Autor: lucusaugusti
martes, 16 de octubre de 2007
Sección: Artículos generales
Información publicada por: lucusaugusti
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El origen de Europa. La "symmetria" del imperio de Augusto
Una teoría para comprender la cartografía realizada por Alberto Porlan de los “Nombres de Europa” y que pone al descubierto, con sus mapas a escala, el módulo a partir del cual se articula el cuerpo del imperio de Augusto, de la incipiente Europa, en cada uno de sus territorios, y estableciendo una proporción de cada una de las partes respecto a la totalidad del conjunto.
Aedium compositio constat ex symmetria. "Vitruvii De Architectura"
El nacimiento de Europa
La inteligencia de Octavio Augusto, tras la muerte de César, le llevó hasta el poder de Roma. Su gobierno sobre el territorio conquistado por las legiones romanas duró por casi 57 años. Octavio alcanzó el Segundo Triunvirato con Antonio y Lépido en el año 43 a.C. y murió en su cama con 76 años en el 14 d.C.
Su longevo mandato (no igualado por ningún otro dirigente europeo) se caracterizó por la prudencia con la que gobernó. A cambio del poder absoluto Augusto dio a Roma 40 años de paz y de prosperidad constante, el período conocido históricamente como la Pax Augusta.
La política exterior de Augusto fue de consolidación permanente de las nuevas fronteras por él delimitadas, evitando el enfrentamiento finisecular con el Imperio Parto, así como las guerras civiles permanentes entre romanos.
Augusto apaciguó los territorios de la república en Italia y Grecia, y dio fin a las revueltas en las Galias. Conquistó el territorio del N.O. y Cantabria en la Península Ibérica. Y en oriente amplió el legado del rey Amintas de Galacia, con territorios de Pisidia, Licaonia y partes de Frigia y de Isauria. Los territorios alpinos fueron conquistados después de las incursiones de los galos y las fronteras se extendieron al Danubio Superior. El avance hacia el Danubio Medio continuó con la reconquista de Panonia. El interés por la región de Germania (Alemania moderna) es la política expansiva más duradera en el tiempo, desarrollándose en varias campañas, y aceptando el Rin como la frontera norte permanente del imperio. En el Este, cambió la política de agresión al Imperio Parto por otra de contemporización, cerrando acuerdos de gobierno en Palestina. En África sometió a vasallaje a Egipto y Mauritania. En el Este estableció el control sobre Capadocia y Armenia, el Cáucaso y el Bósforo.
EL TERRITORIO DEL IMPERIO DE AUGUSTO
Fue Augusto quién una vez alcanzado el control de los territorios europeos estableció una política de nuevas obras públicas, como vías, puentes, acueductos, faros y puertos marítimos, y de fundaciones de nuevas ciudades por todo el territorio, que dotaron a las nuevas provincias romanas de las primeras infraestructuras comunes desde Oriente hasta el Finis Terrae en Occidente.
Los habitantes de este territorio de fronteras comunes, (el imperio gobernado por Augusto), ya fueran ciudadanos, peregrinos o esclavos, estaban sujetos, por primera vez en la historia, a las mismas leyes y se organizan bajo una misma política común, poseían una misma moneda y una misma lengua para todo el territorio, además de una misma religión oficial para todos los ciudadanos.
En la construcción de este imperio participaron las legiones de Augusto como brazo ejecutor, pero no solo durante las campañas militares, sino también llevaron a cAbo las construcciones ingenieriles y urbanas que dotaron a Europa de un cuerpo común.
Como en toda obra colosal en esta empresa fue necesario una "idea" previa que ofreciera el soporte intelectual a los trabajos posteriores de construcción en este territorio naciente. Un proyecto preparado para ser ejecutado de forma rigurosa y metodológica.
Comparto la opinión que establece como textos principales en esta tarea a los de la Eneida y “De Architectura”. Son los textos de Virgilio y Vitruvio los enunciados teóricos que Augusto utiliza para construir su imperio y darle cuerpo material.
La Eneida como relato mitológico de los orígenes de la fundación de la ciudad de Roma y modelo que Octavio, como el nuevo príncipe Eneas, debe de seguir para la refundación de una nueva Roma aeterna, y “De Architectura” como modelo para la construcción de las nuevas ciudades y edificios del imperio así como de las infraestructuras de ingeniería que las comunica y relaciona.
