciones latinas. No sólo estos nombres compuestos son muy similares a los íberos, sino que muestran incluso formantes idénticos a palabras vascas que permiten traducciones coherentes de los onomásticos (de hecho al aquitano se le considera antiguo vasco); por consiguiente las similitudes entre el íbero y el aquitano sugieren una relación genética entre íbero y vasco.

Por el contrario, hay una serie de comparaciones entre íbero y vasco que hay que rechazar. 1) La primera, como se sabe, es la equivocada lectura gudua desidea con el vasco 'gudu' "combate" y 'deitu' "llamada", no sólo porque 'deitu' es de origen latino ('dictu') y puede que incluso 'gudu' sea un préstamo, sino también porque, como demostró Fletcher, la lectura correcta es kutur oisor y porque la palabra íbera kutur se encuentra en muchas otras inscripciones en las que el significado "combate" es inverosímil. 2) El doble sufijo -aren con el genitivo determiando vasco '-aren', pues pese a la opinión tradicional es dudosa la documentación de dicho doble sufijo. 3) Tampoco resulta posible traducir el segmento etar (que se encuentra en algunas monedas) a partir del sufijo vasco '-tar' que indica el origen de una persona; pues el íbero etar no es un sufijo (basta tomar en consideración untikesken / etar).

Pero la evidencia todavía es escasa y es seguro que el vasco ha sufrido muchos importantes cambios fonéticos; además del hecho de que gran parte del vocabulario vasco es de origen latino o románico, cuestiones que los "descifradores mágicos" hacen ímprobos esfuerzos por ignorar.

Por otra parte, resulta extremadamente sospechoso la extendida idea de que todas las semejanzas fonéticas se deban a la proximidad geográfica y que cualquier coincidencia léxica sea un préstamo del íbero al vasco. Mientras que a veces sí existan por casualidad las similitudes engañosas y las posibilidades menos probables puedan ser las correctas, resulta poco científico explicar todos los datos como coincidencias y descartar las hipótesis más probables en favor de las menos.

En cualquier caso, ni las traducciones delirantes ni la imposibilidad de traducir el íbero mediante el vasco moderno pueden ser una demostración seria en contra de la teoría vascoiberista. Los trabajos delirantes carecen por completo de valor, ni a favor ni en contra, y hay muchos idiomas genéticamente emparentados que no son mutuamente inteligibles con facilidad.





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El posible paradigma y la hipótesis vascoiberista (18):

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Para empezar, el análisis de los radicales ibéricos presenta similitud con los formantes de radicales vascos normalmente representados por sus participios "pasivos". Éstos, en su forma antigua parecen ser del tipo 'eman' (e-MA-n, e-Raíz-n), como se suele considerar y como parece indicarlo la conservación de la nasal final en algunos compuestos, y alternativamente del tipo 'ikusi' (i-KUS-i, i-Raíz-i), siendo posteriores los sufijados en '-tu' (19). Además la inicial tanto puede ser e- , como i- ('iron') o j- ('jakin').

Sin embargo, el mayor parecido se halla en las formas de pretérito. Especialmente si recordamos que el predominio de las formas perifrásticas verbales del vasco parece, con toda probabilidad, una innovación (20), y nos centramos en las sintéticas. En efecto, de acuerdo con la reconstrucción de Schuchardt (21), siendo el NOR y el NORK de tercera persona singular (es decir el sujeto y el complemento directo de una lengua no ergativa), en pretérito sus índices son cero; es decir, no existen. Los rasgos temporales que restan son : un prefijo 'e-' y un sufijo '-en'. La forma "preservada" no es sólo teórica, sino que puede hallarse en el dialecto vizcaíno, pese a que éste difiera de los demás en haber evolucionado el sufijo a '-an' (22) (p.ej. 'egian' !!).

