Autor: Juan Prada Bécares
martes, 26 de noviembre de 2002
Sección: Artículos generales
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VASCOS I. Una epopeya que se está olvidando.
Conferencia pronunciada en la Asociación de Estudios Humanísticos
el 11 de Junio de 1999 y complementos subsiguientes.
DIASPORA IBERICA DEL NORTE
LA GRAN MARCHA MULTITUDINARIA
Diversos grupos de emigrantes procedentes del Este, Oeste, Sur y Levante de la Península Ibérica y del Norte de Africa, principalmente, gentes que, en muchos casos, habían sido objeto de represalias y aniquilamientos por haberse comprometido en las enconadas revueltas que se produjeron, durante muchos siglos, en toda la Península Ibérica, en contra y a favor de los invasores cartagineses y romanos y, finalmente, frente a la dominación romana establecida, siendo víctimas del afianzamiento de ésta, realizaron una marcha de amplio alcance, un gran repliegue, hacia los confines septentrionales de la civilización, hasta que su vanguardia quedó detenida en el área de trasposición de los Pirineos en la parte orienta¡ del mar Cantábrico.
No eran oriundos de las tierras en que llegaron a encontrar refugio definitivo, ni se convirtieron en vascos o euskaldunes hasta entonces, por que tales nombres descriptivos se los dieron a si mismos, como inmigrantes, constatando su acogida, bajo la protección de los reinos de Castilla y de Navarra, a los beneficios que se les concedieron para que repoblaran las áreas en que ahora viven sus descendientes, los descendientes de las familias que facilitaron su amparo y otros coinmigrantes.
No tenían buenas relaciones entre sus núcleos o tribus, ni hablaban un idioma, sino más de trescientos dialectos de tronco ibérico, con diferencias que no les permitían entenderse fluídamente entre ellos.
Aunque mantenían costumbres, juegos y tradiciones diversas, carecían de documentos acreditativos de sus particulares procedencias. No conservaban recuerdo de los lugares de que habían salido sus ancestros, lo que, con los desarraigos, no ocurre en la segunda o tercera generación, sino por encima de la décima (trescientos años, por lo menos) y, consecuentemente, no tenían títulos de bienes reivindicables en ninguna parte, ni jefes representativos de alguna estirpe común, en sucesión continuada. Sus orígenes se habían borrado de su memoria, por haber viajado con lo puesto (como los antiguos griegos y a diferencia de los judíos, siempre conservadores de sus señales de identidad), tanto involuntario como voluntariamente.
Emigraron involuntariamente, a la fuerza, en cuanto fueron arrasadas sus propiedades en los choques que se producían en unos tiempos en que muchas batallas terminaban con decenas de miles de muertos ibéricos, cartagineses y romanos y acuchillamientos masivos de los habitantes de las poblaciones conquistadas, con avances y retrocesos militares de miles de kilómetros, por Iberia y desde Iberia a Italia, Africa y Oriente.
Emigraron voluntariamente, cuando el desarrollo político romano-ibérico e ibérico-africano, determinó la prosperidad de los dominadores y de cuantos se sumaron a su hegemonía y el esquilmamiento de los dominados y sus descendientes, con enormes impuestos y cargas sobre sus tierras, que tuvieron que abandonar, a partir del comienzo de la Era Augusta.
Iban fluyendo por el centro de Iberia, hacia la barrera pirenaica y su parte occidental menos abrupta, asolada por los reiterativos pasos de ejércitos, donde quedaban vestigios materiales de la presencia de otros pobladores ignotos, tales como menhires, dólmenes y pinturas rupestres, de muy anterior realización.
Entraron a participar de un entorno rural y ciudadano donde, como en cualquier otro lugar de Castilla y de Navarra, se han dado leyes y se han formado poblaciones y erigido monumentos que corresponden a la cultura general occidental. La complementación de sus asentamientos definitivos ha sido muy reciente. Su población más importante en nuestros días, Bilbao, ha crecido muy rápidamente, llegando a tener 900 casas con 17.649 habitantes en 1857, 32.734 en 1877, 52.772 en 1887 y 83.306 al comenzar el siglo XX. Los campos ocupados estaban completamente despoblados cuando Don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, por privilegio dado en Valladolid el día 15 de Junio del año 1300, fundó dicho pueblo de Bilbao, que recibió el título de villa y otras ventajas, del rey Alfonso XI, en 1334. El pueblo de San Sebastián, ahora tan próspero y bonito, estaba constituido por dos parroquias y el monasterio de San Sebastián, que pasaron a depender del monasterio de Leyre, en 1014, por decisión de Sancho el Mayor de Navarra. Fue beneficiado, ciento cincuenta años después, por Sancho el Sabio, con un fuero basado en el de Jaca, con ventajas para desarrollar el comercio marítimo. San Sebastián se unió a Castilla en el año 1200 y, como todas las poblaciones vascas de un lado y otro de los Pirineos, puso a disposición del reino castellano importantes contribuciones de barcos para sus fuerzas navales y, seguidamente, para las comunicaciones con América y las conquistas de España en todos los mares y países del mundo.
La densidad de población de la zona, que era muy baja, fue ascendiendo, con las eficaces medidas que se tomaron, para la atracción y el orden de los repobladores precisos, con los beneficios que se les concedieron y les fueron mantenidos por Castilla, hasta llegar a ser muy elevada.
Antiguamente, entre los pobladores de la Península Ibérica, las fuentes históricas romanas, que refirieron sus múltiples correrías guerreras, sus ataques y rebeliones y sus organizaciones locales, comarcales y provinciales, no señalan ningún pueblo vasco en ninguna parte, a pesar de que los campos de batalla se extendieron más allá del Estrecho de Gibraltar, de los Pirineos y de los Alpes, con participación de honderos de las Islas Baleares y tropas númicas en muchas operaciones, siendo ya conocidas las Islas Canarias (a las que quería retirarse Pompelo).
Después de arrasar Calahorra y degollar a todos sus habitantes, habiendo sometido a más de ochocientas poblaciones y ciudades, Pompeyo fundó Pamplona (con el nombre inicial de Pompeiópolis) y, al cruzar los Pirineos por Andorra, Altavaca y Sobrarbe, levantó varios monumentos en las cumbres.
Cuando Julio Cesar conquistó Francia y Bélgica, uno de sus generales, Craso, atacó a los Voconcios (Gascones), que llamaron en su auxilio a los Cántabros, que pasaron los Pirineos con jefes y oficiales expertos y 50.000 hombres disciplinados y valientes, que, al ser derrotados, dejaron más de 38.000 muertos. En el espacio comprendido entre los Gascones y los Cántabros no había pueblos vascos o euskaldunes, ni los podía haber, en tanto y cuanto que tales denominaciones nacieron para designar a los colonos que, en unas épocas mucho más recientes y en unas circunstancias muy diferentes, obtenían hogar y protecciones concretas, en tierras de Castilla y de Navarra, con expedición de beneficios y privilegios legalmente otorgados, fechados y firmados.
Los Cántabros y los Astures, en el año 24 a.J., pusieron en fuga y aniquilaron muchas legiones romanas. En los sangrientos choques, que tuvieron lugar en la Cordillera Cantábrica, hasta al sur de Palencia y Soria, tampoco se hizo notar la presencia de ningún antepasado de los actuales vascos.
Antiguas ciudades de la Península Ibérica, que llegó a tener muchos millones de habitantes, adquirieron gran preponderancia mundial y vinieron a asentarse en ellas numerosas familias judías, sobre todo en Mérida, con la prohibición de volver a Jerusalem o intentar reedificarla. Una administración capaz de controlar a sus inmigrantes de tal forma, cobrando contribuciones e impuestos con detallados controles personales, no se podía olvidar de los vascos, si hubieran existido entonces como tales.
Hispania llegó a ser provincia hermana de Roma, haciéndose extensivas a ella las leyes de la República, por Decreto de Octavio Augusto, del 38 a.J., que perduró en Aragón y Cataluña hasta el siglo XII y en Valencia y Castilla hasta el siglo XIV.
Las épocas de expansión económica y el coste de las campañas de contención de los pueblos fronterizos del norte de Europa, acrecentaron los abusos tributarios.
España, en el amplio sentido de Hispania, incluido el norte de Africa, se puso a la cabeza del Imperio Romano, entonces, como ahora y casi siempre, admirando lo ajeno y despreciando y destruyendo lo propio. Roma tuvo un emperador español, Trajano, con el que los productos españoles se difundieron por todo el mundo conocido, desde la Bética, la Celtiberia y la Lusitania y la Tarraconense, que incluía todo el norte peninsular y Galicia, sin que aparecieran intereses vascos para nada. Precisamente, los intereses de los desbaratados ibéricos, estaban siendo arruinados.
Otro emperador español de Roma, Adriano, que recorrió todo el imperio desde Inglaterra, las Galias, Germania y Africa a Oriente, reorganizó las regiones de Hispania de la Bética, la Lusitania, la Cartaginense, la Tarraconense, Galicia y la Mauritania Tingitana.
La Civilización romana, eliminó sístemáticamente todos los vestigios de la Civilización ibérica que pudo, y pudo mucho, arrasando sus construcciones, monumentos y archivos, hasta profanar las tumbas de los cementerios, rompiendo sus cubiertas y paredes y aplastando hasta los juguetes que se habían guardado con los cadáveres de los niños.
Desde las distintas circunscripciones represaliadas salieron sus supervivientes perseguidos, acosados en su camino hacia las Galias, complicado, históricamente, por las nuevas invasiones que se sucedieron. Hubieran desaparecido totalmente sin la intervención de los reinos de Castilla y de Navarra, que impidieron su masacre, recibieron su rendición y les beneficiaron, con concesiones de ventajas, privilegios y fueros, que, como se dijo antes, atrajeron también a muchos otros pobladores, que se unieron a las tribus acongojadas de gran desplazamiento, en trance de extinción, recelosas entre sí, con una proporción del factor RH negativo de consanguinidad, seguramente muy superior al que se aprecia actualmente en la región.
El comportamiento de Castilla en el respeto de los emigrantes ibéricos, desarraigados de otros lugares por la represión romana, y de cuantos se sumaron a ellos en el disfrute de los privilegios que se les concedieron, para su mejor asentamiento, como inmigrantes, fué siempre serio y generoso y se correspondió con un buen trabajo y grandes hazañas de la población vasca resultante, que exigió a sus señores, el cumplimiento de sus fueros. La incalificable política imperial española posterior dejó a Castilla sumida en la despoblación y la pobreza y a las provincias vascas partidas por el Tratado de los Pirineos.
Aparte de las personas procedentes de los reinos cristianos, que obtuvieron derechos y solares en las zonas vascongadas, y de los inmigrantes más modernos que conservan a sus parientes en otros lugares de España y de¡ extranjero, la mayor parte de los vascos no conservan apellidos ascendentes que puedan orientar de su origen particular respecto de sus posibles puntos de emisión, más allá de las fechas en que se iniciaron las concesiones de ventajas, fueros y privilegios que promocionaron el desarrollo industrial y marítimo de sus poblaciones. Como habían hecho con los lugares por los que pasaron, tuvieron que adoptar denominaciones toponímicas, para designar los lugares a que llegaban, que ocupaban y convertían en su hogar y cuna segura y en paz de sus hijos y en apellidos de familia, en Castilla y Navarra, comenzando así sus ramas genealógicas que, a la inversa, ahí mismo terminan.
Si queremos encontrar, para la generalidad de los vascos, posibles antecedentes de sus perdidos troncos familiares originarios, podemos empezar por relacionar sus variaciones dialectales (que es importante proteger), con los documentos de los idiomas ibéricos en España y Africa, que se están obteniendo, con grandes dificultades. El esquilmamiento de las fuentes históricas nativas de los opositores a Roma y su dominio, sigue en nuestros días y pone, el cumplimiento de nuestro propósito esclarecedor, en los límites de lo imposible.