<i>”En la Eneida, Virgilio reelAbora el mito adaptándolo a un presente moldeado por la política de Augusto. El poema lo comenzó Virgilio el año 29 a.C., cuando se proclamaba el triunfo de Octavio y se aceptaba como príncipe de Roma al vencedor de Accio. El fundador del nuevo orden, que toma el título de Augusto, de resonancias fuertemente religiosas, instó a su poeta favorito a consagrar a la mítica fundación de Roma un poema épico que celebrara la fundación de la ciudad por designio divino.
El héroe piadoso (pius Aeneas, pater Aeneas) asume su papel con un fatalismo estoico y ejemplar: encarar la construcción del Imperio como una necesidad histórica, en la que los caudillos (emperadores) se vieran como instrumentos de la voluntad divina.
La Eneida no arraiga en un mito romano o itálico arcaico, ni presupone una tradición oral popular. Surge intencionadamente como un relato docto, con una estructura formal muy cuidada y sobre la estela de los poemas de Homero, al que intenta emular.”</i> <b>(1)</b>
Podemos leer en el proemio escrito por Vitruvio en "De Architectura":
<i>Cuando tu voluntad y tu inteligencia divinas, César Emperador, te hicieron dueño del imperio del "Orbis Terrarum", Roma entera estaba exultante por tu poder invencible, pues quedaron deshechos todos los enemigos con tu triunfo y tu victoria; y cuando todas las razas de pueblos sometidas examinaban atentamente cualquier deseo de tu voluntad, tu sensata reflexión y tu prudencia dirigían los destinos del pueblo romano y del Senado, libres ya de todo temor....
...comencé a redactar estos libros para ti, pues me di cuenta que habías levantado muchos edificios, que estabas levantando otros en la actualidad y que en un futuro pondrías tu empeño en construir edificios públicos y privados acordes a la magnitud de tus hazañas, para que tu recuerdo perdure en la posteridad. He escrito unas normas muy concretas para que, después de examinarlas, seas capaz por ti mismo de conocer la categoría de las construcciones ya realizadas y las que se realizarán. En estos volúmenes he puesto al descubierto todas las reglas de la Arquitectura"</i><b>(2)</b>
Comienza de "De Architectura" con estas palabras del autor dedicadas a Augusto:
<i>"Cum divina tua mens et numen, imperator Caesar, imperio potiretur orbis terrarum".
"Cuando tu voluntad y tu inteligencia divinas, César Emperador, te hicieron dueño del imperio del "Círculo de la Tierra"... </i>
ORBIS TERRARUM
SIGLO I a.C.
(Reconstrucción)
AUTOR: Marcus Vipsanius Agrippa
La referencia directa al triunfo de Augusto en el gobierno del mundo, nominando a este como "Orbis Terrarum", nos permite comprender mejor quién fue el autor del texto y cual fue su inspiración. <b>(3)</b>
Orbis significa en latín círculo, rueda. Se utiliza la palabra Orbis cuando se hace referencia a un mundo plano y redondo como una rueda, es el "Orbis Terrarum" el mapa geográfico monumental que Agrippa realizó en Roma en el mismo momento en que se escribía "De Architectura".
El mapa es el resultado del encargo realizado por el emperador Octavio Augusto a Marco Agrippa aproximadamente en el año 27 a.C.
El mapa fue erigido por orden de Augusto en Roma en la pared de un pórtico realizado por Agrippa y que se extendió a lo largo del lado este del vía Lata (actual vía del Corso) en el Campo de Marte.
Augusto tenía un gran interés en patrocinar el nuevo mapa del mundo. El emperador deseaba presentar en Roma y en las provincias la imagen del nuevo mundo obtenido como resultado de su buen gobierno. El reestablecimiento de la paz después de las guerras civiles, la representación de una nueva imagen de Roma y la de su figura como el príncipe de un gran imperio.
El mapa del Mundo se convirtió en una herramienta útil en la propaganda de la Roma imperial. Agrippa fue el más indicado para la realización de la tarea, sus conocimientos de geografía y gnomónica, así como de arquitectura y astronomía le indicaban como la mejor opción para su ejecución en los años en que se decidió el proyecto. Agrippa contaba con la total confianza de Augusto, no solo en el aspecto militar y de gobierno, sino en las propuestas de carácter técnico.
Es de suma importancia comprobar que la primera finalidad del Orbis Terrarum es establecer de manera evidente para todos los ciudadanos del imperio el carácter sagrado de Roma. La posición central de la ciudad, su posición sobre la línea del Decumanus y de manera equidistante entre el centro y el perímetro del Círculo de la Tierra, y que gracias a las conquistas de Augusto pasa a ser el nuevo centro del mundo.
