Autor: RAT WULF
lunes, 24 de noviembre de 2003
Sección: Sobre los nombres
Información publicada por: RAT WULF
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EL MITO DEL CELTISMO GALAICO.

Para poder clasificar a los galaicos como poblaciones celtas , debemos en primer lugar definir el concepto celta, patrón que utilizaremos para su clasificación como tales, o no.

¿Que es celta en realidad?

Para poder clasificar a los galaicos como poblaciones celtas , debemos en primer lugar definir el concepto celta, patrón que utilizaremos para su clasificación como tales, o no.
Ciertamente nos encontramos durante el periodo eneolítico una cierta homogeneidad cultural entorno a la cultura campaniforme en buena parte del continente europeo, de la cual encontraremos pervivencias en culturas posteriores, llegando estas hasta la denominada cultura celtica, cuya presencia puede ser explicada como consecuencia del efecto asimilador que ejercerán los elementos celtas originarios sobre los elementos sobre los que se superponen, viéndose esta cultura matizada en función de los sustratos culturales sobre los que actúa, en ningún momento hemos de ver en los pueblos de la cultura campaniforme un supuesto origen inicial del mundo celtico, así mencionare la vinculación de esta cultura con la cultura de los Millares hacia 2340 a.c , cultura que denota la llegada de nuevas técnicas que ponen de manifiesto unas relaciones con el próximo oriente, así como la aparición de productos exóticos en el poblado de los millares, como el marfil, lo que pone de manifiesto un comercio con África. La presencia de los hombres verdes de Urbiola, verifica la llegada de poblaciones relacionadas con el próximo oriente hasta el área vasca inclusive

La gran riqueza minera del Occidente, fue pronto conocida por las poblaciones mediterráneas a raíz de la “fiebre del cobre”. Técnicos y prospectores mineros alcanzan las costas de Almería(...). En contacto con la población indígena nacerá muy pronto la gran cultura megalítica occidental. Pericot, L. Y Maluquer, J.

Por lo que estos elementos lo único que harán será matizar la cultura celtica, no pudiendo verse en ellos ningún punto de inicio.

Así mencionare que hoy en día muchos tratan de buscar un origen celta, en el sustrato indoeuropeo de tradiciones atlánticas iniciadas en época campaniforme extendido por todo el arco atlántico durante el bronce final o bronce atlántico, lo cual explicaría las afinidades de un mundo céltico atlántico desde las islas británicas a la península ibérica.
Pero esto supone admitir un doble origen para el mundo celta, por un lado lado un origen celta atlántico y por otro uno centro europeo, lo cual resulta inadmisible.
Debemos de partir de la existencia de un único axioma irrefutable, como es la aceptación de la cultura hallstatica, como una cultura propiamente celta. La cual tendrá su origen en el bronce final (Hallstat A. 1200-1000 a.c cronología de Reinecke o tal vez en el tiempo de la espada del Hallstat en bronce. 900-800 a.c según Hoernes)






y no en un siglo VI a.c como ha mencionado alguno, siglo que denota relaciones con áreas mediterráneas y caracterizada por las tumbas principescas de hallstat , por lo que nos encontramos a la cultura hallstatica inicial y la cultura del bronce atlántica, compartiendo un mismo escenario histórico, pero notablemente diferencias, por todo ello la aceptación de lo Hallstatico como celta, conllevara la exclusión del mundo atlántico de dicha acepción.
Por otro lado la conservación del lusitano como lengua indoeuropea preceltica, y su actual catalogación con gran probabilidad de tratarse de una nueva variedad de lengua itálica, con rasgos específicos que la hacen diferenciarse, por una parte del latín y por otra del osco y el umbro, nos remite a un mundo indoeuropeo en estas áreas occidentales, pero muy lejos de ser propiamente céltico.

El verdadero origen celta debemos de buscarlo en los elementos protonordicos danubianos que desarrollaran la cultura de lausacia(Hallstat A-B),portadores del rito de la incineración y que se caracterizan por una ceramica lisa “En ellos podremos ver a los verdaderos protoceltas”.
Este pueblo iniciara un proceso expansivo, cortando hacia el año 1000 a.c la cultura de los túmulos(en la cual encontramos pervivencias de tradición campaniforme y otras), produciéndose una fusión de ambas culturas y desarrollándose diversas culturas(cultura de los campos de urnas del bajo Rin, cultura de Eifel,,Koberstadt, Alb-Salen,........) en las cuales se denota una fusión de elementos, así pondré como clarísimo ejemplo de este proceso, la cultura de Salem que representara el final del periodo C hasta la transición de La Tene, en la que se producirá una floración de la cultura de los túmulos sobre la cultura de campos de urnas.
Así que nos encontramos ante unas culturas que surgen por el desarrollo local de la fusión del pueblo de las urnas con el pueblo de los túmulos que acaba asimilando el elemento racial venido del este.. Sin excluir otras aportaciones como invasiones ilirias para todo el sur de Alemania y regiones renanas.
En resumen, podemos decir que en esta fusión debemos de buscar el verdadero origen de los celtas, los cuales al expandir su cultura por todo el occidente europeo(ya sea mediante movimientos poblacionales, expansión de elites guerreras o simple efecto aculturizador mediante relaciones de tipo comercial) producirán una evolución de los grupos atlánticos , hacia una cultura celtica, matizada por la fuerte personalidad de estos grupos, como denota la pervivencia mayoritaria de tradiciones atlánticas en todos ellos .
Por ello, aunque resulta innegable la pervivencia en la actualidad de elementos culturales célticos en áreas como irlanda, escocia......consecuencia de un mayor aislamiento. Resulta un gravísimo error tomar a las culturas celticas de irlanda o escocia, como elemento guía del origen celta universal, ya que en su origen poco tenían de celtas estas pueblos.
La definición de celta se podría expresar de manera matemática:

Celta = C.Lausacia(Hallstat A-B) +C.Tumulos[C.Campaniforme + C. De las hachas de combate +..........] .
Por lo cual podremos encontrar numerosos pueblos europeos, que aun no siendo celtas, presentaran numerosas afinidades con estos,al compartir diversos elementos comunes en ambos, consecuencia de elementos afines en sus sustratos, y por lo que en muchas ocasiones podrían quedar encuadrados como celtas.
Así se puede explicar, como ciertos pueblos, en los que la presencia de celtas propiamente dichos, ha sido muy pequeña,por no decir mínima, como puede ser el caso de las poblaciones de las islas británicas, hayan podido conservar una cultura de tipo céltico(consecuencia de un mayor aislamiento frente a posteriores influencias latinas, germanicas...), cultura celtica que podría explicarse desde las afinidades de estas poblaciones con los elementos que constituirán el sustrato propiamente celta(C. Campaniforme,C. De las hachas de combate........), y su posterior aproximación al mundo propiamente céltico, por la interación sobre estos elementos preceltas “antes de los celtas” de elites guerreras celtas de marcado carácter expansivo, pero sin olvidar que nos encontramos ante poblaciones mayoritariamente no celtas .

Así mencionare la importancia del sustrato no-celta en las islas británicas:
Tenemos hacia el 2300 a.c una población cuyo equivalente se tendría que hallar, en la actualidad en ciertas tribus de aborígenes australianos. Estos hombres vivian en precarios abrigos hechos de remas y utilizaban arpones y anzuelos de hueso, puntas de flecha de silex o hachas de piedra pulida.
Hacia el 2.300 a.c, unos recién llegados desembarcaron en las playas meridionales de Inglaterra. Practicaban la agricultura y la ganadería, no conocían los metales, pero talaban los bosques.Desarrollarian la civilización de Windmill Hill, que ha sido caracterizada por los Long barrows.
Hacia el 1700 a.c,se produce la llegada del pueblo de los cubiletes,(cultura campaniforme) procedentes de las orillas del Rin, si bien su origen parece situarse en la península ibérica, junto al rin este pueblo pudo estar en contacto con otro, del que a lo mejor recibió influencias” el pueblo de las hachas de combate”.
Hacia el 1400 a.c nos encontraremos con la cultura de Wessex, con este apelativo no se pretende denominar a un pueblo distinto, en el estilo de los de Windmimill Hill o de los cubiletes, sino una especie de aristocracia a la vez religiosa, guerrera y comerciante, cuya formación probablemente se deba a causa del enriquecimiento proporcionado por el negocio, o por la dominación. Se ha supuesto, asimismo, que esta aristocracia procedía de la bretaña francesa y que se impuso en Wessex por la superioridad de su armamento. De cualquier modo, nos encontramos con una minoría dominante, por la violencia o no, así como con una inmensa mayoría encargada del trabajo.
Entre los elementos de esta cultura, vemos aparecer hachas de combate perforada, hachas de bronce que parecen proceder del sur de Bohemia, collares que procedían del sur de Europa, entre los objetos exóticos se han hallado granos de loza, cuyo examen ha demostrado que fueron manufacturados en Egipto, que junto a la existencia de objetos parecidos en creta o en las costas españolas y francesas del atlántico sugiere una importación por vía marítima , lo que muestra unas interesantes relaciones atlánticas, en las que podemos ver la afinidad del mundo atlántico durante el bronce final.

Así que en resumen nos encontraremos con un importantísimo sustrato precelta, que muestra ciertas conexiones con el mundo celta propiamente dicho, sobre el que o bien se establecerán elementos celtas , siendo estos una minoría, o tal vez nos encontremos ante una simple dispersión de sus elementos culturales, evidenciando la existencia de contactos con las incipientes culturas del hierro europeas tal y como queda reflejado en la arqueología, así tomando irlanda como ejemplo, donde la distribución de unas pocas espadas y algunas conteras del Hallstat C, constituyen la evidencia de estos contactos, en general proceden de los ríos y están desprovistas de contexto arqueológico, siendo todas de bronce con una única excepción realizada en hierro, hallada en el rió Shannon. Estos restos apenas demuestran la existencia de extranjeros que usaran hierro en el país. Apenas hay evidencias del hallstatt D y las fases iniciales de la cultura de la Tene son desconocidas y solo apartir del siglo III a.c los objetos de la tene comienzan a aparecer en el registro arqueológico, aunque cabe señalar que aun tratándose de trabajos de metal de extraordinaria calidad, ninguno procede de asentamientos o contextos funerarios, sino de zonas húmedas, generalmente ríos y pantanos, poseyendo estas piezas un carácter votivo, lo que denota pervivencias del mundo indoeuropeo atlántico preceltico.

Todo esto nos conduce como mencione anteriormente a unas poblaciones , en las que la presencia de elementos celtas propiamente dichos son insignificantes, pero poseedoras de una cultura que muestra ciertas similitudes con el sustrato celta( comun a toda la orla atlántica),, y que por tanto las emparenta , las cuales sufrirán un proceso de celtizacion tardío (siglo III) y que puede explicarse tal vez como consecuencia de contactos culturales, mas que como penetraciones poblacionales, que aun habiendo sido así, representarían una mínima parte de la población , tal y como delata las fuertes pervivencias de ciertos elementos del sustrato.

Finalmente mencionare para acabar la primera parte de la exposición, que el error de las teorías tradicionalistas es suponer que los elementos celtas, alejados del foco originario, deben de buscarse en la expansión de los elementos culturales de tipo Lateniense, lo cual restringiría notablemente la búsqueda, y discriminaría a elementos de carácter hallstatico que remontarian hasta el bronce final. en los cuales debemos de buscar a los primeros celtas.
También señalare que resulta curioso que la mayor parte de los autores que han cuestionado las teorías tradicionalistas J.Collins, JD. Hill, S.James........son todos británicos, lo mismo que ocurrira en España para los defensores de la supuesta celticidad de Galicia,¿cómo es posible ser objetivo así??.¿No nos encontremos ante una actitud defensiva producto de la frustración de un mundo que se desmorona, y que tratan de defender a todo precio, aunque tengan que buscar razones detrás de las estrellas, para ello?

¿Celtas en Galicia?

En base a esto la celticidad galaica esta mas que en entredicho:
En primer lugar mencionare que muchos buscan su defensa en las fuentes clásicas(Estrabón,Plinio............), las cuales identifican la presencia de elementos célticos en dicha área, así como en otras zonas de la península, lo cual no puede ser utilizado como argumento, si consideramos que el termino celta en el mundo romano, se asemeja a un cajón de sastre, que engloba a elementos muy distantes, no existiendo una homogeneidad. Así mencionar que muchos autores actuales consideran el termino celta en el ámbito romano, mas como una designación geográfica poblacional , que como una supuesta entidad étnica, por lo que el termino celta señalaría a las poblaciones bárbaras del norte y occidente de Europa.
En segundo lugar me resulta curioso que la mayoría de los defensores de la supuesta celticidad gallega, hagan siempre mención a la existencia de topónimos, teonimos, nombres personales y demás elementos de indudable carácter céltico( que si el 65% o el 70% de los topónimos en Galicia son de origen goidelico, ¿ y los restantes?), pero nunca mencionáis la existencia de numerosos antropónimos y etnonimos en P- o la existencia del topónimo “Páramo” , relacionados con una lengua indoeuropea precelta, así como de la existencia de diversas divinidades de tipo preceltico Nabia, Bandua, Reve.......
Por otra parte muchos autores han designado una lengua de tipo lusitano para dicha área, por tanto nos remitiríamos a una población de tipo preceltico.
¿Ya sé que preguntareis como es posible la existencia de una lengua precelta, en una población donde los nombres personales, muchos de los toponimos, teonimos.......nos remiten a una lengua de tipo céltico??.
Pues bien solo os diré, para que lo vayáis pensando, ¿que como es posible que en áreas como la provincia de Cáceres,, donde la mayoría de los nombres personales, gentilicios, teonimos, topónimos......cuya explicación deben buscarse en alguna lengua de tipo céltico igualmente y donde han aparecido una quincena de inscripciones “CELTIUS”contando el área homónima portuguesa limítrofe con dicha provincia, frente a los cuatro(contados) etnonimos Celtici para toda Galicia , podamos encontrar inscripciones lusitanas(Arroyo de la luz)de una lengua preceltica??.Creo que las cosas no son tan sencillas como algunos pretenden.
De todas formas no se puede defender ninguna teoria, basándose meramente en la lingüística, resulta curioso que el área mas celtica de la peninsula, el cuadrante del nordeste( Cataluña, bajo y medio Ebro), tal y como demuestra la penetración de elementos de campos de urnas desde fechas anteriores al primer milenio, hasta el siglo VII a.c, con la llegada de los campos de urnas tardíos, se convertirá en uno de los principales focos de cultura ibérica, no cabe duda, que las anteriores poblaciones sufren un proceso aculturador por su situación de contacto con todo el mundo mediterráneo(fenicios, griegos, tartesos, poblaciones del levante..), pero estos pueblos iberos del nordeste, serán descendientes de aquellos celtas de los campos de urnas, pero portando a partir del siglo VI a.c una lengua y una cultura ibérica. Aunque esto también podría ser discutible, si aceptamos los campos de urnas son introducidos en el área catalana por poblaciones de tipo celto-ligur provenientes del area del Languedoc, por lo que nos encontraríamos ante poblaciones de tipo ligur que han sido celtizadas, tal y como se supone para otras poblaciones como los Ambrones.
Todo esto podría extrapolarse perfectamente a otras áreas, como la galaica, donde el sustrato castreño quedara seducido por la superioridad cultural de los elementos celtas que actúan sobre el.(Que en mi opinión, deberíamos buscarlo principalmente en los contactos con la meseta, así como a la llegada de elites de guerreros que someten a los castreños).

Por lo que para determinar el origen de una población deberemos de buscarlo en la genética, la arqueología, y las costumbres sociales de dichas poblaciones, que nos puedan haber legado.

Evidentemente la genética debemos desecharla por la falta de patrones comparativos, así que debemos limitarnos básicamente a la arqueología y a la caracterización social de estos pueblos.Asi podemos analizar diversos elemento:
- Las características plantas circulares de las viviendas castreñas, las cuales denotan un origen meridional, que tal vez podamos vincular al desarrollo de la cultura del soto, aunque su origen podamos rastrear desde el campaniforme, siendo esta forma constructiva común a todo el ámbito peninsular durante el periodo eneolítico, lo cual señala unas fuertes pervivencias preceltas, por mucho que algunos traten de explicarlas desde la visión, de una supuesta adopción de los pueblos celtas al arribar a estos lares, considerando que la forma redondeada es mas útil en climas fríos debido a un tema de coeficiente de aprovechamiento energético, lo cual carece del mas mínimo sentido lógico, si consideramos que muchos de estos castros hunden sus orígenes en el bronce final(Castro de Penalba(Pontevedra), fechación en 1130-870 a.c, castro de Santa Tecla, siglo X a.c........)asi como de la existencia de esta forma constructiva en toda la meseta durante el bronce final la cual será sustituida apartir del siglo VI a.c por plantas rectangulares, coincidiendo con la interacción de elementos de los campos de urnas, por lo que me pregunto ¿acaso zonas como Ávila, Soria...., poseen una climatología mas benigna que Galicia???, , por lo que si fuese tal como sugiere este planteamiento,¿acaso los celtas gallegos eran más listos que los demás ?, ya que en ningún otro pueblo celta( a excepción de los pueblos británicos) se produce este fenómeno, y no será por las condiciones climáticas de zonas como, austria, bohemia, Hungría.....).Así mismo mencionare que la forma constructiva celta es ortogonal y no circular, y señalare que las plantas rectangulares de los celtas centroeuropeos, no se pueden explicar por un simple contacto con áreas meridionales, lo cual seria posible si aceptásemos un origen para estos en el periodo C o D donde las tumbas principescas de hallstat denotan conexiones con el mundo mediterráneo, pero no para la cultura de lausacia (Hallstat A-B, entorno al 1.100 a.c ), señalando así mismo que para la península nos encontraremos en el área del nordeste en una etapa inicial al igual que ocurre en el sur de la península o en el noroeste de una tradición constructiva de casas de plantas curvas, que apartir de fechas tempranas (Carretela de Lérida, carbono 14: 1.090 a.c-1.070 a.c, Palermo......), son sustituidas por plantas rectangulares de paredes medianeras, este modelo arquitectónico se generalizara durante la el hierro I, lo cual coincidiría con la llegada de los campos de urnas, portadores de esta técnica constructiva y que considerando fechas tan tempranas no pueden explicar un origen meridional para las nuevas formas constructivas. Señalar a modo de curiosidad que esta forma constructiva es también común a todos los pueblos indoeuropeos antiguos(Germanos, eslavos, celtas, balticos, Latinos,........) y que la planta circular denota un carácter más primitivo. En resumen podemos encontrar en esta forma constructiva, la primera evidencia de la escasa presencia celta en Galicia, incapaz de acabar con tradiciones tan antiguas, lo que demuestra una mayoría de población que hunde sus orígenes en épocas pretéritas.

