Realizada por: Enrique Díaz
Al Druida: A todos los Druidas
Formulada el domingo, 20 de abril de 2003
Número de respuestas: 6
Categoría: Temas Humanos
¿PODÍA HABER MUJERES DRUIDAS?
He leido recientemente una cos que me ha llamado la atención.
En una publicación decia que no había prohibición alguna para que hubiese Druidesas.
En otra he leido justo lo contrario, que no podian y que no podian asistir al ceremonias oficiales.
Alguien puede contestar???
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Cada ser tiene su par. si
, Muchas gracias por tu ayuda,
En las sociedades celtas, en general, las mujeres podian tener los mismos roles sociales que los hombres; aunque las protagonistas femeninas, lo eran en menor cantidad que los hombres. Habia guerreras, reinas, druidas, gaiteras,etc.
Quizas fueron las sociedades con mayor incidencia del matriarcado en la Europa antigua. Despues, con los romanos, y posteriormente con el catolicismo, se acabo la historia...
Existen noticias, aunque confusas, acerca de la existencia de druidesas. Hay datos de una comunidad de sacerdotisas femeninas que Pomponio Mela localizó en Sena, a orillas del Mar Británico, que según parece estaba formada por nueve sacerdotisas virgenes especializadas en profetizar el futuro y relizar curaciones mágicas, también en provocar tempestades y en transformar personas en animales. Es posible que ecos de estos cultos druídicos femeninos sobreviviesen, por ejemplo, en los ritos realizados por las monjas del monasterio irlandés de Kildare, que mantenían un fuego perpetuo en honor de Santa Brigida, santa cristiana continuadora de una antigua divinidad indoeuropea.
hace un tiempo escribí el siguiente articulo, en un foro druidico,como creo que puede resultarte de interes, te lo transmito
Las mujeres celtas como druidesas:
Siguiendo el hilo del último artículo que transmití sobre las mujeres celtas, hoy continuo con este nuevo capítulo.
En no pocas ocasiones, he visto debatir el asunto de si los celtas tenían a sus mujeres en tanta estima e igualdad que incluso éstas tenían la opción de acceder a los diferentes estamentos de su sociedad. Escribí no hace mucho un pequeño artículo sobre la mujer en general y abordé un resumen de como la mujer celta tenía la opción de acceder a la casta guerrera o incluso derivar en reina, embajadora o “jueza” y hasta ser divina o semi-divina, venerada y apreciada, a veces incluso temida entre su gente como diosa o hada.
El tema de las mujeres celtas, al parecer suscita pasiones y además, un creciente interés.
Se debate bastante si entre estos, la mujer fue también druidesa. Se debate sobre esto, como un indicativo más sobre si la mujer celta, en su sociedad poseía realmente esa distinción privilegiada, en comparación a otras féminas del antiguo mundo pagano y posterior cristiano.
Simplificándo un poco las especialidades druídicas, sabemos de los tres niveles, que tenía el estamento druídico: bardos, vates y oficiadores, por no llamarlos sacerdotes. No cabe duda que uso estas 3 denominaciones como genéricas, pues en diferentes áreas celtas, recibían el nombre adecuado en su respectivo idioma, por ejemplo en Irlanda, los bardos, eran llamados “filidh”
Haciendo referencia a esos estamentos, os transmito lo que he podido recopilar de las mujeres celtas como druidesas en general, en cualquiera de sus aspectos o funciones.
Diversos autores helenos o latinos, mencionan a las “dryades” o mujeres druidas, menciones que corroboran lo que se ha encontrado desde las fuentes celtas, que en general son escasas pero precisas.
Se conoce la historia de una druidesa llamada Eponina, tanto mencionada por Tácito como por Plutarco, entre los celtas lingones. Su nombre evidentemente recuerda a la diosa gala Epona y a esta mujer-druida como una sacerdotisa o guardiana de su culto.
Esta druidesa, casada con un revoltoso y rebelde celta, ya romanizado como fue Julio Sabino que puso en jaque a las tropas romanas, allá por el año 69 de nuestra era, fracasó en sus intentonas de revuelta. Huido y ocultado del poder de Roma, fue ayudado durante 9 años por su esposa a pasar mas o menos desapercibido, siendo ella la embajadora y portavoz de éste, ante Roma, para pedir el fin de su persecución. No lo logró y apresado Julio Sabino, fue ejecutada junto a éste por órdenes del emperador Vespasiano.
Plutarco menciona también a una mujer celta entre los gálatas, llamada Camma, (Plutarco, Las virtudes de las mujeres, VI)
La sacerdotisa de la diosa Brigit. Casada con un jefe celta llamado Sinatos que fue asesinado por otro celta llamado Synorix, fue obligada a casarse con éste. Camma en la ceremonia nupcial preparó una pócima venenosa que vertió tanto en su copa como la de Synorix, aceptando su propia muerte con tal de vengar a su difunto marido y de rechazar una boda que le era impuesta. Costumbre esta poco común entre los celtas, entre los cuales la mujer podía elegir al esposo.
