Autor: galaica
viernes, 12 de enero de 2007
Sección: Lenguas
Información publicada por: galaica
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EL TEÓNIMO HISPANO-CELTA *REW-I: ETIMOLOGÍA, NATURALEZA Y DESCRIPCIÓN.
No hay duda de que una de las polémicas más interesantes en campo de la lingüística paleohispánica es la interpretación etimológica y el contexto religioso que deriva del teónimo hispano-celta *rewi. En la actualidad, se ha intentado zanjar el tema ofreciéndose una interpretación que pretende separar, de manera definitiva, la relación de esta deidad con todo tipo de vestigio que pudiera identificarse con el concepto celta. Efectivamente, F. Villar (1996:160-211) y, posteriormente, B.M. Prósper (2002:128-144), que consideran el celtismo noroccidental hispánico como consecuencia del exacerbado nacionalismo preexistente, propondrán una nueva relación etimológica siguiendo un criterio y modelo que, esencialmente, se sustenta sobre el concepto lingüístico que venimos denominando “alteuropäisch”(1).
Considerando como radical el ie. *rew- “fluir, río”, y argumentando al mismo tiempo que los epítetos que acompañan a esta deidad deben obligatoriamente inscribirse en el ámbito tipológico propugnado por Krahe, la definición del teónimo *rewi como “Dios” a partir de la idea de “río divinizado” es consecuencia de un análisis interpretatitivo y de una relación etimológica selectiva que concluye en su consideración como modelo de esa difusa lengua alteuropäisch.
Mientras tanto, y dentro del ámbito del estudio de la antropología y de la historia de las religiones, se hace una reflexión crítica sobre los procedimientos teóricos empleados a la vez que se manifiesta la imposibilidad de la existencia de una deidad semejante, totalmente ajena a los acontecimientos culturales circundantes, es decir, totalmente anacrónica (Gónzalez García & García Quintela: 2005:27-62). Años antes, en el corazón de Europa, se ponía en duda la validez del modelo de Krahe y se aducía la imposibilidad real de que en un territorio tan extenso se pueda identificar una lengua indoeuropea prácticamente común (2), por lo que se considera que realmente el "alteuropäisch" de Krahe sea "un momento constatable" de fragmentación dialectal, en los dialectos que derivarán hacia las lenguas históricas conocidas, ya que no cabe otro momento común que no sea el propio epicentro de su etnogénesis. Por último, mi propia impresión de que tales epítetos no pueden estar haciendo referencia a hidronímicos y que en prinicipio no son constatables, ya que, que se sepa, no tenemos constancia de que se les llamase asi en ningún periodo histórico conocido. Muy al contrario, todo parece indicar una alusión expresa a orográficos específicos, muchos de los cuales aún podemos reconocer al día de hoy.
En la franja occidental peninsular son numerosas las inscripciones dedicadas a la deidad llamada *rewi- (variante *rewu-). Evidencia este hecho el arraigo de su culto en esta amplia región y su importancia. A veces se hallan en las inmediaciones de accidentes orográficos muy conocidos:
1. D(EO) REVE /LARAVCO /VALE(RIVS) /APER / EX /VOTO (Baltar, Our: AF 111).
2. LARAVC / O D(EO) MAX(IMO) / PED(…) MAX/VMO V. / L. A. S. (Vilar de Perdizes, Montalegre: AF 110).
3. LAROCV(.) / AMA PITIL / I FILIA LIBII(NS) / ANIMO VO / TVM RIITVLI / PRO MARITO SV(O) (S. António de Monforte, Chaves: AF 109).
Referido sin duda a la actual “Serra do Larouco” (ubicada entre el sur de Ourense y Montealegre y formando parte del sistema montañoso da Peneda y O Xurés/Gerês, junto con las sierras de Amarela, Soajo, da Pena, y los altiplanos de Laboreiro, Mourela, etc.) se reduce a la posibilidad etimológica del celta *(p)laros “llano”, (cf. ie. *plāro (IEW 805, 831; 833) “suelo, área”, a.irl. lar, irl. lár “suelo; centro”, galés lawr/llawr “campo”. Otra característica a tener en cuenta será, sin duda, que *rewi- será apelado como DEO y, sin mencionar al teónimo, pero aludiéndolo (cf. 1 y 2), como DEO MAXIMO en Vilar de Perdizes.
Encontrarnos aquí con un hidrónimo sería harto difícil, sobre todo si se tiene que considerar como tal el gallego medieval “in montem Larouco…”, hoy Larouco, orónimo (y municipio) en Valdeorras. Sin embargo, una etimología consecuente, a partir del radical ie.*plāro "suelo, área" nos permitirá describir a la “Serra do Larouco” como un posible “espacio, suelo, área, llanura o centro” de la deidad *rewi.
Las referencias orográficas son también visibles en otras inscripciones más septentrionales:
4. MV(NIMENTVM) RII PIICII / PARAMIICO /CADABRII(…) (Riosa, Asturias: D. Santos 1985-pp 58-59).
5. REO / PARA / MAECO / AIDI PO/ THINVS / ET PRV(ENS) / F(ILIVS) V.S.L.M. (Lugo: IRPL, pp. 36 – 37).
En este caso será un “páramo”, es decir, una “altiplanicie desértica, altozano, extensión grande de terreno algo elevada” la característica geográfica que se le asocia al teónimo en cuestión. Relacionado quizá con el scr. paramá- “lo más lejano”, emparentado con el a.a.a. fern “lejano” y el gr. περα(ν) “más allá, del otro lado”, περαϊος “situado más allá” y con superlativo celta *-(s)amo- < ie. *-s-ºmmo-, entre los vacceos SEGONTIA PARAMICA, antrop. galo PARAMEIVS y en Dalmacia PARAMONVS, PARAMONA.
Como es sabido, ambas inscripciones nos ofrecen una variedad en cuanto al nombre de la deidad. Re parece seguir lingüísticamente una secuencia evolutiva frecuente en las lenguas celtas, tal como es la caida de la */w/ intervocálica; reo, mientras, parece adaptarse aparentemente a esa innovación, pero ofrece también ciertas dudas en cuanto a su verificación etimológica, como, por ejemplo, su pertenencia a la flexión de temas en -o.
6. REBE TRASANCI[…] (Sta. Comba, Ferrol, A. Peña Graña – riograndedexubia.com).
Desde siempre se ha asociado el monte Ancos, que da nombre a toda la región, con Trasancos, las tierras que se extienden a sus pies. También es posible que forme parte de la nómina de grupos gentilicios callaecos (cf. top. gal. Abeancos = gent. celtib. ABIANCVM de Ventosilla), tal y como nos consta en época sueva.
TRASANCI no tiene inconveniente alguno para retrotraerse a un céltico *trans a pesar de los árduos esfuerzos de demostrar una alternativa latina trans, umbro traf como prueba más para relacionar el galaico-lusitano con una supuesta presencia de dialectos itálicos en el occidente hispánico, y afirmándose con rotundidad "que esta preposición no existe en ninguna otra familia” (F.Villar-B.M. Prósper, 2003:276-277).
Sin embargo se obvia ie. *ter- (IEW p. 1075-1076) [prep. posicional] "a través de, de camino a, etc.": cf. m.galés traw, bret. treu (< *trans) "a través de", galés trach "más allá", galés tra- (< *tra-) "a continuación de, siguiente a, sobre", a.irl. tar, irl. thar (< *tar) "a través de".
También en “An etymological lexicon of Proto-Celtic” [Matasovic] de la base de datos de la Universidad de Leiden podemos despejar bastantes dudas al respecto:
“Old Welsh and Welsh tra, Bret. treuz from a related form *trƒns (cp. lat. trans)” (LEIA T-28f., GOI 530f., EIEC 4, Falileyev 149).
Respecto a la voz ancos, del ie. *ank- “doblar, curvar”, el P. Sarmiento la define con precisión: "cárcavas, prominencias, curvaturas de los montes y promontorios, y aún los mismos vértices o picos de esos montes".
