Autor: IVLIANVS
miércoles, 13 de agosto de 2003
Sección: De los pueblos de Celtiberia
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ALTARES DOMÉSTICOS IBÉRICOS Y PENETRACIÓN IDEOLÓGICA INDOEUROPEA EN EL MUNDO IBERO SEPTENTRIONAL.

La Familia patriarcal indoeuropea y su influjo ideológico entre los iberos septentrionales.

A continuación expongo algunos párrafos de Martín Almagro-Gorbea y Teresa Moneo (“SANTUARIOS URBANOS EN EL MUNDO IBÉRICO”, Real Academia de la Historia, 2000) ,de gran interés, sobre el influjo que ejercieron los indoeuropeos (que se dejaron sentir con fuerza a partir de la llegada de la Cultura de los “Campos de Urnas” en el área norte de la actual Cataluña) en la ideología socio-cultural de la cultura ibera septentrional y el posible origen indoeuropeo del “hogar ritual” en el mundo ibero.

“(...) Más complejo es precisar el origen y el significado de estos santuarios domésticos (presentes en el área ibera de la actual Cataluña) identificados especialmente por HOGARES SACROS. Para penetrar en la difícil interpretación de un campo tan complejo, además de valorar los restos arqueológicos, resulta esencial insistir en que su dispersión coincide con las áreas septentrionales de la Cultura celto-ligur, en las que no es casual que también se generalizara el rito de incineración característico de dicha cultura (Ruiz Zapatero 1985, 1995; Lorrio 1995), lo que parece confirmar una fuerte componente indoeuropea en el campo ideológico.
En este contexto, la característica estructura de una habitación con un hogar central evidencia una particular conexión con TRADICIONES RITUALES DEL MUNDO INDOEUROPEO, documentadas, en especial, por algunas tradiciones rituales latinas y védicas, pero atestiguadas igualmente en el mundo griego, donde el hogar representa al grupo gentilicio siendo su guardián, protector y garantizador de su futuro.”

“Dentro de este marco ideológico, parece lógico ver en estos santuarios y, en concreto, en los hogares que los caracterizan, un elemento interpretable desde la estructura religiosa indoeuropea, lo que permite explicarlos a través de la documentación que ofrece la religión romana y su comparación con los rituales védicos, aun más explícitos como bien señaló Dumézil, pues este análisis comparado ofrece la mejor aproximación para comprender la complejidad ritual y el significado de estos HOGARES SACROS DEL MUNDO IBÉRICO SEPTENTRIONAL.
Las tradiciones rituales de la India Védica han transmitido la estructura del HOGAR SACRO y su significado originario. En dicho ritual había TRES FUEGOS u hogares rituales: dos principales, alineados Este-Oeste, y un tercero auxiliar. El principal, gârhapatya u “HOGAR DEL PADRE DE LA CASA”, representaba al sacrificante con sus relaciones familiares y económicas. Era origen y soporte de todo y expresaba su VINCULACIÓN A LA TIERRA, a la que representaba, lo que explica su forma redonda, forma mantenida en la sede de VESTA. Su fuego debía encenderse por fricción o tomarse de otro hogar ritual semejante y SI SE APAGABA, NO PODÍA PROSEGUIRSE EL SACRIFICIO. El segundo hogar axial, situado al Este, era el âhavanîya, esto es “FUEGO DE LAS OFRENDAS” equivalente al IGNIS ASPERGENDUS del ritual romano, CUYO HUMO LLEVABA A LAS DIVINIDADES LOS DONES DE LOS HOMBRES, pues representaba al “Cielo” o al “otro Mundo”, por lo que era cuadrado y orientado a los PUNTOS CARDINALES, como los hogares rituales ibéricos, reflejando la misma CONCEPCIÓN CÓSMICA DE ORIGEN INDOEUROPEO que el templum. Junto a él, se disponía a uno de los lados un banco, vedi, sobre el que se supone se sentaban las Divinidades, mientras que en el lado contrario se situaba el sacrificante. A su vez, el tercer hogar, el dâksinâgni, fuego “de la derecha” o “del Sur”, estaba situado en el límite del área sacrificial y era de forma semicircular y de función apotropaica, por lo que sólo servía para recibir libaciones.
Algunas significativas analogías que ofrece el FUEGO DEL HOGAR en Roma con la India védica ayudan a comprender su significado y función originarias. El hogar era en Roma uno de los elementos de culto más sagrados y antiguos, encomendado a VESTA, divinidad comparable con la AGNI védica. Como acertadamente ha observado Dumézil, en Roma, al igual que en la India védica, todo lugar de culto conservaba la TRADICIÓN DE UN DOBLE FUEGO PARA LAS PRÁCTICAS RITUALES, que cabe identificar como el “hogar del padre de la casa” y el “fuego de las ofrendas” védicos. El altar o ara, término equivalente al hitita hassa, que significa el “fuego u hogar sobre el que se queman las víctimas”, era el lugar destinado a quemar las ofrendas para HACERLAS LLEGAR A LOS DIOSES, pero a su lado existía un segundo fuego destinado a recibir el incienso y las LIBACIONES DE VINO. Este elemento pertenecía al ámbito de culto doméstico, lo que explica que debiera transportarse a un lugar público de sacrificio en recipientes adecuados o foculi, con los que cabría identificar los “braseros” o vasos perforados para transportar brasas que ocasionalmente aparecen en diversas CULTURAS PRERROMANAS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, muchas veces confundidos con quemaperfumes.
Cada hogar tenía su VESTA o Divinidad propia, etimológicamente relacionada con la idea de Hestía y la idea de quemar, divinidad originariamente anicónica, por ser su representación el mismo fuego. A nivel urbano, pero a semejanza del hogar doméstico, el hogar de Roma era el IGNIS VESTAE, garantía de su arraigo en la tierra y de su pervivencia, por lo que NUNCA DEBÍA DEJARSE APAGAR. Su fuego se conservaba en la aedes Vestae, edificio redondo, como el hogar, que era “aedes sacra”, pero no templum. A este hogar, que sólo se apagaba una vez al año, el 1 de Marzo, cuando se renovaban los laureles en la regia y la Curia y que debía encenderse por fricción, se asociaban actividades que confirman su origen doméstico, como salar la mola o harina para las ofrendas, costumbre a su vez relacionada con la cría de ganado.(...)”