Si se trabaja con buena voluntad, aún hay tiempo y medios de recuperar maravillosos conocimientos sobre una gran epopeya, que merece figurar entre las más interesantes del mundo. Debemos conservar la memoria de los centenares de dialectos ibero-vascos que han dado lugar a la mayor variedad lingüística que se ha llegado a concentrar en la más pequeña zona de confluencia de la historia de la humanidad. Los caminos que siguieron sus tenaces parlantes, están perfectamente señalados por las descripciones toponímicas que dejaron en el recuerdo de quienes se quedaron atrás.
Las familias que, sin otras conexiones externas, iniciaron su reorganización como vascas o euskaldunas, estableciéndose bajo la dependencia y protección de Castilla y de Navarra, atraídas a la parte oriental de mar Cantábrico, suman expresiones orales múltiples, con muchas variedades idiomáticas, más o menos similares, con diferencias procedentes de sus diversos orígenes, que desconocen. Todavía contaban con unos cuarenta y tres dialectos y cerca de trescientos subdialectos hace unos ciento cincuenta aííos, que variaban de valle a valle, de caserío a caserío e, incluso, en las propias familias, según se iban mezclando los miembros de sus diferentes grupos dialectales y se consolidaba el progreso del comercio, la industria, crecían las ciudades y se les seguían sumando otros forasteros. Los idiomas de gran difusión, el español y el francés, se generalizaron. Resurrección María de Azcue, en su Diccionario Español-Vasco-Francés, hace referencias a 7 grupos dialectales con 147 subdialectos y algunas más variaciones locales. Area de Alta Navarra (AN), 37 subdialectos; Area de Vizcaya, 87; Area de Baja Navarra (BN), 37; Area de Guipuzcoa, 55; Area de Labourde, 16; Area del Roncal, 4; Area de Soule, 11 y modalidades bilbaina, valmasedana, burgalesa y gitana.
Para comprender las intolerancias que se están creando, deliberadamente, entre vecinos de las zonas vascas, hay que revisar una serie de malentendidos sobre los pueblos iberovascos, que buscaron la protección de Castilla y Navarra, y sobre sus descendientes y sus coinmigrantes simultáneos y posteriores.
Políticos desaprensivos están desorientando y haciendo mucho daño a dicha población mixta, también enriquecida por sus miembros que, emigrando a otras regiones y países, volvieron a las provincias vascongadas con sus fortunas o nuevas ideas. Incitan a creer en reivindicaciones absurdas, que muchos gustan oír, aunque no tienen fundamento alguno.
En todos los medios de comunicación se habla de:
UNA LENGUA 0 UN IDIOMA VASCO.
Don Miguel de Unamuno, como muchos vascos cuyos padres se expresaban en dialectos diferentes, hablaba español en su casa.
Hacer una refundición artificial de los dialectos y subdialectos residuales que persisten, con fines políticos, anula las tradiciones lingüísticas familiares y perjudica gravemente los cerebros de los vascos de más puro entronque ibero-vasco, que hablan en sus casas de modo particular diferente, sobre los que se imponen fácilmente los nuevos inmigrantes que, sin ningún lastre lingüístico anterior, aprovechando la prosperidad lograda por el prójimo, se erigen en supervascos de un idioma vasco que nunca ha sido hablado por los vascos de verdad, que es una simple jerga dañina, de propósitos conflictivos.
B) VASCONIA
Jamás ha existido ninguna Vasconia como pueblo concreto, encuadrado entre otros pueblos antiguos, con un mismo foco idiomático y una sola estirpe familiar y de mandos en una zona tan reducida.
Cuando la Administración romana, conociendo a los pueblos de la Península Ibérica, hizo la división regional de¡ Siglo 1, conformando la Región Tarraconense desde el Mediterráneo al Cantábrico y Galicia, en el lugar que corresponde a las provincias vascongadas actuales, de enorme tránsito militar, ninguna Vasconia, participó en el reparto de las circunscripciones.
Todos los datos sobre un supuesto pueblo vasco y sobre una supuesta lengua vasca han sido manejados, por historiadores modernos, en referencia a la situación actual, sin ninguna base real constatable. Suponen que si ahora hay cántabros donde antes había cántabros, que si ahora hay asturianos donde antes había astures, donde ahora hay vascos ha tenido que haber vascones (sin darse cuenta de que este término es de contenido despreciativo y humillante). Por la misma regla de tres, los habitantes de Nueva York acabarán por ser considerados, por los historiadores de¡ futuro, como descendientes de unas tribus de nuevoyorquinenses de la Prehistoria.
Refiriéndose a la antigüedad de los habitantes de la Península Ibérica, de cuyo tema disponemos ahora de confirmaciones arqueológicas, dijo Estrabón que los iberos no solamente poseían un alfabeto, sino que disponían de gramáticas y, los turdetanos, de colecciones de versos que se remontaban a seis mil años antes de su llegada a Iberia (un dato a considerar en relación con los versolaris). Su vigilancia de las costas era tan perfecta, que solamente pudo desembarcar en el país naufragando y siendo auxiliado.
Había industrias de modas, vestidos y calzados, uniformes, minas y útiles diversos, espadas y cerámicas y todas las cosas precisas para la vida de una importante civilización de la que ningún resto da ninguna noticia de ningún pueblo vasco.
Los iberos disponían de poderes civiles y judiciales y de ejércitos bien pertrechados y tenían religiones de alto nivel ético, como la creencia en un Dios único, que en algunos lugares se conocía con el nombre de Yun, de misteriosa expansividad, del que cada jefe de familia se convertía en divinidad dependiente, cuando moría.
Con importantes recursos económicos y capacidad empresarial, crearon explotaciones agrícolas y ganaderas y tuvieron trato con gentes especializadas en levantar construcciones ciclópeas y hacer obras hidráulicas y de comunicaciones, que se dice pudieron ser pelasgos huídos de la Atlántida, que se extendieron por el Mediterranco.
Trataron con comerciantes extranjeros, admitieron sus factorías y colonias y sufrieron invasiones. Los datos de sus relaciones con los fenicios y los griegos son muy abundantes y comprobables, sin la menor presencia de vascos o euskaldunes, ni siquiera cuando se enzarzaron en guerras, que se extendieron por toda la Península Ibérica, entre sí y con los cartagineses y los romanos, con terribles choques militares en todos sus confines.
Los vascos o euskaldunes fueron el resultado de su vasconización o euskaldinización, cuando aceptaron el amparo que les brindaron Castilla y Navarra y así lo pregonaron, con su propia autotitulación. Sus actuales orígenes familiares están perfectamente señalados, caso por caso, por las fechas de fundación de sus núcleos urbanos y de las concesiones de privilegios para sus asentamientos vecinales. Entronques mucho más amplios o distintos los tienen, como es constatable en los registros documentales, los descendientes de las familias castellanas, navarras y de otros reinos cristianos, que promocionaron el desarrollo inicial vascongado y se vincularon a él, y los coinmigrantes que llegaron y siguen llegando a la comunidad.
El contenido etimológico y los significados de las descripciones toponímicas de las que se han derivado muchos nombres de poblaciones y la mayor parte de los apellidos vascos, son similares a los que todavía persisten en todos los campos, montes y mares de la antigua Hispania.
ASENTAMIENTO CONDICIONADO PROMOVIDO
POR LOS REINOS CRISTIANOS DEL CENTRO NORTE
La suposición de que hubo un pueblo vasco primitivo que vivió aislado, no tiene ninguna razón de apoyo y está en discordancia con todos los hechos conocidos.
En los tiempos modernos la mayoría de los vascos, en las áreas que se conformaron como provincias vascongadas, habitaron caseríos diseminados, con parcelas de terrenos, y pequeñas aldeas, siendo sus únicas concentraciones urbanas de importancia, en el siglo XIX, las capitales de la parte española, especialmente Bilbao y, en el siglo XX, los barrios populosos obreros, con muchos inmigrantes, y las atractivas poblaciones turísticas de España y Francia.
No se puede pertenecer a un pueblo aislado y vivir en casas solariegas con campos propios. Para vivir en casas solariegas con campos propios hay que tener mucha libertad y mucha seguridad administrativa.
Tampoco se puede pertenecer a un pueblo aislado, con sus individuos juntos y unidos, por tal circunstancia, y hablar cientos de dialectos y subdialectos.
Un pueblo aislado, por el motivo que sea, tiene que estar en alguna parte, tener conciencia continuada de su identidad , ser conocido por los que le aislan, con o sin razón, debe hacer algo y ocuparse de su comunidad y de su defensa.Habrá producido reglas escritas y construido algo murallas o, por lo menos, trincheras, algún refugio o templo o algún cementerio, en que enterrar a sus muertos.
No se puede ser un pueblo aislado y estar compuesto de tribus que no se toleran entre sí, como las que llegaron a vivir en Oñate, los Aguillos y los Cervunos, a las que se les tuvieron que poner bancos separados en la Iglesia, para que fueran a misa, en concesión que solo se puede conseguir estando en la dependencia común de una organización política superior establecida.
Decir que "el pueblo vasco" es de "origen desconocido" y que posee "una civilización muy antigua", "una lengua original" y "un tipo étnico muy diferenciado", es jugar con apreciaciones totalmente gratuitas.
El único pueblo vasco que ha existido, homogeneizado como tal, está documentado perfectamente. Es el que se formó por el conjunto de los colonos que entraron a repoblar las áreas pirenaicas del mar Cantábrico oriental, que se potenciaron, mediante concesiones de privilegios, beneficios y fueros, por los reyes de Castilla, Navarra y Aragón, constando el año, el mes y el día de cada una de las fundaciones de sus poblados y de las ventajas que se ofrecieron y dieron a sus asentamientos, que pueden verse en los archivos históricos correspondientes. Ningún poder atrae con regalías a los ciudadanos que ya viven en un lugar y soportan sus cargas.
Nunca existió ni pudo existir un pueblo vasco artífice de ninguna civilización muy antigua, porque los inmigrantes que llegaron a las actuales provincias vascongadas no tenían señales escritas comunes, ni no comunes, ni disponían de técnicas relacionadas con ningún estilo de construcción arcaica, ni puente ni pared que diera memoria anterior de ellos en ninguna parte.
No conocieron ninguna lengua original que se hubiera establecido previamente para todas las diversas tribus que se asentaron en las provincias vascas, que vinieron con una gran variedad de hablares que, en sus similitudes, ahora se están refundiendo en un "Esperantillo" que acabará por ser el hazmerreír de las futuras generacionesdesapasionadas.
No hay ningún tipo étnico vasco muy diferenciado, sino multitud de gentes con ojos negros, marrones, azules, verdes y aceitunados, con cabellos lisos, rubios, morenos, castaños, rizados, peinados en falsilla y ralos y no son todos como los prognáticos que se pintan por los artistas de la zona como no son todas las mujeres de Córdoba, que tienen mucha más similitud de estampa, como las morenas que pintabaRomero de Torres.
Acudir a buscar otras circunstancias diferenciadoras de los vascos como "muy sencillos", muy nacionalistas" y "muy católicos", es también muy elástico.
Que sean "muy sencillos", no parece casar con la extendida suspicacia y recelo vecinal de que hacen gala algunos en sus relaciones, ni con la fama de faroles de los bilbaínos (que tampoco lo serán todos ni solamente ellos).
Que sean "muy nacionalistas", no explica que se les tenga que reforzar tan natural idiosincrasia en escuelas de adoctrinamiento.
Que sean "muy católicos", no es tampoco una cualidad generacional y, en todo caso, no se desaconseja pensar que de todo hay en la vacía del Señor.
Originariamente los vascos o euskaldunes, tenían que ser católicos, ya que entraban a integrarse en enclaves de reinos cristianos que estaban en guerra con los mahometanos, y, además, tenían que ser católicos practicantes, por su dependencia global del poder eclesiástico asentado en todas las tierras de la reconquista hispana.