Indra Kagis McEwen, autora del reputado texto Vitruvius, Writing the Body of Architecture, argumenta que el proyecto imperial de dominio del mundo es el objetivo que subyace en "VITRVVII DE ARCHITECTVRA", formado por el escrito que ella denomina: "el cuerpo entero de arquitectura".
Expresamente Kagis McEwen determina que el objetivo del texto de Vitruvio era presentar su disciplina como medio para hacer que el cuerpo del emperador Augusto sea congruente con el cuerpo imaginado del mundo que él gobernaría. <b>(4)</b>
Marcus Agrippa, además de sus trabajos de cartografía, fue el principal teórico urbanista de su tiempo. Agrippa participó en los proyectos y posterior fundación de muchas de las nuevas ciudades romanas establecidas en los nuevos territorios del imperio. Tanto en Hispania, como en la Galia son varias las nuevas ciudades que fueron establecidas gracias a los trabajos técnicos que Agrippa aportó en el momento de su fundación, a su vez figura como patrono en otras muchas. Son ciudades que cuentan con datos de su presencia: Zaragoza, Cartagena, Mérida, Cadiz, Orange, Lyon, Nimes, Atenas, Ostia, Roma....
Agrippa además participó como arquitecto en muchos importantes emplazamientos de las ciudades mencionadas, así como también en otros muchas ya establecidas aportando nuevos edificios para la magnificencia de estas. Como arquitecto posee las realizaciones más características de su momento histórico. Sus obras, la mayoría de carácter civil, fueron realizadas no solo en la metrópoli, si no también en las innumerables colonias de las que fue fundador o patrono.
La relación detallada de la obra de Agrippa nos permite ilustrar de manera completa cada uno de los diez libros que el texto vitruviano establece, la fundación de ciudades y su actuación como patrono, el conocimiento específico de materiales y su especial uso, como por ejemplo el mármol, la construcción de templos, de todo tipo de edificios públicos, especialmente teatros, de edificios domésticos, complejos hidráulicos y portuarios, así como la docta construcción de relojes de sol y máquinas de guerra y trabajo, permiten acompañar como ningún otro arquitecto de su tiempo y de todos los tiempos, el texto escrito por Vitruvio. <b>(5)</b>
"Vitruvio versus Agripa" permite simultáneamente leer el texto del primero ilustrado por las obras del segundo y establecer que fue Marco Agrippa el autor de "De Architectura" e inspirador y ejecutor del "corpus" de primer territorio de Europa.
Los nombres de Europa, "symmetria" y "analogia".
Alberto Porlan publica en 1998 (Alianza Editorial/Fundación Juanelo Turriano) la investigación titulada: "Los nombres de Europa"(6). Porlan nos muestra en las 697 páginas de la publiación, y a través de mapas de toda Europa, que hay conjuntos de nombres -topónimos- que se repiten varias veces por todo el territorio y de forma relacionada. El autor desarrolla una metodología para identificar estas estructuras fonéticas y sus diversas variaciones.
Un ejemplo (de los centenares que figuran en el libro) es él que establece una relación especular entre la costa de Italia y la costa de Hispania (7)y que relaciona los elementos geográficos en la desembocadura de los ríos Ebro y Tiber:
Ebro -- Tiber
Muntane -- Mentana
Montredons -- Monterotondo
Ermita del Angel -- S. Angelo
San Onofre -- Santo Onofrio
Guixo -- Guido
Mas Rey -- Maccarese
Mas Gorreta -- Malagrotta
Colomers -- Colonna
Bitem -- Vitinia
Freginals -- Fregene
Aldea -- Ardea
Ermita del Carme -- Campo di Carne
La investigación plantea la siguiente tesis: una gran parte de los topónimos europeos son resultado de un sistema único de ordenación territorial. Lejos de constituir unidades absolutas, justificadas en origen por razones semánticas vigentes o "descoloridas", los nombres son relativos: se encuentran ligados entre sí como elementos de un conjunto territorial unitario al que se yuxtaponen otros conjuntos organizados interiormente de manera semejante.(7)
LOS NOMBRES DE EUROPA
Escribe el autor: "El mayor interés de este presunto sistema o patrón radica en tres condiciones específicas: su extrema antigüedad, su índole civilizadora y su unidad por lo que respecta al continente europeo. Juntas las tres, revelan la existencia de un sustrato civilizador común para los pobladores de estas tierras, que se alinea junto al ya reconocido sustrato lingüístico común indoeuropeo....
