Fecha: 15 de jun. 2006
Sección: Calzadas, Caminos y Puentes
Información publicada por: crougintoudadigo
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Para ANDRÉS PENA GRAÑA "Aunque un budista, o un induista no lo tengan por que saber, los cristianos católicos reconocemos inmediatamente que Divina Pastora, Inmaculada Concepción, Ascensión, Asunción son apelativos o atributos de la Virgen María y no cuatro divinidades adscritas a cuatro determinadas funciones. Los católicos sabemos, y por eso se los ponemos –o se los poníamos antes de que sobreviniera el prodigio vanessizador - a nuestras hijas, que los anteriormente mencionados ginepónimos proceden de estos atributos o categorías divinas de Nuestra Señora, pero no se puede saber fuera del sistema.
Por la misma razón un cristiano ignora si responden o no al fenómeno aludido “Boand” el Río Boine “siempre lleno” según una etimología popular de los Métricos Dinsenchas aunque en realidad el lingüista piensa o sabe que proviene de ie. Bó Vinda “la vaca blanca; Tailtiu “Tierra”; Artionis la “de los Osos” de los Helvetios y de los Galos”, Brigantia “la fortificada ciudad”, Arduínna, “la Alta o Elevada”, la hispana Ataecina Turobrigense “La Noche” de Turóbriga o las Matres Gesahenae y Gavadiae referidas por sendos topónimos germanos (Rödingen).
Un cristiano, en principio, no podría saber si las arriba mencionadas categorías divinas, responden a una única o a varias diferenciadas divinidades paganas, pero no vacilaría al aseverar que los mencionados Fátima, Lourdes, Chamorro, son todos ellos antropónimos marianos, referidos a una común Virgen María, tomados de los lugares donde se erigen sendas basílicas y una ermita.
Un católico sabe que Dulce Nombre, Dolores y Soledad son antropónimos intencionadamente tomados de marianos epítetos temáticos pero podría no saberlo un budista o un chaman ignorando la práctica y los usos de la religión católica. Fuera de la religión Celta no tiene por que comprenderse que los topónimos Araugelensis, Veigebraecus, Isibraegus, y Etobrigo podrían responder, y seguramente respondan, al fenómeno reseñado en la 'toponimia mariana'.
Cuando hablamos de la Virgen de Chamorro , tomando en la Tierra de Trasancos su nombre de un dominante monte llamado Chamorro (Serantes, Ferrol), algunos pueden saber que posiblemente significando “Monte Pelado” el topónimo aludiría a una heredad calva o rocosa, donde erigieron en la Edad Media sobre un grupo de enormes rocas graníticas un santuario Mariano, a un lugar donde el Lunes de Pascua la Tierra de Trasancos celebra una concurrida romería; otros sabrán que una de las grandes piedras sobre las que se asienta ese santuario, decorada profusamente con insculturas de círculos concéntricos y con cazoletas, los motivos más antiguos de los petroglifos gallegos, fue probablemente una “mesa de ofrendas” o un outeiro, “altar,” del Neolítico final. Conociendo todos muy bien el marco cultural en el que se encuadra el santuario de esta patrona ferrolana de los marineros, a nadie se le ocurriría echar mano del análisis etimológico para considerar a la Virgen de Chamorro una divinidad propia de las “cabezas rapadas” o skin heads . Por la misma razón la venerada Virxe da Renda de Combarro, Poio (Pontevedra), en un santuario similar no es, una divinidad femenina encargada de cobrar los impuestos.
La observancia de nuestra fe cristiana no circunscribe, pese a la adjetivada recomendación, en una pastoril “tercera función” al Buen Pastor, al Cordero de Dios, y a la Divina Pastora, pero no nos queda ningún pagano que nos pueda decir si Bó Vinda “vaca blanca” sería o no encuadrable en el redil de la llamada “tercera función”.
Nuestra fe cristiana nos ver que hablamos de Jesucristo Nuestro Señor, y no de cinco divinidades distintas, cuando decimos Luz del Mundo, Cristo Rey, Verbo Divino , Santísimo Sacramento o Sagrado Corazón de Jesús , y que el Padre y el Hijo con el Espíritu Santo, son tres personas distintas de un único dios , etc. pero no tenemos por que echar de ver que respondiendo a un similar principio el burbujeante Bormanus, el distribuidor Nuada, el atador Bandua, el atronador Taranis, el luminoso Lugh, el buen dios Dagda, el “prise rapide” Dianchet; pudieran no ser siete dioses, sino siete epítetos temáticos, o, aún, siete distintas personas o personalidades apuestas a un mismo dios.
Veremos como la religión Celta articulándose a través de epítetos temáticos expresa elevados conceptos teológicos, santos y divinos misterios, no funcionarialmente o trifuncionalmente, a la manera de los estructurados panteones grecorromanos, ora adjetivando ciertas propiedades como las de las aguas termales Bormanus “burbujeante”, etc., ora resaltando aspectos fundamentales la divinidad, así Maponus “el jovencito”, Toutioríx “el Rey de la Tribu”, Rhiannon “gran Reina”, Moritasgus “venido por el mar”, ora localizando solares o claras virtudes y categorías divinas Grannos “el Granate” Bellenos “el brillante”, ora psychopompos aspectos propios de lugares de peregrinación y de santuarios como San Andrés de Teixido o el monte de Donón, etc., Setanta “Caminante”, Ogmios “el del Camino”, Viverobrego posiblemente “El de elevada fortaleza”, de modo comparable al cristianismo, en un coherente dogmático y teológico corpus o sistema doctrinal". In "Treba y Territorium..." USC Ed, 2004
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