Autor: Gausón
sábado, 20 de enero de 2007
Sección: Sobre las palabras
Información publicada por: Gausón
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Novela "Histórica"
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La Reina sin Nombre
Recientemente, Ediciones B Grupo Zeta han publicado, dentro de la colección "HISTÓRICA", una voluminosa novela que lleva por título "La Reina sin Nombre", y que, en palabras de la propia autora, María Gudín, pretende estar "basada en fuentes históricas solventes", sobre los pueblos galaicos, astures y cántabros del siglo VI d.C.
Sin embargo, la novela de histórica no tiene ni la "h", pese a la aceptación creciente del público:
http://blogs.periodistadigital.com/libros.php/2006/07/26/la_reina_sin_nombre_de_maria_gudin
A grandes rasgos, el llamado "primer libro" de la novela, poco más de la mitad, se centra en torno a la vida de una chica sin nombre que fue recogida por un druida (Enol, Alvio y Juan de Besson, si, tiene triple identidad) de la tribu de los albiones, y la oposición de los "pueblos del norte", acaudillados por Aster, a otro druida que se ha ploclamado rey de Albión (Lubbo) y reinstaurado los sacrificios humanos...
Hasta ahí, las cosas no van tan mal, pero "mejoran" cuando se nos describe a los pueblos montañeses como celtas puros y duros autoreconocidos como tales, usando grandes capas, cascos, puñales y espadas de bronce, eligiendo caudillos de acuerdo a sus ritos tradicionales, subíendolos luego sbre escudos de bronce y viviendo tal como lo hacían en tiempos de Estrabón... (¿¿y los romanos??), al tiempo que se menciona cada una de las tribus a las que orgullosamente pertenecen, textualmente, "surros, pésicos, vindinienses, cilenos, tamaricos, albiones, cabarcos, límicos, ártabros..." (¡¡¡¿¿¿ Y LOS ROMANOS ???!!!)
Pero lo peor del caso, es cuando a lo largo del relato se esclarece que la religión tradicional de los celtas, y por consiguiente de los montañeses, era una heredada de Jafet, basada en el culto a un dios al cual denominaban "Único Posible", que para el tiempo en que transcurre la novela solo seguían praticando algunos montañeses, pues muchos habían sido influenciados por los cultos de los germanos y sus sangrientos dioses (Lugh y Taranis, ¿eran germanos o me perdí de algo?). Pero lo que más increible parece, es que la autora pueda hacer, al final de su libro, una afirmación como la siguiente al describir la reliquia principal de esos "celtas" y en especial de su druida Enol, cito textualmente:
"La existencia de copas rituales está bien abalada entre los celtas. Los romanos conquistaron las Galias con Julio César y pudieron acceder a una de esas copas que finalmente llegó a Roma y de allí pudo pasar a Palestina. La leyenda más verídica acerca de la copa de la Última Cena la sitúa en los montes del Norte de España, en el monasterio de San Juan de la Peña. Hoy en día esa copa se guarda en Valencia."
En resumen, la reliquia principal de los "celtas" de la novela era una copa fabricada en las Galias en tiempo inmemorial, que de ahí pasó a Roma, luego a Palestina, donde bebió en ella el mismísimo Jesucristo, luego a Roma de nuevo, para finalmente llegar a España de la mano de los visigodos.
Mi artículo pues, pretende ser una denuncia para los que leyeron la novela, intentando mostrarles muy someramente los datos realmente históricos de los que disponemos acerca de esos pueblos y su religión, y una advertencia para evitar que aquellos que no la han comprado no cometan mi mismo error. El asunto no sería tan grave de no ser porque tanto autora como medios de comunicación y lectores lo describen como un relato rigurosamente histórico...
Los Datos con Nombre:
Hasta la época en que tiene lugar la batalla de Covadonga y la constitución del Asturorum Regnum, (siglo VIII d.C.) es muy poco lo que sabemos sobre los pueblos que habitaron el Noroeste de España (las actuales Galicia, Cantabria y Asturias, específicamente), y por lo tanto es explicable que al intentar hablar de su pasado, como se hace en ésta novela, se cometan aberraciones de éste tipo. Sin embargo, lo que no me parece posible es que tenga tal aceptación, y que las librerías y medios de comunicación se atrevan a venderla como “Novela Histórica”, cuando la poca información confiable que tenemos, procedente de los escritores romanos y la arqueología contemporánea, nos muestran a unos habitantes de esas tierras muy distintos a los describe la novela. Veamos.