“(...) Todas estas creencias romanas se relacionan estrechamente con concepciones sociales de su organización familiar patriarcal gentilicia de origen indoeuropeo. Dicha organización se caracteriza por la creencia en la descendencia patrilineal de un ANTEPASADO COMÚN, QUE PODÍA SER MITIFICADO, siendo el PATER FAMILIAS la ENCARNACIÓN DE LA FUERZA DIVINA FAMILIAR y el Numen tutelar de la familia, el GENIUS FAMILIARIS, (de la raíz indoeuropea *gen-, engendrar, generar), lo que le confería la potestas y le hacía señor absoluto de la casa y también SACERDOTE DEL GRUPO FAMILIAR.(...).
Este marco socio-ideológico permite comprender el profundo significado mítico y cultual que encerraba el hogar doméstico y sus ritos relacionados en las TRADICIONES ANCESTRALES INDOEUROPEAS. Sin entrar a analizar todos los paralelos posibles, es evidente que los HOGARES RITUALES DE LA CULTURA IBÉRICA apuntan, al menos en sus áreas septentrionales, donde están mejor representados y donde constituyen el ELEMENTO ESENCIAL DEL CULTO, a las citadas tradiciones que cabe relacionar, por su común origen, con la RELIGIÓN INDOEUROPEA. En estas creencias, el hogar era el elemento aglutinante de la gran familia gentilicia y en consecuencia, no sólo es posible gracias a estos hogares identificar los correspondientes santuarios ibéricos, sino que también ayuda a interpretarlos como santuarios de tipo doméstico gentilicio o “santuarios gentilicios”.
Esta tradición del HOGAR SAGRADO en el mundo ibérico septentrional debe considerarse de origen ancestral, (...).La confirmación indirecta del origen indoeuropeo de esta tradición ritual podría verse en los citados “autel-foyer” de la Edad del Hierro del Languedoc (...). Además, también debe valorarse su aparente relación con los morillos “rituales”, tan característicos de la Cultura de los Campos de Urnas del Noreste, alguno de los cuales, como los de Reillo, muestran su carácter sacro por tener FORMA DE CARNERO, lo que evidencia su SENTIDO SOLAR, así como por estar asociados a serpientes, que revelan su carácter ctónico, siendo un elemento ritual documentado igualmente desde épocas muy antiguas en Grecia y en Italia, especialmente en culturas de la Edad del Hierro.
En todo caso, este marco socio-ideológico ayuda a comprender mejor el probable origen y la polivalente función del hogar en estos santuarios gentilicios ibéricos. Si por una parte procede del hogar doméstico, por otra simbolizaría la TIERRA y la FAMILIA misma como lugar de relación y culto a las divinidades familiares y a los ANTEPASADOS. En este aspecto se comprende su estrecha relación con la FECUNDIDAD FAMILIAR, ya que, en concreto, los distintos mitos a los que se ha hecho alusión señalan al FUEGO como Númen o DIVINIDAD ENGENDRADORA DEL ANTEPASADO MÍTICO DE LA ESTIRPE, a cuyo culto se accedía igualmente a través del hogar, en el que quedaba asociado a las restantes divinidades familiares. “


IVLIANVS.


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