La reconstrucción propuesta es especialmente llamativa si la comparamos con los casos íberos ekien y ebanen. El primero tradicionalmente comparado con 'egin' "hacer", lo que parece confirmado por las firmas de taller de Likine, y el segundo hipotéticamente representando el verbo del que dedica una estela funeraria o encarga una construcción, equivalente al 'faciendum coeravit'. Para el primero tomaremos, evidentemente, el vasco 'egin' (23). Para el segundo puede haber alternativas. En principio puede probarse el verbo 'eman' que además del significado normal de "dar", se usa en ocasiones para "poner", pero dado que para hacer un equivalente a *'emanen' necesitaríamos postular un análisis del participio e-MAN-n, parece más interesante el verbo 'ibeni'. 'Ibeni' es una forma laburdina, variante de 'imini' y de la guipuzcoana 'ipiñi', cuyo significado es "poner", "colocar" e incluso "erigir" (24).

Si conjugamos ambos en la tercera persona del pretérito tal y como se considera sería el vasco antiguo nos encontraremos con las formas * 'egien' (actual 'egian' en vizcaíno) y * 'ebenen', con los significados "lo hizo" y "lo colocó" (25), como los latinos 'fecit' y 'posuit'. Es decir, una explicación que parece incluso demasiado perfecta. Realmente, la ecuación es tan impresionante que no se entiende que no se haya planteado antes para explicar ebanen.

Si esta interpretación morfológica es válida y la aceptamos para la base ebanen, vemos que ésta alterna con eban. Cabe pues preguntarse si eban esconde un *e-ban-n.A partir de la raíz -BAN- disponemos de las dos alternativas indicadas, pero que presentan resoluciones morfológicas distintas. Tendríamos que optar por entender que eban oculta un *e-ban-n si tomamos como modelo ibeni. Pero resulta que si lo comparamos con el otro verbo alternativo 'eman', en su acepción secundaria como "poner", tendríamos por el contrario problemas para una protoforma *emanen que explicara ebanen. Resulta que teóricamente el lexema vasco sería 'ma' y que para enlazarlo con el íbero habría de interpretarse 'eman' como proveniente de e-MAN-n. Este punto es interesante de comparar con la hipótesis de Trask que indican Gorrochategui y Lakarra (1996: 133ss.) de que en los participios vascos en que el sufijo es '-n' dicha consonante fuese parte de la raíz verbal. No obstante esta idea, como observan Gorrochategui y Lakarra haría que la raíz de "hacer" fuese 'gin', con lo que el paralelo con ekien se dificultaría al haber de reconstruir la protoforma como *eginen en vez de *egien.

En lo concerniente a çalir resulta adecuada la comparación de Michelena (1955: .274 y 1985: 318) con el vasco 'sari' < *sali (26): "valor", "precio", lo que encaja con el presunto sentido de çalir. Dicho término está relacionado con el participio de sufijo moderno 'saldu' (
La primera hipótesis sería que este caso confirma el que al menos las series del paradigma sin prefijo pero sufijadas con -Vr, según lo sugerido por çalir y baçur, sean formas nominales, es decir substantivos derivados de verbos.La segunda tiene que ver con el que morfológicamente no hay una explicación vasca del sufijo -ar o -ir, si bien la similitud de 'eri', 'sari' y los participios en 'e- -i'. Todo ello apunta a la posibilidad de que un final -r íbero "desaparezca" de manera regular en su equivalente vasco (27), de modo que podrían ser formas nominales y participios pasivos. Este último aspecto permitiría, de ser correcto, relacionar las formas íberas ene-/i- X -ir con las formas del participio pretérito pasivo vasco 'e-'/'i-'/'j-' X -i, posibilidad interesante pero para la que sería precisa más documentación.

Dado el éxito hermenéutico del vascoiberismo en la explicación de ekien, ebanen yçalir es lícito pregiuntarse si en el resto de formas da algún resultado válido. Como era de esperar, el que para el resto de términos el análisis interno no ofrezca una semántica clara hace que las posibilidades vayan según el gusto y la imaginación de cada cual. Originariamente me parecía muy interesante, aunque ciertamente especulativa, la comparación de 'eutsi' "dar", "ofrecer" con iunstir (28). Sin embargo, aunque esta interpretación me resultaba adecuada respecto a mi consideración sobre iunstir y como tal la indiqué (Rodríguez Ramos, en prensa), resulta que posiblemente he sobrestimado el ámbito de uso de este significado, lo que resta solidez a la idea. Es probable que el sentido primero sea el habitual de "asir", "coger", "tomar" y que de éste se derive secundariamente el valor de "dar". Finalmente, merece tal vez incluso citarse la comparación de 'ebazi' "ganar" con ebaçiren (en textos con numerales) y lo curioso que es equiparar erir con 'eri' ("enfermo") y 'erio' ("muerto"); interpretándolo con sentido funerario de "muerto (con tantos años"). (29)

