Realizada por: Cierzo
Al Druida: A todos los Druidas
Formulada el viernes, 06 de octubre de 2006
Número de respuestas: 4
Categoría: Temas Históricos y Artísticos

El final de la Edad de Hierro


Aunque pueda parecer una pregunta un poco simple, me gustaría saber cuando consideramos que nos encontramos el final de la Edad de Hierro. Periodo definido porque se desarrolló la metalurgia del hierro, es un criterio exclusivamente tecnológico del metal. ¿cuando podemos considerar que llegamos a su final? A partir de que los pueblos que trabajan el hierro comienzan a escribir? Sin embargo la tecnología sería la misma. Por eso mismo el cambio de un criterio tecnológico a un criterio más filológico me parece que puede traer problemas. ¿la Edad Media se puede considerar dentro de la Edad del Hierro? ¿No sería más fácil unificar criterios(criterio tecnológico, filológico o modos de producción)?

Respuestas

    Tijera Pulsa este icono si opinas que la información está fuera de lugar, no tiene rigor o es de nulo interés.
    Tu único clic no la borarrá, pero contribuirá a que la sabiduría del grupo pueda funcionar correctamente.

  1. #1 Dressel sábado, 07 de octubre de 2006 a las 16:07

    La verdad es que hs dado justo en una de las cuestiones más difíciles de explicar, jeje. Lo único cierto es que en la Península Ibérica se considera el final de la Edad del Hierro con el comienzo de la dominación romana, según algunas teorías; otras dicen que sería cuando los pueblos iberos del levante y suroeste logran el desarrollo de una lengua, el idioma que nosotros conocemos por ibero,y que aún no ha podido ser descifrado debido a todas sus variantes regionales y demás cuestiones que no vienen al caso.
    Pero lo único cierto es que, como en todas las etapas de la Historia, sólamente sirve dicha separación de las edades para intentar realizar una unificación temporal, cosa que no se podrá conseguir nunca, puesto que en cada parte del mundo se inicia y termina la edad del hierro en unas etapas diferentes (Al igual que el resto de etapas de la Historia).
    Desde otro punto de vista, apoyándonos en el desarrollo de la cerámica, podríamos decir que las culturas de la edad del hierro en la península tienen una pervivencia, dentro de la época de dominación romana, bastante grande,puesto que la llamada "cerámica de tradición ibérica" por algunos especialistas como Abascal, perdura hasta los últimos días del Bajo Imperio, con mayor o menor difusión. ¿Esto indica que las sociedades del hierro perduran con la misma tecnología,Etc? ¿o solamente que las personas que habitan estos puntos de la península no son del todo romanizados,como ocurre en otras partes del imperio, y siguen conservando algunas de sus tradiciones?. Es un tema muy complejo y que tardará mucho tiempo en desmenuzarse debido al desintrés de muchos investigadores.

    ("Las edades oscuras no existen muchas veces porque no se sepa nada, sino porque a nadie le gusta estudiarlas,jeje").


  2. #2 Cierzo sábado, 07 de octubre de 2006 a las 20:38

    Si Dressel evidentemente la concepción de la Historia (pre-Historia incluida) es eurocentrista. Pero además de eso, personalmente lo que no entiendo es ir usando criterios tan diversos. Por un lado la tecnología, de repente aparece la escritura y cambiamos a un criterio filológico. No serviría una división según modos de producción? Está claro que las épocas de transición entre un modo de producción y otro es largo y pueden cohexistir, pero el tecnológico tampoco es de un día para otro. (no hace mucho una druida preguntaba sobre el hallazgo de utensilios de piedra en un castro de la edad de hierro, en Galicia). Sobre el criterio filológico está claro que es muy importante disponer de fuentes pero las otras ciencias "auxiliares" como la arqueología han ido ganando mucho peso...
    Creo que puede ser un debate interesante


  3. #3 egho domingo, 08 de octubre de 2006 a las 03:29

    Cierzo; por cierto puede ser un interesante tema de debate y aporte de datos. Para que sea completo seria interesante establecer cuando comenzo la edad de hierro, con los Hititas..?- Ninguna de las culturas americanas precolombinas conocio el hierro, pese a algunas incursiones de algunos europeos varios siglos antes de la llegada de Colon. Esta mas o menos demostrado que la ultima oleada de migracion asiatica a america tuvo lugar durante la ultima glaciacion. Los que sepan algo deberian aportar datos.
    Salud


  4. #4 mardanix viernes, 04 de mayo de 2007 a las 21:21

    Daniel Castillo FAndos

    Si el primer concepto de protohistoria puede remontar en Ugarit hasta el s.XIV a.n.e, a partir del s.VII a.n.e, será la península quién entre de lleno en la Protohistoria. Se va a producir una revolución que queda patente primero a lo largo de las costas del Sur y del Levante (Hierro I), y más tarde en los valles del Guadalquivir, Segura, y Ebro (Hierro II). Es en este último, donde éste proceso cultural sea denominado Iberización.





    Inmediatamente anterior a la edad de Hierro, se producen una serie de movimientos de pobladores braquicéfalos del Sur y Sureste de Francia (Valle del Ródano), emparentados con los celtas y los ligures, que llegan en el S.XI a.n.e al valle del Ebro a través del Segre y se establecen definitivamente. Entre las posibles causas se produjo una bajada de las temperatuas, una europeización del clima (más fresco) y del ambiente respecto a la fauna y la flora. Esta unión entre pobladores mediterráneos y europeos es el auténtico y definitivo sustrato indígena y autóctono ibérico que ha permanecido hasta el siglo XX en el nordeste peninsular. Se asientan sobre lugares elevados de fácil defensa, generalmente fortificados y próximos a uno o al interfluvio de dos ríos, fuentes de agua u otro tipo de cursos fluviales, que son además vías, caminos, corredores naturales y ubicados idóneamente para el control del territorio. Es el principio de la territoriedad (un territorio delimitado), de un estado o ciudades-estado, de un sedentarismo definitivamente estable, de un urbanismo regular con materiales no perecederos como la piedra, de una cultura endémica propia, resumidamente de la primera civilización. Estos pobladores traen importado el cobre, y en especial el bronce (llega a nuestra zona con cierto retraso, ya que aquí debió ser un material lujoso). Por ello, ante la aparición del hierro, no dudarán en utilizarlo para herramientas y armamento, relevando el bronce a complementos y usos suntuarios, de lujo o de culto. La agricultura, por tanto, no se practica de un modo definitivo hasta esta época, en la que aparecen los primeros molinos de mano, semillas de cereales introducidas de Europa (trigo, cebada), legumbres (arveja, lenteja, veza, yero, almorta), hoces, azadas y pesas de telar para la confección de tejidos de lino o lana. También es introducido el arado de ruedas y el carro, representado en el arte de esta época. Estos pobladores son en su mayor parte campesinos. La primeras especies domesticadas para la producción de lana y leche también se relacionan con este llegada, como las distintas razas de oveja y la cabra blanca celtibérica.

    Por lo que más se concoce este momento es por el nuevo ritual funerario: la incineración, influencia de los campos de urnas de Hallstat y con gran similitud en el Cabezo de Monleón de Caspe y los túmulos de piedras de la Loma de los Brunos. La urna se deposita en una cista enterrada en una fosa (tradición anterior) y sobre la sepultura se alza un túmulo. Estos enterramientos son individuales. Esto indica que por primera vez se le da una mayor importancia al individuo y existe un culto por los difuntos. Los ajuares depositados en la cista junto a la urna dan prueba de ello, así como las estelas que deberieron acompañar las sepulturas. Un ejemplo representativo de esta cultura es la necrópolis de El Calvari (El Molar).

    1ª EDAD DEL HIERRO

    Centrándonos en el valle del Ebro, ya desde la primera Edad de Hierro, estos pobladores, tan próximos al Mediterráneo, recibieron influjos de los fenicios y los foceos a partir del S.VII a.n.e.. Tres yacimientos en Mazaleón (Escondines, San Cristóbal y Piuró del Barranc Fondo) y uno en Batea (Tossal del Moro de Pinyeras) iluminan estas influencias primerizas que siguiendo el camino del Ebro y sus afluentes de la margen derecha, llegarán a extenderse por todo el Bajo Aragón.







    El alfabeto es el eje central de esta aculturación. A este periodo orientalizante, también llamado pre-ibérico, o proto-ibérico, se adscriben las primeras cerámicas a torno alfarero rápido, importadas o indígenas, y el molino rotatorio. Son los inicios de la metalurgia del hierro en nuestra tierra, finalizada ésta etapa del Ibérico antiguo, aunque deban citarse los intentos de producir hierro autóctono localizados en la cuenca del Guadalope y los afluentes Bergantes y Guadalopillo, trazando una línea perpendicular: Villardecastillo (Molinos), Terraceras, Monte Catma, Vallipón (Castellote) y la extracción en la mina de Valdestrada. Estos intentos se repiten en más áreas del somontano aragonés, como el hallazgo de escorias férreas y puntas de lanza ferruginosas. El resultado suele ser original (lanzas, faláricas, soliferrum) pero muy pobre, por ello se descarta la introducción prematura del hierro en el momento del Bronce Final y primera Edad de Hierro. La existencia de moldes de fundición, de arenisca principalmente y para la fabricación de armamento básico, como hachas, en Villalonc y Tossal Redó (Calaceite), El Molar, Aldovesta y La Ferradura reafirma en el campo de la arqueometalurgia que aún usaban el bronce y todavía no conocerían el hierro hasta la llegada de materiales importados desde las factorías costeras (Piuró del Barranc Fondo, Les Ombríes de Calaceite) en el s.VI a.n.e. Estos materiales supondrán un desarrollo de la técnica siderúrgica local. En Monte Catma (La Ginebrosa) data el primer intento de fusión del hierro, todo un avance técnico. Las fíbulas de codo y con mayor seguridad las de doble resorte, también llegarán entonces a lugares como Morella la Vella. Si bien en el caso de las necrópolis tumulares, la incineración (practicada también por celtas, ligures, fenicios y tartessos) comienza en este periodo, el uso de urnas (Els Peters – Salsadella y Torelló del Boverot – Almassora) no nos adelantó el hierro, y parece más lógico esperar a la etapa orientalizante para la definitiva transición al uso de este metal en Piuró del Barranc Fondo (Mazaleón), Loma de los Brunos (Caspe), Tossal Redó y Mas Flandi (Calaceite). En el Levante orientalizante, una influencia más concisa se observa en las bocas del Ebro, en Sant Jaume (Alcanar) y la Ferradura (Ulldecona).

