Autor: hartza
sábado, 29 de enero de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: hartza


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Sobre la fundación de la villa de Bilbao

Al hilo de una reciente y animada discusión sobre la oscura etimología del nombre de Bilbao, recupero un antiguo artículo que preparé con ocasión del 700 aniversario de la fundación de la villa.

La fundación. Espacios públicos y privados

 

 

Más informacióen en: http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=3720


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  1. #1 A.M.Canto 30 de ene. 2005

    En primicia retiaria mundial :-), acabo de colgar aquí, en la imagen de la leyenda de la célebre vista de Bilbao de 1544, la transcRIPción latina y la traducción castellana de la misma. Si alguien se anima a traducirla también al euskera, póngala aquí y la añadiré. Saludos.

  2. #2 A.M.Canto 18 de jun. 2006

    Bueno, creo que aquí es donde mejor puede ir esta noticia:

    VIZCAYA
    Bilbao antes de Bilbao
    La historia del valle del Nervión comenzó hace 5.000 años y está marcada por indoeuropeos y romanos

    Luis Alfonso Gámez l.a.gamez@diario-elcorreo.com/BILBAO



    EN LO ALTO. Vista aérea de Malmasín, en la que se adivinan bajo el terreno
    lo que parecen las murallas de protección del poblado datado entre el siglo
    III a. C. y el siglo I. / [Foto] DIPUTACIÓN DE VIZCAYA

    El río Nervión fue bautizado hace tres milenios por unos recién llegados.
    «Nervión es un vocablo de origen indoeuropeo», explica Mikel Unzueta,
    arqueólogo de la Diputación de Vizcaya. Hacia el año 1000 antes de Cristo,
    tribus procedentes de Europa Central se expandieron por todo el continente,
    incluida la cornisa cantábrica. Con el paso del tiempo, su lengua -la
    indoeuropea- iría fragmentándose en el español, el inglés, el italiano, el
    alemán... hasta un total de 150 idiomas que hablan en la actualidad 3.000
    millones de personas. Pero hace 3.000 años las diferencias entre los
    colonizadores de uno y otro lado de los Pirineos, de las islas Británicas y
    de la península Itálica, eran mínimas.

    Cuando los indoeuropeos llegaron con su ganadería y su agricultura, ya había
    gente en el valle del Nervión. Las primeras huellas de ocupación humana que
    se conocen en la comarca datan de finales del cuarto milenio antes de Cristo
    (aC) o principios del tercero. Se trata de tres enterramientos -el dolmen de
    Gazteluko Landa, en el monte Avril, y los dos de Hirumugarrieta, en
    Artxanda-, de los cuales únicamente el primero ha sobrevivido. Los otros dos
    fueron excavados en los años 80 y sus reconstrucciones desmontadas por
    vándalos, posiblemente para reutilizar las piedras.

    Los primeros habitantes de lo que hoy es el Gran Bilbao fueron grupos de
    cazadores-recolectores que vivían de lo que les ofrecía la naturaleza.
    Cuando levantaron los dólmenes de Artxanda, estaba ya próxima la llegada de
    la agricultura y la ganadería a la región. «Se va a pasar del sistema de
    producción antiguo al pastoreo y una incipiente agricultura y se van a crear
    las primeras comunidades sedentarias, de las que no se sabe nada».

    Los primeros poblados

    Los indígenas se asentarán en poblados, aunque habrá quienes sigan viviendo
    en cuevas. Los indoeuropeos bautizan ríos -como el Deba y el Nervión- y
    otros accidentes geográficos, y se abre un paréntesis todavía por llenar por
    los historiadores. Empieza hacia 1000 aC y concluye en el siglo III aC, con
    el castro de Malmasín. El monte que los vizcaínos conocen por los túneles de
    la autopista que lo atraviesan tiene en su cima los restos de un recinto
    urbano que no se ha excavado. Cuando se haga, despejará incógnitas sobre el
    'Bilbao del cambio de era'. «Malmasín es una fortificación en altura, con
    murallas de mampostería, que responde a las necesidades de la Segunda Edad
    del Hierro, cuando la vida está marcada por la agricultura, la ganadería y
    las guerras».

    Aunque la caza y la recolección tienen todavía un peso importante en el día
    a día, ya se cultiva el trigo -se han encontrados varios molinos de mano- y
    el bien más preciado es el ganado. «No es una sociedad rica en objetos. Las
    armas son la lanza y el cuchillo, que lo mismo sirve para degollar una res
    que al enemigo». Éste se encuentra en el castro de al lado y puede hacer
    incursiones en cualquier momento para robar ganado o secuestrar personas.

    No se sabe cómo fueron las casas de Malmasín, ni siquiera puede deducirse
    por comparación con la arquitectura de otros poblados indígenas próximos.
    «Allí donde se ha excavado un castro, nos ha dado un tipo de casa diferente:
    en Intxur, son de adobe; en Berreaga, están hechas con postes y entramado
    vegetal, como si fueran cestos; y, en Peña de Sámano, encontramos zócalos de
    piedra con alzados de adobe», explica Unzueta.

