Realizada por: TRITINO
Al Druida: hartza
Formulada el martes, 25 de abril de 2006
Número de respuestas: 16
Categoría: Antropología

HUMANOS O SIMIOS


Hola hartza:

Como he visto en tu ficha que eres jurista y doctorado en Derecho, creo que eres el más adecuado para responderme a una inquietud.

Es sobre el Proyecto Gran Simio, que se ha presentado hoy en el Congreso como anteproyecto no de ley, aún no he tenido tiempo de informarme mucho pero a priori trata sobre el reconocimiento de los grandes simios, chimpances, orangutanes, etc... como seres humanos.

Y me surgen dudas al respecto, por que aunque no tanto como tú seguro, conozco algo de leyes a groso modo.

La cuestión es, que parece ser que los cientificos dicen que los seres humanos compartimos con ellos, concretamente me parece que era con los chimpancés, corrigeme si me equivoco, un 94% del ADN, en base a lo cual estos animales hasta ahora han sido de los más adecuados a la hora de efectuar experimentos científicos a la hora de estudiar su repercusión en seres humanos ¿no?, dado que según una convenci´´on que hubo en Hensilki en 1964 no está permitido realizar experimentos en seres humanos salvo para fines exclusivamente terapéuticos, o mejor dicho hay que abstenerse de realziarlos si los riesgos no son predecibles.

La cuestión es, si ese anteproyecto de ley sale adelante, y se otorga la condición de seres humanos a chimpancés y demás tampoco se podrá experimentar con ellos ¿no?, por que además así esta recogido en el Art. 159 del Titulo V del CP.

Y claro, tal y como se aprobó no hace mucho, se puede experimentar con embriones (dado que aún no tienen la consideración de ser humano como tal)pero no con estos animales ¿No es un poco contradictorio?

Pero hay otros aspectos legales quizá aún mas contradictorios,aunque suene a sorna, por ejemplo ¿Y si se mata a uno de estos animales por error? ¿Sería factible considerarlo como homicidio imprudente?

Me gustaría conocer tu opinión al respecto.

Respuestas

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  1. #1 hartza miércoles, 26 de abril de 2006 a las 13:50

    Estimado Tritino,

    Muchas gracias por tu confianza, pero la creo inmerecida en este caso: mi area de ejercicio se halla muy alejada de este tema. Supongo que seria necesario un experto en etica o bioetica. Es mas, no estoy muy al dia de la vida politica espanola... o de las actuales propuestas legislativas. Porque me suena, y muy mucho, a que el tratamiento informativo de esta noticia se esta utilizando como palo en la rueda del gobierno espanol actual.

    Por otra parte, companeros juristas no faltan en Celtiberia. Asi a botepronto se me ocurren Marcovito y Ofion_serpiente (citados por riguroso orden alfabetico).

    Y, para finalizar, aunque esto es unicamente mi apreciacion subjetiva, asi que no te lo tomes a mal, tampoco me parece esta pagina el lugar mas adecuado para debatir sobre esta cuestion, que quieres que te diga.

    Ahora bien, mi opinion? Que no creo en absoluto que se trate del reconocimiento de los "grandes simios" como seres humanos, o del reconocimiento de "derechos humanos" extendidos a estas especies. Por lo poco que se, se trata de la asuncion de ciertos compromisos (incluso a nivel internacional) relativos a la defensa de los habitats de estos animales, asi como a la prohibicion de determinadas actividades (experimentacion, cautividad, explotacion economica).

    Supongo, aunque no lo se con certeza dado que desconozco el texto, que si se permite la experimentacion con embriones humanos (que no con seres humanos) tambien estara permitida con embriones de simios (caso de que sea util para la ciencia)... dado que tampoco serian "simios". Me parece, de todas formas, el punto mas importante de toda esta cuestion... pero a falta de mas datos me abstendre de seguir comentando.

    En cuanto a tu ultima pregunta, creo que ya la he respondido un poco mas arriba y la creo tambien fruto de una desacertada politica informativa o de una muy acertada politica de desinformacion: en ningun caso se busca la equiparacion de los simios con los seres humanos, de manera que matar uno de ellos... comportaria en todo caso la pena recogida a tal efecto en el CP, lo mismo que comerse, por poner un poner, un lagarto perteneciente a una especie protegida.