Una hija de Mug Ruith, un druida del Munster, llamada Tlachtga, es descrita como druidesa, sin embargo, también como una diosa menor de esa provincia irlandesa. A su muerte fue enterrada en la colina de su mismo nombre, en el condado de “Meath”, donde tenían lugar el festival de Samhain y los fuegos sagrados druídicos.
Ausonio Décimo Magno, otro celta galo romanizado fue poeta latino en el siglo IV de nuestra era, nació en Burdigala (Burdeos), “en su obra Parentalia”, escribió acerca de su tía carnal, llamada Dryadia(mujer druida).
Tácito menciona a una vidente entre los búcteros, tribu teutónica, llamada Veleda. Los teutones eran racialmente germanos, pero tan celtizados, que prácticamente pueden considerarse celtas. Su propio nombre deriva de la palabra celta Tuath, y sus dios principal era Teutatis. Veleda era más que una druidesa, era un oráculo viviente, personalidad política de mucha relevancia tanto entre amigos como enemigos. Mediadora entre tribus y entre pueblos. La propia Veleda, recuerda a una mujer parecida en la historia irlandesa del Munster de Fingin Mac Luchta, que en cada fiesta de Samhain visitaba a una druida similar, de la que se desconoce el nombre.
Tácito alude a otras druidesas vaticinadoras como la antecesora de Veleda, llamada Aurinia, de ambas dice: .... Antes de ella( se refiere a Veleda) Aurinia y otras fueron tenidas en igual veneración....... (y sigue, despotricando contra ellas).
Dion Casio, historiador romano, escribe sobre una tal Ganna” de la tribu celta gala de los tungrios(Bélgica), (aunque Tácito dice que los tungrios eran germanos), una virgen de los celtas”, que sucedió a Veleda, siendo embajadora de los semnones junto al rey Masyos, para interceder por estos ante Domiciano, emperador romano hijo de Vespasiano.
Nueve mujeres son mencionadas por Pomponio Mela en la Bretaña continental, que emitían oráculos y profetizaban el futuro. El autor las denomina Gallicenae, entre los bretones, la tradición las denominaba “Groac’h Grac’h”. Estas Gallicenae poseían los atributos de las primigenias mujeres druidas, pero ya algo mas menguados, habiendo derivado hacia
simples hechiceras y magas.
Estrabón nos dice que las sacerdotisas galas eran muy independientes de sus esposos, dejando de un lado el tema de la independencia, que no se trata aquí, lo que constatamos es que habiendo druidesas, existía el casamiento dentro de la clase druídica.
Una “dryade” vaticinó la derrota de Alejandro Severo en el 235 de la era común, y otra de ellas profetiza al mismo Diocleciano su futuro, como emperador de Roma, antes de su llegada al poder. Coincidencias o no en sus vaticinios, de lo que no cabe duda, es que al menos era una druidesa.
En toda la tradición celta se hacen numerosas referencias, especialmente en irlanda, a las mujeres druidas, aparecen con apelativos de bandruid, banflhaith o banfhilid. Las mismas guardianas vírgenes de los fuegos sagrados mantuvieron su función en irlanda, hasta que fueron reemplazadas por las cristianas.
Las leyendas nos narran episodios donde las mujeres druidas eran relevantes en la historia, asi: Gáine como una jefa druida, una tal Aoife, (no es la misma que la diosa hermana de Scatagh), que con una varita convierte en cisnes a los hijos de Lyr.
A Biróg otra druidesa, que ayudó a Cian a conocer a Eithlinn, hecho esto muy relevante en la mitología celta irlandesa pues de él se desprendería el posterior nacimiento de Lugh.
Muchos nombres de druidesas, reales o imaginarios existen en las leyendas celtas. Y aquí no es eso lo relevante, pueden ser algunos nombres de personajes imaginarios, que no existieron en el plano de lo que llamamos realidad. Pero cuando se piensa, se considera, se imagina y se forma una historia y en ella se matizan los personajes y sus funciones, es sin duda, porque tal posibilidad conceptual es corriente y habitual en las mentes que las construyen.
Si esto es así y surgen druidesas en dichas historias, cuentos o leyendas, es porque sin duda, las druidesas reales, de carne y hueso, también existieron en la sociedad desde la cual se contaban y transmitían la leyenda y el mito.
De estos mitos sabemos de una druidesa y banfennid llamada “Bodhmall, que ayudó al legendario Fionn Mac Cumhall, siendo su mentor espiritual y fisico y salvandolo en no pocas ocasiones de peligros.
Sabemos de la druidesa Smirgat o de Milucrah, con poderes tales que transformó a Fionn en un anciano, según cuenta la leyenda.
En Donegal vivió una druidesa llamada Geal Chossach, una de las más importantes druidesas de la epopeya irlandesa, es sin duda “Fidelma” que ya vaticinó la derrota del ejército de la reina Medb de Connacht a manos de Cuchulainn entre la tropas opuestas del Ulster. Esta druidesa poseía los conocimientos y artes del “imbas forasnai”, la (Luz de la Previsión). Otra leyenda nos relata como la druidesa “Sin” venga la muerte de su familia con sus poderes y conocimientos druídicos.