    EL HIERRO
    El hierro, útil en armas (falcata), llaves y herramientas, es el fósil director de la iberización. Da nombre a toda una edad, que comprende el último milenio antes de nuestra era. Introducido su uso en la península por los fenicios, fue descubierto en Anatolia 2000 años antes por la civilización hitita. En las montañas litorales y del Sistema Ibérico (Idubeda) se podía encontrar el hierro en tres formas:
    I -Areniscas ferruginosas II-Pizarras arcillosas ferruginosas III -Calizas ferruginosas

    EL HIERRO MINERAL
    En su superficie aparecen los óxidos de hierro, de color rojizo. En el caso de los hematites rojos u oligistos, el mineral se encuentra en estado natural. Su uso no sólo se limita a la obtención de hierro, si no que con éste mismo empiezan a utilizar éstos óxidos en alfarería, como pigmento para la decoración de terracota pintada color sanguina que tanto caracteriza las producciones cerámicas peninsulares. También la arcilla roja se empleará para la realización de engobes o barnizes rojos, ineludible imitación fenicia: Coll del Moro (Gandesa), San Cristóbal (Mazaleón). A partir de ahora, los óxidos van a ser cotidianos en el mundo de los íberos.







    Ésta época marca claramente unos hitos diferenciadores en el poblamiento: en cuanto al urbanismo, los nuevos asentamientos, el abandono definitivo de materiales perecederos; el uso, o bien del adobe o bien del tapial de tierra elevado sobre un vial o basamento de mampostería con aparejo de “piedra en seco” o con algo de barro, a modo de zócalo (la caliza fue muy empleada en esta zona, calcárea por excelencia, e incluso en el Baix Maestrat); la techumbre, cubierta de caña o cañizo (Valdevallerías, Alcañiz) a una vertiente que caía hacia el interior del poblado, sustituyendo a los ramajes (la caña se encuentra en toda la región mediterránea) y para acabar enfoscado de yeso o una capa de arcilla impermeable, todo consecuencia de las influencias marítimas. La tarea principal dentro de la casa era la textil, ya desde esta primera fase. El único testigo de esta temprana actividad doméstica son las numerosas fusayolas y pondus, pesas de telar encontradas. Coll del Moro (Gandesa) incluso fue un importante centro de producción y manufacturación de lino. El lino, del que se hacían túnicas blancas con una banda o tintado púrpura, era la principal fibra de vestir junto al palmito costero (Chamaerops humilis), el esparto de la estepa, la lana para el sagum o el sayo, la piel y el cuero. Similar es la indumentaria sarda y púnica.

    La mayoría de poblados, siempre en altura y diseminados, utilizan un sistema de defensa y fortificación hasta ahora desconocido. En toda su estructura se repiten casas adosadas de recintos rectangulares con varias estancias, una calle central, foso, muralla y una o varias torres fortificadas. La pared trasera de las casas cierra y se apoya en el muro exterior, mientras que la puerta da al interior del recinto amurallado. Como en Ugarit, una tradición milenaria que practicaron los iberos fue el enterramiento infantil debajo de las viviendas, ya que a los niños no se les incineraba como a los adultos. Los pobladores ocupan también el valle: la agricultura de antaño se revela en los numerosos silos y molinos abarquillados de aceite o cereales recuperados. Fuera de la acrópolis se situaban las necrópolis de incineración, de la mayoría de ellas ya no queda rastro. Seguían los grandes túmulos circulares de piedra sobre las cistas, y en su interior, sepultadas, las urnas cinerarias conteniendo las cenizas, y en ocasiones se acompañaba a los difuntos con escasos ajuares y estelas figuradas. Destacan las cistas de piedra monumentales de Mazaleón y Calaceite, de más de 1 metro de altura. Posiblemente ocuparon vaguadas, laderas o valles indefensos: Les Escondines (Mazaleon), necrópolis orientalizante de Els Calars, Coll del Moro (Gandesa). Romanos y paleocristianos fueron partícipes de ésta destrucción y empotraron, en construcciones posteriores, bellos ejemplos de estelas ibéricas de arenisca. Por último, algunas ciudades llegaron a ocupar más de una hectárea: pero por lo general seguían un hábitat disperso: Les Ombries (Calaceite), Mas de Magdalenes (Cretas), Vilallong (Calaceite), La Gessera (Caseres), Torre Gachero (Valderrobres) entre el Algars y el Matarraña.

    El Culto a Santa Bárbara

    Patrona de las fortificaciones, arquitectos, mineros, fundidores de metal y sepultureros; ninguna mejor para indicarnos un posible asentamiento, necrópolis o mina pre-romana. Todas las innumerables colinas donde se ubica una ermita de Santa Bárbara, o simplemente llamadas con este nombre, no son más que el intento de cristianizar los antiguos centros “bárbaros” y paganos ibéricos en plena época de romanización. Santa Bárbara se convertiría así, en la gran devoción popular de todo el territorio.






    LA METALURGIA Y LA OBTENCIÓN DEL HIERRO

    La explotación y comercialización arcaica del hierro en el levante peninsular se inicia en el s.VII a.n.e. El contacto y las relaciones comerciales con los fenicios son observables en Vinarragell (Burriana) , Punta d´Orley (La Vall d´Uixó) y el Abric de les Cinc (Almenara). Su rastro se deja ver en el centro de producción y distribución de hierro de la Torrassa (La Val D´Uixó). La extracción de hierro en el Castillico de Ayódar, demuestra el transporte desde estas minas, cuya torre, al igual que la de Foios (Llucena) y otras más, controlaba la ruta del Mijares (Udiva) hacia los centros de producción, situados en la costa. La existencia de minas de hierro en la Tossa (Benicarló), Ulldecona , La Senia y Rossell, data las primeras fechas de esta temprana explotación.

    En cuanto a la obtención, solamente se aprovechaban los óxidos de hierro, ya que los hidróxidos no se encuentran en las capas superficiales y resultaría más difícil de explotar para los antiguos. La extracción era pues superficial: allí dónde hubiera afloramientos de óxidos. En primer lugar se disponían al desmonte del terreno. Era imprescindible la presencia cercana de un río o agua para lavar el mineral.

    La reducción se realizaba en hornos que poco distan de los actuales hornos de carbonero, como en el Vallipón de Castellote. En Villardecastillo (Molinos) la práctica de la transformación del metal se intuye ya en la minúscula barranquera colmatada de cenizas que baja desde el mismo horno metalúrgico. A ambos lados aparecieron restos cerámicos y escorias de hierro sedimentadas entre el carbón vegetal, posiblemente de romero y otras especies arbustivas de la zona. Este tipo de hornos aprovechaban el desnivel en laderas y los pequeños abrigos para su ubicación.

    En principio, debido a la elevada temperatura de fusión del hierro, ni la utilización de fuelles, ni la inmejorable situación de los hornos permitía el uso de moldes de fundición. Los lingotes de hierro se obtenían reduciendo el mineral a base de “forja continua”. La temperatura adquirida sí permitía en cambio, poderlo trabajar modelándolo hasta conseguir la forma deseada. En frente, el Castilluelo de Villarcastillo, parece el lugar idóneo para el control de la antigua ferrería. La vaguada unía el taller metalúrgico hasta la cima. El asentamiento, en lo alto, pudo ser una pequeña instalación para el almacenamiento, carga y distribución del metal. Así lo mostrarían los tipos de cerámicas, todas ellas de gran capacidad, propias para el transporte. El poblado ibérico del Vallipón presenta las mismas características.

    Las armas, el uso del hierro y la orientalización corren procesos paralelos. Incluso más tarde, muchos ilergavones, aliados de los cartagineses, se enrolaron como mercenarios a favor de éstos en Cerdeña y Sicilia, lo que mantuvo el contacto de ambas culturas.

    LA 2ª EDAD DEL HIERRO

    Entre los s.VI y V, se va a presenciar en la península un abandono generalizado de los centros vinculados al mundo fenicio, para resurgir poco más tarde el nuevo esplendor púnico, que renovará el proceso orientalizante anterior. Es la denominada “crisis del Ibérico antiguo”, pero tal crisis no es más que una evolución en la sociedad. Es una cohesión, defensa y arraigo por el territorio. Además de los primeros asentamientos fencios, muchos poblados ibéricos son abandonados . El poblamiento se concentra en “oppida” o ciudades estado fortificados debido a que la sociedad se ha enriquecido y está muy convulsionada. Existen razzias entre los mismos iberos y entre distintas ciudades-estado. En ésta época se erigen los torreones defensivos fortificados (en su mayoría circulares o curvilineos) típicos del Matarranya/Terra Alta (turres).
    Este cambio hacia una mayor territoriedad si cabe y un abandondo del hábitat disperso se da en otros muchos lugares. Los fenicios se concentran alrededor de la metropoli de Cartago y en su arte se percibe una sustitución de lo fenicio hacia lo púnico, mucho más elaborado y más propio, sin tantas importaciones. En Europa la sociedad hallstática de los principes celtas se traslada a La Téne y también esto implica un cambio en su cultura. Del mismo modo los rodios, y en especial los focenses de las costas ibéricas se concentran alrededor de otra metropoli: Massalia y a partir de ahora se conocen como massaliotas. Hay que destacar las fundaciones anteriores de los foceos en el Golfo de León (Niza, Alalia, Agde, Pech Mahó, Emporion...). Siguen siendo las mismas civilizaciones pero se produce en ellas una atomización que articula su área de poder. Esto mismo sucede en el área ibérica así como en el sur de la península y en la meseta. A parte de los cambios estructurales en la sociedad, también aparecen cambios de carácter cultural, como los producidos en los enterramientos y los rituales funerarios. Los cartagineses, por su parte, dieron nombre a la península: “Hispania” (tierras, costas del norte), pero nunca ambicionaron unificarla. Esta etapa del Ibérico pleno, quizá la edad de mayor esplendor en todo el valle del Ebro, que culmina en el 250 a.n.e con la aparición de la escritura ibérica, queda sepultada hacia el año 218 a.n.e., cuando Roma desembarca en las últimas fundaciones griegas y arrasa todo lo que encuentra a su paso. Castellot de la Roca Roja (Benifallet), Coll del Moro (Gandesa), Punta de la Gessera (Caseres), Castellans (Cretas), Torre Cremada (Valdetormo), San Antonio (Calaceite), sufrieron su ataque y opusieron resistencia con su enfrentamiento. El desequilibrio y destrucción de estas ciudades, durante la segunda Guerra Púnica, no se alejaría de los asedios de Sagunto y Numancia: su similitud en los incendios y el ideal de sus habitantes, al final del S.III a.n.e. De ésta época datan las fíbulas anulares y algunos esquemas helenos. A los periodos ibero-romanos posteriores, del Ibérico tardío, se les puede considerar una pervivencia de valores ibéricos anteriores, y una muerte lenta, pero irrecuperable, en el año 44 a.n.e. El fin de una época: el poniente de Occidente y el nombre de rebeldes como Indibil y Mandonio, o Hampsicora entre los sardos.