7. REVE MARANDIGVI ALBINIA ALBINA A.L.V.S. (Guiâes, Vila Real: inédita).
Dicha inscripción se encuentra en las proximidades de la Sierra de Marâo que todavía se reconoce en el epíteto. F. Villar ha intentado buscar una etimología relacionada con léxico hidrónimico, proponiendo como solución la raiz ie. *mor- “agua estancada”. Sin embargo se obvia que *mar- podría retrotraerse perfectamente al radical ie. *(s)mer- [pie *merH-] (IEW 969f) “recordar”, celta común *marô “permanecer”, a.irl. maraid, -mair 'perdurar, permanecer, morar, residir', marathair, lat. mora "demora, retraso, espacio", pero también morare "morar, habitar"; irl. meòraich "recuerdo, pensamiento", córn. y bret. mar "duda" = lat. memor (References: KPV 476, LEIA M-19, Pedersen I: 44, WP. II 689 f., WH. II 67 f., 110, W. Oehl IF. 57, 2 ff.; Vendryes Et. Celt. 2, 133 f., Duval Et. Celt. 6, 219 ff).
8. RECTVS / RVFI F(ILIVS) / REVE / LANGA / NIDAE / GVI V. S. (Castelo Branco: RAP 184).
9. […] / REVE / LANGANID(AECO) / V. S. L. (Castelo Branco: RAP 187).
10. [RE]VE LANGANITAECO / [ES]T HOSTIA DELIGANDA / ]VCANVS ADIEI F(ILIVS) (Idanha-a-Nova, Castelo Branco: RAP 186).
Designa con toda probabilidad también a un monte (quizás al propio promontorio aplanado donde se ubica Castelo Branco) o a la cadena de promontorios que se registran en la geografía del lugar. Tradicionalmente se ha venido relacionando el primer término del epíteto con *lan-ga o *lan-ka, que fuera de las lenguas eslavas, se refiere a “valle”, más que a “pantano”. No debo dejar de apuntar la posibilidad de un hipotético *(p)lan-(i)ka, que describiría a la perfección la propia orografía del lugar.
Una explicación del segundo término del epíteto ha sido dada, también, por F. Villar (1996) quien ve la posibilidad de un hidronímico del tipo alteuropäisch a partir del ie. *nei-/*noi-/*ni- "río", pero también cabría acomodarlo a la también raíz ie. *nei-/*ni- (IEW 760) "brillante" ampliado con sufijo ie. *-to-/*-ta-, semejante al lat. niteo “brillar, resplandecer”, nitidus “resplandeciente, brillante, claro” para explicar el epíteto como “el altiplano brillante, resplandeciente” y que aún perdura en el propio topónimo actual: “Castelo Branco”: “Castelo Branco”, tal y como nos relata la “Enciclopédia Universal Portuguesa”, 1996, “deve o seu nome à existência de um castro luso-romano, Castra Leuca, no alto do monte de um outeiro isolado, o monte da Cardosa, e estende-se pela vertente oriental até à PLANURA onde se alarga”.
11. REVVE / REVMIRAEGO / FRONT[.] / VAVCANI F(ILIVS) V. L. M. S. (Vilardevós, Ourense: AF 100).
Esta inscripción a la sombra del alto de Mairos y que aparenta tener dos símbolos característicos de insculturas megalíticas, presenta una curiosa etimología que tampoco se ha tenido en cuenta ni considerado. Si F. Villar, parte de un epíteto compuesto en el que resuelve segmentar el mismo lexema que se ve en el teónimo, esto es, *rew- “fluir, río”, con un segundo término *mira-, término, ciertamente adscrito a la hidronimia europea antigua (trad. “[El Dios Río de río Mira]”), en realidad lo que parece ser es una segmentación bastante más probable de una forma compuesta de lexema + sufijo ie. *-ro: *reu-mi- > *reumi-ro-, del ie. *rew- (IEW 870) “espacio, abierto”, y que sin duda nos recuerda a las formas germánicas tales como el gót. rums “espacio”, rum “área; habitación”, angls. rum “espacio, área, habitación”, m.a.a. rûm “espacio; habitación”, a.a.a. rumi, m.a.a. rume “espacio, lejos, alejado”.
Una apuesta osada, pero perfectamente asimilable, sería atribuir el espacio geográfico representado en la etimología de reumiraego, es decir, “al espacio o habitación de *rewi-“, al conjunto megalítico de Tripe de Mairos, en la ladera portuguesa, descrito como “anfiteatro natural de granito”, y en la que se pueden contemplar decenas de insculturas que se han relacionado con la fertilidad (3).
12. PEREGRINV / APRI F(ILIVS) REVE / VEISVTO (Mosteiro de Ribeira, Ourense: AF 178).
El epíteto presenta algunas dificultades de lectura, habiendo variantes tales como EISVTO o VELSUTO. Certeramente se propone, siguiendo la lógica F. Villar, el radical ie. *weis-/*wis- "deshacerse, fluir" para establecer su adscripción hidronímica (si bien se deja de mencionar el galés gwyar (< *weisaro- "sangre"). La base hidronímica es amplia: VISUSIA (hoy Vezouse, Francia), WISURIA (hoy Wear, Gran Bretaña), *WISURA (hoy Weser, Alemania), Viesa (Lituania), Vistula (Polonia).
No obstante, si se aplicase el radical ie. *wei- "volver, rodear, dar vueltas a, doblar", que se amplia como *wei-so/*wei-su “en todas las direcciones”, obtendríamos el efecto contrario, de esta manera se emparentaría a orónimos, como los galos VESVLVS, VESONTIVM, VESVDVNVM > Vesdun, Vesoul, Vesuve, etc. y a los que muy probablemente se relaciona los orónimos gallegos Viso (4). El epíteto de Crougia de Barcelos VESVCO, se debemos analizar por separado a partir del ie. *weso- "bueno, óptimo" dada la naturaleza del propio teónimo: cf. *CROVGIA TOVTATICOS, como “protector y guardian de su pueblo”.
13. REVVE ANA / BARAECO / AFER ALBINI / F(ILIVS). TVROLVS (CIL II: Ruanes Cáceres).
14. ANA BARRAECA (Mérida: Canto-Bejarano-Palma, 1997).
15. BARAECO / NOBB(…) . AC / IVNIVS . AEDVII . VIR . C . I / PRO . SALVTE (Trujillo, Cáceres: desaparecida y en CIL II “totum fictum”)
16. REVE / ANA / BARA / EGO (As Burgas, Ourense: Rodríguez González, 1997).
En relación evidente con el antiguo río Anas (< celt. *abnas: cf. galo anam (Glosario de Endlicher) “laguna, pantano”, irl. abhnach “lugar pantanoso” y el actual río Albárregas (BARRAECO) de Mérida, cuya etimología podría provenir o bien del ie. *bhºr-sa- > celt. *barra “extremo” o del prerromano *(a)barro, irl. abarr “barro”. El dintel ofrece una simbología romana que lo asocia con la fertilidad, la vegetación y el “curso” de la vida.
17. APER. V. / SICI FIL(IVS) / REVE / SID / DICO. / V. S. L. M. (Celanova, Ourense: SIBOICO F. Busto, 1991: TEBIECO lectura, muy forzada, de Colmenero, AF 139).
ie. *sed (Pok IEW, 885) "lugar, sitio, residencia, mansión", gr. èdos "templo o estatua [literalmente "morada"]"; Thurneysen compara también el lat. sîdus "constelación, morada de los dioses"; celta *sedos "tumulus [habitado por seres sobrenaturales]; paz", a.irl. síde 'dei terreni [cuya morada es llamada "síd"]', irl. sídh "colina encantada, de las hadas, del Más Allá". De hecho el a.irl. síde "poderes mágicos, encantamientos, poder de las hadas" es el plural de síd "lugar mágico, encantado, del otro mundo", cuyo genitivo singular aparece en "mná síde", "fir síde"; m.galés hedd "paz".
18. REVE TRE[…] (Cabeço das Fráguas: Tovar, 1985).
Presentan serias dudas en su lectura:
19. REVE A / MOAE / GO ARC / VNIIV / SILVAN / VS V. S. L. / M. (Castromao, Ourense: F. Busto – X. Rodríguez 1997; ABADAEGO para Colmenero, AF 139).
20. [R]EVE / […] / […]VEI[…]
El antiguo irlandés ré "la luna", de la raíz ie. *rew- “espacio, abierto”, se considera tradicionalmente como un desarrollo especial de a.irl. ré "espacio". Ré, luna, representaría el "mes [cf. loc. irl. “uair sa ré”]; ciclo, periodo, tiempo, estación, edad [cf. loc. irl. "an Ré arga", "Ré na Críostaíochta"]; duración del tiempo, curso de la vida [cf. loc. irl. "le mo ré"]" (5). Esta visión tradicional sobre la evolución semántica del a.irl. ré: espacio > extensión > duración > luna, podría, sin embargo, entenderse mucho mejor si se contempla como una derivación paralela al del radical ie. *me- “medir" (que también implica idea de “espacio”) > *mens-, *mes-, *men- "medir; mes, luna, luna creciente; deidad" (6): cf. av. y persa mâh “luna, mes”, toc. mañ “mes”, hit. arma “luna”, mehur “mes”, lat. mensis “mes”, serb.croat. mesec “luna”, pol. miesiac “mes”. El irlandés ré “luna” habría tenido un uso coloquial y fue también empleado en la composición poética (p.e.: "Is gradh-gheal na ré thu” en el Carmina Gadelica).