Visto hasta aquí el que hay una serie de términos íberos que aparentan seguir una morfología verbal y el que tanto esta morfología como los radicales hipotizables coinciden con raíces vascas cuyo significado encaja espléndidamente bien semánticamente con lo que puede suponerse (en algunos casos con mayor motivación que en otros) para las respectivas formas íberas, uno podría sentirse tentado a un exultante optimismo. Sin embargo quedan muchos, muchísimos, excesivos puntos oscuros, de los que no es el menor el que, siendo ergativa la lengua vasca, ¿dónde están los ergativos íberos?. En los ejemplos documentados de los verbos propuestos no se ve ninguna sufijación típica para el sujeto agente. ¿Debiéramos suponer que los problemas de notación gráfica en íbero han suprimido cualquier evidencia de una hipotética consonante final? Tampoco está claro por qué no aparecen indicios claros de la flexión interna verbal NOR NORI NORK, puesto que sólo habríamos identificado los casos cero o los NOR / NORK. Esto es especialmente crítico sobretodo si consideramos el extraordinario parecido que hay en las comparaciones efectuadas. ¿Por qué unas palabras y morfos verbales se parecen tanto pero otros no se aprecian? Y viceversa: ¿por qué unos rasgos íberos se interpretan tan bien (aparentemente) mediante el vasco y otros parecen de mundos distintos?. Cierto es que, de acuerdo con los estudios de Michelena, el vasco ha sufrido grandes cambios fonéticos con caída generalizada de oclusivas sordas iniciales o pérdida de /n/ intervocálica, cierto que el vasco actual ha perdido la mayor parte de su vocabulario nativo, cierto que las comparaciones de raíces verbales propuestas parecen respetar las normas de fonética diacrónica del vasco, pero el resultado de la comparación, por efectista que resulte, por más que sí parece probar que hay un cierto grado de parentesco entre vasco e íbero, no puede menos que considerarse insatisfactorio.

CONCLUSIONES:
Hemos expuesto un posible paradigma de predicado verbal que, a partir de los tres presuntos verbos íberos ekiar / ekien (equivalente a 'fecit'), ebanen (equivalente a 'curavit') y iunstir (sin interpretación clara, muy especulativamente tal vez 'dedit'), se puede extrapolar a otros segmentos íberos de estructura morfológica similar y posición sintáctica equivalente. De ello parece deducirse que estamos ante una serie de formas que, al menos en algunos casos, tienen una funcionalidad similar a la de verbos, constituyendo núcleos de predicados verbales.

Hemos procedido posteriormente a examinar si este presunto paradigma era compatible con la hipótesis de relación genética entre el vasco y el íbero. Los resultados resultan en general positivos, quizá excesivamente positivos, tanto en el plano morfológico (por más que los casos mejor explicables son minoría en íbero), como incluso en el semántico (donde en diversos casos raíces vascas coinciden extraordinariamente bien con el significado propuesto a partir del análisis interno de las inscripciones íberas). Sin embargo, este éxito excesivo contrasta con los problemas para extrapolarlo a otros aspectos de la lengua íbera, lo que mueve a una cierta desconfianza justificada. Pese a todo, parece un terreno digno de ulterior investigación que se irá beneficiando de los lentos pero continuos progresos que se hacen en la reconstrucción del protovasco.




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NOTAS :

1. En esta versión para su mejor visualización informática he substituido el signo 'r' con tilde por rr ; 's' con tilde por ç ; y 'm' con tilde por mw. Espero que el lector sepa disculpar las extrañas grafías resultantes.