    Un aspecto de importancia, sin embargo, seria el de dilucidar si los animales, simios o no, son capaces de ser sujetos de "derechos" o si, en todo caso, tan solo lo somos los humanos... Reconozco que se trata de una discusion que no me interesa lo mas minimo, en primer lugar porque los efectos practicos serian los mismos (la existencia de una serie de leyes de obligado cumplimiento, cuya infraccion conlleva una serie de sanciones y que crean la figura de la proteccion de determinados intereses o situaciones). Y, en segundo lugar... porque repito, en absoluto se trata de mi campo de experiencia o estudio, con lo que las estupideces por linea que podria soltar sobrepasarian con mucho lo aceptable.

    Salve atque vale.


  2. #Gracias TRITINO AGRADECIMIENTO

    Muchas gracias por tu respuesta, a mi tampoco me parecía una cuestión a plantear en debate en este sitio por eso te la formulé a ti en particular al ver tu curriculum. El proyecto gran Simio en sí mismo según tengo entendido trata como tú bien dices

  3. #2 TRITINO miércoles, 26 de abril de 2006 a las 21:07

    adquirir determinados compromisos, pero escuche en la radio al portavoz del PSOE en el Congreso (Garrido) y a la ministra Narbona (creo) que el anteproyecto de ley iba orientado al reconocimiento de los simios como seres humanos. El tema a mi tampoco me interesa en especial, creo que esos señores a los que los ciudadanos hemos elegido presuntamente tienen problemas más importantes que solucionar, por eso esta cuestión digamos que me irritó un poco.

    Muchas gracias de nuevo por tu atenta respuesta. Eskerrik asko


  4. #3 TRITINO miércoles, 26 de abril de 2006 a las 21:35

    Hala, ya la he liao


  5. #4 sansueña miércoles, 26 de abril de 2006 a las 21:45

    ¿ y que opina la Organización Nacional de Transplantes? ¿?¿?¿?


  6. #5 kaerkes miércoles, 26 de abril de 2006 a las 22:48

    En el Xpresate de esta tarde:


    En concreto, la propuesta anotada insta al Gobierno a emprender acciones en foros y organismos internacvionales para proteger a los grandes simios (goruilas, orangutanes, chimpances y bonobos) del maltrato, esclavitud, tortura, muerte y extinción. también pide la adhesión de España al Proyecto Simio (Internacional), que persigue preservar del maltrato y la extinción a estos "compañeros geneticos" de la hhumanidad.

    La principal diferencia de esta demanda para con los simios radica en el concepto de esclavitud, puesto qyue tienen una autonomía individual que debe ser respetada EN SU HABITAT, una capacidad reflexiva y sensiblidad mucho más compleja y cercana a los humanos que no permiten prácticas que son aceptables en otras especies animales, como el "enclaustramiento" o ser empleados en actividades circenses.

    No se trata de equiparar los derechos de lso grandes simios con los del los humanos, como jocosamente ha expresado la Iglesia Catolica española, sino evitar la extinción , situaciones tristes y de gran crueldad para estos parientes nuestros.

    Quien haya visto el rostro de un orangutan enjaulado en un zoologico y haya acaricidado su mano tras los barrotes sabrá de que estamos hablando.


  7. #6 kaerkes miércoles, 26 de abril de 2006 a las 22:52

    El mezclar el tema del aborto o el uso de embriones con el Proyecto Simio, como hizo ayer el Obispo de Pamplona no tiene ningún fundamento y confunde a la opinión pública que se deja o quiere confundirse.


  8. #7 kaerkes jueves, 27 de abril de 2006 a las 03:25

    Ahí va un tocho sobre el Proyecto Gran Simio copieteao de internet pa ahorrar pulsaciones de ratón.

    Photobucket - Video and Image Hosting
    Cría de orangutan en el zoo de Moscú.



