Autor: Brigantinus
lunes, 24 de marzo de 2008
Sección: Leyendas
Información publicada por: Brigantinus
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Breogán, Hércules, la Torre y los Milesios.

Suprimido.

 

 


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Comentarios

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  1. #1 Corgo 21 de jun. 2006


    Para la Torre y su espejo mágico me permito sugerir un par de trabajos que citan textos antiguos, medievales y modernos:
    Juan J. Moralejo, “De Griegos en Galicia”, en EPIEIKEIA. Studia Graeca in memoriam Jesús Lens Tuero. Homenaje al Profesor Jesús Lens Tuero. Edd. M. Alganza, J.M.Camacho, P.P.Fuentes, M.Villena Ponsoda, pp. 327-358, 2000, Athos – Pérgamos.
    Carracedo, “La torre de Cádiz: un monumento de la antigüedad clásica en textos medievales”, Euphrosyne N.S. XIX, 201-230, 1991.

    Además quiero hacer homenaje a una excelente monografía, que, aunque las comparaciones son odiosas, destaca sobre cosas de más escapatrate y menos sustancia en la historiografía gallega de XIX y XX: TETTAMANCY, F., La Torre de Hércules. Impresiones acerca de este antiquísimo faro bajo su aspecto histórico y arqueológico. 1931. La Coruña, Librería arenas, 1991.

  2. #2 elpater 21 de jun. 2006

    Vaya, Sr. Giannini. Siento haber creado falsas expectativas con mi respuesta a lo del tesorillo.

    En realidad pensé que la cosa había quedado clara con el mensaje del Sr. Erre Uve, que copio para su relectura:

    "Cuentas las malas lenguas que se hacían novatadas a los imberbes durante las excavaciones, como hacer encontrar un tesorillo de monedas de oro... del IV Centenario de María Pita. Y hacer subir corriendo a dar cuenta del maravilloso hueso-cerámica. Estos arqueólogos...."

    Y comento: las "malas lenguas" son, básicamente, las del señor Erre y las del señor Uve, coincidentes en que habitan en la misma cavidad bucal. Y bien que sabe dicho señor de lo que habla puesto que, siendo imberbe como él dice, fue víctima de la tradicional coña que se le juega al catecúmeno en su primera excavación: colocar algo vistoso y claramente falso bajo una capita de tierra en la zona donde excava. El alborozo del primerizo con su hallazgo (una moneda, un hacha neolítica falsificada -tal se le colocó a una moza en Dombate, y Pepe "el Selta" la catalogó como de tipo Guinness, fase Smithwiks-, lo que sea) es inenarrable; recibe felicitaciones y parabienes de todos, etcétera. Hasta que alguno no puede más y empieza a deslomarse de risa, lo que suele ser contagioso. Con la carcajada general, a la que se suma gustoso el iniciando, se termina la coña y se vuelve al tajo. Supongo que son cosas del pasado, y que la profesionalización de la actividad dio al traste con este tipo de juegos.

    Pues eso: el señor Erre Uve era un magnífico postadolescente (hoy es un estupendo ejemplar de adulto joven), listo como un ajo, que se debatía entre enfocar su vida profesional hacia la arqueología o hacia la ingeniería. Como emprendedor (palabra con la que ahora el neoliberalismo pretende pintar de blanco la fachada de la más prosaica "empresario") en el buen sentido que era y espero siga siendo, vino a hablar con nosotros por si le dejábamos colaborar en los trabajos de campo, a ser posible rotando entre las diferentes tareas: excavación, dibujo, lavado, siglado, todas esas cosillas. Y así se hizo. El resultado fue excelente. Tanto, que el señor Erre Uve decidió hacerse ingeniero. Creo que todos guardamos un excelente recuerdo de esos días en los que convivimos con una mascota humana de unos dieciséis años que curraba como un loco (locos nos volvía con sus preguntas no siempre fáciles de responder) y supo hacerse querer por todos. De casta le viene al galgo.

    Me dejaba el tesorillo. Salvo error, estuvo compuesto por unas cuantas monedas de ceca coruñesa y año de acuñación bien conocido: 1989. El motivo de la acuñación, la celebración del cuarto centenario de la gesta de María Pita. Las monedas se acuñaban contínuamente a maquinillo creo que durante una exposición de monedas de ceca coruñesa de la de verdad. Quedaron, claro, como objeto de recuerdo (también se difundieron en un sobrecito pegado a la solapa interior de un libro sobre la ceca coruñesa que publicó la editorial arenas; supongo que todavía habrá ejemplares en el mercado) y para cachondeo de arqueólogos novatos :-)

    Lo de contestar con más calma era, y aprovecho ahora a ver si el señor Erre Uve lee esto, porque lo del "maravilloso hueso-cerámica" no lo recuerdo. Supongo que es otra coña por el estilo, pero tengo el cabezolo en blanco.

    Y ése es el famoso tesorillo de cuya mención tenía usted que salvarme o algo así :-)

    Dejémoslo en pecados de juventud, divino tesoro (o tesorillo).

  3. Hay 2 comentarios.
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