El castro esta situado en el municipio de Botija (Cáceres), que forma parte de la Comarca Sierra de Montanchez y Tamuja, territorio conocido como “el triangulo de Oro” por encontrarse limitado en sus vértices por ciudades de gran tradición turística como son Cáceres, Trujillo y Mérida; así como por sus atractivos culturales, gastronomitos y medioambientales.

El acceso mas directo al municipio desde la capital provincial se realiza a través de la EX–206, que une las ciudades de Miajadas y Cáceres. El desvío se realiza a la altura de Torremocha. Esta carretera Permite también acceder directamente desde la autovia E-90 y desde las Vegas Altas a la altura de Miajadas.

El acceso desde la N-521 se realiza por Plasenzuela. En esa dirección también se alcanza la Autovia A-5 (E-9) a la altura de Trujillo. La carretera de Botija a Plasenzuela es una camino vecinal afirmado, y aunque se estado no es el idóneo, el paisaje de Dehesa es de gran valor ecológico.

Cáceres – Torremocha - Botija. Distancia: 35,2 Km. Tiempo aprox.: 32 minutos.

Trujillo – Plasenzuela – Botija. Distancia: 33,0 Km. Tiempo aprox.: 25 minutos.

Miajadas – Torremocha – Botija. Distancia: 35,0 Km. Tiempo aprox.: 32 minutos.

Mérida – Aldea del Cano – Torremocha – Botija. Distancia: 72,8 Km.: Tiempo aprox.: 1 hora y 10 minutos.

Mérida – Alcuescar – Torremocha – Botija. Distancia: 70,7 Km.: Tiempo aprox.: 1 hora y 10 minutos.

Los accesos a la zona arqueológica de Villasviejas del Tamuja, desde el núcleo urbano de Botija, se realizaran por una pista forestal en buen estado. Se debe girar hacia el norte en el cruce de la carretera de Torremocha a Botija con la que se dirige a Plasenzuela. Pasada una nave industrial se encuentra la entrada a la Dehesa Boyal. Tras cruzar el paso canadiense se debe girar a la izquierda y continuar todo recto hasta un nuevo paso similar al anterior que marca el final de la Dehesa y el comienzo de las zonas que acogen los restos arqueológicos.

Estos restos arqueológicos forman parte de un castro, que es un poblado amurallado que estuvo habitado hace mas de dos mil años por gente de la II Edad de Hierro, entre el 400 a.C. y el cambio de Era. Era esta una sociedad jerarquizada de guerreros, campesinos y artesanos que vivieron la llegada de los romanos y su posterior asimilación por la nueva cultura.

Las formas de vida en este Periodo se caracterizan por el uso de herramientas y armas fabricadas en hierro, como de recipientes cerámicos realizados a torno. Así mismo, destaca el uso de la cremación como rito funerario, lo que originaba cementerios o necrópolis situadas en las proximidades del castro.

El poblado esta situado en un lugar estratégico y de fácil defensa, al estar delimitado por el escarpe del río Tamuja y el desnivel producido por el arroyo del Verraco. Igualmente, Permitía un acceso rápido a los recursos prioritarios, como son el agua, los campos de cultivo y la dehesa.

Al desaparecer sus habitantes el castro Permaneció en un estado de abandono que produjo el derrumbe de sus casas y murallas, quedando ocultos bajo tierra la mayoría de los restos. Aquellos que se conservaron en suPerficie sirvieron como cantera para construcciones posteriores o fueron expoliados. Con el tiempo, la suPerficie que ocupo el yacimiento fue usada como tierra de labor, realizándose numerosas paredes de pizarra que delimitaban las parcelas aun visibles hoy en día.

Actualmente, podemos diferenciar claramente los restos de murallas y torreones conservados, así como las zonas de viviendas y enterramiento, que han sido halladas en las diferentes excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los últimos años.

Hoy en día se están realizando trabajos de recuPeración y acondicionamiento del castro para que, en el futuro, la visita sea cómoda y agradable y se pueda entender los restos excavados con mayor facilidad.

Sacado de la guia didactica "Villasviejas del Tamuja, nuestro pasado en Botija". Autores: Francisca Hernandez Hernandez, Jose Angel Salgado Carmona, Alicia Prada Gallardo.