....Parece preferible, entonces, renunciar a toda idea de parentesco étnico por migración entre los antiguos pobladores de territorios en los que se reconozcan los mismos nombres, y aplicarse al análisis de las concordancias toponímicas en sí mismas. Enfocando así el asunto, alcanzamos a vislumbrar el hecho de que, más allá de identidades o diferencias culturales, se repiten los mismos nombres o muy semejantes a lo ancho de todo el continente europeo. Y, sobre todo, lo hacen en el seno de un conjunto de relaciones de proximidad que configuran determinadas concordancias estables"
Después de años del estudio y de comparaciones, Porlan produjo una hipótesis que se puede resumir en cuatro puntos:
a) La mayoría de los topónimos europeos tenían sus orígenes en un sistema territorial de la organización, muy arcaico y campo común a las áreas geográficas grandes.
b) Las viejas unidades territoriales que integraron el sistema fueron definidas y limitadas por ciertos puntos característicos.
c) Estos puntos recibieron los mismos nombres y guardaron siempre una relación lingüística fija a una otra, articulado por medio de la prefijación.
d) Estos nombres, impuestos probablemente antes de la diversificación lenta del tronco lingüístico indoeuropeo, habrían sido los étimos estructurales de los cuales la mayor parte de los topónimos encontramos hoy en nuestros mapas, mas adelante semantizados o según el caso (principalmente en Europa occidental y meridional) cristianizados.
La existencia de una base común en la distribución territorial implica, por supuesto, la existencia de una base cultural común para los habitantes de la Europa arcaica. (6)
El espectacular fenómeno descrito por Porlan, con cientos de pequeños mapas del territorio europeo, es el resultado de la aplicación sobre los territorios del "Orbis Terrarun", de la teoría descrita en "De Architectura" necesaria para construir el cuerpo del imperio imaginado por Augusto.
El resultado de haber aplicado la "disciplina para hacer que el cuerpo del emperador Augusto fuera congruente con el cuerpo imaginado del mundo que él gobernaría".(4)
Escribe Vitruvio:
"En estos volúmenes he puesto al descubierto todas las reglas de la Arquitectura..
.....La disposición de los templos depende de la simetría, cuyas normas deben observar escrupulosamente los arquitectos. La simetría tiene su origen en la proporción, que en griego se denomina analogía. La proporción se define como la conveniencia de medidas a partir de un módulo constante y calculado y la correspondencia de los miembros o partes de una obra y de toda la obra en su conjunto."(2)
La simetría de Vitruvio es la simetría griega, -symmetria-, un sistema de medidas basado en una proporción. Es la simetría la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo. La simetría como relación de las partes de acuerdo a una medida o proporción llamada en griego analogía.
Es la analogía griega la relación de ideas, un acuerdo o nexo entre elementos.
Se produce una simetría cuando los elementos se relacionan entre sí de acuerdo con ciertas medidas preestablecidas o módulo. Un acorde musical es una simetría, una columnata de un templo es una simetría, y la cara de un hombre es una simetría.
"Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado." (2)
En el trabajo presentado por Porlan los topónimos de Europa guardan también entre sí una proporción de simetría, de la que se sirvieron Augusto y su gobierno para nominar los territorios de su imperio. Exactamente de igual manera que las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión.
Porlan pone al descubierto, con sus mapas a escala, el módulo a partir del cual se articula el cuerpo del imperio, de la incipiente Europa, y en cada uno de sus territorios, estableciendo una proporción de cada una de las partes y respecto a la totalidad del conjunto.
Porlan refleja, en su colosal recopilación, el eco de quienes al construir el cuerpo del "Orbis Terrarum" ordenaron las partes del territorio europeo, con el fin de que por separado y en su conjunto resultaran armónicas, sobre la base de su proporción y simetría.
Explica Porlan:
"Analizando la manera de articularlos, se explica el origen de los nombres que los romanos habían dado a los pueblos del norte. La fórmula general implicaba un mismo modelo: el de la prefijación. ¿Hasta qué punto es común el patrón? Por lo que yo he visto, desde las islas Británicas hasta Sicilia. Del cAbo de San Vicente al extremo oriental de Polonia."
Conclusión
Un modelo prefijado por el gobierno de Augusto.
"Cum divina tua mens et numen".
Dice Vitruvio
"El pueblo romano ocupa el espacio intermedio de todo el orbe y de las regiones situadas en el centro del mundo.... La mente divina ubicó la capital del pueblo romano en una región excelente y templada, para que se adueñara de todo el "Orbis Terrarum".
