Autor: Atzavara
lunes, 12 de mayo de 2008
Sección: Artículos generales
Información publicada por: atzavara
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La verdadera Diosa
Consideraciones sobre la importancia de la abeja, su contexto mitológico y su impacto en la existencia humana
Cuando los hombres describieron el Paraíso o la edad dorada, la miel siempre estuvo presente,
ya fuera en abundantes ríos de leche y miel, o deslizándose desde los árboles. Se representaba
así, una luna de miel con el sAbor primitivo y genuino de una humanidad infantil.
La miel fue un preciado alimento para los dioses, seres que tendrían toda la pinta de
imaginarios u opacos recuerdos de una era que no tuvo tiempo para describirse mejor. Parece
ser, que en el momento en el cual las sociedades iban conociendo la escritura, la Edad de Oro
se esfumaba y aparecía la mitología al tiempo que se escribían los relatos de los hombres que
consumían la miel como la leche de una madre a la que idealizaron en abundancia, hasta el
punto de convertirla en una Diosa.
Dicen los mitos que el propio Zeus fue amantado por una cabra de nombre Amaltea, por lo
que se colige que ese animal mitológico fue como una tierna madre. En otro mito paralelo, la
nodriza que alimentó a Zeus con leche de cabra y miel fue Melisa, hija de Meliseo, rey de
Creta, el primero en introducir la costumbre del sacrificio a los dioses y las procesiones
religiosas.
De los mitos más antiguos se extrae la conclusión de que en los primeros albores de la
civilización se tuvo como modelo de sociedad a la colmena, de tal forma, que la idea del
matriarcado parece surgir de la sincera relación que mantuvieron las primeras sociedades que
practicaron una incipiente apicultura. Rea, la madre de Zeus, hacía sonar un tambor para
impedir que las abejas enjambrasen en lugares que no le convenía. Como el uso de las
bramaderas en los Misterios. Esos instrumentos
ataban a una cuerda y se hacían girar para producir un potente zumbido, imitando así el
zumbido del enjambre.
Los hombres de la llamada raza de oro eran súbditos de Cronos, vivían sin preocupaciones ni
trabajo, comían bellotas, frutos silvestres y miel que destilaban los árboles, bebían leche de
oveja y cabra, nunca envejecían, bailaban y reían mucho. Su estilo era similar al de los
llamados recolectores, dando fe de su relación con el entorno, ésta raza de oro asemejaría a
una especie de vegetarianos que al parecer no domesticaban sino que convivían con cierta
asociación con animales que consideraban nodrizas como la referida cabra Amaltea. Muchos
dioses y héroes fueron cuidados y alimentados por animales desde Zeus hasta el caso extremo
de Rómulo y Remo, pasando por Habis.
Pero la Edad de Oro ya era un recuerdo confuso cuando Hesíodo pasó a describir las cinco
edades del hombre. Luego vino la Edad de Plata, la de comedores de pan, y la introducción,
por tanto, de la Diosa de la Cebada. Apareció el cultivo del cereal. Se cambió el modelo de
sociedad que representa la colmena por el de un hormiguero, otro insecto social que en vez de
flores prefiere el cereal.
La miel era el alimento apropiado para las divinidades, el cereal en cambio, era el regalo de
una diosa que a su vez quiso destruir a la humanidad. Eso es lo que tiene la mitología, que te
presenta a Deméter entregando una espiga en una mano y en la otra un capullo de
adormidera. De ese modo, los dioses entraron en un sueño profundo y dejaron como semilla,
la estirpe que no cesa de imaginar el mundo como un Paraíso al que convertir en un infierno.
Aún así, según Euctronio, le corresponde a Deméter ser la maestra que enseñó a las abejas a
anidar en el hueco de los árboles.
Pero, es Virgilio quien presenta a Deméter en intrínseca relación con las abejas. Melisa, una de
sus devotas, murió despedazada por la confrontación que tuvo con unas mujeres exaltadas,
furiosas por su negativa a compartir los secretos del Misterio. El enfado de Deméter fue similar
al que ya tuvo cuando a Perséfone, enviando contra las asesinas y su vecindad una peste
asoladora. Del cuerpo de Melisa surgió un enjambre de abejas, y desde entonces que el
término Melisa se designó a todas las sacerdotisas del culto de Deméter
Robert Graves menciona que la apicultura llegó a Atenas a través de la civilización minoica,
donde los apicultores profesionales tenían como divisa comercial una abeja, cuyas
representaciones ornamentales nos muestran una extraordinaria belleza artística. La palabra
griega para el polen almacenado es “cerinthos”, y señala que es cretense. Otras palabras
relacionadas tendrían ese mismo origen, como “cerión”, panal de miel; “cerinos”, de cera. Y
enlaza con Cer, cuyo nombre llegó a significar, “suerte, hado” (multiplicado en Ceres,
“rencores, plagas o males invisibles”). De ese modo, según Robert Graves, Cer, Car o Q’re pudo
haber sido una diosa Abeja cretense, una diosa terrible de la Muerte en vida. Además, las
Kéres
un homónimo de la
Aristeo fue famoso por introducir la apicultura en Arcadia, no es de extrañar que su madre se
llamara Cirene. El episodio que más sorprende de Aristeo es la obtención de nuevos enjambres
a partir de reses muertas siguiendo un consejo de Proteo. De sus esqueletos se adivina una
extraña apicultura. Cuando se dice que en la edad de oro la miel caía de los árboles, podemos
entender que los panales estaban sujetos en las ramas o en troncos huecos. El que un nuevo
enjambre nazca de unas reses muertas en el caso de Aristeo, o en un león en el caso de las
abejas de Sansón, y se posen en el primer árbol, me da por sospechar de artificiosas colmenas
caracterizadas, adoptando signos que la identificarían con la realeza, al ser los animales
mencionados simbólicos reyezuelos. No deja de ser curioso que la imagen del dios Apis sea la
de un Toro, aunque desprovista en la religión egipcia de toda relación con la apicultura, por lo
que lo cito por su homonimia con Apis, abeja. Los apicultores podían demostrar su religiosidad
fabricando colmenas figuradas de diversos motivos. Cabe mencionar, como ejemplo más
moderno, un San Ambrosio patrono de los apicultores en forma de canasto colmenar.
