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PONTEVEDRA Varios lugares
28 de mar. 2006
Clasificación: Petroglifos
Información mantenida por: Onnega
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Altares rupestres en Galicia. Tipología
TIPOLOGÍA I. ¿MESAS DE SACRIFICIOS DEL BRONCE O PIEDRAS DE AGUA?
Según Sobrino en su Corpus petroglyphorum Gallaeciae “quod ad scutrillas [cazoletas] attinet habentur ut receptacula sanguinis victimarum”, y esta idea vuelve a cobrar fuerza en la actualidad: para Monteagudo (1) las cazoletas de Monte do Boi (Baiona, Pontevedra) constituyen una mesa de sacrificios; Pena Graña (2) también define como mesa de ofrendas los grabados de Rego dos Pazos (San Xurxo de Torres, Vilarmaior, A Coruña). Fuera de Galicia Grande del Brío incluye en su estudio sobre eremitorios altomedievales una "mesa" similar en el lugar de Peñas del Pico o Cuevas de los Moros (Valcuevo, Salamanca): "un abrigo, bajo el cual hay grandes cazoletas, canalillos, rebajes y orificios simétricamente dispuestos, junto a una especie de altar [...]. Digamos que las cazoletas pueden considerarse, en principio, motivos de tradición prehistórica, aunque, posiblemente, con perduraciones hasta la época altomedieval" (7). El rebaje que enmarca el grupo de cazoletas de Valcuevo puede observarse también en la fotografía adjunta de Monsanto. Respecto a la pervivencia del motivo hasta época altomedieval: es una posibilidad; otra sería la reutilización de un lugar sagrado como eremitorio, "no es esta la primera vez que lo prehistórico y lo altomedieval coinciden o se yuxtaponen [...], prácticamente todos los asentamientos monásticos se hallan en lugares en los que dejaron testimonio de su paso gentes de otras épocas" (7).
(C) ABO. Parte del sector derecho de la "mesa de sacrificios" de Monte do Boi. Las cazoletas se distribuyen ocupando las superficies rectangulares entre diaclasas tal vez retocadas o trabajadas para crear zonas compartimentadas.
En la literatura sobre petroglifos son muy conocidos dos documentos medievales del año 950 (Tumbo de Celanova, nº 86 y 88).
1. inuenimus in alia petra burgarios sculbtos
2. reperimus in duas petras natiuas duos sculptos et quadratos burgarios
3. inpronauimus ad petras burgatas unas et alias simile tertiarias, ubi burgarios construxerunt de antiquo tempore.
En la edición de Emilio Sáez y Carlos Sáez hay una coma tras “burgatas” que favorece una lectura “llegamos a las piedras burgadas, unas y otras (todas ellas) parecidas a las inclinadas, donde se construyeron burgarios en la antigüedad” (a). En mi opinión la lectura debe ser “llegamos a las piedras, unas burgadas, y otras parecidas a las inclinadas, donde se construyeron burgarios en la antigüedad” (b), lo que reflejaría mejor los dos tipos de piedras que se encuentran nuestros exploradores. Para la lectura (a) sobra “unas et alias”, hubiese bastado con “inpronauimus ad petras burgatas simile tertiarias, ubi burgarios construxerunt de antiquo tempore”. De estos tres textos se deduce que los burgarios o bien se esculpen en la piedra, o bien se construyen con piedras:
- Burgarios esculpidos: por defecto no son cuadrados, ya que cuando lo son esta cualidad se especifica. Lo que implica la existencia de otra forma más común, sin duda la redonda.
- Burgarios construidos: “construxerunt” es término exclusivamente arquitectónico. Así, la descripción de varios burgarios levantados con piedras inclinadas (tertiarias) tiene necesariamente que tener un reflejo real en algún tipo de construcción.