El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano.
En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.
Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría. (2)
EL NUEVO CENTRO DEL MUNDO
Augusto alcanza el total dominio del territorio del mapa trazado por Agrippa, el "Orbis Terrarum", cuando nomina, de forma simétrica y analógica, el territorio interior a sus fronteras. El territorio cuyo centro es Roma.
Las estructuras descubiertas y analizadas por Porlan nos descubren la red invisible que soporta el territorio de la Europa primigenia. La Europa dibujada por el "Orbis Terrarum" y construida siguiendo el mito de Eneas y el texto de "De Architectura".
El invisible módulo de simetría, hasta la publicación del trabajo de Porlan, que los diferentes territorios de Europa guardan respecto a su centro, la ciudad de Roma.
El "Círculo de la Tierra" solo es dominado por completo por Augusto cuando el territorio es nominado de forma simétrica y analógica. Quedando así construido el primer territorio de Europa.
Siglos más tarde, tras las diversas vicisitudes que el territorio europeo sufre, cada vez que un gobernante se encuentra en una posición de dominio que le favorece re-dibujar un territorio común, debe recurrir al texto de Vitruvio como referente teórico para la reconstrucción de Europa.
Carlo Magno desde Aquisgrán, o los Papas desde la Roma del Renacimiento debieron de descubrir en el texto de "De Architectura" las pautas para su “Magna Obra”.
© Carlos Sánchez-Montaña- 2007
NOTAS
(1) VIRGILIO. Eneida .Carlos Cabanillas
(2) Vitruvii “De Architectura”
(3) "Orbis Terrarum", El Círculo de la Tierra. Carlos Sánchez-Montaña
(4) Vitruvius. Writing the Body of Architecture.Indra Kagis McEwen
(5) Vitrivus versus Agrippa. Carlos Sánchez-Montaña
(6)Nomeuropae. Alberto Porlan
(7)La hora de los nombres de Europa. Sigfrido Samet Letichevsky
Más informacióen en: http://www.vitruvio.es
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Artículo sobre Porlan de Sigfrido Samet, de 2.005.
En Europa los topónimos no se distribuyen al azar. Forman parte de estructuras que se repiten en lugares distantes y no son, fundamentalmente, consecuencia de migraciones. Son arcaicos (¿neolíticos?) y parecen relacionarse con la demarcación de territorios. Esas sorprendentes repeticiones fueron descubiertas por Alberto Porlan. Quizá sea aún más sorprendente el que nadie las hubiera visto antes
«Los grandes europeos de la historia, Erasmo, Dante, Shakespeare, Montaigne, Cervantes, Goethe y tantos otros, han ido creando una realidad de ideas y ficciones gracias a las cuales Europa tiene un patrimonio cultural que es su mejor aglutinante.» Mario Vargas Llosa*
«Las cajas españolas»
En el cine «Verdi» (de Madrid) están dando esta película que relata la difícil, complicada y riesgosa tarea de salvar, en plena guerra civil, el tesoro artístico español, transportándolo hasta Ginebra. Se desconocían los detalles del hecho y las abnegadas personas que lograron –casi un milagro– que todas las obras fueran y volvieran en perfectas condiciones y sin faltar ninguna. Es la historia del traslado del tesoro más valioso que jamás se haya realizado.
El relato es un documental, y al principio me sorprendió que se hubiera filmado tan completa y secuencialmente. Por supuesto, se trata de una película filmada en la actualidad, imitando los documentales de 1939.
Recién al salir del cine cogí la hoja informativa y me enteré de muchas cosas, entre ellas que la película fue dirigida por Alberto Porlan. El 25 de Mayo de 1999 me encontré con Alberto Porlan, autor de un libro recién publicado: Los nombres de Europa. Ese mismo día (fecha patria argentina) relaté a un cibercafé que reunía a unos 500 argentinos en todo el mundo, el evangelio (la «buena nueva») que acababa de conocer. Copio a continuación el e-mail de entonces, adelantando que no suscitó ningún comentario ni pregunta, cosa que después se repitió en ámbitos aún más amplios:
Los nombres de Europa
AcAbo de pasar casi dos horas charlando, café de por medio, con Alberto Porlan. Es novelista, poeta y filólogo. A fines de 1998 publico (Alianza Editorial/Fundación Juanelo Turriano) Los nombres de Europa.
