Autor: Carlos Sánchez-Montaña
viernes, 18 de agosto de 2006
Sección: Roma y Grecia en Celtiberia
Información publicada por: lucusaugusti
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Lughnasa

Entre éstas, el Lughnasa del día primero de agosto, al concluir las cosechas, se celebraba el festival de Lugus, el dios-rey. En esta celebración, la más importante para estos pueblos, se celebraba el hierogamos o matrimonio sagrado de Lugus con la Tierra.




El día primero de agosto en Lucus Augusti

El mes de agosto (en latín Augustus), conocido hasta ese entonces como sextilis recibió su nombre actual en honor a Augusto.



Octavio Augusto como pontífice máximo de la religión del imperio asumió su papel, no solo en lo referente a la religión oficial romana, sino también sobre los diferentes cultos existentes de los pueblos conquistados. Augusto hizo de la teología de los pueblos bárbaros herramienta para sacralizar su nuevo poder imperial.

Augusto debía de utilizar con cuidado la memoria de los últimos reyes romanos, causantes de innumerables conflictos civiles de Roma, pero en provincias, apeló directamente a la religiosidad de sus nuevos súbditos.

Los pueblos indígenas del norte de la Tarraconenesis eran entre otros; los llamados Galaicos, los Cantabros, los Astures y los Vacceos. Nos interesa remarcar en ellos unos cultos religiosos ancestrales comunes con otros pueblos de Europa central.

La Tène es la cultura celta de la segunda Edad del Hierro estructurada en tres o cuatro períodos. Se desarrolló entre la Hallstatt y la conquista romana (800 a 50 a.C.). Aquellos que compartieron esta civilización se destacaron por la elAboración de elementos comunes, como fuertes espadas, grandes escudos, hebillas destacadas, fíbulas, y construían sus fortificaciones de piedra en las zonas altas de su territorio.

Estos pueblos europeos que ocuparon la Galia, Germania y el norte de Italia, tuvieron en común a través de vínculos aun no del todo desentrañados, relación con los pueblos de Irlanda, Gales y Escocia, así como con los del norte de Hispania. Todos ellos forman los popularmente conocidos como pueblos celtas, aunque este término genera grandes desconfianzas entre los especialistas en la actualidad y se encuentra en permanente revisión.

La verdad es que aunque se desconozca la verdadera relación entre todos ellos, si está documentado que compartían, además del océano que baña sus tierras, muchos aspectos culturales comunes.

En su religión, un dios ocupaba el más alto escalafón, Lugus era el nombre galo, Lugh, el irlandés y el gales, Lleu.


Lugh

Lugus, regente del universo y rey de los dioses, dios de todas las artes y las ciencias, de la tierra, del comercio, de los viajes, de la invención, de la acuñación de moneda. Lugus es el dios que ve lo oculto, "el que ve más allá de las paredes"

La palabra "lugos", de donde derivó el nombre del dios, quería decir también cuervo, y se creía que el lugar donde fue edificada Lyon fue localizado por esos pájaros.
Era diestro con la honda y con su lanza mágica de cinco puntas que rugía y echaba fuego, que fue traía desde la sagrada ciudad de Gorias. Su arco era el arco Iris y la Vía Láctea era llamada en Irlanda la cadena de Lugh.
Lugus era representado en muchas ocasiones con símbolos dobles, dos hojas a ambos lados de su cabeza, y en algunos casos como una serpiente de doble cabeza.
Queremos señalar las muchas similitudes en características y representaciones existentes entre Lugus y Ianvs, el dios romano de origen etrusco, que seguramente compartieron un mismo ancestro en la época de las invasiones indoeuropeas.

Lugus y Ianus compartían entre sus características la de ser el dios-rey de sus pueblos, la de soportar el equilibrio del universo, ser los dioses de las artes, los fundadores de ciudades capitales y tenían la posibilidad de ver el futuro, además de compartir las celebraciones equinocciales y solsticiales.

Muchos historiadores asocian a Lugus con el dios romano Mercurio, principalmente por un comentario escrito de Julio Cesar que relaciona a ambos dioses y su atención al comercio. Pero creemos que en este caso la opinión de Julio Cesar carece de fundamento, frente a las muchas evidencias a favor de Ianus.

Lughnasa
Entre éstas, el Lughnasa del día primero de agosto, al concluir las cosechas, se celebraba el festival de Lugus, el dios-rey. En esta celebración, la más importante para estos pueblos, se celebraba el hierogamos o matrimonio sagrado de Lugus con la Tierra.

Lugus al igual que Ianus, fue fundador de muchas ciudades señaladas a los augures por el vuelo de las aves, sirvan como ejemplo en la Galia la principal, Lyon (Lugu-dunum , dunon significa "fortaleza"), pero también da su nombre a Laon y, Leignitz (Silesia), Leiden (Holanda) y en Callaecia, Lugo.