El a. galés, por su parte, re (< *rewi), habría pasado a designar tal espacio como “lugar de asentamiento, territorio” y de ahí su significado actual de “grupo, colectivo de personas”, y aún con otro sentido en el irl. ré (plural réite) “extensión llana de terreno”.
Al mismo tiempo el irlandés ré forma parte también de la estructura composicional de varios orónimos concentrados mayoritariamente al SW de Irlanda, entre ellos:
◎ ing. Mountainrea - irl. Ré an tSléibhe:
⇨ a.irl. slíab, irl. sliabh (< *sleibos) "montaña”, ie.*sleib-/*slib- "deslizar, abajo" del ie. *sleigo-.
◎ ing. Knockanare - irl. Cnocán na Ré, en Waterford,
◎ ing. Knocknare – irl. Cnoc na Ré, en Co. Sligo:
⇨ a.irl. cnocc, irl. cnoc (< ie. *knog-ko-) "colina", a.bret. cnoch "tumulus".
◎ irl. Barr Na Ré:
⇨ a.irl. barr, irl. bárr, galés, córn. bar, bret. barr (<*bhºr-sa-) “cima, extremo”.
◎ ing. Reafadda – irl. An Ré Fhada:
⇨ a.irl. fota, “longus”, fot “longitud, duración”, irl. fad “vasto”, de *vad-dho- o *vaz-dho-; lat. vastus “vasto”.
◎ ing. Reanacoolagh - irl. Ré na Cúlach:
◎ ing. Reennacoola – irl. Ré na gCúl:
⇨ a.irl., irl. cúl, galés cil, córn. chil, bret. kil "parte posterior [referido a un monte]" de ie. *kûlo: cf. lat. cûlus; también cùlaist ”hendidura”.
◎ ing. Reacaumaglanna - irl. Ré Chamghleanna:
⇨ a.irl. camm, irl. cam, galés cam, bret. kam, galo cambo- "torcido, tuerto", ie. *kemb-.
⇨ mirl., glenn, glend, irl. gleann “valle,cañada”, galés glan “borde, orilla, ribera”, m.bret. glenn “campo, rústico”, bret. glann “bancal de río” de celt. *glennos.
◎ ing. Reanaviddog - irl. Ré na bhFeadóg:
⇨ m.irl. fet-, fetán, irl. fead "flauta, silbido", galés chwythell “silbido", chwyth "aliento, respiro" de ie. *wviddo- < *svizdo-, lat. sibilus.
⇨ a.irl. óc, óac, irl. óg , galés ieuanc, córn. iouenc, bret. iaouank, antrop. galo Jovinc-illos "joven": del ie. *yowºnko-s, comparativo de *yowôs; lat. juvenis, juvencus.
◎ ing. Reanadampaun - irl. Ré na dTiompán:
⇨ m.irl. tiompan "pequeño instrumento de percusión", irl. tiompán "tambor, címbalo" del lat. tympanum.
◎ ing. Boherboyrea - irl. Ré an Bhóthair Bhuí:
⇨ irl. buí "amarillo": cf. lat. badios.
⇨ m.irl. bóthar, irl. bothar (Con.), bóthar "camino, carretera" de ie. *bâtro-, *bâtro-, del ie. *b∂- "ir"; gr.baínu, scr. gâ, go "ir".
◎ ing. Rearoe – irl. An Ré Rua:
⇨ m.irl. rúad, irl. ruadh, galés rhudd, córn. rud, bret. ruz (< ie. *roudo- ) “rojo, rojizo” lat. rûfus, rûber; erse reid: “rua the Irish for red”.
◎ ing. Reanaboola - irl. Ré na Buaile:
⇨ m.irl. buale, irl. buaile, lat. bovile, ie. *gwow- "vaca, toro".
◎ ing. Illaunagawna Island – irl. Ré Ghamhna:
⇨ m.irl. gamuin, pl.g. gamna ”ternero de un año”, irl. gamhainn “un becerro de un año”, gamhuin “ternero”, problemente de *gam- “invierno: winter-old”. nórd. gymbr “cordero de un año”, erse gimmer, gr. hímaros ”cabrito de un año”. También gamhnach “farrow cow”.
◎ ing. Reanagullee – irl. Ré na gCuilí:
⇨ a.irl. cuile fínda ‘vinaria’, irl. cuile “almacen donde se guardan cosas” (< *koliâ); gr. kalía “cabaña”, scr. kula “cabaña, nido” (< *kol-io)-, del ie. *kel- “cubrir”.
◎ ing. Reanabobul – irl. Ré na bPobal:
⇨ a.irl. popul, irl. pobal, galés y bret. pobl, córn. pobel ”pueblo” del lat. populus.
◎ ing. Reananerree – irl. Ré na nDoirí:
⇨ a.irl. daire, irl. doire, daire “bosque”, galés deri “bosque de robles” (cf. m.irl. dair, gen. darach, irl. dair, darach, galés y córn. dar “roble”).
◎ ing. Reardnogy Beg (es curiosa la forma inglesa beg “pedir, suplicar, orar”) – irl. Ré Fhearnóige:
⇨ m.irl. fern, fernóg, irl. fearn, fearnóg, galés gwern, córn. gwernen, galo verno-, (< *verno-) “aliso”.
◎ ing. Bonarea – irl. Bun na Ré:
⇨ m.irl e irl. bun “raíz, brote”, a.galés boned, galés bon “tallo, tronco” arm. bun, n.persa bun, zenda buna-, ie. *bhu-/*bhû- “crecer”, gr. fúw “crecer”, funlon “tribu”, scr. bhumis “Tierra” ie. *bhu-/*bhû- “crecer” es idéntico con *bhu- “ser”.
◎ ing. Reagoulane – irl. Ré an Ghalláin:
⇨ Aghagallon es probablemente Achaidh an Ghalláin "field of the standing stone”, luego Ré an Ghalláin sería algo similar.
◎ ing. Reanabarna - irl. Ré na Bearna:
⇨ m.irl. berna, irl. bearna "abertura, hendidura"; ie. *bher- "cortar, agujerear".
◎ ing. Regaile – irl. Ré Ghaeil:
⇨Es decir, na Gaeil “los irlandeses; los extranjeros” los celtas recién llegados se denominaron a sí mismos como Feni, pero tomaron el nombre Gaodhail (Gaeil) de los antiguos habitantes de Irlanda: los Érainn.
◎ ing. Reddanswalk – irl. Ré Uí Rodáin:
⇨ a.irl hui, irl. uí “hijo de, descendiente de”.
⇨ Mac Rodáin, “hijo de Rodán”, es un antiguo nombre personal derivado de rod “el animoso, fogoso, enérgico, brioso”, rodaigh “fuerte, vigoroso”. El nombre gaélico Ó Rodáin proviene de O Rodane, O Ruddane y O Rudden. Muirenn ingen hui Rodáin se data ya a partir del s. VII d.C (P. Woulfe, 1992:633, s.n. Ó Rodáin, antrop. ogám. Rodagnas, gen. Rodagni).
No existe un trabajo lingüístico específico acerca de estos orónimos irlandeses ni tampoco un significado concreto que pueda definir la palabra ré como parte integrante de los mismos. Basado en interpretaciones de finales del siglo XIX y del primer cuarto de siglo XX y en simples criterios de su pronunciación, se ha intententado relacionar estos topónimos con el irl. réidh (plural réidhe) “simple, easy, flat”(7), que al igual que ré, presenta una misma solución fonética: /ray/; y por el que se le podría atribuir una forma apocopada o “acortada”, **ré. Sin embargo, esta solución léxica choca, por una parte, con el hecho de que todos los topónimos irlandeses, es decir, nombre + nombre (o nombre compuesto), se nos ofrecen regularmente en sus formas plenas; por otra, tampoco logra explicar cómo el uso común de ré (como forma “acortada” de réidh) conviva mayoritariamente dentro del mismo espacio geográfico con formas plenas en réidh; y además es incomprensible que no se nos presente en ningún caso en su forma original restablecida, siendo el anglicismo rea siempre el equivalente regular del irlandés ré (8).
