Autor: Maria
viernes, 15 de octubre de 2004
Sección: Artículos generales
Información publicada por: palas_atenea


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Abuso historiográfico de Numancia

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Abuso historiográfico de Numancia

La resistencia de Numancia frente a los romanos es un símbolo universal de la lucha de un pueblo por su libertad. Por esto siempre ha sido utilizada como referente por las diferentes ideologías a lo largo de toda la historia. El valor y la perseverancia de los numantinos fueron admirados por los conquistadores romanos. Esto queda reflejado en que Numancia es la ciudad celtibérica más citada en las Fuentes Clásicas, en las cuales el fin de la ciudad es narrado de manera trágica y sobrecogedora, deformando la realidad. Son veintidós los autores clásicos que escriben sobre Numancia, pero de este grupo el que nos da la información más completa y detallada es Apiano Alejandrino, que se basó en Polibio, amigo de Escipión y testigo de la destrucción de la ciudad. Algunos de los autores que citan a Numancia son Estrabón, Polibio, Tito Livio, Mela, Ptolomeo, el Itinerario de Antonino de época del Imperio Romano y el Anónimo de Rávena del siglo VII.
Con la invasión musulmana se pierde el nombre de Numancia. Durante la Reconquista la ciudad celtíbera es nombrada en diversas ocasiones, pero quizá la que más destacada se produce en el siglo X, cuando los Reyes de Léon sitúan Zamora, la nueva capital de su reino, sobre las ruinas de la antigua ciudad celtíbera.

Este error en la ubicación de Numancia fue corregido en el 1409, situándola ya en tierras sorianas. Pero hasta el siglo XVIII se seguirá relacionando con Zamora, llegando al punto que el ayuntamiento de esta localidad premiaba todos los trabajos que afirmaban esta teoría.
Más tarde Antonio de Nebrija la situó en su verdadero emplazamiento, esta teoría fue reforzada firmemente con importantes argumentos históricos y topográficos por diferentes autores a lo largo del siglo XVI. La primera reconstrucción de Numancia y el cerco escipiónico corresponde a Lisipo (s. XVI), el grabado está basado en la descripción de los textos clásicos con marcadas influencias medievales.

Durante el reinado de Felipe II (1556-1589) el uso de Numancia tuvo una gran importancia, la gesta numantina se interpretó no sólo como una lucha de la población por su libertad, por sus tierras y por sus familias, sino como una lucha por los españoles y su salvación, dando ha entender que la España del momento es digna de su antecesora. Esto coincidirá con el momento más brillante que estaba viviendo el Imperio español.
En esta época se escribieron varias obras dedicadas a Numancia, como por ejemplo los romances Ya de Scipion las banderas(*) (anónimo) y la perdida Sylva urbis Numantiae de Pedro de Rua. Pero la obra que tuvo más relevancia, y no sólo en ese mismo siglo sino también en los venideros, fue “La destrucción de Numancia” de Miguel de Cervantes. Esta tragedia fue adoptada como símbolo histórico al que acogerse en momentos de crisis en los que se alentaba a la resistencia heroica, poniendo a Numancia y a los numantinos como ejemplo y contribuyendo a que se mitificara el fin de la ciudad.
A la obra de Cervantes le siguieron otras en la misma línea como La Numantina de Mosquera Barnuevo y la Historia de Sagunto, Numancia y Cartago de Lorenzo de Zamora.

En el siglo XVIII diferentes historiadores como el Padre Flórez, El Padre Méndez y Florián de Ocampo, estuvieron seguros de la asignación soriana de Numancia, y sobre todo Juan Loperráez que hizo importantes investigaciones y trazó el primer plano del cerro de la Muela y de las ruinas visibles.

