En Garrovillas (Cáceres), según informa Mélida, el párroco don Jerónimo Sande excavó, en 1874, los dos dólmenes de la Vega del Guadancil (I y II), distantes entre sí cincuenta metros. Encontró cuchillos, puntas de flecha y de lanza, tallados en pedernal y finamente trabajados; hachas de anfibolita muy bien pulimentadas; vasijas de barro; cuentas de collar en piedra y placas de pizarra grabadas.

El descubridor presentó estos objetos en la Exposición Universal de París de 1878. Al siguiente año donó una parte al Museo Arqueológico Nacional y la otra pasó al Museo de Cáceres.

Guadancil I conserva del túmulo el cerco de la base (con diámetro de 18 metros) y parte del núcleo, de cantos. Su puerta, orientada al Este y cuyas jambas y dintel se conservan, tiene una anchura de 1,24 metros. La galería es apreciable en parte y tiene una longitud de 5,15 metros, con un ancho de 1,60.

De Guadancil II, idéntico al anterior, sólo quedan restos del montículo y la hondonada de la construcción.

Las sepulturas corresponden al período eneolítico. Próximo a ellas, en el Cerro de la Horca, hay otro dolmen, explorado por V. Paredes en 1909.


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