Identificación de esta tipología con referentes arqueológicos conocidos. Como punto de partida tendremos en cuenta que la denominación es la misma para ambos tipos y que, por tanto, la función tenía que ser la misma. En Ourense todavía se les llama burgas a dos manantiales termales de la ciudad. Por otro lado el nombre común “burgado” se emplea en varias lenguas romances peninsulares para referirse al caracol, caracterizado por su concha en forma de espiral. La mayor parte de los autores (3) coinciden en que los burgarios esculpidos en las piedras son pilas de agua de forma cuadrada (lacos) o hemiesférica (cazoletas), dejando fuera del análisis una posible relación entre el nombre (burgario), los diseños de espirales y círculos concéntricos (caracoles o burgados), y el agua (surgencias termales o burgas). Con base en los siguientes criterios prefiero establecer la identidad burgarios = petroglifos con diseños de espirales y círculos concéntricos, con variante de cuadrangulares concéntricos (diseños tipo alquerque):
-Primero por su denominación, que etimológicamente entiendo que se refiere a la forma burgada del caracol (espiral), donde lo que prima es un diseño de elementos concéntricos.
-Segundo, su función y de nuevo con apoyo lingüístico: la denominación puede señalar que se trata de representaciones de una burga o manantial. Rozas (4) señala algunos argumentos: “la toponimia que hace referencia al agua en un grupo considerable de petroglifos, la localización de muchos petroglifos en los márgenes de zonas de pasto que se encharcan cuando hay lluvias, la forma de las combinaciones circulares que reproduce las ondas del agua”. Y para el petroglifo de Pozo Ventura (Poio, Pontevedra) Sartal Lorenzo (5) sugiere que: “un posible significado para los motivos del Pozo Ventura quizás esté relacionado con el agua, y con su posible existencia en tiempos prehistóricos que hoy la toponimia remarca (Pozo Ventura es el topónimo del lugar que hace referencia a un pozo que hoy está abandonado; además está cerca de un riachuelo). De esta manera una probable explicación para la existencia del petroglifo en ese lugar vendría dada por la necesidad de delimitar el recurso acuífero (Bradley, Criado y Fábregas, 1993-1994)”.
-Tercero porque hubo un primitivo diseño de cazoletas (recipiente para líquidos) dispuestas en círculo con una ocupando el centro, que fue el que originó el motivo posterior de círculos lineales concéntricos (6).
En resumen: las llamadas mesas de sacrificio, cuajadas de petroglifos con diseños fundamentalmente de círculos concéntricos serían, como se ha dicho en numerosas ocasiones, representaciones de los movimientos del agua. Esta forma de reflejarla pudo deberse a la observación de surgencias o manantiales termales (burgas), de ahí el nombre burgarios o “petras burgatas” (Celanova, 88).
(C) ONNEGA. Surgencia termal o burga. Paralelo formal: detalle de anillos concéntricos y coviña central en una surgencia junto al campamento romano de Aquis Querquennis. Embalse de As Conchas (Ourense). Los burgarios construidos con piedras inclinadas encajan en las llamadas saunas castreñas, que en un principio se interpretaron como crematorios, y hoy, desechada esa función por el papel principalísimo que desempeñan en ellas las canalizaciones y los depósitos de agua, se piensa que eran parte de algún ritual de purificación o iniciación por medio del agua.