-El evidente carácter matriarcal del área gallega, nos remite a un mundo indoeuropeo precelta y que veremos también entre otras poblaciones como los vascones, lo cual se opone a una sociedad celta, basada en un sistema patriarcal.

-La inexistencia de necrópolis de incineración, sus tumbas en falsa cúpula (que no son de origen centroeuropeo), nos remite a unos ritos funerarios que perduran desde épocas anteriores y muy lejanos de la mentalidad celta, que hunde sus raíces en la cultura de los campos de urnas, en donde la incineración se relaciona con las creencias en la heroización de los antepasados. Solamente este dato serviría para poder negar la más mínima presencia de elementos celtas debiendo de buscar simpre el origen incinerador en el foco de los campos de urnas y no en las influencias de origen semita, en las que quedaria encuadrada la incineración de las areas meridionales.

-Ausencia de gentilidades en todo el área gallega, y su carácter familiar opuesto a la aristocracia gentilicia tan característica del mundo céltico

-Existencia de numerosos altares rupestres, saunas y una abundante presencia de armas en las aguas, que nos remiten a tradiciones del mundo indoeuropeo precelta.

-Respecto a la cultura material y centrándome en la ceramica, la cual puede considerarse como un elemento guía de mayor fiabilidad, nos encontramos en la cultura castreña perfiles y técnicas de origen hallstatico, campaniforme, meridional...., así podemos ver por ejemplo que las técnicas decorativas predominantes son las del grafiteado sobre la pasta ya cocida del vaso con un instrumento de punta fina, sencilla, doble o múltiple, la incisión sobre la pasta tierna del vaso y el estampado que presenta diversos motivos como, las SS que representarían las aves del cielo, los círculos concéntricos y motivos afines a la fuerza guerrera y los motivos triangulares que representarían la fecundidad; es decir los mismos tipos de técnica que conocemos para la meseta, lo cual denota la existencia de relaciones celtizantes eventualmente procedente desde la meseta, ya que en general estos elementos tendrán una datación más tardía que en los focos meseteños. Este proceso de infiltración de elementos propios de campos de urnas en áreas del occidente y noroeste, de manera tardía y procedente de la meseta queda bien reflejado en numerosas cerámicas como el vaso de Sendin, decorado con tres bandas de estampados de círculos concéntricos y triángulos incisos que recuerdan los motivos de El Roquizal del Rullo. Su forma y estructura ornamental coincide con un vaso de Pommard, en la Côte d´Or, que se puede incluir en el Hallstat medio, el cual ayuda a clasificar otros fragmentos inéditos procedentes de castros portugueses, como Mairos-Southilha, Arados, Sabroso y algunos de Galicia y Asturias. También mencionar a la ceramica pintada que aparece en casi todos los castros del noroeste y que se considera como de influencia o de importación meridional del área andaluza, aunque conociendo bien los focos de la ceramica pintada celtiberica, se podría plantear también como una influencia celtiberica.
La conclusión será que nos encontramos ante un área donde se producirá un efecto celtizador procedente de la meseta, especialmente a partir de un momento tardío lo cual se puede deber a la llegada de poblaciones meseteñas a este área o bien a una difusión cultural, consecuencia de innegables contactos continuados entre ambas áreas.

-Respecto a la panoplia, indicar la existencia de puñales de antenas, de indudable origen Hallstatico, y cuya topología hemos de ver en otros de la meseta, además la datación de estos en fechas tardías, refleja un origen en los tipos de la meseta( Puñal de antenas “castro de viladonga” siglo III-I a.c), donde encontraremos una mayor diversidad que en el área galaica, pero igualmente debieron de existir espadas de fronton , de origen meridional, datándose las primeras producciones en el área ibérica apartir del V a.c, lo que denota una relaciones intensas en todas las direcciones lo cual queda claramente reflejado en su orfebrería donde encontramos que sobre un substrato de la edad del bronce, caracterizado por una serie de joyas de oro macizo con decoración incisa, intervienen relaciones de origen centroeuropeo y mediterráneo. Así la orfebrería de la edad del hierro manifiesta una mezcla de estilos y tradiciones de procedencia diversa. Unas piezas denuncian contactos culturales de origen centroeuropeo que vemos actuar sobre el sustrato, mientras otras como el tesoro de Baiao, tienen elementos que los vinculan al mundo mediterráneo meridional, fenicio y tartesico, como evidencia la decoración de palmetas de las arracadas.
Las joyas de uso masculino del hierro II, como los torques o brazaletes como los del tesoro de Lebucao, se aproximan por su función y estilo al mundo céltico, mientras que las joyas de uso femenino, con técnica de granulado y filigrana, se pueden relacionar con influencias mediterráneas de ámbito punico. Todo ello nos muestra la persistencia de los elementos del bronce final en las nuevas creaciones, que tal vez podamos ver en la caracterización de los torques de esta área, de todas formas tal y como se puede ver, las influencias son multidirecionales por lo que los diversos elementos parecen mas producto de contactos culturales entre diversas áreas, mas que como los elementos propios de unos invasores que los portan, y nunca debemos olvidar la existencia de un artesanado céltico itinerante al servicio de las elites guerreras. Aun así señalar las fechas tan tardías de los elementos considerados propiamente celtas como los torques galaicos de Foxados(siglo II-I a.c), torques de Melide (siglo II a.c), Trisquel de Santa tecla( I-II d.c), casco de bronce de Tui( II-I a.c)..........muestran una celtizacion muy tardía para este área, y que en buena parte podría explicarse desde el mundo Vacceo y en las tropas auxiliares romanas durante la ocupación del territorio.

La conclusión es obvia: La falta de correlación entre los elementos materiales caracterizados como de tipo céltico, con la sociedad galaica (matriarcado, ausencia de necrópolis de incineración, tumbas con falso techo, ausencia de gentilidades, formas constructivas primitivas, pervivencias de costumbres ancestrales de origen indoeuropeo precelta como ofrendas de armas a las aguas..........), así tenemos el clasimo ejemplo de la extensión de las cerámicas estampilladas coincidentes con la expansión del modelo social gentilicio, lo cual no ocurre en el área galaica, por lo que el origen de esta nueva técnica debemos de buscarlo en fenómenos de difusión de la técnica y no en la llegada de individuos diferenciados de los ya existentes, nos deja la visión de un mundo precelta que se ve sometido a un efecto aculturador de origen diverso, pero principalmente por parte de los grupos célticos de la meseta, limitándose la llegada de elementos foráneos a pequeñas infiltraciones como la penetración de los célticos del suroeste y a algunas elites de guerreros celtiberos que se impondrán como clase dominante sobre una población mayoritaria a la que someten( los cuales debieron de ser insignificantes en esta área si consideramos que hacia el bronce final nos encontramos que debido al incremento térmico y la disminución publiometrica, la población había tendido a replegarse hacia las zonas altas y humedas como la franja atlántica o el área del noroeste, por lo que los elementos célticos arribados al área galaica debieron de toparse con una enorme población, siendo su impacto limitado sobre la misma, mientras que en áreas como la meseta se producira un fenómeno inverso, encontrándose un área parcialmente despoblada, por lo que la llegada de elementos provenientes de los campos de urnas provocara un fuerte impacto) .
Explicándose las enormes afinidades existentes con ciertas áreas como las islas británicas, como consecuencia de la afinidad del mundo indoeuropeo atlántico(pero no céltico) existente durante el bronce final, así como a la existencia de intensas relaciones entre ambas áreas, dentro del marco de las vías comerciales atlánticas

Por tanto ¿¿es Galicia celta??
En mi opinión no. La realidad nos remite a los galaicos como un pueblo indoeuropeo mayoritariamente ,pero diferente de los celtas propiamente dichos, que se vera celtizado culturalemente en especial a partir de fechas tardías, interrumpiéndose este proceso con la llegada de roma

Por otra parte respecto a que si Galicia a conservado una cultura celta casi exclusiva, creo que tampoco ya que si desechamos la gaita u otros elementos como el arpa, elementos de importación en el folklore galaico, no creo que Galicia conserve mas elementos célticos que la propia castilla, donde podemos ver reminiscencias de elementos musicales célticos propios y no importados como la dulzaina, el sayo como parte de la vestimenta de los pastores, tradiciones antiquísimas como la noche de san Juan, la caballada de atienza(Soria),la federación de Santeron(Cuenca).......... incluso podemos contemplar una decorativa con elementos célticos sobre los dinteles de las casas de muchos pueblos castellanos o la pervivencia de supersticiones, como el simbolismo del cuervo como ave de mal augurio, animal sagrado vinculado a Lug.


Por otro lado y haciendo referencia a otro articulo publicado, quisiera comentar que en mi modesta opinión, los ataques al celtismo gallego, no son tanto una consecuencia del temor al surgimiento de un nacionalismo gallego exacerbado, como al carácter exclusivista del nacionalismo galaico, el cual trata de buscar un hecho diferencial mediante la negación de lo celta en el resto de comunidades(lejos de toda realidad) que justifique sus idearios políticos basados en el supuesto origen peculiar(celta) del pueblo gallego, haciéndose portadores exclusivos de lo céltico peninsular.

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Comentarios

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  1. #1 Virio 28 de nov. 2003

    Entonces , debemos renunciar al movimiento cultural que agrupa a los llamados países del Arco Atlántico, a sus eventos culturales unificadores, a la conciencia de pertenecer a una cultura específica y abandonar el exaltado canciu astur en favor del lírico y no menos digno cante jondo?
    p.d. y perdone usted mis puntillas anteriores,pero creo que en este foro todo es criticable.

  2. #2 Virio 04 de dic. 2003

    Y ya por último y observando su envidiable erudicción que no pongo en duda en ningún momento salvo esos pequeños errores semánticos de los que me arrepiento haberle corregido, dicho sea de paso, podría usted y si no es mucho pedir , hacernos un esquema resumido del proceso histórico desde el bronce hasta Roma para ver qué coño es (perdone usted el exabrupto) lo que hace que se distingan regiones como Asturias y Galicia del resto de España?
    Sólo pido saber lo que defiendo y no andar a ciegas, si usted nos aporta una sinopsis de éste proceso histórico quizás nos ayude a desegocentrizarnos un poco o quizás sin llegar a tanto, nos ayude a comprender mejor el por qué de nuestra sensibilidad y que conste que estoy absolutamente en contra del nacionalismo fanático y radical que todos sabemos a donde nos lleva.Por eso pienso que está bien que personas como usted nos aporten su punto de vista.
    Yo, al menos, no quiero perder mi tiempo ni mi mente defendiendo un a mentira y me gustaría una vez empezado éste debate llegar al fondo de la cuestión.
    Gracias anticipadas.Un saludo.

  3. #3 crougintoudadigo 20 de oct. 2005


    SEÑORES DRUIDAS, CELTOATLÁNTICOS Y DE LA CELTIBERIA: Permitan que CROUGINTOUDADIGO les salude a todo vds. muy cordialmente y someta esta larga exposición al dictámen de su enorme, y diariamente contrastada, erudición, para ver si entre todos terminamos para con el mito anticeltista galaico, – o para apurar al menos- el, torcido, extendido, absurdo y extravagante “Minicelticicidio” o Mito Anticeltista Galaico. Agradeciendo por adelantado su benevolencia, lamentando no poder acompañar esta texto de sus ilustraciones con la reducción exacta de las trebas del NW-


    Evidentemente todos nos sonrojaríamos de escuchar a alguien, iletrado o doctor, sentenciar cosas del estilo de que “los románicos que eran altos y rubios, casaron con los renacentistas, bajos y morenos, tuvieron barroquitos” y comieron perdices. porque todos sabemos, o deberíamos saber, que nunca hubo un pueblo románico, gótico, renacentista, o barroco, y que estos conceptos son conceptos culturales. Pero nadie se sonroja cuando, iletrados o doctores, dicen estas mismas gansadas sobre los celtas.
    Los celtas son, ante todo un concepto cultural originado en la Edad del Hierro, – créanme, les doy mi palabra de honor-, no nacido espontáneamente como las setas, si formado por acumulación desde el Neolítico Atlántico, desde el Calcolítico y desde el Bronce Atlántico. El Mediterráneo, en el contexto de los word economic systems, no fue ajeno, también jugó su papel.
    Así como lenta y capilarmente las tizas en contacto con la tinta de un tintero se uniforme y totalmente se decoloran, así se formó en la Edad del Hierro entre vecinos pueblos ribereños del Atlántico una mutua acumulativa celticidad. Lo Celta, almenos lo nuestro, lo galaico, es resultado (C. HAWKES lo vió hace mucho tiempo), de una coiné atlántica de instituciones políticas, religiosas y culturales. Es el resultado de un largo proceso cultural, de mutuas y seculares relaciones, de contactos, de avenencias y de desavenencias entre vecinos pueblos ribereños del Océano Atlantico y en general de la Europa con ríos tributarios del Atlántico. Pero nunca hubo, ¡Ay! el Pueblo Celta, o La Raza, Etnia o Nación Celta originaria. Pero si hubo si pueblos con su particular y original cultura celta y razas, etnias y naciones, con su particular y original cultura celta, como estos mismos pueblos y razas, etnias y naciones diversas de Europa pasaron por las cribas culturales del románico, del gótico o del barroco, creando estos pueblos y razas, etnias y naciones su propia cultura románica, gótica y barroca particular con su sello local. Y, aviso para mareantes y lingüistas, creo sinceramente que en cosas de la cultura funciona más la literatura, o la gastronomía, que la lingüística (y sus ventoleras de método, dicho sea de paso con el pretendido Lusitano).
    No hay por qué desanimarse cuando se busca el origen de los Celtas y de lo Celta en un proceso acumulativo, pese a la quizá sincera desazón con la cual, en 1995, Alison HADFEL, citada por EVANS, terminaba su extenso ensayo en Oxford:
    “Si la ‘Celtización’ se puede construir como un proceso [...] en cuyo transcurso cristalizó la identidad Céltica, entonces, teóricamente, sería posible reducirla capa por capa a sus orígenes [...]. Pero - repara HADFEL a continuación - existe una buena razón que nos hace dudar a la hora de hacerlo; se trata del temor subyacente a que, después de todo, podría no quedar nada, es decir, nuestros elusivos Celtas podrían desaparecer por el camino, llevándose el problema de sus orígenes.” (in D. ELLIS EVANS: “Linguistics and Ethnogenesis in Celtic Connections”, Procedings in the Tenth International Congress of Celtic Studies, volume one-.-Miss HARDFIELD wrote on the subject ‘Rethinking the Problem of the Spread of Celtic Culture to Great Britain and Ireland: The Archaeological and Linguistic Perspective”. 1999: p 14)
    No hay que desanimarse porque les mostraremos ahora lo persistentes que son nuestros elusivos celtas en Galicia .

