Autor: Tomás Martínez Rodríguez (Tomé)
sábado, 22 de noviembre de 2003
Sección: Artículos generales
Información publicada por: Caradhras
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MENCIÑEIROS. UN SABER MILENARIO.
El escritor gallego Alvaro Cunqueiro definía al menciñeiro como aquel curandero que además de sanar las dolencias del cuerpo, transmitía energía al alma de los enfermos. En torno a su figura existe un halo de misterio fruto de los beneficios que durante siglos ha proporcionado a la sociedad y que remiten a un saber milenario reservado a unos pocos. Por desgracia, estos conocimientos parecen condenados a desaparecer. Sólo su alianza con la medicina convencional garantizará su supervivencia.
El menciñeiro ha jugado un papel relevante en la salud de los habitantes de las zonas rurales gallegas. Sus mencinhas han contribuido a mejorar las difíciles condiciones de vida en el campo desde tiempos inmemoriales. “Mencinha es una palabra popular que alude exclusivamente a un tipo de curandero en cuya persona se da cita un complejo abanico de métodos de sanación que abarcan desde la imposición de manos hasta la clarividencia y, por supuesto, la elAboración de medicinas siguiendo los patrones tradicionales de esta alternativa curativa. En gallego popular, la mencinha es el remedio recetado por el curandero y la medicina, el elAborado químico prescrito por el médico convencional.
Algunos menciñeiros de principio de siglo han pasado a la memoria histórica gallega gracias, precisamente, a Cunqueiro. Mantenedores de secretos curativos inexplicables, formaron parte de una generación irrepetible y que algunos investigadores denominan la vieja escuela.
Para García Sabadell, el mal menciñeiro es un hombre envuelto en sus propios egoísmos y ambiciones, sin ciencia adivinatoria alguna y que se deja seducir por el éxito.
Uno de los más relevantes menciñeiros era Cordal. Atento observador de la naturaleza. Conocía el nombre de cada hierba, seta o flor silvestre. Dependiendo de la fase lunar recogía tal o cual hierba, siendo sus preferidas la genciana, la manzanilla, la amapola, la hierba blanca y la flor de tejo. Luego, se encerraba en su casa y elAboraba todo tipo de mencinhas que servían para vigorizar la salud de quienes recurrían a su sabiduría tradicional.
Hubo otros menciñeiros relevantes como Perrón de Braña, famoso por sanar las verrugas a distancia; Xil de Ribeira continuador infatigable de una tradición que se remonta a su bisabuelo; Lamas Vello, quien creía que las dolencias tenían una causa espiritual; la señora Manoela, de quien se decía que había acogido en su casa orensana al por entonces exiliado Castelao... y tantos otros que sirvieron de guía a la actual generación de menciñeiros.
No resulta fácil ganarse la confianza de estos sanadores. Muchos de ellos llevan en secreto sus prácticas y temen ser repudiados o ridiculizados en los medios de comunicación.
Eladio, el menciñeiro más popular de Orense (un anciano octogenario) rebosa salud a pesar de su vejez. En la aldea de A Pena, próxima a la localidad de Xinzo de Limia vive entregado a la causa curanderil desde hace más de cuarenta años.
Un hecho insólito, que se repite en el 90% de los menciñeiros. Todos han sufrido desde muy pequeños inexplicables y graves dolencias que incluso han amenazado sus vidas. Luego, la casualidad hace que conozcan a un menciñeiro; este encuentro será decisivo en sus destinos. “Nada más entrar en la consulta y sin haber mediado palabra alguna entre nosotros, aquel curandero me dijo que llevaba muchos años esperándome”, comenta A Madrina, una menciñeira lucense de la vieja escuela, la señora Manoela. La gente acudía a la casa de ésta en absoluto secreto, ya que el régimen franquista impedía este tipo de prácticas. Cuando Eladio se presentó en la consulta, la señora Manoela le indicó que su misión era la de curar a los enfermos. “Me dijo que había enfermado para poder llegar hasta ella, que sólo sanaría cuando tomase este camino. Pasé tres años preparándome bajo su tutela”.
Años más tarde, Eladio se instalaría en A Pena. Hoy cientos de personas procedentes de toda Galicia acuden a su consulta. Cuando era más joven, Eladio utilizaba habitualmente la curación por imposición de manos; “ahora –nos asegura- me dedico sobre todo a recetar mencinhas. Sólo en casos muy concretos ejecuto la cura manual”.
En su finca se reúnen periódicamente potentes sanadores, videntes, menciñeiros y espiritistas de toda Galicia, y en determinadas ocasiones realizan canalizaciones.
Otro discípulo aventajado que conoció a la menciñeira orensana fue Teixeiro Quintas. La historia de Quintas está también marcada por un estado calamitoso de salud. Hoy cura mediante la imposición de manos y se ayuda de la videncia a la hora de diagnosticar a sus pacientes. Sus resultados son sorprendentes. Pero si por algo destaca el caso de Quintas es sin duda por la riqueza fenomenológica de la que ha sido protagonista a lo largo de su vida.
Los fenómenos supranormales que genera el menciñeiro no se pueden medir con exactitud aunque la medicina oficial sí puede aprovechar una de sus facetas: las formulaciones de mencinhas. Es éste el objetivo que algunos estudiosos persiguen: la introducción de la medicina menciñeira en el sistema científico convencional. Uno de ellos es el portugués Padre Fontes, un erudito que ha estudiado durante años fenómeno curanderil. A través de sus investigaciones, encaminadas a aportar el saber del menciñeiro a la medicina convencional, ha logrado descubrir numerosas formulaciones botánicas y otros remedios tradicionales. “Espero que el curandero no desaparezca –nos comenta Fontes- y ello por un hecho evidente: la ciencia sigue siendo limitada. No lo puede curar todo. La medicina natural es más pura, todo lo contrario que los preparados convencionales, mucho más agresivos y en ocasiones con efectos secundarios imborrables en los pacientes. Hay que volver a una medicina menos agresiva, y esa medicina existe. Es un alternativa y también un complemento.
La investigación llevada a cAbo por Fontes ha resultado muy enriquecedora. Hoy, conoce y utiliza en su consulta más de un centenar de especies botánicas diferentes. Además, cultiva en su jardín algunos cactus cuyos principios activos aletargan determinados procesos cancerígenos o tumorales. Curanderos portugueses como Luisa Assunçao o Augusto Couteiro han demostrado la eficacia de esta planta contra el cáncer de piel.
Iniciativas como la del Padre Fontes alimentan la esperanza de recuperar un legado milenario apasionante. El rehabilitar el menciñeiro significa enriquecernos a nosotros mismo. Como dice Enrique de Vicente en Los Poderes Ocultos de la Mente, “Si somos capaces de trascender el profundo condicionamiento de nuestra especie al limitar la plena manifestación de nuestras potencialidades, seguramente, nuestra visión del mundo y de nosotros mismos experimentará un cambio radical, cuyo alcance no tiene parangón en la historia conocida”.
(información extraída del libro Galicia Secreta, de Tomás Martínez Rodríguez).
Más informacióen en: http://www.esquilo.com/es/autores_martinez.htm
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Comentarios
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Si es complicado giannini, creo que es un mundo "extraño" por definirlo de alguna manera, alguna gente habla muy bien y otra francamente mal.
También hay médicos buenos y hay médicos malos. Creo que al fin y al cAbo la medina natural y la científica se complementan.
Esta persona por su forma de ser, para mí, era fascinante, transmitía una paz y una serenidad increíbles y culturalmente era increíble. Al menos es el recuerdo que tengo de este hombre.
Hay 1 comentarios.
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