Augusto, pontífice máximo de la religión en el imperio, y verdadero conocedor por ello de los cultos oficiales y paganos, no tuvo duda en reconocer a Lugus como una representación más de Ianus. Ambos dioses pueden ser clasificados como dióscuros, eran dioses gemelos representantes del pueblo productor. De Augusto dependía en Roma el culto a Ianus y él conocía perfectamente la trascendencia de su significado sagrado.


Sacramentum de Lugdunum

Augusto fundó el nuevo culto imperial personalista, la adoración en occidente hacía su persona, en Lyon (Lugdunum "la ciudad de Lugh"). En el día primero de agosto del 12 a. C. con la inauguración por su hijastro Druso del santuario federal de las Galias usurpando el lugar del dios galo, Lugus, en el Lughnasa. Ese día le estaba consagrado y las ceremonias religiosas que se celebraban, atraían a multitud de personas, convirtiéndose en ocasiones en asambleas públicas en las que el comercio, los asuntos políticos, los juicios y los juegos se repartían la atención de los congregados.

Augusto estableció así un nuevo culto, en la fiesta celebraba en Lugudunum, capital de la Galia romana, y así dirigir hacía su persona el rito sagrado que consagrada al más popular de los dioses galos con la intención de recabar hacía sí la fidelidad de sus súbditos. Augusto usurpaba la figura del dios-rey galo colocándose él al frente.

El 1 de agosto, 12 a.C. Druso en el Festival del Lughansa, el santuario federal de las Galias en Lugdunum, constituye el Ara Augusti y en él representa a Augusto y le hace coronar ante la multitud asistente como el dios galo Lugh. El acontecimiento materializa el pacto de gobierno de los Galos con Augusto. Existen muchas referencias numismáticas del acontecimiento. En todas ellas, en el anverso figura la imagen de Augusto como hijo de Julio Cesar padre de la patria y conquistador de la Galia, y en el reverso se representa el altar de Lugdunum con dos columnas a los lados sobre las letras ROM ET AVG.

Lughnasa de Augusto - Ofrenda del Altar

El Lughnasa en el N.O. de Hispania

Lucio Anneo Floro, africano que vivió en Tarraco durante el mandato de Adriano, escribió sobre la campaña de las guerras cántabras resumiendo la obra de Tito Livio, quien si estuvo presente en ellas, y que ha pasado a la historia con el título de "Epítome de la Historia de Tito Livio". Reproduzco un extracto del capítulo final:

"Así concluyó Augusto sus empresas bélicas, así también las rebeliones de Hispania. En adelante se mantendrían leales y en paz constante, ya fuese por su propio talante, más dispuesto para las artes de la paz, ya por el plan de Augusto, que, recelando del abrigo de los montes en que se refugiaban, les ordenó que habitasen establemente las ciudades romanas, que se hallaban en la llanura y que allí residiese el consejo del pueblo y se guardase por capital.
Favorecía este designio la naturaleza del país pues toda la región en torno contenía en abundancia oro, bórax, minie y otras materias colorantes. Por ello Augusto mandó explotar el suelo. Así, trabajando penosamente bajo tierra, los astures comenzaron a conocer sus propios recursos y riquezas al buscarlas para otros."


Los textos de Tito Livio desdichadamente se han perdido en su mayor parte, pero en el de Anneo Floro podemos leer como el plan de Augusto para el mantenimiento de la paz en el territorio es claro. La paz fue el resultado de un pacto entre el emperador y los jefes indígenas, que a cambio de residir estos en las ciudades y campamentos romanos y de trabajar la población en las explotaciones mineras, Augusto otorgaba a sus interlocutores la jefatura y capitalidad del territorio.

Este tipo de pacto recibía en la antigüedad el nombre de Sacramentum; sacramento significaba pacto sagrado.

En tiempos de la república lo que se confiaba al templo para que quedase custodiado mientras se dirimía un juicio, lo llamaron sacramentum. Ese fue el primer significado; el sacramentum posteriormente derivó en promesa, juramento, compromiso. Así llamaron sacramentum al juramento militar o al compromiso que se adquiría al ser alistado. Desde el mandato de Augusto se llamó también sacramentum a cualquier género de pacto, compromiso o juramento ante los dioses.

Augusto necesitaba mantener la paz en los territorios vencidos a toda costa, pues además de estar en juego su prestigio, necesitaba de las legiones y recursos financieros para los conflictos en Germania y contra los retios y los panonios.
Para ello envió a dos de sus hombres de confianza y que pertenecían a la orden ecuestre, su hijastro Druso y el legado Paulo Fabio Máximo, a los territorios recién apaciguados de la Galia Celta y al N.O. de Hispania a realizar acuerdos de compromiso de gobierno con los jefes indígenas de ambos territorios y completar éstos con rituales religiosos de usurpación de la imagen del dios nativo Lugh por la del propio Augusto. Ambos acuerdos tuvieron el valor de sacramentum con el Pontífice Máximo de Roma.