    ARTICULACIÓN DE LA FUNCIÓN SOBERANA CELTA DE GALLAECIA: LA TREBA, “TRIBU”, O “TERRITORIO POLÍTICO CELTOATLÁNTICO”

    TERRITORIO POLÍTICO CELTOATLÁNTICO. CONCEPTOS BÁSICOS.
    Hemos visto como en este tipo de sistema doméstico el castro se correspondía con una casa, domus, con un espacio de la geografía humana celta de la Edad del Hierro en régimen proindiviso donde un caballero obtiene algo más que prestaciones y rentas con una explotación agrícola y jurisdiccional, como un apicultor dueño de una colmena que le produce miel y satisfacciones, una propiedad señorial más entre, otras muchas explotaciones y jurisdicciones detentadas, por una misma mano, en un amplio espacio geográfico comprensivo probablemente de varias trebas poseídas en régimen proindiviso por la misma familia nobiliar. Un verdadero clan nobiliar representado por el, si se me tolera el término irlandés, tanaiste (Hoy se le llama así en Irlanda al ‘Deputy Prime Minister’).o “jefe de familia” representante del grupo familiar que en un consejo de familia por el presidido toma colectivamente sus decisiones.
    ABSENTISMO
    Viable señor de muchos castros, cliente o vasallo a su vez del príncipe de la Treba, este nobile es también posiblemente un absentista del campo que renunciando a vivir con su lejana parentela bajo su jurisdicción, con sus clientes, con sus campesinos libres y con sus siervos atados a las tierras en el interior del pequeño recinto fortificado de su aldea o explotación rural, habría optado por buscar la equipolente compañía de sus pares terratenientes, nobles grandes y linajudos del país en las oppida o ‘ciudades celtas’ como Briteiros o Laniobriga.
    Descendientes todos ellos de sirenas marinas, ora de portentosos y sobrenaturales seres melusinos, ora arrojada la nave que los trajo a la costa por la tormenta, ora (imaginariamente) llegados persiguiendo al ave o al cuadrúpedo, los míticos fundadores, cuyos túmulos fundacionales Neolíticos, como en Irlanda, perdidos en lo alto de los montes en los confines de sus remotas aldeas desde la noche de los tiempos se sobreponen jerárquicamente en la necrópolis familiar a otros menores, los grandes nobles, o las grandes ‘Casas’ garantizan su poder con sus efectivos gentilicios o sus vasallos.
    Cada Casa (Treba) al frente de su cabeza nobiliar y cada una con su residencia, con su salón de banquete y su narrador o fistor (similar al ai. fili- pos. latinizado fili-stor. Cf. comparativamente el topónimo filisteos “fisteus”) de historias familiares, de fazañas, y de cuentos, todavía evocado melancólicamente en sus Partidas por el reí de Castilla, de origen gallego Alfonso X el Sabio, prefieren ausentarse de sus múltiples propiedades rurales, huyendo del aislamiento y de la monotonía rural, buscando la compañía de los iguales, y consumir sus rentas en el lujo, en el bullicio urbano, en el banquete de la corte, en los grandes oppida –y espero que esto que escribo no caiga en saco roto cuando se musealice y se cree el centro de interpretación de San Cibrán de Las- donde ocupan espléndidos palacios de unidades separadas, que muchos hacen derivar del modelo de uilla romana, sin reparar que, según parece, el parecido con la mencionada uilla “paucas fenestras plateas versus” con solo una entrada al exterior, y dispuestas en cambio en torno a un gran patio interior todas las habitaciones, de unidades separadas, como gusta a los celtas, podría responder, sino a algo compartido de una facies anterior a un simple fenómeno de convergencia evolutiva de la llamada “granja defendida” atlántica.
    El noble ausente del campo, confiados sus jamones ‘al porquero Eumeo’, seguros sus castros o “casas” y su hacienda en manos de un mayordomo o de un administrador con funciones análogas a las del villicus medieval, confiado el príncipe en su ausencia de la administración de su Treba por su uicario de terra o por su maiorino de terra, viven lujosamente en Briteiros o en Lánsbrica porque tienen asegurado el incesante fluir en carros que no han cambiado en el país desde la Edad del Bronce, ni cambiaron hasta hoy, tirados por bueyes, desde los remotos castros, hasta la puerta de sus palacios domi, de las rentas del campo por carrarias y congostras recientemente desaparecidas con la concentración parcelaria. De este modo, la monotonía invernal se mata en una residencia con todas las comodidades conocidas, en una verdadera ciudad, con todos los servicios, un espacio central, un oppidum donde, junto al *corono y príncipe de príncipes, o imperante, se forma una verdadera corte o aula regia en los diferentes barrios que conforman lo que a menudo llamamos citania o oppidum.
    Son refinados distritos donde como en la Baja Edad Media soñaba Lançarote de Lago con imitar a los héroes artúricos, llamándose Coronero los señores y los señoritos de la Casa de Camalo habrían soñado con imitar a los héroes de la Ilíada cuyas hazañas gustaban en las sobremesas de sus banquetes escuchar a los fistores, las heroicas batallas, la caída de Troya, y la llegada de los héroes troyanos con Teucro a Galicia, o como, como lo ilustra la diadema de Ribadeo llego huyendo Astúr a caballo sobre el mar con su casco de tres penachos. Y así el mencionado vasallo de Camalo llamado Coronero, (CORONERI CAMALI DOMUS) disponen su casa junto a la casa de los demás equipolentes vasallos nobles de Camalo como su vecino Caturón (CAMALI DOMI CATURO), sus palacios herederos de las llamadas “courtyard houses” atlánticas-, enmarcados en un amplio e íntimo recinto rectangular de altos muros, en cuyo interior las variadas dependencias circulares con sus llamativas cubriciones de paja “pallotes” se disponen en torno a un patio central como habitaciones separadas, accediéndose al interior de estas residencias y posibles palacios urbanos a través de una única puerta de entrada

    INSIGNIFICANTE LETRA FATAL
    La Terra de Transancos pudo contar en la Edad del Hierro con unos ochenta castros repartidos en lo que hoy son los actuales municipios de Narón, de Ferrol, de Valdoviño, de Neda y de San Sadurniño. Configurando dentro del Territorio Político Autónomo Celta o treba como un mosaico multijurisdiccional, que hace años definimos como un “macroterritorio segmentado (en múltiples jurisdicciones) autarcicas. La diferencia entre autarquía y autarcía deriva de dos diferentes etimologías significando el primer término “auto- gobierno” y el segundo “auto-alimentación”.
    Hace más de una década ya, señalábamos como, según era notorio, los castella se reiteran en el registro epigráfico de cierto mobiliario arqueológico a continuación de una letra C invertida,  la cual, siguiéndose a TOVAR, se solía interpretar como “centuria”, hasta que con casi general aceptación María Lourdes ALBERTOS propuso para este signo la lectio castrum/castellum (María Lourdes ALBERTOS: 1975, p.65)
    Entonces sostuvimos como, según nuestro parecer, de ser castrum/castellum en cuestión el significado del signo , dicho signo carecería casi de importancia o de trascendencia por venir reiterado tras él de nuevo el castrum/castellum, el “castro”, bajo la morfología indígena de un topónimo en ablativo sin preposición, que como es sabido, refiriéndose a lugares poco importantes, tiene en latín la función de un locativo:
    La letra  acostumbra generalmente a instalarse entre el Territorio Político o treba y el castro.

    TP CASTRO
    Cilenus  Berisamo.
    Susarrus  Aiobaiciaeco.
    Limicus  Arcuce.

    [Principis] Albionum  Blaniobrensi.
    Celtica Supertamarica  Iureobriga.

    Circunstancialmente, el signo  aparece substituido por la propia voz castellum en locativo: “LADRONV[S] DOVAI BRA[CA]RVS CASTEL[L]O DVRBEDE” [ Conimbriga 23 (1984) pp. 43-54, in Jugen UNTERMANN, Actas do enc. cientif. en homenaxe a F. BOUZA BREY. 1993, p. 376] siendo en otras ocasiones suplantado por la palabra domo “CLOTIVS CLVTAMI [F] SVSARRV[S] DOMO CVRVNNIACE ”; “[…] DOMO LVCODADIACVS” CIL.III 2016) considerada el arquetipo de ablativo con función locativa en la gramática latina. [En una inscripción aparecida en Hungría (Gyalokue) con antropónimos y trebónimos o nombres de Territorios Políticos Autónomos Celtas: “ABILIVS TVRANCI F. BOBEGIVS VENINIF LANCIE[N]SIS, PENTIVS DOV(I)DERI F. ALIGANTIENSES” (J. UNTERMANN 1993 p. 376). Si bien desconocemos por no contar con una foto este epígrafe apuntamos la posibilidad de una mala lectio atendiendo a la razón de que viniendo el trebónimo adjetival, lancie[n]sis tras el patronímico Venini f. y sucediendo otro tanto en Dov(i)deri f. Aligantiensis, no vemos razón alguna para que no se repita la secuencia con Bobegius (La Terra que luego se llamará Presaras “Simul etiam comendatam uouis facio aliam ecclesiam uocabulo Sancti Michaelis, que simili modo auorum meorum est, nomine Odoari, ualle Presarense, Territorio Bauegio… ano 947 en LÓPEZ FERREIRO, obr cit. T. II apénd.; ahora bién también puede ser que un obscuro celta trebónimo galaico hubiese podido ser substituído en los primeros siglos de la dominación romana por el antropónimo epónimo Babegius de un princeps provincial); de igual modo tras el patronímico Turanci f. (estando aún este trebónimo atestiguado como arciprestazgo y Territorio Político en la Bula de Pascual II de 21 de abril de 1110, bula por la que el Papa confirma la posesión de una serie de antiguas Trebas -ahora (século XII) nombradas Terrae / Territoria y arciprestazgos – para la Iglesia Compostelana, apoyando a Gelmírez en el visitado largo pleito de los arciprestazgos con el Conde de Galicia D. Pedro Froilaz y con su hermano el obispo Vallibriense Munio (PENA GRAÑA :1992, pp .97-100): [...] ad perpetuam scae. compost. Ecclesiae pacen ac stabilitatem sancimus ut universa quae ad eiusdem beati Iacobi Apostoli Ecclesiam, in qua nimirum eius corpus requiescere creditur, propietario iure intra vestram relatione didicimus, quieta ommino et integra vobis vestrisque successoribus in perpetuum conserventur, videlicet Terra de Superato [Sobrado. Ptol II, 6,35]; Dormiana [Couto de Dormeá]; Babegium [Condado de Presaras. CIL III 4227]; Coronatum [Arcedianato de Cornado]; Mercia [Partido da Merca]; archipresbyteratus sci Pelagii de Circitello; Mons Sacer; Tabeirolos [Xurisdicción de Tabeirós]; Terra Montium vsque ad Auium [Xurisdicción de Montes]; Morracium [O Morrazo]; Saliniense [Arcedianato do Salnés, Ptol. II 6, 34]; Terra e Termarum (sive potius, cron. Iriens.) Celenes, [Caldas. Ptol. II 2, 6, 25; Plin. IV 111. CIL II 2649]; Terra Arcubus [Arcos]; Iriense [Iria ], Pistomarcus [Posmarcos. Plin. IV 111; Mela 3, 11]; Amaheae et alii Montes [Xurisdicción e partido de Amahía Ptol II, 6, 36]; Prucios [Xurisdicción de Pruzos], Lavacengos >Lapatia(n)co(r)um prumunturium [Arciprestado e Terra de Labacengos Ptol. II 6,4]; Arros [Arciprestado de Arrós. Plin. IV 111]; Nemitos [Terra, Tenencia y arcedianato de Nendos Ptol, II 6,41]; Bisancos (Terra tenencia y arciprestado de Bezoucos), Terra de Faro, Coporos Plin. IV, 111. CIL II 5250. Ptol. II, 6, 24); Celticos (Plin. IV 111), Brecantinos (Terra de Bergantiños Pto. II 6,30), in Montanis duos archipresbiteratus, Dubria, Barcala, Salagia, Gentines, et cetera usque ad Oceanum […] y más adelante: [...] castelum scae Mariae de Lanciata […] (Ptol. II 6,29; Plin. III 28). Cf. Hª Comp. T. I. Cap. XXXVI) ].
    En un epígrafe singular aparece un término expresivo de la soberanía doméstica tras el signo  invertido, el locativo domo, seguido de un genitivo de possesor: “POPILLIVS HIRSVTVS FLAVI VENDIECI F LANCI  DOMO VACOIECI”. Esta casa de Vacoieco (posiblemente “el de las vacas” un término posiblemente comparable a la“Casa dos Tenrreiro” en el Trasancos medieval) non era acaso más que un castro de la Treba o Terra de los Lancienses. Llamándose su possessor Vacoieco, con un pomposo y prestigioso nombre relacionándose la posesión de vacas [A. PENA: “O Territorio e as Categorias sociais na Gallaecia Antiga: Un Matrimonio entre a Terra (Treba) e a Deusa Nai (Mater). Anuario BRIGANTINO nº 17. 1995, pp. 62-63.] posiblemente con una gran hacienda.

    En los epígrafes funerarios el origo o linaje de la oligarquía, nobilitas, callaica se puede expresar de la siguiente forma:
    APANA (nombre propio) + AMBOLLI FILIA (patronímico o apellido) + CELTICA SUPERTAMARICA (territorio político) + […]MIOBRI (residencia o domiciliación) + ANNORUM XXV (datos referentes a la edad del difunto) + H[IC] S[ITA] E[ST] (situación de la tumba / tipo o posición jurídica de la propiedad + APANUS FRATER FACIENDUM CURAVIT (datos y circunstancias del dedicante, etc.).

    Sosteníamos ya en 1995 que:

    << “a lectio castellum [M. L. ALBERTOS: “Perduraciones indígenas en la Galicia Romana: Los castros las divinidades y las organizaciones gentilicias en la epigrafía”. En Actas del coloquio internacional sobre el Bimilenario de Lugo. 1977, p. 17 ss] .da letra fatal, como lle chamou UNTERMANN, que na secuencia epigráfica vira as costas ostensiblemente ao topónimo en ablativo que adoito lle segue (suxeto e obxecto da cláusula) mália seren aceptada pola maioría dos autores mantén todavía boa parte da sua transitividade indemne (dende que fora lida por TOVAR como Centuria) e esta capacidade que ten o signo de provocar distintas percepciones (“censum” por J. C. Bermejo) manifesta aínda disidencias serodias na suxerente lectura cognatio de A. Rodríguez COLMENERO.
    O problema non está ainda resolto Coa coordenada “  ” = “Castellum” podemos preguntarnos que significa a clausula “ET S.  ” na seguinte inscripcion de Chaves: CAMALLVS BVRNI F HIC SITVS / EST ANNOR. / III ET S  TARBI FRATER FACIE / NDV CVRAVIT [ CIL II 2484. Viriatis 1 (1957), p. 105. foto. Pastoriza. Chaves, in G. PEREIRA MENAUT: “Los Castella y las comunidades de Gallaecia”, IN Zephyrus (XXXIV), 1982, p.275]
    Si este signo  , que en ocasións aparece na cláusula precedido pola preposición ex que podrería ir seguida dunha verba indicadora dunha categoría social [Como por ejemplo, según nos lo propone Eulogio LOSADA BADÍA, “pertencente a”, que precisamente, señala este profesor, es el significado que el signo envorcado  tiene en el lenguaje matemático] significa o propio castro a súa presencia ou desaparición nos rexistros non respondería a novas situacións nin incidiría na articulación institucional do Territorio Político senón que se debería a cambios de gostos das oligarquías na expresión da sua linaxe (filiación e origo). Ao noso parecer, resulta significativa a prematura interpretación que PEREIRA MENAUT e SANTOS YANGUAS fan en 1979 do signo  dicindo que
    “La entidad organizativa referida por [el signo ] […] parece más bien una forma de control administrativo romano y nunca una forma de organización social indígena”.
    Sen excluir os propios acontecementos que dan pé a unha interpretación, a cuestión de como este feito se integra no discurso ideolóxico do historiador e se articula nun discurso específico, pode estudiarse mediante a teoría lingüística que permita establecer formalmente se a ideoloxía que se vislumbra está no material da fonte, ou si pode entreverse unha manipulación na rectificación que PEREIRA MENAUT fai en 1982 do aserto anterior [A. PENA GRAÑA: Obra citada. 1995, pp. 63-64] : “La desaparición de los castella en la expresión del origo personal y la utilización de las civitates que tienen lugar a continuación supone un cambio en la organización de las comunidades indígenas. La instancia organizativa básica, la comunidad que da el origo a las personas ya no son los castella sino las civitates”.
    En fin, podemos aínda indicar o que noutro lugar di o mencionado profesor: “Si lo anteriormente expuesto sobre la reorganización de las civitates y de los núcleos de población es aceptable, parece que también en Gallaecia el ius latii significó una restructuración de las civitates indígenas, el abandono de sus formas ancestrales para organizarse al modo romano [el subrayado es nuestro] recibiendo con ello, naturalmente la autonomía administrativa, la städtische Autonomie para decirlo con la exacta expresión alemana” [G.PEREIRA MENAUT: “Los Castella y las comunidades de Gallaecia”, in Zephirus 1982, p.264]>>
    Pero lo cierto es que en 1997, siguiendo el método cronológico de Luis MONTEAGUDO GARCÍA, señalamos como el cuadro evolutivo del alfabeto romano, mostraba claramente cómo la letra C, en posición invertida, en contra de lo que otros autores quieran creer (PEREIRA, BRAÑAS) o pretenden hacernos creer, no habría, deum ex machina, desaparecido -como sin más base que el deseo de encajar desteñidas profecías, se viene (G. PEREIRA) alegremente sosteniendo para fundamentar apriorísticas teorías -, en la época Flavia, sino que, muy al contrario, en lo que parece ser una rara o tozuda persistencia, el invertido signo “C” se mantendría a lo largo del todo el Bajo Imperio, incluso hasta finales del s. IV, en la epigrafía de la Gallaecia, y en los registros del Noroeste hispano, como lo prueba, echando por tierra las viejas teorías de SANTOS YANGUAS y de PEREIRA MENAUT la inscripción ya cristiana, de finales del siglo IV d. C. (poco más de un siglo posterior en realidad a las inscripciones de Cabeço das Fraguas y de Lamas de Moledo), como deduce por el tipo de letra, quien quiera tomarse la molestia de analizar, comparando, una a una, las letras que, como es de rigor en una inscripción cristiana, tras su primitivo crismón “xp” [Christus] entre el sol y la luna, componen el siguiente epígrafe, “Nicer, hijo de Clutoso, “” Cariaca, del Príncipe (principis) de los Albiones”, con los epígrafes bajoimperiales que figuran en nuestros miliarios o en las tablas cronológicas de Luis MONTEAGUDO GARCÍA.
    Es más, aún en el caso hipotético de que, esta vez, Gerardo PEREIRA MENAUT hubiera tenido razón, como es publico y notorio, la concesión flavia del ius latii, desde el punto de vista organizativo, nada, o muy poco, significo para las áreas poco romanizadas del imperio, como es el caso de la Gallaecia, y si cabe, mucho menos aún, habría supuesto el edicto de ciudadanía de Caracalla.

    LA TERRA, FUNDAMENTO ARTICULATIVO POLÍTICO-INSTITUCIONAL CELTA DE GALICIA

    Lo dijimos en 1991: junto al dignatario religioso con patrimonial malla para la exacción de rentas, el príncipe ejerce la función soberana a través de los lazos celtas de clientela [POLIBIO describió las ventajas para el noble galo de tener una nutrida clientela y CESAR De Bello Gallico, VI, 27, 7, enumeró las ventajas recíprocas para los señores y sus seguidores del sistema de clientela, cf. comparativamente T.G.E. POWELL. The celts. Tham. &.Hudson. London 1960], que lo vinculan con lugares: castella, “castros”, uillae o “villas”, “territorios económicos fragmentados autárcicos (sic)” o cotos jurisdiccionales en el seno de la treba, comarca o ‘territorio político celtogalaico’, de los señores. En un profundo contexto institucional señalamos como individuos o colectividades entraban en dependencia o subordinación con una Treba o con un noble.