(1) “La religiosidad callaica”, Anuario Brigantino, 19, 1996
(2) Esta estación fue descrita por el Grupo Arqueolóxico da Terra de Trasancos: “Gravados rupestres en San Xurxo de Torres” Anuario Brigantino, 22, 1994. V. fotografía y comentarios de Pena Graña en http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2605
(3) Véase por ejemplo (porque lo tenemos muy a mano) Andrés Pena Graña, que incide en la idea del burgario como pila o receptáculo. Dice: “Las oquedades de las palas se llaman en Galicia burgarios cuando son obra de la providencia o de la naturaleza, y burgarios cuadratos (el burgario cuadrato es el lacus latino), cuando devienen de la acción de la piqueta del cantero”, cita extraída de “Entronización real celtoatlántica en la Trebopala, Crougintoudadigo o Toudopalandaigae”, 2005, en http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1714
(4) Roberto Rozas: “El significado de los petroglifos”, en Reflexiones sobre el arte rupestre prehistórico de Galicia, coord. FJ Costas Goberna y JM Hidalgo Cuñarro, Asociación Arqueolóxica Viguesa, Vigo, 1998
(5) Miguel Anxo Sartal Lorenzo: “Petroglifos Pozo Ventura e Outeiro da Choqueira. Poio, Pontevedra”, 1999, en http://www.geocities.com/alendoval/arqueoPV2001.html
(6) Onnega: “Coviñas, cazoletas o cúpulas. Modelos de dispersión no dishomogénea”, 2005, en http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1186 junto con la intervención en ese mismo artículo el 16/03/2005 11:56:11
(7) Ramón Grande del Brío: Eremitorios altomedievales en las provincias de Salamanca y Zamora, Librería Cervantes, Salamanca, 1997
II. PENEDOS CON ESCALERAS TALLADAS. TIPO "PANÓIAS"
a) Castro de Alcabre (Vigo)
(C) ABO
(C) ABO. En la orilla del mar y junto al castro de Alcabre (hoy Museo del Mar, Vigo) se encuentra este afloramiento granítico con entalles en forma de escalera. Si fuesen los restos de un altar indígena, tendríamos una constatación de dos cultos paralelos, pues en el mismo castro de Alcabre se conserva parte de lo que se ha identificado como base de un altar púnico.
b) Conjunto de Cruz da Pedra en Louro (Muros)
A medio camino por la carretera alta que va de Muros a Louro se encuentra un afloramiento granítico que induce a pensar en una superposición de cultos. Un primer elemento es un clásico outeiro (altar) con peldaños tallados en la roca, el cual, posteriormente, se coronó con un cruceiro con el objetivo de cristianizar el lugar de culto pagano.
En otra zona del afloramiento inmediata al outeiro existe una disposición de pilas redondeadas conectadas en cascada. A menudo encontramos estos motivos, producto de la erosión natural, en santuarios rupestres; es probable que su previa existencia fuese determinante para la ubicación de los mismos.
Junto a las pilas en cascada se grabó un petroglifo de círculos concéntricos cuya datación suele adscribirse al Bronce. La asociación petroglifo-pilas sugiere de nuevo una conexión de estas grafías con el agua que contienen los recipientes.
(C) ONNEGA. Petroglifo de Cruz da Pedra, Louro (Muros).
III. EL ALTAR FENICIO
(C) ABO. Base de altar púnico en el castro de Alcabre (Vigo), hoy Museo del Mar. Parte del castro y en concreto la zona que ocupa el altar se puede visitar, pues ha sido integrada parcialmente, por decirlo de alguna manera, en la estructura del museo. Durante las catas en este estrato el hallazgo de ánforas tipo C que habían contenido conservas de salmuera permitió establecer su procedencia en la antigua colonia fenicia de Gadir, así como una cronología en los s. V y IV a. de C. En su origen la base estaba formada por cuatro piedras hincadas, la que falta puede ubicarse perfectamente gracias a la huella de su fosa.
(C) ABO. La base del altar, s. V-IV a. de C., se encontró en el interior de una estructura rectangular. José Suárez e Iván Negueruela identificaron el conjunto como parte de un "altar necesario para los cultos de una religión mediterránea" (1). Los restos de muros circulares corresponden a un estrato superior típicamente castreño (s. III a. de C.).
(1) Más información en http://www.culturagalega.org/temadia.php?id=3570
IV. ALTARES "VERTICALES" EN CONTEXTO ALTOMEDIEVAL
(C) ONNEGA. Hornacinas y mechinales de función desconocida en el monolito que sostiene el campanario (San Pedro de Rocas-Ourense).
V. DOS CITAS A MODO DE REFLEXIÓN FINAL (añadido el 27-06-07)
Extraigo dos citas de González Ruibal (1) que ponen de manifiesto el descrédito que pesa sobre los estudios dedicados a los santuarios rupestres y la dificultad de identificarlos:
-“Posiblemente el desinterés por las cuestiones de tipo simbólico y superestructural que predominarían en la década de los 70 y 80, así como la vinculación de los santuarios con la esfera de intereses propios de los celtófilos, explicaría su desaparición como elemento de estudio en la Arqueología de la Edad del Hierro. De hecho, las síntesis posteriores a López Cuevillas (Peña 1992 y Calo 1993) no hacen referencia a este fenómeno. El estudio de los santuarios rupestres, por otro lado, ha estado vinculado a trabajos de nula credibilidad científica (p. ej. Conde Valvís 1961), bien por referirse a formaciones geológicas naturales, bien por relacionar auténticos santuarios con ritos escabrosos y druidas sin base de ningún tipo y con mucha fantasía”.