    Hay que considerar la iberización como un movimiento unificador artístico-cultural de influencia mediterránea y europea, fruto de la exportación-importción (cuyo máximo símbolo lo representa la aparición de ánforas fenicias y las imitaciones), limitado en un momento histórico (época ibérica), y en un área concreta: el valle del Ebro, que debido a su carácter axial y dinámico, estaría poblado por variedad de pueblos independientes y etnias de distinta procedencia, que tabién poseían un arte endémico (por ejemplo, en cerámica, el kálatos ibérico figurado, llamado también vaso o sombrero de copa, la olla ibérica con cuello de cisne y la tinaja o dolium con borde reentrante tipo “Ilduratin”). Por ello se puede afirmar que lo ibero no es una raza, es una cultura la que cohesiona los distintos oppida que forman el conglomerado de pueblos ibéricos . Un nacionalismo no se puede basar en la sangre o en una raza, y menos en estas épocas. Pero sí en una cultura y en una tierra.

    En el interior, la iberización llega más tardía, pero una vez con ella, llega una edad de esplendor en ciudades(oppidum - ciudadela) como Castellet de Banyoles, Coll del Moro de Gandesa, San Antonio de Calaceite, Castellans de Queretes, Orta de Sant Joan y Cabezo Palao (Alcañiz). Es el origen de los “castel.la”, tipos de asentamientos fortificados de la Edad de Hierro. Oppida, en algunos casos ciudades-Estado llamados en ibero Iltur/Iltir (castros, castella, fortalezas en la alto de un cerro, tozal, turón para un mejor control del territorio). De ellos derivarán los castillos de la Edad Media. Sus ruinas lucen una perfecta red viaria, con una o dos calles centrales y varias secundarias, muchas veces enlosadas, bien pavimentadas y aceras altas. Su complejidad urbanística se acentúa. Se engrandecen con barrios extramuros, en ladera, formando terrazas. Cuentan con barrios comerciales y barrios industriales que disponen de almacenes.
    En su cerámica consta con un grafito el nombre del artesano o mercader. Decoraciones a bandas, motivos florales y aves (tordos, tórtolas) son los principales testigos de su antigua factura.

    Se hace presente la influencia del sudeste peninsular en los pilares-estela y monumentos funerarios, en honor a los guerreros iberos. Sobresale el de La Vispesa (Tamarite de Litera), más conocido como el de Binefar. Es un pilar-estela con manos, guerrero muerto, un animal, caetra y lanza, además de la inscripción “Neitin”, divinidad indígena. Indibil o Mandonio fueron heroizados en dos estatuas sedentes en los Castellazos de La Albelda de Litera (poblado cercano al lugar donde probablemente tuvo su última batalla). Es un periodo de luchas y conflictos con el ejército romano, cuya meta era la conquista del Valle del Ebro. En este momento se alzan las estelas del Bajo Aragón / Matarranya en honor a los guerreros difuntos en el campo de batalla. Son en su mayoría estelas figuradas de arenisca, rara vez de caliza. Unas representan un importantísimo valor epigráfico en sus textos, y otras, las que no presentan ninguna inscripción, son decoradas con jinetes, équidos, lanzas y motivos geométricos. Las representaciones artísticas de esta época son concretas: guerreros y jinetes con sus caballos y con lanzas, lo que representa el momento de defensa del territorio, convulso y bélico en el que se encontraban los iberos y que termina con la destrucción de sus ciudades y con el fin de su cultura. San Jorge/Jordi con su lanza y caballo, es el símbolo de la Corona Catalano/Aragonesa y tiene su origen en la representación de los guerreros ibéricos, a caballo y con lanza.
    El casco ilergete de la Pedrera de Vallfogona, perteneciente a la tumba de un caudillo, pertenece al tipo montefortino-zama, como los hallados en Albacete y se deben al ejército cartaginés y romano y a las batallas en las que se vieron envueltos los ilergetes. Los mismo sucede con la falcata de la misma tumba, las falcatas no son muy típicas del Noreste peninsular, en esta zona son más típicas los lanzeros, pero el guerrero de esta tumba pertenece a la época de máximo contacto con los púnicos del sudeste.
    De Cartago proviene la adopción de nuevas normas urbanísticas y el innovador uso de acuñaciones monetales en plata y bronce con sellos propios escritos en caracteres ibéricos y jinetes en el envés.

    Il/Ili = ciudad
    Tir = alto/altura/turón
    Iltir = (altura) ciudad elevada / ciudad en alto = oppidum, castro ibérico fortificado

    Topónimos de este tipo de asentamientos : Castellans, Castellassos, Castellets ...



    CECA IBÉRICA CIUDAD Símbolo Territorio Habitantes
    Iltirka / Iltirke / Iltirkesken / Ilerca Nave con prótomo de caballo
    Lobo
    Ilercaonia
    Ilergaonia / Ilergecia
    Ilercaones
    Ilerketes
    Ilergaones
    Ilergetes / Ilaraugates
    Iltirta/ Iltirte/ Iltirtar Ilerda (Lérida)

    Ilerca = Iltirka
    Ilerda = Iltirta
    Dertosa = Tertossa (las terminaciones –ossa –ussa y –essos significan isla. Onussa Cherronessos significa Isla península, Peñíscola ).

    Tert- lo encontramos también en Tertis o Kertis (Río Guadalquivir), en cuya desembocadura se hallaba Tertessos o Tartessos. Proviene del ibérico Kerten que en euskara se traduce como “asa”. De este modo el nombre del río Tertis o Kertis proviene del curso serpenteante de éste y de las formas meandriformes que dibuja antes de su desembocadura. Estos meandros en forma de asa, “Kerten” son típicos de los cursos bajos de los ríos más caudalosos de la península, por ello no es de extrañar que encontremos topónimos como Xerta (a la orilla del meandro serpentiforme que forma el río Ebro) y Xert (en el meandro en forma de asa que produce a su paso la rambla de Cervera)

    Tertossa o Tertussa vendría a significar “la isla en forma de asa” o “la isla del meandro” refiriéndose a un meandro acusado, a una isla fluvial o mejana o a un galacho, frecuentes en todo este tramo del río y en el Delta. El mismo significado lo encontramos en los topónimos ibéricos Use-kerte u Ossi-kerda, en Tartessos, o en el topónimo actual Ger-tusa , donde el Ebro traza un meandro muy acusado en las cercanías de Sástago.




    LA ETNOS IBÉRICA – LOS ILARAUGATES

    Tal como dijo Bosch Gimperá, los auténticos íberos se extendían desde el cabo de La Nao hasta el valle del Ródano y el Golfo de León e incluso más allá, siendo el epicentro el valle del Ebro, que les da nombre. Parece que la Corona Catalano-Aragonesa reencarno en época más reciente el antiguo país de los íberos. Así, todos los gentilicios acabados en –-anos u –ones connotan un origen y época acordes (Contestanos, Deitanos, Edetanos, Ilergavones, Lobetanos…). Estos mismos pueblos, antes de su iberización los denominarían con otra forma, que coincide con la terminación –etes o –etas (Gimnetes, Esdetes, Ilaraugates, Ilergetes, Turboletas…). Con la misma amplitud semántica, si los habitantes de la Orospeda fueron los Oretanos, los habitantes de la Idubeda, con seguridad , los Idetanos-Edetanos, siendo Adeba, Udiva y Edeta términos similares. La opinión mantiene el límite de etnias hasta Les Forques (Borriol) sobre el Mijares. Con probabilidad serían los ilaraugates, cuya denominación mantiene Hecateo de Mileto, el primer pueblo en habitar esta costa, desde Liria/Laurum. Los ilergetes, menos civilizados quedarían en las tierras del interior, y los ilergavones, ya iberizados, permanecerían en la franja costera y en el valle del Ebro. La voz siria “iler” (altura) implica la costumbre que tenían sus habitantes de asentarse sobre elevaciones que dominaran el paisaje, Ilerca/Ilerka/Iltirka es pues sinónimo de “ciudad alta” e Ilercavonia “tierra alta” o “Terra Alta”, abarcando entonces las montañas desde Gúdar hasta las sierras de Cavalls y Pándols.

    Estrabón dice “...no tenían unión entre sí por su terquedad de manera que fueron endebles contra los extranjeros que les atacaban. La terquedad entre los iberos era aún mayor añadiendo su naturaleza pérfida y nada sencilla, porque en su vida eran guerreros y bandoleros...”
    Los iberos eran guerreros. Se les imponía una austera educación deportiva. Estrabón dice acerca de ellos “...habías penas muy severas para los jóvenes cuya cintura pasase de un cierto límite máximo”.

    En cuanto al componente griego y la helenización, la arqueología ha demostrado que la cerámica ática y etrusca son importaciones del mercado mediterráneo-púnico y si acaso foceo, al igual que duante el Eneolítico final llegaron influencias micénicas y del Egeo o del mismo modo que difundieron el arte minoico, hitita, egipcio y chipriota por todo el Mediterráneo. Introdujeron mercancías de lujo hasta más allá donde acaba lo conocido y aparece lo insondable, en factorías como Alone, Lebedontia y Onussa.

