Autor: Baal Fogor
viernes, 16 de diciembre de 2005
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Baal
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El origen pagano del camino de Santiago
Siguiendo el culto al “Ocaso del Sol”, (es decir, al Erebo), marchaban los peregrinos, obedeciendo la vieja tradición céltica del Ara solis, hacia el Nerio hasta llegar el cabo sagrado de Finisterre, para celebrar la muerte del Sol.
Finsterre
Finisterre, del latín Finis Terrae, alude al extremo más occidental de Europa y se encuentra en tres lugares concretos: Galicia, Cornualles y Bretaña, tres de los territorios mas propiamente célticos del continente. Por lo demás, el paralelismo entre el Finisterre galaico y Bretón es puesto de relieve por autores como ALARCÓN HERRERA en su obra A la sombra de los Templarios, Ed. Martínez Roca; Barcelona, 1.988.
El culto precristiano
La peregrinación y el culto al recorrido del astro rey se identifica con el símbolo prehistórico de la barca solar que cruza el océano hacia el occidente. Este simbolismo de la muerte del Sol camino del más allá fue transmutado en época clásica por la imagen de Caronte atravesando la laguna Estigia, que al igual que la barca Solar transporta al Más Allá desde la ribera oriental a los muertos en busca de la Tierra Prometida. Ritos que han perdurado hasta hoy en día, en el viaje hasta las orillas más occidentales para morir y volver a nacer en el plano gnóstico y místico. En este sentido podemos destacar las palabras de T.W. ROLLESTON, que en su obra Los Celtas, señala, a este propósito, en la pg. 62: “Yo considero que la forma completa del símbolo megalítico es la del barco con figuras y con el símbolo solar encima. Estas figuras asumiendo que la interpretación sea correcta, deben ser tomadas como representaciones de los muertos en su caminar hacia la otra vida”; (en este sentido podemos observar como dentro de los monumentos megalíticos, las navetas toman la forma de barca invertida de forma semejante a otros monumentos megalíticos. En este sentido, podemos destacar, a modo de ejemplo tres analogías: La de las propias navetas, la de los dolmenes irlandeses y la de los nevet muogh de Malekula:
_ Sobre las Navetas: Presentan la forma de nave con la quilla invertida; y son según numerosos expertos, la representación de la barca solar, en cuyo interior tuvieron lugar ritos funerarios de tránsito al Más Allá. Además, se a puesto de relieve, la semejanza con nurhagas de otras islas mediterráneas como Córcega, Cerdeña, Sicilia o Malta.
_ Sobre los dólmenes irlandeses, como cámaras sepulcrales con corredor de entrada: Son estructuras formadas por cairns o lascas de PIEDRA que al igual que las navetas asemejan un barco invertido. Respecto a los mismos, W.C. BORLASE, en su obra Dolmens of Ireland, no solo pone estos megalitos en relación con las navetas menorquinas; sino también con los túmulos sepulcrales escandinavos, los entrerramientos en barcos sepulcrales a lo largo y ancho del Báltico y otras formas de enterramiento desarrolladas en la Edad de Hierro.
_ Sobre los nevet muogh: Podemos decir, que fueron descubiertos por A.B. DEACON en la isla de Malecula, en el Pacífico, describiéndolos en su obra Malekula: A vanisshged People, [1.934]. Su obra sería continuada por JOHN LAYARD, con la obra Stone Men of Malekula, [1.942]. En este último libro, se describe como los habitantes de Malekula erigían un dolmen ceremonial con bloques de coral, cuyo objetivo era que el iniciado se introdujera en su cámara sagrada durante cierto tiempo para renacer a una nueva vida: la del Conocimiento; [tal y como ya recogiera el profesor W.H. Rivers, en ensayos anteriores]. Por su parte, el ya citado A.B. DEACON, en la iniciación gnóstica de esta sociedad distinguió hasta 32 grados de perfeccionamiento hasta llegar al “Conocimiento Absoluto”. En toda y cada una de estas fases, jugaba un papel esencial el dolmen coralino llamado nevet muogh, [literalmente “PIEDRA de la vida”], que tardaba hasta tres años en construirse; así como también, el entierro, en el interior de la cámara, del iniciado, por un periodo solar de 30 días; en lo que se conocía como na-vot, [“camara o lugar de renacimiento”]).
