Autor: jugimo
lunes, 23 de enero de 2006
Sección: Toponimia
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EL BRONCE DE ALCÁNTARA

Placa de bronce en la que aparece una inscripción de carácter jurídico (Deditio) mediante la cual el pueblo de los Seano se rinde al gobernador romano de la provincia ulterior Lucio Caesio en el año 104 a. C.











Un documento de rendición ante los romanos.

Placa de bronce fechada en el año 104 a.C. en la que aparece una inscripción de carácter jurídico (Deditio), mediante la cual el pueblo de los Seanos se rinde al gobernador romano de la Ulterior Lucio Caesio.


TEXTO:

“C. MARIO C. FLAVIO _ (COS).

L. CAESIO. C. F. IMPERATORE POPULUS. SEANO _(ORUM SE IN FIDEM)

DEDIT. L. CAESIUS. C. F. IMPERATOR POSTQUAM_(EOS IN FIDEM)

ACCEPIT. AD. CONSILIUM. RETOLIT. QUID. EIS.IM_ (PERANDUM )

CENSERENT. DE. CONSILI. SENTENTIA. INPERAV_(IT UT EI ARMA)

CAPTIVOS. EQUOS. EQUAS. QUAS. CEPISENT _(REDERENT. EIQUE)
OMNIA.DEDERUNT.DEINDE EOS.L.CAESIUS.C_(F.IMPERATOR LIBEROS)

ESSE. IUSSIT. AGROS. ET.AEDIFICIA.LEGES.CETE_(RAQUE OMNIA)
QUAE. SUA. FUISSENT. PRIDIE QUAM. SE. DEDID_ (ERUNT)

EXTARENT EIS. REDIDIT. DUM POPULUS _ (SENATUSQUE)

ROOMANUS. VELLET.DEQUE. EA RE EOS _ (AD CONSILIUM)

EIRE. IUSSIT. LEGATOS CREN _ (IUS ?¿. F.)

ARCO CANTONI. F. LEGATES”


TRADUCCIÓN:

“Consulado de Cayo Mario y Cayo Flavio.
A Lucio Cesio, hijo de Cayo, imperator, el pueblo de los Seano se rindió.
Lucio Cesio, hijo de Cayo, imperator, después que hubo aceptado preguntó al consejo lo que consideraba adecuado exigirles.
A partir del dictamen del consejo, exigió los prisioneros, los caballos y las yeguas que hubieran cogido. Lo entregaron todo. Después Lucio Cesio, hijo de Cayo, determinó que quedaran como estaban los campos y las construcciones; las leyes y las demás cosas que hubieran tenido hasta el día de la rendición se las devolvió para que siguieran en uso mientras el pueblo romano quisiera.
Y en relación con este asunto les ordenó a los legados que fueran (...?)
Crenio y Arco, hijos de Cantono, (actuaron como) legados”.


COMENTARIO:

La Placa, que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Cáceres, fue encontrada el año 1983 en el interior del recinto amurallado de un poblado prerromano, posiblemente vettón o lusitano, llamado Castillejo de Villavieja, antigua finca de la Orden de Alcántara, situado a unos 7 Km. al suroeste de Alcántara, en el terreno circundado por un profundo meandro encajado del río Jartín, afluente del río Tajo por su margen izquierda.
El Castillejo de Villavieja o de la Orden está situado en un lugar estratégico, pudiendo apreciarse en la fotografia aérea un posible vado en el río Tajo a unos dos Kms de distancia de este enclave, que podría haber facilitado la expansión de los lusitanos hacia el sureste antes de la construcción del puente de Alcántara.
El bronce se encuentra en perfecto estado de conservación; pero el epígrafe aparece fragmentado en sentido vertical en su parte derecha. Esto hace que la palabra SEANO que identifica al pueblo que ocupaba el castro se encuentre partida, con lo cual desconocemos el nombre completo y, además, no tenemos tampoco referencias en las fuentes en base a este gentilicio.
El documento contiene el acto de rendición del pueblo de los Seanos al gobernador de la Ulterior Lucio Caesio, durante el consulado de Cayo Mario y Cayo Flavio, ratificando la dominación romana en la zona del Tajo en el 104 a.C. bien patente desde mediados de este siglo. El final de Viriato en el 139 a.C. habría significado el dominio romano por toda la Lusitania y la Vettonia situadas al sur del Tajo, no obstante, la sumisión de los pueblos lusitanos debió seguir un proceso bastante lento debido a sus continuas rebeliones posteriores.
Cabe la posibilidad de que el "populus Seano" no se limite solo a los habitantes del oppidum donde se encontraba el documento, sino que incluyera además a todos los poblados fortificados que aparecen en la zona más inmediata alrededor del Castillejo de Villavieja de la Orden situados en las empinados Riberos de las márgenes del Tajo y de su encajada red fluvial subsidiaria.
La relativa importancia de los testimonios materiales transmitidos y el protagonismo del populus de los Seano en el documento permiten suponer que se trataba de un grupo humano medianamente importante, que debería encontrarse entre las comunidades lusitanas contribuyentes a la construcción dos siglos después del puente romano de Alcántara y citadas en las inscripciones perdidas de esta obra pública.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar del hallazgo han descubierto parcialmente la planta de un poblado, con varios recintos amurallados y un tipo de urbanismo con viviendas de planta rectangular, zócalos de pizarras y cubiertas vegetales amalgamadas con arcillas. Los estudios realizados con los materiales numismáticos y de sus dos necrópolis nos indican que el oppidum estuvo habitado desde el siglo IV a.C. hasta la época de Julio César, siendo abandonado al crearse los primeros núcleos urbanos como el de la Colonia Norba Caesarina, actual Cáceres, y posteriormente repoblado de modo circunstancial a finales del Bajo Imperio.


