Autor: soliman
sábado, 06 de septiembre de 2003
Sección: Exposiciones temporales
Información publicada por: soliman
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ISLAM COMO RELIGION

Constituye un hábito de nuestra mente el interpretar fenómenos nuevos con parámetros viejos y ya conocidos. Como todo hábito, esto supone un actuar de forma casi automática diríamos, sin darnos cuenta que tal vez el fenómeno que tengamos delante precisa de un nuevo posicionamiento frente a lo observado.

Dentro de los hábitos de nuestra mente es sin duda el de "traducir" conceptos y términos de otras culturas a la nuestra algo que hacemos a diario sin percatarnos de las trampas y los errores que ello conlleva, pues damos por sentado que todo hombre en cualquier espacio geográfico y en cualquier época histórica, ha seguido y sigue nuestros mismos parámetros de comprensión de la realidad que le rodea, craso error sin duda alguna. No dejamos dentro de nuestra mente un espacio para percibir realidades, modos de vivir y entender la realidad completamente diferentes al nuestro; el abrirnos a lo nuevo, a lo desconocido, a aquello que no tiene un "nombre", porque no casa con nuestros esquemas de pensamiento de la realidad, es no ya un ejercicio sano para la mente, sino una condición imprescindible para entender al "otro", entendido tanto en el ámbito de nuestras relaciones personales como sociales. El lenguaje se revela así, más que como un medio para la comprensión entre los seres humanos, como un velo que se interpone entre los hombres, cuando no un medio para la confusión y el dominio de una cultura sobre otra, encorsetando dentro de viejos e inadecuados conceptos algo que le es totalmente ajeno. Pongamos un ejemplo claro y sencillo de lo que hasta aquí hemos dicho; es evidente que si queremos estudiar Informática tendremos que aprender un lenguaje nuevo, un lenguaje que nos posibilite un entendimiento de una nueva realidad de comunicación, cual es el ordenador, a nadie se le ocurriría estudiar para ello Gramática, con en el pretexto de que al fin y al cabo esta se ocupa también del estudio del lenguaje y por tanto de la comunicación. Con este sencillo ejemplo pensamos que se pone de manifiesto, la necesidad de acotar y definir los campos en los cuales son válidos nuestros bagajes intelectuales y emocionales, y no aplicarlos allá donde no tienen cabida. Todo esto, claro está, requiere de una seriedad, de un compromiso de nosotros mismos por aprender del "otro", y una intención sincera de acercamiento a otras formas de entender la realidad, si ello no es así nos quedaremos en el ámbito de las meras extrapolaciones, de las traducciones fáciles y al uso, y todo ello para sentirnos seguros y satisfechos de que al fin y a la postre "todo es igual, pero con otros términos", solución fácil y ramplona que nos evita todo cuestionamiento sobre nuestras más profundas convicciones que hasta ahora veníamos manteniendo acerca de nuestra manera de estar y entender el mundo. Es por ello que quien pretenda acercarse a algo nuevo debe emprender su acercamiento con la misma actitud de candidez y sencillez con la que lo realiza un niño al contemplar algo nuevo, algo que le es ajeno a su corto bagaje. El niño cuando contempla una flor nueva no está mediatizado por otras que ya conoce con anterioridad sino que con asombro y curiosidad por aprender, la observa, la toca, le da una y mil vueltas hasta que pasa a formar parte de su acerbo como ser humano; es esta actitud la que nos lleva al conocimiento y a la "aprehensión" de nuevas realidades.

Consideramos que esta introducción es necesaria para aproximarnos al Islam como hecho religioso, algo que la inmensa mayoría de la gente da por sentado; sin embargo, y así lo esperamos, al final del artículo tal vez algunos de aquellos que así lo pensaban empiecen a cuestionárselo: es éste y no otro el motivo del presente artículo, poner en duda si el Islam puede o no ser catalogado como una Religión. Para dirimir esta cuestión tendremos sin lugar a dudas que explicar que se entiende por Religión, algo que también todo el mundo da como sabido, pero que rara vez reflexionamos sobre el sentido del término, y tal vez alguien compruebe con gran asombro que las cosas no estaban tan claras como parecían estarlo.

Vamos a afirmar algo en lo que todo el mundo asentiría sin ningún problema, y es que el Cristianismo debe ser entendido como una Religión; nadie tendría reparos en admitir semejante afirmación, es más podríamos decir que es la "única Religión". Tal vez aquí ya no estemos de acuerdo todo el mundo, y muchos preguntarían qué es entonces el Islam mismo, el Judaísmo, el Budismo, etc. Es por ello por lo que vamos a ver cuál es el significado del concepto de Religión, y si el Islam se adecua a estos parámetros, y que cada cual saque sus conclusiones. Para ello nos vamos a basar en una autoridad eclesiástica que nadie pondrá en duda: Tomás de Aquino. Vamos a entresacar algunas citas de su obra "Suma Teológica", y veremos que hay de relación en ello con el tema que nos ocupa.