    Como otros pueblos peninsulares, los de la cornisa cantábrica mantienen
    contacto con Roma mucho antes de que ésta anexione sus territorios. Sus
    hombres luchan como mercenarios por y contra la superpotencia en las guerras
    púnicas, así que saben a quién tienen delante cuando las legiones llegan a
    la región en la segunda mitad del siglo I aC. Roma ocupa sin excesivos
    problemas el territorio vasco, que, como el resto de la cornisa, le interesa
    como fuente de materias primas -madera, hierro...- y para garantizar las
    rutas comerciales y militares marítimas con el norte del continente. «No
    tenemos constancia de castros asediados y quemados, como en Palencia,
    Santander y Burgos».

    Parte del Imperio

    Los indígenas, que vivían hasta entonces de espaldas al mar, se vuelven
    hacia él durante la dominación. Los invasores bajan a la población de los
    castros a las orillas de los ríos y la costa, y los puertos se suceden desde
    Irún (Oiasso) hasta Flaviobriga (Castro Urdiales). Los historiadores creen
    que, cerca de donde está Bilbao, Roma dispuso de un pequeño puerto fluvial
    en el que atracaban las barcazas que remontaban la ría desde la costa; pero
    no se ha descubierto ninguna estructura. Los hallazgos se limitan a una
    inscRIPción latina encontrada en Axpolueta, Loiu, por el jesuita Gabriel de
    Henao en el siglo XVII y a algunas monedas: un sestercio de Adriano (76-128)
    encontrado en el número 8 de la calle Ribera, una pieza de Probo (276-282)
    descubierta en Miribilla y varias más, de entre los siglos I y III,
    recuperadas en la barra de Portugalete.

    Al abandono de los poblados en cumbre, sigue la creación de una serie de
    nuevos asentamientos a media ladera en Abrisketa (Arrigorriaga), Finaga
    (Basauri), Zaratamo y Galdakao, lugares todos ellos en los que se han
    descubierto inscRIPciones romanas. En Finaga, donde pasan a vivir los
    habitantes del poblado de Malmasín, hay una necrópolis y un templo romano
    sobre el que, después, se edificó una ermita cristiana. La mesa de altar del
    templo fue al principio una estela funeraria indígena latinizada.

    Cuando el Imperio cae en el siglo IV, la población abandona la costa y la
    parte baja de los valles para huir de las continuas incursiones y pillajes,
    y se queda en los asentamientos a media ladera. El cristianismo llega hacia
    el siglo VI y, seiscientos años después, aparece Bilbao a orillas de la ría,
    como revelan las excavaciones hechas en la iglesia de San Antón. El 15 de
    junio de 1300, Diego Lopez de Haro V otorga la carta puebla a la villa,
    cierra un capítulo de la Historia y comienza otro del que el jueves se
    cumplieron 706 años.
    Fuente: http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/edicion//prensa/noticias/Vizcaya/200606/18/VIZ-VIZ-072.html (vía M. Díaz Guardamino, lista Archport)

    VIZCAYA
    «Los de Vecunia construyeron esto»
    L. A. G./BILBAO

    «Vecuniensis hoc munierunt» («Los de Vecunia construyeron esto»), decía la inscRIPción que encontró el jesuita Gabriel de Henao en una peña de Axpolueta (Loiu) en el siglo XVII. El texto se refería a la apertura de un paso. El epígrafe se ha perdido; pero su existencia no es objeto de debate. «Los de Vecunia son los de Begoña», sentencia Mikel Unzueta, autor de un estudio sobre la inscRIPción. El problema estriba en localizar el enclave cuyos habitantes estaban tan orgullosos de haber abierto un camino que dejaron un epígrafe en latín hace casi 2.000 años.

    «No sabemos dónde estaba Vecunia. Tuvo que tratarse de un asentamiento con estatus jurídico de 'civitas', con capacidad para organizar y gestionar un territorio que llegaría hasta Leioa», explica el arqueólogo. Pudo levantarse en la misma Begoña, en RIPa, en Albia, en Bilbao la Vieja... Si algún día se encuentran los restos de Vecunia -que pueden estar esperando debajo de la basílica de Begoña, por ejemplo- se habrá dado con una pieza clave del pasado de la villa de don Diego.

    http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/pg060618/prensa/noticias/Vizcaya/200606/18/VIZ-SUBARTICLE-073.html
    (Vienen unas fotos de monedas romanas "recuperadas en la barra de Portugalete a principios de siglo", pero están en pésimas condiciones).

    Sobre esto de Becunia/Vecunia=Begoña, Vicuña, recuerdo el animado debate que tuvimos, también hace año y medio, en: http://www.celtiberia.net/verrespuesta.asp?idp=3720

  3. Hay 2 comentarios.
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