BIBLIOGRAFÍA:

-R. López Melero et al., El Bronce de Alcántara, Gerión,2, 1984. Ed.Universidad Complutense.Madrid.

-L.A. García Moreno, Reflexiones de un historiador sobre el Bronce de Alcántara, Memorias del Seminario de Hª Antigua I,Universidad de Alcalá,1987.

- M. Almagro Gorbea y A. Martín Bravo, Castros y Oppida en Extremadura, Editorial Complutense, extra nº 4, 1994.

-Ana Mª Martín Bravo, Los Orígenes de Lusitania, Real Academia de la Historia, BAH-2, Madrid, 1999.






















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Comentarios

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  1. #1 ventero 20 de ene. 2006

    Pregunta ikesancom por el contexto del hallazgo y considero oportuna la pregunta, por lo que voy a referirme a sus antecedentes y a su entorno para, así, de paso sacar a la luz de Celtiberia el conocimiento de una zona bastante desconocida, pero no menos valiosa, en el papel desempeñado durante nuestro pasado. Desde luego, siento enormes reparos en añadir algo a lo referido por alguien tan conocedor de nuestro pasado, de la época referida y en concreto de la zona.

    Hay un conjunto de yacimientos, de mayor o menor potencia, repartidos entre el Tajo y el Salor. En el término municipal de Alcántara están La Muralla, El Castillón de Abajo, Lagarteras, El Espadañal, El Castillejo de Gutiérrez, El Castillejo de la Orden y Morros de la Novillada (instalado sobre dos cerros, como una dípolis). En el término de Acebuche, Peñas del Castillejo. En el de Mata de Alcántara, Los Manchones. En el de Membrío, El Castillón de Baños de las Minas del Salor y El Castillejo de la Natera. En el de Villa del Rey, El Castillejo. En el de Brozas, Holguín y La Atalaya. Finalmente, en el de Navas del Madroño, Mariperales y Manzano. Se trata de un área con cierta unidad pero en la que podemos encontrar dos zonas, los Llanos de Brozas y Los Riberos de Alcántara. En toda la franja de contacto entre lusitanos y vetones existían otros pueblos que en las fuentes clásicas no son dignos de mención por su pequeñez y que algunos autores, como Estrabón, también llaman lusitanos. Entre ellos pudieron estar los habitantes de esta zona, denominados seanos en el Bronce de Alcántara.

    Con posterioridad a las fechas de la bibliografía manejada por jugimo, se ha realizado un estudio prospectivo de la zona, en el curso del cual se han podido añadir nuevos yacimientos a los cuatro hasta entonces conocidos (llegando ahora a los dieciséis señalados). Asimismo se ha podido fijar la datación de cada asentamiento con base en el estudio de los restos de cerámica encontrados, atendiendo a si se trata de realizada a mano o a torno, de importación oriental, de imitación de kylix o de romana de paredes finas y, por último, en la terra sigillata, si es itálica, hispánica o tardía; también se atendió en algunos casos a la escasa decoración de los fragmentos y finalmente a la forma de las piezas, aunque pocas se han encontrado enteras.

