Molino de Navamorisca

En realidad estamos hablando de dos molinos de muy distintas épocas.
Del primero, extraigo los datos de la excelente publicación de Agustín del Castillo de la Lastra, titulada “Consideraciones sobre arquitectura popular – Molinos de la zona de Piedrahita y El Barco de Ávila”, publicada por la Excma. Diputación de Ávila y la Fundación Gran Duque de Alba, en la colección “Monografías de Arte y Arquitectura Abulenses”, con el número 3.

Se trata de una edificación exenta – fuera del cauce – que no posee ya maquinaria ni piedras, aunque se pueden ver alrededor piedras berroqueñas de gran tamaño. Ya no mantiene cubierta y la pared correspondiente a la entrada está parcialmente hundida.
Es de propiedad particular.

Su fábrica es bastante singular, la esquina que apunta a la corriente, que recuerda la tajamar de un puente, tiene una sección cercana a los tres metros y el resto de los muros de carga un grosor medio de un metro y diez centímetros; el hecho es insólito en los molinos de la zona, en los que el grosor medio de sus muros no sobrepasa ninguno los setenta centímetros. Otra singularidad notable es la forma de álabe del muro que sigue el cauce.

Gracias a ello, la construcción soporta perfectamente, parece ser que desde hace bastante tiempo, las tremendas crecidas del Tormes en esa zona. Sugiere Agustín del Castillo que las ventajas, digo yo aquí que también la necesidad, de su construcción superaban con creces los inconvenientes; que se resolvieron con la construcción de una esquina de grandes lajas machihembradas cortando la corriente, y la forma de álabe de su muro Este, que devuelve las aguas al río y crea un remanso alrededor del cárcavo; y que permitiría seguir moliendo en épocas en que la crecida no inundase la cacera.
La construcción, aparte de las lajas, está realizada en mampostería sin ningún tipo de argamasa.

La cacera está excavada en el propio terreno, con un ancho medio entre los 3 y 4 metros. Yo sospecho una cacera más antigua, de menores dimensiones, reajustada posteriormente al caudal necesario para la captación de aguas del molino nuevo. En ausencia de tablero que devuelva las aguas al río, cuando se cierra el paso del agua, dispone de rebosaderos, formados con cantos rodados, en la margen que linda con el río.

No existen indicios de vivienda alrededor, si bien, ante la proximidad del molino colindante, no se puede asegurar que los materiales de la antigua vivienda, de haber existido, no pudieran haber sido reutilizados en la nueva construcción.

La otra construcción, de menor interés, es un molino de harina reconvertido en “fábrica de luz”. El dintel de la puerta muestra una inscripción que lo data en 1895. Es probable que la fecha corresponda a una reforma sobre el anterior molino, probablemente medieval, del que no quedan restos visibles. Yo he visto algunas medidas de madera para la molienda, hoy desaparecidas.
La escasa altura de la caída, unos 4 metros, ha desaconsejado su aprovechamiento actual para la producción de energía eléctrica, impidiendo una rehabilitación, como se ha efectuado muy acertadamente por empresarios privados en otros molinos del Tormes.
Aprovecha la cacera y los rebosaderos del antiguo molino.

Se intentó una fallida rehabilitación para convertirlo en vivienda que lo ha dejado reforzado en muros exteriores y cubierta, pero lo ha desvirtuado enormemente en el interior. Conserva algún eje y vigas del anterior molino de harina y gran parte de la maquinaria para producir energía.

El cárcavo y la zona donde estaba situada la turbina, bajo la construcción, se hallan hoy casi totalmente colmatados.
Está fabricado en mampuesto, sin argamasa, con algunos sillares en las esquinas.
Dispone de una pequeña edificación adosada que tuvo horno antiguo, hoy sustituido por otro en desafortunada restauración.
Posteriormente, en 1.991, se le recubrió con cemento. Su disposición, enfrentando el cauce, lo hace vulnerable en ciertas épocas del año a las referidas crecidas, que en esta zona son considerables.

Situación:
Se encuentran en la zona llana, cota de los 1.000 metros, cerca del municipio de Navamorisca (Ávila). Dista aproximadamente un kilómetro y tienen buen acceso por un camino desde el pueblo. Se encuentra también a poca distancia de El Losar y enfrente, Tormes por medio, de Vallehondo. No es descabellado pensar, al menos en ciertas épocas del año, en un nexo de comunicación entre ambas vegas.
Se sitúan en la línea de los 10 º de media de temperatura y los 600 mm. de índice de precipitaciones; está por tanto en la zona más cálida y de más baja pluviometría de la comarca.
Es un terreno de tierras pardas húmedas sobre granitos y neiss. El primero está edificado sobre grandes formaciones rocosas.
El nombre del municipio podría hacer referencia a alguna repoblación con gentes de procedencia morisca, dato de difícil rastreo. Su vega pasa por haber sido de las más fértiles de la comarca, por lo llano de su emplazamiento y la abundancia de agua. Hoy apenas se siembra.
El entorno natural es privilegiado. Ideal para quien quiera disfrutar de la naturaleza en estado puro. El baño, fresco hasta en verano, en la poza del molino, con estupenda playa de arena, es francamente recomendable.
Mejor época para visitar: Mayo y Junio.

Como Llegar:
Desde Madrid:
En automóvil. Salida por la Carretera de La Coruña – AP-6 (hasta Villacastín) – AP-51 (hasta Ávila) – Carretera Soria a Plasencia (hasta El Barco de Ávila) – Carretera de Béjar (hasta Navamorisca).
En autobús: Consultar Cevesa (Estación Sur)