    Proyecto Gran Simio 1993

    En 1993 un grupo de moralistas y de eminentes etólogos y hombres de ciencia, entre los que abundaban los anglosajones (norteamericanos, británicos, australianos, neozelandeses, &c.) sacó a la luz la iniciativa conocida por la rúbrica de Proyecto Gran Simio –Great Ape Project– haciendo pública además, a modo de manifiesto programático del Proyecto, la llamada Declaración de los Grandes Simios Antropoideos, un documento de ambiciosas perspectivas que vendría a moverse en claves todavía más contundentes, si cabe, que las propias de la Declaración universal de los derechos del animal que la UNESCO aprobó en 1977, e incluso fue ratificada por la ONU.

    Levantando como estandarte el eslogan «La igualdad más allá de la humanidad», la declaración constituye una intentona de ampliar la «comunidad moral» de los iguales al grupo zoológico de los grandes simios (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) del que el Proyecto mismo toma su nombre, y ello al menos como paso intermedio en la búsqueda de la reconciliación total del ser humano con sus hermanos animales. En este sentido el Proyecto, a través de su manifiesto, dice ampararse en los fundamentos que a tal fin proporcionan los más recientes desarrollos de ciencias naturales –biología, evolucionismo darwinista, etología, psicología animal, genética– que habrían terminado por arrumbar la concepción tradicional de los animales no humanos y de la distancia que media entre éstos y los hombres tanto en lo tocante a las capacidades intelectuales (resolución de problemas, uso del lenguaje articulado, capacidades éticas, morales y políticas, &c.) como en lo que a la vida psíquica y emotiva se refiere (amistad, amor por los cuidadores, decepción, miedo, dolor, padecimientos varios, &c.).

    La Declaración sobre los Grandes Simios incide fundamentalmente sobre tres puntos que señalan sendos derechos elementales que el humano despotismo habría venido a hurtar a sus parientes los chimpancés, los orangutanes y los gorilas: el derecho a la vida (salvada la eventualidad de la legítima defensa), la protección de la libertad individual (salvada la condena «en firme» tras el adecuado proceso legal frente al que los miembros de la comunidad de iguales tienen en todo caso, derecho a jurisconsulto y a abogado defensor) y la prohibición de la tortura (cuyo alcance sin duda alguna incluye prácticas tales como la doma, los espectáculos circenses o los experimentos biomédicos dolorosos). La incapacidad evidente que lastra a los interesados, imposibilitándoles hacerse cargo de su misma lucha emancipadora , requiere que sea el mismo opresor –o por lo menos grupos conscientes del mismo, la vanguardia pro-simia por así decir, de entre los humanos– quien se erija en campeón de la liberación de los simiescos oprimidos, representando de este modo su causa.

    A este noble objetivo se orientan los esfuerzos del PGS cuyos planteamientos, llevados a su límite, podrían ocasionar una auténtica conmoción de repercusiones no difíciles de prever, en las formaciones sociales de nuestros días; probablemente el vegetarianismo activo sería una de las implicaciones prácticas inexcusables de la Declaración, si es que esta misma se entiende como un primer paso intercalado en un proceso de mayor alcance que tendría que ampliarse también en el futuro –¿dónde poner, si no, los confines de la comunidad de iguales?– a las «bestias de granja», ¿lo sería también la paralización inmediata de la investigación biomédica, tal vez inaceptable por el sufrimiento infringido a la cobayas que esta misma conlleva?, ¿cabría exigir en su caso la sindicación de los nuevos «trabajadores» tales como perros policía, vacas lecheras, bueyes de carga o abejarrucos, quienes seguramente podrían reivindicar un «convenio colectivo», vacaciones pagadas, holgazaneo dominical y también «dignos» subsidios de jubilación para acomodarse una vez llegados a la «edad del merecido descanso»? Se trata en todo caso de cuestiones abiertas de índole ciertamente mayor –y no ya, como tal vez pudiera parecer, burdas parodias malintencionadas con objeto de ridiculizar las posiciones de referencia– a las que, con todo, los promotores del Proyecto y de la Declaración, no han dado de momento respuesta alguna.