    Príncipes (y todos sus efectivos con él) recibían el sometimiento y la obediencia de particulares o de unidades político-territoriales a través de una solemne ceremonia encomendatoria, registrada ocasionalmente en hospitia o cirógrafos de bronce, en la trebopala, sagrada piedra comunal, en torno a la que se hacen estos pactos en el curso del *oenac (h)/forum, asamblea o feria tribal.

    Procedimiento no exclusivo de los romanos, estas relaciones tienen un carácter vertical correspondiéndose con a la estructura jerarquizada de las sociedades caballerescas y no implican, en absoluto, relaciones entre iguales (ex pari), sino todo lo contrario, supeditación, pleitesía y vasallaje pues los encomendados (clientes), pasaban in fidem acceptos a engrosar los efectivos gentilicios del patronus que los recibe “como clientela suya y de los suyos”.

    Los así acogidos, encomendados, “se commendare” [Lo describe también César para los galos] al patronus constituían su clientela como familiares. Un muy desnudo lenguaje institucional, muy arcaizante y a la vez sumamente plástico. En este mismo marco se encuadra el modelo de relación entre el poder monárquico y la oligarquía territorial de la Galicia medieval, y con el mismo lenguaje se expresa la articulación jerárquica discriminada, antepasado derecho, en estado puro, del sistema vasallático conocido en el mundo feudal, y se regulan también las relaciones humanas dentro del ‘territorio’.

    Porque este procedimiento era similar al de los indígenas (SVSARROS/LOVGEIOS, etc.) unos hospitia arcaizantes fueron utilizados con gran efectividad por los romanos para anudar lazos de clientela con las unidades políticas de base ‘territorial’ de la Gallaecia. Y también señalamos en 1991 como tras el establecimiento de vernaculares relaciones de clientela, Roma, plenamente legitimada para utilizar a los hombres de armas de los príncipes territoriales de la Gallaecia Antigua en su beneficio, ejerce también una acción fiscal recibiendo, de las provincias imperiales, aquellas que requerían un continuo control y presencia de tropas y cuya sumisión dependía personalmente de su vinculación feudovasallática (sic) con el emperador, entre otros “obsequia” el pago de un tributo (censum) en señaladas fechas y ferias del calendario agropecuario atlántico.

    El vínculo, que se transmite de padres a hijos, no podía extenderse más allá de la tercera generación (P. De FRANCISCI, Primordia Civitatis, Roma 1959) de la derbfine o familia cierta y colateralmente allende el sexto grado, había que renovarlo como ocurría, todavía con los foros medievales cuando caducaban, y este es el sentido de la tabula de Castromao del año 132 d.C. que establece una relación sinalagmática entre los coelerni y el prefecto de la cohorte I de los celtiberos, C. Antonio Aquilo. El mantenimiento de los territoria por sus principes dependerá del respeto y del estrecho cumplimiento bilateral de los pactos establecidos.

    Luchas políticas internas ínterterritoriales dejaron paso tras la conquista y durante el Imperio a un gran teatro internacional de operaciones escenario de las aventuras de unas compañías de soldados granjeros articuladas en torno a sus mandos naturales e insignias tribales patrias, vexilla. Los hombres libres, propietarios de una pareja de bueyes, es decir, de tierras, recibiendo el nombre jurídico de peregrini, y viviendo dentro de la esfera dominada por Roma, empero se siguieron gobernando consonte a sus usos y costumbres jurisdiccionales celtas prerromanos.

    Analizando también en 1991 el alcance de la concesión del ius latii en la Gallaecia y en su sistema articulativo tribal de ciuitates/populi o trebas vimo como, terminando con los problemas militares que motivaron la crisis del 68-69, VESPASIANO había retirado de Hispania tres legiones: VI Victrix, X Gemina y I Adiuitrix, otrora destacadas para evitar el salto del estrecho por las fuerzas Mauritanas de Otón, enviándolas a defender las fronteras del Imperio. Paralelamente este emperador habría concedido también un derecho de latinidad, el ius latii para toda Hispania, exigiendo teóricamente a los peregrini que en sus ciudades tuviesen o adoptasen la organización romana, es decir, que contasen con un senado y con magistrados colegiados elegidos anualmente al estilo de las ciudades romanas. Pero siendo los honores gratuitos estos derechos no se pudieron hacer efectivos y un principio pensado para impedir la conversión de los magistrados en funcionarios, mantuvo siempre los resortes de la política de la civitas en manos de la verticalísima aristocracia señorial celtogalaica: los nobiles o domini locales posesores de los recursos económicos y de un poder fundamentado en las relaciones domésticas feudovasalláticas y en el ejercicio de una jurisdicción, es decir, el poder oligárquico y nobiliar siguió en manos de los que ya lo tenían antes y las cosas en el seno de las civitates/populi, nombre dado por los romanos a las trebas del NW quedaron como estaban antes de la conquista. Muchos historiadores, interpretando este hecho como síntoma de romanización, pretendieron que los populi de la Gallaecia tras la concesión del ius latii habrían empezado a nombrarse “civitates”. Nada más lejos de la realidad.

    Las medidas de Vespasiano, acaso simplificando la administración provincial, pretendían el reclutamiento de los efectivos tribales, de gran rentabilidad por su austeridad, su disciplina, su preparación y su fidelidad a la cadena de mando. Roma buscaba soldados del N y NW peninsular, jóvenes compañías de las trebas con sus mandos naturales, maic rígh, “hijos de reyes”, que engrosaron las tropas auxiliares de las legiones, las vexillationes, contando ahora con la ventaja de ser ciudadanos de derecho latino.

    A partir de ahora los anticuarios proponen el despegue y progreso de la urbanización siendo clásica la epístola de Vespasiano a los Saborenses, una comunidad de la Bética, a la que el emperador autoriza en el año 77 d.C. a construir, según sus usos y costumbres prerromanos, un nuevo castro de llanura, otro más en el elenco de los castella saborenses, y no, como alegremente se sostiene, a trasladar su lugar de habitación de la montaña a la llanura:

    Permitto vobis oppidum sub nomine meo, ut voltis, in planum extruere

    [in D'ORS, A. EJER Epigrafía Jurídica de la España Romana. Madrid, 1953 p. 61-63 Imperator Caesar Vespasianus Augustus, Pontifex Maximus, tribuniciae potestatis VIIII, imperator XIIX, Consujl VIII, Pater Patriae, salutem dicit IIIIviris et decurionibus Saborensium. Cun multis difficultatibus infirmitatem vestram premi indicetis, permitto vobis oppidum sub nomine meo, ut voltis, in planum extruere. Vectigalia quae ad divo Augusto accepise dicitid custodio; si qua nova adicere volueritis, de his procoonsulem adire debebitis; ego enim nullo respondente constituere nin possum. Decretum vestrum accepi VIII Kalendas Augustas (28 de julio del año 77); legatos dimisi IIII kalendas easdem. Valete. Iiviri Caius Cornelius Severus et Matcus Septimius Severus publica pecunia in aere inciderunt. MLas constitutiones principum [término acuñado por Ulpiano (Dig.1.4.1.1)]
    Este epígrafe faculta con permiso del señor -el emperador quien percibe “vectigalia” su quiñón pre-establecido en las rentas jurisdiccionales generadas por el nuevo asentamiento-, la construcción por los saboreases de un nuevo recinto fortificado y espacio económico demarcado o jurisdiccional de un castro “de chaira”, una circunscripción productora de rentas.

    Cuando en su epístola el emperador Vespasiano accede a la petición de los decuriones de Sabora, les autoriza a construir y a dar su nombre no a un municipium flavium, como habitualmente se pretende, sino al nuevo espacio jurisdiccional de explotación agropecuaria, similar al de los otros oppida saboreases. Constituye este procedimiento un alivio al incremento demográfico que no permite el pequeño recintos económico y jurisdiccional de los castella, una salida -semejante a los enjambres que buscan nuevos territorios donde construir otra colmena igual- para la población joven, para los recién casados, quienes bajo la protección de los nobiles, construyen de un tirón un nuevo castro, oppidum, o ciudad fortificada, un Oppidum Flavium, Castrum Flavium o una Flaviobriga, con las condiciones fiscales antiguas, vigentes y revalidadas desde la época de Augusto. No era facil alterar los usos y costumbre –cosa impensable en un sistema agropecuario y señorial- estableciendo otros nuevos, y de darse el caso deberían solicitarlo y justificarlo, instando al gobernador a emitir un informe que sería vinculante para la decisión última del emperador. Cuando los saborenses construyen su oppidum, levantan en realidad un nuevo territorio segmentado autárcico (sic), autosuficiente, donde en torno a la demarcación del nuevo castro, en la nueva célula o unidad de explotación del espacio jurisdiccional se recrea un rígido y peremne patrón organizativo celta de señores y campesinos, clonando íntegramente el viejo modelo consuetudinario original.

    Concluimos entonces cómo esta romanización vendría supuestamente acompañada –y con el reciente prodigio Vanessizador como paradigma todos sabemos lo que esto significa- de la generalización de los antropónimos de los Flavios entre los indígenas y, sobre todo, del no menos tonto paralogismo, basado en una errónea apreciación semántica, de que las trebas, unidades políticas o ‘territoriales’ indígenas que Plinio denominara populi en Lusitania, Gallaecia y la franja cantábrica, habrían pasado a llamarse civitates. Según los autores que cuantifican sobre esta premisa, diez trebas, populi aparecerían nombrándose civitates como dedicantes del puente Aquae Flavia y 11 trebas, civitates serían luego consideradas (L. GARCIA IGLESIAS “Autenticidad de la inscripción de municipios que sufragaron el Puente de Alcántara” in REE, 32, 1976, pág. 155.) auténticos municipios.

    Tambien antiguos populi (Limici, Interamnici), dependiendo del autor pasaron a nombrarse temporalmente con la voz forum, aludiendo al campo o lugar donde celebraban la feira, “feis”, o asamblea, “oenach”, estacional político-administrativa y religiosa del más puro sabor celta, a denominarse ciuitaes, o adoptaron el pomposo título de respublicae. Muchos historiadores consideraron definitivo, o definitorio del proceso romanizador, que donde Plinio había encontrado 114 populi tan solo restasen 27 o que Ptolomeo sólo citase civitates en torno al 150 d.C.

    Hasta las reformas de Diocleciano, el gobernador provincial, la máxima autoridad civil y militar, en el marco de la Lex Provinciae estaba obligado a un escrupuloso respeto a la organización indígena, a su derecho consuetudinario, lo que en Galicia se denominaba consuetam rationem. La concesión de la ciudadanía latina por Vespasiano (74 d.C.) carece de significado en el modelo que presentamos aquí, y no altera en absoluto la estructura interna de los “Territorios Autónomos Políticos Celtas”, trebas o civitates estipendiarias [En otra inscripción en la Bética solo dos años posterior a la concesión a los Saborenses por Vespasiano de la licencia de obras para construir, con acostumbrada jurisdiccional armazón, un recinto fortificado de llanura, castro u oppidum, vemos como un municipio flavio que, alterando la consuetam rationem fiscal sub specie, tenuitate publica, debía las rentas municipales, negándose a abonarlas al recaudador Servilio Polión, arrendador de los los vectigales, apelaba, disconformes los habitantes con la sentencia del proconsul Sempronio Fusco, inútilmente en última instancia al emperador Tito] totalmente autónomas, como muestra la tabula de Castromao del año 132. Y otro tanto había sucedido con la concesión de ciudadanía de Caracalla del año 212. Pudimos por este camino en 1993 afirmar que las civitates o populi estipendiarias de la Gallaecia, las “Unidades Políticas Territoriales Autónomas”, las Terrae, facilitando tropas a roma (las cohortes y las alae guigurrorum, lemavorum, etc) y pagando religiosamente los tributos y cargas fiscales establecidos, lo que luego se llamó moneda forera, mantuvieron intactos sus límites y su estructura económica, política e institucional.

    Correspondiéndose con la cosa esa que ‘denominamos’ “étnicos” en la Edad del Hierro, Civitates/Populi/Respublicae durante la dominación romana y “parroquias” = diócesis de un cuasi “pseudo parroquial” en la Galicia Sueva. O correspondiéndose simplemente con “nada”, la base política e institucional de la Galicia alto medieval -otra danza es que en 1993 cuando la desvelamos en una amplia monografía (PENA GRAÑA, Andrés. Narón un Concello con Historia de Seu. Vol. II “A Terra de Trasancos ollada dende os Mosteiros de Pedroso e Xuvia na Idade Media”. Concello de Narón, 1993, pp.1-60; cf. pp 27-40) lo ignorasen el común de los especialistas gallegos- y hasta las postrimerías del siglo XII, lo fue el territorium o Tierra directo continuador de la treba céltica. Anegados en un baño de ácido pese a la ubicuidad de su presencia en las fuentes documentales, estos territorios no existían ‘oficialmente’ en la Galicia Medieval, hasta 1991 y 1992, periodo en que estudiamos con mucho detalle por primera vez los mencionados Territoria o Terrae, Treb-, fósiles vivientes celtas en todo su esplendor. Las terras, con todo su vigor institucional del pasado intacto, serían durante buena parte de la Edad Media el elemento referencial básico de los gallegos. El número de ejemplos es casi tan numeroso como el número de diplomas.

    [...] in urbe Galecie, Territorio Nemitos, prope baselica sancte Leocadie de Perillo [...]
    [...] ad locum vestrum qui est fundatum in urbe Gallecia, Territorio Trasanquos ripa fluminis Iuvie [...] in A.H.N. (C.D.J.), códices 1041 B. n. 18 fol. 5.

    El principe y tanaiste –uso la palabra irlandesa que define al apoderado de un familiar condominio - de un determinado clan familiar, recibiría de su rey en una ceremonia llamada ordinatio la confirmación de la quieta y pacífica posesión de la tierra de sus antepasados: [...] Et suam terram ipsi comes et cum gens sua de manu regis ad imperandum acceperunt. (año 982) in Celanova, Cartulario. Lib. II, núm. 146 in LÓPEZ FERREIRO. Hist. T. II. apendi. pág. 178. La ordinatio toma este nombre de la primera palabra o encabezamiento de la cláusula confirmatoria Ordinamus vobis ad imperandum […]

    Definimos también en el año 1993 como en el Territorium adoptan los señores el título de Imperante, o de Princeps “de terra”. Los condes no son meros latifundistas son sobre todo – y así desde la Edad del Hierro- señores jurisdiccionales, son principes de Terrae , constituídas por las antiguas trebas familiares heredadas de avolengo, son propietarios desde la época prerromana hasta la época medieval de multitud de espacios que denominamos territorios políticos autónomos celtas. Los domini, duces o comites, adoptan empero el título de Imperantes o de Principes como tales señores jurisdiccionales en cada una de estas terrae o terras constitutivas de sus estados patrimoniales y la base de su clientela familiar y poder político. Esto sucede –como sin dificultad hemos observado en las colecciones diplomáticas de los monasterios de San Salvador de Pedroso, y de San Martín de Xuvia, ambos en Narón (A Coruña) en la Terra de Trasancos con la dinastía Petriz, ‘’Pérez: los Froilaz, luego Condes de Trastamara ininterrumpidamente hasta la muerte sine semine del último trastamara directo Roi Gómez, transfiriéndose luego el título y las posesiones a la casa de Molina primero y después a la monarquía castellano-galaico-leonesa con Sancho IV, “El Bravo”, cayendo de este modo las terrae, territorios políticos o principados celtas: Bergantiños, Nemitos, Prucios, Bezoucos, Trasancos, Labacengos, Arrós, etc que conformaban el mencionado Condado de Trastámara (tras el Tamara, hidrónimo céltico del “Tambre”, río similar al Tamara que separa Cornualles de Inglaterra, y aún al Támesis) en ‘regengo’ o realengo [Pasando a ser competencia real la designación del titular del condado de Trastámara].. En este sistema los condes se comportan de modo similar al de un Árd Rí Irlandés.

    Por este motivo, porque los condes son grandes domini, señores, principes de muchas territoria o terras familiares, de trebas o jurisdicciones autónomas de tipo celta como Trasancos, Labacengos, Nemitos, etc, etc., estos eran mucho más que meros terratenientes o posesores de simples latifundios, y gustaron de conservar el inmemorial título de imperantes o de principes en cada una de las unidades político-administrativas celtas que conformaban sus condados patrimoniales:

    In Territorio Faro […], in Territorio Prucios […] in Territorio Ortigaria […] princeps huius Territorie comes dominus Ferdinandus et frates eius domus Vermudus […] A.H.N. Codices (Juvia) 1041 b. n 23 fol 6 v, trans. Don Santiago MONTERO DÍAZ.

    Incidimos también hace doce años en el hecho de que el territorio político celta, lo que hoy podríamos llamar el concepto de comarcalidad, es algo muy importante para el gallego medieval, y lo es todavía. Algo que la Xunta de Galicia sacrificó en aras del clientelismo, no diré caciquil, en favor de algunos, en no pocos casos inviables o insustanciales mini-concellos rurales gallegos. Cuando el conde vende o realiza una donación de determinados latifundios, o intercambia propiedades en una de sus tierras, o cuando lo hace un particular se tiene que señalar siempre el territorio político autónomo celta, o la entidad juridico-política a la que corresponde la heredad cedida: […] et est ipsa hereditate in Territorio Trasancos […]

    Y se adopta también mencionar en las cláusulas cronológicas de estos diplomas o cartas el nombre del conde junto al principado, treba o ‘territorio político autónomo celta” donde detenta la jurisdicción y dominio: […] acompañado de su ancestral título familiar, princeps huius terre o imperante: imperante de Trasancos commite domino Fernandus [...]

