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  1. #1 dolmen 24 de abr. 2007

    Poblamientos: La Mercadera

    EXTRAIDO DE UN LIBRO DE LORRIO SOBRE LAS NECRÓPOLIS CELTIBERAS DE LA MESETA ORIENTAL


    La Mercadera.

    Tal vez sea La Mercadera el caso más repre¬sentativo de los hasta la fecha publicados en el Alto Duero, constituyendo además uno de los cementerios celtibéricos mejor conocidos en la actualidad (Taracena 1932: 5-31, láms. I-XXIII; Lorrio 1990), habiéndose individualizado un total de 99 enterramientos -I00 si se considera, como así se ha hecho siguiendo a Taracena (1932: 25), la tumba 66 como doble-. La superficie de la necrópolis, que ocupaba una zona irregu¬lar, no llega a los 1.500 m2, con una densidad media por m2 de 0,07 tumbas, habiendo sido documentada en su totalidad se gún referencia de su excavador (Taracena 1941: 97). Se observó una distribución organizada de los enterramientos (fig. 47,1) (vid. supra), destacando la ausencia tanto de calles como de estelas (Taracena 1932: 6).

    Los distintos elementos que forman parte de los ajua res de las tumbas (figs. 54 y 56) permiten individualizar dos grandes grupos que, pese a no contar con análisis antropológicos, cabe asociar con bastante verosimilitud, como ya hiciera Taracena (1932: 28), con enterramientos masculinos y fe¬meninos. Ambos grupos estarían caracte rizados, en general, por la presencia de armas y de ador nos espiraliformes y bra¬zaletes, respectivamente. Estos dos grupos constituyen aquí el 75% de las tumbas (44 y 3I%, respectivamente), en tanto que el 25% restante ha sido considerado como de atribución sexual incierta, bien por carecer de ajuar metálico o por la presencia aislada de elementos de difícil atribución, como los broches de cinturón o las fíbulas, documentados indistinta¬mente en uno y otro grupo (nota 21).

    El análisis de la «riqueza» en esta necrópolis (fig. 56) mues¬tra un pequeño número de tumbas con más de cinco ele¬mentos que constituyen el 10% del total de enterra mientos. Este porcentaje, que cabe considerar como refe rido a tumbas «ricas», se corresponde con sepulturas con ajuar armamen¬tístico, encontrándose entre ellas la mayo ría de las tumbas con espada. Resulta algo chocante que los enterramientos sin ajuar metálico constituyan única mente el 18%, proporción que contrasta con los escasos datos aportados por otras ne¬crópolis de la Edad del Hie rro, donde la proporción de tumbas sin ajuar es muy elevada. Este sería el caso de la necrópolis de Las Cogo tas (Martín Valls 1985: 122 s.; Idem 1986-87: 75 s., fig. 4) o de la ya comentada de Aguilar de Anguita.

    Si se valoran estos datos desglosándolos por sepultu ras con ajuares de atribución masculina y femenina (fig. 56), se ob¬serva cómo entre las primeras existe una concentración de los de menos de seis elementos, concre tamente el 77,3% respecto al total de tumbas con armas, de las que una gran parte, el 61,4, posee entre tres y cinco elementos. Por el con¬trario, en las tumbas probablemente femeninas, se aprecia un máximo de enterramientos (35,5%) con un solo elemento y un decrecimiento pro gresivo del número de ellos hasta lle¬gar a los excepciona les, con ajuar enteramente de plata, de cinco elementos que constituyen el 6,5% respecto del total de aquéllas.

    Los resultados obtenidos en La Mercadera, que en principio contrastan con los procedentes de otros cemen terios mese¬teños situados en áreas geográfico-culturales diferentes, pa¬rece que pueden generalizarse, con algunas matizaciones, a las restantes necrópolis del Alto Valle del Duero. Así parecen confirmarlo ciertas referencias anti guas sobre los cemen¬terios de Viñas de Portuguí, en Osma (Morenas de Tejada 1916b) y de La Requijada, en Gormaz (Morenas de Tejada 1916a) y, especialmente, las recien tes excavaciones de la necrópolis de San Martín de Ucero (García-Soto 1990: 25), aún en proceso de estudio.

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