La abeja (Apis mellifica) forma colonias muy organizadas con diversificación morfológica y
funcional que da origen a una comunidad especialmente unida entre sí. Así pues, las abejas no
se comportan como seres individuales sino que la colonia apícola forma una unidad biológica:
un organismo o sistema biológico uniforme.
La colonia habita en una colmena o panal, donde conviven una reina, cientos de zánganos y
miles de abejas obreras, ejecutando cada individuo un trabajo definido respondiendo así a una
necesidad biológicamente motivada para asegurar la existencia de ese peculiar organismo, que
bien se puede representar o idealizar con la figura de la Reina, la Madre.
La diosa Artemisa se representaba en Éfeso con los atributos de una gran madre con sus
numerosos pechos, llamando la atención la cantidad de abejas en su vestimenta. En Anatolia
se encuentra una posible Diosa-Abeja cuya descendiente fuera Diana, la reina de las amazonas.
Puede que Éfeso sea la antigua ciudad litoral del reino hitita de Arzawa. Dicha ciudad es
mencionada en las tablillas cuneiformes con el nombre de Aspasas, datada ya en el II milenio
a.C. En la palabra Aspasas se encuentra el vocablo «apis», que ya sabemos que significa abeja.
Se deduce que Éfeso recogería una tradición mucho más antigua, de cuando ese lugar era el
centro del culto a la diosa abeja. Las monedas de Éfeso del siglo VI se acuñaban con abejas
como símbolo tradicional de la ciudad.
Con estos datos, se desprende la subsistencia de una prehistórica diosa abeja, que, pasando el
tiempo, se identificaría con una divinidad femenina alada de la fertilidad, probable germen de
la Artemisa anatpiica.
Pero, hay que ser muy cautos, los expertos dicen carecer de pruebas suficientes para afirmar la
existencia de un culto a la diosa Artemisa-abeja, ni siquiera en Éfeso.
Aunque siempre queda el mito poético. Que los antiguos mencionaran que Artemisa o Diana
se apasionaba con el tiro al arco, no es de extrañar, aparte de su simbolismo lunar, la llamaron
virgen, y de sus pechos rezumaba miel y de sus flechas veneno.
El mismo Orión que fue blanco de las flechas de Diana, tuvo como padre, según un extraño
mito, a Hirieo, apicultor de oficio. De Viejo, fue visitado por Zeus y Hermes y le preguntaron
qué era lo que más deseaba. Hirieo, ya muy mayor e impotente contestó que lo que más
deseaba era un hijo. Y los dioses hicieron que sacrificase un toro, orinase en su piel y lo
enterrase en la tumba de su esposa. Después de nueve meses le nació un hijo al que llamó
Urión, “el que orina” como si derivase de ourein “orinar” en vez de ouros, la forma homérica
de oros “montaña”. Un encantamiento africano primitivo consistía en orinar en una piel de
toro para así invocar la lluvia, Y ahora, apuntaremos a la Piel de Toro para ver si encontramos
algún mito relacionado con la apicultura.
La península ibérica, para algunos rapsodas clásicos, era un lugar tenebroso donde residían
arcanos dioses, e incluso la puerta del Hades bajo llaves míticas, con la posibilidad, siempre
mitológica, de que fuera el escenario de la lucha con los Titanes.
Justino nos habla de un rey mítico llamado Gárgoris que gobernaba sobre un pueblo bastante
primitivo, pero con un divino nombre como es el de los curetes. Los curetes son seres místicos,
confundidos con los coribantes, o identificados con los cabiros, los dáctilos del Ida y los
telquines. En la tradición hay muchos nombres de curetes, pero los más reconocidos son,
Labrando, Meliseo y Pírrico. A Meliseo ya lo mencionamos, su significado es “hombre de miel”.
Gárgoris tuvo un hijo de una relación incestuosa al que abandonó a su suerte. Los animales
salvajes no le hicieron ningún daño, al contrario, algunos de ellos lo amantaron, teniendo
como nodriza a una cierva de tiernas urbes. Ese hijo se llamó Habis, y sugiere la abeja por su
homofonía con Apis. El zángano de su padre Gárgoris fue famoso por ser el primero que
inventó el uso de la miel (Justino XLIV,3 , 1,ss) o mejor, de la colmena doméstica.