2. Para un estado de la cuestión e introducción a la materia puede verse Untermann 1990, tomo 1, y más brevemente Rodríguez Ramos 1995 y 1999 y Velaza 1996. Problemas lingüísticos en Correa 1994 y Quintanilla 1998. Los códigos alfanuméricos de las inscripciones refieren, naturalmente, a los Monumenta Linguarum Hispanicarum editados por Untermann.

3. Para la onomástica, la documentación, con listado y sufijos acompañantes, puede hallarse en Untermann 1990,1: 195-238. Sobre las principales partículas puede consultarse: -ar , Untermann 1990,1: 158s. y Velaza 1991 32; mwi en Untermann 1990,1 :& 534 y Velaza 1991: 103; sobre -en Untermann 1990, 1: &521 , Velaza 1991:.67s. y Michelena 1976.

4. De hecho en la primera versión de este estudio buscaba de forma exhaustiva una posible interpretación de esta morfología a partir del indoeuropeo, con resultados francamente malos y también a partir de lenguas camitas como el bereber, con resultados interesantes pero poco coherentes. Aparte de lo que veremos respecto a ebanen era muy sugerente interpretar en los sellos sobre 'dolia' traducibles como "bokiar de Latumaro", el bo- como el típico prefijo formador de nombres, muchas veces de lugar, en diversas lenguas camitosemíticas. Esto, relacionado con ekiar, se entendería como 'factoría' o 'figlina'. Por desgracia este caso restaba aislado. Aunque se puede atribuir la dificultad de cualquier comparación al mal conocimiento del protobereber, aspectos como la gran diferencia de esquema fonológico no sólo dificultan la comparación léxica sino que restan verosimilitud a un parentesco lingüístico

5. Un análisis exhaustivo en Rodríguez Ramos (en prensa) capítulo 4º B-7, B-8 y B-9; donde me remito sobre la alternativa, poco consistente, de considerar ekiar como un título de jefatura. En ese mismo capítulo, sobretodo en la parte C, pueden encontrarse información adicional sobre el análisis interno y la propuesta del paradigma.

6. Beltrán 1942, Gómez Moreno 1945: 281. En la misma línea Caro Baroja (1982 [1946]: 190) lo comparaba con el vasco 'egiera' "acción", mientras que Tovar (1954:224) matizaba que podría tratarse de un nombre de agente ("hacedor") o de un participio.

7. Lectura propuesta en Rodríguez Ramos 1998. El inicio en tarr es meramente conjetural.

8. Véase al respecto Untermann 1993-1994 y De Hoz 1995. Los paralelos de marcas de artesano musivario son abundantes en la epigrafía griega y romana. El paso de interpretarLikine como un celtíbero Likinos en vez de como un Licinius se ha producido al documentarse la forma celtíbera en el tercer bronce de Botorrita.

9. Probables excepciones serían las inscripciones monumentales, pero ambas son fragmentarias. Un problema mayor lo da la estela F.11.1 donde, no obstante, el segundo nombre podría estar abreviado.

10. Bähr 1947: 422 lo relacionaba con el sufijo 'ba' que aparece en muchos términos de parentesco en vasco, mientras que Gómez Moreno (1945:282) lo relacionaba con las raíces semíticas 'ibnu' y 'ben' que, curiosamente, emparentaba con la 'bani' del verbo "construir". Esta era la hipótesis estándar y la seguida por Michelena (1979: 35s) y Siles (1986: 42).

