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La mejor navidad que recuerdo fue en el istmo de Tehuantepec, alucinada del horror vacui santaclosero, sus renos y la guadalupana fluorescente al tiempo, luchando todos por un hueco en las paredes de las casas.Vengan luces y más luces. El último día de las posadas los niños con la piñata, dale,dale, dale...Las charlas en zapoteco, las cumbias, el "yingelbels"...y los camiones a toda velocidad...Fue una navidad tan impresionante por semejante choque cultural que logró sustituir a los mejores recuerdos de la infancia. Aún puedo oler el huajolote relleno de coca-cola y carne. El mezcal...y, por supuesto el olor a cilantro que todo lo impregna.
Supongo que ya lo conocen. Hay un libro muy interesante publicado por el Colegio de México: Del gachupín al criollo:o de cómo los españoles de México dejaron de serlo. La autora es Solange Alberro, y si no lo han leído es altamente recomendable que lo hagan. Particularmente me gustó del libro que refleja no sólo la brutal transformación de la población indígena, que fue, evidentemente la que padeció los mayores traumas, sino también la transformación del gachupín al entrar en contacto con esa nueva realidad. Algunos capítulos me tocaban de cerca...como la experiencia de los primeros españoles con las tortillas. Varios siglos después yo cmpartía la misma opinión que aquellos españoles: las tortillas calientes podían tolerarse...frías NUNCA.Me hizo reir la añoranza del pan que yo sentía..Claro está,como sabrá cualquiera que haya podido estar en México el tiempo suficiente como para comparar, no es lo mismo una tortilla MASECA fría que una tortilla de esas que te preparan a mano en los mercados. Sobre aspectos culinarios también me tocó de cerca un libro, en este casouna novela, Quién como Dios de Eladia González,Planeta 1998, en la que se narra la historia de una familia de san Miguel de Allende, y donde para desgracia de la matriarca una de sus hijas casa con un gachupín, al que poco a poco tratan de "introducir" en la cocina mexicana. Me sentí especialmente identificada con el desagrado hacia el cilantro que mostraba el español. Ahí tomé conciencia de que casi cada aspecto de nuestraforma de ser y comportarnos es cultural.
De cualquier manera, a parte de lo anecdótico de las comidas, el libro de Solange Alberro es muy interesante por otros aspectos, particularmente me llamó la atención como el futuro criollo, el hijo de los gachupines, crece educado por sus nanas indígenas y ahí es donde se da la transformacion real...al final parace que todo se mama,¿verdad?
No sé cómo le iría a usted, Arquidioniso, cuando llegó de visita a la Madre Patria. Es posible que le surgieran ciertas contradicciones y con ellas deba vivir toda la vida. Yo, que hice el camino contrario al suyo, puedo decirle que así ha sido conmigo. El problema, ya nunca estás del todo cómodo ni acá ni allá. En cierta medida te vas a pasar la vida justificando ésto o aquello. A mí me resulta particulramente molesto que 5 años después de estar residiendo en México, sin tener ninguna relación con españoles, y absolutamente vinculada laboral y emocionalmente a este país, determinadas personas que no saben ya cómo rebatir algún argumento me espeten: es que los mexicanos somos así, tú no puedes entenderlo. Y que cuando estoy en España me ocurra exactamente igual: es que tú ya no
piensas como española.En fin, yo me pregunto:¿fue más fácil para aquellos gachupines? ¿cuál es la clave para poder asimilarse a una nueva cultura sin perder del todo la de uno? Es curioso porque la mayoría del tiempo yo olvido que originariamente soy española, y de repente alguien se encarga de recordármelo. Quizá es que la adaptación al medio no debe llevarse a tal extremo...no sé. El asunto es que siempre, haga lo que haga, seré extranjera..y aunque eso te permite mantener ciertas excentricidades, a largo plazo acaba pesando un poco. Quién sabe, igual acabo como un viejito asturiano que conocí en la colonia Roma de D.F., que tenía ya más de 90 años, apenas había vivido 9 años en su pueblo y lloraba cada día acordándose de los prados verdes de su querida Asturias.
Biblioteca: Mole y chimole de monjas, danzantes y virreyes.
El guajolote, ese animalito que se llama pavo en diciembre nada más. Ya van tocando las posadas...arquidioniso...que recuerdos...
Biblioteca: Mole y chimole de monjas, danzantes y virreyes.
Biblioteca: Gachupines, charros y majos.
Supongo que ya lo conocen. Hay un libro muy interesante publicado por el Colegio de México: Del gachupín al criollo:o de cómo los españoles de México dejaron de serlo. La autora es Solange Alberro, y si no lo han leído es altamente recomendable que lo hagan. Particularmente me gustó del libro que refleja no sólo la brutal transformación de la población indígena, que fue, evidentemente la que padeció los mayores traumas, sino también la transformación del gachupín al entrar en contacto con esa nueva realidad. Algunos capítulos me tocaban de cerca...como la experiencia de los primeros españoles con las tortillas. Varios siglos después yo cmpartía la misma opinión que aquellos españoles: las tortillas calientes podían tolerarse...frías NUNCA.Me hizo reir la añoranza del pan que yo sentía..Claro está,como sabrá cualquiera que haya podido estar en México el tiempo suficiente como para comparar, no es lo mismo una tortilla MASECA fría que una tortilla de esas que te preparan a mano en los mercados. Sobre aspectos culinarios también me tocó de cerca un libro, en este casouna novela, Quién como Dios de Eladia González,Planeta 1998, en la que se narra la historia de una familia de san Miguel de Allende, y donde para desgracia de la matriarca una de sus hijas casa con un gachupín, al que poco a poco tratan de "introducir" en la cocina mexicana. Me sentí especialmente identificada con el desagrado hacia el cilantro que mostraba el español. Ahí tomé conciencia de que casi cada aspecto de nuestraforma de ser y comportarnos es cultural.
De cualquier manera, a parte de lo anecdótico de las comidas, el libro de Solange Alberro es muy interesante por otros aspectos, particularmente me llamó la atención como el futuro criollo, el hijo de los gachupines, crece educado por sus nanas indígenas y ahí es donde se da la transformacion real...al final parace que todo se mama,¿verdad?
No sé cómo le iría a usted, Arquidioniso, cuando llegó de visita a la Madre Patria. Es posible que le surgieran ciertas contradicciones y con ellas deba vivir toda la vida. Yo, que hice el camino contrario al suyo, puedo decirle que así ha sido conmigo. El problema, ya nunca estás del todo cómodo ni acá ni allá. En cierta medida te vas a pasar la vida justificando ésto o aquello. A mí me resulta particulramente molesto que 5 años después de estar residiendo en México, sin tener ninguna relación con españoles, y absolutamente vinculada laboral y emocionalmente a este país, determinadas personas que no saben ya cómo rebatir algún argumento me espeten: es que los mexicanos somos así, tú no puedes entenderlo. Y que cuando estoy en España me ocurra exactamente igual: es que tú ya no
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