Villa Romana de Cuevas de Soria

En lo que hasta el momento era dehesa del pueblo de Cuevas de Soria, se descubrieron, en segunda década de este siglo los restos de lo que resultó ser una villa romana, una lujosa casa de campo en la que habitaba un señor hispano-romano con sus siervos.

El hallazgo motivó su primera motivó su primera excavación, llevada a cAbo por Blas Taracena en 1928 y 1929, en la cual se puso al descubierto lo que quedaba de la vivienda: los suelos y los arranques de las paredes.

Por los trabajos de Taracena se identificó como una villa en la que a partir de los siglos III-V, habitó alguien que intentaba vivir en una provincia del Imperio Romano con el mismo lujo con le que hubiera podido hacerlo en Roma, y que, seguramente se abandonó de una manera controlada, no violenta –un traslado, no un saqueo-, y de ahí la poca riqueza de materiales que se han encontrado, en claro contraste con la suntuosidad reflejada por la estructura y por los mosaicos. En este sentido, cabe destacar solo la figura femenina que se encuentra en el Museo Numantino de Soria.

El estudio de los mosaicos realizado recientemente por María Cruz Fernández Castro, pone en evidencia el origen norteafricano de los esquemas decorativos. Su fecha, en pleno siglo IV, coincide con la ya indicada por el primer investigador.

 De las últimas excavaciones se desprende que esta construcción y estos pavimentos se superponen a otra anterior de la que no es sólo una reforma, -un cambio de aspecto por variación de la moda o el gusto- sino un cambio profundo, que afectó a la estructura y que aconsejó cegar todo el parapeto del lado sur y dejarlo inutilizado. No se reconoce aún el fin de esta estructura, de buscada simetría, aunque el encaño que la protege de las filtraciones y los materiales ahumados la relacionan con calor. Pudo estar vigente entre los años 150 y 225 de nuestra época.

EL ENTORNO

 Su situación está perfectamente estudiada, constituyendo el mejor punto de toda la zona: cerca del río, en un llano flanqueado por considerables alturas, gozando de un microclima que suaviza, aún hoy, la condiciones generales. Es el lugar idóneo desde donde hacer productivos los alrededores.

Alrededores que, por otra parte tienen documentada abundante población en la época prerromana, por ejemplo, en los cerros septentrionales donde el mismo Blas Taracena excavó el castro de Izana, o donde se sabe que existe el de la Ermita de Cuevas de Soria, aún sin estudiar; también en las partes llanas meridionales se han rastreado restos de posibles producciones alfareras cerca de Quintana Redonda, donde la tradición alfar sigue vigente.