11. El hecho de que independientemente tanto yo (Rodríguez Ramos, en prensa cap. 4º B.7) como Untermann (1995: 248s) hayamos presentado una crítica similar es una muestra de la coherencia de la misma. Por otra parte la argumentación de Velaza presenta un curioso defecto de origen. En su opinión la prueba de que significa "hijo" es que eban se asociaría a nombres de difunto masculinos, mientras que teban se relacionaría con femeninos. De hecho esta conclusión, aportando nueva argumentación contextual, recuerda la sugerencia de Tovar (1946) de analizarlo con el paralelo camita en el que eban tanto podía significar "piedra" / "estela"/ "tumba"; hipótesis que prefería (relacionándola también con la raíz semita 'bny' "construir" y considerándo un paralelo en formas bn-s en estelas líbicas) a la de "hijo". Señalaba Tovar que el prefijo 't-' es en lenguas camitas, así como con variantes en semitas, una marca o artículo femenino. Volviendo al planteamiento de Velaza, la primera coincidencia problemática es que si tenemos una forma eban que significa "hijo" y un prefijo t- que forma femeninos, tenemos una muy significativa coincidencia lexical y morfológica con las lenguas camitas y el bereber. En lenguas camitas y semitas la palabra para 'hijo' recoje las formas en /bn/, como las adaptaciones del árabe 'Ibn' y, como se ha indicado, en las camitas, como el bereber, es normal el prefijo 't-' en los femeninos. Esta conclusión lógica resta sin profundizar en la propuesta de Velaza. Pero el problema mayor es conceptual. Velaza se basa en que la marca de género, que de acuerdo con su análisis habría de ser el valor de t- sólo se aplicaría a substantivos. Ello es normal en lenguas como las indoeuropeas, pero resulta que hay otras, como las camitosemíticas, en que el verbo también concuerda en género con el sujeto, por lo que aún si se demostrare fehacientemente que t- es marca de femenino en íbero ello no excluiría la posibilidad de que eban / teban fuese un verbo. Incluso cabe mencionar que en bereber la tercera persona del singular femenina se marca en el verbo con un prefijo 't-' y que en las lenguas camitosemíticas está muy extendida una raíz que en árabe es 'bny' "construir"(de ahí el préstamo 'al-bañil'). Es por ello que el criterio seguido por Velaza, aun siendo de interés, carece de valor decisorio.

Para las formas gramaticales camitas y bereberes puede verse: sobre la prefijación verbal en 3ª sg. msc. 'y-' / fem. 't-", Cohen 1988: 24s, Galand 1988: 236; sobre la 't' como marca de género en lenguas camitosemíticas Cohen 1988: 20. En rifeño, lengua bereber hablada en España, tenemos 'afunas' "buey" frente a 'tafunast' "vaca", así como 'icrez' "él ha labrado" frente a 'tecrez' "ella ha labrado" (Tilmatine et alii 1995: 23 y 30).

12. Puede verse como ya Untermann 1990,1 § 508,3 señala que es de esperar que sean frecuentes en inscripciones como las íberas la aparición de verbos auxiliares y de típicos tales como 'ser', 'hacer' y 'dar. El índice de donación u ofrenda es, como es sabido, muy frecuente en cerámicas etruscas, aunque empleando diversos términos, tanto como verbo (mulvanice,turuce "dio") como en nombre (mulu, turu "don"), pero también en inscripciones mayores como las láminas de Pyrgi (vide Cristofani 1977 § 30 e inscripciones 3, 6 y 7; Pallotino p.430). Entre otras epigrafías pueden verse también la véneta (zonasto, donasto, zonom, donom) en placas de bronce. pedestales o sítulas; o la latina, donde una inscripción en un vaso de bronce (Dessau 1979 nº 8562) es un ejemplo arcaico en que aparece junto a la marca del artesano: 'novios plautios med romai fecid / dindis macolnia fileai dedit'.

13. En la ceca A.18 iltirr ta / Ilerda tenemos las tres variantes iltirr ta çalir, iltirr ta çalir bane iltirr ta çalir nai. El hecho de que estas primeras emisiones fuesen imitaciones de dracmas ampuritanas de plata, haciéndose en este material, ha llevado a proponer que signifique "plata" y esté emparentado con el vasco 'zilar' / 'zilhar' (y de paso con formas del tipo ing. 'silver' cuyo presunto equivalente en celtibérico sería silabur). Soy bastante escéptico al respecto, tanto por la inexplicada mutación de las vocales como por el que el resultado normal de una 'l' intervocálica en vasco sería 'r'.

14. Untermann 1986 p.41, 1.5.2. estudia esta posibilidad de un prefijo e- en baçir y satirr, aunque no la postula.

15. Como una idea muy provisional e hipotética puede remarcarse el hecho de que los únicos casos detectados de presuntas raíces que no siguen el esquema CVC, son con i y con u, justamente las vocales que pueden ser semiconsonantes.