Puede seguirse la marcha migratorio de amplio alcance de los grupos ibéricos desarraigados de sus tierras, que se produjo hacia el Norte desde las poblaciones hispánicas del Oeste, Sur y Este de la Península Ibérica y Africa, hasta que su “guipuzcoa" frontal acudió a asentarse en el Cantábrico oriental, bajo la protección de los reinos cristianos de la Reconquista.
No llevaban impedimenta de ninguna clase.
No tenían documentos escritos que orientaran de su identidad, aunque la escritura era conocida por todos los pueblos del mundo desde hacía miles de años.
No tenían pertenencias conservadas de sus lugares de procedencia.
No podían informar de que hubieran hecho alguna obra o construcción con arte propio en ninguna parte.
No conservaban esculturas, ni efigies, ni retratos, ni dibujos, ni nada que representara a sus antepasados en las tierras cristianas en que se domiciliaron.
No contaban con jefes de estirpe común en sucesión continuada ni con cadenas de transmisiones familiares de títulos ni propiedades.
Como tribus en diáspora, llevando con ellos sus juegos y costumbres, marcaron los lugares de que salieron y por los que pasaron, con denominaciones identificativas de gran exactitud, con nombres toponímicos, que se fijaron en la memoria de los que estaban o se iban quedando atrás, miles de términos recuperables que se pueden cotejar con las fuentes pre-romanas que se están encontrando y los dialectos y subdialectos que todavía se conservan por muchas familias, en los enclaves vascongados, mientras no queden privadas de tal tesoro distintivo.
LA DOMINACIÓN ARABE DE IBERIA
UNA OCUPACIÓN CONSENTIDA
En tiempos del califa Walid H de Damasco, los árabes ocuparon toda la Península Ibérica rápidamente. Los doce mil berberiscos de Tarik y las tropas de Muza, no encontraron más que resistencias aisladas.
Los nobles y prelados godos no tenían ya ningún arraigo entre los pobladores españoles. Málaga hizo su entrega en cuanto llegaron los árabes; Ecija planteó una defensa inútil; Córdoba cayó pacíficamente, con sus poderosos elementos de guerra intactos; Toledo fue entregada por los judíos.
"Dios llenó de miedo el corazón de los infieles", dicen las crónicas musulmanas. Entre los cargos públicos se expandió el grito de "sálvese quien pueda". En Córdoba no se encontraron patricios, porque habían huido a Toledo y en Toledo tampoco se encontraron, porque habían huido a Galicia. El metropolitano se refugió en Roma.
Muza aumentó el ejército a 28.000 hombres y se apoderó de Sevilla y Medinasidonia, pero, Mérida se le resistió. En auxilio de Muza tuvo que acudir su hijo Abd-el-Aziz con siete mil jinetes.
A Teodomiro, en Murcia, se le permitió seguir reinando.
Tarik y Muza, unas veces unidos y otras separados, entraron en Zaragoza, Barcelona, Ampurias, Tortosa, Peiííscola, Sagunto, Játiva y Denia y, en tres años llegó la Media Luna desde las playas gaditanas a los Pirineos.
Tarik, Muza y Abd-el-Aziz llegaban como amigos, en son de paz. No causaban daño a los que les recibían y no intentaron imponer sus creencias. Al que se negaba a aceptar el Islam se le cobraba una tasa muy módica y no se le molestaba para nada.
Llamados Tarik y Muza a juicio de residencia en Damasco quedó Abd-ci-Aziz como walí del área ibérica y se estableció en Sevilla.
Con moderación y alto espíritu de justicia, impusieron las cargas de forma equitativa; los cristianos se regían por sus leyes, nombraban sus magistrados y estaban facultades para ejercer libremente su culto.
Abd-el-Aziz afirmó su popularidad casando con Eguilona, viuda del rey Rodrigo, que adoptó el nombre de Ul-Azem.
Temiendo que un walí tan querido se proclamara rey, el nuevo califa Solimán dio orden de matarle, lo que se cumplió, en el 715, en una mezquita de Sevilla.
Ayub-ben-Habib, primo hermano de Abd-el-Aziz, fue el siguiente walí y siguió su mismo camino de tolerancia general y justicia. Trasladó su residencia a Córdoba y dividió el waliato en cuatro regiones designadas con los nombres de los puntos cardinales. Siendo pariente de Muza fué objeto de intrigas y destituido.
EXPANSION A LA HISPANIA EUROPEA
Solimán nombró walí a Alahor, un beduino fanático y acostumbrado a guerrear en el desierto con las tribus africanas que, inmediatamente quiso completar la conquista de Hispania, ocupando los estados de la Septimania galorromana, el Rosellón y parte de¡ Languedoc, que se habían puesto bijo la protección de los duques de Aquitania y la jefitura de varios condes.
Invadió la Septimania, entrando por La Junquera, y se apoderó de Narbona y, enseguida de todo el país, pero, en lugar de actuar como sus antecesores, dio rienda suelta a si¡ brutalidad contra los cristianos y contra los musulmanes comedidos y los berberíscos.
Las quejas contra Alahor determinaron que fuera destituido por el calift Yezid II, cuando regresaba a Iberia al conocer la derrota en Asturias de su lugarteniente Alkami, por los cristianos mandados por Pelayo, duque de Cantabria, siendo el año 720.
Arama-ben-Malek, siguiente walí, dio satisfacción a los pueblos víctimas de abusos y puso al día el pago de¡ ejército, promovió los regadíos y la instrucción, las artes y las ciencias y formó la estadística del país.
Endiosado por su propio poder, quiso conquistar más tierras y, no contento con la Septimania, invadió la Aquitania y puso sitio a Toulouse, resultando derrotado y muerto por el duque Eudes. Parte de sus tropas pudieron retirarse ordenadamente a Narbona, gracias a la pericia y serenidad del capitán Abderramán-el-Gafeqi (recuperador del Castillo de Gafiq, antigua Gaya ibérica, en Falis-al-Ballut, hoy Valle de los Pedroches, municipio de Torrecampo), que fue proclamado walí y ratificado en el cargo por el Emir de Africa, siendo el año 721.
Excesivamente generoso, El-Gafeqi fue substituido por Ambiza, que se empeiíó en invadir Borgoiía y, también por intervención del duque Eudes, tuvo que volver derrotado a Narbona en 724.
Después de varios nombramientos, volvió a ser nombrado walí de Hispania Abderi-am-,ín-el-Gafeqi. Restableció la prosperidad general y la justicia y, pretendiendo extender los dominios árabes, marchó de Córdoba a Pampiona, cruzó el río que hoy se llama Bidasoa, atravesó los valles del Bigorra y el Bearnés, se apoderó de Burdeos, cruzó el Garona y el Dordoiía, tomó Lyon, arrasó Borgoíía y Alsacia, acumuló excesivas riquezas en su ejército y, derrotando al duque Eudes de Aquitania, destruyó Toulouse.
No contento todavía, avanzó sobre Poitiers, pero, el miedo de sus tropas a perder el botín que transportaban, propició su derrota y muerte, ante Carlos de Heristal, que fue llamado Carlos Martel (mayordomo del rey de los francos Tierrhy IV) y el duque Eudes, que, siendo ahora suegro de Munuza (compañero de Tarik en la invasión de Hispania), disponía de refuerzos berberiscos. Los vencedores intentaron conquistar Narbona, pero, tuvieron que levantar el cerco.
El nuevo walí, Abd-el-Melik-ben-Catán (733-736), se distinguió por sus injusticias y sus fracasos, dejando a la Hispania sumida en la anarquía, hasta que Ocha (736-741), con severidad y benevolencia, logró restablecer el órden. Castigó la corrupción de los funcionarios y, para la vigilancia de los caminos y las poblaciones, creó el cuerpo de Kaschefs, equivalente a la Guardia civil.
Siguieron las conquistas en el Mediodía y el Centro de Francia y se sometieron Provenza, las Landas, el Rosellón, Languedoc y parte de los actuales departamentos del Creuse, Altos Alpes (donde se sigue hablando un dialecto catalán) y Charenta.
Se introdujeron adelantos en agricultura y se instaló la primera fábrica de tapices en Aubusson.
REBELION DE LOS BERBERISCOS
La rebelión de los berberiscos contra el emir de Africa, Obeidallah, y contra el mismo califa Hixem, determinó el exterminio de sus tropas, que eran principalmente sirias y, uno de los generales del califa, Baldj, refugiado en Ceuta pidió socorro a Ocha que, muerto por enfermedad, había dado paso a la reposición de Abd-el-Melik el cual, aún nonagenario, seguía siendo enérgico y, odiando a los sirios, como buen yemenita, desoyó la súplica.
La enemistad entre berberiscos y árabes, existía en el área hispánica desde que Tarik, berberisco, había planificado la conquista, y Muza, árabe, se había quedado con el gobierno del país y las tierras más fértiles del sur y levante peninsular, dejando a los berberiscos Extremadura, las mesetas del centro y las ásperas montarías de Galicia. Asturias y León, donde era preciso escaramucear sin tregua con los cristianos.
Los berberiscos hispanos se unieron a la sublevación de los africanos y marcharon sobre Toledo, Córdoba y Algeciras y el viejo Abd-el-Melik-el-Catán tuvo que pedir ayuda a su despreciado Baldj, que desembarcó con sirios y egipcios, dominó la rebelión y se apoderó del walí Abd-el-Melik y le crucificó entre un perro y un cerdo.
Se desencadenó una guerra civil muy cruel y absurda, de todos contra todos, sin que nadie se diera cuenta de que los cristianos del Norte de Hispania estaban ampliando sus posiciones.
El emir de Africa envió a Abu-el-Jattar como walí que, acabó con el desorden.
DESCONTROL EN DAMASCO
En Damasco se empezaron a complicar las cosas entre los Omniadas de bandera blanca, los Abbasidas de bandera negra y los Fatimistas de bandera verde, poniéndose de moda los degüellos familiares.
Abderramán, un príncipe omeya se escapó y vagó por Africa hasta llegar a Nafra de Ceuta, donde había nacido su madre. Envió un liberto a Hispania para buscar apoyo de los omeyas hispanos y recibió un barco con tropas y dinero, que le condujo a Almuñecar y al castillo de Torrox.
Reuniendo un poderoso ejército tomó Archidona y Sevilla y atacó Córdoba, donde le esperaban el walí Yusuf y su protector Comail.
Izó la bandera blanca de los omniadas y se autonombró emir independiente de Hispania, ordenando que se respetaran las vidas de los prisioneros y se devolvieran los bienes saqueados. Yusuf y Comail le reconocieron como señor, aunque luego acabaron por participar, traidoramente, en las revueltas que se prolongaron durante varios años, con rebeliones continuadas.
RONCESVALLES
Abud-Asnad, hijo de Yusuf, se fugó de la prisión y reuniéndose con su cuííado Abderraman-ben-Hebid, llamado el Eslavo, y el gobernador de Barcelona, El-Arabi, traicionaron al Islam pidiendo socorro a Carlomagno en 777, presentándose ante él en Paderborn (Westfalia).
Carlomagno se puso en marcha, pero, antes de que llegaran sus tropas a Hispania, el Eslayo se sublevó y fue muerto por sus propios soldados.
El-Arabi se apoderó de Zaragoza y quedó sitiado allí, sin ser socorrido por los cristianos de Asturias, a los que había pedido ayuda.
Cuando Carlomagno, que había cruzado los Pirineos, se dirigía a Zaragoza, tuvo noticia de una nueva sublevación de los sajones y ordenó la retirada de sus tropas, que sufrieron grandes pérdidas al trasponer los Pirineos por Roncesvalles, más por las inclemencias de¡ tiempo tormentoso y con deshielos, que las desorganizaron, que por la acción de las tropas árabes que les seguían.