“
península ibérica que sobrevivieron a la última glaciación, y a la llegada en diversas épocas de
al menos tres oleadas de colonización desde el norte de África", precisa el biólogo Fernando
Cánovas que junto a un grupo de científicos de la Universidad de Murcia ha reconstruido, a
través de un mapa genético, la historia evolutiva de la abeja doméstica (Apis mellifera
iberiensis) en la Península Ibérica, que se remonta a un millón de años
La apicultura primitiva se advierte en la costumbre que tenían los curetes de empolvarse con
yeso. Los curetes protegieron al niño Zeus cuando se salvó de ser engullido por su padre
Cronos. Lo mantuvieron suspendido de un árbol, como un panal, para que Cronos no lo
encontrase ni en la tierra ni en el cielo ni el mar. Cuando lloraba, los curetes golpeaban las
armas en sus escudos para que nadie oyese el llanto del niño. Pero, resulta, que los curetes
son anteriores a la Edad de Bronce, y no conocieron ni escudos clásicos, ni espadas y ni
siquiera falcatas. A lo mucho, sus escudos eran protectores a la manera de profilácticos, o
escudos genitales como los que se observan en las pinturas rupestres de la península. Para
más indicación, visitar el conjunto de las pinturas del abrigo de Cogull, Lleida. O echar un
vistazo al guerrero del Barranco de la Valltorta.
El cuchillo de Gebel el-Arak (3400-2940) muestra en una de sus caras un antiguo combate
contra unos personajes que llevaban puestos fundas para el pene. Esa escena se interpreta
como un conflicto entre egipcios e invasores orientales. Dada la gran antigüedad del cuchillo,
la representación de hombres armados de profilácticos, explicaría una costumbre bastante
extendida desde Iberia hasta Nueva Guinea, donde aún se mantiene debido a su primitivismo.
En los mitos, los curetes eran los compañeros armados del rey sagrado, y el chocar de sus
armas tenía por finalidad ahuyentar a los demonios durante las ceremonias rituales. Los
antiguos griegos interpretaban sus nombre como “jóvenes que se han afeitado el cabello”,
probablemente significaba devotos de Car o Ker. Un arma que gustaba blandir era como un
“sonajero” o bramadera, extraña honda que hacían girar produciendo un ruido parecido al del
viento fuerte. Instrumentos parecidos utilizaban los San del sur de África para imitar el sonido
de los enjambres de abejas (ese ritual se usaba también para invocar la lluvia). Hay una
anécdota bastante demostrativa que relata el padre Barandiaran: “Había iniciado los trabajos
de prospección en un dolmen, en el País Vasco; Ante el ruido y trasiego de gente, las abejas del
lugar se intranquilizaron y comenzaron a atacar a los trabajadores que salieron corriendo.
Una mujer de un caserío cercano, al ver lo que ocurría les tranquilizó y, acto seguido, cogió dos
piedras, empezó a entrechocarlas y habló a las abejas en euskera. Para asombro de todos, las
abejas se calmaron”.
Los curetes como dijimos, se embadurnaban con yeso, quizás, el más antiguo uniforme
apicultor que hoy en día sigue siendo blanco con preferencia para cegar o tranquilizar a las
abejas, ya que ellas se excitan con colores vivos. Robert Graves dice que los Titanes, “señores”,
podían ser Titanoi, “hombres de yeso blanco”.
La pintura rupestre más conocida relacionada con la obtención manual de miel se encuentra
en la Cova de la Aranya de Bicorp. Tiene una antigüedad mínima de 7.000 años. Aquí se
encuentran también los testimonios más antiguos que prueban la antigüedad de la cestería. La
escena que aparece representa a dos hombres (o mujeres), que trepan por una simple cuerda
o soga hacia un agujero para recoger la miel. Uno de ellos porta en la mano derecha un cesto,
como se ve en el dibujo.
En la actualidad, los recolectores de miel silvestre como los hotentotes, destruyen los nidos
después de haber matado a las abejas, sabiendo que los nuevos enjambres mantienen la
preferencia por aquellos lugares donde anteriormente se construyeron panales. Las abejas
africanas buscan los árboles llamados miombos, y los hotentotes se ayudan de pájaros guías
(Indicator indicator) que les indican dónde se encuentran los panales.
La abeja africana es una raza muy agresiva que en la actualidad está causando problemas en
América. Después de algunas mutaciones, la característica de la agresividad se exacerbó. En el
estado de Sao Paulo, Brasil, nadie puede acercarse a 100 metros de un panal de estas abejas
emigradas, pues sale el enjambre todo junto y cae sobre el animal o persona que se atreve a
molestarlas en su trabajo. En un año murieron 80 personas a causa de su picadura y no se sabe
cuántos animales morirían también.
Pero, en la vieja Europa, la abeja se domesticó desde tiempos inmemorables, incluso se puede
argumentar que las primeras formas de ganadería tuvieran que ver con las abejas. Durante el
periodo comprendido entre los 8000 y los 4000 años antes de Cristo se fue gestando la
apicultura en las civilizaciones mediterráneas. Con su propagación, el recolector de miel
silvestre dejó de ser un depredador de panales a proporcionar a las abejas un habitáculo para
que pudieran anidar y construir los panales en su interior. Despertó la curiosidad y la
admiración, llegando a ser objeto de culto, ejemplo de una república ideal, incluso el modelo
que sirvió a Licurgo para fomentar la idea de que el destino de la comunidad es más
importante que el del individuo.
De manera similar, la Edad de Oro pereció por culpa de la subordinación tribal a la
representante de la diosa abeja, o a la idea religiosa que se hizo de ella. De ser una madre que
ofrecía su pecho de miel, pasó a convertirse en una viuda negra debido a una malsana
curiosidad, una vez, que se prescindió de su preciado alimento y se destinó el tiempo a imitar a
un insecto que acepta el sacrificio de su amante. Dando origen a la barbarie que supone
sacrificar a un hombre por cuestiones religiosas, en aquellos tiempos, rituales de fertilidad que
admitían la sangre del donante de una forma que se deduce en los mitos y en las más arcaicas
costumbres matriarcales. Incluso en la Creta tan civilizada se hallaron vestigios del sacrificio de
un varón, sorprendidos los sacrificadores por la intervención de un terremoto.
