Autor: ventero
lunes, 07 de mayo de 2007
Sección: Lenguas
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El idioma de los pirahãs

El idioma más simple y extraño jamás escuchado de entre los cerca de 6.000 que hoy se hablan en el mundo vive en el Amazonas.

Los pirahas, una tribu de apenas 200 individuos, no tienen números,colores ni tiempos verbales.



De "El Mundo".- Íñigo García.
Fotos de Daniel Everett.

El idioma más simple y extraño jamás escuchado de entre los cerca de 6.000 que hoy se hablan en el mundo vive en el Amazonas. Tan rara es la lengua de los pirahas, una tribu de apenas 200 individuos que habitan en la ribera del río Maici, que, de confirmarse las observaciones de Daniel Everett, profesor de fonética y fonología en la Universidad de Manchester, supondrá el final del reinado de la teoría de la gramática universal de Noam Chomsky, bajo la cual se han criado los lingüistas de medio mundo.

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Sin números, sin pronombres, sin colores, sin tiempos verbales, sin oraciones subordinadas y con sólo ocho consonantes —siete en el caso de las mujeres— y tres vocales, los Pirahãs consiguen comunicarse. "Hablo bien su idioma y puedo decir cualquier cosa que necesito, sujeto únicamente a las limitaciones expuestas", asegura en sus escritos Daniel Everett, que ha vivido durante más de 25 años entre estos indígenas.

Las investigaciones comenzaron en 1977 cuando Everett navegaba el río Maici y contactó con unos individuos que se comunicaban "cantando, silbando, tarareando".

Lo que oía era tan diferente a cualquier otra cosa que este lingüista decidió quedarse a vivir entre los indígenas, con su mujer y sus tres hijos. Sus descubrimientos a lo largo de estos años son fascinantes. Los Pirahã no sólo carecen de números en su idioma, sino de cualquier término que implique contar, es decir, no hay palabras para ‘todo’, ‘cada’, ‘mayoría’ o ‘algunos’. Es más, a petición de los propios indios, los Everett trataron durante más de un año enseñarles a contar hasta diez en portugués, para facilitar sus relaciones con los comerciantes del río.

Tras ocho meses de lecciones los propios Pirahã abandonaron. Ninguno fue capaz de contar más de tres ni responder correctamente a sumas de uno más uno o tres más uno. "Tenemos la cabeza diferente" dijeron entonces los indios. Tan diferente, que se llaman a sí mismos "cabezas rectas", mientras los extranjeros son para ellos "cabezas torcidas".

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En la cabeza recta de los Pirahãs no caben los colores, ni los tiempos verbales, ni la ficción, ni cualquier otro idioma. Son monolingües a pesar de tener contacto con colonizadores y tribus de origen tupí-guaraní desde hace más de 200 años. La ausencia de tiempos verbales, de pretéritos o futuros, influye probablemente en la ausencia de cualquier conciencia histórica, en la inexistencia de cualquier dios o mito de creación, y hasta en la formación del sistema de parentesco más simple jamás documentado. "No hay entre los Pirahãs memoria individual o colectiva más allá de dos generaciones y ninguno es capaz de recordar los nombres de sus cuatro abuelos", escribe Everett.

Respecto a Dios, tampoco les entra en su cabeza. "¿Quién creó las cosas?", les preguntó Everett. "Todo es lo mismo", respondieron los indios, queriendo decir que nada cambia y por lo tanto nada fue creado.

Por último, y quizá más importante para los lingüistas, los Pirahã parecen incapaces de crear oraciones subordinadas, carecen de lo que Chomsky llama ‘recursividad’. Sin esa capacidad recursiva, que consiste en intoducir oraciones en otras oraciones sin límite, la lengua Pirahã es incapaz de crear, abstraer, generar otras ideas más allá de la experiencia. La recursividad había sido hasta ahora identificada en todos los idiomas y Chomsky la consideró un elemento clave del cerebro humano, lo que le llevó a afirmar que existe una ‘gramática universal’, una misma manera en que todo los humanos utilizamos el lenguaje.

"Restringen la comunicación a la experiencia inmediata", explica Everett. Dicho de otro modo, los Pirahã serían unos empiristas radicales, apologetas del ‘carpe diem’, incapaces de abstraerse y crear ficciones. De hecho, carecen también de arte, pintura o escultura.