    El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad es también el título que ha recibido en español el libro donde se contienen las aportaciones textuales de quienes en 1993 firmaron la Declaración de los Grandes Simios. La egregia relación de los autores participantes, a cuya cabeza destacan como coordinadores de la obra el filósofo australiano Pedro Singer –después presidente del PGS-Internacional– y la ideóloga italiana Paula Cavalieri (directora de la revista Etica&Animali), incluye personalidades de muy diversa procedencia disciplinar –etólogos, sociobiólogos, filósofos, antropólogos, juristas, &c.–. Tal circunstancia quizás sea la central de cara a explicar la correlativa confusión y heterogeneidad detectable en los discursos que se hilvanan en el libro y que ciertamente compadecen a veces muy mal unos con otros: la filosofía espontánea de los etólogos y primatólogos, pongamos por caso (sensibilizados acaso por sus años de contacto con los primates en la selva, pero también urgidos según puede sospecharse por un imperativo profesional –análogo a nuestro juicio al que anima el conservacionismo relativista de los antropólogos respecto de los salvajes– que les insta a evitar que se les acabe el material de investigación) se ve acompañada por posiciones utilitaristas «benthamianas» como las de Pedro Singer y sus acólitos, o por la visión «inherentista» que respecto de los animales dice sostener Tomás Regan; el grosero reduccionismo sociobiológico de Ricardo Dawkins o el «darwinismo moral» que defiende Jaime Rachels poco tienen que ver con el prisma formalista de naturaleza analítica al calor del cual los finlandeses Heta y Matti Häyry se acercan a tales cuestiones.

    Según se anuncia en el prólogo que encabeza el libro, los autores de las colaboraciones decidieron prescindir de cobrar sus correspondientes honorarios por las mismas a fin de que los beneficios que las ventas produjesen fuesen destinados a la financiación del Proyecto. En el propio prólogo se informa del apartado de correos que por entonces venía a fungir de dirección postal oficial del PGS, sita en Collingwood, Melbourne, en el estado australiano de Victoria, que vio crecer precisamente a Peter Singer. Se informa asimismo del número de fax internacional al que los lectores interesados pueden dirigirse si desean patrocinar con su mecenazgo o con su firma el proceso emancipador por el PGS iniciado. Sin embargo para 2002, la sede central del PGS Internacional había sido ya trasladada a la ciudad norteamericana de Portland, en Oregón. También en los primeros años del siglo XXI puede constatarse la gran variedad de países en los que el PGS cuenta ya con sus propias filiales: así los Estados Unidos del Norte de América (con sede en Portland, Oregón), Taiwán, Inglaterra (sede en Londres, figura como responsable David Pearson), Australia (sede en Collingwood, Melbourne, Victoria), Canadá (radicada en Vancouver), Japón (responsable: Prudence Foster, Universidad de Okayama, Misasa), Nueva Zelanda, Suecia (en la ciudad de Kivik, Henrik Ahlenius es el nombre del adalid local), Finlandia (bajo la dirección de Mike Garner), Alemania (sita en Hamburgo, figura como responsable Kalvin Karcher) y Benelux (dependiente de la anterior). También se han dado a extender las semillas de la iniciativa entre los países de tradición católica como lo son España (el presidente del PGS España no es otro que Jesús Mosterín, como secretario aparece Paco Cuellar), Argentina (sede en Buenos Aires, dependencia a cargo de Ana María Aboglio) o Brasil (en San Pablo, con Pedro Ynterian a la cabeza) y Portugal. No parece en cambio que la iniciativa se haya propagado por el momento a China –aunque sí a la vecina isla de Formosa–, a Rusia ni a ninguna de las naciones de su entorno, pero tampoco entre los países islámicos –no existe, por ahora, ninguna sucursal del PGS en Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita o Pakistán–.

    Autores que participaron en el libro Proyecto Gran Simio:
    A continuación ofrecemos la lista completa, dispuesta en orden alfabético, de los «desinteresados» colaboradores que participaron inicialmente en El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad. Podrá comprobarse la presencia en la misma de nombres que son bien conocidos por todos en gracia a sus labores científicas, filosóficas o periodísticas.