A pesar de la inexistencia de datos sobre la antigüedad de estos orográficos, el hecho es que la traducción toponímica de ré se identifica en todo caso con la idea de “extensión llana”, tal y como se puede observar en el propio referente orográfico. Este concepto semántico, esto es, “llanura”, nos lleva a enlazar el a.irl. ré “espacio” no sólo con una alusión simple a la imagen “espacio-temporal” al que nos remite el irlandés moderno (9), sino con una más amplia significación semántica como puede ser “espacio: [ancho, vasto, extenso, amplio, remoto]”, y de la que sin duda es consecuencia. Esta misma idea de “extensión, espacio”, se observa también en el m.irl. rói, róe (< *rowesya) “extensión o terreno llano, llanura, planicie”, variante del radical ie. *rew-, como en el m.irl. róen (< *rowesno) “campo, llanura; camino” o en antiguos nombres propios como Cú Rói, y aún el más antiguo Cú Raui “el fiero perro de la llanura”. No cabe duda que todos estos derivados del ie. *rew- “espacio, abierto” estan formalmente asociados a la hora de designar estos tópicos en cuanto a “espacio y extensión [llana]”.
Otro aspecto al que le debemos de prestar atención es la distribución geográfica de estos tópicos, a su concentración preferente en el SW de Irlanda. Esta característica nos obliga a sospechar acerca del posible carácter dialectal de estos nombres irlandeses y que las formas dispersas que se rastrean en otras áreas geográficas podrían o no contener variedades semánticas diferenciadas respecto a este uso toponímico dialectal de Ré. Un ejemplo en este sentido es, sin duda, el de Cnoc na Ré, en Sligo, del que no debemos dudar respecto a su antigüedad. En este caso la construcción sintáctica del término, en la que es el item lexemático Ré quien actúa en la función de determinante, nos permitirá la posibilidad de hallar variables semánticas independientes al concepto estricto de “espacio, extensión llana”, como se ha señalado para los tópicos del SW irlandés, y en el que se deberá tener en cuenta, además, la interpretación histórica y contextual de este importante conjunto megalítico tan escasamente estudiado.
El cementerio megalítico de Ceathrú Mór “el gran cuarto”, más conocido por el anglicismo Carrowmore (10), datado sobre el 4200 y 3500 a.C. en algunos ejemplos del complejo, forma parte de un extenso paisaje megalítico ubicado en la península de Cúil Irra, ing. Coolera, en Sligo (Cairns Hill, Carrowkeel, Kesh Corran, Shee Lug), el cual está dominado por el imponente cairn de la reina Mebd (Misgán Méadbha, legendaria reina guerrera de Connacht) en la cima de Cnoc na Ré(11), epicentro de todo este amplio complejo. El por qué de la continuidad ritual de este conjunto megalítico no es fácilmente entendible, pero sí podemos captar de forma inmediata: 1) su carácter predominantemente funerario y ritual; 2) y su vinculación a una especialísima naturaleza orográfica(12).
La asociación del Más Allá con lugares planos y llanuras nos es de sobra conocida en numerosos trabajos. Esa imagen metafórica que aúna componentes funerarios y orográficos encaja perfectamente con lo que es Cnoc na Ré, es decir, con lo que ese fabuloso lugar sea y lo que nombra.
En cuanto a su análisis lingüístico, el orónimo irlandés no presenta una irregularidad destacable; de hecho se podría considerar como lectura literal: “la colina de la llanura [= extensión, espacio]”, referido evidente a su cima aplanada. Sin embargo presenta una serie inconvenientes difícilmente explicables: si bien es bastante frecuente este tipo de descripciónes orográficas en los orónimos irlandeses, se echa en falta un item lexemático que indique la singularidad específica de este lugar tan especial, como se ven en otros tópicos de similares características (mencionando, por ejemplo, la existencia de un cairn, de dólmenes o “piedras” o de una divinidad o personaje o expresión metafórica de la mitología irlandesa)(13); luego la simple designación de “colina aplanada” podría no ser lo suficientemente descriptiva como para singularizarse de las demás colinas con similares características morfológicas(14). La clave podría estar en que el lexema irlandés ré en cuanto a su significación arcaica plena: “espacio, extensión”, fuese lo suficientemente inteligible (incluso sincrónicamente inteligible) como para designar un determinado tipo de llanura, que lo hiciese distinto y reconocible respecto a los demás orónimos similares que, sin embargo, no conforman los monumentos funerarios de Cúil Irra(15).
Así pues, podríamos elaborar un desarrollo argumental basado en la conjunción de datos extralingüísticos y los puramente filológicos para referirnos a Cnoc na Ré, como en una gran parte de orónimos irlandeses, atendiendo a su evidente vinculación a otros tópicos contextuales llamados “dinnseanchas” (=“lugares con historia”: y recuérdese que allí se ubica la tumba de la reina Mebd o que en sus proximidades aconteció la mítica batalla de “Maighe Tuireadh”). Siendo Cnoc na Ré y su entorno un conjunto arquitectónico relacionado evidentemente con el Más Allá, podemos establecer un contexto perfectamente asimilable a esa idea metafórica del Otro Mundo que expresa el concepto “espacio o extensión [llana]”, deducible inicialmente del item lexémico a.irl. ré.
Al mismo tiempo ré “espacio, extensión”, es también “el espacio, el área, la habitación o la morada” que se le concede a los muertos en su procura de la inmortalidad, tal y como se puede deducir del sentido funerario del complejo de Cúil Irrá y, obviamente, del asombroso “cementerio de Ceathrú Mór”. Igualmente, ré es “espacio, duración, tiempo”, visible no sólo en la interpretación metafísica del contexto, sino también en la propia función de todo el complejo sujeto a los movimientos cíclicos del sol y de la luna. Luego, ré debe mantener una ineludible relación con “luna; el ciclo lunar, el tiempo”, ya que es, evidentemente, otra imagen semántica que también se refleja en este mismo lexema.
Al ser lugar sagrado, ritual (Ceathrú Mór) y definirse arqueológicamente como un contexto relacionado con la Vida, la Muerte y el Cosmos, es posible su vinculación a algún tipo deidad, antigua y a la vez perdurable, que explique e implique todos estas atribuciones semánticas y aquellas otras deducibles de su contexto arqueológico. Tal divinidad se deberá interpretar igualmente a partir de las connotaciones específicas que se han establecido, es decir, “llanura, vida, muerte, más allá, cosmos, tiempo,…”. Luego, no cabe duda de que tal deidad, con paralelos bien conocidos en otros pueblos indoeuropeos, se corresponde con “la Luna” y que el item lexemático Ré podría estar designando y encubriendo aparentemente el propio nombre de dicha divinidad. Cnoc na Ré sería entonces “La Colina de la Luna” o lo que es lo mismo, sería “la colina de *Rewi”(16).
Naturalmente, se podría tomar como fantasiosa o imaginativa esta asociación de Cnoc na Ré con La Luna. Sin embargo, no se trata de un hecho aislado, ya que esta misma asociación se desprende, por ejemplo, en Knowth, que en la antigua literatura irlandesa aparece citado como Cnogba (“explained as a reflex of ”’Cnoc Buí', ‘The Yellow Hill’”: T. Ó Cathasaigh, 1989:23, 189) y en la que se pueden constatar varias rocas inscritas con diversas representaciones de calendarios lunares (Stooke, 1994: 39-55). La propia etimología del orónimo “Cnogba = Cnoc Buí” nos indica que el item lexemático buí “amarillo”, que se lee también en otros oronímicos irlandeses, tiene una evidente relación metafórica con aspectos lunares, como su asociación, según Ó Cathasaigh, con la figura del folclore tradiconal irlandés llamada “the Old Woman”, que identifica como consorte de Lug y personificación de la realeza de Tara, vinculada (Carey, 1999: 23, 30-37) con el Más Allá, las llanuras y la regeneración cícilica de la naturaleza.
Así pues, tenemos en conclusión:
1.- Un espacio orográfico característico, como lo es “una extensión llana”.
2.- Un contexto arqueológico determinado que comprende un gran recinto funerario interconectado entre sí, de manera que permite asociar el Más Allá con la temporalidad y el devenir, y cuyo epicentro es Cnoc na Ré, el único espacio que puede asociarse con el ciclo lunar.
3.- La aceptación de este espacio como centro ritual y sagrado, implica la existencia de una deidad al que se le debe un determinado culto y cuya imagen se debe explicar y entender a partir de este contexto.