La abeja reina danza en círculos en su ritual de apareamiento esperando a que algún zángano
le inocule su herencia genética. En el traspaso, el pobre macho pierde sus genitales debido a
una debilidad ventral muriendo por tal efecto.
La constancia de los sacrificios humanos es abrumadora en el transcurso de la historia. La
víctima o fharmakós expiaba los pecados de la sociedad, y además, enviaba un mensaje a las
divinidades. Tales prácticas desaparecían a medida que el patriarcado se iba imponiendo
trasformando las religiones orgiásticas.
El dios que más empeño puso para acabar con estas prácticas fue Zeus. Él mismo se libró del
sacrificio del que su padre Cronos
hizo lo mismo con su padre Urano. Aparte de todas las interpretaciones que pueda tener la
imagen de la castración de un Titán (como la obtención de muérdago que señala Robert
Graves) resulta curiosa que otra de las acepciones de “castrar” sea el hecho de retirar de las
colmenas panales con miel, procurando dejar los suficientes para que las abejas se mantengan
y elAboren nueva miel.
Culpar a la abeja de los sacrificios humanos cometidos por emular su apareamiento no fue
precisamente la actitud de los filósofos, al contrario, elogiaron sus virtudes.
La miel, dijimos, era el alimento de los dioses que pasó a ser el mejor alimento de la
humanidad.
Las propiedades curativas de la miel fueron descritas por Hipócrates quien estaba convencido
de que prolongaba la vida. Galeno describió detalladamente la aplicación del veneno de
abejas como analgésico y su utilidad como desinfectante de heridas. También estaba
convencido de que el consumo regular de miel alargaba la vida. No hubo casi ninguna
enfermedad en la que no se usaran productos apícolas, ya fuera en forma de tinturas o de
infusiones.
Pero, lo que me acucia es averiguar si un hombre podría alimentarse durante largas
temporadas exclusivamente de miel, como parece apuntar la actitud de los que vivieron en la
Edad de Oro.
El atomista Demócrito había acusado a Anaxágoras de haber plagiado a autores más antiguos,
no obstante su rivalidad contra Anaxágoras, quiso imitar paradigmáticamente el suicidio por
inanición que su acusado protagonizó.
Náucratis:
“Cuenta una historia que Demócrito de Abdera decidió, debido a su vejez, abandonar esta
vida, y prescindió del alimento cotidiano. Pero cuando se acercaban los días de las
Tesmoforias, las mujeres de su casa le suplicaron que no muriera durante la festividad, para
poder ellas celebrarla. Accedió, y mandó que le sirviesen un cuenco lleno de miel. El hombre
sobrevivió los días necesarios, consumiendo únicamente la ración de miel, y pasados esos días
se le suprimió la miel y murió. Pero a Demócrito siempre le gustó la miel, y a uno que le
preguntó cómo se podría llevar una vida saludable, le respondió que "Regando el interior con
miel y el exterior con aceite”
La misma respuesta dio el senador Paulus Romelius, en ocasión de celebrar el centenario de su nacimiento. Julio César le preguntó de qué medios se había valido para conservar tan sano y vigoroso aspecto, a pesar de su avanzada edad. La contestación fue: "Interius, mellis; extrinsecus, oleum" (Interiormente, miel; exteriormente, aceite). Mucho se ha hablado de la importancia de la miel, Plinio el Viejo la describía como “un sudor del cielo o una suerte de saliva de las estrellas”. Y de saliva va el asunto, ya que la miel es el beso entre un alado polinizador y una estrellita como es la flor que las representa, de manera que la abeja se orienta gracias a una brújula que hay en su interior. De otro de los productos de la abeja, su relación con la magia o la religión se observa en el momento en que encendemos una vela hecha de cera virgen. En la religión cristiana, hasta la reforma de la liturgia por los Papas Pío V y Sixto V, la abeja era parte de la liturgia y su supuesta virginidad era un símbolo de la Virgen María. Hasta tiene su sitio en el Corán, adornando un sura completo. La abeja se consideró diosa en una época remota, sus seguidores fabricaron templos de modelos diversos, domesticaron al insecto dándole el aspecto que más conviniera a través de la historia de la apicultura. De esa olvidada época queda el recuerdo confuso, e incluso la superstición, como bien describen los informes de Blankenhain respecto a las colmenas figuradas y canastos colmenares hechizados en la Sajonia Baja.: “El ojo abierto mantenía vigilancia sobre la colmena y ayudaba a repeler el "mal de ojo", al que se le atribuía la inexplicable muerte de abejas. ... Rituales de defensa contra magia negra, como el "mal de ojo" son conocidos por todo el mundo y datan de antaño. König describe exhaustivamente el significado de ciertas representaciones de ojos y espejos como medio de defensa contra el "mal de ojo". Los esfuerzos por proteger las colmenas contra el efecto de poderes malignos mediante especiales dibujos en ellas son conocidos extensamente. La exposición de antiguas viviendas de abejas procedentes de la isla de Creta durante el Congreso Apimondis realizado en Atenas en 1979 fue completada con un cráneo de un macho cabrío. ... De igual manera, el rostro de miedo en el frontón, la talla en madera en las antiguas casas, en iglesias, como medida universal ante el "mal de ojo" o contra magia negra... En este contexto de las máscaras de miedo como medio de protección caben también los canastos