Asturica et Callaecia 12 a.C.
Paulo Fabio Máximo, por mandato de Augusto, concreta con los pueblos indígenas de la región el sacramentum que establece el pacto de su relación futura.
Este juramento sagrado entre Augusto y los habitantes de las “Asturica et Callaecia” establece, tal como describe Lucio Anneo Floro, que en adelante se mantendrían leales y en paz constante, que habitarían establemente las ciudades y campamentos romanos, y que en ellas residiría el consejo del pueblo y una de ellas sería capital.
Existen referencias numismáticas de este sacramentum donde en el anverso aparece Augusto como Pontifice Máximo, y en el reverso de manera similar a Lugdunum por ser acontecimientos cronológicamente paralelos, la ofrenda sagrada a Roma y Augusto.


Sacramentum de Lucus Augusti

Es importante señalar que mientras en las monedas de Lugdunum, Augusto se presenta por su relación con Julio Cesar, héroe de la Galia, en Callaecia, en el Ara Augustae, este se presenta como Pontífice Máximo, máxima autoridad de la religión. En cada lugar como la máxima autoridad más adecuada.
Recientes hallazgos de una tabula hospitalis han permitido comprobar la existencia inicial de un conventus denominado Arae Augustae precursor de la posterior división conventual llevada a cAbo por Paulo Fabio Máximo.

Para materializar dicho compromiso sagrado, Augusto ordena a su legado, Paulo Fabio Máximo, fundar tres nuevas ciudades y nombra a Lucus Augusti, Bosque Sagrado de Augusto, capital del territorio del convento Lucense e iniciando inmediatamente los trabajos de construcción de la nueva urbe.

Así pues, la fundación de la nueva ciudad de Lucus Augusti en Callaecia tuvo un valor ritual equiparable al realizado en ese mismo año en la ciudad de Lugudunum. De esta manera Augusto reforzaba su posición sagrada frente a los pueblos de la región en Callaecia y Asturica, asegurándose así su fidelidad y cooperación.
Además el emplazamiento logístico de la nueva ciudad-templum, en el centro de unas ricas tierras en recursos agropecuarios, permitía que esta funcionase como mercado central de todos los alimentos que luego serían consumidos por los trabajadores de las minas existentes en Asturica. Siendo Lucus Augusti, capital religiosa del N.O., y centro de operaciones para los legados del emperador.


La ciudad de Lucus Augusti congregaba en su fundación varios aspectos sagrados de la tradición romana. Su cosmografía a Ianus, dios del equilibrio del universo, como puerta a lo celestial, realizada de acuerdo a las ciudades templum del rito de los Collegia Fabrorum y su directa dedicación al emperador recibiendo el singular nombre en el imperio de Lucus Augusti.

Como hemos visto en el año 12 a.C., Augusto usurpó la simbología de Lugus, dios indígena principal en la Galia, asumiendo la máxima posición en la jerarquía sagrada indígena.

Así pues, la fundación de la nueva ciudad de Lucus Augusti en Callaecia, (bosque sagrado de Augusto en latín), tuvo un valor ritual equiparable al realizado en ese mismo año en la ciudad de Lugudunum. De esta manera Augusto reforzaba su posición sagrada frente a los pueblos de la región en Callaecia y Asturica asegurándose así su fidelidad y cooperación.

No olvidemos que un territorio como el de Asturica paso de ser el más rebelde a los ejércitos de Augusto, a el mayor productor de riquezas para el emperador a través del esfuerzo de los trabajadores libres en sus minas. Este cambio de actitud fue sin duda producto de una inteligente e interesada actuación sobre los ritos indígenas para conseguir su fidelidad religiosa.

La elección del nombre de la nueva ciudad de Lucus Augusti permite comprobar la acertada manipulación de los símbolos por parte de Augusto, identificando su persona con la deidad de Lugus, con similar intención a la usurpación en el Lughnasa pero mucho más sutil. La nueva ciudad, señalada por los augurios de las aves, es fundada por el nuevo dios Lugus y recibe su nombre. No es difícil imaginar el uso por los nativos como nombre de la ciudad el de Lugus Augustus, en lugar del latino original Lucus Augusti.

Augusto se aseguraba con la fundación de la nueva ciudad las garantías necesarias para el contento de los dioses romanos y el contento de los hombres galaicos, aunando la devoción de todos hacía su persona con lazos mucho más fuertes que las legiones.


Callaecia, herencia viva

LA PROCESIÓN EN LA BASÍLICA, EL 25 DE JULIO
Autor: ALCÁZAR, Manuel
Dos mil años más tarde, cada 25 de julio, siete días antes que el antiguo 1 de Agosto, el territorio del convento lucense sigue celebrando el día sagrado del verano asociado al sol y a la cosecha, con bailes, ceremonias, juramentos y ofrendas a lo sagrado.
La ciudad fundada en el año 12 a.C. recibe aun hoy, después de más de dos milenios, el nombre de Lugo, rey de los dioses, y cada año los príncipes del territorio del convento presentan ante el “Sagrado Altar” de la ciudad su ofrenda floral de reconocimiento y soberanía.

© Carlos Sánchez-Montaña

Más informacióen en: http://www.lucusaugusti.net


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