4.- Dicha imagen quedará reflejada entonces en la propia designación del espacio geográfico, tal y como regularmente se describe en los orónimos irlandeses de este género (cf. Sídhe Lug, “Sídhe or fairy-hill of Lug” relacionado con el contexto de la península de Cúil Irra,)(17).
5.- El item lexemático Ré no sólo se ciñe a esa idea general de “espacio abierto > [llanura]”, sino que dicho espacio se nos “abre” hacia un horizonte más amplio como es la propia comprensión del Cosmos, donde se incluirían nuestro Mundo y el del Más Allá, y que al mismo tiempo refleja también esa idea de morada de los muertos como la de la deidad que los acoge en el «Otro Mundo», y de la que deriva su carácter sagrado. Es asimismo el escenario donde se descubren y describen los complejos secretos de la Temporalidad (en relación al Espacio), del devenir, del destino, “del trascurso de la vida” y por tanto, de su relación con el ciclo lunar(18).
Consecuentemente, todos estos aspectos que podemos establecer, y sin adentrarnos en otros detalles metafísicos más profundos, nos acercara a la probable significación arcaica de este espacio sagrado y que debe atribuirse, en todo caso, a la interpretación polivalente que nos trasmite el propio orónimo en sí, esto es, como “extensión llana (espacio abierto), cementerio (espacio, morada), temporalidad y ciclo lunar (espacio, duración), ‘espacio sagrado’ y deidad”(19).
Se ha señalado acerca de la productividad y riqueza semántica que en irlandés se deriva del radical ie. *rew- “espacio abierto”. Tanto es así que nos ha dejado una puerta abierta para acceder a una nueva interpretación sobre el teónimo hispano-celta *rewi. La posibilidad de barajar un campo semántico semejante nos permitirá buscar nuevos horizontes a atributos y parámetros asociativos, y a explicaciones alternativas de esta deidad hispánica.
Aparentemente, la relación del teónimo hispano-celta con el homónimo irlandés es evidente en cuanto a la forma, incluso podemos señalar un proceso fonético evolutivo común para ambos casos, si comparamos el resultado de los septentrionales: */re/ < */re(w)ei/, */reo/ < */re(w)u-?/. Tampoco la etimología de la que derivamos el lexema irl. ré < *rewi < ie. *rew- “espacio abierto” disgustaría demasiado si la aceptasemos como base etimológica para interpretar el teónimo peninsular; de hecho ya había sido propuesto en su momento por Ch. Guyonvarc’h (1967:261-262), aplicado a una hipotética asociación a Macha (< *magosia) “llanura, campo [de batalla]” y a la interpretación mítica de la llanura como representación metafórica del Más Allá.
Si generamos una relación sintáctica y semántica, similar a algunas de las estructuras gramaticales observables en el muestreo oronímico irlandés, podemos establecer, también, un mismo comportamiento para la secuencia teónimo-epíteto que documentamos en la Península:
- REVE LARAVCO, podría interpretarse como “el área, el espacio de *rewi; [lit.] *rewi, el del monte llano = espacio, área, centro, hogar”.
- RE PECE PARAMECO, como “el páramo ¿? de *rewi; [lit.] *rewi, el del ? páramo”.
- REBE TRASANCI (…) “,[lit.] *rewi, el de (los) trasancos”.
- REVE MARANDAGVI, “el espacio, la morada de *rewi; [lit.] *rewi,”el de Marâo = "habitar, morar".
- REVE LANGANITAECO, “el 'castelo branco' de *rewi” [lit.] “la altiplanicie brillante, blanca" de *rewi”.
- REVVE REVMIRAEGO, “el espacio, la habitación, el hogar de *rewi; [lit.] *rewi, el de Tripe de Mairos = Reumiraego = espacio, habitación”.
- REVE VEISVTO, “el mirador [< “*en todas las direcciones = espacio”] de *rewi; [lit.] *rewi, el del monte Viso-”.
Una primera observación es la de que la mayor parte de estos epítetos hacen alusión a la idea general de "espacio abierto” en relación a un contexto específicamente orográfico: monte, altiplano, páramo; y perfectamente distinguíble por una característica morfológica común: la presencia de una extensión plana, de una llanura, como, por ejemplo, la cima del Larouco, Castelo Branco. Pues bien, este referente se refleja con bastante nitidez en la etimología de algunos orónimos irlandeses en acepciones tales como Ré an tSléibhe: “la montaña plana”, Cnocan na Ré: “la pequeña colina plana”, Ré Chamghleanna: “la llanura del valle sinuoso”, An Ré Fhada: “la gran llanura”. Paralelismo que incluso a veces traspasa a la propia composición sintáctica, como en Ré Chamghleanna “la llanura del valle sinuoso” y Reve Langanitaeco “a *rewi de la altiplanicie brillante”(20).
En los epítetos del occidente peninsular también subyace la idea de "espacio, área, habitación, morada", */reu-mi-/ - */plaro/ - */mara-nd-o/(21), es decir, "el espacio, el suelo, el hogar en el que reside” *rewi, los muertos, los seres del Otro Mundo, de acuerdo con las etimologías propuestas para los epítetos, y de la que se deduce evidentemente la existencia de un “espacio sagrado”. La condición oronímica del epíteto */weisuto/ y su relación con los actuales montículos de cima aplanada gal. Viso (< *weiso-/u-) nos da igualmente esa idea de espacio, llanura a la vez que de “observatorio natural”(22). Ana Barraeco, en cambio, alude a esa idea de la fertilidad, la vida, la abundancia y la vegetación (23) que nos desenmascara su simbología romana, el joven (río) y el viejo (río), la confluencia, el río y los juncos.
El paralelismo formal, fonético, semántico y estructural que se advierte entre el teónimo hispano-céltico *rew-i y el lexema irlandés ré < *rewi, podría ser igualmente indicio de una aún más estrecha relación semántica, en la que junto a la ya conocida acepción de "espacio, extensión, llanura" podríamos añadir también la idea de " amplio, ancho, vasto, remoto, duración, tiempo, intervalo de tiempo, transcurso de la vida", además de la del propio concepto "luna" en su doble faceta como astro y deidad.
Cierto es que una etimología a partir de ie. *rew- implicaría demasiados elementos (funciones) inherentes al propio teónimo hispano occidental *rew-i, cuyo campo semántico no sólo haría referencia al concepto físico y metafísico de espacio y tiempo, sino también a la abundancia y la continuación, al emplazamiento y la bifurcación. En este caso la raíz *rew- se aplicará al espacio concreto, a lo que está abierto y es visible, a la tierra y al cielo. El río, la lluvia, la vegetación son elementos pertenencientes a ese espacio abierto, pero no los únicos, están también los hombres, los animales, las cosechas, etc. Al mismo tiempo la idea de lo que está lejos (frente a lo cercano y lo coetaneo) dentro de ese espacio, implica esa noción de lejanía, de más allá, de lo que está fuera de los límites, la oscuridad [de la noche], pero que es continuación de los mismos. Será precisamente en ese espacio abierto donde las cosas transcurren, se suceden y finalizan, de ahí el sentido de la temporalidad, del devenir y de la vida y la muerte.
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(1) F. Villar tras posicionarse con las tesis de C. Renfrew, nos remite sin más a una amplia recolección de hidrónimos alteuropäisch del occidente hispánico, sin establecer el paralelismo necesario entre el propio modelo teórico de Renfrew y su relación con la difusión de supuestas raíces alteuropäisch. Así, por ejemplo, dentro de este modelo debería admitir, al menos una indoeuropeización secundaria a partir de algunas de las culturas conocidas del norte de Europa (Trichterbecher o TRB, o la Bandenkeramik), o reconsiderar su adhesión a Renfrew ya que se debe a la posibilidad de un “orígen nórdico” del indoeuropeo (“tesis germánica”), para dar crédito a la posibilidad lingüística del modelo propugnado por Hans Krahe y seguidores (W.P. Schmid, V. Georgiev, Alexander Häusler, Carl Heinz, János Makkay o L. Kilian).