Hasta ahora se creía que los toponímicos se distribuían al azar, que tienen contenido semántico y que las repeticiones se relacionan con migraciones. En 697 paginas, Porlan muestras que hay conjuntos de nombres –estructuras– que se repiten muchísimas veces en toda Europa, que no tienen significado (aunque con el uso hay un proceso de erosión fónica y de semantización). Desarrolló una metodología para identificar estructuras fonéticas y sus variaciones (que probablemente sea muy útil para estudios de genética lingüística). En el libro solo constan hechos (formales) y son analizados formalmente. Porlan tiene hipótesis históricas y causales, cuyo estudio deja para mas adelante.
Un solo ejemplo (de los centenares que figuran en el libro). Elementos geográficos en la desembocadura del río:
Lo sorprendente es que nadie lo haya observado antes. No todos los días aparece una obra de tanto valor (que probablemente tenga consecuencias importantes en lingüística, historia, geografía y psicología).
Sigfrido Samet, 25-5-1999
Seis años después
Después de ver la película, llamé por teléfono a Alberto Porlan y, sí, el autor de Los nombres de Europa y el director de Las cajas españolas, son la misma persona. Nació en Madrid en 1947, está casado y tiene dos hijos, es filólogo (discípulo de Rafael Lapesa), escribió novelas y poesía, ensayos y guiones para radio y televisión. Dedicó veinte años a investigar la estructura y la filología de la toponimia española. Seis años después, era un lapso razonable para reunirnos otra vez en el mismo Café de la Glorieta de Bilbao, para evaluar lo sucedido con una obra tan sorprendente a la que dedicó tanto esfuerzo. Me dijo, en resumen, que su obra no tuvo hasta entonces ni la trascendencia ni las consecuencias que yo esperaba, aunque los especialistas que conocieron su contenido, quedaron «perplejos». El objeto de este artículo es intentar explicar por qué sucedió esto, y, más aún, pedir a los filólogos que lean Los Nombres de Europa, lo analicen y lo critiquen.
Pero demos primero un vistazo panorámico al libro. La obra se divide en tres partes (ver el índice completo como Apéndice). En la primera describe lo que observó, su descubrimiento empírico. Ya en el Prólogo nos dice:
«Sobre el mismo asunto, este libro plantea una tesis radical: los topónimos europeos son resultado, en su abrumadora mayoría, de un sistema único y extremadamente arcaico de ordenación territorial del que ya se habría perdido la memoria a comienzos de la historia escrita. Lejos de constituir unidades absolutas, justificadas en origen por razones semánticas vigentes o "descoloridas", los nombres son relativos: se encuentran ligados entre sí como elementos de un conjunto territorial unitario al que se yuxtaponen otros conjuntos organizados interiormente de manera semejante, al modo de las células de una piel.»
Nos dice en página 27:
«Es algo realmente extraordinario, algo para ponerse a meditar: los europeos, que hemos descifrado los jeroglíficos egipcios y la escritura cuneiforme, ignoramos lo que hay implícito en nuestros propios nombres. Y en esto hay pocas excepciones entre bárbaros y civilizados. No es que no podamos explicar qué significa Berlín, Londres, París o Madrid. Es que tampoco los viejos griegos sabían a ciencia cierta el motivo de que Atenas se llamara Atenas ni los romanos conocían el origen del nombre de Roma. Tuvieron que recurrir a mitos para explicarlo.»
Al Oeste de Bourges (Francia) hay una población llamada Saragosse, nombre muy similar a la Zaragoza española. Ahora bien, por Zaragoza pasa el río Ebro; por Saragosse el Yèvre (pág. 32). Se conocían dos naciones de íberos: los occidentales, que ocupaban Iberia, y los orientales, desde el Cáucaso. Lo más curioso es que ambos tenían como pueblos vecinos a los bybracos o berybracos (pág. 34).
«La toponimia europea –dice en pág. 38– ha sido demasiado estudiada desde perspectivas semantistas y migratoristas, pero demasiado poco desde el aspecto estrictamente formal.»