hechizados de los apicultores paganos…La mayoría de los canastos hechizados lleva un rostro, una mueca. El aspecto de las muecas se obtiene a través de rostros con ojos muy abiertos, con miradas amenazadoras o aterradas, abstracción de las facciones y pintura, pero no a través de una exagerada deformación de los rostros, como se conoce en la tradición del carnaval en la región del Tirol y en el sur de Alemania..." La devoción a la primigenia diosa estaba íntimamente ligada a la evolución de un tipo de apicultura ecológica, ligada a su vez, al compromiso por mantener una vida y un entorno saludable en perpetua simbiosis con la Madre Naturaleza, de la cual, la abeja es su más perfecta sacerdotisa. De la involución de esa creencia dan fe los hechos transcurridos bajo el mandato de la Edad de Hierro. Paulatinamente, se ha sustituido a la diosa por una Virgen que sufre viendo sufrir a su hijo. Sumidos en un descuido, que incluso Virgilio apostó por un rey de la colmena debido a un absurdo olvido. Dicen que La primera descripción de la abeja reina como hembra y productora de huevos, fue publicada en España en 1586 por Luis Méndez de Torres. Sin embargo, la abeja ya era adorada como Madre varios milenios antes de Cristo. Como anécdota, Débora, en hebreo,
demuestra el carácter de matriarca que atribuían los antiguos hebreos a la abeja. Débora
también era conocida como LLeufo, en su significado “Devoradora de Hombres”, incluida su
paridad con el carácter de Judit, pronta a sacrificar a su amante, por lo cual, lo de devoradora
de hombres se engarza con la práctica del matriarcado más salvaje. Una época, como dijimos,
que siguió a la Edad de Oro, olvidada por su barbarie, inhibida en el inconsciente colectivo por
el debido respeto al dios que expulsó al hombre del Paraíso.
En definitiva, una sociedad que viese con buenos ojos la importancia de la abeja, antepondría
los pastos y los páramos por un largo porcentaje de jardines florales. La primera calzada
romana se denominó Vía Apia por el número de colmenas que había en sus veredas. Un
apicultor decente no permitiría que la diosa abeja muriese por inanición, ni dejaría de
fomentar un verdadero Paraíso promoviendo la flor para así adornar a su verdadera Diosa.
1
con ocre rojo.
2
Este método ha sido eficaz para trazar en detalle las variaciones de ADN que ha vivido este himenóptero
desde el Pleistoceno.
3
etimológicamente Cronos se refiera a “astado” que no deja de ser una cornamenta, o una corona.
Como Titán que fue, su día asignado era el sábado, que era el séptimo día, y averiguaría que el alma de
Saturno, o su raíz principal mantiene el número siete.
Más tarde, hubo una confusión y lo confundieron con el Tiempo (Chronos), aunque no es de extrañar, ya
que fue el Señor del Séptimo Día, y por consiguiente estaba coronado al haberlo asociado al planeta
Saturno que, en aquellos tiempos, era el séptimo objeto del sistema solar visible a simple vista, y aún
mantiene su cabeza coronada con los anillos que caracterizan a este peculiar dios. Además, no deja de
ser el Señor de los Anillos.
4
ígnea. Fue desterrado de Atenas a pesar de la ayuda de Pericles, y habiéndose marchado a Lampsaco, se
quitó la vida, dejándose morir de hambre. Salió por sí mismo de la existencia a los setenta años, porque
había sido encarcelado por los atenienses, al apartarse de la opinión corriente sobre Dios."
5
Clásica Gredos, 1998; pp. 194-195.
Bibliografía: -Apiterapia, dr. Paulina Potschinkova -Los mitos griegos. Robert Graves. Artículos encontrados en la red: - El suicidio por inanición entre algunos filósofos griegos: una epojé kairótica Prof. Rubén Soto Rivera. Colegio Universitario de Humacao. Universidad de Puerto Rico. -Algunas anotaciones sobre la abeja y la miel en el mundo antiguo. P. Fernández Uriel. -Arte popular apícola.
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Comentarios
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P.D
No puedo evitarlo ,pero la máscara del "pequeño adolf"me revuelve el estómago y no sé con qué eintención fué hecha.y la de Sigfrido con la sangre símbolo de vida,en determinado contexto,también.
Esto dice Fernando Calatayud en Historia de la
Apicultura:
“De todas formas, la actividad recolectora todavía
persiste en la actualidad en algunas sociedades primitivas. Los cazadores de
miel del Himalaya que recogen enormes panales de miel y cría de la raza de
abejas silvestres Apis lAboriosa, la abeja de miel más grande que se conoce
(las obreras de esta raza son más o menos como los zánganos de la abeja nuestra);
o los cazadores de Borneo y Sumatra que recogen la miel de las abejas silvestres
como hace 12.000 años. Pero también en la Comunidad Valenciana, se ha practicado
la recolección hasta hace bien poco.
Según
relató Hernández Pacheco, durante la documentación oficial de las pinturas de
la
Cueva de la
Araña en 1.920, pudo ver cómo gente de la zona subía por las paredes
rocosas de
los barrancos de Bicorp para coger los panales de los enjambres silvestres.”
Quizás,
hasta el otro dia, mi abuelo era un recolector, pero siempre creímos que era un
apicultor.
De estas famosas pinturas, se puede deducir también, que los apicultores recogen el panal para darles un nuevo hogar, que seguramente es lo que haría mi abuelo.
sobre la relación toro abeja esta cita interesante de Alonso Romero en el artículo sobre el abellón.