(2) La principal objeción es que pensar una patria de origen de dimensiones tan enormes es incompatible con la formación de una lengua tan unitaria y tan homogénea como el protoindoeuropeo. Paul Thieme (1953:28) ya había insistido sobre esta idea de que la lengua indoeuropea común no se habría podido formar más que en un territorio de dimensiones relativamente limitada. James P. Mallory, más recientemente, ha hecho la observación en la que desconocía la existencia de una lengua europea en la que sus hablantes ocupasen un territorio tan inmenso (a excepción del ruso, por razones sociopolíticas recientes). Luego, el indoeuropeo no se habría podido formar y sobre todo mantenerse en un territorio de una superficie aproximada de 250.000-500.000 km2. Otra objeción concierne al vocabulario indoeuropeo común, pues cuanto más elevemos la fecha del inicio de la dispersión de la comunidad indoeuropea, más inexplicable se nos hace la presencia en el léxico de ciertas palabras comunes indoeuropeas.
(3) Vítor Oliveira Jorge & Susana Oliveira Jorge (1995). Quiero entender que el propio topónimo Florderrei (y similares como Outeiro de Rei, Palas de Rei (Fernando Cabeza, 1992:328, también considera falsa la latinización palatium regis del año 1153 cuya evolución lógica habría sido **“pazo o pacio do rei”), Castro de Rei, Monterrei) supone una simple coincidencia fonética en cuanto a la presencia del item lexemático /rei/, de etimología deducida tradicionalmente a partir del dat.sg. latino re(g)i, la cual no explica convincentemente el orónimo (el resultado esperado sería **Outeiro do Rei, **Flordorrei o **Palas do Rei). Así pues, cabe la posibilidad de una relación etimológica con la propia forma *re(w)i, haciéndose un posterior uso semántico analógico del significado conceptual gall. “rei”, castellano “rey” (e ir incluso más allá y leer el primer término flor: m.a.a. vlor “Diele, Wiese”, m.a.a. vluor “Boden, Wiese, Saatfeld”, n.a.a. Flur, ags. flor, ing. floor “Diele” del ie. *pl∂- (Pok. IEW, 805 – 807) “wide and flat” como germanismo, hecho frecuente en toda la zona, y considerar la siguiente interpretación hipotética: “la llanura de *rewi”).
(4)Como por ejemplo Monte do Viso (Redondela, Pontevedra), donde está precisamente la capilla de Nosa Señora da Peneda y desde la que se puede observar una dilatada panorámica de las rías de Vigo y Pontevedra, igualmente O Viso de Domaio (Moaña, Pontevedra) y de Carnota (A Coruña) o Viso en Céltigos (Ortigueira, A Coruña), todos ellos auténticos miradores naturales.
(5) Otras voces relacionadas serían a.irl. ré soluis, "m. time of moon light at night" y ré dorcha o réo dorcha, "m. time of the moon in the wane".
(6) De este mismo radical, por ejemplo, derivan las deidades indoeuropeas: let. Meness, lit. Menulis, la escandinava Mani o el dios persa Mah, identificados todos ellos como “La Luna”.
(7) ie. *reidh-: “conducir, ir” (IEW 861), da lugar al celta: a) *reidhi- “simple, plano”, a.irl. réidh “facilis, planus” a.galés ruid “[glos.] uacuum”, galés rhwydd “fácil, sencillo” a.bret. ruet, m.bret. rouez “[glos.] rarus” en el nombre personal Roed-lon, Roidoc, Roet-anau, bret. rouez “rare, clair-seme” ; b) también al celta *reidho-, a.irl. réidid, -réid, irl. ríadh “conducir, transportar” galés gorwydd (< *wo-reidho-) “caballo”.
(8) Forma léxica Ré propuesta por “The Placenames Commission (An Comisiún Logainmneacha”) dependiente del gobierno irlandés y cuyo papel consiste en a) investigar los nombres de lugar de Irlanda; b) establecer las formas originales y correctas de esos nombres; y, c) publicar un listado con esos nombres de lugar, en irlandés e inglés, para su uso oficial. La propia Commission para la normalización toponímica separa ambas formas léxicas: cf. Oileán Aimhréidh (Avery Island), Conach Réidh (Conaghra), An Drom Réidh (Dromreague), Magh Réidh (Flats), Carraig Aimhréidh (Carrickarea), An Leacain Réidh (Lackenrea). En Escocia, por ejemplo, Monadh Réidh (Monreith) “ciénaga”, si bien se le atribuye un probable orígen britónico. La traducción de Knockanarea, como Cnocán na Réidhe en 1902 por P.W.Joyce “Little Hill of the Mountain Plain”, esto es, “la pequeña colina de la montaña plana”, se nos aparece como un tanto incongruente en cuanto a su planteamiento lógico.
(9) Su uso ha quedado restringido a significar prácticamente “era, época, periodo” o como simple forma preposicional y adverbial.
(10) Esta necropolis, aún sin excavar y originalmente de ochenta sepulcros de los que en la actualidad se conservan sólo sesenta (la mayor parte expoliados), registra una aportación muy importante de distintos conjuntos arquitectónicos como “chambered cairns”, “passage mounds”, “dolmens”, “standing stones”, “stone circles”.
(11) Este nombre sugiere que habría sido construido por Mebd, reina de Connacht en la Edad de Hierro y uno de los más importantes personajes de la saga irlandesa de Tain Bo Cualnge, pero esta asociación es probablemente mítica. De hecho en sus proximidades acontecieron los hechos de la gran batalla mítica de Maighe Tuireadh entre los Túatha Dé Danann, las antiguas tribus de Irlanda y los Formorians, quienes talvez representaban el Caos.
(12) Sobre este lugar existen diversos trabajos sobre el carácter ritual y cosmogénico de todo el conjunto de Cúil Irra, cuyo centro es sin duda el monte llamado Cnoc na Ré. Así Stefan Bergh, arqueólogo de la Universidad de Galway, en su tesis doctoral sobre Carrowmore (1995), desarrolla un amplio estudio morfológico y un análisis del espacio contextual y orográfico del área; establece que Carrowmore habría sido uno de los mayores centros rituales estables durante el período neolítico irlandés. En este mismo sentido, Gabriel Cooney (2002:163) del Departmento de Arqueología de la “University College Dublin” considera que el complejo entero de Carrowmore es una parte integral del conjunto megalítico de Cúil Irra, similar a Brú na Bóinne, Co. Meath, considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
(13) Cf. Sídhe Lug en sus próximidades, o ejemplos como Ré an Ghalláin "field of the standing stone”. De hecho se pueden establecer dos categorías respecto a los tópicos irlandeses más arcaicos: 1) el asentamiento en áreas específicas de grupos poblacionales a las que se la habrían impuesto sus nombres , y 2) más arcaica todavía, aquellos que designan determinadas características orográficas de un área especifica y que se hacen acompañar de una gama variada de items lexicales, que se expresan en sentido poético (metafórico: como, por ejemplo, el empleo de partes del cuerpo, animales, colores,…) o mítico en su aspecto más amplio. (Diarmuid Ó Murchadha & Kevin Murray: 2000:146-155).
(14) Como norma general este tipo de orónimos se acompañan de items lexicales referenciales que los distingue de entre las demás colinas circundantes: cf. Cnocan na Ré “la pequeña colina de la llanura”, Cnoc na nEasc “la colina del río”, Cnoc na Rátha “la colina de la fortaleza”, Cnoc na Rí “la colina del rey”, Cnoc na Saile “la colina del mar [junto al mar]”, Cnoc na Stuaice “la colina del barranco”, Cnoc na Málaí “la colina del monte [Mala]”, Cnoc na Loiche “la colina del lago”.
(15) “there can be little doubt that the Irish landscape and the dinnseanchas (= “place-lore”), ‘the history of places’, which was its collective reflex in tribal myth and history served together as an effective mnemonic index and treasury of a great part of native tradition.” (Mac Cana: 1980:27).
(16) Luego, en cuanto a su relación con aquellos tópicos llamados “dinnseanchas” no sólo cumple la simple función descriptiva histórico-mítica del orónimo irlandés, sino que, además, nos acerca a la significación y función específica de dicho espacio, ya que podemos deducir y extraer de él los elementos metafóricos que lo comprenden y caracterizan, es decir: como morada de los muertos y, al mismo tiempo, como residencia de una deidad lunar. O como tiempo tanto en su explicación concreta resultado de la observación y del racionamiento lógico, como desde su percepción metafísica y espiritual, y como en su propia definición semántica. La “historia del tópico” no sólo nos recuerda los acontecimientos legendarios de la Reina Mebd, sino que el propio folclore local nos remite, por ejemplo, a la obligación de recoger una piedra en la ladera de Cnoc na Ré y depositarla en la cima; o nos relata que en “ciertas noches” del año, el cortejo del Sidhe recorre las cumbres de aquellas colinas en sus caballos mágicos. Tienen la facultad de convertirse en criaturas míticas, de viajar por el cielo, y desaparecen con la llegada del alba. En tales noches la gente debía permanecer en sus casas pues el encuentro con el Sidhe traía la enfermedad, la desaparición, la transfiguración mágica o, la muerte.