    1. Melita (Malta)
    2. Pantelleria-Pantelaria
    3. Utica y Cartago (Tunis-Túnez)
    4. Hippo Acra - Hippo Zarrhytus (Bizerta)
    5. Hippo Regius – Hippona (Bona-Annaba)
    6. Cirta (Constantina)
    7. Rusicade (Skikida)
    8. Chullu (Col•lo-Collo)
    9. Igiligi (Jijel-Gigel y Bugía-Bejaja)
    10. Icosium (Alger-Argel)
    11. Tipasa (Tipaza)
    12. Iol (Sersell-Cherchell)



    FUENTES Y TOPONIMIA:
    LA ORA MARÍTIMA (Fragmento del texto de Avieno)


    …Pityussae (1) et inde proferunt sese insulae
    Baliarium (2) ac late insularum dorsa sunt.
    et contra Hiberi in usque Pyrenae iugum
    ius protulere propter interius mare
    late locati (3). prima eorum civitas
    Ilerda surgit. litus extendit dehinc
    steriles harenas (4). Hemeroscopium quoque
    habitata pridem hic civitas. nunc iam solum
    vacuum incolarum languido stagno madet.(5)
    attollit inde se Sicana civitas (6),
    propinquo ab amni sic vocata Hibericis.
    neque longe ab huius fluminis divortio
    praestringit amnis Tyrius oppidum Tyrin(7).
    dumosa late terga regio porrigit(8).
    Berybraces illic, gens agrestis et ferox,
    pecorum frequentis intererrabat greges.
    hi lacte semet atque pingui caseo
    praedure alentes proferebant spiritum
    vicem ad ferarum (9). post Crabrasiae iugum
    procedit alte ac nuda litorum iacent

    ad usque Onussae Cherronesi terminos (10).
    palus per illa Naccararum extenditur (11).
    hoc nomen isti nam paludi mos dedit
    stagnique medio parva surgit insula
    ferax olivi et hinc Minervae stat sacra (12).
    fuere propter civitates plurimae.
    quippe hic Hylactes Hystra Sarna et nobiles
    Tyrichae stetere. nomen oppido vetus,
    gazae incolarum maxime memorabiles,
    per orbis oras. namque praeter caespitis
    fecunditatem, qua pecus, qua palmitem,
    qua dona flavae Cereris educat solum,
    peregrina Hibero subvehuntur flumin.(13).
    iuxta superbum mons Sacer caput exerit
    Oleumque flumen proxima agrorum secans
    geminos iugorum vertices interfluit (14) .
    mons quippe Sellus nomen hoc monti est vetus,
    ad usque celsa nubium subducitur
    adstabat istum civitas Lebedontia (15)
    priore saeclo, nunc ager vacuus lare
    lustra et ferarum sustinet cubilia.
    post haec harenae plurimo tractu iacent.
    Interpretación:

    (1) Próximas de allí están las Pitiusas (Islas de Pinos), al occidente de las Baleares y frente al cabo de la Nao. Una de ellas fue Eboussos o Ebyssos (Ibiza) y otra Ophioussa (Isla de las Serpientes) lo que explica la escasa ocupación de Formentera durante la Edad de Hierro.
    (2) Más lejana, la silueta de las Baleares o islas Gimnesias, ya que los gimnetes (hombres desnudos) que habitaban el cabo de la Nao, ocuparon estas islas. Eran Kromyoussa y Meloussa (Mallorca y Menorca)
    (3) Los iberos se extendían frente a las islas, en el litoral, a lo largo de la orilla del mar interior, hasta los Pirineos y alrededor del río Ebro y el Sistema Ibérico.
    (4) Ilerda fue la primera ciudad de los iberos.
    (5) Se extienden estériles arenas (en la costa) Aquí se halla la ciudad de Hemeroscopion (Atalaya) que estuvo habitada en tiempos y hoy deshabitada y sus campos bañados por un lánguido estanque. Estrabón cita más arriba de Hemeroscopeion una laguna de 400 estadios de perímetro (una antigua albufera que corresponde a la que formaba la desembocadura del Segura o Tader, poblada de fenicios según Avieno). También cita dos islas, una de ellas la isla Planesia (Illa Plana o Tabarca) y otra Ploumbaria (¿Santa Pola?), unas minas de hierro y un promontorio en el que se ubica un santuario en el que se venerba a Ártemis Efesia, el santuario del Castillo de Guardamar. Las estériles arenas no podrían ser otras que las Dunas de Guardamar, mientras que la atalaya diurna haría alusión a la luminosidad de éstas arenas durante el día. La Fonteta y Cabezo de Estaño podrían verificar sobre el terreno la localización de esta polémica y falsa fundación massaliota.
    (6) Se levanta luego Sicana, Sueca (de nuevo, reemprende la descripción hacia el norte). Llamada así por el río del mismo nombre, Sicano (Júcar) que hace las veces de frontera entre gimnetes e iberos. Exactamente el Castillo de Cullera y la Illa dels Pensaments (Cabo de Cullera), la ciudad más meridional de los iberos, en recuerdo el nombre de las guerras de Sicilia, aunque Diodoro dice que la denominación de la isla tiene su origen en los mercenarios iberos del río Sicano.
    (7) No muy lejos de la desembocadura del Sicano, el Tyrius (Turia) cerca la ciudad de Tyrin. “Itur” o fuente, da nombre al río y equivale a Lliria, la Edeta ibera.
    (8) Después la región en que la tierra se adentra (a partir de la provincia de Castellón aparecen cimas paralelas al mar y valles perpendiculares que se adentran hacia el interior), extiende a lo lejos del mar una superficie cubierta de maleza (sin duda los bosques de maquia de la Sierra Calderona y de Espadán).
    (9) Los Beribraces, salvajes y feroces, malviven allí con sus rebaños procurándose la leche y el queso del ganado. (Olcades y Beribraces fueron dos pueblos del norte en el Bronce Final capaces de adentrarse hasta la orilla del mar Mediterráneo, tierra de iberos, que contrastaba con su vida de fieras). Los olcades llegaron a habitar el Este del Sistema Sub-bético final (Orospeda) y los Beribraces el sur del Sitema Ibérico y el Maestrat (Idubeda), donde penetró con ellos la cultura de las urnas en nuevos asentamientos: Tossal del Castellet (Castellón), El Boverot (Almassora), Vinarragell (Burriana), el depósito de Nules, Punta d’Orleyl (La Val d’Uixó), Castell (Almenara)...hasta Segorbe y el Pic dels Corbs (Sagunto), ocupando la Plana de Castellón. Éstas infiltraciones provenían del Alto Mijares y del Alto Palancia, valles de paso del Sistema Ibérico)
    (10) A lo alto, el cabo Krabrasia. Desde aquí se prolonga desnudo el litoral hasta dónde termina la despoblada Onussae Cherronesi. Otros autores citan en cambio el cabo Tenebrium, a la altura del Cap y Corb. Tanto el cabo Tenebrium como el cabo Crabrasia remiten al incierto origen etimológico de “Al-cossebre”. Los acantilados de la Sierra de Irta responden al virgen y desnudo litoral del Maestrazgo, que no acaba hasta el promontorio de Peñíscola, ésta sin duda alguna la citada Onussae Cherronessi. De Oin-oussa, la terminación -oussa hace alusión a una isla, como las Pitiusas, Eboussos y Ophioussa, Kromyoussa y Meloussa. Cherronessos parece significar por igual ínsula que península.
    (11) Más allá, en estas costas, se extiende la isla o Marisma de Nácar, Palus Naccararum. La costumbre dio el nombre a esta marisma. Delta del Ebro, llamado por Estrabón “el gran lago del Iber”. El fragmento habla de dos zonas humedas: un estanque de lánguidas aguas en las orillas de Hemeroscopium (que corresponde a una albufera) y una gran región palustre, marisma de nácar, pasado Peñíscola (dando ésta la sensación de arrecife, estuario o delta de un río que se adentra al mar, alejándose de la costa, y que lo diferencia de un marjal interior)
    (12) En medio de la laguna sobresale una pequeña isla consagrada a Minerva, ya que es fértil en olivos. El Delta tal y como lo conocemos ahora sería antes un conglomerado, en menor extensión, de arenas sedimentadas, aguas profundas e islas de difícil acceso que conformarían una auténtica marisma. La antigua isla de Minerva (isla fluvial, isla en el río, Dertosa) posee muchas similitudes con el Bordissal (cuyo nombre proviene precisamente de los acebuches u oliveras bordes de estas tierras), único asentamiento reconocido en el área del Delta del Ebro, y dónde se hallaron decenas de thymaterion dedicadas a divinidades agrícolas: Demeter/Ceres o Atenea/Minerva en este caso.
    (13) Aquí, en los alrededores hubo muchas ciudades: Hylactes, Hystra, Sarna y la noble Tyrichae. Su nombre es viejo y famosísimas fueron sus riquezas (Tesoro de Tivissa) en todas las costas del mundo. Sus habitantes crían ganado y la tierra de sus campos es fértil en viñas (antiquísima tradición la del vino de la Terra Alta y Priorat) y los dones de la rubia Ceres (de nuevo las divinidades agrícolas Demeter/Ceres asociadas a los cereales). Así se transportan mercancías de fuera por el río Ebro. Tyrichae, ciudad mítica, comerciaba con otras costas, especialmente frecuentada por tirios, de allí las innumerables ánforas de vino y aceite de Aldovesta, mercado del Ebro, fruto del comercio fluvial que remontaba río arriba los intercambios foráneos. Tortosa ha sido en la historia uno de los grandes puertos exportadores de trigo del Mediterráneo y prueba de ello es su lonja.
    Proviene de Tortosa una ceca de monedas traducida como Iltirkesken, el gentilicio de Iltirka, al igual que Sedeisken lo es de Sedeis. Hylactes rememora la cría de ganado y el aprovechamiento lácteo. Se trataría tal vez de la posterior ceca de Kili o Cili, localizada en Cálig y el Puig de la Nau. Sarna/serna es una voz de origen hispano que indica separación, en este caso el río y que podría coincidir con la Moleta del Remei. Hystra conserva la toponimia en Irta, pero aun con todo su exacta situación es incierta, si bien parece el Baix Maestrat. Irta se conserva en el euskara como Irten (saliente, promontorio).
    (14) A un lado (del río) se levanta el Mons Sacer (monte sacro – Montsagre o Mons Acer, monte de los arces o acirones) y su cima suprema (Caro y la Barcina). El río Oleum (río Ebro, eje del transporte del aceite) surca los campos de alrededor y se desliza entre las cumbres de los dos sierras (Puertos de Tortosa y Sierra de Cardó). Aquí mismo el monte de nombre Sellus (Selus, Montsia, Montsianell), se remonta hasta las nubes del cielo. Sacralizado por los iberos, El Montsiá, Els Ports y su serralada no pasaban desapercibidos por los navegantes que surcaban estas costas y el río.
    (15) En sus faldas se hallaba en otra época la ciudad de Lebedontia (Delta), ahora sin más despoblada y sus campos llenos de madrigueras y abrigos de fieras. Estos cubiles son frecuentes en las estribaciones orientales del Montsiá y el Montsianell, y en las costas de l’Ampolla y l’Ametlla. Pasadas ya estas tierras, se despliegan los arenales durante largo trecho... (Costa Daurada) . En cuanto a las fieras, quizás se tratase del llop marí (foca monje mediterránea), que habitaba hasta hace un siglo estas grutas marinas.(Cova del llop marí en l’Ametlla)

    Este fragmento de la Ora Marítima nombra tres ciudades despobladas del pais de los Iberos. Sea quién fuere quién escribió el periplo, fenicio según Villard o ya sea la fuente de un explorador del Egeo, fue anterior a la fundación de Ampurias, y sacado a la luz años más tarde por Avieno (con sus respectivas adiciones), pero no tan anterior, ya que estas ciudades ya estaban deshabitadas en la época del escrito y fueron si duda antiguas factorías fenicias, abandonadas a partir de la crisis del S. VI. Hemeroscopion o Herna, hasta ahora considerada una primitiva creación focea, utilizada siglos más tarde como base de operaciones de Sertorio, demuestra quienes fueron los fenicios y hasta donde abarcó su expansión. Las ciudades habitadas, por otra parte, pertenecerían a la población nativa, por lo tanto estable.