    Señalábamos también (PENA 1993, p. 30 ) como Junto al principe de la Terra figuran en las referidas cláusulas cronológicas de los diplomas todo el elenco de magistrados de la treba, en primer lugar su jefe religioso usualmente el arcediano, archipresbiter, y junto a él los dos funcionarios plenipotenciarios del princeps/imperante de la Terra: el ‘Juez Territorial’ Maiorinus Terrae y el “Administrador Territorial” ‘Villicus’ o ‘Vicarius Terrae’ seguidos en ocasiones a continuación de su nutrida Aula Comitis ‘de Terra’, de los caballeros de familias afincadas, olim de tempo, en sus vici, pagi aut castela, y ahora uillae.

    El Territorium en la Urbe Gallecie Medieval mantuvo formalmente en la función soberana y administrativa la duplicidad celta del gobierno territorial heredada del pasado, representada también por los dos magistrados señalados de tipo céltico -como en el sistema galo de ‘vergobretos’-. El príncipe de la Terra, elegido previamente por el clan en un consejo de familia (tanistry) después de prestar juramento de fidelidad al emperador, al monarca suevo, astur, galaico, galaico-leonés, o castellano galaico-leonés, dependiendo del tiempo y del caso se confirma en la posesión de las Terras, principados, o feudos históricos de su familia, convirtiéndose según unas acertadas palabras de C. BALIÑAS PÉREZ “en el nuevo oficial real en la comarca que controlaba antes de la integración en el ámbito superior del reino”.

    Sostenía, acaso con menos acierto, BALIÑAS que la nobleza gallega “reconoce y se compromete a valer el imperium general y supremo del rey mas este tiene que otorgarle la potestas en espacios geográficos y políticos […] concretos”, recalcando este autor, con quien estamos empero de acuerdo en muchas otras cosas, que “el encuentro entre este nuevo espacio de poder y la desarticulada [el subrayado es nuestro] tierra gallega alcanza inicialmente un carácter de conflicto armado” Carlos BALIÑAS PÉREZ. Defensores y Traditores, un modelo… pág. 118 y 119.Hay que tener en cuenta que desconocimiento de la persistencia de la organización política prerromana de base territorial gallega como era habitual pensarlo entonces, el periodo que va desde 1992 –aunque desde entonces se celebraron, Nemthenga no fue invitado, sendos congresos sobre el tema de la organización territorial - hasta finales de la última década del siglo XX, hacía que estos territorios apareciesen deum ex machina en cada periodo, atribuyéndose ora a los organizadores romanos, ora a los organizadores suevos, ora a los organizadores astures, etc. BALIÑAS creyó y aseveró -como otros por supuesto antes que él lo hicieron- que en el momento cronológico Alto Medieval Gallego por el estudiado, entre los años 718 y 1037 “La referencia espacial con la que jugamos está aún más indeterminada”, respondiendo con una tajante objeción a una pregunta que se había previamente formulado ¿Qué es, qué se entiende por Galicia en la Alta Edad Media Peninsular? “El hombre gallego de los S. IX-X, basa todas sus referencias geográficas en el espacio concreto en el que vive -montes, valle, isla, río, son sus puntos de estructuración espacial con una obscura mención al territorio o provincia en que éste se encuentra”. –esto fue lo último que corregí en 1992 antes de mandar mi manuscrito del volumen II de la Historia de Narón A Terra de Trasancos ollada dende os mosteiros de Xuvia e de Pedroso na Idade Media a la imprenta, luego cerré la ventana de mi despacho en la Casa da Cultura del concello de Narón. Por ella entraba desde A Coruña el humo y el hedor del Mar Egeo. Semblaba anochecer en pleno mediodía-

    ¿Obscura mención al territorio o provincia? En sinergia con el aparato crítico con que ilustraba su respuesta nuestro autor, esta mención no podría haber sido más explícita:

    “Así en el año 872 sus dueños definen el monasterio de Samos como: Baselica ac monasterium [Sanctorum Juliani et Baselissa]) situm est provincia Gallecie, Territorio Lancara, Circa rivulum Sarrie discurrente de Eribio vel monte Serio [...]-Tumbo de Samos- Ibid. Pág. 28 (En la carta se muestra todo lo contrario, una clara referencia a la entidad y personalidad de Galicia “Provincia Gallaecia” o “Urbe Gallaecia”, lo demás es “Terra de Foris” y, luego, como es habitual siempre figura el TERRITORIO POLÍTICO). p.e. “[…] in Terra Nemitos de aecclesia Sancti Marie de Sada… In Terra de Prucios de aecclesia de Pervis […] In Terra Bisauquis de acclesia Sancti Stephani de Herenes […] In Trasancos de aecclesia Sancti Marie de Neda” A.H.N. (Xuvia) cod. 1041 B. n. 6. fol 2vto. Junto a inmumerables ejemplos de los que su recogida llenaría un volumen. “[…] in uilla que vocitant Codegio iuxta acclesia sancti Iuliani, Territorio Presaras”. [A.H.N. Cod. 976 B. fol 13vto. in Mª C. Pallarez Méndez. El Monasterio de Sobrado, un ejemplo… A Coruña 1979] “In Territorio Mera, uillam vocitatam Leocadi. In Britonia uilla Mediana. In Territorio Bisaucus, uilla nuncupata Littoriana (Noville?) […] inter Montanos et Bragantinos uillam vocabulo Amberonam. In Territorio Pistomarcos uillam cui dicitur Vernimes [… in finibus Territori Montanos ad parte de Presaras, uillam que nominatur Castrum et sanctum Sebastianum […] ibid A.H.N. cod. 976 B. fol 2 y 3 r. ob. cit. p. 263. La unidad política básica El Territorio viene incluída en los límites precisos de la Galicia Medieval. “[…] in Urbe Galecie, Territorio Nemitos” A.H.N. Cod. 1041 B. n. 18 fol. 5.“ad locum vestrum qui est fundatum in Urbe Gallecia, Territorio Trasanquos ripa fluminis Iuvie […]” A.H.N. cod. 1041 B. n 65. Fol 15.


    Terminaba el mencionado autor diciendo: “[…] se puede afirmar que la altura del 850; se estableció una relación personal, aunque bajo ningún concepto enmarcada en la estructura feudo-vasallatica [sic], entre el rey de Asturias y la nobleza gallega [...]”. BALIÑAS habría tenido en su momento, como lo aseverábamos hace más de década y média, el innegable mérito haber descubierto las relaciones de clientela entre los reyes y “xerarcas locales” o “nobles” [cuidadosamente omitía la palabra “vasallos”] […] ¡En el siglo IX!

    Sostuve hace catorce años, en 1991, y lo reitero ( www.riograndedexuvia.com , cf. Narón na Historia, reyes celtas y piedras entronizatorias), que el Territorio Político o Treba se definía como ‘Estado’ por tener un polifuncional espacio sagrado en torno a una piedra, ónfalos u ombligo de la Gran Mater o divinidad tutelar celta la Trebo/pala, “Altar de la Treba”, la Toudo/pala, “Altar del Estado” o el Crougintoudadigo, el “Croio/teutático,”. Había mostrado Blanca GARCIA FERNÁNDEZ-ALBALAT un año antes como al rey correspondía catalizar el curso de las instituciones siendo su obligación convocar la Asamblea –el Oenach/Forum [que nada tiene que ver, ni lo tengo yo. claro esta con ille Oenach celebrado en Sedes, Narón con pompa anual y con ¡Pulso Artabro, no se lo pierdan!, entre otros deportes ‘galicianos’(sic) organizados por el celtómano pedagogo concejil y los confiados vecinos de la parroquia Sedes], celebrar un banquete, presidir la Asamblea Judicial y fijar los impuestos: el cis (= censum)- un tributo en especie consistente en unos dedos de tocino, unos capones o unos pequeños animales para la mesa del señor- y abonar como contrapartida el tuarastal, una reposición, una especie de enchente popular o comida tribal en el campo de la feira – como en la última viñeta de las aventuras del galo Asterix-, sufragada por el principe de la treba con el 10% del valor de los impuestos abonados por sus g[w]assalianos.

    Pudimos adelantar entonces que no otros fueron los deberes y atribuciones del príncipe a cuya Casa pertenecía el difunto y provecto Nicer Clutosi […] principis Albionum, esto es Nicer, hijo de Clutoso, [de la Casa] del Príncipe [Principis está en genitivo “del príncipe” lo que pretende señalarse es que Nicer pertenece, bien como cliente, bien como familiar a la Casa del Príncipe de los Albiones, por cierto este epígrafe del siglo IV ¡ y con letra c en posición invertida! comienza por un crismón xp entre el sol y la luna ] de los Albiones”, Treba entre el Norte de Lugo y Asturias. Un rey británico de los Atrebates, Cogidubnus, que asombró con su palacio a los arqueólogos de los años 60, era rex et legatus Augusti, sabemos que los romanos lo mantuvieron en su puesto, porque su traición les permitió contar con una base de confianza desde la que someter al W de Inglaterra. Sin embargo Tácito nos cuenta como a los otros británicos los romanos le quitaron la soberanía, que pasa al representante del pueblo romano, ya no seran reges, reyes, pero se les mantiene su preeminencia, principes, en sus ‘territorios políticos autónomos celtas’, única forma de que Roma pudiese tener un control sobre ellos (PENA GRAÑA 1991, p 126.
    EL TÚATH IRLANDÉS

    Hace doce años, al comparar la rganización institucional de la Gallaecia con la de la Irlanda prenormanda (PENA GRAÑA 1995, p 40 ss) decíamos que Irlanda se encontrába fragmentada en un mosaico de Territorios Políticos a los cuales, notando de manera inmoderada como étnicos los lingüistas, llamamos nosotros habitualmente civitates, aunque los irlandeses les denominan Túatha conservando la primigenia denominación celta. Los Territorios Políticos o Túatha estaba gobernados por un rey, un rí, ou rí-túaithe, con un poder basado en la fama y categoría de su clientela o “cénel”, reclutada entre los caballeros terratenientes. Para Harold MYTUM, el Túath fue en la Antigua Irlanda cristiana, la piedra angular del sistema político In Harold MYTUM: The origins of Early Christian Ireland. 1992 p. 141. Este autor, tras reparar el la gran porfía, muy familiar para nosotros también, de la historiografía irlandesa (MAC NEILL,1911, BYRNE 1971) alrededor de la circunstancia de que el Túath pueda representar o no una etnia, cuando, como sucede en Galicia y en todo en occidente peninsular, se da la circunstancia de que no existe entre estos Túath desde el punto de vista étnico, lingüístico o cultural ninguna partición, concluye que “el Túath representa una unidad política y, por ende, se debe considerar una tribu”.

    Señalábamos como el Túath estaba compuesto por distritos o espacios jurisdiccionales [Cfr también (in PENA 2001) el comentario de D. BLAIR GIBSON en “Chiefdoms, confederacies, and statehood in early Ireland” refiriéndose a los Asentamientos Históricos Irlandeses y la Organización de su Capital señala “With the possible exception of the nucleated settlements associated with monasteries, up until the late Middle Ages Irish populations were distributed exclusively into scattered homesteads. Nucleated settlements were not introduced by the Norse settlers into Ireland until de ninth century A. D. [...] Reflecting the general settlement pattern, the political centers of Irish chiefdoms did not consist of unitary, nucleated establishments, but instead were compose of elements that were spatially discrete, though often located in proximity to one to another. The diagnostic elements that comprise the capitals of former Irish chiefdoms are three in number, and I have termed them the ‘capital set’ (GIBSON 1990:143). The first element of an Irish chiefdom capital is the principal homestead of the chiefly ramage. Throughout the Irish Late Iron Age (c. 200-1173 AD) the principal homestead of chieftains were large and surrounded by circular walls of earth or dry-laid stone. Those of paramount chieftains can be identified in documentary sources and located in space as far back in time as the tenth century AD (see for instance HENCKEN 1950, EOGAM 1977). The second element of the capital set was the ecclesiastical establishment patronized by the chiefly family. More often than not, this was a church or monastery located near to the homestead of its patrons. The third element of the capital se was the inauguration mound, the place where new chieftains assumed their office in a public ritual. This mound was usually a man-made feature such as an Early Bronze Age burial mound, said to be the resting place of some famous ancestor in the chiefly pedigree. Though the position of the chiefly homestead and the principal church could shift with the passing of time, the inauguration mound tended to stay fixed in location, and so could be situated at some distance from the other two elements of the capital set at any point in time] donde caballeros, tanaistes de una “casa” ou fine noble, extendían su dominium o doméstica soberanía sobre parientes y clientes bo-aire, hombres libres propietarios de bueyes y de tierras, así como sobre os am-bue, los literalmente “sin bueyes”, campesinos dependientes a quienes a cambio de utilidades y de asistencia militar entregaban, en una especie de “préstamo de uso vasalático”, vacas y campos cultivables perfectamente demarcados [cf PENA 1993 “Así na carta de Sobrado do ano 966 no textamento do bispo Sisnado, o seu irmao Rodrigo e a súa cuñada Elvira dise “[…] Adicimus adhuc ad hanc seriem testamenti uel benefacti nostros atonitos et nostras magnificentias que dedimus per nostros infanzones, siue uillas seu argento, uel quecumque de ganato nostro eis dedimus, ut nobis cum eo seruicium exercuissent ” […] “concesserunt eam mihi fundatoribus ipsius loci in diebus diui memorie domni Ranimiri principis per Scripturam firmitatis siue et meos atonitos et uillas que meo dato haberente meos infanzones sic omnia uouis concedo…” Tumbo I fols. 5v.-6r. nº 6 p. 36. na edición mencionada de LOSCERTALES”] según señalara también D BLAIR GIBSON, “los aristócratas se incautaban de ganado, comida y prestaciones de la base de la población a través de las relaciones patron/cliente”. Este autor señala que en Irlanda las relaciones clientelares se habrían extendido también a la esfera de las relaciones políticas entre aristócratas hasta tal punto “que en vez de desplazar a un rival vencido, un príncipe lo encadenaba con un contrato clientelar con la obligación de pagar un tributo” añadiendo que “en una mayor escala este sistema de gobierno indirecto proporcionaba un carácter federal a las unidades políticas Irlandesas” un sistema que tanto los principes indígenas como los romanos habían ensayado también con notable éxito en la Hispania que vierte sus ríos al Atlántico, singularmente en Gallaecia, y que probarían luego a su vez los suevos y la monarquía galaico-astur. Como sucedía en Galicia los Territoria o principados Irlandeses tendían, debido a este sistema de administración a durar secularmente con su estructura interna y límites fronterizos intactos, a pesar de los cambios en la cúspide del poder [“The territories of Irish chiefdoms tended to endure for centuries within larger polities, with boundaries remaining relatively unchanged, despite political changes in leadership at the top due to this system of administration. This state of Muirchertach may be termed a primitive state unlike complex agrarian states; it probably lacked a large complex bureaucracy with a multitude of specialized officials overseeing the economic and juridical aspects of state administration. At this state of research, it is even unclear whether the territories were administrated by chieftains appointed by Muirdchertach, or whether Muirchrtach retained the aboriginal chieftains as clients in the traditional Irish fashion. [...] It is fair to assume that some manner of simple bureaucracy existed with economic and juridical aspects, as stewards and judges constituted an important part of the retinues of Irish chieftains before an after Muir chertach`s time”. D. BLAIR GIBSON “Chiefdoms, confederacies, and statehood in early Ireland” in Celtic chiefdom, Celtic state. Edited by Bettina ARNOLD and D. BLAIR GIBSON, Cambridge University press, 1995 p.126].

    Vimos en aquellos papeles de 1995 -y otros casualmente lo verían años después-, como el antiguo concepto irlandés de familia y de parentesco es complicado: la gel-fine o “familia de la mano” (geil = “mano”) comprende al padre con su hijo, con su nieto, con su bisnieto y con el hijo de este; la derb-fine comprende en la línea directa al abuelo, y en la línea colateral al tío, al primo hermano y al hijo de este último; la iar-fine comprende en la línea directa al trisabuelo y en la línea colateral al tío abuelo más dos grados de primos constituidos por los hijos y por los nietos de este tío abuelo; el ind-fine comprende en la línea directa al trisabuelo y en la línea colateral al tío bisabuelo y dos grados más de primos constituidos por los hijos y por los nietos de este tío bisabuelo. Señalemos no obstante que la “familia cierta” o derb-fine no va más allá en la línea directa del abuelo y no excede del sexto grado, esto es de los primos segundos, en la línea colateral (véase por ejemplo entre nosotros Camali Ulpini F. Celtius F. [Viseu]). Los clanes familiares irlandeses toman, como los clanes medievales gallegos, sus decisiones colectivamente, aunque siempre hay en ellos, tanto en las familias nobles como en la realeza, un jefe que los cohesiona a todos junto a un sucesor ou heredero de este último [Henri HUBERT: Los Celtas y la Civilización céltica: 1932 La Renaisanse du Livre, 1932. reimp. esp. Edicións Akal 1988 p. 436-437], formando todo esto un sistema sucesorio llamado tanistry. Al jefe de la fine le correspondía la plena jurisdicción sobre su dominio, “estado” o “casa”, y el mando militar. Asistidos a pié por sus clientes, los nobles, residentes en castros chamados rath ou duns [Nome este non descoñocido en Galicia e Portugal: Dunios (sic) -y no el antropónimo Donninus- (Doniños, Ferrol), Eboro dunum literalmente “castro do teixo” (Ébora, capital do Alto Alentejo)] servían a su rey, como sucede en todo el mundo céltico a caballo.
    1.1.2 CELTA SOBERANÍA DOMÉSTICA Y CELTA EXTRUCTURA CLIENTELAR
    Mostramos tambien en 1995 como en la categoría de las personas inmunes sin anotar ahora al druida, constan el rey de reyes, el rí-Túath; los caballeros terratenientes (flaithi= milites) -linajudos y menos linajudos al haber un “grad flatha” (Ex Crith Gablach 23; CIH 1593.6 e 1595.25, y ex Mac Cone] que discriminaba en categorías a la clientela (cénel), y un clero muy especializado, luego una complicado inventario de oficios dejaba paso a los consiguientes grados inferiores de los propietarios que tenían ganado (bó aire), la pareja de bueyes que también en Galicia constituía el fundamento del estatus legal (Crith Gablach, 13 a 24). Tras ellos la clase dependiente los am-bue (am = “sin” *bowyos = “bueyes”) con todo el ganado “posto”, en aparcería, y, fuera del sistema, los mancebos, solteros no integrados aún en la propiedad dedicados a la caza y a la aventura guerrera, bajo la tutela y responsabilidad de los parientes o nobles que, como sucedía también el la Galicia Medieval, los tomaban en adopción (Fosterage).