- Nadie puede afirmar, con los datos que tenemos, que los pueblos prerromanos del Norte peninsular hayan sido celtas, puesto que en primer lugar los celtas nunca formaron una nación o etnia bien definida, y en segundo, la arqueología de estos pueblos nos ha rebelado que su cultura material tenía muy poco en común con la de los pueblos celtas (galos, britanos y celtíberos) propiamente dichos. Tanto los nombres de lugar como de persona que de esos pueblos nos han llegado, parecen señalar que efectivamente los antiguos habitantes del Noroeste de España hablaban un idioma céltico del tipo “q”, y en sus yacimientos arqueológicos se han encontrado objetos de tipo celta o centroeuropeo, como algunas joyas o armas, pero un idioma, algunos utensilios de uso común y un conjunto de cuentos y aún el que hayan tenido creencias religiosas muy semejantes a las de los celtas no son suficientes para llamarles “celtas”, como la autora lo hace, pues en tal caso podríamos llamar españoles a los filipinos (hablan español, son católicos y usan cubiertos) o franceses a los habitantes del Congo (hablan francés, hay católicos entre ellos y usan cubiertos).
- Tanto por las inscripciones en piedra realizadas en el periodo romano, como por los autores clásicos y su propia tradición oral, sabemos que estos pueblos eran claramente politeístas, cuando menos hasta la consolidación del cristianismo en la zona a partir del siglo VIII, por lo tanto, resulta imposible que astures del siglo V mencionen a un dios “Único Posible” como parte de su tradición. Las inscripciones del periodo romano halladas en la zona nos proporcionan los nombres de dioses menores como Bandua, Tileno, Cándamo, Aramo, étc. Y la tradición oral de estos pueblos nos revela que por encima de ellos adoraban a un dios semejante al Júpiter romano, relacionado con las tormentas, el sol, la guerra y la curación principalmente, que pudo haber sido el dios galo Taranis; y aún por encima de él, reconocían a una diosa madre relacionada con la fertilidad, la tierra, el invierno, las piedras, el mar y el agua terrestre, que pudo haber recibido el nombre de Ana. (“El mito de la Creación y otros mitos Asturianos”, Cristobo Milio Carrín. Oviedo. 2004). En pocas palabras, de “Único Posible” nada.
- Los autores de la época romana, principalmente Estrabón (Geografía, III), refieren que efectivamente estos pueblos realizaban sacrificios humanos; pero no hacen referencia a sacrificios institucionalizados, ni usuales o frecuentes, como los que hace Lubbo al más puro estilo azteca, sino a sacrificios reservados a prisioneros de guerra o criminales. Por otra parte, debemos tener en cuenta que los romanos prohibieron este tipo de sacrificios en el Imperio y dado que la región citada formaba parte de éste desde finales del siglo I a.C. es muy poco probable que los sacrificios humanos continuaran practicándose después de la conquista romana; solo tenemos constancia de un caso aislado ocurrido en el siglo IV o V comentado por San Valerio, en que supuestamente un evangelizador de nombre Juan fue decapitado en un altar. Y ya que hablamos de Lubbo y sus creencias, resulta completamente absurdo el que se refiera a Lugh como "dios del mal", cuando éste pesonaje, en las leyendas irlandesas, es precisamente el dios luminoso encargado de acabar con los dioses de la oscuridad y el caos.