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Ante tantas "limitaciones" del lenguaje de los ‘cabezas rectas’, es inevitable preguntarse si no es una discapacidad lo que define a estos indios. "Nadie debería extraer la conclusión de que el lenguaje Pirahã es primitivo —escribe Everett—. Tiene la morfología verbal más compleja de la que yo sea consciente y un perturbadoramente complicado sistema prosódico. Los Pirahã son la gente más brillante, agradable y divertida que conozco. La ausencia de ficción formal, mitos, etcétera, no significa que no jueguen, mientan o no puedan hacerlo. De hecho, disfrutan mucho haciéndolo, particularmente a mis expensas, siempre con buena intención. Cuestionar las implicaciones de la lengua Pirahã para el diseño del lenguaje humano no equival a cuestionar su inteligencia o la riqueza de su conocimiento y experiencia cultural".

Quienes cuestionan el trabajo de Everett, en especial tras la publicación de un artículo en la revista 'New Yorker', son otros lingüistas, sobre todo los discípulos de Chomsky del Massachussets Institute of Technology, que le acusan de elaborar no una teoría sino una hipótesis que definen como "científicamente frágil", además de publicar datos y conclusiones que discrepan con las de otros investigadores.

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Comentarios

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  1. #1 Llug 14 de mayo de 2007

    Yo creo que lo de la entonación pasa también en nuestras lenguas románicas, Onega, y si me apuras en el vocabulario o en la morfosintaxis también. (Eufemismos, (Alguien se imagina a un paisanón de sidrería diciendo "pompis"?), hablar con diminutivos, etc). Eso sí, no es tan esplícito como el caso japonés, no lo conocía, interesante (en serio ;-).

  2. #2 Ramonmo 14 de mayo de 2007

    Onega, todos los seres que viven lo hacen "en el tiempo." Otra cosa muy distinta es que sean conscientes de ello. O sea, que lo que una bacteria hace en su existencia tiene en cuenta de manera implícita el devenir temporal. Sin embargo, no lo sabe, ya que su nivel de organización no le permite registrar y almacenar eventos pasados y ligarlos a un ente que permanezca constante, a un "yo". Mucho menos puede proyectarse en el futuro. Sin embargo, en un momento dado, si las condiciones ambientales son adversas y lo exigen, formará una espora destinada a mantener un residuo de vida latente, y que, en condiciones favorables, resurgirá en ese futuro que ni concibe hoy ni vivirá mañana.

    Esto de la bacteria vale para la mayor parte de los seres vivos, hasta niveles muy avanzados de la escala zoológica. Incluso comportamientos muy sofisticados, como, por ejemplo, los de las abejas, cuyo diseño consciente requeriría de un hombre una gran dosis de planificación, se dan sin que sus propios agentes tengan en absoluto conciencia del paso del tiempo.

    En general, los seres humanos somos conscientes del devenir, pero no todos ni en todas las circunstancias. Por ejemplo, no creo que los niños muy pequeños lo sean. El otro día un amigo me comentaba cómo su hijo de tres años empezaba a usar y entender las nociones de "mañana", "ayer" y otras, que antes confundía por no tener sentido para él. ¿Nadie recuerda cuando, siendo muy niño, se enfadaba porque le diferían un regalo visto en un escaparate "hasta Reyes", por ejemplo? Ese cabreo era independiente de que fuera un día de mayo o el 5 de enero. Simplemente, no era "ahora". Fuera del "ahora" lo demás carecía de sentido.

    Así que no estoy seguro de que todos tengamos que tener una noción del tiempo, como dices. Podría ser que la noción del tiempo que nos es familiar apareciera cuando el sistema nervioso adquiriera una cierta madurez, y, además, siempre que se esté en un contexto cultural adecuado. Estos pirahas serían la prueba de ello.

    En cuanto a lo del número, es cierto que, en primera instancia, es creación humana. Los animales no saben contar. Pero lo que los geómetras griegos descubrieron es que, partiendo del número y de las leyes de la lógica (todo ello, en principio, abstracto y subjetivo) se podía llegar a constructos que, lógicamente, también debieran de ser meramente abstractos y subjetivos, pero que, sin embargo, resultaban aplicables al mundo real. O sea, que podías relacionar, por ejemplo, la forma de sonar de un instrumento de cuerda (dato objetivo) con números y proporciones; o calcular el perímetro del templo con el mismo método que utilizarías para medir el de un rectángulo imaginario. De ahí que se empezara a ver en el número, la geometría, la matemática, el fundamento o verdadera esencia del mundo, la auténtica naturaleza de las cosas, lo verdaderamente real (véanse los pitagóricos). Esta es la actitud que ha dominado, creo yo, más o menos explícitamente y con más o menos fuerza, la filosofía y la ciencia occidentales durante la mayor parte de la historia.