    DESHABITADAS HABITADAS
    Hemeroscopium
    Sicana
    Tyris
    Onussae Cherronesi
    Hystra
    Hylactes
    Sarna
    Tyrichae
    Lebedontia
    Ilerda

    A Hemeroscopion la citan muchas fuentes como focea, pero no a Lebedontia ni a Onussae. Incluso Oinusa parece volverse a ocupar más tarde por los cartagineses.
    Estrabón cita Kartalias, Cherronesos y Oleastron en las cercanías de Sagounton. Kartalias o Cartalam, sitiada en el 221 a.n.e por Aníbal (según Tito Livio), antes de Althaia y Sagunto, se sitúa al sur, mientras que al norte, tras Sagunto, se encuentran Cherronesos y Oleastron.

    Mientras Aníbal se preocupaba de defender las tierras del Ebro, acampando al norte y prosiguiendo su marcha hacia Roma, dejó descuidado el sur. La flota de los Escipiones desembarca en Enusa (Oinussa) y sitia la ciudad púnica en el año 217 a.n.e , después de derrotar a Hannon (dos años después de la conquista de Sagunto por Aníbal*), llevándose un buen botín, entre ello mujeres, según Polieno. Según Polibio la ciudad fue saqueada y sus habitantes fueron hechos prisioneros y rehenes, entre ellos la esposa de Mandonio, quien pide que respeten la dignidad de las mujeres. Él hecho de que se encuentre aquí no es casual, ya que para entonces Mandonio apoyaba la causa cartaginesa, como otros aliados y es habitual que en estos casos Cartago se ocupara de la protección de sus familias. Asdrúbal, el hermano de Aníbal, logrará detener el avance romano en Arse/Sagunto. De la presencia cartaginesa, menos duradera al norte de lo que fue la fenicia, y establecida en el sur principalmente, quedaron algunos hallazgos de monedas de Amílcar Barca, junto a cerámica de fino barniz rojo en la zona del Maestrat, donde se presumen indicios de la primera dominación púnica, paralela a la fundación de Akra Leuke.

    *A través de los años, el emplazamiento de Sagunto se ha hecho coincidir con Murviedo, sin que dejen de existir dudas al respecto.

    En el caso de Lebedontia, el puerto de los ilergavones, posterior Port Fangós, pudo sobre ésta reorganizarse el campo de batalla de la posterior Hibera, en bocas del Ebro y aliada de los cartagineses, quienes fueron derrotados igualmente por la flota romana y massaliota en la batalla del mismo nombre el año 217 a.n.e al mando de Asdrubal.

    Según Tolomeo, ciudades de la Ilergavonia fueron Adeba, Theava y en la costa, el promontorio y el puerto Tenebrium, alrededor de la Sierra de Irta o en el Delta del Ebro.

    VÍAS DE LA ANTIGÜEDAD:

    En el tramo que va desde Tarragona a Sagunto, las fuentes antiguas localizan siete nucleos, excepto el itinerario de Antonino, con sólo seis:

    Itinerario de Antonio Anónimo de Rávena Guido
    Geographica Localización
    Terracone Tarraconem Terragona Tarragona
    Oleastrum (Ullastre) Saltum Saltum
    Pinon Pinum
    Traia Capita Trea Capita Tria Capita
    Dertosa Dertosa Dertosa Tortosa
    Lubricatum Laubricatum Amposta
    Intibili Tivissa
    Ildum Ildum Idum Ulldecona
    Intibili Intibili Tivissa
    Sebelaci Burriana
    Saguntum Saguntum Saguntum Sagunto

    Tanto el Anónimo de Rávena como el Guidonis, tras Dertosa, hacen pasar la vía por Laubricatum e Ildum (Ulldecona), y antes de seguir hacia el sur por St. Joan del Pas, toman una bifurcación hacia Intibili (Tivissa) que pasaba por La Miliana y La Galera, recorriendo la vía pre-romana que existe paralela al canal de Senia-Xerta, para subir por la vertiente derecha del Ebro hasta L’Assut de Tivenys, dónde el río era vadeable. Este mismo camino pareció seguirse en sentido contrario en la ruta de Aníbal, ya que aquí se asentó tras cruzarlo, y en el Itinerario de Antonino, cuya fuente parece más antigua y aún no sería posible atravesar el río en su desembocadura, teniendo que llegar hasta la altura de Intibili para cruzarlo. Julio César, tras una crecida de los ríos Cinca y Segre que dejan incomunicado su campamento, alude a Tivissa, plaza ribereña de los ilergetes a varias millas más abajo, como único punto vadeable del Iber, referencia obligada y de paso en las batallas de Ilerda contra Pompeyo. En teoría, Ildum se podría buscar más al sur, por considerarse que está a la distancia óptima del Pirineo justificada en los textos romanos, pero entonces no se tiene en cuenta que el trazado no es en línea recta, paralelo al mar, si no que desde Tortosa subía hasta Intibili para volver a bajar. La distancia y el nombre corresponden pues a Ulldecona. Más adelante, sí se debió habilitar esta ruta paralela a la costa, que cruzaría por la Foia para pasar el Senia a través del Pont dels Estretets (Alcanar).

    Acerca de Sebelaci/Sepelaci, o Sepelacon, proviene del fenicio Spali (como Hispals): plana, llana, baja. Esta alquería costera castellonense, atribuible, tanto por su origen como por su colocación a Vinarragell, en Borriana y bordeada por el río Mijares, fue la capital de la Plana Baixa (la muralla del tell de Vinarragell es gemela a la muralla del dromos de la tumba 3 de Salamina (Chipre) en torno al 600 a.n.e). En los vasos de Vicarello aparece Ad Noulas, puesto que la vía continuaría hasta Nules para seguir su camino.

    Lebedontia es un helenismo, botella, por la forma de la desembocadura del Ebro en l’Ampolla. La “lebede” la portaban los fenicios en la cabeza. El actual núcelo de Balada, perteneciente a Amposta, conserva la evolución del nombre. Lubricatum, lugar de paso y morada de navegantes, debió ser el puerto de la ciudad, donde se situaban los prostíbulos, los jardines y los templos de las divinidades dedicadas a largos viajes. Durante el viaje, encomendado a Melkart/Baal y a Astarté, era prohibida la prostitución a los marineros, navegantes y comerciantes como un voto a esta divinidad marina. Al llegar a puerto, existían templos donde se veneraba a la diosa y al amor. En el emporio/karum de la Illeta dels Banyets de la Reina se alzaba uno de tres naves, consagrados sus vestíbulos a “strt”. Era la prostitución sagrada, en la que se unían los dos amantes o hierógamos, como signo de bienvenida: el extranjero y una mujer de la aristocracia local. Aún queda la esencia portuaria en las ruinas del barrio del Grao en Amposta, y en general en toda la franja costera del Montsiá (Monte Selus / Salus).

    Tria Capita, en la orilla izquierda del Ebro y antes de llegar a Dertosa, corresponde a La Palma / Mas de Mussols, donde se halla una aglomeración de ciudades de fase orientalizante, otra ibera y otra romana.

    LA CULTURA MATERIAL, EL FACTOR FENICIO Y EL SUBMUNDO PÚNICO



    Mercados, núcelos y procedencia de los materiales.
    s.VII a.n.e (Fenicio) Vinarragell (Castellón)
    s.VII a.n.e - s.VI a.n.e (Fenicio) Aldovesta (Tarragona), Vinarragell (Castellón) y Alicante
    s.VI a.n.e - s.V a.n.e (Púnico) Alicante y Almería
    s. V a.n.e (Púnico) Ibiza y Almería
    Queda patente en la costas del Ebro un intercambio incluso cultural, mas allá de lo comercial durante los siglos VII y VI a.n.e. A partir del siglo VI a.n.e se comprueba sustancialmente una regresión de estos mercados, muchos de ellos se abandonan, pero se verán redistribuidos con la factorización nuevamente de la isla de Ibiza en el s. V a.n.e.


    1. CERÁMICA A TORNO:

    1.1. FENICIO-PÚNICA:

    1.1.1. Ánfora fenicia

    - Vuillemot R-1: (ánfora piriforme de hombro carenado sin pintura, de Rachgoun, Argelia, sur de la península, Vinarragell, Ibiza y Sulcis, Cerdeña. Se trata de una pasta gris cubierta por uno o ambos lados de una capa sieno-rojiza. Como desgrasante, arenilla roja o negra):

    Aldovesta (Benifallet), Puig de la Misericordia (Vinarós), Puig de la Nau (Benicarló), La Ferradura (Ulldecona), Mas de Mussols / La Palma (Tortosa), Moleta del Remei (Alcanar), Coll del Moro (Gandesa), Piuró del Barranc Fondo (Mazaleón), Tossal Redó (Calaceite), Coll del Moro (Rossell), El Polsegué (Rosell), St. Jaume - Mas d’en Serra (Alcanar), El Castellet (Peñíscola), Barrancs y la Valterra (Peñíscola – Sta.Magdalena de Pulpis), El Palau (Alcalá de Xivert – Vilanova d’Alcolea)

    Esta forma, como vemos, no es nada rara en el interior ya que se hará llegar a las explotaciones minerales o agrícolas en territorio indígena debido a su uso pragmático.

    - Mañá – Pascual A/4:

    Ibiza, Na Guardis (Mallorca), Puig de la Nau (Benicarló), Abric de les Cinc (Almenara), Sulcis (Cerdeña), Cartago y Sicilia.

    - Cintas – 268 (de Sa Caleta y Puig de Molins, Ibiza):

    Aldovesta (Benifallet), Torre la Sal (Cabanes - Torreblanca), Alt de Benimaquia. También en Argelia.

    - Ánfora globular (s. VII a.n.e): Vinarragell y La Pobla Tornesa.

    - Más ánforas fenicias:

    Castell (Ulldecona), Les Senioles (La Senia), Castell (Amposta), Mas de Flandi (Calaceite), San Cristóbal (Mazaleón), La Gessera (Caseres), Turó d’en Serra (Tivenys), Les Valletes (Aldover), Plana de la Mora (Tivenys), Castellot de Roca Roja (Benifallet), Turó de Xalamera (Benifallet), Martorell (Benifallet), Turó del Calvari (Villalba i els Arcs), Mas del Senyor (Sta. Magdalena de Pulpis), Castellets (La Jana), L’Oriola (Amposta), Mas de Mianes (Sta. Bárbara), Pouaig (Peñíscola), Castell (Cervera).