Primero con la Ilustración y más tarde con el Romanticismo comienzan a emerger los sentimientos nacionalistas que se relacionan con los pueblos y el pasado prerromanos, escogiendo como símbolo propagandístico de este pensamiento los episodios en los que se recalca la resistencia de los pueblos indígenas frente al invasor, como por ejemplo Numancia, Sagunto y el caudillo lusitano Viriato.
Como consecuencia de estos planteamientos se iniciaron en 1803 las primeras excavaciones en Numancia, con un carácter filológico, dirigidas por el vascófilo Don Juan Bautista Erro. Se trataba de encontrar antiguas inscripciones de la lengua usada por los numantinos que permitieran relacionarla con la vasca. La interpretación de Erro de los caracteres íberos de una de las cerámicas halladas le llevó a la conclusión de que Numancia “pertenecía a una de las glorias de la nación vascongada”, ya que “la lengua vascongada era la general de aquellos héroes”.
La invasión francesa de Napoleón (1808) hará que se refuercen las ideas románticas de la unidad nacional y del patriotismo, ya que el rechazo a la invasión extranjera hizo de nuevo resurgir las imágenes heroicas del pasado español. De esta manera, pintores como José Madrazo desarrollaron una temática basada en el pasado glorioso y heroico, en este estilo comenzó a esbozar “La destrucción de Numancia” y “Mégara obligando a capitular a los romanos”.
También una de las partidas de guerrilleros que aparecieron para combatir a los franceses adoptó el nombre de numantinos, identificando así a los franceses como los romanos que querían acabar con Numancia y a Napoleón con Escipión. Más tarde estos guerrilleros adoptaron el nombre de Leales Numantinos. Asimismo se creó el Batallón de Voluntarios numantinos, a los que se consideraba como descendientes de los antiguos numantinos y herederos de la misma lucha por la libertad.
Numancia también se utilizó para crear un sentimiento provincial soriano, ya que en el 1833 se llevó a cabo una reestructuración por Javier de Burgos(**) que proponía un nuevo diseño de la provincia de Soria. De esta manera Numancia llegó a ser una de las principales bases históricas de la provincia, y se pretendía que llegara a ser un símbolo de unificación colectiva para todos los sorianos.
Por otra parte, durante la época en que Soria fue fiel a Isabel II y al gobierno liberal durante la primera guerra carlista (1833-1839), políticos y militares aprovecharon para potenciar el sentimiento provincial hacia Numancia. La consecuencia de esto se puede ver en el número de cafés, comercios, calles y asociaciones sorianos que adoptaron el nombre de Numancia, considerándola ya como un símbolo de identificación común de todos los sorianos. Al mismo tiempo también aparecieron un gran número de publicaciones de diferentes ideologías que estaban tituladas con el gentilicio de Numancia: El Numantino (1841), El Sol de Numancia (1842), El Avisador Numantino (1860), etcétera.

También fue muy importante para el conocimiento de Numancia las diferentes síntesis históricas que se publicaron en la época y que explicaban las noticias conocidas acerca de la hazaña numantina, como por ejemplo las de Ceán Bermúdez (1832).
Durante el siglo XIX el Estado y la Corona se procuraron obras de arte para educar ideológicamente al pueblo. En 1856 en Gobierno de Isabel II creó las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes que utilizaban la pintura con temática histórica al servicio de la monarquía. Como tema fijo en esta y otras exposiciones estaba “El último día de Numancia”.
Con las inestabilidades políticas españolas el tema de Numancia fue olvidado hasta la época de Alfonso XII (1874-1885), en el que volvió a estar representado en las Exposiciones de 1876, por Rafael Enríquez, y 1881, por Alejo Vera.

El conocimiento de los descubrimientos hechos en las excavaciones de Numancia (1861-1867) quedó al alcance sólo de los intelectuales, por lo que el cuadro de Alejo Vera fue muy criticado por su falta de veracidad histórica. Pero aún así fue la imagen más difundida de Numancia en lo libros de texto y los manuales de historia del siglo XIX y parte del XX.