Fue otra mujer, Creirwyn, en esta ocasión una filidh, según nos cuenta la leyenda de los galeses, quien descubrió el “ogham”, cuando las letras le fueron presentadas por Oghma, “Cara de sol” en forma de adivinanza. Esta filidh, se la llamaba la muchacha mas hermosa del mundo, pero su hermosura mas que fisica, residía en conocer los secretos de la profecía, la versificación y la resolución de enigmas y adivinanzas. Aún en los primeros tiempos de la cristianización a las mujeres se las admitía en las escuelas bárdicas, documentando de esta manera antiguas leyendas e historias, componiendo nuevos versos y al parecer desempeñaron un papel muy activo en la creación del magnífico “Libro de Kells”
El conocido Patricio, el denominado santo cristiano, adviertió y amenazó a los reyes de que no debían aceptar consejos de druidas, fueran estos hombres o mujeres y demandó especialmente a su dios que le protejiera de las mujeres druidas. Una vez la misoginia cristiana puesta a descubierto.
Una leyenda bretona, la de la ciudad de Ys, nos habla de la inundación de esta ciudad a causa de una mujer pagana, Dahud-Ahes, hija del rey Gradlon, que no admitía la nueva religión cristiana. Mujer y druida practicante de la vieja religión, que es tergiversada a bruja, por los autores cristianos. Ésta opuso abiertamente a un cristiano llamado san Guenolé. Esta oposición, según relata la leyenda, dio como resultado la maldición hacia toda la ciudad y su inmersión como castigo, ya que practicaban una vida considerada cristianamente licenciosa. Sin embargo el padre de Ahés, se salvó pues era cristiano.
En los mitos galeses se menciona a Ceridwen, descrita claramente en el concepto que los cristianos tenían de una druidesa: Una bruja hechicera hacedora de pócimas y encantamientos varios. Imagen que por otra parte ha trascendido notablemente incluso a la sociedad actual., aunque alejada de la realidad. Tal aculturización ha dado lugar a que muchos de los que se dicen hoy seguidores de la antigua religión, caigan en la trampa que el cristianismo tendió hace siglos. Las druidesas eran mucho más que simples hechiceras, magas, hacedoras de pócimas o encantamientos. Toda una filosofía de vida se cultivaba desde el aprendizaje hasta sus enseñanzas.
Si bien es cierto y justo reconocer que al principio de la Iglesia cristiana celta en Irlanda particularmente, las mujeres fueron contempladas como iguales a los hombres, como lo habían sido anteriormente con la vieja religión.
En estos inicios cristianos, existió lo denominado como “conhospitae”, en la que hombres y mujeres, vivían como una gran familia trabajando para el asentamiento del cristianismo, no olvidando, ni relegando al olvido elementos variados de las antiguas tradiciones paganas, lo cual derivó en un enfrentamiento singular con la Iglesia de Roma, llegando a ser considerados herejes de practicas abusivas y abominables.
El dios cristiano de Roma, era eminentemente patriarcal, y bastante misógino a mi entender, lleno de reglas y conceptos ajenos a la mentalidad celta. A partir de entonces es cuando empieza a surgir una nueva sociedad mas patriarcal todavía, donde la mujer ocupó y ocupa aún actualmente una posición de inferioridad con respecto al hombre, para no mencionar la representación casi nula que desempeña en la actualidad dentro de la estructura del vértice del Cristianismo.
En fin, esto es lo que ha dado de si el presente artículo, me queda uno más en el teclado, hablar de la mujer celta, no ya de reinas,diosas, guerreras o druidesas, sino de la mujer que componía la base de la tribu. La madre, la compañera, la trabajadora, la hembra( y decir hembra no es nada despectivo) en general, sus inquietudes y carácter, sus singularidades como fémina celta. Pero eso será un pelín mas adelante........ Gracias por leer, el presente capítulo
Saludos cordiales
Iolair Faol.
¡Fabuloso! Muchas grácias, Iolair.
Desde un punto de vista esotérico, se sabe que los más altos druidas formában un núcleo esencialmente Masculino, y está mal enfocado el debate de los historiadores de si tenían o no en igual estima a sus mujeres, sino que hay tareas en el campo espiritual, que se potencian si son realizados por un género en particular (sin lugar a desprecios) por las virtudes inherentes a cada uno.
En el caso del más alto sacerdocio, es común ver sólo a hombres en las culturas más elevadas espiritualmente (india,caldea,egipto,mayas).
Es muy posible que el culto posterior degenerase y se hiciera externo, pues sus actividades eran secretas por su grado de elevación y pureza y los poderosos secretos que custodiaban.
Dicen los sabios que en el caso del mundo celta, los aspectos positivos y negativos de la mujer fueron los determinantes de su apogeo y de su caída respectivamente.
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