-“El más interesante es quizá el de Laias. Fue investigado por Chamoso Lamas hace medio siglo (Chamoso 1954-55) y en sus excavaciones aparecieron gran cantidad de materiales romanos y algunos indígenas […] El arqueólogo interpretó las múltiples estructuras excavadas en la roca como parte de un complejo minero romano. Dos décadas más tarde Rodríguez Colmenero (1997: 322-23, lám. XV) reinterpretó el conjunto como un santuario rupestre, a partir de las fotografías de Chamoso, fundamentalmente, pues las labores de cantería habían destruido prácticamente todo el conjunto. A mediado de los años 90 del pasado siglo […] aparecieron entonces algunas piletas nuevas excavadas en la roca. El conjunto de Laias presenta importantes complicaciones. Parece claro que algunas estructuras tienen una función exclusivamente artesanal, seguramente para preparar curtidos o tintes e incluso, como opinaba Chamoso, para elaborar el mineral: algunas piletas conectadas por canalillos y en pendiente pueden relacionarse con labores metalúrgicas (Madroñero 1994: fig. 6). De hecho, junto al castro existía una mina de estaño […] Otras, sin embargo, de las que fotografió Chamoso, poseen sus mejores paralelos en los santuarios rupestres: es el caso de las escaleras talladas en la roca, algunas piletas cuadradas o circulares con canalillos que parecen lacus y una estructura rectangular con un pilar central. Casos como Laias o Panóias son excepcionales; los santuarios rupestres tienen, por lo general, un reducido número de estructuras: lo más habitual es la presencia de dos o más piletas cuadradas o rectangulares, rebajes en la roca y alguna cazoleta o agujero de poste”.
(1) en Galaicos. Poder y comunidad en el NO de la Península Ibérica, Brigantium, nos. 18-19, 2006-2007, pg. 560-7 (apartado “La materialización del mito: los santuarios rupestres”)
AGRADECIMIENTOS: a nuestro druida Abo le debo la mayor parte de las fotografías, así como la noticia del altar marítimo de Punta do Muíño.
NOTA: hubo un accidente, ya subsanado, en el montaje de este artículo. Esto ha quedado reflejado abajo y necesita una explicación; el desahogo iba dirigido contra el resultado obtenido inicialmente.
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Sí, lo de las cazoletas en los verracos es bastante frecuente. Recoge este detalle Álvarez Sanchís en "Los vettones", pero le resta importancia argumentando que podrían haberse reazlizado posteriormente y relata que conoció un caso en el que las cazoletas venían determinadas por la extracción de polvo de granito por parte de algún vecino en época relativamente reciente.
Yo hago la lectura contraria: si alguien extraía polvo de granito del verraco en cuestión, habiendo tanto granito en los alrededores, es porque le atribuía un carácter especial a la figura. También me cuesta creer que quien tal hiciese dejase una talla redondeada y de profundidad constante, si la mera intención era extraer un trozo de granito para reducirlo a polvo. No sería difícil, pienso yo, diferenciar las marcas que estas actividades recientes han dejado en la figura de las verdaderamente anteriores.
Pongo algún ejemplo que añadir a los que ya se han traído:
Este es un detalle del verraco de Segura de Toro. Es posible que los orificios que se aprecian hayan sido producidos por sujecciones incorrectas o por haber sido reutilizado en algún cierre de finca o algo parecido.
La diferencia es clara, pienso yo.
No se me malentienda: creo que la recopilación que se hace en la obra mencionada y el estudio y calsificación de tipos, así como en gran medida la cronología propuesta, es bastante acertada, además de ofrecer una completa bibliografía, sin embargo, en este detalle en particular creo que el análisis podría revisarse.
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