De este desastre no se derivó ninguna consecuencia de conquista ni táctica, porque los francos solamente querían marcharse y los cordobeses solamente querían que se marcharan los francos, que dejaron un importante botín en manos de cuantos acudieron al saqueo y desguace de sus armas y pertenencias abandonadas por los muertos y por los vivos, en su precipitada retirada, dado su peso y el calor que hizo en aquel día 15 de Agosto de 778.
ABSOLUTISMO CORDOBES
El Emir Abderramán tuvo que establecer un gobierno absolutista y, como alternativa, para separar a los creyentes hispanos de la peregrinación a la Meca, inició la construcción de la Mezquita de Córdoba.
Las ciudades andaluzas figuraban entre las de mayor esplendor y riqueza de¡ mundo y, empeñado Abderramán en que Córdoba superase a Bagdad, la enriqueció con monumentos, hospitales y escuelas, puentes, fuentes y jardines, con tal magnificencia que nada en Europa se le podía comparar.
Los propietarios ricos remedaron al soberano y sus fincas se convirtieron en verjeles y, por imitación, las vegas regables de Valencia, Murcia y Granada, entre otras, resultaron ser los más suntuosos, bellos y productivos establecimientos agrícolas, nunca antes conocidos.
Los puertos de la Hispania orienta¡, como Barcelona, comenzaron a ser dotados de modernas instalaciones, y se mejoraron las comunicaciones con carreteras y recuperaciones de las antiguas calzadas.
Sintiéndose morir, nombró heredero a su tercer hijo, Hixem, con aceptación jurada de sus hermanos mayores, y se retiró a Mérida, donde murió en el 778.
Los hermanos del emir Hixem 1 incumplieron su juramento y se sublevaron por separado, siendo vencidos y perdonados.
En la guerra con los cristianos, que habían avanzado sus posiciones, Hixem 1 derrotó a Bermudo 1 en Bureba, cerca de Villafranca del Bierzo y, posteriormente, en tiempos de Alfonso 11 el Casto, los generales árabes invadieron Galicia, siendo rechazados en la batalla de Lutos.
Falleció en Córdoba en 796, nombrando por sucesor jurado a su hijo Alhakem, cuyos tíos Sulcimán y Abdallah volvieron a sublevarse en Toledo, Valencia y Murcia, circunstancia que aprovecharon los francos para apoderarse de Narbona y de Gerona. Alhakem 1 recuperó las plazas tomadas por los francos y derrotó a sus tíos, muriendo Suleimán en combate y quedando prisionero Abdallah y desterrado a Tánger en el 803.
LA MARCA HISPANICA
En Francia se estaban reuniendo fuerzas para penetrar en Hispania y, tomando Barcelona, hacer una demarcación defensiva frente a los árabes. Se concertaron el hijo de Carlomagno, Ludovico, y el duque de Aquitania, Guillermo, que sería elevado a los altares, y fué nombrado general.
La hueste francoaquitana llegó a Barcelona y su gobernador Zaid se encontró desasistido del emir Alhakem 1, obligado a enfrentarse con el avance de los leoneses y las rebeliones internas. Los sitiados lucharon heroicamente, no tenían víveres y se suicidaban cuando no podian empuñar las armas, pero, llegando más refuerzos al enemigo, al mando del rey Ludovico, y produciéndose la traición interna de algunos musulmanes, tuvieron que rendirse,
Con el dominio de la antigua Barcino quedó establecida la Marca Hispánica.
El capitán Bera, nombrado conde de Barcelona, se apoderó de toda Cataluña, excepto Tortosa, a cuya defensa acudió el Emir, por ser la llave del Ebro y de las comunicaciones con Valencia.
DEBILITAMIENTO CORDOBES
Continuas rebeliones e intrigas se combatieron cruelmente y fueron numerosas las ejecuciones.
Alhakem 1 nombró gobernador de Toledo a un renegado de Huesca llamado Amrús, que se fingió enemigo suyo y amigo de los toledanos.
Al pasar Abderramán, hijo de Alhakem, cerca de Toledo, Amrús le invitó a descansar en la ciudad, obsequiándole con un banquete al que fueron invitados todos los ilustres de Toledo que, al entrar en la fortaleza se encontraban con verdugos que les cortaban la cabeza y les tiraban a un foso, donde quedaron enterrados varios miles.
Siguieron las rebeliones y los escarmientos, falleció Alhakem 1 en el 822 y fue nombrado emir Abderramán U, que vivió con grandes lujos y riquezas, sin que le faltaran varias sublevaciones, de las que la de Murcia fue la más importante.
Una invasión normanda taló las costas y pueblos de Galicia y siguió su marcha saqueando Lisboa y, detenida en Cádiz, asoló sus arrabales y los de Sevilla, sin poder entrar en el Mediterráneo.
Se recuperó Barcelona momentáneamente y se enviaron tropas a los Pirineos que habían sido atravesados por tropas del duque de Aquitania con los condes Eblo y Aznar, que llegaron hasta Pamplona en el 824, sin poder sostenerse, y fueron derrotados en Roncesvalles.
Eblo fue entregado a Abderramán y Aznar, como navarro, quedó en libertad, bajo palabra de no volver a hacer armas contra los navarros.
En Córdoba se iniciaron las persecuciones religiosas, muriendo Abderramán II el mismo día del 852 en que, después de ser decapitadas las jóvenes Flora y María, se martirizó y mató a dos cristianos que protestaron en la mezquita.
Su hijo Mohamed tuvo un emirato muy revuelto llegando las tropas del rey Ordoño de León, al mando de Gastán, Conde del Bierzo, a sostener Toledo.
Las venganzas y los asesinatos, las luchas religiosas y las demoliciones se sucedieron y se expandió la anarquía y el bandolerismo.
Los leoneses entraron en Burgos, SALAmanca, Toro, Coria y Lisboa y el rey Muza 11 (hijo de Muza 1, visigodo renegado, iniciador de la estirpe de los Beni-Casi de Aragón), dominaba Saracosta (Zaragoza), Tulela (Tudela) y Wesca (Huesca), peleando lo mismo contra Navarra, que contra los condes de Barcelona o de Castilla o el rey de Francia, dándose lugar a unas mezclas dinásticas explosivas muy curiosas y unas alianzas de todos con todos y contra todos que permitían ver a Muza 11 con Alfonso 111 el Magno haciendo prisionero a Almondir, hijo de Mohamed en Almodóvar de¡ Campo, y a Omar, hijo Hafsún, rey de los Bandidos de Archidona, contribuyendo a la derrota del rey de León en la Batalla de Pancorvo en 883 y volviendo a sus serranías de Ronda, apoderándose del castillo de Bobastro.
Alfonso III había llegado a la orilla del Guadalquivir.
Muerto Mohamed le sucedió Almondir, que intentó acabar con el rey de los bandidos.
Almondir fué envenenado por su hermano Abdallah, que le sucedió como emir, ocurriendo, en su época, tremendos conflictos.
RECUPERACIÓN DEL ORDEN EN CORDOBA
El nieto de Mohamed, Abderramán IH, que fue nombrado emir en 912, ya que Abdallah había matado a sus hijos para que no pudieran traicionarle, supuso la reacción del poderío árabe en España. Terminó con el feudalismo y su enérgico proceder dió lugar a terribles convulsiones, traiciones y ejecuciones.
En 917 envió sus tropas contra Ordoño II de León, que triunfó al principio, pero fue derrotado en Mindonia.
Abderramán se fué apoderando de Osma y San Esteban de Gormaz e invadió Navarra y devastó Pamplona, asolando el campo y dejando al rey Sancho Garcés sin un solo soldado. No necesitó atacar a los leoneses porque se estaban destrozando entre sí.
Se nombró califa de Córdoba en 929.
Cuando Alfonso IV de León, el Monje, se apoderó de Madrid y pasó a cuchillo a todos sus habitantes, los cristianos de Toledo se volvieron a rebelar, pero, cuando llegó Ramiro II en su socorro, ya habían sido vencidos y castigados duramente.
Abderram,ín HI arrasó completamente a Burgos y degolló a los doscientos monjes del monasterio de San Pedro de Cardeña.
Aplastó la sublevación del gobernador de Zaragoza, que fue auxiliado por León y Navarra, y se apoderó de la ciudad y de Calatayud.
Se endiosó y cayó en lujos y corrupciones nombrando jefe de un ejército de cien mil hombres a un inepto, que fue derrotado por los leoneses en Simancas y desmanteladas sus tropas en Alhendaga de Tormes, cerca de SALAmanca.
El choque entre Ramiro II de León y el conde Fernán González de Castilla, dió respiro a Abderramán III, que se benefició de otras luchas fratricidas entre los cristianos. Ordoño M y el conde Fernán González le pidieron la paz en 955. Cristianos implicados en desavenencias y venganzas dinásticas se refugiaron en Córdoba y fueron ayudados a recuperar sus reinos. La paz en Hispania se extendió y el califa volvió sus ojos hacia Africa. Muerto en 961, a los setenta aiíos, después de haber reinado durante cuarenta y nueve, dejó inmensas riquezas, y fue substituido por su hijo Alhakem 11, que le superó en gloria y en poder.
Por haberse portado ingratamente los cristianos, Alhakem recuperó San Estaban de Gormaz y Calahorra, derrotó a los condes hermanos de Barcelona, Borre¡ y Mirón y castigó a Sancho el Gordo, retirándose :a disfrutar de las delicias y las artes en Córdoba.
EL TIEMPO DE LAS INCURSIONES
En 976 le sucedió Hixem 11, un niiío de diez asíos, bajo la regencia de Sobeya y el cuidado de¡ primer ministro Mosafl y de] visir Aben-Abí.
La figura del califa, que reinó durante cuarenta aiíos, quedó anulada por un hombre extraordinario, Almanzor, nacido cerca de Algeciras, que había sido nombrado, por Alhakem, Juez Supremo de Mauritania.
Aben-Abí se puso a la cabeza de un fuerte ejército y llegó hasta Baños (Palencia), regresando con un gran botín, para seguir haciendo otras infiltraciones e intrigando para lograr el poder absoluto, con venganzas crueles. Tomó Simancas y se acercó a León.
Almanzor asumió el poder en Córdoba y los reyes cristianos le pidieron su concurso en sus disputas, acudiendo a León, donde dejó tropas de retén. En Mayo de 958, salió de Córdoba y pasó por Elvira, Baza y Lorca, acampando en Murcia para seguir a Valencia, Tortosa y Tarragona, que pertenecían al califato, viniendo por mar una fuerte escuadra que había salido de Cartagena hacia Barcelona.
Gobernaban en Cataluña los condes de Barcelona y otros, como los de Urgel, Ampurias, Cerdaiía, Ausona, Besalú y el Rosellón. Almanzor se presentó en la llanura de Matabous, al pié del castillo de Moncada y desmanteló a sus oponentes que se dice le doblaban en número. Tomada Barcelona cayeron en sus manos las comarcas del Vallés y del Panadés y casi toda la costa levantina, menos los castillos de Moncada y Cervelló. Barcelona fue saqueada, devastada e incendiada y los supervivientes se llevaron a Lérida, Tortosa, Córdoba y las Baleares, para ser vendidos como esclavos.
Almanzor cambió de dirección, destruyó Coimbra y fué contra León, capital de la que no dejó piedra sobre piedra, removiendo hasta los cimientos de las torres, las murallas y los monumentos, salvando sólo una torre "para que las siguientes generaciones pudieran ver lo poderosa que había sido la ciudad que él había hecho desaparecer de la faz de la tierra". Se retiró a Zamora convirtiendo en pavesas los monasterios de San Pedro de Eslonza y de Sahagún.