Otro ejemplo, similar al ya visto del Ebro y el Tíber, muestra la semejanza que hay entre los topónimos de los alrededores de Lausanne (cantón suizo de Vaud) y los de Lozana, en Asturias:
Porlan llama concordancia dual a la que tiene lugar entre dos topónimos fijos de múltiples territorios, y atingente a cada uno de los elementos. Cuanto mayor es el número de las atingencias, más desconcertante resulta el pensar que la toponimia es un conjunto por completo asistemático (pág. 48). Y en pág. 74 dice:
«Parece preferible, entonces, renunciar a toda idea de parentesco étnico por migración entre los antiguos pobladores de territorios en los que se reconozcan los mismos nombres, y aplicarse al análisis de las concordancias toponímicas en sí mismas. Enfocando así el asunto, alcanzamos a vislumbrar el hecho de que, más allá de identidades o diferencias culturales, se repiten los mismos nombres o muy semejantes a lo ancho de todo el continente europeo. Y, sobre todo, lo hacen en el seno de un conjunto de relaciones de proximidad que configuran determinadas concordancias estables»:
En el capítulo 4 estudia los límites de la variabilidad, a cuyo modelo dedica la parte II. Las pérdidas labiales las expresa mediante 16 «cuños» que a su vez pueden generar múltiples variantes por oscilación o erosión. Del étimo proceden los cuños, hasta el completamente deslabializado o paraétimo (pág. 226). Y dice que «Esta congruencia entre nombres antiguos y modernos, esta sorprendente continuidad de los topónimos a lo largo del tiempo que se aprecia al aplicar sobre los nombres el modelo de reintegración fonológica que desarrollamos, no puede ser ignorada» (pág. 239).
La parte III está dedicada al Sistema de Ordenación: «El modelo de variabilidad toponímica que se ha propuesto en la segunda parte de esa obra –dice en pág. 451- es la llave para acceder a la comprensión del arcaico sistema de organización territorial que continúa vigente en nuestros mapas actuales. Pero antes conviene proveerse de una nueva herramienta metódica que nos facilitará el reconocimiento de las piezas o elementos que integran el conjunto sistemático, es decir, de sus cuños y órdenes.» Y desarrolla un estilo de representación oral de las estructuras, al que llama demótico.
Muchos creen que en el pasado remoto, Europa estaba recorrida por hordas que la sembraban de fundaciones con sus nombres. «Si en lugar de presuponer que las naciones dan nombre a sus lugares de asentamiento se argumenta que son los lugares los que dan nombre a las naciones, parece como si una nueva y cegadora luz lo iluminase todo.» Acerca de esto dice en el Epílogo: «Es fácil entender que sería muy sencillo tratar de rebatir todo esto denunciando casos de concordancia semejantes a los europeos entre dos o más nombres de Massachusetts, Australia, Cuba o cualquier otra zona de la que nos conste su nombramiento reciente.» (Pido perdón por decir aquí, una vez más, que en Europa las personas reciben nombres de ciudades, mientras que en América, las ciudades reciben nombres de personas.)
Dice luego que «Desde luego, la comprensión completa del sistema está todavía muy lejos. Tan sólo se ha demostrado que ciertos elementos toponímicos se relacionan sistemáticamente de modo correlativo y conclusivo en ámbitos territoriales reducidos, y que tanto esos elementos como su relación existían ya en épocas arcaicas. Pero esto no apunta sino a la existencia de un sistema y quizá a la primera fase de su análisis».
El hito de la Constitución Europea
También dice en el Epílogo:
«En todo, caso con las páginas anteriores creo haber manifestado la evidencia de un patrón toponomástico arcaico asociado a la geografía europea, y, probablemente, a la indoeuropea. Es decir, que los europeos nos movemos sobre un espacio organizado y demarcado por nuestros antecesores hace milenios, y que los nombres que utilizamos para designar a nuestros territorios son, con las modificaciones que se han expuesto, aproximadamente los mismos que los ancestros utilizaron para llevar a cAbo sus demarcaciones originales.»
«El mayor interés de este presunto sistema o patrón radica en tres condiciones específicas: su extrema antigüedad, su índole civilizadora y su unidad por lo que respecta al continente europeo. Juntas las tres, revelan la existencia de un sustrato civilizador común para los pobladores de estas tierras, que se alinea junto al ya reconocido sustrato lingüístico común indoeuropeo.»
Estas ideas, como dice Porlan, se oponen al mezquino y engañoso nacionalismo. Creo que esto es muy cierto; sin embargo hay que destacar que aunque después del feudalismo los estados-nación, que dieron lugar al nacionalismo y a las guerras, también fortalecieron a cada país y crearon las condiciones para su futura unificación (así como en su momento los Estados unificaron los señoríos feudales). Las tendencias unitarias subyacentes se reflejan en «La Unión Europea del Káiser», ensayo de Niall Ferguson en ref. 3 (pág. 162). Y la 5ª Conclusión de ref. 4 dice:
«Sin embargo al mismo tiempo, junto al carácter aleatorio del proceso histórico, hay tendencias profundas (¿tal vez los atractores extraños de su movimiento caótico?) que conducen a situaciones análogas, aunque sucedan en circunstancias diferentes (se habría llegado a la Unión Europea con guerra o sin ella España habría desarrollado una economía abierta y un sistema democrático, mucho antes y sin guerra civil, como lo hizo finalmente).»