Tomás de Aquino afirma que "religión significa unirnos a Dios, en primer lugar por la fe, cuya confesión es el culto de latría dado a Dios....con todo, la fe se identifica con la religión en cuanto que la fe es causa y principio de la religión". Uno de los comentadores a Tomás de Aquino dice que "en esta perspectiva se advierte cómo el dar a Dios el culto debido es un deber y un derecho de cada persona y de la sociedad". Este mismo comentador nos dice que el "el culto, según Tomás de Aquino, consiste en ofrecer algo a Dios". Más adelante sigue diciendo la Suma Teológica "...pues a Dios es a quien principalmente debemos "ligar-nos"... a Dios debe tender sin cesar nuestra elección como a fin último, perdido por negligencia al "pecar".

Se podría seguir extrayendo muchísimas más citas de la obra pero la extensión del artículo nos obliga a reparar en unas cuentas, que a nuestro entender explicitan bastante adecuadamente qué es una religión, basado además en un autor de tanto prestigio como es Tomás de Aquino.

Si leemos atentamente lo dicho hasta aquí podemos sacar varias conclusiones, a saber, la existencia de un Ser supremo al que se le asigna el nombre de Dios, al cual debemos de religarnos por una serie de actos rituales cuyo fin último es la reparación de un acto de afrenta cometido contra ese Dios y al cual se le llama pecado, todo ello basado en un acto de fe, y se podría agregar que administrado todo ello por un cuerpo sacerdotal que detenta el poder y el conocimiento sobre el resto de los mortales. Es una característica de la religión el establecer una dicotomía entre lo "humano" y lo "divino", entre lo "sa-grado" y lo "profano", entre la "carne" y el "espíritu", entre "Dios" y el "mundo". Se constituye así Dios en el Ser supremo por antonomasia, en un ente separado de la creación a la cual gobierna desde un cielo empíreo, y al cual debemos religarnos.

Tenemos así un mundo perfectamente diseñado, donde Dios ocupa el vértice de la pirámide, por debajo un cuerpo eclesial o sacerdotal, jerarquizado a su vez en varios niveles, y en la base de la pirámide el resto de los mortales. Esto y no otra cosa es la Religión.

Como ya escribiera René Guénon, el hecho religioso es algo propio de Occidente y en ninguna otra cultura podemos encontrarlo como tal. Vamos a ver que así es en el caso que aquí nos ocupa, el Islam.

No podemos definir qué es el Islam, porque sencillamente es indefinible, tal vez podamos definirlo en términos negativos de "lo que no es Islam", y así al menos no nos confundamos. En el artículo que nos ocupa, " El Islam como Religión", a poco que alguien se adentre en el Islam, irá comprendiendo que no reúne ninguno de los parámetros religiosos arriba definidos. No se puede hablar de un dios, como de un ente, o de un ser, al que el hombre deba religarse, puesto que en la lengua árabe no existe esta posibilidad de expresión lingüística desde el momento en que no existe el verbo "ser" como tal, por lo que no podemos articular un discurso en torno ni al "ser", ni al "no-ser", el concepto de "teos", dios, pertenece a otras lenguas, a otras culturas, diferentes a la semita, cuna del Islam. El vocablo que se ha venido mal traduciendo como Dios, Allah, en nada tiene que ver con aquél; este tema de por sí ya podría constituir objeto de otro artículo, por lo que solamente vamos a dejarlo apuntado, puesto que Allah es impensable, indefinible, inimaginable, inasociable, inabarcable, y todas cuantas definiciones en "negativo" se le quisieran añadir. Dice el Corán "Di: Allah Uno, no ha engendrado, ni ha sido engendrado, y no hay nada que se le asemeje"; si no hay nada que se le asemeje ¿cómo elaborar una Teología, un tratado sobre Allah?.

Si este punto pudiera ser el que más confusión produjese, no hay lugar a dudas de que en el Islam no hay cabida para un ser humano "pecador", mortificado por un sentimiento de culpa que hay que redimir, antes bien es el "califa" de la Creación, en la cual ha sido creado para disfrute de la misma, no necesitando crear un "mundo divino" y un "mundo humano" pecaminoso y aborrecible; el musulmán no necesita "divinizar" algo para respetarlo, puesto que para él, la Creación toda ella, es expresión de la Voluntad Creadora de Allah. No hay en todo ello una clase sacerdotal encargada de redimir al ser humano, porque no hay nada de lo que redimirlo. La Creación para el musulmán es todo un Signo Claro, dice el Corán, para que el Hombre lea en ella, un Libro abierto para todo aquél que quiera leerlo, ¡que lejos está esta visión de la Creación como algo repudiable, lejos del ámbito inmaculado del "espíritu"!, no caben ni por asomo estas categorías occidentales dentro del Islam. El mundo religioso es un mundo de conceptos donde todo está compartimentado, el mundo del Islam es dinámico como la vida misma, no se deja reducir a categorías donde todo está separado, reducido a valores absolutos, el bien y el mal, dios y el diablo, lo divino y lo profano, y un sinfín de conceptos que rompen al hombre, lo aíslan del universo que lo rodea, donde "hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios"; nunca mejor una frase ha expresado la visión que de su existencia tiene el hombre religioso, donde una cosa es el ámbito de lo profano y otra el ámbito de lo divino. La exigencia de la extensión de lo que es un artículo nos obliga a detenernos aquí, y sólo nos resta volver a la pregunta con la que iniciábamos esta pequeña reflexión, ¿queda espacio para el Islam como Religión?

Relacionado con: AL PRINCIPIO FUE EL VERBO...

Más informacióen en: http://www.islamyal-andalus.org


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