A finales del siglo XIX, como consecuencia de la pérdida de las últimas posesiones coloniales en ultramar, el fracaso de la Restauración y la influencia de las mentalidades europeas España volvió a sumirse en una crisis de identidad nacional. Por lo que los intelectuales de la época fomentaban las obras que destacaban el individualismo del español, su amor por la libertad y su sentimiento de independencia. Por esto Numancia es vista como el símbolo que refleja todos los ideales buscados. La antigua ciudad celtíbera vuelve a ser tratada como icono de integridad y como un valor espiritual al que acogerse delante de todo lo extranjero a lo que se está expuesto.
El nacionalismo cultural que se desarrolla en este período queda reflejado en la arqueología, ya que todos los resultados de las campañas hechas en Numancia durante esa época son interpretados con fines políticos, sobre todo dando relevancia a la búsqueda de los orígenes nacionales, y en muchos casos, llegando a conclusiones no siempre reales.
Un dato curioso de esta época es que en febrero de 1922, Don Pelayo Artigas, catedrático de del instituto de Soria, propuso que se cambiase el nombre de la provincia por el de Numancia, esta propuesta fue apoyada por el diario “El porvenir castellano”. Lógicamente la propuesta no fue aceptada. Esto supuso que la opinión soriana dejara de identificar los problemas de la provincia con los que tuvo Numancia.
En este mismo período llegaron a su fin las excavaciones en el cerro de la Muela, ya que en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera se acabaron las subvenciones.
Durante la dictadura de Primo de Rivera se vuelve a los ideales nacionalcatólicos que se habían extendido durante el último cuarto del siglo XIX. Por eso ahora tendrán preferencia los mitos como Numancia, Lepanto y Otimba, frente a los símbolos de la época como la bandera, el mapa o la monarquía. Por esto a Numancia se le resaltaba el amor a la patria que habían tenido sus habitantes, ya que con su sacrificio ayudaron a consolidar la nación.
Durante la II República (1931-1936) la identidad nacional se identifica con nuevos símbolos como las Cortes de Cádiz o la I República, aunque el tema de Numancia seguirá siendo tratado en el mismo tono patriótico que en etapas anteriores pero de manera no tan exagerada.
Con el estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939) la gloria de Numancia fue rescatada y utilizada por los dos bandos participantes. Cada uno de ellos escogió los aspectos que mejor le iban según la ideología, pero partiendo de las mismas ideas ya utilizadas en épocas anteriores. Por ejemplo, la España republicana utilizó a Numancia como reflejo de lo que estaba sucediendo durante el asedio de Madrid.
Durante la guerra los “numantinos” lucharon en ambos frentes, ya que el Ejército Republicano organizó en la provincia de Soria el Batallón de Numancia; mientras que en el Ejército Nacionalista se creó el Tercio de Requetés Numantinos.
Cuando acabó la guerra, el interés se centró en el control de los mensajes didácticos como manera de infundir a los estudiantes una identidad nacional. Por esta razón en las escuelas se pretendía relacionar lo sucedido en la guerra con Numancia, no por recuperar la historia de la ciudad, sino por vincular lo patriótico de la gesta con la base inmortal de la identidad española.
A medida que fue consolidándose el estado español, los datos extraídos de la Historia Antigua fueron utilizados aún con más ahínco para alabar y justificar la existencia del propio régimen, además de utilizarlos también para fomentar ideas contrarias a todo lo extranjero y avivar el amor a la patria. El “patriotismo numantino” fue utilizado por casi todos los libros de texto, como por ejemplo en el Ventanal de España (1949).
Finalmente, como uno de los últimos ejemplos de la utilización de Numancia está el libro “Numancia, Espíritu de una raza”, unas de las últimas obras del período franquista, que eleva a Numancia hasta el punto que la considera la gesta más importante acaecida durante toda la historia de España.