    1.1.2. Ánfora púnica

    - Punico-ebusitana PE12 : Peñíscola, El Tirao (Burriana), El Calamó (Burriana), El Solaig (Betxí), La Morranda (Ballestar), Puig de la Nau (Benicarló), La Tossa (Benicarló), La Misericordia (Vinarós), Torre la Sal (500 a.n.e.)
    - Púnico-ebusitana PE10: Aldovesta
    - Púnico-ebusitana PE13-14: Puig de la Nau (450-400 a.n.e.)
    - Púnico-ebusitana 16-17: La Parreta




    1.1.3 Alfarería

    - Cerámica de engobe (engalba) o barniz rojo:

    La Moleta del Remei (Alcanar), imitación de vaso de la Bastida de les Alcuses (Mogente) S.VII a.n.e, Coll del Moro (Gandesa), San Cristobal (Mazaleón).

    - Cerámica policroma: Pithos de 2 o 4 asas, contenedor, vaso-urna, oinochoe, tinaja y jarra globular u ovoide (generalmente de pasta clara y decoración con bandas anchas y rojas limitadas por líneas o filetes negros, s. VII y s.VI a.n.e):

    Aldovesta (Benifallet), La Ferradura (Ulldecona), St. Jaume Mas d’en Serra y La Moleta del Remei (Alcanar), Mas de Mussols (Tortosa), Turó de Xalamera (Benifallet), La Misericordia (Vinarós), Vinarregell (Borriana), La Solivella (Alcalá de Xivert), El Polsegué (Rossell).

    - Pátera a torno y plato trípode (s.VII a.n.e) :

    Moleta del Remei (Alcanar), Mas d’en Serra (Alcanar), Puig de la Misericordia (Vinarós), Puig de la Nau (Benicarló), Vinarragell (Borriana).


    - Vasija y olla bicónica a bandas y orejetas perforadas (s. VI y V a.n.e):
    Los Saladares y el Molar (Alicante), La Oriola (Amposta), Mianes (Sta.Bárbara), Massalió, Els Peters (Tírig-Salsadella)

    - Vasija y olla de boca ancha y borde en forma de cuello de ánade o cisne: Procede de Almería y llegará a ser la mayor influencia cerámica en el interior ibérico a principios del s.V a.n.e, aunque un poco antes en Mas de Vito (Rossell).


    1.2. IBERA:

    Imitación a torno de época fenicia: Vasija bicroma o policroma (ya sea de cuello indicado o de cuerpo panzudo: aquí entraría el llamado pithos o urna Cruz del Negro):

    Los Saladares (Orihuela), El Molar (Rojales), Alt de Benimaquia (Denia), Vinarragell (Burriana), La Solivella (Alcalá), Puig de la Nau (Benicarló), Puig de la Misericordia (Vinarós), Mas de Vito (Rossell), St.Jaume/Mas d’en Serra (Alcanar), La Palma (Tortosa), Coll del Moro (Gandesa), Tossal Redó (Calaceit), San Cristóbal (Massalió)


    Ánfora de imitación de época fenicio-púnica (ánfora policroma en forma de saco, procedente de Almería): Massalió (es una forma extraña para el valle del Matarranya)

    Ánfora ibérica

    Tinaja, Dolia (grandes recipientes o contenedores)

    Vajilla de cocina (gruesa, representa una mayor funcionalidad en el hogar)

    Cerámica ibera según el tipo de cocción y decoración*:

    Cerámica oxidada
    Cerámica oxidada pintada monocroma
    Cerámica oxidada pintada policroma (del rojo al negro)
    Cerámica reducida (gris)
    Cerámica reducida pintada

    Entre las formas destacamos el “Kalathos” o sombrero de copa, de pervivencia púnica y presente durante los s. IV y III a.n.e (Calaceite).

    2. MATERIAL CERÁMICO NO RECIPIENTE:

    Fusayola: Piuró del Barranc Fondo (Massalió), Coll del Moro (Gandesa)
    Terracota: Mas de Magdalenes, S.Antonio
    Thymateria: Tossal Redó
    Thymateria / Pebetero busto femenino: El Bordissal (Camarles)



    3. MATERIAL LÍTICO:

    Pondera: Pondus en conjuntos como en Massalió, Mas de Vito (Rossell), Mas d´en Serra y la Ferradura. Relacionados a partir del s. VII a.n.e con la actividad de la hilatura y tintura del lino.
    Estela


    4. OTROS*:

    Armamento u otro utillaje/herramienta de hierro: La Solivella, Mianes (St. Bárbara), Mas de Vito (Rossell)
    Fíbula de doble resorte (u otros tipos orientalizantes): Mas de Mussols (Tortosa), Tossal Redó (Calaceite), Morella la Vella, San Cristóbal (Mazaleón), Nules (fíbula siciliota).
    Escarabeo y escaraboide : Ibiza, Puig de la Misericordia (Vinarós), Tossal del Moro (Pinyeres-Batea), Mas de Mussols (Tortosa), La Solivella (Alcalá de Xivert).
    Amuleto, colgante, cuenta de collar de vidrio, pasta vítrea: Ibiza, Torre de les Comes (Palanques), La Covalta (Albaida), Bastida de les Alcuses (Mogente), Tossal del Moro de Batea



    * Los alfareros iberos utilizaban arcilla roja más desgrasantes para sus producciones (mica, cuarzo...)
    * Señalar que la mayor parte de los objetos de lujo conservados pertenecen a los ajuares de las necrópolis.
    * La erosión del suelo producida en las zonas altas y en las cimas, lugar de asentamiento durante la Edad de Hierro, descubre en superficie estratos antiguos que deberían encontrarse en capas más profundas.









    RELACIONES ENTRE IBERIA E IBIZA

    Las ánforas fenicias VR-1 se encuentran en todo el litoral de las Pitiusas, en el Puig de la Vila, en el Puig de Molins, en Sa Caleta, Punta de J. Tur Esquerrer... A finales del siglo VIII a.n.e, los fenicios de la cuenca Segura se asientan en la isla, instalándose en Sa Caleta, para expandirse a principios del siglo VII a.n.e por Levante y las costas del Ebro y fundar Ebussus. A partir del año 654 a.n.e, Cartago se ocupará del control de la isla y las rutas comerciales, influyendo también sobre las Baleares, Mallorca y Menorca.

    El trabajo de metales importados del Ebro está presente en Sa Caleta, especialmente el hierro, el plomo, la plata y los anteriores cobre y bronce. También mantuvo contactos con la Serra de les Santes o Desert de les Palmes, donde se extraía plomo y galena argentífera cerca de los poblados de L’Assut (Borriol) y Mas del Pi (Benicassim). La máxima altura, el Puig Bartolo, estuvo consagrado a un dios, posiblemente un Baal metalúrgico. El intercambio se verifica en las ánforas y ollas fenicias de los yacimientos de Les Platgetes y Orpesa la Vella.

    Bajo las dunas de Guardamar, intacta hasta ahora, se escondía una ciudad comercial mediterránea de más de ocho hectáreas y fechada por los arqueólogos en el siglo VIII a.n.e, anterior a la expansión fenicia en Ibiza. Su excelente conservación y sus murallas que afloran sus más de seis metros de altura, dan la esperanza de poder encontrar algún día la Lebedontia perdida en bocas del Ebro, quizás entre los términos de Alcanar, la Rápita y Amposta. De nuevo en el sur, se descubre la factoría de La Fonteta, cercana a las ruinas de la Rábita y en término de Guardamar del Segura, cuyo nombre ha sabido guardar su secreto, frente al mar. Los zócalos, vial de piedra y las paredes de tapial, tal como la fase orientalizante de Vinarragell (que sustituye el simple adobe por estructuras pétreas no perecederas y fosas de cimentación), pero aquí, ligeramente anaranjadas. Suelos de adobes anaranjados también, techumbres de cañas y algas. Cerámicas arcaizantes de engobes y barniz rojos, pastas grises, ánforas, trípodes, oinochoes y huevos de avestruz pintados. Se intuye una anterior tradición en el cobre y del bronce. El fortificado Cabezo del Estaño defiende a lo alto el fluir del Segura hacia el mar.

    Arriba, en el santuario del Castillo de Guardamar, se disponía una serie de pebeteros, que atribuibles tanto a Tanit como a la Ártemis o Diana de los autores greco-latinos, dicen mucho acerca de la ubicación de Hemeroscopion. También lo dice la existencia de dependencias en La Fonteta, destinadas a la metalurgia del hierro en mayor medida, y de la plata, la galena y el plomo en menores cantidades, tal como Estrabón cita sobre la presencia de cercanas minas de hierro.
    Por otra parte cabe añadir que las inscripciones encontradas tanto en Guardamar como en Penya Negra aluden a Reshef-Melkart, divinidades en las que creían e incluso hay hallazgos de dos figuras chipriotas, una de Astarté y la otra de estos u otro dios de los metales en El Oral. El foco metalúrgico de la Sierra de Crevillente, posiblemente de plomo o las minas de hierro de Estrabón, preludia el contacto indígena con el mundo fenicio desde el siglo IX a.n.e. La Fonteta, puerto comercial, donde se llevarían a cabo las grandes transacciones e intercambios, fue también un lugar de culto. La presencia de betilos o simples piedras hincadas en el Cabezo Lucero, la Fonteta y la Illeta dels Banyets, y la existencia de templos en este último, a parte de los de Elche, El Oral, La Escuera, Tossal de la Cala y Tossal de Manises insisten en la evidencia de su religiosidad exógena. Esté último, Alonis o Alonai se alzaba primordialmente entre toda la Costa Blanca y la Nao, en lo que fuera Akra Leuke / Lucentum, la actual Alicante, próximo a la desemocadura del río Alebus (blanco) o Vinalopó.




    LA CERÁMICA IBÉRICA, LA ESCULTURA PRIMITIVISTA Y LOS MONUMENTOS FUNERARIOS

    Entre el resto de los oficios ancestrales y artesanales de los ilergavones, el mayor peso lo ejercían el hierro, con su metalurgia y armamento, y la tierra con su alfarería y cerámica. Herreros y terreros creaban al unísono un arte difícil de corromper en el tiempo. El temprano uso del torno alfarero se da entre las urnas de incineración de las necrópolis del bajo Ebro (La Carrova, L’Oriola, Mianes, Mas de Mussol, El Bovalar, Mas de Caperó y Puig de la Nau). Los nuevos devotos de ésta práctica funeraria consideran primordial que el fallecido herede ese objeto de lujo desde la ultratumba (La Solivella – Alcalá de Xivert). Con el tiempo y la aculturación, la riqueza material de las necrópolis irá degenerando hasta suprimir incluso el contenedor de las cenizas.