    Un saludo (perdón por el rollo)

  3. #3 Solapajo 16 de mayo de 2007

    Onega, esto que dices:
    "-lo conocen las sociedades de cazadores-recolectores para planificar sus partidas de caza en función de las rutas que siguen los animales según las estaciones, y la recogida de frutos según la época
    -los agricultores para las faenas del campo, también estacionales" me hace pensar... Tal vez en una selva ecuatorial el paso del tiempo no sea tan obvio como en una región templada, allí la estacionalidad no existe, de hecho, es uno de los ecosistemas más estables e invariables que se conocen, ¿pudiera ser que la percepción de tiempo de estas gentes esté más atenuada que la nuestra?
    Hacía un huevísimo de tiempo que no escribía por aquí, ya ves Llug, en León somos igualines, ji, y lo que se reían ciertos condenados de Guardo al oírme hablar, y las mujeres nada de córcholis o mecachis: hostia y mecagüendios.

  4. #4 Ramonmo 16 de mayo de 2007

    Bueno, Onega, desde luego es muy posible que tengas razón. Simplemente, la noticia, tal como está presentada, deja libertad para un poco de "especulación salvaje", así que he aprovechado para colar por ahí unas reflexiones que me parecían curiosas y que podían crear un poco de debate. Pero es cierto que tus soluciones, por ser más sencillas, son más probables.

    En fin, no creo que los medios periodísticos se dignen a hacer un seguimiento de las investigaciones sobre esta gente, al menos mientras siga vivo el "caso Pantoja". Habrá que estar atentos al internete, a ver si salen por algún lado noticias más aclaratorias.

    Un saludo.

  5. #5 Kullervo 16 de mayo de 2007

    Onega, querida, no me defraudes... ¡El antiguo inglés kalde no tiene nada que ver con caldus, sino con gelidus!

    http://www.dict.org/bin/Dict?Form=Dict2&Database=*&Query=cold

    Es lógico, ya que la "k" germánica proviene de una "g" indoeuropea, que se conserva en latín ( Granum frente a corn , gerere frente a cast , venire (gwenire) frente a come ) aunque a veces se convierta en otras letras (bos, bovis frente a cow ).

    Por otro lado, creo que oí hace algún tiempo en la BBC un programa sobre esta tribu. Según el locutor, no tenían números pero eran capaces de contar hasta 2^14 (65.536). ¡Qué contrasentido, ¿no?!. Después, se aclaraba que, como tienen 14 sufijos para una misma palabra, se podían hacer esas combinaciones. Evidentemente, seguían sin saber contar pero, ¡Qué titular más bonito!.

    La ciencia, de primera mano, y en las revistas científicas. Lo demás es cotilleo (o chinchorreo, como decimos en mi tierra)

  6. #6 Kullervo 17 de mayo de 2007

    Onega, no es mi intención ser reiterativo... Sin embargo, diga lo que diga Pokorny, me sigue resultando extraño que una raíz indoeuropea que comience por K- pase al germánico sin convertirse en H-. Creo que ésta fue una de las primeras leyes descubiertas en lingüistica indoeuropea.

    Sin embargo, voy a ser un caballero y te voy a poner dos ejemplos muy parecidos a los que tú has puesto.

    * Inglés Guest (invitado) frente a latín hostis (enemigo)

    * Anglosajón Blaec (blanco) y Blac (negro). Es curioso, pero el camino parece que fue el siguiente. Ambos proceden del la misma raíz indoeuropea, bhlaeg- (arder). El primer término surge al final de la siguiente relación fuego = brillo = blanco. En cambio, el segundo concepto proviene de fuego = quemado = negro. Es tal la confusión que, en el inglés medieval, cuya grafía no era fija, es difícil saber si blac, blak o blake significaba blanco... o negro. Harto de tanta confusión, el genio de la lengua inglesa se cargó el término Blaec sustituyéndolo por white. Claro que no lo mató del todo ya que la lejía, agente blanqueante por excelencia, se sigue diciendo bleach.

    Respecto a la simplificación de sistemas numerales... Me gusta poner como ejemplo el francés. En esta lengua, los antiguos ordinales latinos desaparecieron casi por completo. Así, los franceses los forman añadiendo el sufijo ième al ordinal. Ciertamente, aún existen premier y seconde pero éstos deben convivir con unième y deuxième.

  7. #7 Kullervo 23 de mayo de 2007

    Onega, no lo creo. Me parece más lógico suponer que ambos términos (blac y blaec) provienen de alguna raíz que significara fuego. Luego, la evolución fonética se encargó de limar las diferencias.

  8. #8 Ramonmo 24 de mayo de 2007

    Onega, siento disentir. El artículo dice, efectivamente, que no tienen número gramatical, pero tampoco numerales ni ordinales. Utilizan conceptos como grande o pequeño para expresar cantidad, o partes del cuerpo para expresar precedencia (por ejemplo, "cabeza" en lugar de "primero").

  9. Hay 8 comentarios.
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