- Aunque cántabros y astures fueron los últimos pueblos de la Península en ser conquistados por los romanos (finales del siglo I a.C.), y posteriormente pudieron mantenerse en un relativo aislamiento geográfico, los últimos hallazgos arqueológicos han revelado que especialmente regiones como Galicia o la franja central de Asturias se romanizaron intensamente, adoptando sus habitantes la cultura romana en perjuicio de la propia. No sólo adoptaron la organización social romana, también tenemos constancia de grandes contingentes de astures y cántabros enrolados en el ejército romano y los hallazgos arqueológicos han rebelado la presencia en la región de grandes ciudades con termas, mosaicos y grandes construcciones de tipo romano, así como calzadas, grandes obras de minería y gran número de villas romanas. De hecho, se sabe que al menos las clases más elevadas adoptaron el modo de vestir romano, nombres romanos, y que cambiaron su lengua por el latín; y por lo tanto es muy poco probable que las antiguas tribus hallan seguido existiendo en el siglo VI en que se desarrolla la novela, de modo que no podían en esa época seguir existiendo albiones, vadinienses, cilenos, ártabros étc. Sino que estarían todos integrados bajo los nombres o gentilitates de “astures”, "galaicos" o "cántabros". La única tribu que nos consta conservó su identidad es la de los luggones, a los que la autora llama “primitivos y carniceros”, no pudiendo estar más alejada de la realidad, ya que para entonces se habían convertido en el pueblo más civilizado, rico y romanizado de la región, dominaban toda la mitad oriental de Asturias y construían grandes obras arquitectónicas al modo de los romanos. Mucho sobre ellos puede leerse en www.celtas.org
- En cuanto a los druidas, la poca información sobre ellos que podemos considerar propiamente histórica está en los datos aportados por los escritores clásicos, como Julio César en sus “Comentarios de la Guerra de las Galias”, principalmente, y otros más como Diodoro Sículo o Estrabón. Aunque efectivamente tuvieron importantes centros de aprendizaje en las islas británicas, ninguno de los autores antes mencionados refiere que adorasen a un único dios. De hecho, los describen como los principales promotores del culto a los dioses celtas y de sacrificios humanos especialmente cruentos (descuartizamiento, ahogamiento, incineración en vida étc.) que no podían realizarse sin la prescencia de un druida y recientemente se han visto corroborados por la arqueología británica. Aunque no por ello debemos pensar que este tipo de sacrificios se practicaban en el Norte de España, pues no tenemos ningún dato que confirme la presencia de druidas en esa región. La idea de los celtas monoteístas y descendientes de Jafet proviene de textos monacales de la Edad Media, que intentaban explicar el origen de todos los pueblos a partir de Noé, y llegaban a hacer afirmaciones tan absurdas como decir que la lengua de los celtas era el hebreo.
- En cuanto a las copas rituales, su existencia NO está ni bien ni mal abalada entre los antiguos celtas. Nos han legado, en efecto, piezas de ofrebrería de gran belleza como el cuenco de Schwarzenbach, Alemania (siglo V a.C.) o el caliz medieval de Ardagh, pieza medieval utilizada y fabricada para la liturgia cristiana; como resulta evidente, en ninguno de los casos podemos siquiera suponer que las piezas hallan tenido un uso ritual dentro de la religiosidad celta. Efectivamente, existen gran número de leyendas y cuentos procedentes de las Islas británicas y el Norte de España (BRIGGS, KATHARINE: Diccionario de las Hadas, José J. De Olañeta, Palma de Mallorca. 1992. y Cristobo Milio antes citado) que hablan de copas mágicas semejantes a la marmita de Obelix que un mortal siempre intenta robar a las hadas, el que las hayan utilizado realmente no está documentado. La copa que supuestamente salió de la Galia y de ahí pasó a Roma, de ahí de Palestina, de ahí de nuevo a Roma y de ahí a España y que hoy se conserva en la catedral de Valencia, parece haber sido realmente fabricada entre los siglos I a.C. y II d.C. aunque no en la Galia sino, a decir de los arqueólogos, en Egipto o Palestina, y únicamente el cuenco superior, el resto fue agregado en la Edad Media y es de manufactura árabe, por lo que resulta imposible que Enol la haya utilizado en el siglo VI tal como se describe en la novela, con su oro, sus incrustaciones de ámbar y sus arandelas. http://en.wikipedia.org/wiki/Holy_Chalice#The_Holy_Chalice_of_Valencia
En resumen, la novela de “histórica” no tiene ni la “h”, es un relato de ficción y me parece un completo abuso el que se venda como un relato histórico. Si queréis leer una ficción celta semejante a los comics de Astérix aunque con mucho menos gracia, leedla; ahora que si queréis leer una novela histórica sobre astures, podéis descargar gratuitamente una muy buena en la siguiente dirección: http://www.geocities.com/mouguias/Otrostextos.htm
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