    ‘Todos (CARRERA&PENA, Anuario Brigantino 2003, p 114) concebidos como una familia juegan su papel en un sistema donde el “ser” y el “saber estar” es más importante que el “tener”. Un sistema fundamentado en mutuas obligaciones, en la solidaridad familiar, en la exaltación de la virtud individual, en el cumplimiento del deber, en la lealtad y en la bona fides. Un sistema por el que pasan pero en el que no encajan los mercaderes.

    Entre iguales a través de las relaciones horizontales personales, o entre gentes de desigual rango y fortuna en las relaciones verticales, esto es, señores / vasallos, amos / siervos, la concepción misma de la soberanía y de la sociedad (Mc CONE: 1990), este mundo de señores y campesinos, de complejas relaciones de clientela (E. BENVENISTE 1969. Le Vocabulaire des Institutions Indoeuropéennes. Paris: Editions de Minuit.) se expresa en la larga duración a través de unas pautas sociales e institucionales, a través de un vocabulario simbólico caballeresco amplio comprensivo de su aspecto material (fecundidad, provisión de alimentos y hospitalidad), de su aspecto social (actividad guerrera, rango o marcialidad del grupo social: reyes, nobles, hombres libres y siervos) y de su estado mental o moral >>[in María Jesús CARRERA ARÓS & ANDRÉS PENAGRAÑA 2000 Consideraciones sobre la Casa Castrexa con Banco Corrido: Simbologia y Protocolo en el Banquete Indoeuropeo p.1Trabajo inédito para las Actas del II Congreso Internacional sobre a Cultura Celta, “Os Celtas da Europa Atlántica”. p.1].

    Dentro de la estructura clientelar de esta soberanía doméstica, se vinculan verticalmente con un “rey de reyes”, con un ard-rí, si es tolerable como varias colmenas a un apicultor, tanto el túath o territorio político como la función soberana del propio rí-Túath. Debemos circunscribir en el Noroeste y el Occidente peninsular en este tejido, manifiestamente en la Gallaecia, los hospitia interterritoriales, probablemente anudados en una asamblea estacional, ora entre dos trebas, ora entre trebas y particulares, ora entre las trebas y el Imperio, tales como los acuerdos pactados luego por Iria con el Regnum Suevorum, o los firmados entre los señores de comissa o territoria: los comites seu imperantes, con la llamada “Monarquía Astur”. Pero esta institución no fue una exclusiva de Gallaecia, sino que era compartida por toda la Hispania, la celtibérica de cultura también Atlántica e incluso la Ibérica, más mediterránea, pero absolutamente indoeuropeizada, e incluso celtizada en algunas de sus instituciones para quienes más fino hilan en este campo, aunque posiblemente no hablasen una lengua propiamente indoeuropea, pues las pequeñas piezas que tan plásticamente muestran, entre los siglos II a. C. y I d.C el aspecto vasallático de estos pactos sinalagmáticos clientelares ora con un apretón de manos ora con un jabalí, ora con un delfín, etc, del repertorio compuesto por las llamadas tesserae hospitalis celtibéricas en bronce encajan perfectamente con un más amplio contexto europeo territorial atlántico y continental [cf entre los galos, CÉSAR De bello civile, 6, 23, entre los germanos, TÁCITO, Germania 21, entre los griegos micénicos HOMERO Ilíada…., etc.] de dependencias indoeuropeas verticales, similar, por no decir idéntico, al de nuestra Área Cultural Atlántica.

    Mediante este tipo de vínculos un Territorio Político Autónomo, o un particular y su gente tras él, se supeditaba a otro Territorio Político o a un particular. Los in fidem acceptos por un princeps o por un Territorio Político se convertían en dependientes de la Treba receptora, siendo a nuestro juicio quizás este el sentido de la palabra celtibérica con/trebia y la palabra latina con/tributi. A cambio de ciertas contraprestaciones, auxilium ayuda militar, consilium, asistencia, y el pago de un censo, los que las tenían antes recibían de nuevo las tierras previamente donadas y una protección.
    1.2. El CANTREF GALÉS
    Señalamos en 1993 como en Gales los reyes gobernaban como padres de familia el país [Literalmente un distrito que comprende cien villas o aldeas y cada Cantref a su vez se subdividió posteriormente, tal vez a consecuencia de la Conquista Normanda en cymydau. Un cymydau, similar a la parroquia gallega actual, consistía en cierto número de trefs o de lugares dentro del Cantref. H. HUBERT:Los Celtas y la Civilización Céltica. Ed. Akal, Madrid (ed. original: Les Celtes;- 2 volúmenes-, Éditions Albin Michel, Paris 1932) p.466. Gerardo de Gales escribe en 1186-5 ed. de J. M. Dent, 1912 señala « el sur de Gales contiene veintinueve cantreds ; el Norte de Gales doce, Powys, seis : muchos de los cuales están ahora en la posesión de los Ingleses y Francos […] Gales contiene en total cincuenta y Cuatro cantreds”, cuatro iglesias catedrales o diócesis de las que San David, el arzobispado e iglesia metropolitana tenia 24 cantreds “aunque ahora solo tiene veinte y tres; for que Ergengl, en Inglés llamada Urchenfeld, se dice que originariamente había pertenecido a la diócesis de San David, y en ocasiones pertenecía a las de Landaff” […] En Gales del sur esta el obispado de Llandaff, cerca del mar de Servern y junto al noble castillo de Caerdyf (Cardiff); el obispo Teilo es su patrón. Contiene cinco cantrefs y la cuarta parte de otro llamado Senhennyd. En el Norte de Gales, entre Alglesey y las maontañas Eryri, está la sede de Bangor, bajo el patronato de Daniel, el abbot; contiene sobre nueve cantreds. En el Norte de Gales también se encuentra la pobre y pequeña catedral de Llan- Elwy, o san Asaph. Conteniendo sobre seis cantreds, entre los que esta Powys.” cap. 4]. Dividido este igual que Irlanda en unidades políticas, los cuatro grandes reinos Galeses: Gwynedd, Powys, Deheubarth y Morgannwg, estaban subdivididos en trebas, territorios plíticos o Cantref [Parejos semántica e institucionalmente a las TREBAS: CAN/ TREF (= TRE = TRIFU = TREBA = TEUTA = TÚATH= TOUTO =TOUDO= THAURP= TRIBU); Con/trebia, con/tributi esto es, Trebas unidas voluntariamente frente a los atribuidos por conquista, at/tributi = a/trebates)], o “cientos” ocupados por clanes o casas nobiliares definidos por sus fuertes lazos parentales y agnaticios. Para el eximio Robert A. DODGSHOM, el orden sociopolítico en la región dependía como en Galicia del orden de rancia prevalencia de los principados, y no de un prefijado esquema territorial impuesto por un sistema administrativo centralizado [“Those in the Highlands and Islands were no exception. Socio-political order in the region was constituted through the prevailing order of chiefdoms, and not as fixed territorial scheme imposed by a centralized administrative system. As chiefdoms expanded or contracted, this de facto pattern of socio-political order would have been continually reworked, simply because the one existed as a map of the other”. Robert A. DODGSOM. “Chiefdoms in the Scottish Highlands and Islands prior to the ’45”; in Celtic chiefdom, Celtic state. Edited by Bettina ARNOLD and D. BLAIR GIBSON, Cambridge University Press, 1995. p. 101]. Los reyes galeses y sus grandes nobles como los uchelwyr con su clientela, los bonheddigion o terratenientes, tenían campesinos a los que entregaban tierras a cambio de ayuda militar. Estos campesinos eran colonos diferentes de los siervos o los caethion y de los altudion o instalados, conformándose el complicado entramado vertical celta de obligaciones mutuas, el alma que vibra vigorosa aún en la rígida jerarquía social de la Galicia Medieval reges, bene nati, miles, satellites, homines de mandationis, homines de criationi, homines de ganantia, bonos homines, servi, etc., jerarquia similar a la descrita por César también para la Galia (reges, nobiles, principes, senatus, magistri, equites e plebes) [ Vid. Sean B. DUNHAM: 1995 “Caesar`s perception of Gallic social structure”. En Celtic chiefdom Celtic state (Edit. B. ARNOLD AND D. B. GIBSON), Cambridge University Press. Pp 110-115].

    Mostramos también (PENA, Anuario Brigantino 1994, nº17, pp 44) como los galeses tomaron de la Casa Trev (Trebad en el esquema de soberanía doméstica) los diversos términos con los que se designa la propiedad territorial, dotando a cada persona libre de la familia que llega a la edad adulta con la Trev de tierra, es decir con un medida aproximadamente similar a dos ferradas gallegas. Segundo HUBERT este sistema seguía al parecer funcionando sin grandes tropiezos en el país de Gales hasta el siglo XIV [JOYCE; NISBETH; MEITZEN; VINOGRADOFF in H. HUBERT: obr. cit. 1.932, p. 441]”.

    1.3. LA TREBA DE LA CELTA GALLAECIA
    En contexto territorial (PENA GRAÑA 1997, pp 114-115), tan solo en dos ocasiones aparece en Galicia en las fuentes literarias la voz Treba, la una cuando al hablar de los Arroni, esto es de los Arrós, Plinio [PLINIO: Nat. 4, 111: “Arrotrebae”; 114 “Artabrum, quae nunquam fuit, manifesto errore: Arrotrebae enim”; 119: “e regione Arrotrebarum promuntorium”], repite a continuación, en nominativo de plural latino el nombre indígena, Arrotrebae, “la Tierra de (y de los) Arrós”, Territorio Político Medieval que se mantuvo durante más de un milenio como arciprestazgo de Arrós, perteneciente a la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, treba también mencionada por Estrabón [ESTRABÓN ( III, 3,5) “hoy a los Ártabros se les llama también Arrotrebas”].

    En el registro epigráfico de la Gallaecia antigua la Treba celtogalaica que los romanos llamaron ciuitas/populus se muestra menos esquiva. Aparece en un hito terminal, estudiado por Antonio RODRIGUEZ COLMENERO ubicado en Rigueiral (Sanfins, Valpaços), en el Norte de Portugal, definiendo un Territorio a la orilla de un riachuelo sobre lo que en Galicia llamamos un outeiro (de altarium, altar de piedra), la palabra “(Marco de) termino de la treba de los obiliancos”: TERMIN(US) TREB(AE) OBILI(ORUM/ ANCORUM) [ E. HÜBNER: Ephemeri. Epigraph. CIL suppl. Berlín, 1903, VIII, 275b in Antonio RODRIGUEZ COLMENERO. Anexo 1 de LAROUCO. Edicións do Castro 1993; 14-15].

    Pero será en la importantísima inscripción rupestre de Cabeço das Fraguas estudiada y revisitada varias veces por nosotros, desde 1995, especialmente en 1997 y en 1999, donde nos revelará treba su sentido básico.
    La palabra céltica Treba, es por otra parte de origen indoeuropeo, por su raíz *trb, relacionada con la casa, verbum aequivocum, designando también el pueblo o territorio, como lo han visto numerosos autores. Institucionalmente expresa un concepto de “soberanía doméstica”, la espina dorsal de la estructura social celta, donde Casa, Treba, como habría sucedido con el antiguo galés, en sentido extenso significa, como sucede en todas las lenguas indoeuropeas ¿de donde sino proviene la palabra tribu?, “comunidad”, “territorio político” -y los que elijan la vía de los titeres tienen todo nuestro respeto-, de modo análogo a como la palabra griega oikos, “casa”, significa también hacienda, linaje o patria y la latina ciuitas, “ciudad”, refiere en el NO. y en la Hispania Antigua en general, el Territorium o ‘Territorio Político’ (TP) de una comunidad.

    La Treba, el Territorio Político Celta por excelencia, es un espacio demarcado por sus hitos terminales “TERM(inus) TREB (ae) OBILI (ancorum?)” que la aíslan de los territorios políticos adfines, como se ha visto ya, se compone en el Nw hispano, en la Gallaecia, de una sucesión de castros, domi, casas clientes, de *clino = “inclinarse delante de”, o vasallas, término que expresa esta realidad con más exactitud por proceder de la voz celta gwassaul “servidor”, de donde proceden los gasalianos de la Galicia Medieval y la voz wassalus, literalmente “el que sirve”. Domi, “Casas nobles” que sirven al príncipe reinante en un Territorio Político ora Treba, Toudo, ora Civitas, Populus, Respublica, ora Comissum, Terra, Territorium, etc, a la voz de mando indiscutible del jefe de Tropas *Corono ou imperante [Andrés PENAGRAÑA: Obrs. cits. 1992, pp. 24-45, 130-63, 171-92, 278-314; 1993, pp.41-59] o, simplemente, a su señor natural. Cada uno de estos castros, domi, formando un minúsculo territorio económico demarcado por jalones como los estudiados por COLMENERO en Vilar de Pérdices, incluye en su pequeña demarcación pastos, tierras de cultivo, bosques y cursos de agua, en una proporción siempre constante, un equilibrio de recursos que no puede variar, configurando, de igual manera que una uilla medieval, tanto un espacio cuanto la jurisdicción de una casa noble, similar a la fine irlandesa, de una manera análoga a la que se mantiene en cierto modo con nuestros pazos de los siglos XVI-XVIII.

    Cuando mostramos esta organización (PENA GRAÑA 1991, pp 131-150) señalamos como este modo articulativo basado en Territorios políticos conformados por casi un centenar de castros era, por supuesto, común también a muchas áreas de la Península Ibérica, recordándonos ya hace tiempo BLÁZQUEZ a este respecto cómo, según lo refiere Tito Livio, Catón recibió en el año 195 a. C. a tres legados ilergetes, entre los que se hallaba el hijo del rey Bilistages, que le reclamaban 3000 hombres para poder contener el asedio al que estaban sometidos los castella de su padre “Venerunt quaerentes castella sua opugnari nec spem ullan esse resistendi” [LIVIO: XXXIV, 11], y como Livio de molestó en señalar [LIVIO: XXXIV] la caída de siete castella o castros pertenecientes a la civitas de los Bergistanos o el saqueo por los Romanos de los castella o castros pertenecientes a los Turdetanos [J. MARÍA BLAZQUEZ: Nuevos estudios sobre la Romanización, (ed. Itsmo, Madrid); 1989, p. 125]

    El rey íbero Bilistages no se habría diferenciado mucho, a mi modo de ver, en sus costumbres y en su ethos heroico de los príncipes celtiberos de la meseta, ni de sus homónimos los linajudos principes celtas de la Gallaecia y como lo vió en 2000 Mº J. CARRERA ARÓS “Siendo ya un tópico el carácter sacral de esta monarquía [ cf. DILLON: 1947; VRIES 1961: 235-47; BINCHY, 1970: 11-2; DUMÉZIL, 1970: 4-5; Ó CATHASAIG 1977: 27-8; STOKES: 1981; MC. CONE 1987; etc.], no insistiremos en él más que para recordar, por el hecho de que unos príncipes territoriales se registran en la epigrafía del Noroeste al frente de tribus como la de los Albiones y posiblemente los Cóporos, que su aplicabilidad plena a la Galicia Antigua se ha señalado ya hace quince años [PENA 1991, p116] y que en Galicia, hasta el siglo XII, esta existencia de príncipes territoriales parece tener una continuidad” [cf. María Jesús CARRERA ARÓS y A. PENA GRAÑA 2000 “Consideraciones sobre la Casa Castrexa con Banco Corrido: Simbologia y Protocolo en el Banquete Indoeuropeo” Trabajo in Actas del II Congreso Internacional sobre a Cultura Celta, “Os Celtas da Europa Atlántica”. Pub. Anuario Brigantino 2003 nº 26, p117].
    1.3.4. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DEL TERRITORIO POLÍTICO CELTOGALAICO

