Autor: ventero
miércoles, 23 de enero de 2008
Sección: Noticias
Información publicada por: ventero
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La Junta de Extremadura comprará el dolmen de Lácara
La Junta de Extremadura comprará el dolmen de Lácara para hacerlo visitable. Sus propietarios, una familia de La Garrovilla, están dispuestos a escuchar ofertas, siempre que sean «justas». A pesar de estar ubicado en propiedad privada y mal señalizado, recibe cada año más de 2.000 visitas.
De "HOY", Celia Herrera, Mérida.-
Hay gente que presume de coche. Otros presumen de casas, joyas, fincas, islas paradisiacas... ¿Ja! Eso no es nada.
¿Quién tiene un dolmen prehistórico datado en el cuarto milenio antes de Cristo?
Es más ¿quién puede presumir de poseer uno de los dólmenes más importantes de la Península Ibérica? Pues muy cerca de Mérida, en la carretera de Aljucén a La Nava de Santiago, la familia de Gonzalo Grajera Fernández, de La Garrovilla, lo mantiene protegido dentro de su propiedad desde hace 37 años. Pero no presumen de ello.
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«A mí me enseñó mi padre a no presumir de lo que no es mío. Y nosotros nunca hemos considerado este dolmen de nuestra propiedad, sino que tenemos claro que es patrimonio de todos los españoles», asegura Gonzalo Grajera, quien se crió jugando con sus hermanos entre las piedras y recovecos del túmulo funerario.
Acostumbrado a su presencia desde pequeño, su propietario reconoce que no ha dado nunca al dolmen la importancia que se merece, aunque conoce su valor porque desde que era chico ha visto cómo venían desde muy lejos sólo para contemplarlo.
En la actualidad, a pesar de su mala señalización y de la escasa promoción turística que recibe este monumento, más de 2.000 personas procedentes de todo el mundo acuden cada año a observar y fotografiar el dolmen.
El túmulo funerario, de 40 metros de diámetro, está situado en una finca de 225 hectáreas de alcornoques y encinas, de un gran valor paisajístico y ecológico.
La dehesa que rodea el dolmen luce espectacular. En ella se crían en libertad en torno a mil cochinos ibéricos y medio centenar de ovejas.
Su belleza termina conquistando a muchos de los que acuden a contemplar el monumento prehistórico.
Ello causa molestias a los animales que por allí pastan y afecta a la explotación, de la que viven actualmente unas 30 familias.
«La verdad es que tener el dolmen supone a veces un incordio», bromea su propietario, quien más de una vez ha encontrado hasta 90 personas paseando por el interior de su finca, e incluso haciendo fuego. La última vez le quemaron diez alcornoques con una fogata que se descontroló.
Este fenómeno es, sin embargo, reciente. Un decenio atrás apenas recibía visitas. «El que venía mucho era Alberto Oliart, que tenía una finca por aquí y era amigo íntimo de mi padre. Como estaba de ministro en Madrid, siempre traía mucha gente para que vieran el dolmen. Quizás fuera él uno de los primeros que empezó a darlo a conocer fuera de Extremadura», recuerda Gonzalo Grajera.
A pesar de estar acostumbrado a acompañar a muchos de los visitantes hasta el dolmen, al que es difícil llegar si no se conoce exactamente el camino, su propietario no conoce muchos detalles sobre la historia de este monumento.
«Sé que es una tumba prehistórica, y que en ella se encontraron flechas y objetos de algún jefe de la tribu que enterraran en él. Realmente no sé cuántos años tiene de antigüedad. Del campo te digo todo lo que quieras, pero de historia, sé lo justito. Con 14 años se murió mi padre, y no me quedó más remedio que ponerme a trabajar», reconoce Grajera.
Para él fue una sorpresa la noticia de que la Consejería de Cultura y Turismo pretenda adquirir el dolmen dentro de la segunda fase del proyecto 'Vía de la Plata', cuya ejecución está presupuestada en 4,6 millones de euros.
Aún no han recibido ninguna oferta de compra. Cuando la reciba será la segunda en los últimos 12 años. La primera vez no llegaron a ningún acuerdo, ya que le ofrecieron unas 500.000 pesetas.
«Nosotros estamos en disposición de escuchar ofertas, pero si es una cosa justa. Estaríamos dispuestos a dejar que se hiciera un camino para llegar al dolmen, y algo de terreno alrededor del monumento, pero no más. No estamos dispuestos a que nos estropeen la finca», advierte el dueño del terreno.
Como explica la directora general de Patrimonio de la Junta, Esperanza Díaz, aún no se sabe qué tipo de proyecto se desarrollará en el dolmen si se adquiriera, aunque se tiene claro que hay que consolidar el monumento, construir un centro de interpretación y convertirlo en un foco más de interés turístico y arqueológico.
ventero
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