Fecha: 25 de ago. 2006
Sección: Otras imágenes
Información publicada por: ventero
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Londres 2: estatua del dios Mitra (B. Museum)

En Londres, concretamente en el British Museum, se conseva una magnífica estatua del dios Mitra. Es de bulto redondo y sólo hay dos más así, en Córdoba Photobucket - video and image hosting y en el Vaticano. Photobucket - video and image hosting El pasaje de la mitología irania que se refiere a la práctica de la tauroctonía mitraica está al final del Libro de la Creación (Bundahishn), cuando se cuenta el fin del Combate, que permanentemente se produce entre Ahura Mazda y Ahriman. El Elegido, Saoshyans, intervendrá venciendo al Espíritu Maligno por medio de un último sacrificio ritual del Toro para regenerar a la Humanidad. Con la grasa prepara el haoma o licor blanco, que será el verdadero elixir de la vida eterna para los seguidores. Asimismo, el Bundahishn dice que nuestros primeros padres sacrificaron un toro pero un buitre se apoderó del trozo de carne ofrecido a la divinidad y un perro se comió el resto del toro. Sin embargo, por su parte, Zoroastro se sabe que en algún momento atacó la costumbre del sacrificio táurico. Entre Shaosyhans y Mitra no hay identificación total pero sí traslocación de funciones. En Roma, el poeta Estacio, autor de "La Tebaida" (año 81 d.C.), en el Libro Primero canta: "Mitra, quien bajo las rocas del antro pérsico, tuerce los cuernos del recio toro...". Es el primer testimonio literario de la presencia del culto mitraico en el Imperio Romano. Por su parte, el primer testimonio arqueológico (una figura en relieve) data de 102 d.C. Aunque en las religiones mistéricas el dios muere y resucita (con los ciclos agrícolas), el mitraismo presenta la peculiariedad de que el dios no muere, es Invicto. En el mitraísmo la salvación del alma se consigue por la participación en el sacrificio del toro que hizo Mitra y que afecta a toda la Creación, la cual se ve liberada de las tinieblas y la muerte. En la estatua de Londres una serpiente y un escorpión (animales inmundos) sustituyen al buitre, aunque estos símbolos evolucionados indiquen ahora la purificación de toda la Creación a través de la sangre del toro sacrificado. La salvación mistérica no es sólo la salvación póstuma sino también la identificación con el dios mistérico. La hazaña de Mitra se sitúa en un lugar y un momento sobrehumanos, o prehumanos, o cósmicos.


De los tres grandes cultos mistéricos que se desarrollaron en Roma, Isis, Cibeles y Mitra, éste último es el que aparece peor representado en la Bética. El de Mitra es un culto muy vinculado a soldados. Ya F. Cumont expresó a finales del S. XIX (CUMONT 1896-1898:260) que España era el país de Occidente más pobre en monumentos mitraicos. En buena medida esta afirmación seguía siendo válida en tiempos de A. García Bellido (GARCÍA BELLIDO 1967:21-26) y lo sigue siendo en la actualidad. La escasa difusión del culto de Mitra en Hispania y más concretamente en la Bética, se explica fácilmente si tenemos en cuenta que la propagación de esta religión está íntimamente ligada a los movimientos de las legiones. No es pues de extrañar que en un área tan romanizada y pacificada cómo la Bética, sin necesidad de grandes guarniciones militares, el mitraísmo apenas haya dejado testimonios. Únicamente en la zona cantábrica, en el Norte peninsular, con grandes necesidades militares es, por cuestiones obvias, donde aparecen más restos.




Entre los restos arqueológicos documentados sobre Mitra en la Bética destacan esculturas e inscripciones. De todos ellos, el más bello y espectacular es tal vez el Mitras Tauroktonos de Igabrum, hallado en Cabra, provincia de Córdoba (Fig. 2). En 1952 dos campesinos hallaron por casualidad este grupo escultórico en mármol blanco de 93x96x35 cm. En él aparece el dios Mitra sacrificando al toro. El dios va vestido con atuendo oriental, incluido gorro frigio, pantalones largos ajustados a las piernas y una túnica corta. Con su mano izquierda sujeta por el morro la cabeza del animal, mientras que con la derecha hunde su cuchillo  en el cuello de la bestia.




El lugar del hallazgo de la escultura corresponde al nicho de un estanque. Se ha debatido (BLANCO, GARCÍA, y BENDALA 1972: 297-319) si la escultura procede de algún mitreo (templo consagrado al dios Mitra) en las inmediaciones, pero hasta el momento los resultados han sido bastante infructuosos. Todo parece indicar que se colocó en el estanque con un carácter exclusivamente ornamental, sin que sea posible conocer cuál fue su ubicación originaria, que pudo ser muy distante a aquélla en la que se encontró.




Se han encontrado otras esculturas relativas a Mitra (GARCÍA BELLIDO 1967: 39). Entre ellas han aparecido dos en Itálica, un pequeño relieve inacabado, representando el sacrificio del toro y un pequeño ara de identificación dudosa que haría referencia a distintos momentos de la vida del dios (THEVENOT 1952:125). Una más, en bastante mal estado, apareció en la ciudad de Córdoba en 1971 (GARCÍA BELLIDO 1971:142-145).




En cuanto a las inscripciones, ya se ha señalado su escasez y carácter dudoso. Entre ellas se encuentran las siguientes:




1. Inscripción de Itálica (Santiponce, Sevilla). Epígrafe con plantae pedum y el siguiente texto:




Q C C/ D I S




Se ha propuesto (no sin una buena dosis de imaginación) la siguiente transcripción y traducción:




TRANSCRIPCIÓN


Q(uintus) C(laudius) C(...)/ D(eo) I(nvicto) S(oli).




TRADUCCIÓN


Quinto Claudio C(...). Al dios Invicto Sol (nombre con que era conocido Mitra)






2. Ara de Málaga, de muy dudoso carácter mitraico. A los lados del ara aparecen una pátera y un vaso muy representados en las ceremonias mitraicas, pero que también aparecen en otros muchos cultos. No aparecen referencias a Mitra por su nombre o cualquiera de sus epítetos más comunes.




TRANSCRIPCIÓN


L(ucius) S(ervilius) Supera/tus Domino Invicto/ donum libens ani/mo posuit/ ara(m) merenti.




TRADUCCIÓN


Lucio Servilio Superato, al Señor (o dios) Invicto de su propia voluntad donó e hizo erigir  esta estatua.




Estos son básicamente los restos encontrados relativos al culto de Mitra. Habría que añadir una inscripción dedicada a


Mithra Cautopati en Medina de las Torres (Badajoz), ya prácticamente fuera de nuestro ámbito de estudio. Cómo se ha indicado, este culto tuvo escasa presencia en la Bética. Sus escasos adoradores eran hombres (a las mujeres les estaba vedada la participación en el culto) y si extrapolásemos los escasos restos documentados (con toda la arbitrariedad que ello conllevaría), tendríamos una primacía de hombres libres sobre esclavos.


 


Junto a ello, Mitra es una divinidad indoeuropea, marcial y moralizante, muy diferente a las diosas sensuales Isis y Cibeles, que lloran a sus amantes muertos y simbolizan la fertilidad, un tipo de dios muy diferente y que no tenía referentes previos en el Sur peninsular.


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