    Llamado en la Edad Media comissum, comitatum, terra ou territorium, el Territorio Político Autónomo Celta de Galicia posee unos antiquísimos límites o inmarcesibles marcos de termino. Tomándolo [aunque no fuese, claro está, latino quien llevaba un nombre latino, véase nuestro prodigio vanessizador] en unos casos de un possesor epónimo relevante príncipe territorial, o como éxito legitimatorio de una cuestionada o dudosa línea suplantatoria tal vez del viejo linaje nobiliar en otros, o por ambos motivos a la vez, los territorios políticos con el paso de los siglos pueden con relativa frecuencia cambiar de nombre, como San Petesburgo pasó a llamarse Leningrado, o como sucedería con en la Terra de Babegio, posibles latinización de una preexistente ignota treba celta, luego convertida en el comisum de Presaras y aún pudo pasar con la civitas/populus de los Artabri, que pasaron a ser en la Edad Media la Terra de Trasancos por cambiar probablemente, si bien esto es solo mera hipótesis, en época romana su antigua denominación por el nombre del latino possessor *Trasancus [fides erga patroni] en REBE TRASANCI AUG , aunque, reafirmándonos en nuestra lectio interpretatio primeriza, esta pudo resultar demasiado tajante o fluida, mea culpa, para VILLAR LÍEBANA, quien leyó a su vez, y sin ver la pieza, a nuestro modo de ver de manera incorrecta aunque posible: REVE TRASANCIANGE donde aún, añadimos nosotros, pudiera existir en ese supuesto una potencial i en ligatura con la n, es decir REVE TRASANCIANIGE “para Reve de Trasancos”, y ser Trasancos, como siempre popularmente se sostuvo, vox populi vox Dei, la “[tierra sita] tras el Monte de Ancos, un monte ciertamente muy prominente que toma posiblemente su nombre a su aspecto plegado como el de un acordeón –. En cualquier caso el territorio político autónomo celta gallego, como sucede también en Irlanda, puede -como cambia según las circunstancias su color un camaleón-, suplantando en algun caso un apelativo celta por uno latino (Terra de Cetaria), cambiar de denominación, sin que se alteren los marcos que definen el territorio político. El continente o la frontera de la proindivisa jurisdicción territorial continúa inalterable, pues en Galicia los marcos son inamovibles y con esos marcos, son inamovibles también (consuetam rationem) los usos y costumbres jurisdiccionales [Así Ordoño III dona en el año 952 al obispo de Santiago Sisnando II “comitatum nuncupato Ventosam in provincia Gallecie totum ab integro secundum illum plurimi comites obtinuerunt sic et nos aule vestre concedimus…ita dumtaxat ut eadem plebs sit ab hodierno die et deinceps loco vestro deservitura non tamen ut servi set ut ingenui e tras de advertir ao bispo “ut non imperet eos absque consuetam rationem […]” de manera semejante al donar el día 18 de maio de ese mismo año a la Igresa de Santiago el Commisso de Cornatum […] toto ex integro sicut eum habuerunt multi comites per ordinationem regiam…ut vestrae domui persolvant fiscalem censum, quem regie potestati persolvere assuerut, non ut servi, sed ut ingenui ita ut habeant illud clerici vestri […] ut exinde sustentationem et gubernationem habeant tam modo viventes in regimini huius loci […]” in FLOREZ. Esp. Sag. T. XIX, Sant.Tumbo A, fol 14. Antonio LOPEZ FERREIRO. Hist. S. A. M. I de Santiago de Compostela vol.II; apén. Nº LXIII, p.114 “et illi persolvant censum fiscalem sicuti alia plebs commisalia […]” ibid. LÓPEZ FERREIRO Vol II; apén. NºLXV. P 149-50. Santiago 1899] que estos marcos circunscriben definiendo las bases y el carácter de la cultura atlántica de nuestro país objeto de nuestro interés a lo largo de casi veinte años.
    Conocemos los Territorios Políticos fragmentariamente, por las fuentes clásicas, de modo particular, en su Historia Natural, sin citarlos a todos, Plinio el Viejo [PLINIO el Viejo: Hist. Nat.IV, 20, 110-12] .nos señala en el conventus lucense la presencia tras el río Navia de los Albiones, y ya en La Mariña de Lugo de los Cabarcos, que no hay que confundir con los otros Cabarcos del arciprestazgo de este nombre de Astorga, de los Egovarros (hoy O Barro) de cuyo sobrenombre Namarinos habría tomado su nombre la actual comarca de A Mariña y de los Adovos, mencionando en otro lugar el geógrafo naturalista también a los Arrones o Arrotrebas aplicándoles a estos últimos infortunadamente el nombre de los Ártabros, posiblemente confundido tras buscar por la entrada Ar infructuosamente, Artabri, en el archivo imperial de Roma, hallando en su lugar exclusivamente en ese ingreso a los Arrotreba, Arroni o Treba de Arrós, en el índice tribal correspondiente al censo del conventus lucense, adecuada a la voz Artabri, porque ya la vencida denominación habría sido permutada por el antropónimo epónimo del galaicoromano possesor que en genitivo Trasanci, aparece mencionado en un epígrafe procedente castro de Santa Comba, Covas, Ferrol, verosímilmente del princeps epónimo de la treba que ahora ya figuraría como Trasanci en el fichero correspondiente a la letra T cuando Plinio eventualmente consultó el archivo). Ignorando estas circunstancias Plinio, al no encontrar a los Artabri por ninguna parte en los tribales registros censatarios niega en redondo la existencia de los Ártabros: “manifesto erro, xa que pobo tal nunca houbo con este nome” [PLINIO el Viejo: Hist. Nat. IV, 22, 114-15]. Olvida por circunstancias similares mencionar Plinio junto a los Trasancos a su vecina treba de los Lapatiancos (pos. del antropónimo Lapatius, que por otra parte, también según MONTEAGUDO GARCÍA podría provenir de un compuesto ie de lap “alimentar” y pat, “vaca” más el sufijo –ancos, es decir “ganaderos”) que si cita Tolomeo, y acalla por su menor importancia a las trebas de los Besancos (Terra de Bezoucos), de los Nemitos (Terra de Nemitos o de Nendos, voz celta significando “los de los santuarios o németos” – todos estos santuarios prerromanos previsiblemente son las hoy célebres y antiquísimas capillas del románico Eumés [Otro ejemplo lo tenemos en la llamada Ribeira Sacra, llena de fantásticos monasterios como San Esteban de Ribas do Sil, cuando en la realidad toma su nombre de Reboira o Riboira Sacrata, es decir “Robledal Sagrado”, un németon, término empleado en la carta de fundación del monasterio de Montederramo (11249 por la reina de Portugal doña Teresa, bosque sagrado celta que dio pié tras la cristianización a esa espectacular proliferación desde el siglo VI de numerosos e importantes monasterios, Santo Estevo de Rivas de Sil, Montederramo, San Paio de Abelenda, Santa Cristina de Ribas de Sil, etc., algunos antiquísimos, es el caso del monasterio de San Pedro de Rocas en Esgos creado por siete varones en el año 573 con su iglesia excavada en la roca granítica, en las márgenes de los ríos Miño y Sil.], y a los Prutencos (Prucios), olvida de nuevo, tras estos, los Territorios Políticos de los Babegios -treba que toma el nombre de un provincial posesor refundador epónimo de los Montanos, del antropónimo éponymos latino Babegius, substitutivo de otro nombre anterior probablemente celta que nos es desconocido-, de los Escutarios, de los Duvrianos y de los Bregantinos, pero menciona a los vecinos de estos últimos, los Célticos llamados Supertamaricos (por estar arriba *superos del río Tamara, hidrónimo celtoatlántico con sus dobletes en el Tamara ‘que separa Cornualla de Angalaterra’ y del londinense Támesis, de quienes, sin duda, en el siglo XII tomaría Fernando Pérez de Traba, su famoso título de Conde de Trastamara), así como cita Plinio a los Nerios, a los Cóporos, a los Praestamaricos y a los Cilenos.
    Por otra parte Mela, entre los 22 populi dos Astures que según lo pensaba él se podrían enumerar sin fastidio, cita únicamente a los Guigurros, a los Pesicos, a los Lancienses, a los Zoelas, a los Célticos y a los Lemavos, pero nos da el padrón completo, quizás sacado de un censo de época Augustea, con el listado de la población pechera o tributaria, que comprendía a 240.000 hombres libres “cabos da casa” esto es mayores de edad con ganado y tierras propias, “bó aire”, propietarios y, por ende, sumisos al desembolso de frumenta et pecuniae vectigales.

    En el conventus lucense, enumera Mela a los Célticos y a los Lemavos, saltándose de su fichero 16 trebas de bárbaros y obscuros nombres (todos ellos en realidad ya recuperados hoy, con los sucesivos cambios de nombre a lo largo de los siglos, en su exacta posición y aún con sus antiquísimos marcos de término, por Alexandre Perez Vigo, en un extraordinario trabajo de reducción factográfica por él realizado bajo nuestra inicial dirección), aunque calcula de nuevo por el censo, el padrón de pecheros o contribuyentes que fija en 166.000 hombres libres, haciendo otro tanto luego con el conventus de los Brácaros donde de sus 24 trebas únicamente menciona además de los epónimos del conventus mencionado a los Bibalos y a los Coelernos (que él llama “Coelernos galaicos” [Esto es los Coelerni gallegos, oriundos de Galicia. Nunca hubo una fantasmal treba llamada “Galaicos” que supuestamente habría dado nombre a Galicia. Galicia, lo pensamos y decimos a modo de hipótesis, es creación griega, sobre un soporte claro está indígena, céltico, y posiblemente ajeno e independiente a las elucubraciones de la geografía e historiografía mítica del mundo clásico: el radical *cal- *ga-l, cel- quien quiera otras versiones más eruditas consulte a J..J. MORALEJO- que quiso ver posiblemente en Callaecia, y en Calaicoi, como lo sostuvo luego la tradición Etimológica popular medieval gallega y lo sostenemos algunos heraldistas del presente, la vaina, el cáliz, o la copa. Y como una vaina, un cáliz, una copa, o un caldero, representa la plástica prehistórica y antigua atlántica una barca solar (precioso estudio el de T. W. ROLESTON seguido luego por F. ALONSO ROMERO) y la idea, presente también en numerosas mitologías, como la egipcia ¿influida por la indoeuropea?, de las barcas solares asociadas al acceso por el mar o por los ríos del sol y de las almas que van tras su estela al Otro Mundo. Estas creencias posibilitaron el hallazgo por H. SCHLIEMANN en una tumba micénica de una copa funeraria de oro de dos asas en forma de naveta, y luego, tal vez, al cáliz griego kallix, de donde provendría –desarrollamos esta idea en otra publicación PENA 2005- tal vez la concepción mítica de los kallaicos, “los de la copa de oro”. Descendiendo hasta este kállix o copa de oro, obra de Hefaistos, que flotaba en el Océano, el dios solar Helios, solsticial, equivalente al Apolo Grannus “granate” celta, viajaba hacia el Oeste, sobre el Océano Atlántico, sin tocar el agua, todos los días para ir a su isla de Erythea y al Hades, donde tomaba su atajo para resurgir fresco como una lechuga, al día siguiente por el este.
    Es posible que nuestra antigua y milenaria bandera –hasta que nos la cambiaron en la Habana por una bandera de driza y señales marítimas ¡ Ay, y aún mutilada luego por la armada rusa!, hoy apenas reducido a poco más que un escudo de Galicia, hubiese mantenido esta idea del descenso del granate sol a su copa, cristianizada, ahora, con la idea eucarística del Santo Grial, de la copa de Cristo, donde, como lo explica la Instrucción sobre las Rúbricas Generales del Misal, ceremonias de la Misa Rezada y Cantada de Don Fermín de IRAYZOS, capellán del Convento de Agustinas Recoletas de la Ciudad de Pamplona y director de los Oficios Divinos de ese obispado, Madrid, 1806 pp. 242
    “En los tres signos que se hacen con la Hostia dentro del cáliz, diciendo, per ipsum etc, están significadas las tres horas que el Señor estuvo pendiente en la cruz; y en las dos que se hacen fuera del Cáliz, se significa la separación del alma de Cristo de su cuerpo: luego se levanta el cáliz con la hostia, y se vuelve dexar, diciendo: Omnis honor et Gloria, lo qual se significa la disposición de la Cruz y su sepultura; y el cubrir luego después de esto el Cáliz con la Hijuela, significa la piedra que se puso sobre el sepulcro […]”.
    Sea lo que fuere, el áureo cáliz, copa o naveta, recogía cada día en el Atlántico al crepuscular, al moribundo Apolo celta Grannus, al sol rojo como la grana, al dying god cansino y lo transporta volando sobre las aguas al Otro Mundo, a la isla Eruthia “La Roja”, a la Isla de los Bienaventurados y de la Eterna Juventud, para que al día siguiente, descansado y rejuvenecido, resucite de nuevo. Este y no otro sería el tema del Santo Grial, que por los caminos de las barcas de piedra de Santiago y de San Andrés -Calo y de la Peña calados-, buscaron o demandaron en nuestros celtas finisterres atlánticos los peregrinos de todo el mundo. Este motivo y no otro pudo haber sido el tema de la bandera histórica de Galicia, no la novísima, ex cupiditate rerum novarum con su raya azul –que nos la creó herética, sine rubra stella, ex novo y en paredría con una habanera, la armada rusa-. Esta concepción y no otra – y las recoge muchas y muy eruditas nuestro J. J. MORALEJO aportando al elenco también las suyas- pudo, pues también nosotros tenemos derecho a equivocarnos, determinar acaso una etimología popular donde el nombre de Galicia se asociaba a un cáliz y a la puesta de sol. Este y no otro es el quid de la cuestión del Santo Grial, si no se me escandaliza San José de Arimatea. Pero, retornando de nuevo al punto de partida, a los Bracaros Calaicos o Brácaros de Callaecia, J. UNTERMANN nos recuerda a este respecto “ya se ha puesto de relieve por otros autores (cita a A.TRANOY, A. TOVAR e COLMENERO) el hecho sorprendente de que el etnónimo Callaeci, a pesar de que en la mayoría aplastante de los testimonios tiene la función de denominar la totalidad de los pueblos indigenas del Noroeste, siendo prácticamente un sinónimo de “habitante de Callaecia”, en Plinio 3,28 aparece como una de las fracciones tribales de los Bracari: praeter ipsos Bracaros se aducen los nombres de los Bibali, Coelerni, Callaeci, Equaesi, Límici, Querquerni. No creo que sea casualidad que estos nombres –con excepción de los Callaeci- coinciden con el elenco de las civitates decem de la columna al lado del puente de Chaves […]. La solución que se impone consiste en borrar la coma entre Coelerni y Gallaeci, suponiendo que el autor añadió Gallaeci para distinguir estos Coelerni de otro grupo homónimo: tal vez haya pensado en los Colarni en la Lusitania central, que menciona en el párrafo 4, 118 de su obra. Anotaciones al estudio de las lenguas prerromanas del Noroeste de la Península Ibérica (1) en Actas do encontro científico en homenaxe a Fermín BOUZA BREY. Santiago, 1992. pp 383] para distinguirlos como ha observado UNTERMANN de los Colarnos da Lusitania central citados casi a continuación, más abajo, por el propio Mela [MELA Choro. III, 28. ESTRABÓN III, 4, 12.], a los Equaesos, a los Limicos y a los Querquernos, constituyendo, pues claro está en estos padrones no se contabilizan por su nulo interés fiscal los campesinos dependientes beneficiarios de ganado y de tierras colocado polos señores. Estos 285.000 tributarios galaicos brácaros son propietarios de ganado y de tierras, los hombres libres, peregrini, el grád túaithe celta, la base del estatus legal en definitiva las gentes de la treba.