Los monumentos

El hecho de querer honrar a los héroes numantinos también se plasmó en la construcción de diferentes monumentos en el yacimiento. Éstos llaman la atención del visitante y que están situados junto a la casa de recepción (antigua casa del guarda) y junto a la dedicada a los trabajos arqueológicos. El primer monumento comenzó a ser construido en 1842. Pero quedó inacabado y sólo está el pedestal con cuatro placas de mármol sin inscribir. Se conoce lo que tenía que ser grabado ya que estaba escrito en lápiz, y era: “Si Roma orgullosa, vencida Numancia, / Juzgó sepultados valor y constancia, / Los siglos al mundo su error demostraron; / los padres murieron, los hijos quedaron” (***). El levantamiento del monumento fue impulsado por la Sociedad Económica Numantina, que abrió una recaudación de fondos popular para conseguir el dinero necesario; pero el dinero recogido se destinó a los huérfanos y viudas de los generales sorianos que murieron en la batalla carlista de Bayón.
Poco tiempo después, el Batallón de San Marcial, para despedirse de Soria, construyó un pequeño pedestal con un sencillo remate con la inscripción: “A los héroes de Numancia, el 2º Batallón del Regimiento de San Marcial, 26 de junio de 1886”. Numancia había sido declarada Monumento Nacional cuatro años antes.

Pero el monumento que forma parte inseparable de la figura Numancia es el que fue construido en Honor de los héroes Numantinos, levantado en 1904 y costeado por Ramón Benito Aceña (que también costeó el Museo Numantino). En 1905 fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII. Coincidiendo con las excavaciones del arqueólogo alemán Schulten en el yacimiento. Esta campaña fue criticada por la opinión pública nacionalista y los medios de comunicación, ya que consideraban que un símbolo de resistencia y dignidad de la patria no podía ser excavado por un extranjero. A esto hay que sumarle las declaraciones “anticastellanistas” de Schulten, lo que provocó que no se le dejara excavar más en el yacimiento.

Este monumento conmemorativo es un pedestal cuadrado de piedra, sobre el que se levanta un pequeño obelisco. Sobre los cuatro lados del pedestal hay dispuestas cuatro lápidas de mármol: la primera con el nombre de “Numancia”; la segunda con los nombres de los jefes numantinos “Ambon, Leucon, Litennon, Mégara y Retógenes”; la tercera que dice “S.M. el Rey Alfonso XIII inauguró este monumento el día 24 de Agosto de 1905”; y una última que indica que “se construyó este monumento a expensas del Excmo. Sr. Don Ramón Benito Pérez Aceña, Senador del Reino y exdiputado a Cortes por Soria, año de 1904”.


Notas al pie:

* Las obras aquí nombradas aparecen en el artículo de J. I. de la Torre Echevarri: “El pasado y la identidad española, el caso de Numancia”. Arqueoweb.

** (1778-1849), político español reformista que durante la guerra de Independencia estuvo a favor de los franceses. En 1833 llegó a ser Ministro de Fomento.

*** DE LA TORRE ECHERVÁRRI, JOSE IGNACIO: “El pasado y la identidad española, el caso de Numancia”. Arqueoweb. Junio 2002

Bibliografía:

DE LA TORRE ECHERVÁRRI, JOSE IGNACIO: “El pasado y la identidad española, el caso de Numancia”. Arqueoweb. Junio 2002.

DE LA TORRE, JOSE IGNACIO: “Numancia: usos y abusos de la tradición historiográfica”. Complutum, 9: 193-212. Ed. Complutense. Madrid, 1998.

VV. AA.: Numancia Guía del Yacimiento. Ed. Asociación Amigos del Museo Numantino y Junta de Castilla y León. Soria, 2002.

PÉREZ FERNÁNDEZ DE VELASCO, CARMELO: Crónica del siglo XX en Soria. Ed. Heraldo de Soria. Soria, 2001.



Si alguien quiere saber más sobre "Numancia" y sobre el principal autor clásico que habló sobre ella, Apiano; que visite el artículo " Apiano sobre Iberia IV (Guerra de Numancia)" publicado por flavio.

Para acceder a a él sólo se ha de "clickar" en el link de más abajo que pone "Ir a otro artículo de celtiberia.net"












Relacionado con: Apiano sobre Iberia IV (Guerra de Numancia)

Más informacióen en: http://www.numantinos.com


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