Es interesante que ,al cAbo de tanto tiempo perviva esa relación.
dos fotos chulas
Al fin he encontrado un texto que refrenda el uso de calabazas para capturar enjambres.
"Casa o casera d’abelles Un eixam podia plantar-se ell sol en una casera o bé el recollia
l’apicultor i l’hi portava. Per fer això, antigament s’empraven carabasses
abelleres, seques i buides per dins, amb un forat redó al cap més ample; s’hi
posava suc de llimó dins, les abelles hi entraven, es tapava i ja podien
transportar-se i Abocar-les dins la casera." Más aqui.
Casa o colmena de abejas Un enjambre podía plantarse él sólo en una colmena o bien lo recogía el
apicultor. Para eso, antiguamente se empleaban calabazas colmeneras,
secas y vacías por dentro, con un agujero redondo a la cabeza más ancho;
se ponía jugo de limón dentro, las
abejas entraban, se cubría y ya podían
transportarse y verterlas dentro de la colmena
raiz “mel” enseguida la relacionamos con el productor
conocidísimo como “miel”. No obstante son muchas las
palabras que, conteniendo o coincidiendo con esta raíz, tienen
significados muy diferentes: “melo”, sonido, músic,
poesia, procedente del griego, “mela”, negro, oscuro, triste,
también del griego, “mella”, mella, pérdida del
filo de un cuchillo o herramienta de cortar, “melón”,
fruta dulce, “melena”, cabello largo, etc.
otras palabras que si parecen tener que ver o estar relacionadas con
la “miel”, y las podriamos incluir como derivadas: “meloso”,
adjetivo claro de la persona que es dulce y empalagosa, “caramelo”,
hecho con miel y luego azúcar, “mermelada”, igualmente
fruta cocida junto a la miel, “melaza”, jarabe resultante de
cocer el jugo de frutas dulces hasta obtener un líquido
biscoso. Otras palabras como “melocotón” o el mismo
“melón”, citado anteriormente, podrian tener que ver con
la miel por su sAbor dulce, pero es muy probable que esta
característica de la miel, su dulzor, no sea la definitoria,
sino que, como veremos en adelante, otras cualidades.
otras palabras castellanes que parecer no tener que ver con la raíz
“mel”, y sin embargo si provienen de ella. Son las que se
presentan con el fonema “j”, que no es, en estos casos, más
que la evolución lògica de la “l” al castellano,
que suele dar “j”, como: “almeja”, “mejillón”,
“mejilla”, “mejor” (en catalán “millor”).
todas estas palabras no parece que sean, como he dicho, su dulzura la
característica que derine la raíz “mel”. Hace
falta, pues, antes de nada comparar la raíz “mel” con
otras raíces pareces, muy similares, en las cuales solamente
es la vocal la que varia: “mol”, como “moler”, “mil”,
como “mil”, o “mal”, como “maleable”. En todas ellas se
implica un concepto de ''desprendimiento'', ''caida'', ''producción'',
que se lo da a todas ellas el fonema “m”. El fonema “l”le da
el sentido de ''lado'', ''aspecto'', ''cara'', ''manera'', y todas juntas
implican a ''un lado que se desprende''. Este es el verdadero y
etimològico concepto de la raiz “m-l”, matizado en cada
caso por una de las cuatro vocales bàsicas: a, e, i, o/u.
el caso de “mel”, la “e” le da un aspecto o matiz propio de
su significado semántico que no es otro que el de ''límite'',
''frontera'', ja que la “e” se situa en medio, en la separación
de los dos mundos básicos de la naturaleza: la “a” que
representa todo lo exterior, y en consecuencia lo grande, lo alto, lo
superior, y el mundo de la “i”, que es lo contrario, la interior,
lo pequeño, lo inferior, lo bajo.
consecuencia, y basandome en muchas otras palabras que comparten y
corroboran este significado, “mel” seria el ''lado del límite
que se desprende''. Veamos si esta definición, un poco
conseguida a priori, se adapta a todas la palabras citada
anteriormente. En primer lugar la “miel”, substancia que se
encuentra depositada en las celdas de los panales de las abejas.
Desde estos panales se puede extraer la miel, de manera que
representa como si parte del lado del panal, por calentamiento o por
fuerza de la gravedad o de la fuerza centrifuga va saliendo y
cayendo, desprendiendose la miel del lado del panal en donde se
encuentra enganchada. Por lo tanto la miel, por su situación y
por su manera de ser extraida coincide con la definición dada
pàra “mel”.
frutas como el “melón” o el “melocotón”, su
significado podria provenir de el crecimiento que tienen al extremo
del pedúnculo con el que se conectan a la planta, cosa que es
común a todas las frutas, pero de una manera más
evidente en el caso del melón, muy grande para un pedúnculo
tan pequeño y estrecho. En el caso del “melocotón”,
como palabra claramente compuesta por “melo” y “cotón”,
podria tener que ver con el “coton” o algodón, que es la
pelusa de la piel del melocotón, siendo la primera parte de la
palabra “melo” el significado dado para la ''piel'' o “pell”,
con un nombre tan similar a “mel”, ya que la lectura que podemos
hacer de “melocotón” seria la de ''algodón'' de la
''piel'' o lado del melocotón.
palabra antes citada es “mella” del verbo “mellar”, palabra
latina con idéntico significado, y que se relaciona con el
significado dado para la raíz “mel” por el hecho que la
“mella” es una parte del filo o otro parte de un instrumento que
salta y se pierda, quedando como resultado un lado con trozos del
mismo desprendidos, tal y como he definido para la raíz “mel”.