Y para Stefan Zweig (ref. 5, pág. 106), la idea de la unidad europea, continuando sus cauces históricos, cristaliza completamente con Erasmo de Rotterdam:
«Cierto que ya anteriormente algunos individuos aislados habían intentado una unificación de Europa, los césares romanos, Carlomagno, y más tarde había de hacerlo Napoleón, pero estos autócratas habían procurado reunir a los pueblos y a los Estados con la maza de la violencia; el puño del conquistador había destrozado los imperios más débiles para encadenarlos a los más fuertes. Pero en Erasmo –¡decisiva diferencia!–, Europa aparece como una idea moral como una exigencia espiritual perfectamente limpia de egoísmo; comienza con él aquel postulado de los Estados Unidos de Europa, todavía hoy no realizado, bajo el signo de una cultura y civilización comunes.»
Sigo creyendo en mi pronóstico de 1999: estos seis años han sido un período de latencia, que probablemente termine por obra del impulso espiritual inherente a la Constitución Europea. Los descubrimientos de Porlan ayudarán a fortalecer nuestra identificación con el pasado y el futuro de Europa. Pero sospecho que cuando se intente responder a las preguntas que plantea, (pues todo descubrimiento responde a preguntas, y a su vez plantea nuevas preguntas) surjan novedades importantes en lingüística y en los campos vecinos (Historia, Psicología, Filosofía Política, &c.).
Nos falta decir algunas palabras acerca del por qué del período de latencia.
«La validación de la deriva continental»
A mis doce años, mi madre me contó que, según un sabio alemán llamado Richard Wegener, alguna vez los continentes estuvieron unidos, pero luego se separaron: tienen movimiento. Por eso hay coincidencias, por ejemplo, entre los perfiles occidental de África y oriental de Sudamérica. Después supe que había además muchas otras razones, como la distribución de especies animales y vegetales, y la concordancia de estratos geológicos, que apoyan la teoría de la deriva continental. Sin embargo, esta teoría fue rechazada durante décadas. Jay Gould (ref. 2) nos dice en pág. 182:
«En el transcurso del período de rechazo casi universal, la evidencia directa a favor de la deriva continental –esto es, los datos recogidos de rocas puestas al descubierto en nuestros continentes– era tan buena como la que existe hoy en día. Era rechazada porque nadie había conseguido imaginar un mecanismo físico que permitiera a los continentes desplazarse a través de lo que parecía ser el sólido suelo oceánico. En ausencia de un mecanismo plausible, la idea de la deriva continental fue rechazada como algo absurdo.»
Y en la página siguiente dice:
«En mi opinión esta historia es representativa del progreso científico. Los datos nuevos recolectados por medios antiguos bajo las directrices de teorías antiguas, rara vez llevan a una revisión sustancial del pensamiento. Los hechos no «hablan por sí mismos»; son leídos a la luz de la teoría.» [bastardillas de S.S.]
Y finalmente, en pág. 188:
«Disponemos ahora de una ortodoxia nueva y movilista, considerada tan definitiva e irrefutable como el estaticismo al que reeemplazó. A su luz, los datos clásicos a favor de la deriva han sido exhumados y proclamados prueba definitiva. No obstante, esos datos no representaron papel alguno [bastardillas de S.S.] en la validación de la idea del movimiento de los continentes; la deriva triunfó tan solo cuando se convirtió en la consecuencia necesaria de otra teoría.» [la tectónica de placas.]
Tal vez suceda algo parecido con Los nombres de Europa. Y no por falta de información; la prensa publicó buenos resúmenes de la presentación del libro (por ejemplo, ref. 5). Los especialistas quedan perplejos... y nada más. Porque los «hechos» sólo son importantes en el marco de una teoría que los integre y explique. Y, como dice Porlan, «la comprensión completa del sistema está muy lejos», como sucedía, a pesar de los «hechos», con la deriva continental, hasta que se descubrió la tectónica de placas. ¿Cuál será la tectónica de placas de Los nombres de Europa?
Dese luego, me gustaría conocer l opinión de los expertos de este foro acerca de este planteamiento "olvidado" en un rincón.
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