En 994, aprovechó la disputa del conde García Fernández y su hijo Sancho para entrar en Castilla, apoyando a Sancho y, destruyendo varias poblaciones, le dejó obligado a. pagarle tributo.
Enterado de que Bermudo 11 de León había repuesto su corte en Astorga, se fue contra ésta ciudad, huyendo el rey, que le pidió la paz.
En Córdoba deshizo todos los conatos de insumisión posibles, con las ejecuciones correspondientes, y se afirmó como dueño absoluto del poder.
Pensó en destruir Santiago de Compostela, en cuya ciudad se decía que estaban los restos mortales del Apostol Santiago y salió de Córdoba, pasó por Coria, Viseo y Oporto, atravesó el Duero y el Miño y lo llevó todo a sangre y fuego. Monasterios y poblaciones eran atacados y destruídos. Después de devastar Padrón (Ir¡ Flavia), llegó a Santiago el 11 de Agosto de¡ año 997. Habían huido sus habitantes, quedando en la tumba un monje, al que dejó seguir en ella sin causar daños, en tanto que hacía transportar a Córdoba las puertas y las campanas de la catedral, a hombros de cautivos.
Sintiéndose enfermo, quiso demostrar la superioridad de su raza y continuó guerreando; se lanzó contra León y Castilla, desmantelando las poblaciones que ocupaba, hasta Canales, en Logroño, derribando el convento de San Emilio, patrón de Castilla.
Agotado, se hizo conducir a Medinaceli y envió a su hijo Abdelmetic para que se hiciese cargo del gobierno en Córdoba y dejó el mando del ejército a su otro hijo Abderramán.
DESINTEGRACION DEL CALIFATO
Almanzor había anulado el prestigio del califa y había reunido en sus manos todo el poder de tal manera que, a su muerte, el califato entró en fase irreversible de desmembración. Las revueltas eran continuas y en todas partes. Hubo insurrectos que llamaron a los Condes de Barcelona, Borrell y Armengol, con los que ganaron la batalla de Caba-al-Bacar, cerca de Córdoba, en Mayo del 1010. Los catalanes entraron a saco en la ciudad, ya saqueada seis meses antes por los castellanos.
Se produjo un cantonalismo en lo que había sido el califato de Córdoba, similar al que también se estaba produciendo entre los reinos de los cristianos, repartidos entre parientes y contraparientes, desde Galicia a Cataluiía. Por la parte musulmana se formaron doce estados: Toledo, Albarracín, Almería, Badajoz, Denia, Baleares, Granada, Jaén, Sevilla, Murcia, Málaga, Algeciras y Córdoba. Sus rencillas y dramáticas luchas y alianzas mútuas y con los cristianos, eran similares a las de los condes y los reyes reconquistadores.
LA DESCANTONALIZACION REINTEGRADORA GENERAL
Los cantones o parcelas de dominio del Norte y del Sur, del Este y del Oeste de Hipania, se fueron absorbiendo, entre sí, con sus posesiones en el Mediterraneo, Africa y Europa, hasta su mayoritaria reunión, sin Portugal, con los Reyes Católicos.
Iba a empezar el desarrollo agrícola e industrial de la parte más empobrecida de la Península Ibérica, atrayéndose hacia ella colonos, con beneficios concedidos por los reyes de Navarra, Aragón y Castilla, que, tenían que ser forzosamente católicos y católicos practicantes, como se ha dicho y razonado antes, que habrían de declararse vascos o euskaldunes, por tan originales circunstancias protectoras.
En la historia de Oñate, más adelante reseñada, resulta claro que, cuando dos familias enemigas acudieron a su asentamiento, tuvieron que ir a la iglesia, "ocupando bancos separados". No se procedió a lograr su mutuo perdón y reconciliación, sino a dejar que las dos participasen en el culto, aunque se odiaran.
El manejo político de la devoción católica de los vascos y los demás inmigrantes en las provincias vascongadas españolas, adquirió su máxima preponderancia con la explosión demográfica, con cifras de habitantes por kilómetro cuadrado situadas entre las más altas del mundo, debida al desarrollo de la industria y el comercio y, después, de la banca y el turismo.
Con una economía tan importante, "haciéndose más papista que el Papa", un cierto sector del clero local, regional y general de los vascos, hubo de afirmarse en posturas intolerantes, de incitación y apoyo fundamentalista a fanatismos disgregantes, frente a los aperturismos de las sociedades civiles de que dependen sus fieles e, incluso, contra las sociedades civiles que les atrajeron y ampararon.
Suponer la existencia de algún vasco o euskaldún antes de que se diera la razón de tales denominaciones significativas de su condición de inmigrantes, atraídos a las tierras del Pirineo occidental y del Cantábrico oriental, por planes de repoblación perfectamente reflejados en los archivos históricos, es tan irreal como insertar, tal como se inserta, en los mapas que señalan los límites del califato de Córdoba, entre los años 756 al 1030, las ciudades de Bilbao y Guernica, fundadas en los años 1300 y 1366, respectivamente, por concesiones dadas en Valladolid y en Ocaña.
Las fabulaciones deben reservarse para las obras de teatro y no para desorientar y enfrentar a la gente deseosa de ilustrarse y saber.
BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA
Los almohades, al mando de Yacub, derrotaron al rey Alfonso VIU de Castilla, en Alarcos, deteniendo los avances cristianos y, seguidamente, trajeron a la Península un ejército de 600.000 infantes y 90.000 jinetes, al mando del hijo de Yacub, el Miramamolín Alnasir Mohamed ben Yacub, que cruzó el estrecho en Mayo de 1211.
Ante el riesgo de que los almohades volvieran a repetir la ocupación total de la Hispania y sus conexiones ultrapirenaicas, el rey Alfonso VIII de Castilla obtuvo la alianza de los reyes de Aragón y Navarra y pidió auxilio a los reyes de León y Portugal, a los reyes cristianos de Europa y al Papa, Inocencio fil, que publicó una cruzada en su apoyo.
El ejército del rey Alfonso VIII de Castilla se empezó a recomponer con las mesnadas de los ricoshombres, órdenes militares, abades, priores y obispos, concejos, ciudades y villas y fue reforzado con la presencia del rey de Aragón, Pedro 11, con tres mil caballeros, los nobles de Pallars, Cardona, Moncada y Rocabertí y los condes de Ampurias, Ausona y Besalú, con una avanzada de doscientos nobles navarros y unos 60.000ultramontanos europeos, principalmente franceses.
Tan heterogéncos elementos se fueron concentrando y ampliando en Toledo,desde donde iniciaron, el 20 de Junio de 1212, un lento avance dificultado por una impedimenta de 70.000 carros y 60.000 acémilas, con escasez de víveres que se alivíó con la toma de campamentos musulmanes y, en el desarrollo y término de la operación, de Calatrava, Vilches, Baeza y Ubeda.
Alfonso VIII dividió las huestes en tres cuerpos, con unas reservas en la retaguardia y la caballería. Un cuerpo era de los ultramontanos europeos, al mando del conde Diego López de Haro, señor de Vizcaya; otro, del rey de Aragón, Pedro II, con los obispos de Tarazona y Barbastro, los condes de Ampurias, Rosellón, -Pallars y Foix y el vizconde de Carmona; en el tercer cuerpo iba el rey Alfonso VIII de Castilla, con el arzobispo de Toledo, los obispos de Palencia, Sigüenza, Osma, Plasencia y Avila y las órdenes militares de Santiago y San Juan, Calatraya y Alcántara; en la retaguardia estaban Gonzalo Rodríguez Girón y sus cuatro hermanos y la caballería iba mandad,,¡ por Dalmacio de Creixell.
Se ocupó el castillo de Malagón, se cruzó el Guadiana y se tomó Calatrava el 1 de Julio. Al no permitirse el pillaje y el saqueo de las poblaciones conquistadas, se produjo la deserción de los ultramontanos europeos, que abandonaron sus distintivos de cruzados, con las únicas excepciones del obispo de Narbona y de Teobaldo de Blascón, de origen castellano, señor de Poitiers.
Acudió con refuerzos el rey de Navarra, Sancho el Fuerte, y se estabilízó el frente ante el puerto del Muradal, que fue ocupado por el conde Diego López de Raro, estableciéndose allí el cuartel de los tres reyes cristianos presentes.
Delante de ellos, las tropas mahometanas, extendidas desde Jaen, Baza a Santa Elena, ocupaban el formidable desfiladero de la Losa.
Romper las líneas de los almohades, como era necesario intentar, se presentaba como una acción desesperada, pero, el noble catalán Dalmacio de Creíxell, encontró a Martín Haleja, un pastor, en quien alguien quiso ver a San Isidro Labrador, que conocía un camino para cruzar los montes hasta la espalda de los enemigos y, por el Puerto Real, llegaron las avanzadas cristianas hasta la llanura de la Mesa del Rey.
Comprobando Alfonso VIII la rapidez de los jinetes almohades y la inexperiencia de sus milicias concejales, cambió la organización de su ejército, poniendo en vanguardia las tropas más experimentadas de sus nobles y de las órdenes militares.
Se siguió el plan del jefe de la caballería Dalmacio de Creixell, con tres líneas, cuyo centro dirigía personalmente el rey de Castilla, con tres cuerpos mandados por Diego López de Haro, Gonzálo Núñez de Lara y Felipe Díaz de Cameros y otro de reserva, estando el ala derecha a las órdenes del rey de Navarra y la izquierda a las del rey de Aragón. En lo alto de una colina estaba el Miramamolín con su guardia y sus grandes signatarios dentro de un palenque de estacas unidas por gruesas cadenas.
El choque definitivo, iniciado por la vanguardia de Diego López de Haro, se expandió en todas direcciones, con aniquilamientos múltiples y empleo de todas las reservas, llegando a entrar en lucha cuerpo a cuerpo el rey Alfonso VIII, acompañado de Domingo Pascua¡, canónigo de Toledo, que, izando el pendón del arzobispado, llamó la atención al socorro en tromba de los obispos, caballeros y soldados que estaban en proximidad.
Los reyes de Navarra y Aragón y el caballero Dalmacio de Creixell, que murió en la pelea, hacen retroceder a los mahometanos, llegando al palenque fortificado del Miramamolín.
Saltan la barrera el rey de Navarra y don Alvar Núñez de Lara, lográndose romper la valla de cadenas, siendo perseguido furiosamente el jefe almohade, que se refugió en Vilches.
Por la parte cristiana se reconocieron 50.000 muertos, que debieron ser bastantes más, y se calcularon los muertos musulmanes en 200.000, cifra que coincide con el hecho de que, después de este desastre, se vino pronto abajo el Imperio almohade.
La parte principal de la batalla tuvo lugar a 12 kilómetros de las Navas de Tolosa, entre Santa Elena y Miranda del Rey, el día 16 de Julio de 1212, cuya fecha fue declarada Fiesta del Triunfo de la Cruz.
Suponer que estuvo en la contienda el espíritu del labrador Isidro, nacido en Madrid, que vivió entre los aiíos 1080 y 1170, y se empleó con don Iván de Vargas, es cronológicamente posible, pero, como santo, no fué reconocido hasta que Gregorio XV le canonizó, en 1622, como San Isidro Labrador, junto a San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Felipe Neri y Santa Teresa de Jesús, a instancias del rey Felipe IV de España.
La tienda de seda y oro del emir se envió al Papa para la Basílica de San Pedro, Burgos conservó la bandera del rey Alfonso VIH, Toledo se quedó con los pendones de los almohades, el rey de Navarra, Sancho el Fuerte, se llevó las cadenas del palenque y muchas casas nobles conservan en sus escudos recuerdos heráldicos de la victoria en la que participaron representantes de todos los reinos hispánicos y del brazo eclesiástico.
En favor de varias poblaciones y personas y sus descendientes, se ha recabado, también, el reconocimiento de su presencia en la batalla de las Navas de Tolosa, en el año 1212, incluso no pudiendo ser, como en lo que respecta a los eibarreses, cuya villa se fundó con reparto de casas y tierras en 1346, o a las supuestas tropas vizcaínas.