palabra “melan”, en griego ''negro, triste'' hay que relacionarla
con el vasco “beltz”, en este caso con “b”, también
''negro'', con una posterior evolución hacia la “m”. De
hecho la “m” parece no haber existido en un estadio muy
primitivo, y ser el resultado de la conjunción de dos fonemas,
concretamente la “n” com la “b”, como aun podemos comprobar
en el nombre “ombligo”, que en catalàn ha dado “melic”,
segurament provinientes de una antiguo “ume” y “licus”, de
ligamento, unión, pero en donde “ume”, en vasco ''cria'', es
el resultante de dos raices “on”, lugar, más “be”,
bajo, es decir, ''bajo el lugar'', ja que las crias se situan debajo de
la madre. Teniendo en cuenta esta intima relación entre “nb”
i “m”, es preciso ver en lo negro como una percepción de
lo negro, de la oscuridad, que solo es producto del cubrimiento de la
fuente de luz, en el caso de la tierra, basicamente la estrella
solar. El sol, cuando se oscurece, era percibido como si el cielo se
cubriera de una capa, como si fueran nubes que en forma de capa tapan
la luz del sol. Esta capa lo lado que tapa el cielo en la noche,
seria pues la “mel” o “bel” que da la idea de oscuridad, de
tristeza y de negritud.
palabra “melena” queda bien claramente que es una variante de
“pel” (pelo, piel, cabello, vello, etc.), con esta evolución
de la “b” hacia la “m”. Su realidad coincide con la de la
difinición de “mel”, la melena es el costado que se
desprende de la cabeza, que se separa de la misma, al igual que los
otros pelos corporales que han dado otras palabras.
quinto lugar vemos la palabra “melodia”, derivado de la palabra
“melos”, sonido, música, poesia, ya que estas
manifestaciones fonéticas son sonidos que claramente se
desprenden de la persona, se difunden hacia el auditorio, alrededor
del que las emite, captando el mensaje que suele llevar.
palabra muy utilitzado en nuestra lengua castellana és el
comparativo “mejor”, que lleva la terminación típica
de las características latinas de las cualidades (seni-or,
am-or, dol-or, etc.), que deja, una vez separado el morfema “-or”
en la raíz “mel”, palatizado posteriormente a “mell” y
en el castellano evolucionado fonéticamente a “mej”. Por
lo tanto tenemos en “mejor” la característica propia de
la raíz “mel”. Esta, como ya sabemos, refleja el ''lado que
se desprende'', que seria, pues, la virtud o característica de
todo aquello que se separa o desprende de su alrededor, la excelencia
de una cosa, y, por lo tanto, su superioridad de todo lo que le rodea
de su género. Es decir, es una cualidad que distingue a la
persona respecto a otra, en alguna de las cualidades que pueda tener,
estableciendo una superioridad, separación, de la que es mejor
respecto de las otras cosas comparadas.
de la evolución fonética que con carácter
general afecta a muchas palabras escritas con “l” o con “ll”,
y que han dado en castellano la “j”, con sonido haspirado,
encontramos algunas que no tienen una etimologia clara, pero que si
parecen provenir de esta raíz “mel”. Se tratan de palabras
que la Real Academia Española da como provinientes del
portugués, i que en esta lengua encontramos escritas con “x”,
que seria el estado intermedio entre la “ll” i la “j”. De
hecho la evoluación que vemos en muchas palabras es desde la
primitiva “l” hacia la palatizada “ll”, del catalán, y
también a la vez o poco tiempo después hacia la “x”
del gallego-portugués, siendo la “j” una evolución
más tardia que las otras y que partia, seguramente, de sonidos
tipo “x” gallega. Muchas son las palabras que corroboran y
desmuestran que es una evolución fonética habitual:
treball > trabajo, tall > tajo, all > ajo, etc.
a las palabras de origen portugués encontramos en primer lugar
“almeja”, que junto a “mejillón”, vienen de sendos
animales bivalvos, con dos lados duros y calcáreos que se
abren y cierran sobre el animal que está dentro. Está
pues más que clara su relación con “mel” al ser dos
lados que se separan para permitir al animal alimentarse y
relacionarse con el exterior marino, cerrandose en aquellos casos de
peligro. En este mismo sentido, casi idéntico por su forma,
encontramos la palabra “mejilla”, en donde son las dos mejillas
las que cierran la cavidad bucal, y en donde aparece claro el
significado de lado que se separa , más que el que nos ofrece
la RAE, que hace provenir la palabra “mejilla” del latín
“maxilium”, maxilar, que aun teniendo una fonética muy
parecida parece obedecer a otro significado semántico, aunque
ambos comparten un morfema común “il”, con el sentido de
''lado interno''.
en este aspecto de cosas que se separa, un lado de otro, encontramos
otras palabras como “mellizo”, que la RAE cree provenir de
“gemellus”, gemelo, que aunque tiene un significado idéntico
en latín tiene el sentido de ''igualar'', cuando “mel”
resalta el sentido de aquel lado que se desprende, quizás
porque los mellizos son en su simetria dos lados de la misma persona
que se separan, engendrando dos personas diferentes pero con
idénticas formas.
son las palabras que pueden compartir raiz con “mel” pero creo
que las hasta ahora citadas nos pueden hacer ver que los parecidos no
son fruto de una casualidad, sino el mejor síntoma de que
aquellas palabras provienen de un mismo origen, y, por lo tanto, de
un mismo significado.
crougintoudadigo25 de jun. 2008La osa, el oso, es un gran consumidor de miel silvestre.
De todas maneras, la osa polar, es bastante blanca.