16. Sobre la datación paleográfica de la escritura íbera: Rodríguez Ramos 1997.

17. En el muy hipotético caso de que esto fuera así, sólo podría relacionarse con una acción del dedicante, en cuyo caso sería interesante interpretar -kis- como un causativo de -ki-, un "hizo hacer" paralelo al "faciendum coeravit".

18. Para un repaso general de la hipótesis vascoiberista y de las similitudes entre vasco e íbero puede verse Rodríguez Ramos (en prensa) cap. 4.3.

19. Vide Allières 1979: 80, Caro Baroja 1982: 199 y, para la permanencia de '-n' en composición: Ortiz 1986: 208s., quien propone que se trata de "a verbal morpheme of its own".

20. Se sabe que en el siglo XVI tenían conjugación sintética una cincuentena de verbos, mientras que actualmente sólo una decena, predominando la conjugación perifrástica. Esta, pues, parece una innovación. Una evolución tal hacia la perífrasis verbal puede verse en sánscrito clásico respecto al védico, en catalán moderno respecto al medieval, o en latín.

21. Según Pennaod 1970:.254s, 257ss. y 262s., quien recoge y efectúa una reinterpretación parcial de los análisis de Schuchardt (H. Schuchardt Baskische Studien I Wien 1893) y de Lafon 1980: 384-387.

22. Para las características del dialecto vizcaíno: Allières 1979: 95ss. § 43.

23. Es más, en las inscripciones íberas que, al norte del Ebro y antes del 200 aC, que marcaban dos tipos de oclusivas, hay indicios de que la forma ekiar se escribía con el signo que en grecoibérico corresponde a una sonora; es decir, que sería egiar. Así parece atestiguarlo la cerámica pintada de Can Oliver (Panosa 1993: 19.2) y posiblemente, el grafito C.7.1. Asímismo, si está relacionada con ekiar, la forma bokiar es claramente bogiar.

24. El valor de 'eman' "colocar" en Azkue: 237, 2ª y Allières 1979: 249. 'Ibeni' y variantes en Azkue: 390 y Múgica 1981 p. 952, con los valores "colocar", "poner", "situar", y, en dialecto laburdino incluso "fundar" y "erigir".

25. Más exactamente "fue hecho (por)", "fue colocado (por)".

26. La 'l' lene intervocálica pasa a 'r' en vasco (Michelena 1985: 311s.).

27. Esto sería parcialmente congruente con la idea de que el "artículo" postpuesto vasco '-a' esté relacionado con el deíctico 'ar'.

28. Acepción en guipuzcoano y vizcaíno, la forma básica es "agarrar", "sostener" (Múgica 1981: 761 y Azkue: 293). Pero incluso cabe el bajo navarro 'eutzi' (alto 'iutzi') "dejar", "permitir" que podría considerarse un apoyo (¿tal vez inspiración?) a la propuesta de Untermann.

29. Desconozco si 'eri' responde a la morfología verbal vasca 'e- -i'. Muy efectista, pero arriesgado, sería comparar la interpretación de Velaza (1993, 164s.) de la lápida de Civit deerirtan / arrora por erir = 'annorum', tan : numeral; arrora:: "'mater' / 'uxor' / 'fecit' / (vel aliud)" directamente con el vasco : 'erio' = "muerto" y 'aro' = "edad" : ¿"muerto a la edad de X"?.

Relacionado con: La suprema caracterización de la lengua vasca

Más informacióen en: http://www.webpersonal.net/jrr/indice.htm


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  1. #1 Ortzi 10 de ene. 2005

    Amalur: hombre a mí Andere (Andresa), me sigue sonando más a indoeuropeo (Andrea, Andros) que a euskériko, pero en fin....

    Los citados poemas lo comentó Estrabón en su descripción de los novempopuli de Aquitania, no sé más.

    aladelta:

    El reportaje en cuestión viene firmado por Carmen Aranegui catedrática de historia antigua de la universidad de Valencia.