El título de señor de Vizcaya se creó con derechos de colonización y desarrollo de tierras despobladas, de los montes al mar. Bilbao, que se fundó en 1300, por el decimoquinto señor de Vizcaya, Diego de Haro, por privilegio dado en Valladolid, tuvo muy escasa población hasta finales de¡ siglo XIX y principios del XX, Portugalete, cuyo reparto de casas y tierras a sus pobladores se hizo en 1333, tenía mil habitantes en 1900. Bermeo se fundó en 1236 por Lope Díaz de Haro y, los ,asentamientos anteriores, siempre de muy escasa entidad, que se ocupaban por los colonos que se iban asentando y titulando vascos y cuskaldunes, ya estaban, como todo el resto de los repobladores del área, exentos de servir en los ejércitos de Castilla.
LAS PROVINCIAS VASCAS
VIZCAYA
(Vizcaya: VI" de potenciación IZA" expandida AHA al mar AK’’A atravesando AYA" los montes). Area despoblada que fue objeto de un plan de repoblación, que le valió su denominación, situada en zona montañosa y a la orilla del mar, al norte del reino de Castilla.
El nombre de Vizcaya aparece en tiempos de Alfonso el Grande de Castilla para señalar las tierras de escasa población, que, para su repoblación con privilegios, beneficios y ventajas a sus colonizadores, se ponen en manos de unos señores castellanos, los Condes de Raro, enemigos de los señores de Lara, que emparentaron con los reyes y las familias principales de los reinos cristianos del centro y norte peninsular, participando en múltiples contiendas a favor y en contra de Castilla y Navarra, con grandes hazañas, triunfos y fracasos, que les obligaron a refugiarse, varias veces, en la propia Vizcaya y en León, Navarra y Aragón, desde cuyos dominios en el Mediterráneo llegaron a Vizcaya importantes familias, como la de los Montiano.
Lope Díaz de Raro, cuya hija casó con el infante don Juan, nombrado administrador de las rentas reales y conde de Raro, calculó las riquezas que se podrían obtener del desarrollo de aquellas tierras de los montes y la costa del mar Cantábrico, al Este de Cantabria, región ya unida a Castilla y, también con problemas demográficos.
Lope Fortún, que asistió con las tropas castellanas en la toma de Lara en el año 905, es señalado como primer señor de Vizcaya, siendo segundo señor su hijo Munio o Manso López, que casó en segundas nupcias con doña Belezquita, hija de Sancho Garcés, rey de Navarra.
Iñigo López, tercer señor de Vizcaya y su hijo Lope Díaz o Núñez, cuarto señor, que murió accidentalmente, rompiendo la primera sucesión directa de la familia, prestaron importantes servicios al Conde Fernán González.
La extensión inicial del señorío de Vizcaya fue mayor que la de la actual provincia de Vizcaya, según consta en la escritura de los votos del conde Fernán González, otorgada en 938, incluyendo tierras del Este de Cantabria y del Norte de Burgos, entonces poco pobladas, llegando hasta el río Deva.
El escudo de armas que los condes de Raro dieron al señorío de Vizcaya es el conocido de dos lobos de sable cebados en campo de oro o plata, al que añadieron después de la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que se inmortalizó Diego López, cuatro pedazos de cadena de azur por bordura y otra con las aspas de San Andrés en memoria de la batalla de Ubeda.
Diego López de Raro, decimoquinto seilor de Vizcaya, fundador de Bilbao en 1300, estuvo casado con doña Violante, hija de Alfonso X.
Le sucedió doña María Diaz de Raro.
Juan H de Castilla hizo conde de Raro en 1430 a su camarero Pedro Fernández de Velasco.
Diego López de Raro y Sotomayor fue nombrado marqués del Carpio por merced de Felipe U en 1569.
GUIPUZCOA
Guipuzk (Gl de personlidad IP"U huidiza UZU’’ insolidaría UK en desajuste); Guipuzcoa (GI de personalidad IP"U huidiza UZU’’ insolidaria UKO acoplado OHA en colectivación); Guipuzcoano (Gl de personalidad IP’’IIU huidiza UZU" insolidaria UKO acoplado OHA en colectivacíón ANO" incluido).
En 1014, el rey de Navarra, dio a San Salvador de Leire el Monasterio de San Sebastián, construido por religiosos, al que se adosaron dos parroquias y, en 1025, aparece, como señor de Guipúzcoa, García Aznar, dependiente de dicho rey de Navarra, siendo su segundo señor Vela Aznar o Aznárez. Tercer señor de Guipúzcoa fue el segundo seiíor de Vizcaya, Lope lñiguez, y cuarto señor el tercer señor de Vizcaya, Diego López, a los que siguieron otros de sus descendientes como subsiguientes señores de Guipúzcoa.
Guipúzcoa pasó a depender de Alfonso VI de Castilla y, después, de Alfonso I de Aragón y, posteriormente, volvió a unirse a Navarra con García Ramírez.
A partir de 1200 se unió definitivamente a Castilla, cuyo rey, Alfonso VIII, confirmó los fueros que se habían concedido para la repoblación y el desenvolvimiento marinero de San Sebastián y Fuenterrabía y concedió otros privilegios para facilitar nuevas repoblaciones en Motrico y otras poblaciones.
Por R.O. de 1805 la ciudad de Fuenterrabía y la Universidad de Irún se agregaron a Navarra, volviendo a Guipúzcoa en 1814. La villa de Oñate, que no consiguió ser declarada de realengo, estuvo separada de Guipúzcoa entre 1822 y 1833, no reincorporándose plenamente hasta 1845.
Los guipuzcoanos figuran entre los primeros pueblos inmigrantes que se asentaron bajo la protección de los reinos cristianos de Navarra y luego de Castilla, Aragón, Navarra y Castilla, lo que, dentro del conjunto de los colonizadores vascos, les hizo objeto de maledicencias despectivas de las que se derivó, precisamente, la denominación con que han sido distinguidos. En Navarra se llegó a conocer el límite con Guipúzcoa como "frontera de los malechores".
ALAVA
(ALA" indeterminación AV"A operativo).
Las planicies y valles de las tierras de Alava no tienen separatividades internas ni externas de importancia y sus límites se han ido marcando más por los ríos que por los montes, con enclaves de dominios cambiantes.
Cuando el emperador romano Augusto se propuso pacificar Cantabria, se construyó un camino militar fortificado para mantener las comunicaciones con la Galia, del que todavía quedan restos desde Puentelarrá a la Borunda.
El señor más antiguo de Alava fue el conde Eigión, al que sucedió Vela Jiménez, que en el aíío 882, al mando de huestes castellanas se enfrentó con partidas de moros. En el siglo X aparece como señor de Alava el Conde Fernán González. En el siglo XI fueron señores de Alava Nuño González, lñiguez, Fortuniones lñigo, Munnio Muñoz, López lñiguez, Lope Díaz y Sancho. Después, hasta 1332, destacaron Diego López de Haro, Nuño González de Lara, el infante don Fernando de la Cerda, Lope Diaz de Raro y Diego López de Salceda, como último seílor de Alava.
Las fronteras, hasta que se fijaron modernamente, fueron muy variables y las tierras de los nobles pasaron por muy diversas manos, ampliándose los beneficios de las repoblaciones por el mérito de la Cofradía de Arriaga que, compuesta por el clero y la nobleza, consiguió mantener el desenvolvimiento agrario de los sucesivos asentamientos de poblaciones, con desarrollo industrial similar al de Navarra o Burgos, muy inferior al de Vizcaya y Guipúzcoa. ,
Vitoria fue fundada en 1118 por el rey Sancho el Sabio de Navarra, en el cerro de Gasteiz (GA elevación ASE en áspero ETE" repliegue EH"l de conexiones IZ paralelas). En el siglo XIII pasó a depender de Castilla, cuyo rey le confirmó sus fueros y libertades, sin poner en ella justicia ni autoridad alguna.
Con tantas "indeterminaciones operativas", que coinciden con la denominación de Alava, aparte derechos cambiantes de señores de dependencias fluctuantes, la Cofradía de Arriaga se atribuía el dominio eminente sobre las tierras de su gestión, excepto las cuarenta y una aldeas que correspondían a Vitoria, de lo que resultaba una gran Behetría.
Deseando librarse de disturbios y tener protección segura, la Cofradía de Arriaga pidió la incorporación de Alava a Castilla, en el año 1332, a cuyo efecto envió procuradores, hombres fijosdalgo y labradores a don Alfonso XI, que se encontraba en Burgos. Aceptando la incorporación, el rey pasó a la junta de¡ campo de Arriaga y todos los fijosdalgo y labradores le dieron el seilorío de la tierra "con el pecho forero", pactándose el Convenio de Arriaga por el que Alava conservó sus privilegios en materia de tributos y servidumbre, quedando abolido el juicio de batalla entre los fijosdalgo, y se estableció que estos se rigiesen, en materia de exenciones, por el fuero de Soportilla, otorgado por don Fernando el Emplazado, pero, en cuanto a todo lo demás, se observase en toda la provincia de Alava el Fuero de las Leyes (Fuero Real). El original de este Convenio, que consta de 23 artículos, se depositó en el Archivo general de la provincia.
LAS PROVINCIAS ULTRAPIRENAICAS
LABOURDE, BAJA NAVARRA Y LA SOULE.
La población flotante de las tribus parlantes de idiomas ibéricos residuales similares, que fluía por el Sur de los Pirineos había traspasado los montes por la costa y las tierras de los Bajos Pirineos, cuando los reyes de Navarra, que competía con Castilla en la retención de tales recursos humanos, la empezaron a conceder privilegios y ventajas de residencia.
Las tierras de Hendaya, Anglet, Bayona, Hasparren, Saint-Jean-Pied-de-Port, Mixe y Mauleon, se constituyeron en los Vizcondados de Labourde, Baja Navarra y La Soule.
Labourde tiene a Lope Sancho, como primer vizconde, en 1023, y a su hermano Fortún, señor de Pancorbo, como segundo vizconde en 1058. El noveno vizconde, Guillermo Raimundo-, en 1193, vendió sus derechos sobre la provincia al rey de Inglaterra, duque de Gascuña y Aquitania, ducado que pasaría a Francia en el siglo XV.
La Soule tiene a Guillermo Fort I, como primer vizconde, y a Raimundo Guillermo 1, como segundo vizconde. En 1307, el duodécimo vizconde, Auger M, que llegó a ser Alférez Mayor de Navarra, entregó la provincia, con importantes intereses y dominios de Aragón, al rey de Inglaterra, duque de Gascuña y Aquitania.
La Baja Navarra, abandonada por Castilla en 1530, se mantuvo unida a Navarra hasta la conquista de ésta por Fernando el Católico, en 1512, y siguió reconociendo a los Condes de¡ Bearne, que conservaron el título de Reyes de Navarra. Enrique III de Francia y IV de Navarra, por Decreto de 14 de Marzo de 1608 ordenó redactar un Código que rigiera para los bajonavarros, que fue rechazado por éstos, en cuanto eliminaba sus principales privilegios, pero, Luis XIH, en Abril de 1611 dio fuerza de Ley a la compilación hecha por los comisionados designados por Enrique IV de Navarra y las protestas de los bajonavarros les sirvieron de poco.
PAZ DE LOS PIRINEOS.
La última oportunidad que tuvo España de reunificar las provincias vascongadas españolas y francesas, se perdió con la firma de la Paz de los Pirineos, entre Felipe IV y Luis XIV de Francia.
