Autor: Arquidioniso
sábado, 03 de noviembre de 2007
Sección: Artículos generales
Información publicada por: arquidioniso


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LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN Y EL ARTE DE ENSOÑAR

Revisión memoriosa de algunas experiencias sobre el arte de ensoñar a la luz de Don Juan Matus.

Los mares de tinta que anegan la figura emblemática de Don Juan Matus, hechicero yaqui que acompañó al antropólogo Carlos Castaneda en su peRIPlo mágico, hacen olas de una marea triste y flaca cuando se confrontan con la realidad de las prácticas indigenas tradicionales en las tribus mexicanas y americanas.


Es justo aclarar que la práctica es casi la misma, aunque la cultura específica sea diferente. Una iniciación con "derrumbes" (hongos alucinógenos) en la sierra alta de Huautla, en Oaxaca, es muy similar a una práctica religiosa con peyote en el desierto de San Miguelito en la huasteca potosina. Lo mismo sucede con el uso y la aplicación de todas las plantas enteógenas en América. Y los antropologos insisten en en buscarle patas a las gallinas con la metodología tradicional de investigación. Es muy loable el trabajo de campo, en el que anotan con cuidado todos los detalles de esta o aquella practica ritual, pero es muy diferente vivirlo, en diversas comunidades y circunstancias.


Lo que difiere será el nombre o el contexto pero la esencia permanece.


Desde una aproximación semiológica, los signos y significados de estas prácticas agrupadas bajo el nombre genérico de "el costumbre" conservan el nucleo original de la transformación mágica de la persona. Las plantas mágicas son metáforas vegetales.


En los libros de Carlos Castaneda que relatan algunas ceremonias en las que se consumen plantas de poder, tanto Don Juan Matus como el propio autor esperan cambios o transformaciones, saben que los efectos psicoactivos son intensos y que la experiencia no puede ser expuesta en su totalidad, por la complejidad de la misma y lo pobre del lenguaje para describirla. El estado místico es la conversión de lo ordinario en lo inexplicable por medio del deprendimiento de sí mismos. Los enteogenos de cualquier clase abundan en México. En las calles pueden verse jardines repletos de Rivea Corimbosa, Hipomea Violacea o Solandra Nitida, tres plantas alucinógenas que son sagradas en el contexto indigena. Quién lo sabe sonríe en secreto, quien lo ignora solo las admira en su belleza. Asi pasa a diario en todo el campo mexicano.


Cuando los libros de Don Juan se convirtieron en la guía contracultural de los sesentas, despertaron trabajos muy reconocidos como el de Wasson y su relación con María Sabina, la sintesis del acido lisérgico en Suiza, por Hofman. La popularización de las sustancias psicomiméticas abrieron las puertas de la percepción segun Huxley y la revaloración del mundo indigena como el señuelo para regresar a la Naturaleza se convirtió en el intento de paradigma dominante , al menos en los medios masivos de comunicación. También dieron lugar a lo siniestro con los experimentos del MK- Ultra y el uso de psicodélicos en soldados norteamericanos e ingleses.


Carlos Castaneda y Don Juan enseñaron parte del otro lado del espejo. Pero lo mejor queda oculto por el respeto al "costumbre".


Mientras los ilusos urbanos y decadentes divagan en la superficialidad de la psicodelia, los verdaderos hombres de conocimiento conservan el arte de ensoñar, el uso de las líneas de poder y de las plantas que nos dan la oportunidad de comunicarnos con los seres del otro lado de la vida.


El arte de ensoñar es ver todo sin verlo y percibir con todos los sentidos.  Once de ellos por lo menos, y no la privación estupefacta de la conciencia, de la que hoy presumen los urbanitas cortos de entendederas.


Leer las enseñanzas de Don Juan es mirar una fugáz sombra incandescente en la fogata ceremonial de la noche en la que se manifiesta el niño desollado, el divino luminoso, el venado azul, el que tiene las manos de navajas y habla desde el interior...de uno mismo.


Signos, señas,símbolos, metáforas, alegorías, emblemas, paradigmas que se entretejen en la tradición américana. No importa si se es sioux, oneida, apache, chichimeca, huichol, mixteco, quechua, raramuri, yanomame, mapuche, jibaro o kikapu...el costumbre es de todos.


 

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  1. #1 arquidioniso 04 de nov. 2007

    El esoñar está, en parte, dentro esa franja indefinida entre la vigilia y el sueño, y si se quiere explicar como un hecho, esta podría ser una punta de la hebra. Pero el "ensoñar", va no se si más dentro o más que, pero se manifiesta en rapidas revelaciones, voces, imágenes y percepciones sinestésicas que son muy dificiles de describir. Los experimentos de Dunne aclaran algunas pautas, pero tambien quedan cortos frente al "costumbre". En mi experiencia directa con el "ensoñar", la claridad de la percepción es apabullante e indescRIPtible, salvo por algunos factores como voces y sonidos de colores. Algunas veces si han sido premonitorios. Otras son bellisimos y de repente algunas cosas muy concretas los desvian o diluyen. Los libros de Castaneda son  una descRIPción muy bien escrita, pero que falla al intentar compartir lo místico, o lo que "es". Además en el tiempo, "el costumbre" es del kairos y no del cronos.


    Onnega te agradezco la referencia a Dunne y su obra.

  2. Hay 1 comentarios.
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