    Las incineración alcanza en las necrópolis de Els Peteres (Salzadadella) y El Gaido (Pobla Tornesa-Cabanes) el límite de la relación entre la importación y el significado exótico de la vida y la muerte, como viaje al más allá, adoptando formas y ritos de las necrópolis de cremación del sur: Les Moreres (Crevillente) Al igual que la cerámica, los huevos de avestruz pintados son un símbolo suntuario de vida de uso púnico y norte-africana, pero desaparecen más allá la Albufereta y El Oral.

    El origen de la cerámica en Iberia esta relacionado con modelos orientalizantes, chipriotas y fenicios, foco pictórico de aculturación desde el arte levantino neolítico hasta la Edad de Hierro en Vinarragell. Una comunidad mixta se forjó entre la población indígena, muy orientalizada, y el barrio de artesanos fenicios en la factoría alfarera de Penya Negra (Crevillente).En Iberia, la dama del espejo y los recolectores de granadas de Lliria son hitos importantes para conocer la frecuente decoración cerámica en todo Levante (Lliria-Oliva). Sus imágenes revelan todo un mundo de creencias y realidades subjetivas. El artesano representa símbolos en sus productos de alfarería, aunque a primera vista puedan resultar representaciones de escenas naturalistas. Es más conocida la religiosidad en el sur. El signo de Tanit, el árbol de la vida, las flores y los frisos vegetales están representados sobre la cerámica orientalizante de Lliria y Alcoy. Las danzas ibéricas de las gentes de Lliria se asocian a Chipre, Fenicia e Ibiza. A parte de las danzas fúnebres, las danzas sagradas edetanas, culto a la fecundidad y la naturaleza, revelan hombres y mujeres unidos unos con otros de la mano, lo cual se refleja también entre los sedetanos y parece ser un baile en redondo de origen sardo, del que derivaría la sardana.

    Las artes menores y la orfebrería orientalizante son muy ricas: pendientes de metales preciosos, perlas, cuentas de collar de ágata o cornalina, de pasta vítrea turquesa, blanca, amarilla o cristal azul. Sin embargo la escultura ibérica (relizada su mayor parte en arenisca) parece más tosca, vaga, primitiva y simbólica, finalmente iconoclasta. No hay “culto al cuerpo” en los desnudos, no hay naturalismo, y en los casos figurados el desnudo es abandonado, reflejando una postura meramente ritual y no tan estética o superficial como en las artes helénicas. En Iberia no se evidencia con tanta claridad la presencia de símbolos anicónicos, pero la religión y la escasa figuración forman parte de todo su conjunto. Un ejemplo claro son las figuras de équidos en el bajo Aragón, desde las terracotas zoomorfas encontradas en distintos puntos hasta las dos esculturas de caballos en piedra del Cabezo Palao. Esto en cuanto a escultura exenta, ya que el relieve funerario de las estelas y monumentos destaca por su originalidad y mayor desarrollo entre las artes ibéricas.

    Entre los iberos del Maestrat, una serie de estelas funestas epigráficas, de estilo Sinarcas, de roca calcárea, anicónicas y la mayoría de inscripciones tan sólo con el antropónimo del difunto (siguiendo un modelo oriental), asciende desde el Pla de l’Arc hasta las montañas.


    Pla de l’Arc: Coves de Vinromá, Benlloch del Pla, Cabanes.
    Alt Maestrat: Ermita del Cid (Iglesuela): “Ikonmkei-mi iltubeles eban” Yo Ikonmkei Iltubeles eban (piedra o estela), La Vilavella (Vilafranca), Benassal, S.Antoni La Vespa, Morella, Moleta dels Frares (Forcall), Albocàsser.
    Baix Maestrat: Sant Mateu, Els Vinyets (Canet lo Roig): “Sosintaker” y “Tarbanikor-mi” (Yo Tarbanikor).

    Letreros pintados en rojo, al igual que en las cerámicas, se encuentran en los abrigos del Barranc de la Bonanssa (San Mateu) y el Mas del Cingle (Ares del Maestre), sacralizando con sus textos, estos lugares que antaño ya fueran habitados. Pertenece a esta modalidad un grafito, sobre estuco esta vez, ubicado en San Antonio de Calaceite.



    ARQUITECTURA

    La Casa Peñiscolana

    Heredera directa del urbanismo de la ciudad de Cartago es la vivienda urbana de Peñíscola. Su volumetría cúbico-mediterránea, de una sola crujía y revocada de cal en un blanco absoluto, todavía permanece en algunos rincones del peñasco entre la avenida Pigmalión y la avenida Akra Leuke. Sencilla, humilde y sin ornamentos, una simple casa de pescadores, luce su estrecha y luminosa fachada levantina de tres alturas o incluso más. La casa de pisos es originaria de algunas metrópolis de la franja costera del Líbano, donde la aglomeración urbana se solucionó con un mayor desarrollo en altura y profundidad de planta.
    En la planta calle, el acceso compartía una pequeña despensa o almacén para las artes de pesca y las vasijas junto a una cisterna o pozo. El agua en las casas fue una novedad importante y hasta ahora imprescindible. En el centro, las estancias se basaban alrededor de un patio o escalera central y arriba, en la cubierta, todas las casas disponían de azotea y algunas de cobertizo, ideal para adornar con macetas la parte menos sobria de la vivienda. Sistema de recogida de aguas se observa también en la Illeta del Banys (El Campello).

    Pocos rincones de Peñíscola conservan esta lejana imagen, pero sin duda son el testigo más longevo de la presencia púnica en estas costas.



    La Caseta de campo

    Aún hoy día quedan muestras respecto a lo que fue la herencia de la genuina arquitectura ibera, conservada en un sentido rural y con alta presencia en el Pla de la Galera y la Foia d’Ulldecona. Su color blanco, su estética sencilla y su funcionalidad en torno a la recolección y a la poda del olivo, la diferencian por su distribución de los mases de todo el Montsiá. La pequeña habitación dispone de un corral adosado para guardar animales, excedentes o herramientas de trabajo, la estancia central con la “pallissa” arriba, a la que se accedía por unas escaleras y una cocina y hogar donde se almacenaban los alimentos. El tejado orientado a una sola vertiente, formado por vigas de madera inclinadas, recuerda a las viviendas ibéricas. Esta inclinación ayudaba a recoger el agua de lluvia en una cisterna. Actualmente en las fachadas es común observar el aprovechamiento de las bajantes de agua, que van a parar a un recipiente que en sus días pudo ser una gran ánfora o tinaja.

    También asociables son el mas del Maestrat con algunas construcciones del Puig de la Nau (con la vertiente del tejado apuntando hacia un corral interior y cercado), la arquitectura ancestral de piedra en seco del interior, la blanca casa levantina de volúmenes cúbicos de la Plana de Vinarós y Benicarló con muchos ejemplos del Mediterráno oriental y la barraca, casa-templo ibérica paralela a las del Campello.

    LA ARQUITECTURA DEL TAPIAL

    En la depresión de La Ginebrosa, Aguaviva y Mas de las Matas, así como en Monroyo, existen canteras de “tierra de tapial”, donde se extraía la tierra arenisca para este tipo de construcciones.




    TIPOLOGÍA DE LOS POBLADOS

    Asentamiento en ladera: El poblado cae en forma piramidal por una o dos vertientes del tozal o puig donde se asienta. En la cima se situa el primer núcleo de habitación, y más adelante se situará el castillo. El foco de asentamientos en ladera se origina durante el ibérico pleno en el Puig de la Nau (Benicarló), que es el máximo representante de esta tipo de ocupación, y ejerce su influencia desde la Plana de Vinarós hasta la comarca del Ports y el Matarranya a través de la rambla de Cervera, el río Bergantes, el rio Servol y el valle del Ebro. Claros ejemplos de esta herencia los observamos en modelos posteriores de arquitectura serrana, como Peñíscola, Cervera, Morella, La Todolella, Vallibona, El Boixar, Castell de Cabres, Herbes, Pena-roja, Monroyo, Beceite, Paüls, Valderobres, La Fresneda y Calaceite.

    Asentamiento en la cima : El poblado en altura se alza irreductible sobre un cerro o un espolón rocoso, que le proporciona una excelente defensa natural. Sobre un cerro tuvo origen la Moleta del Remei (Alcanar) y sobre un espolón la Ferradura (Ulldecona) en los inicios del ibérico antiguo. Este modelo, que encontramos inicialmente alrededor del Montsiá, influiría hasta la Terra Alta y la Tinença de Benifassá a través del río Senia y del valle del Ebro, así como al Maestrazgo por la rambla de Cervera: Bellestar, Bel, Herbeset, Arnes, Horta d’Ebre, Ares del Maestre, Castellfort, Cantavieja, Cañada de Benatanduz, Villarluengo, Gúdar.

    INTERCAMBIOS CULTURALES

    La génesis autóctona o alóctona de la población peninsular durante el neolítico está condicionada en parte por la migración de tipos mediterráneos occidentales, isleños y norte-africanos, habitantes de los oasis en este último caso, como son los capsienses saharianos y más tarde camíticos y bereberes del África blanca. En cuanto a su formación, ésta tiene un carácter original a la vez que difusor oriental: el extranjero busca ya desde el Eneolítico la plata o argente de Tartessos, el plomo y la galena del Sudeste y el hierro del Levante, así como excedentes agrícolas y otros recursos. Después el nativo buscará no sólo el intercambio económico y la subsistencia, sino también la forma de aculturación, que el mercader fenicio no les va a imponer, y el desarrollo que tampoco les va a negar. Testigos de este intercambio y de las intensas relaciones comerciales son los dos hombres con el brazo levantado, a modo de trato o juramento, entre la granada o ánfora en las cerámicas sedetanas, que se venía interpretando como un saludo.



























    La escritura surge durante el periodo orientalizante, para seguir nutriéndose en el
    ibérico pleno, con el contacto de los cartagineses. El Signario ibérico del Noreste (el auténtico), por el sur llega hasta los Edetanos y por el Norte hasta más allá del Languedoc, el río Ródano. Se ha hallado el mismo signario ibérico en Ullastret que en escritos sobre cerámica del oppidum narbonense de Pech Mahó. Las inscripciones cerámicas suelen aparecer como marcas de alfarero y en alfabeto fenicio las primeras de Camara y El Monastil (Elda), La Fonteta (Guardamar), Penya Negra (Crevillente), La Illeta dels Banyets (Campello), Tossal de Manisses (Alicante) y San Antonio (Calaceite). Grafitos ibéricos en rojo sobre cerámica se encuentran en L’Assut (Borriol), La Balaguera (La Pobla Tornesa), Albocàsser, Morella, Foz-Calanda, Poneriol (Cálig) y Peñíscola. Desde el plomo de Castellón hasta el plomo del Solaig de Betxí se ha ido esclareciendo toda una época de misterio y desconocimiento hacia la lengua de los antiguos ibero-levantinos. De ahí al vaso caliciforme y al plato, la ultima de las importaciones mediterráneas para su uso oculto y recóndito en libaciones y cuevas-santuario iberas edetanas, la arqueología se centra al fin en la primitiva cultura de la alimentación. La agricultura forma la base estructural de la dieta mediterránea, y con ella un concepto nuevo de cultura, ya que hasta este momento, descendientes de los anteriores recolectores, la mayor parte de las etnias seguían siendo sociedades frugívoras, cerealísticas o basadas en el cultivo de leguminosas. El cartaginés Magón y su tratado de agricultura serían, en parte, responsables directos de la revolución agrícola protohistórica, que producirá excedentes y estos llevarán a incluir a los iberos en los circuitos comerciales.