Con Felipe IV, que había ordenado acuñar en sus monedas "Todos contra Nos y Nos contra todos", España, como parte principal de la Guerra de los Treinta Años, con posesiones que mantener en todo el mundo, era acosada en Europa y, aunque sus tropas estaban a veinte leguas de París, sufrió la invasión de los franceses en Guipúzcoa y en el Rosellón, derrotados en Fuenterrabía y, por los voluntarios catalanes, en Salces.
Sosteniendo batallas en Alemania, Flandes, Lorena, Milán, Alsacia y Valtelina, después de la Paz de Westfalia, España siguió la guerra contra Francia e Inglaterra, que, siendo enemigas entre sí, se unieron en su contra y apoyaron las sublevaciones de Portugal y Cataluña. El desgaste económico español era tremendo y Francia tenía su tesoro agotado y ruinoso.
En Mayo de 1659 se reunieron los plenipotenciarios de ambos reinos para fijar su frontera definitiva, siendo, por parte de Francia, el cardenal Mazarino, y, por parte de Espaiía, Luis de Haro, duque del Carpio y conde-duque de Olivares.
Tuvieron 24 conferencias (del 28 de Agosto al 17 de Noviembre, de las que salieron no menos de 124 artículos) y el español, descendiente de los antiguos señores de Vizcaya, de Guipúzcoa y de Alava, fue engañado por el francés, recibiendo halagos de Luis XIV, que le hicieron caer en estúpidas vanidades y concesiones. La cima divisoria de los Pirineos se aceptó como la frontera entre España y Francia, en un acuerdo desastroso, injusto y reñido con la geografía y, sobre todo, con la historia de los pueblos. Se confirmó la separación de las provincias vascongadas en el occidente de los Pirineos y se partió a Cataluña, en el oriente, salvándose únicamente la villa de Llivia en la Cerdaiía. Los consejeros catalanes de Luis de Haro, José Romeu Ferrer y Miguel Salvá de Vallgornera, cayeron y le hicieron caer en la desorientación.
En el occidente pirenaico, los intentos que había hecho España para recuperar la costa ultrapirenaica por las armas, entrando repetidamente para ocupar Hendaya, Biarritz y otras poblaciones y asediar a Bayona, que no se pudo tomar, manteniéndose en la dependencia de Inglaterra desde el año 1152 a 1451, no se supieron plantear diplomáticamente, cuando se estaban haciendo intercambios de territorios, para reunificar, de una forma lógica y razonable las poblaciones vascas, privilegiadas y asentadas por Castilla y Navarra, en una parte, y por Navarra y Aragón, en la otra. Para colmo, se perdieron los dominios que siempre conservó España en La Soule y la Baja Navarra, con su capital, Sain-Jean-Pied-de-Port y numerosos municipios, de gran importancia como centro de comunicaciones.
España tenía otras tierras y derechos, para haber podido mejorar el acuerdo entre los dos reinos, y se despojó de ellos con generosidad absurda y defendiendo causas ajenas.
PUEBLOS, VILLAS Y CIUDADES VASCAS
GUERNICA (VIZCAYA).
(GE" en la confluencia ERE" comunicativo EN"I de la planicie IKA" aislada).
Guernica, como villa, debe su fundación al conde don Tello de Haro, que construyó casas solares para recibir a sus moradores y un monasterio, por privilegio otorgado en Ocafia en Abril de 1366.
La Ley de 8 de Enero de 1882 dispuso que la anteiglesia de Luno (LU" acople UNO conjuntado), se fusionase con el municipio de Guernica que, en adelante, se denominó Guernica y Luno.
La importancia histórica de Guernica se debe a las juntas que se convocan bajo el roble en que se celebró la primera, "para exigir a los señores de Vizcaya el respeto de los derechos y privilegios que se habían obtenido de Castilla".
Las juntas conmemorativas siguientes, convocadas bajo el roble, se celebraban en proximidad, bajo techo, en la ermita de Nuestra Señora de la Antigua, edificada en el siglo XV por Gonzalo Moro, corregidor de Vizcaya.
La ermita fue aumentando su capacidad sumando a su único banco, para los reyes o sus señores dependientes, siete asientos de piedra en 1665 y bancos de madera, en 1700, para todos los representantes de los pueblos. Desde 1686 acogió el archivo general de Vizcaya, acabando por resultar insuficiente.
En 1826 se acordó la construcción de un nuevo edificio en donde se tuvieran las sesiones y se guardara el archivo y se celebraran las ceremonias que presidían el nombramiento de la Diputación.
Los árboles de Guernica, uno de cuyos ejemplares murió en 1892, se van reemplazando con vástagos que mantienen su continuidad individualizada. En su base hay un estrado cubierto de losas y circuído por una verja con un pequeño solio de piedra de columnas corintias y, enfrente, dos tribunas con balcones, desde una de las cuales se llamaba a los apoderados de los pueblos para que acudieran a depositar sus poderes en una mesa, antes de celebrarse las sesiones dentro de las instalaciones.
En la villa de Guernica, se guardaron trofeos de la guerra de Africa, conseguidos por sus vecinos que allí fueron como soldados, y una colección de retratos de los señores de Vizcaya.
Objeto de un lamentable bombardeo en la Guerra civil de 1936, como ocurrió con otras poblaciones españolas, como Madrid, que luchó heróica y prolongadamente contra el ejército del general Franco, Picasso representó el incidente con un cuadro raído e invendible que, según indican los expertos, tenía hecho de antes.
DURANGO (VIZCAYA).
(DU abultados UR"A blandos AHA de la humedad ANO" expandidos OGO en ocultación).
Como Tavira (TA resguardo AV"l de operatividad @" viaria), fué un albergue al que se unieron varias casas, que se protegieron con una muralla, a la orilla del río Durango (de los Sapos), reuniéndose allí un sínodo de la órden de San Benito entre los años 1179 y 1180.
Diego López de Haro incorporó la zona de] Duran
Prestó grandes servicios de hombres y dinero para las guerras contra Navarra, Aragón, Francia y Portugal, en el siglo XV, y formó un contingente de ballesteros para la expedición a Flandes en 1498.
La peste mató a la mayor parte de la población en 1517 y en 1554 un incendio destruyó la villa, que ha sido almacén y residencia de las principales autoridades administrativas del partido carlista.
Durango ostenta en su escudo los títulos de muy noble y leal.
Su partido judicial, hacia 1920, comprendía 28 ayuntamientos: Abadiano,Amorebieta,Apatamonasterio, Aracaldo, Aránzazu, Arrancuadiaga, Arrázola, Axpe,Castillo y Elejabeitía, Ceánuri, Ceberio, Dima, Durango, Elorrio, Galdácalio, Izurza,Lemona, Maiíaría, Miravalles, Ochandiano, Orozco, Ubídea, Vedía, Villaro, Yurre,Yurreta, Zarátamo y Zollo.
Como edificio antiguo, su iglesia parroquia] de Santa María, llamada también de Nuestra Seiíora de Uribarri, fue fundada por una dama principal llamada dolía Mofiina, prima de don Munio López, segundo seííor de Vizcaya, siendo reformada posteriormente según el gusto del Renacimiento, algo recargado y barroco.
Fuera de la villa, cerca de la ermita de San Vicente de Miqueldi, existió el llamado Idolo de Miqueldi, consistente en una enorme piedra que representaba un cuadrúpedo con un globo entre las patas, del que se han ocupado historiadores de los siglos XVII, XVHI y XIX.
VALMASEDA (VIZCAYA).
V"A disipación ALA" invasiva AMA complementaria AS"E en articulación EDHA" consensuada.
Cartapuebla del 24 de Enero de 1190. Fuero de Logroño. Confirmaron sus privilegios los seiíores de Vizaya en 1256 y los Reyes Católicos, en 1475.
Primera y principal población de las Encartaciones, que se incluían en su partido judicial, confinando al Norte con el Abra y el mar y la provincia de S,intander; al Este con la ría de Bilbao, Baracaldo, Bilbao y Zollo; al Sur con los valles de Oquendo y Ayala (Alava) y el valle de Mena (Burgos); al Oeste con el valle de Soba (Santander) y partido judicial de Castro Urdiales, teniendo enclavado el valle de Villaverde, que pertenece a Santander. Comprende los valles de Carranza, Trucios, Arcentales, Zalla, Sopuerta, Gordejuela, Güeiíes, Galdames y Somorrostro.
La zona de las Encartaciones es un ejemplo típico de que, en la repoblación de las provincias vascongadas, desde el primer momento, intervinieron gentes de muy diversas procedencias y no necesariamente inmigrantes nómadas conservando dialectos ibéricos, que apenas llegaron a sus valles, donde la mayoría de los colonos castellanos, cántabros o riojanos, que entraron a participar en los privilegios y repartos de tierras que repoblar, se han sentido y se han titulado vascos, lo mismo que los demás asentados con ventajas en las provincias vascongadas.
En el siglo XVH había familias en Galdames, con un peculiar dialecto residual ibérico y otro estuvo presente por algún tiempo en Gordejuela, en el siglo XIX.
En 1394 se recopilaron los fueros de las Encartaciones, regentando y administrando justicia el prestamero mayor y, desde 1401, el teniente general, residente en Avellaneda.
En 1740 se separaron de Vizcaya, en lo económico, para volver a unirse Somorrostro, Carranza y Gordejuela, en 1798, Güeñes y Trucios en 1800, y los valles restantes en otoño del mismo año. Tenían 10 votos en las juntas de Guernica, cinco como gamboinos y cinco corno oñacinos.
MARQUINA (VIZCAYA).
MIIA resguardo ARI" de valor IQ’’I estabilizador INA" conjunto
Cuando el rey Pedro de Castilla y su hermano Tello, seííor de Vizcaya, estaban enfrentados, concedió éste un privilegio de fundación de una villa que le sirviera de apoyo a sus tropas y cerrara el paso a las familias guipuzcoanas de Astigurribia y de Olaso.
Se le dio el nombre de Villaviciosa de Marquina y el fuero de Bilbao, expedido desde Bermeo el 6 de Mayo de 1355. Después, por algún tiempo se llamó Villaviciosa de Ibita.
La variación dialectal que llegó al área de Marquina es una de las ibero-vascas más elegantes que se establecieron.
Tenía el décimo lugar y voto entre los de las villas de Vizcaya en las juntas de Guernica.
MUNGUIA (VIZCAYA).
M"U protección UNA" conjunta AD"A centralizando AKA" defensa
Los colonos de las merindades de Marquina, Uribe y Busturia solicitaron al Infante don Juan el establecimiento de una plaza defensiva para oponerse a los condes que, incumpliendo los privilegios dados por Castilla, les estaban expoliando, lo que se les concedió en 1376. La medida resultó eficaz y, en 1470, las tropas del Conde de Haro fueron rechazadas de] area, haciéndose popular el lema que dice: "Esto es Vizcaya, don conde de Haro, que no Vilborado".
En Munguía nació el marino Machín que defendió su galera contra 80 de los turcos y, aprisionado por Barbarroja, murió el 27 de Septiembre de 1538, por no querer abjurar de la religión cristiana.
Otro marino originario de la zona fué el general de la Armada, don Rodrigo de Portuondo, muerto el 25 de Octubre de 1529, en combate con el corsario turco Ardín Cachidiabio.
OÑATE (GUIPUZCOA).
(ONH"A confluencia AHA de corrientes OTHE" que se calman).
Correspondiendo la zona al señorío de los Guevara recibió, en 1149, colonos de dos tribus enemigas, a las que se pusieron bancos separados en la iglesia parroquias y se denominaron Aguillos y Cervunos.
Protagonizaron varios actos de insumisión frente a sus señores y, en una de tales tentativas, en 1389, don Beltrán de Guevara mandó incendiar las casas de los sublevados y los desterró, pero, les perdonó posteriormente, por diversas intercesiones y porque le mostraron su arrepentimiento y fueron a pedirle tal merced de rodillas.
Habiendo obtenido el título de villa, Oñate solicitó, en 1540, ser considerada de realengo, sin que se le concediera.