    Primero hace una introducción desmintiendo muchos de los tópicos que se han dicho de los iberos: origen externo africano, guerras entre la España celta y la ibera que jamás existieron o división racial de España que tampoco existió. Se extraña del por qué de la exibición de la Dama de Elche en el Louvre en la SALA de "arte oriental", que se dudase durante un tiempo de su autenticidad y que quienes la aceptaban la considerasen como un mero reflejo del arte griego no como algo propio de Hispania, negando la existencia de una civilización ibera atribuyéndola así a extranjeros. La doctora lo atribuye a la aparicion de los nacionalismos en el siglo XIX y a la utilización y manipulación política que se hizo en ese tiempo de la búsqueda de la identidad y las raíces de los pueblos de Europa, utilización política que alcanzó un grado extremo en Numancia (paradójicamente mezcla del mundo celta e ibero) que fue puesta como ejemplo máximo del orgullo hispano. Así se contribuyó a la creencia de una falsa división étnica y a falsas invasiones y poblaciones masivas tanto desde el norte como el sur que negaban la existencia de una propia civilización ibera sino que sería más bien producto del reflejo de un mundo externo, púnico o griego en España pero no de una cultura propia hispánica.

    Sostiene que en ambas Españas se desencadenó entre la población indígena un proceso de civilización, proceso que tuvo su impulso en el contacto con otras civilizaciones, en el caso de la ibera con la fenicia, la púnica y la griega. Así empieza a verse como a partir del siglo VI a.C. en Andalucía las aldeas tradicionales paulativamente empiezan a agruparse y que paulativamente se van transformando en oppidiums poblados fortificados en un alto, también que la población va jerarquizándose mucho, esto se ve en que las casas y las tumbas son cada vez más diferentes dependiendo del estrato social del individuo, indicando que esta socialización fue piramidal, pirámide que culminaba en el príncipe, señor de todo el poblado y de las tierras adyacentes.

    Los iberos no formaban una organización uniforme, no se puede hablar de una nación ibera, sino de un mundo ibero formado por distintos pueblos con rasgos comunes, así a la organización que hemos visto del sur, de Valencia hacia el norte era diferente y más compleja, recayendo el poder no sólo sobre una persona sino sobre un grupo, una aristocracia que controlaba una gran ciudad, ciudad que controlaba otros núcleos poblados menores que se encargaban de explotar los recursos naturales de sus tierras, tierras que eran controladas por una red de fortines. Esta aristocracia regía todos los ámbitos de la vida: comercio, relacciones externas, religión, ritos iniciáticos, etc. Los iberos sureños estaban más influídos por el mundo tartésico y los norteños por el modelo de polis griega, tal es así la inmensa importancia que la ciudad tenía en el mundo ibero septentrional.

    Dentro de esta diversidad a la profesora le sorprende mucho por contra la tremenda y sorprendente homogeneidad que presenta el idioma ibero, se sorprende cómo puede ser esto en un pueblo que no tiene una unidad política ni es uniforme, más aún cuando se ha comprobado que entre pueblos de una notable aparente uniformidad son comunes la aparición de dialectos y subdialectos muy marcados, por qué no ocurre esto con los iberos?, pues esto es por qué no era una lengua originaria de los iberos, sino tomada por las aristocracias y príncipes dominantes por ser una lengua que facilitaba el intercambio comercial entre diferentes pueblos, esta lengua fue paulatinamente aprendida por las clases inferiores que deseaban entrar o aproximarse a la aristocracia dominante y así sucesivamente por las distintas clases que deseaban ascender en una sociedad tan jerarquizada, mientras que las distintas lenguas indígenas iban desapareciendo sin dejar rastro en el ibero. Sobre su origen apunta las similitudes encontradas entre el aquitano y el ibero y que pudo venir por el norte, pero no aporta más datos concluyentes.

    Finalmente habla sobre su religión, sobre las damas que con rasgos de mujeres iberas representarían divinidades, les influyeron mucho la Demeter griega y la Tánit alada púnica. También adoraban a los animales reales, como el toro que era un símbolo de fecundidad y vigor, o a los fantásticos como el grifo o la esfinge que poseían poderes mágicos, curiosamene adoraban también al león, animal real pero desconocido para los iberos por eso también le atribuían propiedades fantásticas relaccionadas con su fortaleza y valor.

  2. Hay 1 comentarios.
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