Autor: Alfonsohispania
martes, 25 de noviembre de 2003
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Alfonsohispania
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Castro de Villasviejas del Tamuja
Descripción, localización y algo de historia. Si alguien puede proporcionarme información adicional, le estaría muy agradecido.
Un asentamiento vetón con fuerte sabor histórico.
El castro de Villasviejas del Tamuja se encuentra a unos 3 kilómetros de la localidad cacereña de Botija, pudiéndose llegar a él por una pista de tierra en buen estado. Destacar que buena parte de sus materiales y aún de sus estructuras han sido reutilizadas para la construcción de corrales para el ganado ovino propio de la zona.
Ubicado en la superficie de una colina ancha pero de escasa altura, la suave pendiente de sus laderas no ofrece especiales ventajas desde el punto de vista de la fortificación con la única excepción de su frente occidental, bastante más agreste al discurrir por su parte inferior la delgada corriente del río Tamuja.
A juzgar por Los restos de muralla conservados, en su mayoría derrumbes de más de 2 metros de espesor, el castro contó para su defensa con dos recintos concéntricos situados a diferente cota. Totalmente colmatados en la actualidad Los espacios situados al pie de las murallas –en su lado interior se entiende--, formando así una suerte de muros de contención del terreno, es posible caminar por sus maltrechos adarves, sin duda fuertemente disminuidos en altura.
Aunque se han excavado recientemente algunas estructuras de habitación en el interior del castro, con interesantes hallazgos, así como la necrópolis de incineración del poblado, es evidente que lo más llamativo del yacimiento son sus derrotadas murallas. Sin embargo no por ello deja de ser menos cierto al avanzado grado de deterioro que éstas presentan, permitiendo tan sólo en algunos lugares puntuales reconocer la fábrica de sus paramentos, a saber un frente exterior ejecutado en granito con bloques prismáticos de buen tamaño –aunque no ciclópeo—, en no pocos casos bastante bien labrados así como colocados a hueso, relleno al interior con mampostería irregular y tierra. A día de hoy es imposible determinar las características del intradós de la muralla, es decir el paramento que cerrara por dentro la fortificación, al estar del todo terraplenado. No obstante es dable suponerle unas características constructivas similares a las del extradós, quizás, si acaso, algo más tosca de ejecución según paralelismos con otros castros contemporáneos.
Históricamente Los restos de Villasviejas del Tamuja ha sido identificadas con la ciudad vetona de Tamusia, sin duda siguiendo la evidencia proporcionada por el actual hidrónimo Tamuja. Las últimas excavaciones han arrojado un periodo de vigencia de la ciudad que va desde el siglo IV a.C. en que fuera fundada hasta el siglo I a.C. en que se constata su abandono. Afectada, pues, por la romanización de la zona tras su conquista por las legiones romanas en el siglo II a.C., se cree que tuvo su principal motor dinámico en la explotación de Los yacimientos de plomo argentífero –mena de plata—existentes en la comarca. A su época clásica pertenecen de hecho las monedas –ases concretamente—acuñadas tanto en el siglo II a.C como en Los inicios del I a.C. y que grabadas respectivamente con el nombre latino de Tamusiensi y céltico de Tnusia --TANUSIA en caracteres ibéricos—revelan un momento álgido de la ciudad de Tamusia, lo suficientemente importante en aquel entonces como para labrar moneda de curso legal.
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Comentarios
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De acuerdo, Jugi, entonces hay que decir "Los oppida" y no "el oppida", si iba la cosa por donde dices y puesto que son dos. Y perdona, pero es que no lo puedo evitar, es mi trabajo, supongo que tú harías lo mismo conmigo si llamase esquisto a una grauvaca-por ejemplo-, y yo te aceptaría sin más la corrección, como te acepté el otro día la de la prensa olearia. Un saludo, paisano. Por cierto, date una vuelta por nuestro poblamiento de Los dólmenes, hay nuevas incorporaciones...
Es curioso lo que comentas de la toponimia "pecuaria" del entorno de Villasviejas, ¿podrías traernos algún ejemplo aquí? (no dispongo de mapa topográfico de esta zona en concreto). La penillanura cacereño-trujillana ha sido tradicional invernadero de Los ganados serranos, siempre oí hablar de ello a mi familia paterna, natural de Santa Marta de Magasca. Los verracos de Villasviejas serían el testimonio en esta comarca de la tradición ganadera de Los Vetones, para quienes la trashumancia entre Los agostaderos serranos de Gredos y Los invernaderos de las dehesas extremeñas no debió de ser cosa extraña, vista la difusión de Los verracos y como ya tuvimos ocasión de comentar en tu poblamiento sobre el Valle del Jerte. Saludos.
Digresión hidrográfica al hilo de la ubicación de Villasviejas de Tamuja:
El río Tamuja, subafluente del Tajo por medio del Almonte, nace al pie del imponente monte Cancho Blanco, en la Sierra de Montánchez (Sistema Oretano, Cordilleras Centrales Extremeñas), en término de Zarza de Montánchez, población que deja a su izquierda. Prosigue su curso entre Benquerencia y Salvatierra de Santiago, tramo en que acrecienta sus aguas con las del río Santa María, procedente igualmente de la Sierra de Montánchez. Avanza dejando a su derecha Botija y, en sus orillas, el castro de Villasviejas de Tamuja, antigua Tamusia. Unos kilómetros más adelante baña con su margen derecha tierras de Plasenzuela, donde se explotaron desde antiguo yacimientos de galena argentífera. Sigue hacia el Norte para recibir por su derecha a sus dos principales afluentes: primero al Gibranzos, procedente del sector más oriental de la Sierra de Montánchez (Alijares), y algo más adelante al Magasca, formando una especie de península en la que se enclava el término de Santa Marta de Magasca; y desde este punto cambia su dirección S-N hacia el NO, invadido ya por el reculaje del Embalse de Alcántara hasta morir en brazos del río Almonte, confluencia que dibuja una aguda península en el punto curiosamente conocido como El Aguijón, donde también existen restos de antiguas construcciones; y, mezcladas ya con las del Almonte, sus aguas llegan hasta el Tajo en Alconétar.
El curso S-N del Tamuja en casi todo su recorrido, así como su casi equidistancia de las ciudades de Cáceres y Trujillo, hicieron que su curso sirviera desde la Edad Media para delimitar las demarcaciones entre ambas ciudades. Este hidrónimo Tamuja parece estar relacionado con una antigua raíz hidronímica preindoeuropea o paleoindoeuropea *tam-, presente en muchos otros cursos fluviales como Tambre, Támega, Támesis, etc., y es nombre que confluye también con el del "tamujo", arbusto euforbiáceo que puede alcanzar más de un metro de altura, muy común en las márgenes de ríos y arroyos y cuyas ramas se han empleado para la elaboración de escobas; esta homonimia puede haber propiciado la conservación de tan antiguo hidrónimo. Por lo demás, se trata de un curso de aguas estacionales, reduciéndose en verano a una sucesión de charcas, si bien su profundo encajamiento en el escudo paleozoico de la penillanura propició su función de delimitador de términos hasta la actualidad.
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