De 1814 a 1820 y de 1823 a 1833 estuvo agregada a Guipúzcoa, en cuya provincia quedó definitivamente incluída en 1845.
La vega de Oñate está bañada por el Olabarrieta, el Auntzerreka y el Ubao, que se unen en la población, y el Aranzazu, afluente del Deva, que se entierra en la caverna de Guesalza, con estalagmitas de dos metros de alto y simas, para reaparecer por el boquerón de San Elías, al otro lado del monte. En una de las varias cuevas que hay en la zona se encontraron, en el siglo XVII, 14 cadáveres enterrados en paralelo.
En la parte superior de su escudo se ven un águila volando y un ciervo corriendo y en su parte inferior un campo de trigo con un ciervo acosado por un águila, en clara alusión a las dos tribus adversas que coincidieron en el nacimiento del enclave, en el siglo XII.
Sancho de Guevara, salvador y protector del Rey Sancho Abarca, originó el linaje castellano de Guevara, con descendientes que tuvieron múltiples y muy graves percances por intervenir en problemas dinásticos de Castilla, de donde salieron desterrados, para servir al rey de León, y de Navarra, donde tres de ellos fueron ejecutados.
Ladrón Vélez de Guevara, nombrado conde por el rey de Navarra García Ramírez, el Restaurador, llegó a ser príncipe de Navarra, como consta en la fundación que hizo de un mayorazgo en la villa de Oñate, que firma diciendo, "Yo, Ladrón, Vélez de Guevara, Conde por la gracia de Dios y Príncipe de los navarros".
MONDRAGÓN (GUIPUZCOA).
(M"O almacén ONA" ordenado ADA en el acople ARA" de suministros AGO ocultos ON marginalmente).
Se constituyó como enclave fortificado denominado ARRASATE (ARRA" resistente AS"A enclave ATE" en reserva). Alfonso X de Castilla amplió tal enclave, que se denominó Mondragón, y le concedió el título de villa, varios privilegios y el fuero de Vitoria, en carta puebla despachada por el propio rey el 15 de Mayo de 1260, que es la más antigua de Guipúzcoa.
Hermanada con los hijosdalgo de Castilla, Mondragón envió procuradores a las Cortes de Burgos en 1315.
En 1448, Pedro López de Guevara incendió la población por resistirse a pasar a su dominio.
Juan H ordenó que su castillo, que se consideraba inexpugnable, fuera demolido, por haber dado refugio a malechores, pero, la órden no se cumplió hasta el reinado de Enrique IV.
Se conservó en Mondragón la casa que fué de Esteban Garibay, natural y alcalde de la villa y célebre cronista de Felipe II.
Cerca de la población está el antiguo balneario de Santa Agueda.
EIBAR (GUIPUZCOA).
EHI desde el agua IBH"A con contrapuestas AR expansiones
Alfonso XI dio cartapuebla a San Andrés de Eibar en 1346, con el título de Villa y permiso de fortificación, quedando adscrita a la diócesis de Vitoria.
Se ha hecho célebre, principalmente, por la fabricación de armas y de incrustaciones de oro y plata en acero.
La fabricación de arcabuces data de Felipe II haciéndose fusiles de pistón en 1808 y revólveres de seis tiros, en 1835. El ministerio del general O'Donnell declaró libre la industria de armas en 1860, produciéndose una gran prosperidad de la población que, incluyendo a los niños a la salida de la escuela, trabajó a destajo.
Don Eugenio Zuloaga estableció su fábrica de arcabucería y su hijo Plácido montó el arte del damasquinado.
En 1880 se exportaron 123.567 escopetas, pistolas y revólveres, y, en 1907, 463.881 unidades, incluyendo 350.000 revólveres, por las industrias eibarresas, teniendo la particularidad de ser completamente españolas, lo mismo en lo que afectaba a los obreros como a las materias primas, salvo algunas barras de hierro especial y pequeñas piezas de pasta, nácar o marfil, para culatas de revólver.
Como fábrica más importante se destacó la de Orbea y C.', seguida de las de Gárate, Anitua y C.', Trocaola, Aranzabal y C.', Sarasqueta, Unzeta y C', Manuel Bereciartúa, Joaquín Fernández y Sande, así como Su Armaren, de Manuel Beristain y pequeños industriales Arizmendi, Errasti, Cherola y otros. Un Banco de Pruebas de los fabricantes asegura la calidad de fabricación, que es óptima y reconocida en todo el mundo.
Los eibarreses que, por su calidad de colonos, atraídos con privilegios, no se obligaban a servir en los ejércitos, demostraron su valor y patriotismo, como castellanos, primero, y como españoles, después, contra los invasores franceses, pero, decir que participaron en la batalla de las Navas de Tolosa, es cronológicamente imposible, ya que tal batalla tuvo lugar el 16 de Julio de 1212, ciento treinta y cuatro asíos antes de que se hiciera el reparto de tierras y la conformación como villa de San Andrés de Eibar.
Lo que si consta, en relación con la batalla de las Navas de Tolosa es que, entre las primeras familias que llegaron a asentarse en San Andrés de Eibar, como consecuencia del reparto de tierras fundacional de la villa, figuraron las de Unceta (UNE que acude EZ"E al reparto ETHA" de la concesión), Isasi (IS"A de la junta ASI" constituida) y Cutuneguieta (KU encargado UTU de concertar ENE en la diversidad EGI de las reservas IH’’E reunidas ETA" en la concentración). El secretario del rey Felipe IV, Santiago de Hita, menciona títulos solicitados a favor de los descendientes de un Cutuneguieta, como partícipe en la batalla de las Navas de Tolosa, que no es imposible fuera un oficial de control de los extranjeros que el rey Alfonso VIII puso a las órdenes de¡ conde Diego López de Haro, señor de Vizcaya, llegando sus descendientes, posteriormente, a ser asentados vizcaínos.
VERGARA (GUIPUZCOA).
VE que percibe ERE el envolvente EG"A que le encuadra ARA circundante.
Navarra situó un castillo que dominaba el entorno de altos montes que, con el asentamiento correspondiente pasó a depender de¡ rey Alfonso VIII de Castilla y, en 1264, Alfonso X, le dio el título de villa.33
DATOS INFORMATIVOS COMPLEMENTARIOS
CARTAPUEBLA o CARTA PUEBLA.
Diploma en el que se contenía cada reparto de tierras hecho entre los colonos que se asentaban en el sitio o paraje en que se fundaba una población. En la carta puebla o cartapuebla, se expresaban las condiciones de la donación, las ventajas y beneficios que se ofrecían y las obligaciones económicas de los beneficiados.
FUERO
Ventajas, privilegios y exenciones que se dan a familias o personas para que se asienten en algún lugar o a una provincia o población, para retener a sus habitantes y aumentar sus recursos.
COLONIZACIÓN Y DESARROLLO DE LAS VASCONGADAS
Los asentamientos promovidos en el área cántabro-pirenáica de¡ centro-norte de la Península Ibérica, con extrapolacíones ultrapirenáicas, consistentes en su mayor parte en repartos de casas con tierras y sus derechos de construcción y explotación, abarcaron zonas de Cantabria, Castilla, Navarra y Aragón, y, muy especialmente las que después serían las provincias vascongadas y ciertas expansiones en el sur de Francia.
En lo que respecta a las provincias vascongadas, que todavía conservan, en gran parte, su diseminación rural, amenazada por las nuevas acumulaciones ciudadanas, el nacimiento y la ordenación de sus primeros y subsiguientes enclaves, puede conocerse, consultando los datos de los archivos municipales, provinciales y generales.
Los valores históricos de los asentamientos de colonización y desarrollo que se promovieron por Castilla y Navarra, principalmente, y Aragón, fueron considerados y respetados como riqueza nacional de España, pero, no por Francia, dado que Navarra y Aragón perdieron pronto su poder ultrapirenáico en las áreas que se cedieron al Ducado de Aquitania y, definitivamente, el rey Felipe IV, en el resto, por la Paz de los Pirineos. Las peculiaridades lingüísticas se están perdiendo en todas partes y, en España, están siendo barridas por la expansión forzada de una refundición idiomática oficial paralela al vascuence práctico supradialectal que se inspira en el castellano,
De las cartaspueblas, fueros y otros beneficios que determinaron el origen y la personalidad de los pueblos vascos o euskaldunes, en las provincias vascongadas de España, relacionamos, por órden de antigüedad, a simple título orientativo, los que se indican a continuación:
1139 Oreja (Guipúzcoa) - Alfonso VI.
1150 San Sebastián (Guipúzcoa) - Sancho el Sabio.
1164 Laguardia (Alava) - Sancho el Sabio.
1180 Durango (Vizcaya) - Sancho el Sabio.
1181 Vitoria (Alava) - Sancho el Sabio.
1199 Valmaseda (Vizcaya) - Lope Sánchez de Mena.
1203 Fuenterrabia (Guipúzcoa) - Alfonso VHI.
1209 Guetaria (Guipúzcoa) - Alfonso VIH.
1209 Motrico (Guipúzcoa) - Alfonso VUI.
1236 Bermeo (Vizcaya) - Lope Diaz de Haro.
1237 Oyarzun (Guipúzcoa) - Fernando 111.
1237 Zarauz (Guipuzcoa) - Fernando HI.
1242 Labastida (Alava) - Fernando IU.
1255 Fuero Real de Castilla, Alfonso X.
1256 Tolosa (Guipúzcoa) - Alfonso X.
1256 Salvatierra de Alava - Alfonso X.
1268 Villafranca (Guipúzcoa) - Alfonso X. 1272 Arciniega (Alava) - Alfonso X.
1286 Lasarte (Guipúzcoa) - Sancho IV. 1290 Segura (Guipúzcoa) - Sancho IV.
1294 Deva (Guipúzcoa) - Sancho IV.
1300 Bilbao (Vizcaya). Diego López de Haro.
1320 Rentería (Guipúzcoa) - Alfonso XI.
1325 Lequeitio (Vizcaya) - D'María Díaz de Haro.
1327 Ondárroa (Vizcaya) -D' María Díaz de Haro.
1331 Azcoitia (Guipúzcoa - antes Miranda de Iraurgui - Fernando IV.
1331 Azpeitia (Guipúzcoa) - antes Garmendia y Salvatierra - Fernando IV.
1332 Alava pide su incorporación a Castilla y se firma el Convenio de Arriaga.
Alfonso XI concede la reserva de privilegios en tributos y servidumbres, rigiendo de modo general, en todo lo demás, el Fuero Real. 1333 Portugalete (Vizcaya) - D' María, viuda del infante Don Juan. 1333 Villarreal (Alava) - Alfonso XI. 1337 Elburgo (Alava) - Alfonso XI. 1337 Alegría de Alava - Alfonso XI. 1346 Eibar (Guipúzcoa) - Alfonso XI. 1346 Elgoibar (Guipúzcoa) - Alfonso XI. 1347 Zumaya (Guipúzcoa) - Alfonso XI. 1348 Código de las Siete Partidas, Alfonso XI. 1349 Orio (Guipúzcoa) - Juan 1. 1355 Marquina (Vizcaya) - Don Tello de Haro. 1359 Elorrio (Vizcaya) - Don Tello de Haro y su esposa Juana Núñez. 1366 Guernica (Vizcaya) - Don Tello de Haro. 1366 Baracaldo (Vizcaya) - Don Tello de Haro 1375 Miravalles (Vizcaya) - antes Garmendia y Salvatierra - Juan de Raro, 1376 Larrabezúa (Vizcaya) - Don Juan Enrique de Lara. 1376 Munguía (Vizcaya) - Infante Don Juan. 1380 Hernani (Guipúzcoa) - Juan 1. 1383 Villarreal (Guipúzcoa) - Juan 1. 1394 Encartaciones (Vizcaya) - recopilación de sus fueros
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