    El río Ebro y sus tierras (Terra Alta, Baix Ebre, Bajo Aragón, Montsiá) llevarían el monopolio del aceite de oliva al este de la península, a modo de una primera y auténtica denominación de origen, que posteriormente llamarían los romanos Oleum Flumen. La Ora Marítima menciona una isla fértil en olivos en las tierras del Ebro y dedicada a Minerva-Atenea-Tanit (el olivo también era consagrado a Afrodita-Astarté) . Próxima a él se extendería, ya que éstas tierras son las mayores herederas de su cultivo en todo el Levante. El olivo fue símbolo de prosperidad, culto a la divinidad y tesoro de la exportación hacia otras tierras.

    Entre las ciencias auxiliares de la arqueobotánica figuran la palinología (granos de polen fosilizados), la antracología (maderas carbonizas) y la carpología (semillas y frutos conservados), que en el caso del Ebro, remontan a una vegetación mediterránea, un paisaje de montes muy similares, sin tener en cuenta las desmesuradas devastaciones antrópicas y cambios hidro-geológicos del llano.

    Los iberos utilizaban al máximo los recursos de la naturaleza. Entre las plantas asilvestradas, el lino (Linum ussitatissimum), de aparición sinantrópica (introducida por la actividad humana, como el mijo) sustituyó al lino blanco silvestre (Linum suffruticossum) para aprovechamiento textil. Este nuevo lino, procedente de Canaan y Egipto, vino acompañado de los frutos de la vid, las uvas (Vitis vinifera), las granadas (Punica granatum), los higos (Ficus carca), los membrillos (Cydonea oblonga), los dátiles (Phoenix dactylifera), las aceitunas del olivo (Olea europaea), los piñones (Pinus pinea), los guisantes (Pisum sativum), los garbanzos (Cicer arietinum), el cardo, la alcacocha. Su difusión, se debe a los años en que los fenicios llegaban desde el Mediterráneo con sus mercados de flores, expertos ellos en la introducción de especies exóticas, y en su traslado y cultivo en macetas. Ya desde el Bronce valenciano se distinguen restos de algarrobo (Ceratonia siliqua) en la Ereta del Castellar (Villafranca).
    Entre los frutos originales y no exógenos predominan en los yacimientos la borraja (Borago officinalis), el cardillo (Scolymus hispanicus), la lenteja (Lens culinaris o Lens esculenta) la bellota de encina (Quercus ilex) , de carrasca (Quercus rotundifolia) o de quejigo (Quercus faginea), así como de coscoja (Quercus coccifera). También se conservan frutos de sabina (Juniperus phoenicia), enebro (Juniperus oxycedrus), madroño (Arbutus unedo), almez (Celtis australis) y rosáceas como el espino albar (Crataegus monogyna), el serbal (Sorbus domestica) o la mora de zarza (Rubus ulmifolius) Los cereales adelantaron el uso de silos en Tortosa y Amposta u hórreos elevados en la Moleta del Remei y Valletes de Aldover, para almacenar excedentes, especialmente trigo. El vino y mosto de parra, la miel, el aceite de acebuche y la cerveza de cebada completaban la dieta ibérica.
    Bosques sagrados los encontramos precisamente en el Montsiá, Montsant y Montsagre (Monts sacer). En el Montsiá, el Bosc del Burgar y el Bosc de Miralles: de sus bosques vendrá el nombre. La encina y carrasca, relacionada con el fuego, forma una parte fundamental de esta relación, atribuible a un dios de la vegetación o una diosa protectora de la fertilidad. Relacionado con los cereales, el ritual en que mujeres vírgenes vestidas de blanco portaban un cesto o kalathos en lo alto de la cabeza con “panistre” o pan bendecido, espigas, semillas, flores, hojas y frutos, ofrenda a la Ceres-Demeter mediterránea, pervive en la ceremonia actual de las panbenditeras en el Aragón oriental (Mas de las Matas, Abenfigo, Beceite, Mazaleón...). El culto hacia Adonis está bien representado en la cerámica edetana, estilo Lliria. La decoración vegetal y floral añade al lenguaje ornamental, el significado suntuario y funerario a la vez que presentan estos motivos fitomorfos. Las hojas acorazonadas, las flores, las espinas y de ellas dos zarcillos trepadores que brotan son de zarzaparrilla (Smilax aspera), la hiedra o madreselva de los iberos, especie abundante en los bosques de encinas ligeramente húmedos y a lo largo y ancho de la maquia mediterréna.
    Similar es la tuca (Bryonia cretica subsp. dioica), presente hasta la saciedad en los bosques y ríos próximos al mar en la isla de Creta y extendida por toda la ribera del Mediterráneo. Todas ellas están consideradas como un renacer, de carácter dionisiaco, de la vida sobre la muerte vegetal y por ello hecha arte en recuerdo de Adonis, en Vinarragell, Cervera, Calaceite. (Durante el equinoccio de otoño se practicaban ofrendas vegetales y no sacrificios animales, a Adonis/Pigmalion/Eschmun). En estas dos últimas el fruto y la rama del granado de sus cerámicas permanecen simbolizando un carácter fúnebre, del que Perséfone/Core interpreta el paso al mundo de ultratumba.
    El mirto y en menor medida la adelfa se presentan en el Perengil / La Parreta (propios de ramblas mediterráneas y autóctonos en el Baix Maestrat), también asociados a la dualidad vida / muerte de los jardines y la naturaleza.

    L.Siret proponía el significado de Los Millares y la Sierra de Gádor. Un millar es un lugar donde guardar el rebaño o mil cabezas de ganado, y a la vez, Gador, Gadur o Gadir es una palabra fenicia que designa también un lugar para guardar rebaño. Del mismo modo, aquí en el norte, la Sierra de Gúdar comparte este nombre junto al río Mijares. Esta curiosa asociación nos remite a los beribraces que se alimentaban de leche y queso de sus rebaños. Idubeda en ibero vino a ser “camino, vía pecuaria”. Estos pastores han perdurado hasta hoy en el Maestrazgo. La capra hispánica aún corretea salvaje por estos montes. Hasta hace pocos siglos los pueblos del Maestrazgo fueron paso obligado de la “ruta de la lana” que exportaban de las ovejas a Italia como ya lo hicieran en época romana. El popular queso de Tronchón podría ser el queso de los beribraces del que habla la Ora Marítima. De ésta época se han encontrado queseras para leche de ovicápridos. Carneros o cabras de metal colgaban de los cuellos de las tribus de Els Ports: Mianes (Sta.Bárbara). La ruta de la lana es uno de los recuerdos de la transhumancia cuyo testimonio más remoto nos lleva a la Ora Maritima de Avieno.
    Del cuero aprovechaban sus cualidades junto a las prendas. Llevaban cinturones a base de hebillas o placas metálicas y broches sujetos por aros a correas que lógicamente no se han conservado. Son extremadamente cortos, por lo que se ajustaban a la parte más estrecha de la cintura. Las abarcas era el calzado típico, de cuero en las suelas y sujeto por correas o cuerdas. La fibra del esparto y el palmito servían también para la artesanía de la casa o del campo.


    DE PESCADORES A ACUICULTORES

    La pesca y el mar

    En el Puig de la Nau quedan muestras de tres anzuelos de plomo. Su toponimia aún lleva reminiscencias del modo en que vivían sus antiguos ocupantes, que navegaban de cabotaje a lo largo de toda la costa y en vías fluviales. Los cartagineses hundían las embarcaciones extranjeras, pecios romanos que faenaban en su territorio.
    También quedan espinas y escamas en algunos poblados cercanos a la costa.

    La acuicultura (malacología)

    La recolección de moluscos con fines alimenticios o productivos (tintura) como en el caso de los múrices (caracoles de mar o caracoles de la Púrpura) en Peñíscola y Mas d’en Serra (Alcanar): Murex brandaris (cañadilla) y especialmente en este último Murex trunculus (busano), constituía un mundo simbólico entre las gentes del mar. Ocurre en el Cardium, berberecho, desde el neolítico, por sus 21 aristas en Vinarragell o el Puig de la Nau, en el dátil de mar, en las veneras de algunos cuadrantes y sextantes edetenos: Lakine y Kili en las Cipreas de Vinarragell y Torre de Onda (Burriana) y Nules, o en los moluscos y conchas, como amuletos de la Bastida de les Alcuses. Podrían participar como objetos de un culto primitivo a Astarté, venerada en estos mares.

    Entre las factorías marítimas, las almadrabas de atún, presentes en Túnez, Calpe, Jávea e Ibiza, las conservas en aceite, los salazones y el comercio de la sal marina, corrían a cargo de los fenicios de Gadir, quienes incorporaron la salsa de pescado garum/garon de atún, caballa, morena y esturión. De este pez con color y forma de ciprés (Alcipreser sturio) extraían el caviar en la antigüedad, cuando aún abundaba en el Ebro

















    EL DELTA DEL EBRO –MARISMA DE NÁCAR (PALUS NACCARARUM)



    Avieno dice acerca de la Marisma de Nácar: “la costumbre dio nombre a esta marisma”. Las gentes del Delta ya se dedicaba pues a recoger nácar y todo tipo de conchas, lo que no excluye tampoco que pudiera situarse aquí un conchero o lugar de explotación de la malacofauna de la zona. Más abajo, Peñíscola parece remontarse a una vieja factoría de murex.
    El Ebro, a parte de ser eje vertebrador para la actividad mercantil desde épocas proto-históricas, sirvió de sustento a los pueblos ribereños y marineros, volcados en la vida portuaria y en el intercambio de mercancías.


  5. Hay 4 comentarios.
    1


Si te registras como Druida (y te identificas), podrás añadir tu respuesta a este Archivo de Conocimientos

Volver arriba

No uses esta información en otros sitios web ni publicaciones, sin el permiso del autor y de Celtiberia.net