Uxama

Nació como núcleo perteneciente al grupo de los arévacos que se organizaban en ciudades independientes políticamente. Agricultores, ganaderos y consumados artesanos en cerámica, tejido y metalurgia se asentaron en el Alto del Castro, imponente castillo rocoso a orillas del Ucero en un entorno privilegiado por sus recursos naturales y para las comunicaciones. Estas gentes hablaban la lengua celtibérica, estaban gobernadas por poderosos clanes y practicaban el rito de incineración en sus dos necrópolis de Portuquí al sur y Fuentelaraña al norte. Los ajuares metálicos, especialmente los que tienen armas, destacan por su calidad técnica y su riqueza. El cementerio meridional de Portuquí fue excavado a principios de siglo por R. Morenas de Tejada que también practicó excavaciones en tres puntos del Alto del Castro entre 1913y 1916. La necrópolis septentrional de Fuentelaraña fue brutalmente destruida por el expolio en los años 80. Es notable esa dualidad cementerial, que en nuestra opinión se debe al crecimiento del núcleo hacia el norte y a un crecimiento de la población quizá por la instalación de nuevos grupos en virtud de alianzas u otros vínculos, a partir del siglo II a. C.

Tras las guerras que ocasionó la conquista de estas tierras por Roma, Uxama debió de absorber buena parte de la población de otros establecimientos indígenas que se abandonaron como los de Ucero, la Mercadera o Gormaz. El hecho es que, a pesar del desgaste que supuso el final de la guerra sertoriana, el ataque y castigo que el ejército pompeyano infringió a Uxama por su apoyo a Sertorio en los años 70 a. C. no cortó su desarrollo, dentro ya de la órbita del mundo administrado por Roma.
En el siglo 1 a. C. y en el marco de la organización fiscal romana, acuñó moneda de bronce con su nombre y como efecto del incipiente influjo romanizador se fue introduciendo el uso de la escritura, indígena al principio. Prueba de ello es un valioso documento, testimonio de la vida político-social de la ciudad en esos tiempos. Se trata del texto que recoge un pacto de hospitalidad realizado con otra comunidad, quizá la asentada en Gormaz. Está escrito en lengua celtibérica y signario ibérico sobre una plaquita de bronce portátil, recortada en forma de lechón, símbolo de prosperidad. Uxama, aunque sometida a Roma en calidad de ciudad peregrina, seguía manteniendo determinadas tradiciones de raigambre indoeuropea como son esos pactos.

La cerámica de esa época nos ha legado notables ejemplos de grandes vasos de almacenamiento decorados con pinturas de tema geométrico y en algún caso figurativo como la que representa un guerrero junto a un caballo. Si bien con peculiar estilo, esta producción guarda notable parecido con la cerámica numantina.

Las excavaciones han revelado cómo eran algunas viviendas de esa época, talladas en la roca en las zonas más abruptas y en las llanas semi-rupestres es decir con paredes de tapial, asentadas en la roca y con al menos un espacio sótano con escaleras, según se ha documentado en el solar que luego ocuparía la casa de los plintos.

El acceso al yacimiento se realiza por la carretera N122, a pocos metros de la entrada se ubica el Aula Arqueológica que ofrece una información general sobre el conjunto. Continuando por el camino que atraviesa el Alto del Castro se puede iniciar el recorrido por la ciudad que comienza en las cisternas subterráneas donde existe un plano general del yacimiento que nos informa de la ubicación de los puntos de mayor interés, esta información se complementa con atriles explicativos.