La identificación de la virgen con las pasadas diosas paganas es bastante común.
La Moma, no se identificó con la virgen, y eso es lo extraño.
Un momo es un fantasma, y la moma así lo parece.
Aunque sea una danza elAborada, con la mentalidad del siglo XVI, se remonta al siglo XIV, cuando Valencia ya está dentro de la cultura cristiana. Pero sabemos que los obispos bautizaron algunas fiestas paganas.
Las fallas, desprovistas de religión oficial, se celebran el dia de san José, artesano, y la diosa artesana fue Atenea, y su dia el equinocio de primavera.
Los ninots son verdaderas lámparas en la noche dedicada a la diosa artesana.
Diosa que ahora es la Reina, y Reina que se sustituye cada año según la liturgia fallera.
Un poco de miel tóxica encontrada en un interesante y
precioso artículo de David Mauleón “Simbolisme de la abella circular”( 22 juny
2007 )dels amics de besalú i el seu comtat. Luego, traducido al castellano por
un servidor.
“A l’Anàbasi de Xenofont (Llibre IV, VIII, 400 a. C.)
trobem un altre passatge
il·lustratiu. En la seva llarga marxa per territori
persa, els soldats grecs troben un dipòsit
de provisions. Res estrany, excepte el gran nombre de
ruscs que hi havia i, sobre tot, les
propietats de la seva mel: els soldats que la menjaven
embogien, patien vòmits i diarrea
i queien per terra, ebris. Semblaven morts, però al cap d’un
dia, es despertaven i, encara
que febles, poc després van reprendre el camí. Sembla que
a les regions que
travessaven, a l’actual Turquia, hi ha una varietat de
mel intoxicant, que les abelles
farien amb l’anomenada azalea del Ponto (Rhododendron
luteum), planta relacionada
amb el nostre baladre, que també és tòxic. Així doncs,
totes les coses inexplicables
tenen
explicació, el que passa és que no la coneixem.”
En la Anábasis de Jenofonte
(Libro IV, VIII, 400 a. C.) encontramos otro pasaje ilustrativo. En su larga
marcha por territorio persa, los soldados griegos encuentran un depósito de provisiones.
Nada extraño, excepto por el gran número de colmena que había y, sobre todo,
las propiedades de su miel: los soldados que la comían enloquecían, sufrían
vómitos y diarrea y caían por los suelos, ebrios. Parecían muertos, pero al cAbo
de un día, se despertaban y, aunque
endebles, poco después reanudaron
el camino. Parece que en las regiones que atravesaban, la actual
Turquía, hay una variedad de miel tóxica, que las abejas harían con la
renombrada azalea del Ponto (Rhododendron luteum), planta relacionada con
nuestra adelfa, que también es tóxica. Así pues, todas las cosas inexplicables tienen
explicación, la que pasa es que no la conocemos.
UMa, esto encontré en un foro y es de Gastiz, sobre toponimia relacionada con insectos entre ellos la abeja.
"Erle ‘abeja’, es uno de los insectos con mayor
interés dado el producto que elAboran, la miel ‘ezti’; dicha palabra también se
usa para el adjetivo ‘dulce’. En toponimia puede que se encuentre en el nombre
del pueblo navarro Arlegi (Arlegui en castellano), que en la
documentación antigua aparece como Herleghi, Erleghi, Erlegui. Con todo,
también es posible que la forma original sea Arlegi, en cuyo caso se
podría pensar en un derivado de harri ‘piedra’.
En la Edad Media se registra erlategi ‘colmenar’,
en 1233 Erlategui çavala ‘colmenar ancho’. También aparece el nombre del
insecto como apodo Garcia Errlea ‘la abeja’ 1243, freyre Yenego dito
Erlea c.1290.Euli ‘mosca’ sería el formante de varias poblaciones
navarras como Eltso, cuya forma antigua (Eulso) podría indicar
que se trata de derivado de euli, que toma la variante eul- en
derivación, como en eltxo ‘mosquito’ de eul- + -txo. Eulso
se podría analizar como un derivado con eul- y -so, sufijo
variante de -zu, que indica abundancia. La pérdida de -u- se
refleja también en el nombre común del mosquito.
Dicha pérdida no ocurre en otros posibles derivados, Eulate,
Eultza y Eultz. Eulate se podría interpretar como ‘el
puerto/paso ‘ate’ de las moscas’. Eultza y Eultz serían
formaciones similares a Eltso, con el sufijo abundancial -tza, -tz(e).
Estos nombres, Eltso, Eultza y Eultz, señalarían un lugar con
presencia abundante de moscas.
Ezpara ‘tábano’ podría estar presente en Esparza, nombre de
dos localidades navarras, la una en el valle de Salazar y la otra en la Cendea
de Galar (Pamplona). Esparza contaría con el sufijo abundancial -tza,
presente también en Eultza. Sería por tanto un nombre que haría
referencia a un lugar infestado de tábanos.
Inurri ‘hormiga’ aparece en el nombre de un pueblo alavés del valle
de Kuartango llamado actualmente Inurrita, que en la Edad Media era Inurrieta,
con le sufijo -eta, abundancial o locativo.
Dejando de lado a erle ‘abeja’ insecto de interés para el ser humano,
en los demás casos se nombrarían lugares marcados negativamente, debido a la
molesta abundancia de los insectos, sean moscas o tábanos.
Texto clave para la redacción de esta nota ha sido el libro de Mikel Belasko
“Diccionario etimológico de los nombres de los pueblos, villas y ciudades de
Navarra”."
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