    No solo por los numerosos testimonios de las fuentes clásicas [estas sitúan en el NW a los Adovi (Plin. IV, 111); Albiones (Plin. IV, 111); Amaci (Ptolo. II 6, 36); Arroni ou Arrotrebae (Plin. IV, 111); Artabri (Plin. IV, 111, Ptlo. II 6, 22; Strab. 3, 3, 5); Astures (Ptol. II, 6, 28); Baedui (Ptlo. II, 6, 26); Bedun(ien)ses (Ptol. II, 6, 31); Bibali (Plin. III, 28, Ptol. II, 3, 43); Brigaecini (Ptol. II, 6, 30); Cibarcis (Plin.IV, 111); Celtici cognomine Neri (Plin. IV,111); Celtici Supertamarci/ Supertamarici ( Mela 3, 11 Plin. IV, 111); Cilini /Celeni/ Helleni (Ptol. II, 6, 25; Plin. 4, 111); Coelerni/Coelerni???, Gallaeci (Ptol. II, 6, 42, Plin. III, 28); Copori/Capori (Plin. IV, 111, Ptol. II, 6, 24); Egivarri Cognomine Namarini, Egurri, Gigurri (Plin. IV, 111; Ptol. II, 6, 38; Ptol. II, 6, 52; Plin. 3,28); Equaesi (Plin. III, 28); Grovii (Ptol: II, 6, 38, Plin. III, 28); Lanciati/Lancienses (Ptol. II, 6, 29, Plin. III, 28); Lapatian(n)ci (Ptol. II, 6, 4); Lemavi (Ptol. II, 6, 25; Plin. III,28); Leuni (Plin. IV, 112); Limici (Ptol. II, 6, 44); Luanci (Ptol. II, 6, 47); Lubaeni (Ptol. II, 6, 48); Luggones (Ptol. II, 6, 33); Narbasi (Ptol. II, 6, 49); Nemetati (Ptol. II, 6, 41); Ornaci (Ptol. II, 6, 32); Paesici (Ptol. II, 6, 5; Plin. III, 28, IV, 111); Quarquerni/Querquerni (Ptol. II, 6, 47; Plin. IV, 111); Saelini (Ptol. 2,6,34); Seurri/Seurbi (Ptol. II, 6, 27; Plin. IV, 112); Superati (Ptol. II, 6, 35); Tiburi (Ptol. II, 6, 37); Turodi (Ptol, II, 6,40)]; sino también, a través de la epigrafía antigua [Las fuentes epigráficas recogen a los: Aebisoci/Aeboso (nci) (CIL. II 2477; IRG IV 74); Ambimogidus (CIL II 2419); Ancondei (CIL II 2520); Bibali (CIL II 2477; 2475 (Biba (l) us); Cabarcus (CIL II 5739); Cileni (C.I.L. II 2649; EE. VIII 132: Cilin(us); IRG 120 Cilenus); Coelerni (CIL II 2477; IRL 29 Coelernae; AF 1972 382: Coelerni); Copori (CIL II 5250=IRPL 34: Princeps Co (porum); CIL II5250= CM León 21, nº 13a: Copori); Equaesi (CIL II 2477=CM Zamora II: Equaesi; IIAE 899: Equaesi; IIAE 1347=ILER 2867: Equaesus); Gigurri (CIL II 2610: Gigurro Calubrigense); Interamici (CIL II 2477; CM León 90: Interamicus; RIVAS FERNÁNDEZ B. Aur., 3, 1971, 79-83 Res Plublica/Int(eramicorum)); Limici (CIL II 434=204 9 (CIL II 827 = 4215: Limico, CIL II 2477: Limici; 2496: Lim/i(c)us; 3034: Lim(i)cus; 5953: Limicus; 4963(1) = 6246(y) =A Port. 28; 1928-9; 213 nº 1 LUZÓN, en Huelva, n. 38 a 63: Limicus; Cm Cáceres 211: Limic(us) 2516: Civitas/Limicorum; IRG IV1: (L) ari (bus) civita(tis/Li) m (icorum)); Ornaci, prob.Val de Ornaci, arciprestado de Valduerna (CIL II 2a633 Tabula hospitalis de Astorga = 2633); Quarquerni (CIL II 2477), Supertamarci = Trastamara(CIL II 5081); Tamagani (CIL II 2477; IRG IV 66); Trasanci (PENA, Atenea, 1992); Zoelae (CIL II 2633; 2651; 5684)] nos han llegado los nombres de estas trebas ou tribus da Gallaecia fragmentariamente aunque este hecho carece de importancia pues podemos reconstruir prácticamente en su totalidad -lo ha hecho, como dijimos con éxito, el mencionado naronés, Alexandre PÉREZ VIGO- y recomponer cabalmente en su geografía los territorio políticos celtas prerromanos o trebas, por nosotros definidos y distinguidos también para la Galicia Costera en 1995, y no nos estamos refiriendo a los pastiches al uso en la actual historiografía gallega- a través de las descripciones y deslindes que figuran en las abundantísimas fuentes altomedievales gallegas [“A chegada de Martiño de Dumio e a conversión de Teodomiro modificaron as cousas replantexandoas dun tirón (a 569, Concilio Lucense) dende a cúspide da cadea vasalática” creandose dous circunscripcións con sede en Braga, o conventus juridicus Bracarensis e o Conventus Lucensis, e asemade o conventus Asturiensis que pasa a Lugo”.
    VIII Ad lucense: Luco civitas cum adjacentia sua, quod tenent comites undecim, una cum Carioca, Sevios et Cavarcos.
    VIII Ad Auriense: Letaos, Bival, Palla Auria, Verugio, Bivalos, Teporos, Geurros (=Iutres no L.F.) Pincia, Cassavio, Vereganos Senabria et Calapacios (=Cabazas no L. F.) maiores.
    X Ad Astorica: Astorica, Legio, Bergido, Petra Speranti, Comanca (=Colanca no L. F., Ventosa, Mourelle (=Murelle no L.F.) antes da chegada dos mouros confirmando as teses de Isidoro Millán) Superiore et Inferiore, Senimure (=Senure no L.F.), Fraucelos (Fraugellos no L.F.) Pesicos.
    XI Ad Iriense: Morracio, Salinense (Saliense no L.F.), Contenos, Celenos, Metacios, Mercia (Mercienses no L.F.), Pestemarcos, Coporos, célticos, Bregantinos (Brecanticos no L.F), Prutencos (Prutenos), Prucios (Plucios no L.F), Besancos (Besaucos no L.F.), Trasancos, Lapatiencos (Lapaciencos) et Arrós.
    XII Ad Tudense ecclesias invicino: Tueredo, Tabuleda, Lucoparre, Aureas, Langetude, Carisiano, Marciliana, Turonio, Celesantes, Toruca. Item pagi: Aunone (Dunone no L.F.), Sacria, Erbilione, Cauda, Ovinia, Cartase.”
    Según el Cronicón Iriense que a pesar de su tardía redacción se fundamenta en antiguas y fiables fuentes “Miro tomó bajo su dominio a Braga y reunió el Concilio Bracarense segundo, donde acudió Andrés en el año 610. y Miro puso bajo su Sede Iriense las siguientes diócesis a saber: O Morrazo, Salnés, Moraña, Caldas, Montes, Meta, Merza, Tabeirolos, Valga, Louro, Nemancos, Vimianzo, Seaia, Bergantiños, Faro, Escudeiros, Dubra, Montaos, Nendos, Pruzos, Bezoucos, Trasancos, Labacengos e Arros, y otras de las que se tiene mención en los cánones “ [...] et Mirus cepit Bracaram et fecit concilium Bracarensem sedundum, ubi Andreas fuit, in era DCX Et Mirus sedi sue Hiriensi contulit dioceses, scilicet: Morracium,Saliniensem, Moraniam, Celenos, Montes, Metam, Merciam, Tabeyrolos, Velegiam, Hour, pistomarcos, Amaeam, Coronatum, Dormianam, Gentinas, Celticos, Barchalam, Nemarcos, Vimiantum, Selagiam, Bregantinos, Farum, Scutarios, Duuriam, Montanos, Nemitos, Prucios, Bisacos, Trasancos, Lavacencos et Airos, et alias que in canonibus resonat.[…] ” Transcripción e notas de Manuel-Rubén García Alavarez, Memorial Hisatórico Español, (R.A.H.), Tomo L. Madrid. 1963. Cf. A. PENA: Un matrimonio entre a Terra (Treba) e a Deusa Nai (Mater)”; in Anuario Brigantino para 1994, pp. 74-76”].

    CONCLUSIONES: CELTA ADSCRIPCIÓN CULTURAL Y PERVIVENCIA DEL TERRITORIO POLÍTICO
    Antes de abordar el problema de su distribución geográfica y de mostrar el camino metodológico que debía seguirse para su correcta reducción, pasamos en 1992 a establecer el carácter institucional y la adscripción cultural de los Territorios Políticos.
    El territorio político conoce como en todo el mundo céltico y aún indoeuropeo, en el NW dos disímiles nombres para una misma cosa, usando ora la voz Treba, la Casa, en el sentido de la soberanía doméstica clientelar ejercida sobre la población, las gentes de la tribu o territorio político autónomo celta, ora la voz Toudo *tewta, túath, touto, etc. En la Edad del Hierro, el común, el pueblo, las gentes, proclamaban indistintamente con ambos términos Treba, “Tribu” y Toudo, “Pueblo”, un verdadero protoestado. Este sistema articulativo territorial en unidades políticas demarcadas básicamente es céltico y está plenamente conformado si no ya en el Neolítico Atlántico, al menos en el primer Bronce Atlántico Europeo.

    Una retícula de castros, castella o domi, excediendo en ocasiones muy generosamente el medio centenar, configuraba en el seno de la treba una sucesión de verdaderos cautos jurisdiccionales o casas nobles, ex pari, iguales en jerarquía y fama, ligándose estos castros entre si por lazos parentales y vecinales, y, sobre todo, porque estaban verticalmente sujetos todos ellos, por los enlaces y nudos establecidos en un complejo armazón clientelar, al princeps de la Treba, del Toudo, del Territorio Político o Terra [A. PENA: 1991 obra citada p. 115-127; 1992 obra citada p. 33-48.]
    El Territorio Político, la Treba, la Tribu, la Terra, el Territorium, el Comissum, etc., cuna y sustancia de la comarca gallega, pese a ningunearlo, sin duda por descuido, la política territorial de la Xunta de Galicia de estos ultimos años –esperemos a ver si la cosa cambia-, políticamente se concebía ante todo como un amplio espacio jurisdiccional, con 130 Km. cuadrados por término medio a título estimativo. Este territorio sin variar substantivamente ni sus límites ni sus usos y costumbres internos, a lo largo de los siglos, en miles de años, fue empero acogiendo sucesivos nombres, así, según unos y otros autores y geografos de la antiguedad, recibió durante la dominación romana el gracioso calificativo de civitas, de populus, de respublica, términos todos ellos alusivos claro está a un mismo objeto institucional, siendo incorrecto interpretar, como aún algún anticuario, y anticuado, viene haciendo todavía, el paso de una denominación a otra, como indicio de un estructural cambio suscitado desde fuera del sistema articulaivo, Celta, por una supuesta acción administrativa aculturadora del Imperio Romano.
    Ocupando la misma superficie, y encerrada en los mismos marcos que tienen las comarcas tradicionales gallegas como la Terra de Labacengos (Lapatiancos) o la Terra de Nendos (Nemitos). El territorio político, con su indivisible entramado molecular segmentado en pequeñas unidades espaciales, domi seu dominia dominorum, es al cabo la suma de jurisdicciones, de todos esos internos espacios domesticos jurisdiccionales acotados: los castros, castella, vici, pagi, uillae o domi, únicos hábitats conocidos en la Treba celtoatlántica de Gallaecia.
    Tal procedimiento organizativo devino incólume hasta la Edad Media de la mano de las Terrae o las Territoria , con todo su armazón y su estructura institucional procedente de la Edad del Hierro intacto. Los gallegos podemos estar orgullosos de haber conservado en muchos casos su antigua denominación es este el caso de la mencionada Terra de Labacengos (Lapatiancos), de Bergantiños (Brigaecini), de Arrós (Arroni ou Arrotrebae), de Caldas (Celeni), de A Limia (Limici), de Valdeorras (Val de Geurros – Gigurri -), etc., nombres todos ellos que, con otros muchos, perdurarían hasta finales del siglo XII con la incólume dúplice estructura organizativa religiosa y con la incólume dúplice estructura organizativa política que visitamos. Un mariñán, un bergantiñan, o un da limia entende o que digo, e para mín, abonda.
    Análogamente a lo que sucede en los otros pueblos indoeuropeos, el sistema acumulativo-articulativo de los Territorios Políticos Celtoatlánticos, hay que dimensionarlo en el contexto de una religión celta (Blanca GARCÍA FERNÁNDEZ-ALBALAT fue pionera), de una lengua celta (Antonio TOVAR, Eulogio LOSADA BADÍA y Jurgen UNTERMANN fueron pioneros) y de unas instituciones sociales políticas y económicas (Andrés PENA GRAÑA) celtoatlánticas.
    Reflejada en la acción de gobierno ejercida en estos espacios privados, afectando a todos los grados de la sociedad, por un noble y un alto sacerdote al frente de hombres armados y de lugareños granjeros que conllevan con las mujeres el coraje, el cuidado de la tierra y la protección del ganado, perviviendo el sistema en Galicia sin grandes cambios hasta comienzos del siglo XIII, la soberana función clientelar celta descrita por Diodoro (Diodoro Sículo V 32) y por César, invadiendo todas las esferas de la sociedad, se deja observar en las trebas o civitates del Atlántico insular prenormando, denotadamente en las Terrae o Territoria de Galicia, porque a diferencia de lo que sucedió, afectando a las instituciones celtas, en otros ámbitos atlánticos, como Irlanda, y el común de las Islas Británicas, Galicia no fue ocupada por los invasores Normandos.

    BIBLIOGRAFÍA
    PENA GRAÑA, Andrés (1991): NARÓN, UN CONCELLO CON HISTORIA DE SEU, vol. I. Ed. Sotelo Blanco.

    - (1993): NARÓN, UN CONCELLO CON HISTORIA DE SEU: A TERRA DE TRASANCOS OLLADA DENDE OS MOSTEIROS DE SAN MARTIÑO DE XUVIA E SAN SALVADOR DE PEDROSO NA IDADE MEDIA vol. II. Ed. Concello de Narón.

    - (2003): A ORIXE DOS COUTOS, DAS BANDEIRAS E DAS XURISDICCIÓNS DE GALICIA. NARÓN, VEXILOLOXÍA E HERÁLDICA. Ed. Concello de Narón

    - (2004): SANTA MARÍA MAIOR DE O VAL, NARÓN: UNHA PARROQUIA CON CELTAS REMINISCENCIAS NA TERRA DE TRASANCOS. Ed. Fundación Terra de Trasancos.

    - (1995): NARÓN, UNHA HISTORIA ILUSTRADA NA TERRA DE TASANCOS (Eva MERLÁN BOLLAÍN, Andrés PENA GRAÑA, Alfonso FILGUEIRA LÓPEZ, aut) Bahía Edicións.


    -(marzo de 1993): “IN EA ORA PRIMUN ARTABRI SUNT ETIAMNUM CELTICA GENTIS”, in LABOR GALEGO.

    - (1992) “Treba ou Territorium, Proposta para a análise da pervivencia e desenvolvemento dun arcaico e sólido modelo de Artellamento Territorial e Institucional da Gallaecia Antiga ao longo da Romanidade e da Xermanización” in Galicia da Romanidade á Xermanización. Problemas Históricos e Culturais, Encontro Homenaxe a Fermín Bouza Brey. Museo Do Pobo Galego, Instituto De Estudios Galegos Padre Sarmiento, USC, Ed., Santiago, pp. 41-59.

    - (1995): “TREBA, TREBOPALA, E OENACH FORUM: UN REXISTRO ARQUEOLÓXICO DAS INSTITUCIÓNS DOS TERRITORIOS NO NOROESTE PENINSULAR NA IDADE DO FERRO” in ACTAS DEL XXII CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOXÍA DE VIGO, noviembre de 1993, vol II, pp 159-164.

    - (enero de 1995): “O BERCE DUNHA INSTITUCIÓN NA IDADE MEDIA”, in A NOSA HISTORIA.

    - (septiembre de 1995): “TERRITORIO E CATEGORÍAS SOCIAIS NA GALLAECIA ANTIGA. O MATRIMONIO ENTRE A TERRA “TREBA” E A DEUSA NAI “MATER”, in ANUARIO BRIGANTINO 1994, nº17, pp. 33-80
    - (1999) "Territorios Políticos Autónomos de la Antigua Gallaecia" in Actas do Iº Colloque Internacional Les Celtes et La Penínsule Ibérique 6-7-8 Novembro 1997Les Celtes et La Penínsule Ibérique. UBO, Tríade, Ivon Cousquer, Helios Jaime et Robert Omnès Ed. [= (1999): "Notas sobre la Organización Institucional Celta en los Territorios Políticos Autónomos (Trebas) de la Antigua Gallaecia" in Os Celtas Da Europa Atlántica (=Actas Do Iº Congreso Galego Sobre Cultura Celta, Ferrol 1997, pp 111- 160]

    - (2001): “ESTATUAS DE GUERREIROS GALAICOS CON SAIOS DECORADOS”, in ANUARIO BRIGANTINO 2000 nº24, pp. 39-58

    - (2004 2ª firma, en colaboración con Mª Jesús CARRERA ARÓS, 1ª firma): "CONSIDERACIONES SOBRE LA CASA CASTREXA CON BANCO CORRIDO", in ANUARIO BRIGANTINO 2003 nº26, pp. 113-132

    -(2005) “Cirimonias Celtas de Entronización Real na Galiza”, in ANUARIO BRIGANTINO 2004 nº 27, pp. 117-160




















  4. #4 elpater 04 de abr. 2008

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  5. #5 jfca 05 de abr. 2008

    Unas veces son los celtas y otras el reino suevo o el medieval....en el fondo no nos perdonan que tuviesemos que reconquistarlos y siguen en la luchab fraticida castllano leonesa. Ya anularon y castellanizaron a León y a Asturias, ahora le toca a Galicia que es lo que queda del reino leonés, y a Cataluña, reducto del aragonés.


    Los dos últimos párrafos del anticuado artículo (más por las tesis que lo sostienen) son clara conclusion y declaración politica del autor. Me dejó claro que solo busca polemizar y no contrastar o investigar el tema.   

  6. #6 elpater 06 de abr. 2008

    Lo que me pregunto, Beturio, es si (dejando aparte el aspecto lingüístico, que ahí supongo que han conseguido delimitar bien el campo de aplicación) "celta" es hoy algo más que una palabra confusa que poco o nada aporta al conocimiento del pasado, y no me refiero a las grandes generalidades, sino a los aspectos concretos.

    Sigo remitiéndome al artículo de González Ruibal antes citado, porque me parece que pone el dedo en una buena parte de las llagas abiertas al respecto:

    "¿Existen los celtas? Les llamemos como les llamemos,
    yo creo en los celtas de “larga duración”
    que define Barry Cunliffe (2003: 139-41), en una
    magistral síntesis de la protohistoria de la Europa
    templada. Ahora bien, lo que demuestra su descripción
    es que lo “celta”, en realidad, significa mucho
    y nada, que se trata de una denominación convencional
    para hacer referencia a una serie de complejos
    y largos procesos históricos que tuvieron lugar
    en el occidente de Europa a fines de la Prehistoria.
    Demuestra, también, que las preguntas verdaderamente
    interesantes no se encuentran en la “celticidad”
    de los celtas, es decir, en buscar coincidencias
    atribuibles a un fondo común entre pueblos supuestamente
    celtas, sino en cuestiones como el contacto
    y el intercambio entre los grupos de la Prehistoria
    tardía, el papel del mar como integrador de comunidades
    distantes, la distribución del conocimiento,
    las costumbres y la lengua, el mestizaje cultural, la
    diáspora, las culturas de elite y los discursos del
    poder, las relaciones entre el Mediterráneo y la Europa
    templada, la construcción y la percepción del
    Otro, las longues durées y el tiempo episódico...
    Resulta que estas preguntas sí le interesarían a un
    historiador o a un antropólogo."

    "Los celtas, en fin, existan o no, vengan de donde
    vengan, me parecen un concepto epistemológicamente
    inútil y confuso, que nos distrae de las cuestiones
    antropológica e históricamente significativas
    y que separan a la arqueología de la Edad del Hierro
    del desarrollo teórico y metodológico general
    de la disciplina, al hacerla girar continuamente en
    torno a las mismas y específicas cuestiones. Éstas
    se centran en un fantasmal y cuasi inalcazable
    mundo del espíritu, en vez de atender a “lo sensorial
    del mundo de la vida”, que, como bien señala
    Bermejo (2004: 119), debería ser la preocupación
    principal de los arqueólogos.
    Quizá no sea casual que la renovación de la arqueología
    británica de la Edad del Hierro haya venido
    pareja al abandono del término celta, gracias
    a lo cual se han podido pensar different Iron Ages
    (Hill y Cumberpartch 1993)."

  7. #7 jeromor 07 de abr. 2008

    Elpater:


    Yo vivo en la Comunidad de Madrid en donde se conserva un escaso fondo toponímico (unos 100 topónimos hispanoceltas), en donde no se conserva ninguna inscripción que no sea en latín y sin embargo nadie se plantea que los carpetanos no fueran celtas. ¿Cúal es la diferencia? ¿El habitat disperso? ¿La forma de las casas?

  8. Hay 7 comentarios.
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