(17) Y muy en especial con Cnoc na Ré, puesto que, al parecer, el ciclo solar alcanza su punto más alto en el solisticio de verano sobre Cnoc na Ré visto desde Sídhe Lug. Otros, ejemplos al respecto son entre otros: irl. Brú na Bóinne (Newgrange) “palace or great dining hall of the gods” o en Cnoc na Sídhe (Knocknashee) “the fairy or sídhe hill”.
(18) El complejo de Cúil Irra no debe entenderse como una simple colección de monumentos individuales sino como un sistema complejo cuyo diseño arquitectónico íntegro interconecta puntos visibles y elementos astronómicos, aunque no se puede concretar con exactitud la función y ritual de estos alineamientos, pero está claro que forman una parte intencional del complejo megalítico de Cúil Irra (S. Bergh, 1995:123). Por su parte, Martin Byrne, artista y guía local, quien ha dedicado muchos años al estudio y a la observación del complejo megalítico de Cúil Irra, considera que el aspecto lunar sea probablemente uno de los más importantes aspectos a tener en cuenta en cuanto a los alineamientos de Cnoc na Ré. En el solisticio de verano y cuando se observa desde el cairn de “la Reina Mebd”, la luna llena transcurre sobre el complejo megalítico de Carrowkeel en las vecinas montañas de Bricklieve. Mientras, en el solisticio de invierno la luna nace sobre Knocknarea, iluminando las cámaras de los cairns de Carrowkeel. Esta tipo alineación presupone la existencia de un sosfisticado sistema de entender los ciclos de la luna y éste es el motivo por el que se le ha denominado precisamente a esta parte de la colina como Knocknarea, es decir,"Hill of the Moon" (denominado aún así por nativos octogenarios y gaélico hablantes), así como la península de Cúil Irra como “the Remote Angle of the Moon”.
(19) Esta deidad Universal antiquísima no es ajena al mundo indoeuropeo ni al mundo de los celtas, tanto en su forma masculina, como femenina o hermafrodita (vid. nota 9). La Luna es la encargada de la renovación períodica, tanto a nivel cósmico como al terrenal, vegetal, animal y humano. Los ciclos de la Luna, luna creciente, luna llena, luna menguante y la Luna Negra, son visibles por todos y será el instrumento de medida universal. El mismo simbolismo conecta entre ellos la Luna, las aguas, la lluvia, la fecundidad de las mujeres, la de los animales, la vegetación, el destino del hombre después de la muerte, las ceremonias de iniciación, la fijación del calendario de las asambleas, de los sacrificios o reuniones religiosas, los banquetes y las asambleas. Relacionada con la Muerte y el Más Allá: “El hombre conoce dos muertes”, escribe Plutarco: “la primera tiene lugar en la tierra, en la morada de Deméter, pero la segunda en La Luna, en la morada de Perséfone”. El Más Allá se relaciona con el ritual relativo de los soberanos difuntos, en la que se describen los castigos infernales y la divinidad ctónica del banquete de ultratumba, rito que otorga la inmortalidad al difunto; El Destino, pues las tres fases de la Luna: creciente, llena y menguante, representan los distintos estadios de la vida humana, la totalidad de los días de la vida del hombre. La Vida y La Fertilidad: ya que era La luna una deidad de vida, muerte y resurrección, insólita, ya que moría y renacía cada mes y no era adorada por sí misma, sino por la fuerza concentrada en ella, por la vida y fertilidad que manifestaba. La Luna como dador de la vida, y como diosa de la procreación y fecundidad, se asocia al rocío, la humedad, la lluvia, los ríos, las mareas; La Sabiduría y el Conocimiento; El Tiempo y el Espacio, es de sobra conocido esta asociación cíclica temporal, pues los días, meses, años y estaciones se contabilizaban utilizándose como referente a la Luna; y vinculado en el Sacrificio con el animal bovino (vaca, ternera o toro: cf. Cabeço das Fráguas en la que la ofrenda sacrificial a *rewi- será un toro rojizo).
(20) Si en realidad los orónimos gallegos como Palas de Rei, Outeiro de Rei, Castro de Rei, Florderrei o Monterrei se pueden reducir o remontar a una pausible etimología *re(w)i (dada la imposibilidad formal del lat. regi (y que daría lugar a un supuesto **Palas do Rei o **Outeiro do Rei, esta relación lexemática entre irlandés e hispano-celta se haría desde luego aún más evidente y difícilmente contestable. Obsérvese que Outeiro de Rei podría ser la traducción literal gallega del irlandés Cnoc na Ré y Monterrei la del ing. Mountainrea (irl. Ré an tSléibhe). Palas de Rei evidentemente se relacionaría con ie *pala “roca”, galego pala “cueva formada por rocas”.
(21) Por aquello de una explicación del uso regular del grupo consonántico -nd-: cf. antrop.celtib. LETONDU, (B.I); gent. celtib. BOGONDISCOS, (B.II), top. celtib. TURUNDA, (B.IV).
(22) Es curiosa la referencia contextual que se advierte en algunos de estos espacios sagrados en cuanto a su relación con “penedas”, “penas” o “laxes”, en la mayor parte de los casos sujetos a la influencia del cristianismo, tanto en algunos orónimos galegos del tipo Viso (cf.: Sta. María da Peneda en Redondela, Laxes do Viso en Domaio) como en Serra do Larouco (cf.: A Nosa Señora da Peneda en varias de sus cimas, Serra da Peneda, Serra da Pena).
(23) Comunicación de A.M. Canto.
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• Pokorny, J.; “Indogermanisches etymologisches Wörterbuch”, Francke, Bern- München, 1959.
• Prósper, B.M. ; ”Lenguas y Religiones Prerromanas del Occidente de la Península Ibérica”, eds. Universidad de Salamanca, 2002.
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• Rodríguez Colmenero, A.; “Aquae Flaviae I. Fontes epigráficas da Gallaecia meridional interior”, Cámara Municipal de Chaves, 1997.
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• Woulfe, P.; “Irish Names and Surnames: Collected and Edited with Explanatory and Historical Notes”, Irish Genealogical Foundation, Kansas City, Missouri, 1992.
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Echo que hai, CELTIBERATOR.
Una cosa más celticum. Si se admite que la presencia en Europa de los indoeuropeos se puede establecer en torno al 5000 a.C. (cronología bastante moderada) y que sobre el 3000, comenzaría a detectarse una lengua celta en la franja atlántica (tesis de Renfrew que nunca, por cierto, ha mencionado Villar)...¿me quieres decir que desde el 5000-3000 a.C. se habló una lengua común en 500.000 km2?
Sólo una pequeña precisión Diocles...no digo monte Larouco (en Valdeorras) sino Serra do Larouco, es decir, a esto:
Tienes razón, CELTIBERATOR, aunque me refiero a Haudry, J.; “Linguistique et tradition indo-européenne“, in Nouvelle Ecole, 1988-89, pp. 116-129 (trad. esp. : “Lingüistica y tradición indoeuropea“, in Hesperides, 1996, pp. 437-459).
Es muy interesante, cierto, sobre todo, para mi, en dos aspectos:
1) Su crítica a Renfrew:
Su tesis se basa en el siguiente silogismo: 1) La agricultura se difundió muy pronto en Europa a partir del Oriente Próximo; 2) La difusión de las lenguas IE no puede asignarse a invasiones que se habrían producido posteriormente; 3) Y finalmente, que los IE se confundirán después de los primeros agricultores y que las lenguas IE sólo son, en distintos grados, de anatoliano transformado por "criollización".
No me enrollo con el tema de la validez de cada una de estas premisas, pero es consecuente la opinión de Haudry, en cuanto a que si se supone que algunos agricultores anatolianos difundieron el indoeuropeo a partir del VII milenio, resulta imposible de explicar por qué realidades que les eran desconocidas son expresadas por la misma palabra en distintas lenguas IE, sobre todo cuando se trata de lenguas geográficamente distantes, que no pudieron pedir prestadas a una misma lengua, y de una palabra inmotivada, que no pudo derivarse de forma secundaria en paralelo.