    Douglas Adams, Christoph Anstötz, Marc Bekoff, David Cantor, Mark Carwardine, Paola Cavalieri, Stephen L. R. Clark, Raymond Corbey, Richard Dawkins, Jared Diamond, R. I. M Dunbar, Gary L. Francione, Deborah Fouts, Roger S. Fouts, Jane Goodall, Wendy Gordon, Heta Häyry, Matti Häyry, Dale Jamieson, Adriaan Kortlandt, Colin McGuinn, Harlan B. Miller, Robert W. Mitchell, Toshisada Nishida, Barbara Noske, Francine Patterson, Igmar Persson, James Rachels, Tom Regan, Bernard Rollin, Richard D. Ryder, Steve F. Sapontzis, Peter Singer, Betsy Swart, Geza Teleki, y H. Lyn White Miles.

    Textos que conforman el libro Proyecto Gran Simio:
    Los artículos y trabajos que componen el libro aparecen organizados bajo un esquema formado por siete secciones a título de núcleos temáticos diferenciados. De esta manera, al margen de la Declaración y del Prólogo General, la obra queda estructurada del modo que sigue:

    I. Encuentros con Grandes Simios que viven en libertad:

    «Los chimpancés llenando el vacío», Jane Goodall.
    «El encuentro con un gorila», Douglas Adams & Mark Carwardie.
    «Los chimpancés son siempre algo nuevo para mí», Toshisada Nishida.
    II. Conversaciones con Grandes Simios:

    «El uso del lenguaje de los signos por los chimpancés», Roger S. & Deborah H. Fouts.
    «El lenguaje y el orangután: la vieja 'persona' de la selva», H. Lyn White Miles.
    «En defensa de la condición de persona de los gorilas», Francine Patterson & Wendy Gordon.
    III. Semejanza y diferencia:

    «Lagunas en la mente», Richard Dawkins.
    «El tercer chimpancé», Jared Diamon.
    «¿Qué hay en una clasificación?», R. Im. Dunbar.
    «Los grandes simios y la idea de parentesco», Stephen R. L. Clark.
    «Los simios ambiguos», Raymond Corbey.
    «¿Espíritus vestidos de pieles», Adriaan Kortlandt.
    IV. Ética:

    «Grandes simios, humanos, alienígenas, vampiros y robots», Colin McGuinn.
    «¿Por qué los darwinianos deben apoyar la igualdad de trato de los grandes simios», James Rachels.
    «Una comparación entre los seres humanos con discapacidad mental profunda y los grandes simios», Cristoph Anstötz.
    «¿Quién es como nosotros?», Heta & Matti Häyry.
    «Una base para la igualdad (interespecífica)», Igmar Persson.
    «Ganancias mal adquiridas», Tom Regan.
    «El ascenso de los simios: la ampliación de la comunidad moral», Bernard E. Rollin.
    «Sensibilismo», Richard Ryder.
    «Los grandes simios y la resistencia humana a la igualdad», Dale Jamieson.
    V. Los simios antropoides como personas:

    «Los wahokies», Harlan B. Miller.
    «Humanos, no humanos y personalidad», Robert W. Mitchell.
    «Personalidad, propiedad y capacidad legal», Gary L. Francione.
    «Los grandes simios como sujetos antropológicos: una deconstrucción del antropocentrismo», Barbara Noske.
    «Imitando a las personas: pros y contras», Steve F. Sapontzis.
    VI. La realidad:

    «Objetos de propiedad», David Cantor.
    «La granja de los chimpancés», Betsy Swart.
    «Ellos son nosotros», Geza Teleki.
    Epílogo:

    «El Proyecto Gran Simio y más allá», Peter Singer & Paola Cavalieri.
    Ediciones y traducciones del libro Proyecto Gran Simio:
    El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad, es obra que apareció originalmente en 1993, en edición británica a cargo del sello londinense Fourth State (The Great Ape Project: The equality beyond humanity). Al año siguiente, en 1994, se presentan la edición estadounidense (bajo el marchamo editorial St. Martin's Press, de Nueva York, con el mismo título), la alemana (Menschenrechte für die groben menschenaffen «The Great Ape Project», publicada al amparo de la editorial Goldman, radicada en Hamburgo) y la italiana (Il Progetto Grande Scimmia eguaglianza oltre i confini della specie umana, Ediciones Teoría, Roma-Nápoles). Desde 1998 El Proyecto Gran Simio puede ser leído también en español. No parece que los promotores de la liberación póngida, una vez traducidos sus planteamientos a dos lenguas universales (y también al alemán y al italiano), hayan tenido hasta la fecha necesidad alguna de propiciar traducciones chinas, árabes, rusas o francesas, y ello por citar sólo los casos más llamativos. Tampoco existe versión en portugués del libro coordinado por Singer y Cavalieri. No nos extrañaría en cambio lo más mínimo asistir, próximamente tal vez, a la publicación de ediciones de la obra en lenguas tales como el vascuence, el bable, el catalán (de hecho el PGS España dispone ya en sus páginas en internet de la obligada traducción al catalán de la Declaración de los grandes simios antropoideos), el guanche, el bretón, el occitano o el quechua.

    La versión española de tal obra colectiva vio la luz en el año 1998 –precisamente en el mismo año en que el Papa Juan Pablo II denuncia la «inhumanidad» del trato conferido a los animados animales– bajo el amparo de la editorial Trotta (regida por Alejandro Sierra, un católico creyente y practicante, al parecer progresista y postconciliar, como se decía hace algunos años) en su colección «Estructuras y Procesos», serie «Medio Ambiente». Según figura en la primera página de tal edición el patrocinio de la Cátedra de Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá de Henares vino a contribuir, y aun de modo considerable, en el sufragio –al menos parcial– de los costes de la edición. El vertido a nuestra lengua de los trabajos y artículos corrió a cargo de Carlos Martín y Carmen González (los mismos traductores que, un año después, y para la editorial Los Libros de la Catarata, vertieron a la lengua el opúsculo de Enrique Salt, Los derechos de los animales considerados en relación al progreso social). Es curioso comprobar como es también la editorial Trotta quien, en 1999, ratificado ya el auge del animalismo, se decide a publicar en lengua española la obra temprana de Peter Singer, Liberación Animal, cuyo original inglés se había ya publicado hacía veinticinco años.


  9. #8 eyna jueves, 27 de abril de 2006 a las 06:40

    kaerkes,¿podrias poner la direccion de donde sacaste el texto? Tengo curiosidad por saber quien lo ha escrito.


  10. #9 Brandan jueves, 27 de abril de 2006 a las 08:00

    Muy de acuerdo con el comentario de Kaerkes, sin embargo, opino que la elección del mensaje de humanización del simio responde también a una estrategia estudiada por parte de quienes lo lanzan.
    Me explico: Los oranizadores, conociendo ya de sobra cual iba a ser la reacción de los medios de comunicación conservadores y de la Iglesia Católica, en su línea de rechazo a todo lo que huela a evolucionismo, han elegido conscientemente este concepto, la equiparación de derechos simio-humanos, para crear polémica y dar mayor realce a su campaña, creando un debate que ellos saben de antemano que es ficticio.
    Creo que lo han conseguido.
    Para que alguien sea objeto de derecho, debe ser consciente de que posee esos derechos, puesto que de otra forma no podrían hacerlos valer.
    Se argumentará que los menores y los discapacitados psíquicos tampoco los conocen y sin embargo están amparados por ellos; pero estos colectivos tienen siempre un tutor que les ampara, sea persona física o jurídica y en su defecto el propio Estado. Si lo que se pretende es que el Estado ampare de oficio el derecho a la vida a y a no ser torturado de los simios, bastaría con aplicar las leyes hoy vigentes sobre protección de animales para que esto no pudiese suceder; o hacer leyes específicas regulando esta protección.
    Por otra parte, todo derecho conlleva obligaciones. Imponer obligaciones a los simios, que no serían conscientes de ellas, sería absolutamente contraproducente para el objeto que se persigue.
    Tampoco entiendo muy bien esta moda que nos ha dado a muchos de juzgar de antemano cual es, o no, un artículo apto para la temática de esta página. En principio todos valen, puesto que en nuestra sociedad casi todo es historia o alguna vez, si tiene la suficiente relevancia, se convertirá en ella, como muy bien apunta la doctora Canto.
    En principio, para los que admiten una descendencia del simio, cosa que yo pondría seriamente en duda, el asunto no puede ser más histórico.