Todo ello se observa también a través de distintas tradiciones; la más importante, es la ruta del actual Camino de Santiago, que en época precristiana ya se recorría con el fin de realizar el rito de ver morir el Sol en su camino al Más Allá.
También puede destacarse la actual peregrinación al Santuario de San Andrés de Teixido; en donde según la tradición es imprescindible peregrinar, toda vez que el dicho gallego reza: “Vai de morto o que non foi de vivo”; destacan aquí las fechas de las romerías, en donde además de otras fechas como Pentecostés se han fijado: desde el 16 de Agosto al 9 de Septiembre, (que correspondería a la fecha de las celebraciones célticas de Lughnasadh), del 9 de Septiembre al 29 del mismo mes, (coincidente con la festividad celta de Alban Elued) y del 27 al 30 de Noviembre, (coincidente con la finalización de la festividad de Samhuinn). Además, y según la tradición el difunto que no habiendo acudido al santuario en vida, no sea acompañado por un familiar a su muerte, peregrina en forma de reptil, (nótese la connotación órfica).
Al tiempo puede destacarse también entre los ritos del peregrino a San Andrés de Teixido la tradición de los amilladoiros, piedrecillas testimoniales que deja a su paso por él. El rito, (que se repite en el pedrón de Padrón sustituyéndose las PIEDRAs por monedas), es idéntico al desarrollado por los pueblos célticos, en los que era costumbre arrojar chinarros en los cruces de caminos para alejar a los malos espíritus. Este rito recogido en la edad media, se identifica con el hecho de que los conjuros y pactos con el diablo se hacían en las encrucijadas, (así en la Tragedia Policiana, 1.547 d.C., de SEBASTIÁN FERNÁNDEZ, se alude en su acto XXII a éste hecho, cuando se dice: “Alla yras con diablo a facer conjuxuros por las encrucixadas”); por último, aún hoy se encuentra vigente el rito del amilladoiro al alcanzar la Cruz del Cebreiro en la ruta jacobea, o la de arrojar ruedecillas solares a manantiales curativos para curar algunas enfermedades, (en casi todo el mundo la costumbre de arrojar monedas al agua es inveterada).
Por otro lado, en otros pueblos como los actuales Masai africanos, arrojan guijarros al cairns o montón piramidal de PIEDRAs que hay sobre las tumbas, laibon; nótese aquí como el término cairns utilizado por los masais coincide exactamente con el término céltico cairn: montículo artificial de rocas o lajas utilizado en los enterramientos desde época neolítica, y hoy a forma de hito o mojón, lo que a su vez se identifica con el término castellano de amillarar. O en otros pueblos: como el hebreo, que en los entierros o cada vez que visitan una tumba tienen por costumbre dejar una PIEDRA testimonial; rito que permanece aún vigente; (nótese como esta tradición a permanecido en el seno del cristianismo en la costumbre de tocar la PIEDRA del Gólgota que se encuentra en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, en la que existe también la práctica de arrojar monedas). Idéntica tradición de formar montículos de PIEDRAs en encrucijadas se encuentra también en los obos mongoles, tibetanos y kazajos. Además, la idea de colocar una PIEDRA sobre las tumbas no esta limitada a estos supuestos; así el de Ankou, que según recoge con su carro a los que mueren, arroja una PIEDRA del mismo; y por último, y no por ello menos importante, la tradición de situar losas y lápidas sobre las tumbas en todo el ámbito occidental.
También, debe destacarse aquí la tradición de los denominados “omphalos”, como centros religiosos y morada de las almas de los difuntos; en los que existían siempre rocas o PIEDRAs sacras; (lo que puede vincularse con la connotación órfica, antes citada, y ejemplificada en monumentos petreos como la conocida actualmente a pedra da serpe en la Coruña).
Finalmente en relación con la tradición de muerte y resurrección del Sol, es muy destacable entre los ritos cristianizados la tradicional Danza das Areas en Finisterre durante Semana Santa para celebrar la muerte y resurrección de Cristo; como antaño se celebraba la muerte y la resurrección del Sol.
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