2) Su posición a un origen circumpolar del protoindoeuropeo (PIE) basado en la tradición religiosa:
En cuanto al lugar de formación de la etnia, se puede difícilmente hacer abstracción de la tradición, religiosa, en particular, que sitúa con insistencia en el "extremo Norte" el origen del pueblo y culturas PIE . La India e Irán, como el mundo céltico, parecen en efecto haber conservado el recuerdo de un hábitat ártico o circumpolar, regularmente designado por expresiones como las "islas al norte del mundo", la "estancia del bienaventurados", el "país de dioses", el "país Hiperbóreos", el "país de la larga noche", de etc. Los Indios védicos consideraban el Norte como la "residencia de dioses" (Deva-Loka), el Sur como la "residencia de" demonios "(Yama-Loka)." Otros mitos asignan a la estrella polar un lugar esencial en la representación IE del mundo.
Sin embargo esta posición es contestada tanto por, D'iakonov, Wiik, TCP y estudios genéticos de Cambridge, entre otros, que identifican al pueblo indoeuropeo en la cuenca danubiana y los balcanes, y suben la cronología hasta el deshielo, por lo que difícilmente podrían tener un orígen nórdico.
Lo que pretendo decir es que F. Villar nos presenta un modelo contradictorio para la península: por una parte se adhiere a Renfrew (o a Gimbutas, que no lo tengo muy claro) y, por otra, presupone un orígen nórdico para los radicales hidronímicos peninsulares. Esta contradicción es, como puede ver, la que nos presenta Haudry.
Sobre lo comentado ayer por CELTIBERATOR (a las 18:15):
El hecho de que se venere, en determinadas culturas, a dioses menores asociados a elementos naturales no quiere decir que no se posea, además, un panteón organizado de dioses mayores. Los griegos, por ejemplo, adoraban a sus doce deidades olímpicas y también les rendían culto a otras divinidades que encarnaban a los montes, los bosques y los ríos propios de cada localidad (como las ninfas, por ejemplo).
Un saludo a todos, y feliz navidad.
CELTIBERATOR: gracias por las correcciones.
Estoy de acuerdo con esas consideraciones: *Rewi no es dios menor, sino muy al contrario un dios de gran veneración en el occidente peninsular (DEO MAXIMO en Larouco). Si realmente se relaciona con aspectos lunares, como creo, hablamos de un dios de la vida y de la muerte, que no es poco. Asi se puede entender su anonimato entre los galos del s. V a.C., los celtíberos como el propio sentido del tópico Cnoc na Ré (que encubre la deidad, el astro y los atributos al mismo tiempo) o que los pueblos occidentales peninsulares fuesen ateos, a pesar de ese dios guerrero identificado con Ares. De hecho, en la cultura gallega todavía perduran cultos relacionados directa o indirectamente con esta deidad (y ya no te digo nada de lo que sabemos del primer cuarto del siglo XX).
Sobre el tema alteuropäisch:
Veamos, esta claro que los que conoceremos por indoiranios, los arios, si quieres, no utilizaron dichas raíces hidronímicas puesto que los ríos de los lugares que ocuparon tenían ya de antiguo una denominación propia (en lenguas ajenas al grupo lingüístico IE), por lo que dejaron de ser productivas y quedando posteriormente en desuso (las lenguas de este grupo conservan dispersamente léxico asociado). Luego, está claro que tal uso de estos hidrónímicos se percibe con claridad en Europa, y quiere decir que en cada lugar en donde encontremos un radical de este tipo podemos con seguridad identificar al pueblo indoeuropeo. Por tanto, la presencia de gentes IE debe ser muy antigua en Europa si es que todos estos radicales hidronímicos se pueden considerar como tal. Demasiado antigua. De ahí la duda que se propone en la tesis vascoide (y de distinta manera en la TCP y Wiik) al considerar la lengua de dichos hidronímicos como aglutinante y no flexiva como cabría esperar.
Si realmente esas raices de los hidrónimos son indoeuropeas, lo que único que se nos dice es el empleo de dichos radicales en común, es decir, como perteneciente al indoeuropeo común, de la misma manera que como si empleásemos los numerales o la palabra *ekwo-, por citar algún ejemplo, para clasificar una lengua como IE. Y eso, precisamente, no quiere decir que fuese "practicamente una misma lengua", porque es imposible que no existiesen dialectos diferenciados en ese amplio espacio geográfico, como se puede observar, por ejemplo, en las influencias sustráticas que caracterizan el sistema fonético del germánico o como la debilidad e incluso caída de la p- en céltico (quizás también debida a la influencia de lenguas anindoeuropeas). Además, observando la antiguas relaciones atlánticas, es más probable que pudiésemos distinguir un grupo dialectal ya diferenciado en este espacio geográfico en el megalítico (y quizá incluso antes), como ya había intuido I. Millán. Este teónimo podría ser también una buena muestra de este parentesco dialectal.
Hace unos meses comentaba en "las lenguas IE..." sobre lo que ahora mismo está sucediendo: se entenderían a los dialectos IE distinguibles en el occidente hispánico como celtoide o protocelta.
Acabo de leer ahora tu respuesta Onnega: Me parece muy bien todo lo que dices. Ya digo que existen otras posibilidades réidh, rí, ríobh, y hay más. Utilizo simplemente los orónimos que se transcriben oficialmente con la forma ré y que, lógicamente, debe interpretarse como tal. Ahora bien, si pones en duda el trabajo de años (desde 1943) de la Comisión encargada para este tema, pues no sé, ya me dirás. Por otra parte, hay comentarios y testimonios de personas que recuerdan haber oído a su abuelo denominar a Cnoc na Ré como "la colina de la luna". Un ejemplo de su uso significando "luna": "Is gradh-gheal na ré thu" = "Vos sois el blanco amor de la luna" (en el Carmina Gadelica: referido a Dios).
Sobre Rei, tu misma suscribes la posibilidad de su origen prerromano ante la forzada etimología de Bascuas. Si, podría también ser un topónimo, pero cuál, Rei, nunca aparece sólo como tal: cf.Santalla de Rei, en Pobra de Brollón (Lugo), aparentemente Santa Alla, si bien su santa patronal es Santa Lucía, y que curiosamente limita con CastroSANTE y también Castro de Rei (municipio y también parroquia de Paradela, ambos en Lugo), ambos relacionados aparentemente con castros.
Sobre Palas de Rei tenemos testimonio desde el año 1200, en el que Alfonso IX suscribe "apud Palatium regis [=[palacio real, del rey]", una dádiva al monasterio de Melón, la continuidad del nombre de la villa es una constante, adoptando la forma definitiva de "Palas de Rei" (se cree que alli tuvo un palacio el rey Witiza). Sin embargo, presenta el inconveniente de que Palatium da lugar a gal. Pazo o Pacio "palacio", y no a la divergente palabra Palas. También Rei (de regis) no presenta concordancia, falta el artículo. Palas podría ser "las rocas" de *rewi (tanto en Palas como en Outeiro de Rei, en los demás tópicos lo desconozco, hay importantes restos megalíticos).
Buenas fiestas a todos.
Un beso.
Aprovecho la ocasión para saludar cordialmente a Galaica, a quien echábamos de menos en estos foros.
Te pido disculpas, Galaica, pero no me queda más remedio que responder brevemente a los excesos de este señor (y espero que por última vez), aunque siga desviándome del tema de tu interesante artículo.
1) Aplicando sistemáticamente su teoría "de los chalets adosados", como único modo de difusión de ideas y culturas, una serie de invasiones y migraciones prehistóricas que están bien documentadas (los hicsos, los filisteos, los cassitas, etc...) no tendrían por qué haberse producido. No digo que ese tipo de difusiones culturales sin movimientos de población no se hayan producido también en diversas ocasiones (la cerámica campaniforme, por ejemplo), pero lo cierto es que los acontecimientos históricos son más variados y complejos de los que CELTIBERATOR presupone.
2) Las razones por las que clausuré mi foro sobre la indoeuropeización del noroeste peninsular no son las que CELTIBERATOR indica, como otros druidas de este portal (que ya han calado perfectamente a este señor) pudieron comprobar. Véase por ejemplo la intervención nº 62 del druida Dingo en el siguiente enlace: www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2789
3) Mi estudio sobre los Pueblos del Mar no era una tesis universitaria, y fue publicado hace unos años en el volumen 16 de la revista Mediterranean Archaeology, después de haber pasado la coorrespondiente "peer-review". Dentro del consejo científico de esta revista se encuentran especialistas como el famoso hititólogo Trevor Bryce y el profesor Vassos Karageorghis, que es la máxima autoridad en arqueología chipriota. (Véase www.arts.usyd.edu.au/publications/meditarch/)
Vuelvo a pedir disculpas a Galaica.
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