KUTZEMENDI

                                Poblado de Kutzemendi

Kutzemendi fue un poblado con una poderosa muralla, habitado durante más de 1.000 años

El descubrimiento de este bastión de la tribu de los caristios no ha sido tan casual. El infatigable Jose Miguel Barandiaran ya descubrió los restos en 1926, que luego investigó, en los años cincuenta del pasado siglo, Basilio Osaba. Así que la presencia de gentes de la Edad de Hierro en este paraje estaba confirmada con creces, como en tantos otros lugares del País Vasco.

Pero fue José Ángel Apellaniz quien, a finales de 2000, descubrió de forma fortuita la configuración amurallada de Kutzemendi, lo que le daba una entidad suPerior a este yacimiento. Así, en lo alto de Olarizu, no se encontraba un pequeño poblado, sino uno de los baluartes principales de los caristios, una de las tribus que habitaban Àlava, junto a autrigones, bárdulos y berones.

Para llegar a él desde Vitoria se pasa por el barrio de Adurza y se toma el camino en dirección a Olarizu. Se sitúa en un alto amesetado culminado por una cruz (es un lugar de esparcimiento). La caída norte tiene una pendiente bastante pronunciada, siendo más accesible por el resto de sus lados. El terreno se encuentra profundamente alterado, sobre todo en el lado oeste y en la parte alta del emplazamiento. En la guerra civil hubo atrincheramientos y probablemente la estructura de foso y túmulo que se detecta en la parte suPerior (el túmulo además, encintado con un murete de lajas calizas) corresponde a obras de ese tipo. El poblado de Kutzemendi fue excavado en 1950 por G. Nieto. Solo disponemos de una parte de los frutos de esa intervención que en su momento fueron depositados en el Museo de Arqueología de Alava. Se trata de materiales óseos y cerámicos, la mayoría atribuibles al Bronce Final y Edad del Hierro. Kutzemendi responde a uno de los tipos de ocupación protohistórica más comunes, de carácter sumamente estratégico, en base a un gran dominio visual, en este caso sobre la Llanada Alavesa. Se trata de un alto amesetado que además presenta terrazas en su pendiente. La excavación de 1950 puso a la luz la existencia de plantas de viviendas rectangulares. Las características de sus materiales así como las huellas de viviendas y su emplazamiento defensivo hacen de este yacimiento un ejemplo importante de hábitat protohistórico en la Llanada Alavesa.

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