  11. #10 Brigantinus jueves, 27 de abril de 2006 a las 09:31

    Yo como Hartza pongo todo esto en cuarentena, en la medida en que no conozco la literalidad del texto.
    Pero en lo que se refiere a la posible "inteligencia" animal, los delfines también serían unos serios candidatos ¿no? ¿Se podría acabar haciendo extensible a ellos?

    Y una cosa más; el catolicismo hace mucho que aceptó la teoría evolucionista. La mayor parte de sus detractores están en círculos ultras o en pequeñas iglesias y congregaciones de corte protestante.
    De hecho, el mayor problema teológico que el evolucionismo suponía para el catolicismo no era el hecho en sí de "descender del mono" (hace mucho que aceptó el carácter meramente alegórico del Génesis). El problema era, por ejemplo, el caso del Neanderthal. Eran seres humanos, con inteligencia, que enterraban a sus muertos, cuidaban de sus enfermos, que vivían agrupados en "familias". Eran de otra rama de la familia del homo sapiens, nada más.
    Sin embargo, su desaparación (y la de otros linajes de homínidos) supuso un terremoto en la concepción del hombre como centro de la Creación, como fin último "hecho a su imagen y semejanza". ¿Por qué los otros "hombres" se extinguieron? Mejor dicho ¿por qué "los extinguió" Dios?
    La idea de ser los reyes del mambo, creados a imagen y semejanza de Dios quedaba sustituida por la de unos pobres desgraciados, última supervivencia de una serie de ¿experimentos?. Descendientes de unos cro-magones que moralmente no eran mejores ni peores que los neanderthales a los que habían visto morir.
    El teocentrismo, en ese sentido, no hacía sino camuflar otra forma de antropocentrismo. El pensar que el hombre no era sino la última supervivencia de una serie de razas "humanas" supuso un terremoto...


  12. #11 Brandan viernes, 28 de abril de 2006 a las 07:22

    Está claro, se extinguieron porque no eran católicos.
    Bromas aparte, insisto en que son ganas de equivocar cuando se asevera que "descendemos del mono" o que "somos parientes de los simios". Es una simplificación de tal calibre, que resulta una mentira.
    Totalmente de acuerdo en lo de los delfines, animales más inteligentes que algunos de los simios con los que se nos emparenta alegremente.
    Y si no se trata de inteligencia, sino de raza, estamos cayendo en un error mayúsculo.
    Por otra parte, flaco favor se le hace al pobre simio al equipararlo en derechos al humano. En la mayor parte del planeta, la vida de un ser humano no vale nada; por muy recogida que esté en papeles y constituciones, en otros países. Valiente garantía.
    Si yo fuese simio, diría...¡Virgencita (o su equivalente) que me dejen como estaba!


  13. #12 eyna viernes, 28 de abril de 2006 a las 07:35



    bon dia,brandan,kaerkes...(,¨ )* (``.) ***


  14. #13 Brandan viernes, 28 de abril de 2006 a las 08:01

    Simpatiquísimo Eyna.
    Otra cosa, no olvidemos los conejos "coloraos", los animales más inteligentes de la tierra, al decir popular.


  15. #14 eyna viernes, 28 de abril de 2006 a las 08:04

    ¡¡los ratones coloraos!! :DD

    sabes más que los ratones coloraos!!

    yo lo digo así, lo mio son ratones,si? :DD


  16. #15 eyna viernes, 28 de abril de 2006 a las 08:06

    y los más movidos...

    te mueves más que un saco ratones


  17. #16 Brandan viernes, 28 de abril de 2006 a las 08:19

    Parece como si la inteligencia estuviese relacionada con un determinado pigmento cromático, indpendientemente de la especie que lo luzca. Interesante.


  18. Hay 16 comentarios.
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