    Unos eran poblados de llanura, dominaban la visión de amplias zonas de alrededor y practicaban una economía preferentemente agrícola. Otros eran castros de riberos, buscaban la mejor defensa en lo abrupto del terreno, en la circunvalación fluvial y en el amurallamiento, y practicaban una economía preferentemente agrícola.

    Los materiales más representativos del Bronce Final, fechados entre fines del segundo milenio y el s. VIII, han sido dados a conocer en el castro de la Muralla; son semejantes a los encontrados en los dos yacimientos coetáneos más próximos (el de la Cabeza de Araya y el de la Sierra de Santo Domingo, ambos en Navas del Madroño, a cotas superiores a los 500ms ). Materiales del mismo tipo aparecieron entre el ajuar de los Dólmenes de Garrote y Vega del guadancil (Garrovillas). Lo más destacado es la alta concentración de hallazgos metálicos en una zona tan reducida; es decir, nos encontramos con un importante núcleo de Bronce Final. Relacionados con el mundo meseteño aparecen algunos ejemplares cerámicos. Junto a estos materiales aparecen otros vinculados al mundo meridional, como una fíbula de codo.

    La transición desde el Bronce al Hierro representó un modelo nuevo de asentamiento al aparecer poblados fortificados a orillas del Salor, pero la novedad más importante es la aparición de murallas alrededor de los recintos, lo que implica la existencia de una sociedad lo suficientemente jerarquizada.

    En la plena Edad del Hierro algunos poblados de la fase anterior serán paulatinamente abandonados. Paralelamente surgen nuevos castros en las márgenes del Jartín, con el interés añadido de controlar un vado del Tajo. La muralla continúa siendo el elemento emblemático, ahora dibujando varias líneas de defensa. Todos estos poblados acusan un crecimiento, pasando de un máximo de media hectárea, en algún caso, que había en la Edad del Bronce, a once hectáreas (aun así no son comparables con los castros abulenses). A la vez el número de asentamientos se reduce de trece a cinco, pero la suma total de superficie ocupada aumenta de 7 Ha. durante el Hierro Inicial a 18 Ha. durante el Hierro Pleno. Aparece un naciente urbanismo, citado en el artículo. Existe una sociedad en la que un grupo se hace enterrar con sus armas. Una necrópolis con panoplias de guerreros era hasta ahora desconocida en el área extremeña, cuyos paralelos más cercanos remiten al grupo abulense. Por el contrario, el único objeto no bélico que ha proporcionado la prospección ha sido un escoplo de hierro, aparte de fragmentos de escoria de hierro.

    A partir de ese momento se desarrolla la convivencia de elementos atribuidos a la Meseta junto a otros de influencia ibero-turdetana, sin demasiadas alteraciones hasta el siglo II a C., momento en que entran en contacto con el mundo romano. A partir de entonces se produjo la dominación romana de todas las tierras al sur del Guadiana y esa centuria conoció un continuo avance de los romanos por los valles del Tajo y el Duero. En ese marco se inscribe la Deditio de Alcántara del 104 a. C.

    Durante el siglo I a. C. se produjo la aparición de la cerámica romana y la apertura de estos pueblos a la circulación monetaria, primero con la acuñaciones ibéricas y posteriormente con numerario romano.

    Algunos castros se debieron abandonar antes de esta última etapa, pero los del Castillejo de la Orden y el de Villa del Rey estuvieron ocupados basta bien entrado el siglo I d. C. A partir de ese momento, los poblados castreños se relegan en favor de pequeños enclaves distribuidos por la llanura. Este patrón se mantendrá hasta el Bajo Imperio romano, momento en que, debido a la mayor inseguridad existente, se vuelven a reocupar los yacimientos del Castillejo de Gutiérrez, de la Orden y del de Villa del Rey (pertenecientes al cual son unas monedas aportadas en su día por don Juan Gil ...¿de qué me sonará este nombre? ).

    Con esto casi llegamos al momento que marca el límite temporal del período al que está dedicado el portal Celtiberia.net. Ikesancom dirá si he contestado en algo a sus preguntas.
    En otro comentario podré referirme más concretamente al bronce.

    saludo ventero

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