Autor: Teodoro Fondón Ramos
lunes, 14 de marzo de 2016
Sección: Protohistoria
Información publicada por: Tfondonr
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El Bronce Final I: Cogeces, Cogotas y la Cerámica decorada; y los enterramientos en el Suroeste y Sureste de la Península Ibérica

Para los arqueólogos uno de los fósiles directores que nos pueden ayudar a desentrañar una cultura es la cerámica pues ésta es testigo directo del uso y posee unas características propias que de una época a otra cambian muy poco, y ello nos permite medir con precisión la presencia de una cultura u otra en un lugar determinado; y por supuesto también la cerámica actúa como complemento a otros elementos de la cultura material de los pueblos, de la humanidad que estuvo presente en este tiempo y que permite al arqueólogo retraerse a una época pasada y conocer con precisión los secretos de una cultura. Este es el caso de este artículo, la presencia de este tipo de cerámica nos permite ver que se están produciendo cambios, es una época de mucho cambio y vaivén, una época convulsa en estas sociedades pero también nos habla de otros elementos de la vida cotidiana de las personas que una vez habitaron lo que en la actualidad es un yacimiento arqueológico.

En
la fase final del Bronce Medio II (1825-1625 a.C.) comenzó a aparecer una
cerámica decorada, denominada tipo
Cogeces
, por el Yacimiento de La
Plaza
  (Cogeces del Monte,
Valladolid), o “protocogotas”, en yacimientos que se distribuyen por la Meseta
Norte hasta el Valle del Tajo, como la Cueva del Arevalillo (Segovia), el
Cogote (Ávila), Puente Viejo (Ávila), Castillo de la Corvera (Navalmoral de
Béjar, Salamanca), los Tolmos de Caracena (Soria), El Balconcillo (Soria) o la
Fábrica de Ladrillos (Getafe, Madrid).



 



Estas
cerámicas presentan decoraciones incisas muy finas formando temas de espigas o
zig-zag sobre cazuelas de carena media o alta y ausencia de vasos
troncocónicos. Dichas decoraciones también aparecen en fuentes, cuencos, ollas
con paredes convergentes y bordes ligeramente divergentes, coladores y pequeñas
jarras con un asa de cinta. Las fuentes nos indican la vuelta a la comida en
grupo, cogiéndola de un gran plato.



 



En
unos 50 años, dos generaciones, hacia el 1625-1600 a.C., durante el Bronce
Final IA, van a aparecer estas cerámicas en toda la Península Ibérica con
excepción de Galicia y Cataluña; en los extremos noroeste y noreste, como Monte
Aguilar (Navarra), Hoyas del Castillo (Cuenca), Mesa de Setefilla (Sevilla),
Peñalosa (Jaén), Cabezo Redondo
(Villena, Alicante)
, Fuente Álamo (Almería) o Gatas (Almería). Esta etapa
marca una transición entre las cerámicas lisas sin decoración del Bronce Medio
hacia las barrocas decoraciones de la fase avanzada de Cogotas.



 



Mientras
continúa un hábitat estable en Andalucía, se impone una ocupación estacional en
la Meseta norte y valle del Ebro, probablemente combinando asentamientos en los
valles y llanos durante el invierno (proceso
de concentración de la población en grande poblados)
, marchando a los
rebordes montañosos durante el verano para el aprovechamiento de los pastos
estivales; construyendo cabañas ovales
excavadas en el suelo
, elevadas con postes de madera para formar una
techumbre a dos aguas desde el suelo y situando el hogar en el exterior, como
las de Los Tolmos de Caracena (Soria),
u ocupando cuevas. El metal es escaso, solo aparecen hachas, puñales o puntas
de flechas.



 



En los Tolmos se excavó una fosa que contenía los restos inhumados de
un hombre y una mujer junto a un recién nacido
, enterrados en posición
decúbito lateral flexionado, en direcciones opuestas, con ambas espaldas en
contacto. También se conoce la reutilización por la presencia de cerámicas de
cogeces de un megalito con corredor en
La Ermita (Guisancho, Salamanca)
. En el caso de Perales del Río (Madrid),
una fosa contenía un cuerpo en conexión anatómica, pero los brazos y las
piernas estaban desmembrados.



 



A partir del Bronce Final IC
(1425-1325 a.C.), si nos atenemos a la estratigrafía de Cuesta del Negro (Granada), ya podemos identificar las cerámicas
características de Cogotas I, al igual que en el Llanete de los Moros (Córdoba) o en Moncín (Zaragoza), con los vasos troncocónicos con carena alta.
Comienzan a aparecer ahora la calidad de alguna de estas cerámicas, con
grosores más finos y formas para beber, principalmente cuencos y vasos
troncocónicos, mientras que la cerámica común de almacenamiento no está
decorada, salvo impresiones de digitaciones en algunos bordes.



 



Moncín y Majaladares (Zaragoza) han
aportado los datos faunísticos más amplios para Cogotas. En ambos, las especie
más representativa son los ovicápridos (33,5 y 24,5%), pero son muy importantes
los porcentajes de bóvidos en ambos (18 y 14,5%) y aún más notable es la
presencia del caballo que alcanza el 14 y 26,5%, respectivamente. Este
incremento del número de caballos también se aprecia en poblados del sureste
como Cabezo Redondo (Villena, Alicante) y el Cerro de la Encina (Granada) en el
cual supera el 40% de la fauna doméstica.



 



La cerámica en muchas ocasiones está
muy relacionado con el mundo funerario, y en el Suroeste y Sureste de la
Península Ibérica se dan unas costumbres funerarias poco comunes.
En
una fase de transición entre el Bronce Medio y el Bronce Final IA se sitúan los
enterramientos en cista que se
extienden por Huelva (El Becerrero o el
Castañuelo)
y las comarcas occidentales de Sevilla, caso del Cortijo de Chichina. Aunque no está
claro a que período cabe adscribirlas, algunas piezas cerámicas de superficie
de la necrópolis del Castañuelo
corresponden claramente al Bronce Final IA, y cabe admitirse  algún tipo de perduración tras el final del
Bronce Medio.



 



En
Andalucía Oriental conocemos varios casos en Gatas (Turre, Almería), donde se documenta la presencia de
enterramientos de inhumación en el Bronce Final IA (1625-1525 a.C.), y solo se
mantuvo para los niños el antiguo ritual funeral argárico en urnas dentro de
los poblados, cuando ya se habría producido un cambio en el registro
artefactual con las cerámicas decoradas de cogoteces. Varias inhumaciones de
niños se han registrado también en Granada dentro de la secuencia del Cerro de la Mora durante el Bronce
Tardío y Final.



 



Para
Andalucía Occidental se conocen varios casos problemáticos que se solapan en el
momento de tránsito entre el Bronce Medio y el Bronce Final I. Entre ellos, la
inhumación carente de ajuar en una urna cerámica o Phitos en la base de un
corte en Carmona donde están presentes dos cerámicas
con decoración de boquique
. Quizás a este enterramiento cabría atribuirle
una cronología de comienzos del Bronce Final IA.



 



Otro caso complejo son dos
inhumaciones en fosas poco profundas, excavadas en el suelo virgen y carentes
de ajuar, de Llanete de los Moros,
una de ellas doble, con inhumados en posición fetal, quizás del trásnito entre
el Bronce Medio y El Bronce Final I.



 



Bibliografía  



 



GRACIA ALONSO, F. “De
Iberia a Hispania”, Madrid, 2008, pp. 49-50. 


Más informacióen en: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/el-bronce-final-i-cogeces-cogotas-y-la-cer-mica-decorada-y-los


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